Juro solemnemente que mis intensiones son buenas - Lo que pudo ser de la orden del fénix

Harry Potter - J. K. Rowling
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Juro solemnemente que mis intensiones son buenas - Lo que pudo ser de la orden del fénix
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Las no citas

 

Jugar al gato y al ratón había sido divertido los primeros días, pero después de la segunda semana Draco sinceramente se había cansado. Fingir tener una pista y luego perderla lo estaba haciendo sentir cada vez más paranoico con Umbridge. ¿Estaba siendo demasiado obvio? ¿quizás estaba levantando sospechas? Algo bueno era que sus amigos no se han echado aun atrás con el plan y Parkinson dice que en el club todo va perfecto.

 

Se pregunta cuanto más deberá seguir con esto y mirando al tío Severus sentado en la mesa del comedor no puede evitar pensar en lo cansado que el otro hombre debe de estar de toda su vida. Draco lleva unos dos meses siendo un espia doble y ya quería dejarlo.

 

“Todo ira bien, estoy segura, la profesora Umbridge ya esta bastante harta de todo, los gemelos hace unos días colocaron unos explosivos por todo el corredor del castillo, ella parecía al borde del infarto” informo Hermione con Draco levantando las cejas.

 

Así que por eso prohibió los fuegos artificiales y cualquier clase de pirotecnia, piensa cansado.

 

Sus ojos se encuentran un segundo con Weasley al otro extremo del pasillo con el chico pelirrojo mirándolo con el ceño fruncido, algo que llama su atención ya que hacia bastante tiempo que aquello no pasaba.

 

“¿Weasley se comió algo amargo o qué?” pregunta señalando con la cabeza con Hermione apretando los labios tan fuertes que casi desaparecen.

 

La gryffindor se encoge de hombros.

 

“No lo sé, creo que su relación con Pansy esta tensa…” explica con una mueca “tú sabes…Ron es algo…”

 

“¿Irritable, anti-slytherin, terco, prejuicioso?” pregunta con una ceja en alto viéndola sonreír.

 

“Estreñido emocionalmente” corrige con un brillo que lo cautiva.

 

Sonriéndole de lado, Draco juguetea un momento con sus pies, nervioso, hay una idea en su cabeza, pronto vendrá la próxima salida a Hogsmeade y ha estado escuchando a varios de sus compañeros bastante emocionados.

 

Quería invitarla a que lo acompañe. Le hubiera encantado pedirle que le acompañe, casi podía imaginarse a los lugares a los que Granger lo arrastraría y él estaría dispuesto, aunque pretendería estar molesto para mantener las apariencias. Sin embargo aquello no puede darse, porque Draco está cazando al grupo de Potter y si se le ve demasiado con Granger podría ser sospechoso, a demás de peligroso para ambos.

 

“Tengo que irme…debo de asegurarme que Crabe se ponga los zapatos bien” informo burlón llevándose las manos a los bolsillos con Hermione mirándolo divertida y ligeramente triste.

 

“Cuídate…” le dice y Draco le responde un “tú igual…” con ese mismo tono bajo y suave que se transforma en añoranza y pronto en tristeza mientras se alejan por el pasillo.

 

Algún día lo haría. Irían juntos a Hogsmeade.

 

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Las clases de defensa del ejercito de Dumblendore iban en progreso, todos los días eran diferentes gracias a un estricto calendario creado por Hermione de turnos rotativos. Primero había empezado Harry, después le había seguido ella con el hechizo Desmaius que gran parte de ellos salieron manejando, luego le siguieron los gemelos con el hechizo petrificus totalum y el encantamiento protego, esos hechizos sentaron rápidamente la base para que se diera un renacimiento del club de duelo en el que se enfrentaban en parejas, uno contra otro, hasta que alguien se encontraba incapacitado.

 

Habían participantes destacados, por supuestos, Pansy siempre solía ir a la cabeza incluso por sobre Hermione la cual le ganaba solo en el hechizo patronum, pero ninguna podía crear un patronum corpóreo. También estaba Ginny y Luna, aunque para gran alegría de Harry, Neville estaba avanzando, incluso por sobre Ron, impactando en la confianza de su amigo quien se veía más feliz, más seguro de si mismo.

 

A Ron no le parecía divertido, pero incluso Ginny parecía notarlo y su amigo estaba decidido a no dejarse a llevar por ello, pues sabe que Ginny suele ser un poco inestable en sus intereses.

 

Cargándose en su hombro izquierdo, Neville le sonrió divertido a Harry que lo miro confuso un segundo, luego Ron se apoyo en su hombro derecho divertido y posteriormente Finnigan se acerco. Todos igual de divertidos.

 

Harry estaba muy confuso.

 

Ron resoplo sin impresionarse mirando a todos.

 

“¿Ven? Les dije que no se ha dado cuenta” con Harry preguntando de qué esta hablando, pero nadie le presta atención ya que Neville lo mira decepcionado y Finnigan burlón.

 

Volviendo a mirarlo, Ron se inclina para murmurar.

 

“¡Amigo! ¡Cho literalmente esta babeando por ti!” y las cejas de Harry se levantan incrédulo soltando un natural “no” frunciendo el ceño para después caer en la cuenta de que, en realidad, ella había quizás hecho tiempo para quedarse a hablar.

 

Mirando hacia ella lo más disimulado posible que correspondió a un fracaso absoluto pues Harry se voltio hacia ella rodeado por su grupo de amigos que también la miraron, haciéndola sentir instintivamente quizás que estaba siendo acosada por un grupo de chicos raros encontrándose con la mirada de Harry.

 

Al contrario de lo que pasaría cuando alguien se da cuenta que lo están mirando demasiado ella se sonrojo, miro hacia abajo tímidamente y sonrió levantando torpemente su mano haciendo sonreír a su amiga divertida que también los miro.

 

Harry le devolvió la sonrisa incómodo y tímido sintiéndose electrificado y sobre todo muy avergonzado de lo obvio que estaban siendo.

 

Era un poco tonto, pero no pudo evitar sentirse orgulloso de saber que le gusta una chica porque ¡Ey! No todos tienen ese lujo y si Harry le gustaba a una chica quizás no estaba tan mal, por supuesto todo sentimiento positivo de esto se esfumo cuando Seamus le murmuro que la invitara a una cita.

 

“Oh, no, no, no creo-” se encuentra diciendo comenzando a sentirse en pánico el cual aumentó cuando Neville miro hacia donde estaban las chicas y soltó un “¡Viene para acá!” que hizo que automáticamente todos se alejaran de Harry como cuando la tía Petunia le mostro por primera vez una ensalada de verduras a Dudley.

 

Mirando a Cho acercarse, con la mirada de sus amigos desde un costado haciéndole gestos raros con las cejas apuntando a ella, se sintió extremadamente nervioso con el corazón comenzando a acelerarse a medida que Cho se acerco. Las palmas le sudan y Harry cree que morirá de la vergüenza gracias a todas las miradas.

 

“Hola, Harry” saluda Cho nerviosa y Harry mira alrededor notando paranoico que algunos se han detenido curiosos a ver que pasa.

 

¿Lo están mirando a él? Piensa asustado.

 

Sus palmas están sudando.

 

“Hola…Cho” devuelve torpe metiendo sus manos a los bolsillos, moviéndose en la punta de sus pies.

 

En frente suyo, Cho se muerde el labio y mira hacia abajo, levanta la mirada y con sus manos frente suyo, una sobre la otra, le sonríe a la vez que le da una mirada baja que solo lo pone más ansioso.

 

“Yo me preguntaba…¿si querías ir a Hogsmeade conmigo?” pregunta tímida y un silencio increíblemente inquietante y terrible parece instalarse en la sala.

 

Confusión.

 

Eso es como Harry describiría como se siente, cuando te dicen que le gustas a una chica linda y ella te invita a salir uno debería de sentirse emocionado ¿no? Recuerda bastante bien como Neville siempre se mostraba exuberante cuando Ginny le hablaba o lo miraba ¿Por qué él no se sentía así? ¿Dónde estaban las mariposas en el estomago? ¿A dónde se ha ido la felicidad?

 

Está tan desconcertado y complicado por el sentimiento de fuera de lugar que siente que no responde inmediatamente y puede ver como Cho nota esa duda y como le impacta porque esa pequeña sonrisa tímida cae poco a poco de los costados.

 

Entonces lo golpea la culpa.

 

Oh no, piensa al ver los ojos de Cho comenzando a humedecerse.

 

Mira nervioso alrededor, sus amigos y el resto ya no esta sonriendo. La presión se vuelve insoportable. No quiere quedar como el malo aquí. No quiere hacerle daño a nadie.

 

Su boca se mueve por si sola.

 

“Sí, claro”

 

Y Cho sonríe encantada con todos alrededor empezando a ovacionarlos. Ella se da la vuelta, corre hacia su amiga con tanta emoción que contradice absolutamente lo que está sintiendo. Sus amigos lo palmean en los hombros, le dice lo genial que es.

 

Harry no se siente así.

 

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Cuando Harry le pidió un momento para hablar después de darles las buenas noches a todos, sabia que algo estaba ocurriendo. El chico se veía nervioso, aunque todos se veían nervioso, son adolescentes y es la primera salida a Hogsmeade gracias a la intervención de Umbridge quien las restringió debido a la “mala conducta”. Caminando hacia su oficina, tomaron asiento en el sillón.

 

El adolescente se vio inmediatamente incomodo.

 

“¿Y bien? ¿Qué ocurre?” pregunto sirviéndole un poco de chocolate. Se había hecho famoso entre sus gryffindor por eso. Todos sabían que, si querían un poco de chocolate caliente, el profesor Lupin tendría.

 

Entonces vino la sorpresa.

 

“Tengo una cita para Hogsmeade” informa Harry y las cejas de Remus se levantan asombradas pasando a la diversión inmediata.

 

Diciéndole que probablemente debe de estar muy emocionado ve el rostro del adolescente caer en picado.

 

“O quizás no…” corrige.

 

Harry se mueve nuevamente nervioso.

 

“Vine a ti, porque Sev es un poco directo en todo”

 

“¿Un poco?” pregunto divertido con Harry sonriendo por primera vez en su reunión.

 

Poniendo los ojos en blanco Harry suelta un “bueno, es totalmente directo cuando quiere” corrige y Remus le sonríe de vuelta enternecido por este momento compartido en torno al recuerdo de una persona tan importante en su vida como lo es Severus Snape.

 

Acomodándose en el sillón, deja la tasa en la mesa y cruza una pierna sobre la otra.

 

“Aunque no viniste para hablar de Sev ¿verdad?” pregunto viendo una mueca en Harry.

 

Después de unos segundos de pensamiento el adolescente finalmente suspira.

 

“No sé…ella me pregunto, pero yo-” aprieta los labios frustrado “yo pensé que seria feliz, pero cuando paso, todo el mundo estaba mirando y yo-” se corto frunciendo con tanta fuerza el entrecejo, pero Remus no necesitaba que continuara pues sabia exactamente de que está hablando.

 

“Te sentiste presionado y aceptaste” completa con tono suave.

 

El alivio brilla en el rostro de Harry quien suspira un “sí…” mirando a Remus con tanto alivio que Remus solo le puede sonreír.

 

“La verdad es que no tendría el derecho moral para regañarte por ello, porque cuando yo tenia tu edad también me pasaba bastante” resopla un segundo recordando el pasado con Harry preguntando curioso si eso es verdad “claro que sí, Sirius no ayudaba mucho en eso, creo que él me metió en la mayoría de esas situaciones, pero la verdad era que…temía herir a alguien y también estaba desesperado por conectar con otra persona” admite con un suspiro y los ojos tristes de su cachorro.

 

“Pero volviendo al punto principal y viendo que ya es tarde, mañana tienes que decirle como te sientes, créeme, no quieres que eso crezca, solo se volverá más incómodo” advierte con Harry asintiendo.

 

Arreglando el papeleo de acuerdo a lo estipulado, reviso por segunda vez que todas las autorizaciones estuvieran firmadas para los terceros que recién tendrían su primera salida. Deseándola buena suerte a cada uno de sus gryffindor a la salida del castillo, volvió a su oficina, metiéndose a su cuarto para cambiarse al abrigo que Severus le dio. Avanzando un poco torpe hacia el baño se miro un segundo al espejo ansioso por el día de hoy. Le había dicho a Severus que fueran a Hogsmeade, no dio a entender específicamente sus intensiones, pero estaba decidido, iba a cortejarlo.

 

Tomando un peine aplico una pequeña capa de gel que luego su cerebro le dijo que estaba siendo demasiado obvio.

 

Seria mejor comprarle un ramo de flores al menos ahí completaría la apariencia, pensó mandando al infierno su trabajo con una pasada de sus dedos.

 

Respirando profundo, toma su bufanda gryffindor, un par de guantes, guarda su varita en el pantalón y salió del lugar hacia la entrada del castillo donde tuvo que detenerse a unos metros de distancia.

 

Solo quería apreciar el momento…

 

De pie, apoyado ligeramente en la piedra mirando hacia el camino, junto a Narcissa, hablando de lo que parecía entender gripe, estaba Severus. Vestía su típica ropa de enseñanza, aun usaba ese glamour, lo único distinto era la distintiva bufanda de slytherin en su cuello.

 

Acercándose finalmente, consiguió una mirada divertida de Narcissa cuyos ojos lo recorrieron de pies a cabeza para deslizarse a Severus conocedora con un “el trabajo llama” pasando la mano en el hombro del pelinegro, sacudiendo la pelusa imaginaria en un gesto que ha llegado a reconocer como de cariño por parte de la mujer.

 

Encontrándose con los ojos oscuros, asintió con la cabeza, preocupado preguntando cuanto tiempo llevaba esperando.

 

Se suponía que venía temprano, pero Severus aún así parecía estar bastante tiempo allí, al menos lo necesario para ser entretenido por Narcissa y seria una vergüenza que Remus haya llegado tarde a la cita que el mismo pidió.

 

“No mucho, me tope con Cissa de camino hacia aquí” informa con ambos caminando hacia Hogsmeade.

 

Suspirando de alivio se sintió divertido cuando Severus sonrió filoso informándole para su sorpresa que Umbrigde parecía haber salido del castillo por el día con el fin de informarle al ministro.

 

“Así que es por eso que el aire se siente más limpio” bromeo haciendo negar a Severus “vamos entonces” decide encontrando la mirada oscura que se desvío al suelo con una sonrisa tímida.

 

A pesar de que no estaba en sus planes comprar libros termina con uno junto a los tres de Severus que guarda en una bolsa en su bolsillo. El maestro de pociones había llegado con ese entre sus dedos diciéndole las nuevas investigaciones y como sería interesante para Remus por lo que él encantado ni siquiera había dudado en ponerlo en el mesón de compra con los otros tres.

 

“No te preocupes yo pago” tranquilizo cuando Severus comenzó a rebuscar en sus bolsillos.

 

Sus ojos negros de inmediato fueron a parar a los libros. No es que fueran ediciones únicas, pero al ser nuevos en el mercado su precio estaba ligeramente elevado, era obvio que no permitiría que Remus lo pagara así nada más argumentando que no era necesario, pero ya estaba preparado para eso habiendo ya firmado el recibo.

 

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Algo estaba pasando, lo sospechaba, tenia una vaga idea en su cabeza de que esta salida estaba demasiado armada a su alrededor como para ser una mera ida de compras de material académico. Hasta ahora había ido a la biblioteca, la boticaria y fue en parte a su continua necesidad de probar sus limites que incluso Remus lo acompaño al callejón knockturn para buscar algunos libros y materiales que pudieran ayudarlo a dilucidar una solución a su problemática actual con los horrocrux. El licántropo en comparación a otros magos se mostro tan relajado y maduro como siempre mirando alrededor, acercándose en un momento a unas cabezas de origen extraño que fueron reducidas en tamaño y que estaban colgadas como si fuesen adornos navideños con Severus en un momento apartando su mano con la propia de un vial que a su vista parecía veneno a puro instinto.

 

Advirtiéndole que no tocara ningún vial de la tienda, no sin antes darle una mirada a la vieja bruja que parecía no haber visto nunca la luz del sol, se dio cuenta bastante tarde, cuando ya arrastraba al licántropo por toda la tienda que aun sostenía firmemente su mano como medida de protección.

 

Soltando rápido el contacto con el corazón acelerado fingió leer los títulos de los tomos delante suyo con Remus aclarándose la garganta comenzando a contarle como Harry se había metido a cita por el poder de la presión social.

 

“Espero que le haya ido bien” piensa en voz alta con Severus mirándolo curioso respondiendo que parecía saber bastante del tema.

 

“¿Mmm? Oh, sí, me metí a varias en Hogwarts porque no podía decir que no” se ríe rascándose la cabeza avergonzado mientras caminan por el sendero.

 

Ambos saludan a algunos alumnos de vez en cuando que, para ligero nerviosismo los miran curiosos, y Severus se vuelve consciente de lo mucho que en realidad se han acercado con sus brazos casi tocándose. Se aleja un poco, los ojos dorados lo miran y por primera vez desde que Lupin le pregunto cuales eran sus planes se detiene porque el otro lo hace.

 

Mirando la tienda de dulces, piensa muy divertido por el brillo interesado. Ha surgido el rumor en el castillo que Remus no solo tiene chocolate caliente en su oficina las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana, sino que también dulces en los bolsillos y una parte de su mente le dice que no debería de sorprenderse porque es un hombre gentil después de todo, lo ha visto interactuar en momentos raros con los primeros años y es una imagen bastante dulce que hace suspirar a una más de una bruja.

 

“Oh, no, yo no entro allí” soltó de inmediato cuando Remus avanzo y tuvo que detenerse cuando se dio cuenta que Severus no le seguía el paso.

 

Mirándolo sorprendido Remus le pregunto “¿Por qué?” claramente divertido por su renuencia a meterse a ese lugar demasiado colorido.

 

Sus labios se tuercen burlones.

 

“De seguro serás toda una visión” tranquiliza dándole una mirada de pies a cabeza que lo pone de nervios con el rostro comenzando a calentarse.

 

Severus suelta una risa forzada y falsa.

 

“Que chistoso, Lupin, no me meteré en tu paraíso de azúcar lleno de manos pegajosas”

 

Lo siguiente que sale se siente como un puñetazo en el estomago.

 

“Por favor, Severus, dudo mucho que alguien allí quiera manosearte” apunta el lobo con una sonrisa que cae al segundo siguiente procesando lo que ha dicho y probablemente viendo su expresión congelada.

 

“En cambio tú…me das asco, siempre lo has hecho” gruñe en su rostro.

 

Rápidamente Remus intenta corregirlo respondiendo que no se refiere a que la gente no quiera tocarlo, lo cual suena bastante indecente para oídos de cualquiera de modo que Severus se pone nervioso con intenciones de irse a la siguiente tienda en su lista para encontrarse a ahora retenido por la mano de Lupin agarrándolo del ante brazo acercándose demasiado, casi a milímetros del rostro Severus se aparta absolutamente avergonzado preguntándole entre dientes qué cree que hace, pues varios alumnos lo miran curiosos. Lupin enrojece también en respuesta más nervioso separándose como si lo hubiera quemado para levantar sus manos, mostrándole las palmas como una señal de paz, de que no planea invadir de nuevo su espacio personal tan repentinamente.

 

“Yo solo-” se corta incomodo mirando absolutamente deprimido la tienda y él se siente como la persona más absolutamente horrible del planeta.

 

Esto es peor que decepcionar a Filius. Esta seguro que hay un par de alumnas a su costado a unos cuantos metros que lo miran furiosas por al parecer romperle el corazón al maestro más popular de Hogwarts.

 

“¡Está bien! ¡de acuerdo!” suelta con Remus mirándolo con ojos grandes.

 

Por Merlín, piensa agarrando a Lupino del antebrazo empujándolo a la tienda.

 

Su reputación debe de estar arruinada, no hay manera de que no lo este, sin embargo Remus se ve realmente complacido con todo volviendo a su yo apacible y educado mirando alrededor como probablemente debe de verse cualquier ser humano al cruzar la puerta independiente de la edad.

 

Acercándose curioso mira las vitrinas preguntándole a Remus, e ignorando a los estudiantes que salen despavoridos de la tienda, si todo esto es puramente azúcar con una sensación nauseabunda en el estomago.

 

Con razón los malditos niños parecen ser capaces de rebotar en las paredes, esto debe de ser el café de la juventud.

 

No estaba preparado para la mirada de estupor.

 

“¿A qué te refieres con eso? Todo el mundo sabe que aquí tiene un compilado de productos dulces, salados, amargos entre otros” informa con una nueva luz en sus ojos.

 

 

Severus no le presta atención, esta mucho más interesado en la idea de productos salados.

 

“¿No has estado aquí antes?” pregunto curioso con él mirando un tubo con lo que suponía unos caramelos de forma rara.

 

Viendo que estaban solos, a excepción del vendedor que estaba bastante confuso por la falta repentina de clientela, no encontró problemas en responder la pregunta.

 

“En Hogwarts no tenía mucho dinero, no Valia la pena comprar dulces así que no me molestaba en entrar” explico tomando una bonita caja de metal cilíndrica decorada con un diseño floral.

 

Según la descripción en su interior contenía caramelos que sabían a flores, no estaba seguro del atractivo de comer algo que sabe a margaritas, pero ha visto esas terribles grajeas en algunos alumnos por lo que siempre habrá alguien raro interesado en comprar.

 

Remus aun lo esta mirando cuando su atención vuelve al licántropo, en realidad, sigue congelado en la misma posición solo que su mirada se ha vuelto en esa mezcla suave que ha llegado a reconocer habitual a su alrededor y que siempre lo deja ridículamente avergonzado.

 

“¿Qué?” pregunto esperando que Lupin como siempre apartara la mirada.

 

No paso.

 

La mantuvo soltando un “nada” simple y suave.

 

Aparentemente emocionado con la nueva información, Remus le pregunta si hay algo que le guste. Echando una mirada rápida alrededor decide que simplemente se ha hastiado de mirar tantos sabores y formas.

 

Las cejas de Remus se levantan divertidas con una sonrisa suave en sus labios. Dando unos pasos adelante se detiene en una vitrina realmente colorida con lo que parecen a simple vista largos tubos ligeramente torcidos.

 

“Lily siempre compraba regaliz rojo cuando venia aquí” recuerda con Severus también mirando, sintiéndose embargar por el encanto de simplemente recordar.

 

“A ella le gustaba, y era barato, cerca de donde vivíamos había una tienda que vendía solo rojo y negro porque eran los más tradicionales y los menos costosos de producir. Ella siempre compraba el rojo para ella y el negro para mi como un chiste interno” cuenta y Remus suelta un poco de aire en una risa corta.

 

Encogiéndose de hombros pide una bolsa de caramelos de sabores frutales y unos gramos de regaliz negro argumentando que tendrá que comprar a Severus por lo clásico.

 

Termina aceptando a regañadientes el dulce guardándolo en su bolsillo justo a tiempo que Harry entra a la tienda en compañía de la señorita Granger. Ambos adolescentes se congelan en la puerta para diversión interna suya y externa de Remus quien los saluda diciéndoles que pueden entrar, que Severus no planea quemar el lugar.

 

Viendo que no hay nadie Harry resopla.

 

“¿Quieren algún dulce?” pregunta Remus señalando alrededor y viendo que no entra en ningún momento la señorita Chang, Severus deduce que la supuesta cita de Harry ha terminado.

 

Agradeciéndola invitación, pero negándose ya que quieren ver primero.

 

Despidiéndose de ambos, salen del local con Harry mirándolos divertido, algo que no ayuda en la inquietud que esta sintiendo, pero como siempre Remus puede ofrecer distracción suficiente. Quejándose del tiempo frio y de como la temporada navideña se esta acercando se da cuenta nuevamente lo mucho que se han acercado, solo que esta vez, después de una mirada alrededor notando la falta de alumnos que desean estar el mayor tiempo posible en Hogsmeade, no se aparta. Se permite disfrutar del ligero contacto, la anticipación en la boca del estomago, el peso del dulce en el bolsillo y la voz de fondo de Lupin hablando.

 

Es agradable, se siente…seguro de modo que cuando todo se queda en silencio ni siquiera se molestan en intentar llenarlo, solo caminan por el sendero con los pájaros cantando entre las ramas de los arboles, algunos sin hojas y el viento frio que avisa que la temporada navideña se esta acercando, es un momento agradable y le gusta pensar que Remus esta disfrutando de su presencia tanto como Severus de la suya con sus brazos rozándose levemente.

 

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