Cygnus Black I
La inestabilidad no es algo ajeno para la familia Black. Todos lo son en algún aspecto, aunque no quieran confesarlo o eviten las miradas extrañas en sus peores momentos. Aunque así fuera no dejaban de rechazar al que lo mostraba, y Cygnus es la prueba de ello.
Nadie pensó que hubiera ningún problema con él cuando era niño. Sus padres no le prestaban la suficiente atención como para notarlo hasta que fue más mayor, su tía Phoebe ni siquiera podía mantener alta la cabeza la mayoría de días y su tía Alexia nunca estaba cerca. No tardaron, sin embargo, en darse cuenta.
Su primera manifestación de magia fue cuando tenía seis años. Sus padres estaban preocupados de que nunca la mostrara, que fuera un squib. Cuando llegó se arrepintieron de haberlo esperado con tanta fuerza. En ese momento Cygnus estaba teniendo una rabieta de la que todo el mundo ignoraba la causa, porque estaban cada uno a lo suyo. El hijo adoptivo de su tía, Fergus, estaba mostrando a todo el mundo un dibujo que había hecho (no muy bueno, pero sí lo suficiente para un niño de cinco años) y Cygnus envidiaba la breve atención que estaba viviendo. Empezó a gritar, primero a un tono normal, hasta que en un momento y sin previo aviso amplió su volumen hasta destruir varios vasos de cristal y hasta hizo llorar a Misapinoa, su hermana menor. Sus padres, aunque alegres por su magia, estaban horrorizados de que lo hubiera causado una simple rabieta.
No fue a mejor con el tiempo: siempre que hacía magia destruía algo sin poder evitarlo. Sus padres tomaron la drástica decisión de quitarle la herencia cuando en su séptimo año casi mata a un compañero de clase después de una pelea minúscula. ¿Quién se convirtió en el heredero, entonces?
El niño pequeño. Su hermano Arcturus. Ese niño pequeño e idiota (según Cygnus) que no había hecho nada para merecérselo más que él. Él era el primogénito, era su derecho de nacimiento. Su rabia solo aumentó cuando ese niño se convirtió en el perfecto heredero. Era calculador, serio, muy inteligente y sabía hacer contactos desde que empezó en Hogwarts. No quería admitir que ese niño hacía un mejor trabajo que él.
Para intentar recuperar la herencia de alguna manera se casó con una bruja alemana de una familia respetada: Ella Max. Ella era una mujer tranquila y sencilla, esperaba complacer a su propia familia igual que él. No esperaba tardar tanto en tener hijos, pero tuvo cuatro: Sirius, su mayor orgullo; Phineas, un pequeño genio; Iola, que tenía un corazón de oro. Y luego estaba Elladora. Era demasiado parecida a él, a todo lo que odiaba de sí mismo.
No consiguió nada con eso, murió demasiado joven para ver todo lo que pasaría con su familia. No supo que su primogénito murió de alguna enfermedad desconocida, que su hija menor caería en la locura tal y como él lo había hecho, cortando las cabezas de sus elfos en sus ataques de ira. Su primera hija fue renegada por su matrimonio con un muggle. El único triunfador fue Phineas, que se hizo un nombre como el que a Cygnus le hubiera gustado tener.