Sirius Black II
Cualquiera que viera a Sirius y a Hesper en la misma habitación, interactuando con una naturalidad que solo años de convivencia estrecha podía lograr, aseguraría poniendo la mano en el fuego que se amaban. Se miraban con la adoración con la que se mira una pareja llena de amor y lealtad. Pero para unir ese maravilloso relato que les unía faltaba un detalle, apenas relevante.
No se tenían amor, no del mismo que muestran los libros románticos. Ese tipo de amor lo reservaban para otras personas, gente que cualquiera que los viera con ellos notaría lo fuera de lugar que estaban respecto al ambiente en el que los otros se movían, ya que eran personas mucho más discretas.
Digamos que a Armand, el amante de Sirius, y Anne Marie, la amante de Hesper, eran personas mucho menos estrafalarias que sus parejas, mucho más modestos. También estaban casados, y al igual que sus parejas no se tenían más que un afecto amistoso.
Todo el mundo conocía la "amistad" que ambas parejas compartían. Siempre estaban los cuatro juntos, de un lado para otro. Aunque a veces se podía ver a Anne y a Hesper paseando tranquilamente por el parque, hablando como si tuvieran todo el tiempo del mundo, y a Sirius y Armand, yendo a museos sin hablar pero contemplando el arte como si estuvieran viendo las más hermosas escenas que el hombre pudiera contemplar.
Había un pequeño problema a ello: Sirius era el heredero de su familia. Necesitaba tener descendencia para que la fortuna y el poder de su familia no fueran a su irresponsable y demasiado orgulloso hermano menor, Arcturus. Hesper no tuvo ningún problema con ello, desde pequeña había tenido el sueño de ser madre, y junto a su marido tuvieron cuatro hijos, todos ellos varones. O eso parecía. Bueno, eso es para otro día. Eso acabó de establecer a esa pareja como un estandar para los demás sangre pura. ¿Un político que viene de una de las familias más respetadas, rico hasta decir basta, y una mujer inteligente y hermosa que podía darle no solo uno, sino cuatro herederos? ¿Quién podría desear algo mejor?
Porque, claro, los matrimonios más felices son los que pueden estar con las personas que aman, aunque sea en secreto.