
El tío Lucius
Decir que Lucius tenia una misión era una subestimación de la enormidad e importancia de esta tarea. Lucius tenia un propósito, una meta a conseguir que no podía fallar y ni siquiera el señor tenebroso podía compararse con el compromiso de esta tarea, nada podía interponerse a la tarea del día decidió absolutamente seguro mientras llevaba a Harry Potter con un glamour avanzando por las calles.
Severus estaba hasta la coronilla de tareas como siempre y no es que Lucius no tuviera trabajos que corregir o clases que preparar, pero entre los dos el pelinegro era el único capaz de trabajar en lo que seria una poción especial para eliminar horrocrucex y alguien necesitaba llevar a Harry al ministerio para ir a buscar la dichosa profecía y evitar que el señor tenebroso se apropiara de ella. Lupin pudo haber sido una opción o Narcissa, pero ninguno de los dos contaba con las influencias suficientes para convencer al guardián que estaba por temas laborales y que tenia autorización especial.
Además…no lo admitiría, pero el hecho de que Severus le confiara esta tarea lo hacia sentir orgulloso, bien sabia que no tenia una relación estrechamente cercana ni mucho menos era común que le entregará la custodia de Potter a alguien que no sea el lobo por lo que estaba decidido a demostrarle a su amigo que era de fiar en la tarea de cuidar a Harry y quizás…acercarse un poco más, después de todo le había entregado los papeles de adopción esta misma mañana, tarde o temprano Harry Potter seria el hijo legal de Severus, quien era el padrino de Draco y el mejor amigo de su esposa y suyo, por lo que prácticamente seria de la familia.
“Nivel nueve” indico subiendo al ascensor con Harry a un costado.
Salir del castillo no había sido fácil, Umbridge parecía estar al pendiente de todo, especialmente de Dumblendore y Potter, al parecer no olvidando su última intervención.
Salazar bendiga a los adolescentes y ancianos sin sentido de la autopreservación.
Esparciendo el rumor de que estaba enfermo gracias a Lupin, respaldados por sus propios compañeros de cuarto bajo la pantalla de que tenia que hacer unas diligencias de tipo personal y urgente en Gringotts, sacaron a Harry de Hogwarts con autorización del director bajo la capa de invisibilidad primero para después aplicar el glamour.
“Para llegar a la sala de la profecía se debe cruzar la cámara del tiempo” comienza a explicar.
“¿Cámara del tiempo?” pregunta Harry con él asintiendo.
“En esta sala se estudian los misterios del tiempo que esta estrechamente relacionado con las profecías que son una visión del futuro” explica realizando una lista de artículos complejos relacionados con el tema en cuestión como el giratiempo, aparato que le explica ligeramente sobre como sirve para ir hacia el pasado o el futuro, destacando que su uso se encuentra prohibido y estrictamente controlado.
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Harry tuvo que contenerse de sonreír cuando el señor Malfoy comenzó a explicarle la función del giratiempo sin saber que ya los ha utilizado en su tercer año para liberar a Boodbick el hipogrifo para que el ministerio no lo asesinara, aunque técnicamente fue Hermione quien lo utilizo y Harry solo fue un espectador más de todo.
Cruzando la sala del tiempo, mirando los múltiples artefactos de aspectos extraño y los giratiempos expuestos en una enorme vitrina de vidrio tan alta que Harry se sentía como una pequeña hormiga cuyo sentimiento se transformo en una inmensa sensación de incertidumbre y soledad cuando el señor Malfoy se acerco a un mago, cuyo rostro no podía ver, pues vestía una enorme capa cuya capucha le cubría los ojos. No sabia como el hombre ¿o mujer? Podía ver, pero cuando le indicaron que Harry había venido a buscar una profecía el mago dio media vuelta, encaminándose hacia el interior con él, siendo empujado ligeramente en la espalda por el hombre rubio, tomándolo como una indicación para seguirlo.
La sala de las profecías era…inquietante. De techo incluso más alto que la sala del tiempo hasta el punto de que apenas podía ver a la cúpula en la que terminaba y a su alrededor.
Estantes.
Tantos estantes en fila a cada lado dejando un solo pequeño pasillo para transitar y en cada estante, decenas de esferas brillantes y oscuras sobre una pequeña almohadilla. Casi era una invitación para el desastre, si Harry se perdiera aquí no quiere imaginar lo peligroso que seria y lo mucho que costaría el reparar todo por lo que mantuvo sus manos como si estuviera en pociones, a la vista y como si en cualquier momento Severus saliera doblando la esquina.
El tiempo en este lugar se siente incomodo, cree que es debido al diseño de la sala, esta influyendo en su percepción, haciéndolo sentir que ha estado por horas y horas hasta que se detienen frente a un orbe brillante con una inscripción debajo.
¿Qué?, piensa atónito.
Ahí, en autor, sale el nombre de la profesora Trelanwey.
No…puede…ser…
¡¿Su profesora de adivinación hizo su profecía?! ¡¿la que no le logra acertar a nada?!
“¿Está seguro de que es mi profecía?” pregunta incrédulo y un poco asustado de hablarle al guardián quien no le contesta, solo apunta a la inscripción con el nombre de Harry ahí.
Bien…la profesora Trelanwey ha alcanzado un nuevo nivel de respeto por su parte. No es que se tome sus predicciones de muerte en serio.
Estirando su mano, toma el orbe con el humo en su interior agitándose, resonando en su cabeza con fuerza las palabras que sellaron su destino y que Severus reprodujo hace unos días. Nada ha cambiado.
Más tranquilo que antes, sabiendo que una vez más Voldemort no logrará sus planes, comienza a guardar el orbe en el bolsillo exterior de su túnica, pero para completo horror de Harry el vidrio se desliza de entre sus dedos, precipitándose hacia el vacío en una caída que casi puede ver en cámara lenta y a pesar de que intenta atraparla con sus reflejos de buscador actuando por instinto propio, sus dedos no pueden ofrecer la suficiente fricción para retenerla viéndola chocar contra el piso y rompiéndose en cien pedazos con Harry congelado en su extraña posición. Un silencio atroz gobierna entonces la sala, ni siquiera el señor Malfoy hace un sonido al respecto, y Harry solo puede soltar un “uh” pensando con fuerza que es por esto que Severus siempre cree que se está metiendo en problemas, simplemente no puede tener una salida normal.
Mirando realmente asustado al guardia, quien no parece perturbado porque Harry acaba de romper uno de sus tesoros, se da cuenta que en realidad no va a llevarlo a prisión ni nada pues, agitando su mano, los pedazos de cristal se disuelven como polvo en el suelo, perdiéndose entre la piedra con el espacio que antes ocupaba aun vacío.
“No va a volver a la normalidad…¿verdad?” pregunta preocupado.
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“Esta bien, no hay problema, esas cosas se rompen todo el tiempo además…de seguro Severus haría lo mismo” tranquilizo el señor Malfoy sacándolo del lugar con una palmadita en el hombro.
Harry no esta muy seguro, y el señor Malfoy parece notarlo porque las cejas rubias del hombre se levantan divertidas.
“Cuando Severus tenia catorce años” comienza con una sonrisa en los ojos “lo invite a una de las fiestas navideñas, teníamos…esta…fantástica estatua de hielo, y Narcissa como siempre se encargo de su vestimenta con una larga túnica color negro porque ambos sabemos que el mundo se estará acabando si usa otro color que no lo haga parecer un murciélago nocturno” se queja y Harry sonríe compartiendo el pensamiento.
Agitando su mano teatralmente continua con el relato “Bueno…como estaba diciendo, el pobre Severus se tropezó con su túnica y cayó sobre la estatua que a su vez cayo sobre Avery, quien por cierto se estaba tomando todo el ponche de huevo. Fue una fantástica noche” piensa complacido con mirada soñadora y las cejas de Harry en alto.
Pensar en Severus siendo una vez un adolescente incomodo y propenso a cometer errores era siempre sorprendente. Como también pensarlo como un humano corriente…
Y eso significa que hay mucho que aprender del señor Malfoy.
“¿De verdad?”
“Oh, sí, ¿te ha contado de la vez que se escondió en el baño por unas cuatro horas debido a que no quería socializar con el resto de las personas cuando tenia dieciséis, tapo el inodoro para usarlo como un caldero improvisado” explica con Harry soltando un sonido de incredulidad.
“¡¿A sí?!” exclama Harry sorprendido y desesperado con una sonrisa malévola en el rostro con ambos apareciéndose en Hogsmeade. Lo bueno de ir en medio de la semana es que rara vez estaba tan lleno en comparación al inicio del año escolar cuando todos andan desesperados por conseguir sus materiales escolares.
Escuchando al señor Malfoy prometerle que le buscará algunas fotografías viejas, frunce el ceño confuso cuando el hombre lo toma del hombro empujándolo hacia la tienda de insumos para quiddich.
“Uh, ¿no vamos de regreso a la escuela?”
Dándole una sonrisa blanca el hombre niega con la cabeza mirándolo conspirativa.
“Severus sale a menudo con Draco, van a estas tiendas de pociones, pensé que podríamos ir a un lugar que te guste” explica lentamente, incluso un poco tímido para gran diversión de Harry.
¿Acaso el señor Malfoy quiere pasar tiempo con él? Pensó sonriéndole.
Al inicio de toda su relación era realmente aversiva, odio mutuo, es entendible, pero ahora el hombre se le acerca interesado intentando ponerse del lado bueno de Harry y es realmente alucinante.
“¿Qué tal una nueva escoba?” pregunta el señor Malfoy mirando el nuevo modelo con Harry sin poder respirar de lo absolutamente maravillosa y hermosa que es.
Su sonrisa cae con algo revolviéndose en su estomago. Es amargo y se llama culpa, se siente como si se estuviera aprovechando.
Volteando hacia el señor Malfoy que aun mira la escoba recuerda algo importante.
El señor Malfoy trato de hechizarlo cuando tenia doce años y Severus siempre le dijo que sea mas inteligente.
“Podría necesitar unas nuevas protecciones” dice pensativo con el señor Malfoy palmeándolo en la espalda.
“Pues vamos a verlas” anuncia decidido como si fuese una señal del destino que debe de cumplir con Harry soltando un “¡muchas gracias, señor Malfoy!” con el hombre inclinándose hacia él con ojos brillantes soltando un “tío Lucius, Harry” que corrige sonriendo emocionado.
“¡Gracias, tío Lucius!”
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No entendía del todo porque el señor tenebroso deseaba la profecía, bien podria ser por mera curiosidad, aunque la paranoia siempre tomaba el papel principal por lo que simplemente podria querer averiguar si se hablaba de un inminente final. Eso no quitaba lo importante, ¿de donde provino este interés? Porque cuando Severus fue a él hace más de veinte años para decírsela no pensó demasiado si la profecía estaba inconclusa, él simplemente fue a la cabeza tomándolo al pie de la letra y ahora…resultaba que tenia curiosidad por saber como era exactamente, algo que no presagia tampoco nada bueno para su persona si descubría que Severus no solo había fallado en el momento en su tarea sino en dos tareas.
Adelantarse al señor tenebroso, para gran placer propio, se estaba volviendo un hábito que esperaba mantener, Harry había sido previsorio en este caso al averiguar sobre el salón de las profecías, aunque eso tuvo bastante que ver con la propia señorita Lovegood que en la mañana se acerco a su oficina golpeando suavemente la puerta, sin inmutarse a la mirada molesta de Severus.
“Señorita Lovegood”
“Buenos días, profesor Snape” saludo usando en el día de hoy una margarita detrás de la oreja.
Invitándola a pasar a su oficina se sorprendió bastante cuando la niña se hecho para atrás.
“Tengo clases de encantamientos” informo metiendo la mano al bolso tejido con la forma de un pato amarillo.
Todo sentimiento de irritación que solo puede sentir cuando esta estudiante esta presente desapareció en un parpadeo cuando la vio sacar de su bolso una hermosa diadema plateada con una gema azul en su centro.
Una diadema que desprendía magia oscura.
Un horrocrux.
“¿De donde-?” comienza a preguntar con la adolescente entregándosela con el ridículo bolso mientras él la miraba atónito.
Parpadeando lentamente la niña sonrió suavemente con ese aire ausente.
“Los Nargels me dijeron en un sueño que debía de dárselo” explica y hay tantas cosas malas en esa oración que ni se molesta en cuestionarla. Agradeciendo su consideración se quedo con la bolsa en sus manos mirando a la señorita Lovegood caminando por el pasillo hasta detenerse a unos tres metros para voltear pensativa.
“Ah…” respiro “por cierto, profesor Snape, es la diadema de Rowena Ravenclaw, estoy segura” informa con las cejas de Severus levantándose aun más.
Oh, vaya…pensó con las cejas aun en alto para asentir lentamente, recibiendo una pequeña sonrisa viéndola seguir su camino dando pequeños saltitos por el pasillo.
“¿Qué?” pregunto para ver la mirada asustada de Harry. Sus ojos fueron atraídos por Lucius detrás del chico haciendo gestos con las manos, modulando un “no” con expresión exagerada que lo hizo bajar inmediatamente su expresión.
Bueno…
Se detiene mirando a Harry culpable y preocupado activando esa voz en su cabeza de que estaba siendo demasiado duro. Si el chico escucho la profecía y no había nada nuevo, destruirla no era necesariamente malo, asi prevenían que llegara al señor tenebroso, pero le hubiese gustado tener una opción al respecto.
Nada que hacer, suspiro para si mismo cansado. Diciéndole a Harry que no había problemas, colocando su mano en la cabeza del adolescente, lo tranquiliza explicándole que era el camino más seguro con los ojos verdes aliviándose.
Notando por primera vez una bolsa con el logo de la tienda de indumentaria de juegos y quiddich en las manos de Lucius, pregunta sobre aquello con ambos tensándose.
Aclarándose la garganta, mientras Severus se cruza de brazos, Lucius admite con reticencia que pasaron a ver algunas cosas de quiddich mirando a Harry en busca de apoyo que el adolescente brinda como si fuese alguna clase de pilar irrompible. Les había dicho, remarcado, que irían de regreso al castillo, Umbridge incluso le pregunto a Lupin por Harry en el almuerzo y eso era serio ya que esa mujer no se acercaba voluntariamente a nada que no sea humano, sin embargo no podía tener el corazón duro como para regañarlo sobre ello, Lucius estaba haciendo un esfuerzo por relacionarse con Harry, algo que Severus lo apreciaba, incluso si no seguía sus ordenes.
“Bien” suelta y puede sentir que todos respiran.
Preguntándole a Harry si tenia algo más que conversar, se despide del adolescente para concentrarse en Lucius, a quien llama con el rubio, colocándose el escudo antes de la maldición, explicando que si sabe que dijo que se vinieran a apenas terminar, pero quería relacionarse mejor con Harry.
“Tengo otro horrocrux” corta de tajo con el Malfoy mirándolo congelado.
De pie en su laboratorio con la copa de Helga y la diadema de Rowena en cajas de cristal separadas para evitar potenciar la magia oscura, ambos miran pensativos los objetos.
“La copa de Helga Hufflepuff…la diadema de Rowena Ravenclaw…¿es idea mía o estoy viendo un patrón aquí?” pregunta Lucius sospechoso con él asintiendo “¿deberíamos de buscar objetos de los fundadores?”
Severus niega con la cabeza.
“No creo que sea únicamente eso, por lo que tengo entendido Godrick Gryffindor solo heredo dos objetos, la espada y ese molesto gorro seleccionador”
Lucius se encoge de hombros.
“El gorro habla, Severus, yo partiría por ahí” indica levantando las cejas.
Poniendo los ojos en blanco mira un segundo la diadema, aquella que tenia como leyenda aumentar la inteligencia de quien la usara. Hasta ahora tenían el diario, la copa, la diadema y…Harry.
“Prosigamos como lo teníamos planeado, seguiré experimentando con el veneno, encárgate de hacer un registro de todas las posesiones heredadas por los fundadores” pide con Lucius asintiendo.
Despidiéndose, el Malfoy vuelve a su oficina, y Severus a su laboratorio para juguetear con la poción que esta creando con el veneno del basilisco. Es un riesgo importante, porque el veneno no solo es letal para el horrocrux sino también para el portador, entonces debe de tener cuidado con el nivel de veneno, no puede pasarse, un gramo más podria matar a Harry.
Tomando la jaula de pequeños ratones blancos que Narcissa le trajo hace unos días, los mira con el liquido entre sus dedos.
Tendrá que trabajar con esto, antes cuando estaba al servicio del señor tenebroso podía probar sus venenos con personas, algo absolutamente poco ético, pero efectivo ya que no necesita modificar variables como cantidad o peso de acuerdo al consumidor. Si lo hace para un humano y su objetivo es matar con que funcione con un solo individuo es suficiente para considerarlo un éxito, ahora su sujeto de destino es un adolescente, no un adulto, el cual no quiere matar.
Suspirando murmura tanto para si mismo como para los ratones.
“Esto será complejo”
Había anotado cada detalle, modificación y resultados, fue con él sumergido en la escritura que Remus lo encontró. Cruzando la chimenea, llamándolo, bajo hacia su laboratorio preguntándole que qué estaba haciendo con Severus moviéndose hacia el caldero para agitar la varilla, mirándolo de reojo lo vio mirar sus anotaciones curioso, pasando páginas con extremo cuidado de alguien inconsciente que no sabe cuantas aberraciones contra la vida ahí ha anotado.
“Ha sido una semana dura…”
“Semana se queda corta” corrige sin mirarlo.
Sintiendo a Remus acercarse a su lado levanta sus ojos encontrándose con los miel. Su estomago se apretó en respuesta, se sintió un poco más cohibido bajo su atención. Preguntándole que tal va todo en cuanto a la investigación, comienza a explicarle el trayecto y la opción que esta pensando con Remus viendo también el peligro y el punto de todo. No se molesto, actuó tranquilo, Severus le estaba diciendo que literalmente tenia que envenenar Harry en un nivel. Dejar que su corazón se detenga un segundo y luego traerlo de regreso.
Tenia el veneno, el segundo paso era simplemente aversivo de solo pensarlo, pero Remus lo miro y aseguro que encontrarían una manera con tal confianza que lo hizo sentir acompañado. Asintiendo de acuerdo procedió a seguir con lo que tenia pensado así que tomando aire simplemente lo soltó.
“Estoy planeando adoptar a Harry” para quedarse ambos sin palabras.
Era difícil, saber que estaba pensando exactamente Remus. Se veía sin duda sorprendido, aunque también ligeramente triste. Lo entendía en cierto punto, porque Severus nunca fue una opción. Eran un grupo, Black, Potter, la rata y él y Severus no formaba parte de eso. Un extraño que quería arrebatarle al hijo del que fue su mejor amigo.
Asintiendo suavemente, Remus agarra su hombro suavemente.
“Eso es genial” dice en tono apretado con una sonrisa desgarradora y Severus se siente...frustrado.
Quería que Lupin compartiera con él este momento de felicidad, es solo su lado ligeramente más infantil que lo hace notar con un tono desanimado “no pareces emocionado” y Remus de inmediato endereza sus hombros haciendo un esfuerzo por cambiar su expresión que al notar la mirada de Severus se vuelve en una mueca que se exhala en un suspiro.
Peinándose el cabello claro hacia atrás, revolviéndolo, Remus sostiene una varilla en sus dedos con la cual juguetea. A Severus le pican los dedos de solo mirarlo.
“No estoy molesto, es solo…un poco decepcionado de la imagen que tenia antes…de lo que debería de haber sido…” gestualiza con la mano como si tratara de abarcar algo “de todo” traga “pero estoy feliz, por Harry, por ti, creo que le harás mucho bien” asegura volviendo a apretar el hombro de Severus.
Una sonrisa suave se posa en sus labios, regresa esa mirada especial en sus ojos que rompe un poco el ambiente cuando le advierte que eso no significa que se esta librando de él. Resoplando dice que no lo soñaría posible.
El sentimentalismo no quita por supuesto que sigue siendo un slytherin.
“Probablemente tendrás que actuar de mediador con Black, porque según lo que Harry informo el chucho también estaba interesado en realizar su propio proceso y Albus tendrá que informarle tarde o temprano de esto” advirtió con Remus murmurando con humor oscuro que entonces le tocaba la parte más divertida ganándose una mirada que esperaba que dijera que lo lamentaba, pero no en el sentido de la incomodidad a Black sino por su destino de soportarlo que solo consigue aumentar la diversión de Lupin.
Empujándolo con el hombro ligeramente Remus le dice que no intente fingir lastima porque sabe que lo esta disfrutando.
Ambos sonríen unos instantes, revuelve la poción, Remus a su lado vuelve a mirar los ingredientes con una pequeña sonrisa tímida en sus labios jugueteando con los frascos. Instalándose en un banquillo comenzó a preguntar que era cada cosa desconocida para su conocimiento básico de pociones, la influencia de su variación y Severus contesto y hablo de cada posible resultado absolutamente apasionado del sin fin de posibilidades que se abrían ante esa pequeña variación. ¿Quién sabe que puede haber a la vuelta de la esquina? ¿al agitar una vez más? ¿en sentido antihorario o quizás horario? Habla y habla con Remus preguntando cuando algo llamaba su atención, un interés inocente, que luego de unos minutos dejo de responder cuando el remordimiento de que quizas estaba siendo una molestia fue más fuerte.
Obteniendo una expresión confusa, Remus le pregunta el porqué corto de repente la conversación que a su parecer era más monosilábico, pero el licántropo no se veía molesto.
Severus solo le puede fruncir el ceño sospechoso.
“…¿No te aburres de escucharme hablar de pociones? No es un tema en el que muestres interés” pero Remus solo sonríe suavemente levantándolo una margarita entre dos de sus dedos, haciéndola girar suavemente sin romper el tallo para ofrecérsela.
“Me gusta escucharte, es inspirador, aunque no sea una materia que naturalmente llame mi atención. Haces que parezca interesante” confiesa sonriéndole con la cabeza inclinada y Severus puede sentir como su propio ceño se esfuma lanzando miradas rápidas a la margarita ofrecida.
Tomándola entre sus dedos la mira fijamente, su tallo largo, sus variadas hojas blancas, un recuerdo vuelve a la superficie de su mente, quiere compartirlo así que se encuentra abriendo la boca.
“Cuando era niño, antes de entrar a Hogwarts, solía hacer volar margaritas desde una colina en el parque de juegos…”
Ampliando su sonrisa Remus lo mira con un brillo emocionado.
“Eso es brillante” alaba y Severus lo mira divertido por el exceso de cumplidos que está recibiendo.
Dejándola a un lado, toma su varita y golpea el caldero dos veces dejándolo en un estado de éxtasis. Necesita hablar con el director sobre sus planes de adoptar a Harry, eso lo llevaría a hablar con Black en consecuencia. No seria una charla agradable.
Notando que el ambiente había cambiado, Remus se movió nervioso junto a él comenzando a contarle sobre el descubrimiento de un alumno maltratado en su casa cuya tuición estaba siendo procesada para pasar a su tía paterna. La mirada en su rostro se volvió triste, pensando en voz alta sobre esperar que todo vaya mejor y fue Severus esta vez quien hizo el contacto colocando su mano en el antebrazo.
“Es todo lo que puedes hacer por ahora”