Juro solemnemente que mis intensiones son buenas - Lo que pudo ser de la orden del fénix

Harry Potter - J. K. Rowling
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Juro solemnemente que mis intensiones son buenas - Lo que pudo ser de la orden del fénix
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La playa

Cuando las personas normales deciden un día cualquiera, aunque particularmente estresante que quieren ir a la playa el primer pensamiento es lo agradable que sería el sol, la arena y el agua, pues Severus también pensó lo mismo para recordar en plena playa que, primero: su piel es demasiado pálida y por ende el sol es un enemigo natural de su persona si no quiere acabar como el cangrejo que Harry anuncia que encontró agitando los brazos como un lunático, segundo: la arena es incomoda, se mete bajo su ropa y es difícil de sacar aun con magia (ya lo intento) y tercero: ir a la playa significa desnudes y lo máximo que muestra voluntariamente es el cuello y las muñecas.

 

Así que sí, fue un plan terrible.

 

“Ten” ordena Harry tendiéndole por quinta vez un par de conchas de mar que no sabe que hará con ellas ni para que se las pasa a él específicamente, pero las guarda tenazmente mientras Lupin está sin camiseta, solo con bañador, el agua hasta las rodillas desde donde antes Harry y él estaban divirtiéndose.

 

Ese es otro punto en cuestión.

 

Lupin es…atractivo y por Merlín no le diría nunca esto a Narcisa, pero está a un paso de escribirle solo para sacarlo de su sistema y llorarle a su conocida que todo en este maldito viaje está mal y que quiere devolverse como un anciano a su casa.

 

Al menos no han discutido, no fuerte, tienen encontrones pequeños que son más desacuerdos domésticos que caen rápidamente en una burla sin ninguna mordida importante.

 

“¡Severus! ¡ven! ¡el agua no está tan helada!” le grita Remus con Harry sonriéndole a lo que Severus quita la mirada de su libro, cómodamente ubicado en una sombrilla que Lupin transfiguro para enfriar la arena, que un principio se sentía ardiendo, y que Severus se apropió con desesperación acurrucándose bajo esta como un gato huraño siseándole al mundo.

 

El animo del licántropo no baja cuando no hay indicios de hacerle caso y muy, para lastima suya, Remus sale en dirección a él, dorado con el agua escurriéndole el cabello que se peina hacia y las gotas resbalando por el torso.

 

Se pregunta mentalmente si la licantropía viene de la mano con una tonificación natural de los músculos. Se siente un poco en la mira cuando Lupin se detiene ante él poniéndose de cuclillas con Severus dándole la mirada más aburrida que puede reunir con la vista firmemente en el rostro de Lupin, intentando concentrar esa presencia que obtiene con sus túnicas, aunque sea vistiendo una sencilla camiseta blanca de mangas cortas y unos pantalones cortos hasta las rodillas que se puso de mala gana, consiente de sus piernas extremadamente pálidas.

 

“Severus” llama divertido.

 

“Remus” devuelve pareciendo capturar al otro por sorpresa, aunque no es extraño que lo trate por el nombre aún lo sigue usando en situaciones especificas. Admitirá secretamente que le gusta pillar a Lupin con la guardia baja cuando lo ocupa.

 

El lobo le sonríe amable.

 

“Vamos a nadar”

 

“Paso” responde rápido esperando que Lupin se rinda, sin embargo su ex compañero de clases entrecierra los ojos hacia él un segundo para mirar en dirección a Harry que los observa desde el agua. Una expresión pensativa toma sus rasgos, como si considerará el peso de sus opciones para volver a mirarlo está vez decidido.

 

“Vinimos a la playa por idea tuya-”

 

“En realidad, Harry me hizo prometer que vendríamos algún día” informa viendo las cejas en alto de sorpresa y Severus siente la necesidad de explicarle que después de sacarlo de su secuestro se aparecieron unos instantes en una playa como medida de evitar que los siguieran remarcando que fue una parada de tipo express.

 

Aún así Lupin no se disuade, soltando que bien pudo ser idea de Harry, pero que él hizo los arreglos y que Harry esperaba compartir este momento con Severus removiendo la culpa en su pecho que se hace notar cuando se rinde a echar una mirada al adolescente, también a puro bañador, que los observa expectante e interesado.

 

Remus parece notar que ha ganado en un punto porque extiende lentamente su mano, dándole el tiempo para reaccionar en caso de que no quiera esto como lo suele hacer el mismo Severus al iniciar siempre un contacto, para quitar el libro de sus manos, dejarlo a un lado, ponerse de pie y tender su mano expectante moviendo sus dedos en una invitación.

 

Se encuentra instintivamente arrugando la nariz ante la perspectiva de sumar las tres variables molestas en una y, aun así, suspira, tomando la mano dorada contra la propia pálida para ser levantado sobre sus pies con facilidad aterradora ordenándose así mismo que no se fijará en el bíceps marcado de su ex compañero de escuela.

 

A unos metros escucha a Harry exclamar emocionado. Lupin le sonríe por ello mirándolo con claras intenciones de remarcar su punto.

 

Bien, se va a meter al maldito mar, decide ignorando la mirada del lobo en su camiseta que se niega a quitarse y Remus parece llegar a la conclusión de que se conformará con esta victoria del día.

 

Siguiendo al licántropo mete los pies en el agua demasiado fría para su gusto que parece calarle en los huesos para avanzar hacía Harry quien de inmediato empieza a enseñarle a Severus todo lo que ha encontrado bajo el agua y movimientos de nado que Lupin parece haberle enseñado anunciando que el lobo es un esplendido nadador, algo que dedujo fácilmente, pues fue el primero de entre los tres que se metió de lleno al agua demasiado alejado de la orilla para su comodidad.

 

“¿Sabes nadar, Severus?” pregunta Lupin curioso a lo que él responde que lo básico justo a tiempo que ve a Harry por el rabillo del ojo hacer un movimiento sospechoso que lo hace quitarse del camino y salvarse de ser impactado por una salpicadura de agua que baña a Lupino dejándolo en shock.

 

Severus solo por instinto da un paso hacia atrás.

 

El lobo se gira hacia Harry declarando que es la guerra, lanzándose sobre el adolescente cayendo los dos en el agua y por ende salpicando solo ligeramente a Severus quien cree haberse salvado hasta que Lupin quiere mojar a Harry, quien intenta escaparse escondiéndose detrás de Severus y por ende mojándolo a él en vez del adolescente.

 

Remus parece decidir que es su funeral porque pasa del horror a la risa histérica junto a Harry mientras él está empapado de cabeza a los pies mirando al licántropo con dagas imaginarias.

 

“¿Dejarás que se quede impune, Sev?” pregunta Harry echando leña al fuego con Lupin murmurando que no le ayude tanto para intentar negociar con Severus en tono diplomático que no es para tanto y en este punto él lo ha decidido.

 

Sintiendo su presencia extenderse, ese lado con el jugueteaba bastante cuando era un niño sobre la colina del parque, mueve su mano lentamente hacia arriba con la palma hacia el cielo y como si escuchara un llamado, una porción del agua se levanta, flotando en el aire hacia el cielo, subiendo y subiendo adquiriendo la forma de una esfera que flota sobre sus manos.

 

“¿Cómo haces volar las flores, Severus?” pregunta Lily intentando lanzar una margarita al viento para caer estrepitosamente al suelo.

 

Tomando la pequeña flor entre sus dedos, hace girar el tallo entre estos como si estuviera dándole cuerda para lanzarla suave en el viento mirándola flotar por el cielo.

 

“Solo tienes que escuchar”

 

 Ante los ojos asombrados del adolescente y el licántropo, Severus no duda, la envía directo a la cara de Lupin quién cae de espalda directo al agua por el impacto.

 

Harry estalla en carcajadas con Remus intentando ponerse de pie, quitándose el agua de los ojos junto al cabello con expresión descolocada.

 

“¿Cómo se hace eso? ¿es magia sin varita?” le pregunta a Severus para notar a Lupin quien se acerca con aura tranquila preguntándole al licántropo si también hacer eso.

 

Las cejas de Remus se levantan incrédulas.

 

“Uf, no, no, no” suelta como si aún no creyera lo que hizo Severus. En su opinión no es para tanto solía jugar con las margaritas desde que era un niño, los ojos dorados lo miran apreciativamente finalizando con un “no puedo hacer eso” que es suficiente para que Harry lo descarte centrándose en él. Pidiéndole que le enseña a hacer eso y ante la perspectiva de enseñarle al chico su animo mejora.

 

Comenzando a instruirlo, todo con Lupin aun parado junto él mirándolo, Severus explica que la magia suele tomar una forma ligeramente más tangible gracias al uso de la varita, sin embargo es posible realizar esta conexión sin el elemento de madera siempre teniendo en cuenta los aspectos necesarios para hacer un hechizo, es decir, la concentración, la intensión, y el nombre del hechizo.

 

Volviendo a extender su mano sobre el agua comienza a balancearla ligeramente en círculos lentos y ante él se forma una pequeña corriente circular en la superficie que Harry sigue totalmente fascinado estirando su propia mano imitándolo sin resultados que se prolongan por varios segundos.

 

El adolescente frunce el ceño con tal fuerza que Severus comienza a preocuparse no solo por su silencio sino también el de Lupin quién no ha dicho nada.

 

Finalmente decide que el chico solo se hará más daño si se fuerza, de modo que rompe el vaivén para mover su mano lanzando un chorro de agua en dirección al chico que se empapa y congela en la posición que estaba para girar lentamente a mirar a Severus con una mirada que se le hace conocida.

 

Detrás suyo Lupin resopla.

 

“Esto es guerra, Sev” suelta y pronto Severus tiene un adolescente encima que lo tira al agua completo.

 

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Apenas Remus cruzo la puerta de entrada cansado, aunque satisfecho con el día, aun si tuvo que limpiarse minuciosamente de cualquier rastro de arena para no dar alguna pista de su paradero, Sirius dejo el sándwich que estaba comiendo para sonreírle divertido con una mirada conocedora.

 

Desde que las autorizaciones sobre su libertad se había extendido poco a poco Remus podía comenzar a ver ese dejo de un Sirius mediamente adulto, no completo, lastimamente estaba seguro que su preciado amigo tendría aun unos buenos años de tropiezo gracias al tiempo de crecimiento perdido en Azkaban, pero era algo y no se estaba quejando de ello.

 

"¿Y bien? ¿Quién es?" Pregunta deteniendo a Remus en seco donde estaba colgando su abrigo.

 

"¿Quién es quién?" Pregunta en respuesta. Puede sentir aún de espaldas como su amigo pone los ojos en blanco con demasiada fuerza.

 

"La chica por la que estás tan feliz" indica apuntando a la chimenea "llegaste con una enorme sonrisa, asi que debe de ser una chica" explica no del todo errado. Remus no se había dado cuenta que esta sonriendo hasta ahora.

 

Arreglando su expresión, dejando la bolsa con comida chatarra que solían comer en sus reuniones, unas que pasaron rápidamente de semanales a mensuales debido al estado de empleado fijo y sus crecientes deberes y que, gracias a Godrick y el terapeuta, Sirius no le ha sacado en cara.

 

Aun.

 

Diciéndole a su amigo que uno podía ser feliz por muchas cosas. No todo tiene que ver con chicas Remus recibe una mirada burlona.

 

"Claro, como si no te conociera. Venga lunático, alguien te gusta yo lo sé. Dile a tu amigo Sirius quién es" insiste Sirius con tono apaciguador levantando su copa de lo que parecía vino lo cual lo hizo hacer una mueca.

 

“No deberías de estar comiendo un sándwich y bebiendo, es asqueroso”

 

“¡Ey! No todos tenemos la comida servida en un plato de lujo”

 

“Tú tienes comida servida en un plato de lujo, ¿Qué paso con Kreatcher?” pregunto mirando alrededor. Aunque Sirius hubiera dejado la vieja mansión Black, el elfo domestico seguía atado a el, algo que Remus no entiende porque según lo que le cuenta su amigo la criatura había tratado de matarlo cinco veces en el último año.

 

Agitando su mano dramático y brusco Sirius hace un sonido mas parecido a un “meh” para seguir adelante con su carril de pensamiento anterior que lastimamente no había olvidado.

 

“¿Y bien?”

 

Suspirando toma la copa sobrante de la mesa para servirse un poco de vino.

 

“Está tibio, Sirius” se queja con asco arrugando la nariz a lo que el animago sonríe encantado.

 

“¡Sí! Como los viejos tiempos ¿recuerdas?, fue fantástico, lo juro, todos con resaca escuchando a Mcgonnal en transformaciones, estoy seguro que ella sabia que no nos quedamos precisamente estudiando hasta tarde” mueve sus cejas arriba y abajo con Remus negando con la cabeza murmurando sin animo sobre lo genial que había sido sin sentirlo realmente. Esa fue su primera borrachera y sin duda quedo absolutamente traumatizado con ello.

 

Puede ver el momento exacto en que Sirius sabe que ha ganado. Lastimamente tendrá que conformarse con poco porque Remus no está de ánimos para recibir los reproches adecuados por gustarle Severus Snape.

 

"No lo se…canuto. Es...una persona..." comienza con dificultad pensando en sus palabras, teniendo cada vez más presente la imagen del profesor de pociones mirando por aquella ventana con la luz golpeándolo "compleja".

 

Sirius resopla poniendo los ojos en blanco.

 

“Todas lo son” y Remus siente que esta perdiendo el estado anteriormente alegre que traía en su pecho reemplazado por un sentimiento de aplastamiento.

 

“Creo que lo mejor es dejarlo ahí…” suspira con Sirius saltando de inmediato decidido con esa energía instintiva que Remus desearía que se le pasara por osmosis.

 

"¡Claro que no! Tienes que decirle, lunático. Invítala a comer o ver una película. Tú sabes, primero uno es galán y luego se lanza" instruye dándole una mirada sugerente y Remus se pregunta si se ha vuelto ligeramente suicida cuando se da cuenta de que quizás este considerando esa idea.

 

Quien sabe, quizás no debería de matar el sentimiento que lo ha abrumado y torturado estos últimos meses, quizás simplemente debería de seguir su curso natural, no es como que Severus y él fueran en un futuro a casarse o quien sabe qué.

 

“Lo que tú digas canuto”

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