
Aquel que amo
Dando media vuelta con el rostro contorneado de dolor en una mezcla de emociones que el mismo Severus no entiende en estos momentos y no le interesa, Siniestra sale del cuarto con los tacones resonando un tap tap seguido de un sonoro portazo.
“¡Estás sangrando!” exclama Vector atrayendo su atención a Lupin cuyo labio esta comenzando a sangrar, herida hecha probablemente por los anillos.
Agarrando a Remus del brazo lo sienta a la fuerza en la silla mas cerca, sin prestar atención a sus balbuceos de que esta bien, con Minerva, Vector, Charity, Lucius y Pomona rodeando al licántropo preguntando si le duele y es recién sacando su varita que se da cuenta que esta temblando ligeramente por lo estresante de la situación. Lucius pone su mano sobre su varita diciendo con toda naturalidad que mejor que él lo haga, encontrándose un segundo con los ojos será de Severus y casi puede recordar sus años en Hogwarts, en una extraña muestra de amabilidad hacia el licántropo que provoca miradas confusas de Lupin y él, pero que ignora, después de todo Lucius tiene razón, Narcisa ha curado más labios rotos que cualquiera.
Agitando la varita en un movimiento preciso pronuncia un episkey y el labio de Remus vuelve a su normalidad. Acto que el hombre lobo agradece con Lucius entregando una palmada sonora en el hombro alabando su reflejo con Severus parpadeando en su dirección.
El golpe posterior parece haber desviado la atención de la marca en cuanto al tema de conversación, aunque no de miradas, un alivio que agradece en cierto sentido y que Albus aprovecha dando por cerrado la reunión del día de hoy, invitándolos a descansar y no pensar en lo que el ministerio avion, al menos por la tarde. Por esta vez Severus no tiene el animo para discutir con él poniéndose de pie rápidamente para intentar tomar su ropa que Lupin se adelanta agarrando su chaqueta y manto informándole que tiene algunas preguntas para el próximo partido de quiddich que quiere hacerle, algo que en opinión de Severus seria un poco ridículo ya que debería de hacérselas a Minerva que esta a un metro de distancia, pero que acepta salir rápido del lugar con unas miradas siguiéndole la espalda.
No es probablemente hasta el tercer llamado con ellos doblando dos pasillos que escucha que Lupin lo ha. Tomándolo del brazo haciéndolo detenerse en un jardín interior permite que el licántropo lo arrastre a una banqueta diciéndole que está demasiado alterado y que necesita relajarse un segundo con la luna menguante sobre su cabeza que Remus mira a su lado con la ropa de Severus aun en movimiento de su brazo y la otra sujetando su muñeca.
“Estoy bien” seguro. Remus hace un sonido de comprensión.
El silencio no es un buen aliado en esta situación, permite que su mente vaya a lugares desesperados. ¿Tendrá que renunciar a su puesto? ¿no debe de haberlo hecho? ¿Qué dirán sus antiguos maestros? ¿Qué opinará Albus de todo esto?
No, tiene que calmarse, no conseguirá nada entrando en pánico.
“Respira…” pide a Remus con él contestándole irritado que está respirando, aunque obviamente por su tono da a entender todo lo contrario y la mirada del lobo no baja poniéndolo aun más nervioso.
Es más fácil siempre disfrutar con Remus.
“No debiste haberte cruzado”
“¿Dices que debí dejar que Siniestra te golpee?”
“Sí” responde sin dudar intuyendo las ideas que todo el mundo se debe de estar haciendo ahora mismo. Si la misma Betsabé afirma que su relación parece demasiado cercana ahora sin duda tendrá algo de que afirmarse.
Lupin no se ve complacido.
“Aunque no lo creas, Severus, no todos disfrutamos de verte herido” informa.
La vergüenza por su claro autodesprecio es seguida por la ofensa de que Lupin lo crea tan egocéntrico como para creer que le importa lo que el mundo opina de él, aunque todas las palabras se mueren en su boca antes de salir cuando sus ojos se encuentran.
Remus lo mira…distinto…distinto a como recuerda vagamente como su madre solía mirar, distinto a como lo hace Narcissa o Lucius, tiene la cabeza inclinada hacia él con sus ojos brillando en una expresión tierna y cálida que aumenta su frecuencia cardiaca, lo hace querer inclinarse hacia la calidez que significaba.
No lo hace. No puede hacerlo, no sacar nada solo poner a Lupin en una situación incómoda y hacerlo difícil para Harry.
Aun debe de darles las noticias del horrocrux, piensa angustiado justo un tiempo que otra voz se une a ellos llamándolo.
Volteando los dos hacia atrás se encuentra con la mirada tranquila de Filius quien probablemente recién salió de la maldita sala de reuniones donde no quiere saber que se estuvo hablando, pero siente mucha lastima por Albus.
Encontrándose con los ojos de Remus el ex gryffindor murmura que no tiene problemas con esperarlo, aunque lo que sea que iban a conversar para ojos externos seguramente de haberlo conversado por lo que no hay motivos para esperarlo, sin embargo Filius no da señales de comprender a fondo con Remus tomando las pertenencias de Severus saliendo del jardín en dirección al pasillo mientras el jefe de ravenclaw toma su lugar vacío junto a la banca. Ninguno de los dos parecía dispuesto a dar el primer paso, o al menos eso parecía, mirando el jardín casi disfrutando del silencio en un ambiente que Filius rompió primero.
“Recuerdo la primera clase que tuviste conmigo” informado con tono pensativo “era muy pequeño y te veías bastante nervioso. Probablemente a este punto te habrás dado cuenta que todos los maestros, tenemos una clara tendencia a predecir el futuro de ciertos alumnos que nos hace más ruido. Decíamos que Sirius sin duda seria un excelente auror si no acababa antes en prisión, a Remus lo vimos mas bien como un escritor o un sanador por su temple tranquilo” le informa dando una mirada por donde el licántropo se fue con un brillo divertido “luego estaban de los que ningún maestro admitía hablar, la locura de Bellatrix Lestrage que parecía una bomba de tiempo, Minerva estaba segura que acabaría muerta o en azkaban, no te equivoco, Pomona como siempre espera lo mejor de cada uno” y Severus puede intuir hacia donde se dirige.
"¿Y yo? ¿Qué hablaron ustedes de mi?” pregunta con dolor tras escuchar que ellos no creían a Lily apta para ser un auror sino más bien una sanadora de niños.
Severus tampoco la vio para ello.
Filius lo miró.
“Minerva…es sus días malos, cuando alguien llegaba con una nariz rota por un hechizo que creaste, creía que algún día matarías a alguien…” informa y Severus finge que no obtiene un pinchazo doloroso de aquello “¿alguna vez mataste a alguien, ¿Severus? pregunto Filius mirándolo con atención, sintiéndose como si hubiera estado de nuevo de pie ante su escritorio esperando a confesar. Quiere decir que no quiere saber eso, pero seria una ofensa al intelecto del hombre. Acusar a uno de no conocerse a si mismo es la peor de las acusaciones.
“Sí, Filius” informa y ve al hombreillo respirar profundo y tragar amargamente y Severus trata de autoconvencerse que no es tanta la decepción que debe de haber causado, no es como que fuera un ravenclaw criado bajo sus enseñanzas, ni mucho menos fue el alumno más animado a interactuar en su salón de clases.
“Siempre intuí que tu camino no seria fácil, Severus, hay cosas que como maestro uno no quiere mirar, cosas obvias, cosas dolorosas que incluso cuando uno desea saber no tiene el valor para buscar, pero que aun así…no quita el hecho de que eres, sin duda alguna, el alumno más brillante que ha tenido, el más extraordinario de toda tu generación y quizás…a estas fechas sea demasiado tarde para decirlo, pero estoy muy orgulloso de ti, Severus” confiesa con tono estrujado quitándole la respiración, partiéndole el corazón.
No es un buen momento para esta clase de charla sentimental, acaba de exponer uno de los más grandes errores de su vida ante personas que entre comillas lo respetaban y Filius venia y comenzaba a decir que estaba orgulloso de Severus cuando ni su propio padre o madre se lo dijeron en algun momento. Se siente demasiado personal, como si lo desollaran vivo y la garganta se le cierra repitiéndose que esto es ridículo ¡es Filius! No una figura paternal que reemplace la figura de apego, para eso ya tiene a Albus cambiar crisis existenciales.
“¡Siéntete orgulloso de ti, Severus, yo sé que harás grandes cosas!” afirma emocionado con lagrimas en los ojos y Severus tiene que respirar profundo cuando siente que sus propios ojos comienzan a lagrimear porque no va a llorar frente a Filius eso es para los primeros años.
Eso no quita que se sienta consolado cuando el maestro comienza a darle palmaditas en el brazo, mirando hacia el jardín con los grillos cantando y los arboles meciéndose al viento.
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El armario olía a humedad, limpia pisos y la fritura de la cena de esta noche. Era un aroma conocido, y no se preocupo demasiado hasta que la luz del exterior que vio vagamente se apago y esa rendija que habia al final de su puerta se oscurecio dejando todo su mundo en perfecto silencio. Estaba acostado de lado sobre la cama improvisada incómoda con un soldado entre sus pequeñas manos que se transformo en una carta.
Señor H. Potter
"Alacena bajo la escalera"
Privet Drive, 4
"Pequeño Whing Surrey".
Y de repente la carta se había esfumado de sus manos, y una angustia sobrecogedora se había apropiado de su pecho. La carta, si no tenia la carta no podria ir a Hogwarts, sino tenia la carta nada de esto era real. Asi que levantándose desesperado se encamino por algún motivo directo hacia la puerta, golpeando desesperado la madera pidiéndole que no se fuera y ya no se robaron de la carta, se robaron de otra cosa, de una persona que abrió la puerta iluminando el mundo de Harry que entrecerró los ojos y se cubrió el rostro asustado un segundo para ver una mano pálida, delgada, elegante y alargada tenderse ante su rostro que tomo en la propia más pequeña, que apenas era del porte de su palma, cuya diferencia le apretó el corazón , permitiendo que lo sacara.
Entonces, al siguiente momento estaba en los brazos de alguien, mirando el jardín repleto de flores y plantas medicinales que inconscientemente recordaba haber estado allí antes con un sentimiento de absoluta seguridad y protección embargándolo, sabiendo que nada ni nadie podía dañarlo.
“¿Estás feliz, Harry?” pregunta balanceándolo escuchando su voz resonar en su pecho con ese tono grave distintivo al que responde con un “sí” en tono agudo, infantil que termina con un cariño “te quiero, papá” que calienta su pequeño cuerpo no preparado para el sentimiento de amor que nace en su alma tan delicada como una pequeña snich dorada del porte de una abeja aleteando de flor en flor.
Sintiendo la barbilla de Severus apoyarse sobre su cabeza risada, Harry respira profundamente y cierra los ojos escuchando un “te quiero también” que lo deja feliz.
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Suspiro un poco, aunque pretendió no hacerlo, cuando tomo asiento en la oficina de Remus que, en su opinión, y para su sorpresa, no se diferenciaba tanto de su propia oficina. Por supuesto no estaban los libros apoyados junto al sofá en el suelo, pero el escritorio dejaba bastante que desear hasta el punto de que su atención era demasiado obvia desde el sillón porque Lupin le dio una mirada avergonzada y dijo que sí, tenia un desastre, disculpándose por ello, aunque sin hacer el esfuerzo de ordenar un poco para tomar asiento junto a Severus ofreciéndole un té con una mirada que decía que no le daría café a las dos de la mañana.
De todas maneras no necesita estar más nervioso, con lo que ha vivido y tiene en su cabeza es suficiente.
Cuando Filius lo dejo en el jardín, después de desearle noches buenas, volvió a donde Remus dijo que lo estaría esperando para mirar al licántropo quien aun traía su ropa con una naturalidad que no debería de tener colgada del brazo, pidiendo que se la entregara agradeció que todos los alumnos estaban ya en su cama debido a que seria demasiado extraño verlo solo con la camisa blanca.
Revolviendo su té, agregándole dos de azúcar con la chimenea flameando frente a ambos, analizo ese sentimiento de cansancio que comenzó a cobrar fuerza debido a que por fin estaba bajando las defensas que había mantenido en alto desde la mañana con la reunión de Umbridge que Remus le pregunto como le había ido.
“Llegue tarde” informa saboreando lo dulce del té con las cejas de Remus en alto preguntándole si Umbridge estaba dentro del salón o aun no había llegado en un intento de medir la gravedad de su sustentada. Respondiendo que él no suele tener tanta suerte, parece ser suficiente para ver la lastima brillar en sus ojos color miel con manchas ligeras de bosque.
El silencio que prosigue debe ser malinterpretado con el lobo creyendo probablemente que está nervioso con la calificación de Umbridge, a Severus sinceramente le da igual, si esa mujer lo llega a sacar de su puesto Albus solo tendrá más material para quejarse al respecto de sus decisiones . No le tiene miedo, en comparación a lo que si ha venido a hablar.
Comenzando a explicarle que ese no es el punto de su visita mira un momento la mesita de centro con la bandeja para el té pensativo.
“Me temo…que las cosas son más complicadas que lo que pensamos originalmente” informa retomando su papel como agente de malas noticias viendo a Remus ponerse en guardia preocupándose preguntando a que se refiere.
Comentándole que finalmente pudo a hablar con Albus sobre la coaxion a los amigos de Harry y las pesadillas extrañas, ve a Remus pasar de tostado a pálido cuando le explica la teoría de lo que ocurrió aquella noche con el alma del señor tenebroso cuidando con meticulosidad innecesaria las palabras que ocupan al explicar las consecuencias que producen eliminar el horrocrux del núcleo del Harry. Hace varios años atrás no se hubiera molestado tanto con las palabras, ¿para que hacerlo si no cambiara nada? Sin embargo actualmente se encuentra dudando de vez en cuando, tratando conscientemente de buscar sinónimos que no hagan parecer la situación tan grave para no molestar la sensible alma del licántropo que lo mira horrorizado.
Poniéndose de pie Remus se frota el rostro con una mano a la cadera mirando el fuego y Severus a su persona ansiosa diciéndole que ha estado investigando por su cuenta, pero que aun no da con nada parecido y que aun asi, es necesario llevar a Harry a un chequeo médico que verifique que hay un pedazo del alma de Tom Riddle allí.
“Hay que decirle a Harry” decide Remus con tono abatido.
Detrás suyo Severus mira el techo acunando la taza en sus manos.
“Mañana, si lo postergamos demasiado se encuentra con el partido de quiddich y podría afectarle en la moral” sugiere apretándose el entrecejo.
Preguntándole si realmente eso era lo que decía la profecía, Severus pretende fingir que su estomago no se revuelve cada vez que menciona o piensa en los dichosa profecía, respondiendo un sí, aunque tampoco puede asegurarlo porque son palabras del director. Harry no lo había condenado por ello, al contrario, se mostro comprensivo a pesar de que Severus no se creía merecedor de aquello.
Su mente se llena de un temor incomprensible cuando se fija en Lupin tomando te a su lado.
¿Debería decirte también? no cree ser capaz de aquello, después de todo Lupin fue amigo de Potter y Severus prácticamente lo ganó al señor tenebroso por el bienestar de Lily como toda una escoria. Su corazón se aprieta y siente que la paranoia aumenta cuando Lupin admite haber escuchado sobre los dichosa profecia.
“Recuerdo que alguien le dijo a Voldemort sobre esta profesión y ese monstruo como que se obsesiono deduciendo que hablaba de Harry” hizo memoria frunciendo el ceño sonriendo con humor oscuro sobre magos oscuros que creen en ridículas ideas.
Su sonrisa cae cuando sus ojos se encuentran con Severus quien esta con la taza a medio camino congelado.
Una expresión de preocupación se torna en su rostro mirando a Severus con cuidado.
“¿Qué está mal?” pregunta y Severus aprieta la mandíbula.
Termina levantándose del sillón con Remus imitándolo sin apartar los ojos de encima suyo guardando silencio por los primeros minutos en un intento que ha llegado a identificar para que tome ese momento para calmarse y ordenar sus pensamientos que no llega.
El tema es…que Severus tiene miedo. Esta completamente aterrado de las consecuencias que esto puede conllevar porque sabe que lo hizo es terrible y sus implicaciones abominables y sabe que una persona normal lo mandaría directo al infierno sin dudar, sin embargo afirmar que esto se trata únicamente de las consecuencias serias como comparar una fotografía del fuego con el calor que se puede experimentar el estar ante el, no tiene que ver con el impacto que se crea únicamente a otras personas sino también con el remezón que crea en el propio Severus porque la cuestión verdadera aquí es que no quiere perder esto que ha llegado a desarrollarse con Remus.
Y no quiere perder esto porque esta enamorado de este hombre. Y la revelación de esto lo desgarra de adentro a fuera con tal magnitud que se encuentra soltando un “lo siento” que parece recordar algo en Remus cuyo ceño se frunce mirándolo como si le hubiera crecido una segunda cabeza.
Pero el siempre templado Remus no pierde la cabeza ni el ritmo y Severus da un paso atrás.
“¿Por qué te estás disculpando?” pregunta confusa y un poco preocupada.
El corazón le late en los oídos.
Fue él.
Fue él.
“Fui yo” confiesa viendo la expresión y todo sentimiento congelarse en el tiempo, pero lo ha dicho, lo ha sacado de su pecho para que sea juzgado y destruido por Remus John Lupin, para que tome el alma de Severus cosida con hilo de mala calidad y de diferentes colores porque es un desastre y como si tuviera que explicarlo sin que se le haya pedido Severus se encuentra hablando “yo solo…estaba aquella noche en el bar y Trelawey-esta antes y pensé-” se corta viendo la expresión rota de Lupin.
Él lo daño.
Le ha hecho daño a Lupin como le hace daño a todo el mundo y, aun así, continúa esforzándose para respirar buscando reparar lo irreparable.
“Pensé que…él no creería una tonta profecía…” dice con la garganta apretada sintiendo una lagrima refalar por su rostro mirando a Remus congelado ante él simplemente mirándolo en shock.
Severus da otro paso atrás.
Una lagrima se desliza por el rostro de Remus.
“…Lo siento tanto…” respira en tono bajo parpadeando como un intento de aclarar su vista, aun cuando lleva a que más lagrimas se derramen.
Remus no le responde y eso es toda la señal que necesita para dar media vuelta, abrir la puerta y salir de la oficina comenzando a caminar por el pasillo, secándose las lagrimas, maldiciéndose por haber enviado toda a la mierda por segunda vez consecutiva en un solo día. Su cabeza esta dando una cantidad insana de vueltas con la respiracion agitada y un corazon roto que piensa en como afrontara todo esto, que no debio de hacerlo ya que habria en una situacion dificil a Harry, que es un maldito egoista por priorizar primero su propio sentimentalismo, y ahora probablemente si Remus lo considera una verdadera amenaza podría ir a Black y llevarse al adolescente.
Esta tan perdido en su propia cabeza que no registra la presencia de Remus persiguiéndolo hasta que el otro hombre lo agarra de la muñeca deteniéndolo sorprendido.
“No te vayas” le pide tan desesperado que Severus siente que no puede registrarlo los primeros segundos.
Tiene los ojos rojos, el cabello un desastre propio de cuando se lo peina cuando esta ansioso y una expresión sobrecogedora que lo invita ha su encuentro, envolviendo sus brazos a su cuello, metiendo su nariz donde termina su barbilla sintiendo los brazos de Remus apretarse a su cintura en un abrazo que puede o no significar todo.
“Lo siento tanto…” llora Severus con Remus apretándolo con fuerza, sintiendo la nariz del licántropo en su cabello respirando profundo mientras susurra un “no podías saber que esto pasaría” y el corazón de Severus que se había roto hace unos segundos sangra en rojo gryffindor permitiendo por primera vez en mucho tiempo que alguien lo consuele con tanta intimidad y cariño con el que Lupin no lo suelta.
Aquella noche no vuelve a su estudio, se queda dormido apoyado en el hombro de Remus quien lo cubre con una manta, tan suave como puede sin despertarlo, mientras mira el fuego con su propia taza de té en sus manos y la cabeza pensando en las vueltas del cruel destino.