Juro solemnemente que mis intensiones son buenas - Lo que pudo ser de la orden del fénix

Harry Potter - J. K. Rowling
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Juro solemnemente que mis intensiones son buenas - Lo que pudo ser de la orden del fénix
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Aquí vamos de nuevo

“¿Cómo se atreven a dudar de mi regreso? Cuando he tomado medidas preventivas para preservarme ante la muerte” pregunta el señor tenebroso indignado.

 

Se despierta con algo cayendo. No es como lo muestran esas series muggles en que salta de la cama inmediatamente en alerta máxima, no, solo abre los ojos y se queda mirando hacia su ventana que bloquea la luz del sol a excepción de un rayo que pasa por poco evitando su rostro.

 

Hay unas voces provenientes de abajo.

 

Suspirando se pone de pie, calza sus pantuflas y baja con su pijama. Unos pantalones de lino y una camiseta blanca y holgada. La marca oscura se muestra orgullosa en su brazo, solo otra mancha más en su historial.

 

“Ah…se ha despertado su majestad” bromea Lupin, pillando con la guardia baja a Severus al notar que se ha afeitado ese feo bigote que traía.

 

Harry le sonríe desde el costado diciéndole que es su culpa porque él dejo caer la olla.

 

Esto era algo que nunca, ni en sus más locos planes hubiera considerado. Vivir con Remus John Lupin. No era como en las vacaciones de invierno, ese periodo fue algo bastante fugaz en su opinión gracias al secuestro y las posteriores celebraciones. Está vez era diferente. Lupin o Remus como insistía el otro hombre que lo llamara se quedaría más de una semana con ellos y Severus no sabia como reaccionar ante eso pues una cosa era coexistir junto al lobo en la escuela, otra coexistir sabiendo que es un invitado muy temporal, otra es saber que permanecerá un tiempo extendido algo que Severus, aunque no lo demuestre, está un poco angustiado de esta nueva intimidad que se ha ido gestando y las implicaciones que estan tratando de alcanzar su conciencia, aquella que se niega a mirar, pero que Narcissa insiste en darle esa sonrisa conocedera de que solo se está, como siempre, engañando a sí mismo.

 

“Admite que te gusta” le había dicho hace unos días cuando se quejaba de que el lobo se había pasado de la fecha establecida para su llegada.

 

Severus se había, como siempre, retraido, negando saber de que hablaba.

 

La sonrisa de la Malfoy no baja.

 

“No te tomas tantas malestias por la gente tradicional, Severus, o debo de recordarse que prácticamente me hiciste convencer a Lucius de que quitará la orden de captura de su cabeza”

 

“Medidas necesarias para la comodidad de Harry a demás Lupino no es mal profesor”

 

“Y tampoco aberrante a la mirada, al contrario, es muy apuesto, tiene varios corazones robados en Hogwarts. La pregunta es ¿tiene el tuyo también?”

 

¿Qué si tiene su corazón también? piensa bajando las escalera para encontrarse con los ojos de Harry emocionados por el visitante, los miel en cambio viajan rápidamente a la marca de su brazo y se alejan un brillo cauteloso que lo hace sentir sucio. No es un buen sentimiento, en realidad tampoco es el primero que lo mira así, sin embargo la mayoría no le provoca una reacción emocional al respecto.

 

Lupino se está colando debajo de sus barreras. No es algo que le agrade.

 

Remus como siempre tiene esa facilidad de adaptarse a las circunstancias, rápidamente vuelve a un tono agradable y miradas educadas hacia Severus como si no tuviera la marca de un mortifago en el brazo. Entonces aquí, saludando a Harry y tomando a siento reticente junto al adolescente por instrucción del lobo quien deja frente a Severus un plato de tostadas y huevos revueltos, mismo que Harry ya está terminando junto a un té, concluye que es imposible no perder un poco de si mismo en Remus Lupin.

 

Eso no quiere decir que aquella parte no haya muerto en el camino porque Severus mismo no es alguien que tenga la posibilidad de instalarse en el pecho de Remus y hacer de este su hogar y tampoco cree que él, en lo profundo de su ser quiera lograr ese cometido porque esta profunda y absolutamente asustado de si mismo.

 

Ese es el problema quizás. El meollo de toda la cuestión.

 

Él solo…es la última opción y lo sabe de modo que lo acepta y hace todo lo posible dentro de sus capacidad como la última opción.

 

Quizás su padre simplemente lo rompió más allá de lo físico.

 

Entonces la pregunta verdadera lo alcanza ¿se siente atraído por Remus Lupin? La respuesta es sí, no hay otra posible, es como si le preguntaras a la polilla si se siente atraída por la luz y Severus de alguna manera se identifica bastante con la propia polilla en su categoria fácilmente inferior a la belleza de una efímera mariposa.

 

Aunque no se queda ahí la cuestión porque uno puede sentir atracción y la atracción es algo más bien temporal, casi más sexual con esas miradas tensas y algo que se siente y no se dice. El gustar es diferente, es más aterrador, no tanto como el enamoramiento. El gustar conlleva cuidar, proteger, es más allá de lo físico, pero no tan entregado ni posesivo como el amor.

 

¿Le gusta romanticamente Lupino? La respuesta es sí y claramente Narcissa lo sabe, no por nada insiste en mirarlo como lo mira con ese cariño implícito de saber que trae un corazón roto porque nunca tendrá una oportunidad como la que añora y que al final de todo será ella la encargada de recoger los trozos de aquello que creía sin latido.

 

Por ahora, concluye, simplemente se concentrará en lo que tiene por delante y sabe que puede alcanzar, después de todo, Severus no es otra persona que una pragmática.

 

Mirando el té con ofensa, escucha a Harry a su costado decir que irá a darse un baño. Sintiendo la presencia de Remus acercarse lo ve secando una taza con un paño que probablemente encontró después de hurgar mucho en su cocina. Lo escucha decirle que no está envenenado.

 

Levanta sus ojos para encontrarlo con los ligeramente verde moteado.

 

“El café hace mal en exceso y dudo mucho que sea saludable para ti seguir corriendo incluso en vacaciones”

 

La mirada no cae.

 

“Siempre tomo café”

 

Lupin lo mira divertido con una sonrisa a sabienda.

 

“Por favor, Severus, dudo mucho que hayas tomado incluso de niño como para tal exageración” bromea probablemente esperando que la expresión seria de su cara baje ante el universal conocimiento de que los padres no le dan cafeína a sus hijos porque afecta su crecimiento.

 

Podría decir que no sabe lo que lleva a compartir lo que sale de sus labios, prefiere ignorarlo.

 

“De niño tomaba café” informa con ese tono terco que le hubiera valido un puñetazo en la cara por parte de su padre.

 

El paño en las manos de Lupin vacila un segundo, pero como siempre el lobo mantiene esa amabilidad de intentar mantener el estado de animo lo más amigable y natural posible.

 

“¿A sí? Mi madre amaba el té, recuerdo que mi padre siempre viajaba a los lugares más alejados para traerle una caja de la mejor marca” comparte su propio momento con el cariño contorneando sus rasgos “¿a alguien de tu familia le gustaba el café?” y Severus reconoce un intento para obtener información. Podría cerrarlo de tajo y dejar esta conversación aquí sin embargo serian unos días bastante incomodos y a llegado el último año a sentirse seguro en este lugar.

 

No quiere arruinarlo, ni para si mismo ni para Harry.

 

“No, creo que no…” admite finalmente rindiéndose a la taza para acunarla entre sus manos sintiendo el calor transferirse a las puntas de sus dedos siempre frios ya sea en invierno o verano.

 

Las cejas de Remus se levantan incrédulas con una pregunta tasita en los ojos.

 

Severus se encuentra suspirando.

 

“Era más barato el café que el té, claramente de una calidad aberrante, pero cumplia con el propósito al menos de despertar a mi padre para que fuera al trabajo”

 

Sobre todo despues de sus borracheras. Severus lo recuerda en esos aterradores momentos en que tomaban el desayuno todos juntos echarse una tras otra cucharada de café molido directamente a la taza y tragar a fondo como si intentara engatusar a su mente que era una clase de whisky exótico.

 

Los labios de Lupin se inclinan ligeramente hacia arriba divertido.

 

“Puedo ver el parecido” dice y se siente como un puñetazo en el estomago que lo congela con la taza de té a medio camino a sus labios. Sabe que es imposible que no pase desapercibido porque de inmediato la sonrisa del rostro del lobo cae. Severus lo ignora.

 

Bajando lentamente la taza, mirando asi el contenido se encuentra analizando esa angustia que lo ha invadido.

 

Su padre que lo golpeaba. El hombre que asesino a…

 

“…Ojala que no…” murmura para si mismo, aunque sabe que los sentidos aumentados del lobo debieron de captarlo.

 

Severus preferiría la muerte a ser como su padre, pero a veces siente su sombra tan fuerte aun intentado alcanzarlo.

 

Lupin simplemente lo mira sin decir nada a cambio, a pesar de que parece tener cien preguntas escritas en el rostro.

 

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Después de que dejaron Hogwarts para volver a la casa de campo ambos se sumieron en un estado bastante depresivo y hubiera seguido así si Severus no se obligó a sacar la cabeza del agua y volver a moverse. El regreso del señor tenebroso traía consigo los rebrotes de traumas pasados, aquella sensación de que algo malo estaría ocurriendo en cualquier momento cada vez se volvía más fuerte y decir que se estaba volviendo paranoico era poco, aunque Harry tampoco iba por buen camino. El chico había estado terriblemente callado hace unos días, manteniendo esa expresión pensativa, triste y sobre todo apática y Severus iba por el mismo camino, aunque pretendía que no era asi, la autoculpa llego a un punto culmine cuando encontró al chico con rastro de haber estado llorando antes de irse a dormir por lo que, respirando muy profundo, se sento junto a él en las noches para conversar sobre qué estaba pensando.

 

“Quizás sí debí de ir al torneo…quiero decir, si hubiera ido quizás Cedric estaría aun convida” había explicado con Severus suspirando y asegurándole que lo dudaba bastante porque el señor tenebroso es conocido por matar a diestra y siniestra y, aunque suene terrible, era mejor una persona muerta que dos.

 

Eso no lo quitaba por supuesto de tener un peso en la conciencia de que pudo haber hecho algo, quizás cancelar el torneo, intervenir antes con el señor tenebroso, algo pudo haberlo evitado, pero en su experiencia lo hecho, hecho estaba y no sacaba nada con seguirle dando vueltas. Ahora tenía cosas más importantes de que ocuparse que pensar en su alumno asesinado.

 

Como el regreso del señor tenebroso, su interés en Azkaban y a que rayos se refería con medidas necesarias para asegurar que la muerte no pudiera alcanzarlo.

 

Tenía que investigar, principalmente en Hogwarts, sin embargo no cree que encuentre nada allí, los libros de artes oscuras en el castillo eran minoría, aun en la sección restringida. Tendría que ir a la mansión Malfoy sino a Hogsmeade.

 

“¿Está bueno?” pregunta Lupin sacándolo de su mente.

 

Severus lo ignora.

 

“¿Cambio de imagen?” pregunta con Remus llevándose la mano al rostro preguntando si era muy obvio que faltaba el típico bigote que solia llevar antes dejando a su paso un rostro liso y juvenil que pone nervioso a Severus “bueno, estaba en tu cara, creo que es obvio” se las ingenia viendo al lobo darle una mirada divertida y un poco…¿timida?

 

No está muy seguro.

 

Lupino lo mira como si fuese algo interesante, es demasiado distinto a como lo miraba antes.

 

“Al menos te ves un poco más decente” murmura.

 

La boca de Lupin se curva suavemente hacia arriba burlón preguntándole si le gusto y el hecho de que no específica que se refiere a la barba hace que algo se revuelva incomodo en el estomago de Severus, es estúpido, sabe que estan hablando de la barba, no es que pueda preguntar por algo más al respecto, sin embargo Lupino lo mira atentamente esperando.

 

Aún siguen hablando de la barba ¿verdad?

 

Termina saliendo un “no esta mal…” en tono bajo, casi inteligible que claramente el lobo capta porque se ilumina cual árbol de navidad dejando a Severus electrificado y alerta.

 

Poniéndose de pie determina que se ha revolcado demasiado en su miseria y que, por tanto es hora de ponerse a trabajar. El comienzo de las vacaiones de verano no significa mucho para los profesores, incluso Lupino ha traido su material dentro de la valija que deja en la sala de estar que mira diciéndose a si mismo que no va hacer nada al respecto, que él no ha invitado al lobo y que por tanto Lupino tiene que enfrentar las consecuencias de meterse en casa ajena y, aún asi se encuentra caminando hacia la planta superior, abriendo la puerta de lo que era el segundo estudio.

 

A este paso tendría que empezar a hacer aparecer habitaciones si se sigue viniendo a quedar más gente. Piensa de mal humor.

 

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