
Preguntas y respuestas
Remus estaba en problemas y uno bastante grande, o al menos asi lo veía a pesar de que la solución era bastante sencilla. El caso es que no podía quitarse de la cabeza aquella clase con los cuarto sobre patronum, más bien específicamente la pregunta que le habían hecho con tanta exigencia.
¿Le gustaba alguien?
¿Estaba enamorado de alguien? Casi puede resoplar con burla ante esa pregunta, Remus no estaba enamorado de nadie, eso lo tiene por seguro, pero gustarle era otra cosa muy distinta.
Había estado pensando aquello por los primeros días de vacaciones en la casa de su padre al norte de escocia. Intentando llegar a una respuesta que más bien ya conocía, pero que se negaba a mirar con más atención porque aquello le parecía imposible e inaceptable hasta el punto en que miro el calendario y acepto que no importaba que, no podía seguir posponiendo su visita a Harry. El cachorro y él habían comenzado a estrechar lazos y considerando lo bien que salió la visita anterior en el periodo de invierno Remus tenía todas las intensiones de hacer lo mismo en verano, aunque para aquello primero debía de admitir una cosa.
Y es que se sentía atraído por Severus Snape.
“Uhh…¿Por qué?, ¿Por qué?” se preguntaría al despertarse y mirarse al espejo como si estuviese increpando a su reflejo. La cosa es que si iba ahora y le contaba a Sirius su amigo obviamente lo llevaría al ala mental de San Mungo alegando que se ha vuelto loco, desquiciado probablemente, porque no había nada bueno ni atrayente en todo ese cuadro aversivo que era Severus Snape.
Sin embargo, Remus sabía que no era cierto. Lo había visto, por aproximadamente medio año. Tuvo un breve vistazo de quién era o mejor dicho quién NO pretendía ser Severus Snape.
Severus era…
Bueno, es un poco complejo.
Severus era un conflicto andante. Es como aquellas formulas matemáticas que en la clase de astronomía le hacían aprenderse. Esas que se veían terribles y daban miedo y sin embargo podían significar y demostrar cosas completamente hermosas y Remus se estaba poniendo un poco poético y sobre todo se estaba asustando porque se supone que no debe de irse hacía aquel lado llamado Severus Snape.
“Vas a terminar con esto, cortar de tajo” se dio animos mirando su reflejo en los platos sucios que estaba lavando.
La cosa era…que Severus no parecía una mala persona. Había cuidado de Harry, se preocupaba por el adolescente no era un simplemente “ahí y listo” no, se daba el tiempo de pensar en que le gustaría y lo que era mejor, también estaba demostrando un grado muy alto de valentía algo que Remus aun no cree del todo que sea tan cierto, pero por lo visto si es un espía entre los mortifagos.
“Ahora que le mienta en la cara a quien tú sabes es otro nivel eso nadie lo hace” se dice a si mismo.
Pero era inteligente y Dios, sí que era inteligente, aunque eso no se le subia a la cabeza cosa que deberia de ser bueno porque a nadie le gusta los tipos que se creen superiores y, sin embargo Remus no estaba complacido por ello porque sentía que Severus no se daba el crédito que merecia.
Una cosa era ser humilde y la otra tener tan baja la autoestima que te encuentras indigno de algun reconocimiento y ¡mierda! ¡no debería de estarse preocupando por actuar de conciencia! ¡no es su trabajo cuidar a Severus Snape y no será un trabajo que quiera!
“Pero resulto ser amable…” murmura deteniendo su tarea actual, barrer la sala de estar para apoyarse en la escoba pensativo.
Era algo que no esperaba sinceramente. Severus siempre se mostro tosco, grosero, increíblemente frio y cruel, pero pensaba en detalles pequeños como que hacer para asegurar el bienestar de los alumnos y protegerlos en caso de accidente.
Además…tampoco le tiene miedo a Remus.
Y eso que intento devorarlo cuando iba en sexto.
A decir verdad…es el que más humano lo trata. No como Charity quien, a pesar de que se ve obviamente interesada en él, le teme por su licantropía, algo que siempre le ha jugado en contra a lo largo de su vida. Remus sabe que es guapo, también es inteligente, no un genio, pero es bueno si se esfuerza lo suficiente. Nada de eso vale cuando pones en el lado contrario de la balanza que es un hombre lobo.
Pero a Severus no parece interesarle.
Como tampoco nada de Remus.
“¿Y eso qué importa?” se regaña ante la sensación de pesar que se instala. Esta atracción iba a terminar, a pesar de todas la cosas buenas que ha ido descubriendo Severus seguía siendo un mortifago que tiene de amigo a más mortifagos como Malfoy a quien para colmo metio dentro de Hogwarts.
Una vez decidido que todo sentimiento que tuviera hacia Snape moriría con el tiempo porque no puede durar para siempre ¿verdad? Se fue a hacer sus maletas para ir a la casa del maestro de pociones deteniéndose un segundo frente al espejo de la entrada, mirando su reflejo. Admirando después de mucho tiempo su cabello claro, con algunas solitarias canas, despeinado, demasiado para su gusto que se dice que no lo va arreglar él solo se dirige a la casa de su ex compañero de escuela para ver a su cachorro. Aún asi se pasa la mano por el pelo, nota las pecas en su nariz, las pequeñas manchitas verde de sus ojos, la cicatriz de su rostro y la barba.
La barba se ve bastante desprolija. Se encuentra pensando con molestia para reprocharse que debe ponerse serio y salir de aquí. Está agarrando su maleta con fuerza para no poder dar el paso.
Solo va…a afeitarse un momento, después de todo son nuevos comienzos, el año pasado trajo bastantes cambios en su vida, que más da si se quita o no se quita la barba es una decisión propia para nada influida por cierta persona de cabello oscuro.
Remus suspira muy cansado de si mismo.