
El significado de un Padre
El desayuno fue una actividad realmente tensa. Todas las mesas estaban en perfecto silencio, ni un tenedor sonando de más, ni un grito de felicidad irrumpiendo en el aire y la causante de todo permanecía con la cabeza en alto, aunque considerablemente inclinada hacia su costado derecho y Draco se alegro de que el director haya puesto al nuevo profesor de adivinación, el centauro Firenze, a su costado izquierdo en una estrategia obvia de intimidación.
Dejando su puesto, avanzando hacia el podio, el director Dumblendore los saludo con simpatía a todos.
“En vista de las múltiples cartas de padres hacia el ministerio respecto a la….nueva…modalidad de castigo, el ministerio a declara a la profesora Dolores Umbridge como ejecutora principal de las medidas disciplinarias, por lo que toda detención desde este momento se hará en su presencia” informo para horror de todos los alumnos que de inmediato comenzaron a murmurar a su alrededor sobre todo los gryffindor haciendo sonidos de descontentos que rápidamente se silenciaron cuando dicha mujer comenzó a hacer su característico carraspeo.
Dejándolos terminar de comer, Draco junto a Crabe, Goyle y Nott avanzaron por los corredores envestidos con una piocha que dejaba entrever su grado de autoridad superior otorgada por el ministerio que usaron para recorrer los pasillos. Muchos alumnos apenas lo encontraron se apartaron, dándole miradas de odio y miedo que no se molesto en pensar demasiado, había hablado con sus amigos y todos habían llegado al consenso de que si no acusaban a alguien al día seria sospechoso de modo que, siempre al final de su ruta se encargan de soltar un nombre. Uno que para su gusto personal permanecía en su memoria incluso hasta terminado todo.
Sabia que el club de duelo ilegal de Potter saldría tarde o temprano en algún momento, pero no espero que fuera al tercer día en que los rumores de una asociación ilegal comenzaran a circular.
“Dile a tu novio que alguien le ha copiado la tarea y se la esta pasando a todos” le susurro a Pansy en una zona alejada de la librería. Habían pasado a hablar en clave después de que un slytherin de un año superior expresara lo feliz que estaba de que todos los sangre sucia recibieran su castigo, por suerte para Pansy ella no había vuelto a caer en detención “tengo que informarle a mi madre. Se sentirá decepcionada si se entera por alguien más” avisa.
Lo mejor para todos era que Draco le avisara a Umbridge del rumor.
“Bien, has lo que creas adecuado y por cierto no es mi novio, en cambio tu novia se muestra preocupada” se burla con Draco soltando una risa falsa y forzada para decirle a su compañera de casa que se ocupe de su propia vida amorosa.
Abandonando a Pansy con el rostro cálido (por la ira y no la vergüenza, Draco es un Malfoy no se avergüenza) se dio cuenta de un grupo de alumnos corriendo hacia un pasillo principal del castillo.
Si algo había aprendido este año con toda seguridad es que siempre que hay un alumno corriendo es porque algo esta ocurriendo. Así que, siguiendo a la multitud levanto sus cejas sorprendido al escuchar a la profesora Mcgonagall discutir furiosa con la profesora Umbrigde y es algo a destacar, porque en todos sus años de enseñanza nunca, absolutamente nunca, había visto a Mcgonagall molesta y ahora ciertamente estaba furiosa cuestionando los métodos de castigo impuesto por la representante ministerial.
“Esto es absolutamente inaudito” exclamo Umbridge avanzando un peldaño en una pelea que parecía reducirse a esa diferencia de estatura entre ambas “todo cuestionamiento hacia mi persona es un cuestionamiento hacia el estatuto ministerial y si hay algo que yo no tolero, es la deslealtad” advierte bajando las escaleras, dejando a la vicerrectora furiosa aun de pie en las escaleras.
Dándole una última mirada a su profesora de transformaciones, que da media vuelta para terminar de subir las escaleras y perderse en el pasillo con todo su cuerpo gritando tensión, se encamina hacia la oficina de la representante ministerial.
Nunca había visto unos ojos brillar con tanta paranoia como la de Umbridge cuando Draco le conto sobre los rumores. Felicitándolo por su labor y lealtad, recibió cada uno diez puntos por su servicio y ¿en serio? ¿diez puntos? Draco no toma astronomía con esta mujer, no tiene más opciones de beneficios y se esta ganando todo el odio del castillo.
Supone que tendrá que actuar como buena persona y conformarse con protegerle la espalda a Potter…
Más le vale que al menos el regalo de navidad valga la pena.
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“La leyenda del santo grial se origina desde hace siglos atrás, entrando a terreno religioso que suele ser un poco aversivo para algunos magos actuales debido a la cantidad de crímenes contra ciudadanos mágicos en las bien llamadas cacerías de bruja, pero no estamos hablando de eso aun…” hace a un lado el señor Malfoy desde la parte delantera del salón “según cuenta la leyenda el santo grial fue una copa utilizada por Jesucristo, en donde bebió y compartió vino, y cuya importancia radica en el poder que se le atribuye. Capaz de curar cualquier enfermedad o mal en el mundo, se afirma que el santo grial tiene el poder de conceder cualquier deseo de quien beba de este.
Muchos lo han buscado, el mismo Merlín emprendió cruzadas junto al rey Arthuro y se asegura que dio con él”
“¿Y donde esta entonces, profesor?” pregunto el señor Finnigan considerablemente interesado.
Encogiéndose de hombros Lucius les informa que nadie lo sabe.
“Según los escritos, Merlín se autodenomino el guardián del santo grial, aunque también se afirma que este mismo fue encarcelado en un gran roble por su amante, la dama del lago, en una prisión que nunca podrá romperse. El santo grial, entonces, se considera uno de los objetos, tanto mágico como no, más buscado por todos” explica con Harry viendo a Ron hacer un dibujo de una copa realmente chueca.
“Como tarea para la próxima clase quiero cinco pies de su opinión sobre la caza de brujas FUNDAMENTADA” pide con todos quejándose.
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Cruzo el fuego y aproximadamente diez minutos después lo hizo Minerva furiosa, avanzando ante los ojos de Severus para lanzarse a su sofá y exigirle que le sirva un vaso del whisky más fuerte que tenga.
Rindiéndose a su destino de servir en la nueva crisis existencial de Minerva Mcgonagall, tomo una copa y procedió a servirla para entregársela viéndola beberla de un solo trago como si fuera agua. Levantando una ceja expectante, le sirvió otro y dejo la botella a un costado para tomar asiento en el sofá individual de su sala mirándola fruncir el ceño hasta que finalmente decidió sacar lo que tenia en el pecho.
“Nunca…estuve tan frustrada en toda mi vida, no en la estudiantil, no en la laboral, mucho menos como profesora, no me vencieron esos farsantes de profesores que Albus contrataba para defensa, ni siquiera Sirius Black o los gemelos Weasley que Merlín sabe son los estudiantes más desastrosos que he tenido, pero esto…esto me supera…” confiesa con voz apretada y los ojos comenzando a enrojecerse con Severus pensando únicamente un “oh no” horrorizado.
Quizás debería de llamar a Remus, o a Pomona, ellos son buenos en todos esto del apoyo emocional…pensó de golpe comenzando a planear una ruta de escape disimulado.
Viendo a minerva sacar un pañuelo de su bolsillo, respiro profundamente no preparado para ver alguna vez en su vida a esta mujer romperse.
Minerva Mcgonagall para él era…un pilar, no uno en el cual apoyarse, dios sabe que no desea apoyarse en ninguno porque esta traumado con la constante decepción que significa confiar en alguien más, Minerva era más bien ese pilar que uno admira de lejos y un poco de cerca, que sostiene el techo y que crees que nunca se romperá por lo que no te das el tiempo de dudar si algún día todo lo que sostiene caerá sobre ti.
Y ahora se estaba trizando.
“Los estudiantes…” dice quitándose las gafas con lagrimas corriendo por sus mejillas “ella esta torturando a mis estudiantes, Severus…” y el corazón de Severus se aprieta en su pecho con empatía “a mis niños…¡son niños! Y no puedo hacer nada…” se seca las lagrimas mirando frustrada alrededor “Porque ese maldito ministerio lo aprueba ¡yo trabaje para el ministerio! ¡trabaje por años!” exclama bebiéndose nuevamente de un tiro el licor arrugando ligeramente el entrecejo por el sabor.
Ambos miran un segundo en profundo silencio, ella en contemplación, él con paciencia.
“Ya no sé que hacer…he pensado…he pensado en hacerle las más terribles cosas” dice con Severus inclinándose, sirviéndose su propio vaso.
“SI te hace sentir mejor, yo he pensado lo mismo” responde, ha considerado sus opciones, pero ha llegado a la conclusión de que envenenar a Umbridge solo hará que el ministro se vuelva aun más paranoico en cuanto a Hogwarts.
Si quieren sacarla tendrán que hacer que ella se vaya ya sea por orden de su jefe o porque esa misma mujer lo ha decidido.
Minerva ahora lo mira con un nuevo brillo curioso.
“¿Lo has visto?” pregunta y como si no fuese suficiente explicación agrega un “¿a él?” y Severus lo piensa con detenimiento.
“Tú no quieres saber eso” responde y ella lo mira como si hubiese acertado al respecto.
Con el alcohol en sus estómagos, más en Minerva que en él, la conversación vuelve al mismo punto, aunque completamente diferente.
“¿Por qué?” pregunto y la pregunta es tan fácil y a la vez tan compleja y Severus quiere dejarla hasta allí. Esto no es como conversar con Filius, esto conlleva juicio, cuestionamiento “eres…el más brillante de todos y tu-”
“Me uní a una secta, mate a personas e hice muchas cosas ilegales” interrumpe con ella mirándolo en shock.
“¿Por qué? ¿Por qué, Severus?” insiste a lo que el respira profundo, apretando los dientes sintiéndose en mismos grados de dolido e irritado cuyo sentimiento desaparece como si nunca hubiese existido cuando ella coloca ligeramente su vieja y arrugada mano sobre la propia, encontrando sus ojos con una mirada suave “solo quiero entender…” admite y Severus parpadea completamente atónito de esta nueva vulnerabilidad y ternura que su ex maestra expone para el como si fuese alguna clase de niño pequeño nuevamente.
No debería.
Pero lo hace, habla un poco de su vida difícil, de la pobreza, de la violencia, del alcohol, de no querer volver a su casa, de tampoco querer asistir a Hogwarts, es un grupo de matones, de unos enemigos disfrazados de aliados, de un hombre lobo intentando matarlo, habla y habla, aunque nunca de su lealtad o de su papel como espia doble.
Hasta que su maestra llora, abrazándolo sin haberle preguntado para felicitarlo por sus logros actuales y dejar que el sueño los alcance.
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Cuando Remus cruzo el fuego hacia la oficina de Severus llamando a dicho hombre no imagino nunca, ni en sus más locos sueños y ha tenido bastante que involucraban a cierto maestro, que encontraría a Minerva Mcgonagall sentándose bruscamente en el sillón grande, con el cabello des-arreglado y a Severus acurrucado en el más pequeño con una botella de wiski en el piso, otra a medio consumir en la mesa acompañada de dos vasos pequeños.
“Uh” soltó congelado ante los faros sin saber que decir cuando la mujer se centro en él mientras trataba de ponerse lo más presentable posible con claras intensiones de emprender una retirada.
“No le dices de esto a nadie, ¿de acuerdo, señor Lupin?” pregunto con ese tono que uso cuando Remus solía meterse en problema en su tiempo en Hogwarts y puede ser un reflejo desarrollado inconscientemente, pero suelta un “sí, señora” sin dudar deteniéndose al segundo siguiente preguntándose que tan traumado estaba por aquella reacción.
Consiguiendo un ceño fruncido, cansado y probablemente con resaca de Severus, Remus vio a Minerva levantarse del sofá, arreglarse el vestido, preguntarle a Severus dónde rayos estaban sus lentes con el profesor de pociones respondiéndole que porqué debería él saber eso. Minerva lo mira ofendidísima sacando su varita con un “accio, lentes” con el objeto saliendo disparado del costado del sofá hacia sus manos para mirar a Remus, oler el aire y preguntarle si esta usando un nuevo perfume con un tono que lo hace sonrojar y mirar a Severus un segundo para evitarlo rápido cuando lo ve fruncir el ceño confuso en su dirección.
“Uh…” atina de nuevo y cree que a este punto su cerebro se ha freído porque es ilógico que no pueda hilar una misera palabra en respuesta.
El conocimiento de que esta mujer lo vio en los momentos más vergonzosos de su adolescencia donde salía con una chica diferente cada dos meses lo hizo sentirse realmente consciente de lo obvio que estaba siendo en algunos puntos.
“¿No van a ir al desayuno?” pregunta en su lugar con Minerva mirando el reloj ubicado sobre la chimenea de Severus para anunciar que tiene razón, despidiéndose de Severus con un agradecimiento por la noche el cual no es correspondido para salir sin preocuparse por el fuego.
Se acerca al maestro de pociones que se esta frotando el rostro, inclinándose ligeramente sobre sus rodillas con Severus aun acurrucado como un gato maltrecho y huraño. Es mala idea, lo sabe, pero no puede evitar sentirse juguetón al respecto.
“¿Noche de chicas?” pregunto con diversión consiguiendo una mirada de muerte.
“Nunca bebas con Minerva, llevo más de diez años haciéndolo y sigue teniendo más resistencia, es una batalla perdida” murmura con lastima y dolor apretándose los ojos.
Severus es positivo para desastre, tiene el cabello desordenado, el manto caído de un hombro y el cuello abierto de su firme abrigo. Remus no puede dejar de mirarlo, una parte de su conciencia le dice que se inclina lo suficiente podrá pasar la lengua por esa zona de piel y tiene que detenerse para no humillarse más asi mismo.
Se va por un tarareo en simpatía.
“Dobby” llamo a la nada enderezando su espalda, pidiendo un vaso de agua cuando el elfo domestico se materializo desapareciendo al segundo siguiente y apareciendo con un puff para entregárselo al maestro de pociones que bebió la mitad para devolvérselo. Estirando una mano en el aire, sin varita, con la otra cubriendo el rostro, Severus atrapo un pequeño frasco que se disparo desde un lugar en el pasillo que bebió de un trago ante sus cejas levantadas
“Wow” soltó más por la magia sin varita que la bebida.
Suele olvidar con demasiada facilidad que Severus puede hacer esta clase de magia sin pestañar, aunque eso no quiere decir que el cerebro de Remus olvide que el ex mortifago es inteligente. Merlín sabe que ya lo era en la escuela y probablemente es solo la curva de crecimiento normal que Severus siga mejorando.
Aunque esa curva normal sea bastante diferente al resto de su generación.
“¿Qué tal va la investigación?” pregunta tomando asiento junto al otro hombre en el sillón previamente abandonado por Minerva enterándose que lo intento sin resultados favorables por el momento. Suspirando, le dice que no se preocupe, que pronto encontraran una manera con ambos dirigiéndose hacia el desayuno.
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Cuando la profesora McGonagall cruzo la puerta Hermione supo que algo había cambiado. Ella se veía absolutamente decidida, un fuego metafórico en sus ojos que Hermione no había visto nunca.
Avanzando hacia la parte delantera, dio la instrucción para realizar en encantamiento de lechuza a anteojos del teatro, explicando el movimiento de varita y revisando el trabajo de cada uno deteniéndose cuando alguien lo hacia mal para corregirlo detalladamente. Llevaban una hora en ello cuando la profesora le anuncio que había sido suficiente y que debían de dejar sus varitas a un lado porque el momento de hacer magia había acabado. Confusa por esto, ya que aun quedaba tiempo de clase, miro a la profesora McGonagall pararse delante de su escritorio y mirarlos directamente a cada uno de ellos.
“Quiero pedir unas disculpas a todos ustedes” dice con la boca de algunos abriéndose sorprendidos. Llevando sus manos hacia adelante, balanceando su varita unos segundos en un gesto pensativo bajo la mirada apenada hacia el suelo “soy su vicerrectora, se supone que debo de cuidarlos, protegerlos, guiarlos, pero actualmente con las medidas ministeriales actuales yo y sus maestros estamos con las manos atadas en más de un sentido y lo lamento profundamente”
Levantando su mano, Patil le dice a la profesora que la entiende, que puede imaginar lo frustrada que se siente porque ella también se siente un poco igual.
La profesora McGonagall los mira con simpatía.
“Puesto que no puedo hacer nada, para aliviar su dolor físico, me gustaría dar estos minutos de mi clase para que hablemos de lo que están sintiendo”
“¿Quiere que le hablemos de nuestros sentimientos?” pregunta Ron con tono horrorizado haciendo a varias chicas poner los ojos en blanco con la profesora encogiéndose de hombros, respondiéndole que siempre que se sienta cómodo con todos mirándose sin saber como iniciar aquello.
Pidiendo la palabra Cho Chang confiesa que se siente sola.
“No puedo estar con mis amigas, porque no podemos reunirnos sin ser acusadas de estar haciendo algo malo, tampoco puedo hacer otras cosas que disfrutaba como…asistir a mi club porque lo vetaron” explica y la profesora McGonagall asiente.
Neville entonces levanta la mano.
“Yo tengo miedo” confiesa con Seamus resoplando a un costado, pero para sorpresa suya Harry voltea haciéndolo callar, consiguiendo una mirada avergonzada del chico.
Desde que Harry ha estado con el profesor Snape como guardián se ha vuelto más seguro de si mismo, es entretenido a veces verlo reaccionar con gestos que le recuerdan un poco al maestro de pociones. Usa más el sarcasmo, incluso se ha dejado el cabello largo en comparación al resto de los chicos que parecen haber sido influenciados por algo para cortárselo.
“Quiero decir” replantea Neville tragando “no quiero detenciones, pero no veo como evitarlas porque todo parece volverse prohibido últimamente-”
“¡Sí!” exclama un chico ravenclaw “no puedes estar con tus amigos, no puedes bromear con tus amigos, no hay libertad de expresión” se queja y pronto cada uno esta quejándose de ello, explicando como tiene miedo de caminar a veces por el pasillo o decir algo incorrecto. Todo con la profesora escuchando paciente y respondiendo lo mejor posible dentro sus posibilidades en que la única respuesta viable es usar la esperanza como una carta bajo la manga.
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Llevaban dos días desde que la profesora McGonagall comenzó con su extraña rutina de dar un espacio para que los alumnos hablaran cuando nuevamente el martillo atrajo su atención como si de un grito de horror se tratara. Todos los profesores, excluyendo a Umbridge, miraban incrédulos junto a los alumnos como Flich clavaba satisfecho el próximo cuadro a la pared del terror. Ni el mismo Harry podía creerlo, ¿acaso el ministerio de verdad había perdido todo uso de razón? Parecía que sí, porque el próximo decreto educacional explicitaba que ningún profesor tenía permitido bajo ningún motivo hablar de otro tema que no fuese el estrictamente académico con los alumnos.
Claramente las clases de la profesora McGonagall estaban surgiendo efecto y ahora estaban también siendo vetadas por orden ministerial.
Girándose hacia Umbridge, quien se acerco complacida hacia el tumulto, la profesora Sproug la miro realmente confusa.
“¿Entonces que haremos los jefes de casa? ¿Si solo hablamos de temas académicos que nos diferenciara de cualquier otro profesor?” pregunto con Umbridge encogiéndose de hombros.
“Bueno, querida…quizás si realizaran bien su trabajo principal no necesitarían hablar de cosas tan intransigentes como la opinión” responde con la boca de todos cayendo incluido la de algunos profesores.
Tartamudeando incrédulo de lo que escucha, el profesor Flitwick soltó un “¡¿In-intransigente?!” como si le ofendiera particularmente esta palabra con el profesor Lupin dando un paso al frente.
“Si me disculpa, profesora, lo estudiantes necesitan hablar de otros temas aparte de lo académico, es una necesidad natural”
Levantando la nariz ofendida Umbridge pregunto si estaba cuestionando las decisiones del ministerio a lo que el señor Malfoy se aparta un poco del grupo de profesores, mirándolos de arriba abajo para decir que no ve fallas en la lógica del ministerio, consiguiendo varias expresiones traicionadas. Otra voz se suma al resto atrayendo la mirada de todos que voltean para ver al director caminando por el pasillo.
“Por supuesto que sí” soltó decidido ante los ojos ofendidos de Umbridge quien saca aun más pecho de lo que Harry no creyó que fuese posible viéndose absolutamente enfurecida anunciando que le hará llegar inmediatamente un reporte al ministerio sobre el actuar dudoso del director, quien se ha empeñado en demostrar una postura rebelde e incontrolable ante los edictos de la ley mágica influenciando a todos a seguirlo. De su boca salen tantas cosas alucinantes por su ridiculez que Harry no puede pensar en otra cosa, todo se resume en absolutas tonterías poniéndose de puntillas para exclamar que no era justo como los estaban tratando, atrayendo la atención de sus compañeros y profesores presentes.
“El año pasado el ex ministro libero a su hijo de Azkaban, todo el mundo se entero de ello, un estudiante fue asesinado ¡y nadie se molesto en escribir un reporte en el periódico de eso!-”
“Quizás porque fue un hecho aislado” destaca furiosa y Harry puede sentir los ojos de Remus gritándole de que cierre la boca.
“Y este año dejo escapar dementores, quienes por cierto atacaron a mi primo, quien fue el muggle afectado” informa con todos alrededor haciendo sonidos de sorpresa “si no me equivoco parece que aquí los que actúan dudoso es el ministerio” y Umbridge esta abriendo su boca justo a tiempo que Severus baja la escalera cercana con su voz cortando todo pensamiento de los presentes.
“Claramente…el señor Potter no teme, dejar ver esa opinión intransigente, pensamiento impulsivo y pueril que solo cae en una mediocridad que explica porque-no está-en pociones…” ronronea con un tercio de todos los estudiantes volviéndose consciente de que ahora tenían clases con el mismo hombre.
“OH MIERDA…” murmura Finnigan.
Con Umbridge sin saber como responder ante la nueva interrupción, Severus ordena con tono que promete sangre que vuelen hacia el salón y dejen de hacerlo perder el tiempo con los estudiantes comenzando a dispersarse rápidamente en una efectividad inigualable.
Pegándose a la pared más cercana, oculta, pero con suficiente visibilidad para mirar lo que va a ocurrir tiene a Ron y Hermione junto a él tratando de respirar más relajados.
“De la que te salvaste” le murmura Hermione con tono ansioso a la que Harry hizo callar con un “shh” para prestar atención.
Sev esta dándose la vuelta para volver por la dirección en que probablemente vino hacia el salón de clases cuando Umbridge parece recobrar su capacidad mental e indignación llamando un “profesor Snape”, deteniendo a Severus en la escalera, quien voltea a medias, con el manto extendido ligeramente y la diferencia de estaturas más marcada que nunca mirando hacia abajo a Umbridge absolutamente aburrido de todo y todos mientras el resto de los maestros presentes observan en silencio expectante.
“No crea que las reglas no se aplican a usted” advierte avanzando un paso con sus tacones sonando en un “tap tap” con Severus inclinando la cabeza, encogiéndose de hombros respondiendo un “no se me ocurriría” en un tono que subyace implícitamente una burla. Umbridge no lo capta, frunce el ceño como si estuviera ligeramente decepcionada de que no haya más resistencia.
Soltando modulado y controlado que, si ya había terminado todo esto tenia una clase que dar para una serie de humanos que no lo valoraban, con Harry resoplando ante la mirada indignada y confusa de Ron por las palabras del hombre y su reacción, todos se marchan hacia el salón.
La clase de pociones procedió con normalidad casi aburrida considerando lo agitado que se había vuelto todo últimamente, incluso Harry había logrado terminar su poción con éxito consiguiendo ese bonito tono rosa pálido que si no hubiesen tenido que pretender odiarse estaría ansioso de agitar en el rostro del adulto. Estaba tan complacido por los resultados que apenas registro el pequeño vial deslizándose por su escritorio hasta que cayó contra el suelo, rompiéndose en un estallido casi similar a un trueno que detuvo a todos en la habitación.
Claramente Harry no puede tener un día perfecto en pociones.
Mirando el objeto con el corazón congelado y un no, no, no, en su cabeza escucho a Severus llamarlo con ese tono burlón y malvado.
“Señor Potter, permanezca después de clases” sentenció y Harry dejo caer los hombros decepcionado por haber arruinado sus resultados ante los ojos lastimosos de Hermione.
Desde que Umbridge había determinado que todas las detenciones se harán con ella los profesores se las habían ingeniado para cambiar la palabra dándole otro significado que en realidad era lo mismo, solo que si Umbridge se quejaba podían argumentar que en realidad estaban conversando con el alumno.
Con todos marchándose, obteniendo unas miradas burlonas de algunos slytherin y otra empática de Neville, quien este año no esta tan nervioso con pociones como en años pasados, vio a Severus acercarse a su puesto con Harry enojado soltando que fue un accidente, que no era para tanto, pero el hombre parece no estarle escuchando. Viéndolo acercar la silla del profesor hacia su puesto, su molestia paso a indignación y luego diversión cuando el hombre le informo que en realidad él hizo que se le cayera el frasco porque quería hablar con Harry en privado y todo sentimiento oscuro se esfumo en el aire.
“Bien” soltó más feliz que molesto con Severus levantando una ceja hacia él.
Viendo el momento como una oportunidad para hablar sobre la carta de Sirius, le dijo al maestro de pociones preocupado que su padrino estaba interesado en obtener su custodia. Sacando la carta de su bolsillo, se la entrego viéndolo leerla con un ligero ceño en su frente. Sus ojos oscuros fueron hacia Harry, su expresión se limpio hacia una abierta y contemplativa.
“¿Y qué opinas de ello?” pregunta con Harry parpadeando.
Confundido, ligeramente asustado miro hacia abajo jugueteando con sus dedos ansioso.
“Quieres decir…¿sobre que obtenga la custodia?” pregunto nervioso con Severus asintiendo.
Trago.
“Yo…quiero mucho a Sirius, él es mi padrino, pero…” se detiene pensando en sus palabras, no queriendo decir algo equivocado que haga pensar a Severus que no quiere estar con él “soy feliz contigo…y Remus” agrega con Severus mirándolo suave, haciendo sonreír a Harry.
Metiendo su mano a uno de los bolsillos de su túnica, lo vio sacar un pergamino que le tendió lentamente. Era un poco más pesado y Harry lo tomo confuso por su silencio y atención de cada uno de sus gestos que se daba cuando lo abrió para comenzar a leer con el corazón apretado y el aire difícil de respirar cuando las palabras lograron procesar su cerebro.
Contrato de adopción.
Y la mente de Harry se silencio como nunca antes en toda su vida. Fue sorprendente, no podía creerlo, estaba ocurriendo, lo que tanto quería estaba ocurriendo.
“Estuve pensando por un tiempo que era una buena idea concretar todo el tema de los derechos legales sobre tu cuidado y…viendo que todo ha resultado positivo…” comienza nervioso con Harry en shock, sin poder creerlo con Severus explicando que probablemente no es el mejor adulto para hacerse cargo y no puede con ello.
Era lo que había querido desde que Hermione y Draco le metieron la idea en la cabeza como algo viable. Al diablo sus tíos, Harry nunca tuvo un maldito adulto que quisiera quedarse allí, a su lado, y lo entendía, a veces lo hacia, era demasiado problemático y peligroso, pero por Merlín que quería una familia, quería a alguien que también se preocupara y lo mirara como lo hacían con otros niños.
“…¿Tú…quieres adoptarme?” respiro con la garganta apretada haciendo que su voz saliera ronca con los ojos llenándose de lágrimas cuando Severus asiente.
Diciéndole que puede pensarlo con detenimiento antes de darle una respuesta sin intensiones de ejercer presión sobre esta decisión que considera delicada Severus intenta tranquilizarlo, pero Harry no lo necesita, lo ha pensado tanto, lleno de dudas y miedo a ser rechazado, que suelta un rápido “¡sí, sí quiero!” con Severus mirándolo sorprendido para después sonreír suavemente y no entiende como esta tan calmado porque Harry quiere saltar por todo el maldito salón, ir a contárselo a quien se meta en su camino porque Severus Snape quiere ser su familia, quiere su padre y alguien por ahí puede horrorizarlo, pero Harry sabe que es un afortunado.
Toda su vida ha sido tragedias tras tragedias y dificultad, ahora es su momento y lo va a tomar.
Golpeando el pergamino con el dedo, Severus le indico que podía quedarse con esa copia, leerla con mayor tranquilidad a pesar de que estaba de acuerdo, que primero conversaría esto con Remus y después con el director para intentar interceder ante Sirius, el cual cree que no ha avanzado lo suficiente con el papeleo ya que de seguro el director le hubiera avisado.
Levantándose ambos caminan hacia la salida con Severus dándole un abrazo lateral, guiándolo por el pasillo.
“¿Cuándo podremos hacer el tramite?” pregunta ansioso y emocionado haciendo reír suavemente al hombre quien le dice que se calme.
“Habrá que esperar. Las cosas buenas deben de hacerse con paciencia” explica con calidez con Harry sonriéndole divertido.
“Estás hablando como Dumblendore”
Severus lo mira ofendido.
“Más te vale que retires eso” amenaza inclinándose hacia Harry con una ceja levantada haciéndolo reír para empujarlo ligeramente por la espalda hacia la salida, pero Harry no tiene nada de eso lanzándose hacia adelante, abrazando el torso del hombre que ya no se congela tanto tiempo como aquella primera vez y lo abraza de regreso mucho mas rápido y seguro.
Es cálido, muchos dirían que Severus Snape siempre estaría frio considerando que su habitad natural parecen ser las frías mazmorras, sin embargo no es así, y Harry aunque parezca repulsivo respira su aroma intenta mantener este momento por siempre en su memoria mientras murmura un “gracias” apretujado entre lágrimas y mocos que es respondido por una palmadita en la espalda. Severus no lo insta a soltarlo, Harry tampoco tiene mucha prisa por ello.
Sí, hoy ha sido el mejor día de su vida.