
Antares Black
Imagina esto. Eres un niño de doce años, con mucho dinero y prestigio por tu apellido, pero unos padres negligentes que creen que les debes tu vida por habértela dado. Tus padres se mueren, y en lugar de darle tu custodia a sus mejores amigos se lo dan a otra familia, que te trata como un rey de manera muy descarada para sacar beneficio de ti y para que creas que son unas personas maravillosas. Cuando tienes 21 años te obligan a casarte con su hija, a quien considerabas una hermana y que además sigue yendo a Hogwarts. Eres muy cobarde para ir detrás de la mujer que amas, porque tardaste demasiado en pedirle matrimonio y se acabó casando con un hombre al que odias, todo por creer que tienes todo el tiempo del mundo.
Digamos que es exactamente lo que le pasó a Antares, obviamente. Sus padres, ambos personas muy relevantes políticamente y con mucho poder en el Ministerio, eran bastante poco cercanos, por decirlo suavemente. Le enseñaron a ocultar sus sentimientos, porque consideraban cualquier emoción como una debilidad, fuera positiva o negativa. Probablemente la única enseñanza que le dejaron, ya que le criaron principalmente los elfos domésticos y se pasaba el tiempo en la biblioteca leyendo libros de magia oscura. Nunca usó esos conocimientos, sin embargo.
Apenas tuvo relaciones cercanas a lo largo de su vida, además de Allison, su esposa, Thelma, su amante, y Corvus Lestrange, su mejor amigo de la infancia. No tenía la mejor relación con sus hijos varones, aunque si con las mujeres. Su primer hijo, Licorus, fue criado con la misma dureza que él para que fuera un heredero perfecto. Con su segundo varón fue diferente. Proyectó su vida y sus deseos en él, le prometió con la hija de su amante y vio sus deseos destrozados cuando Eduardus se fugó con su novia, una muchacha nacida de muggles, tuvo un enorme ataque que acabó con el rostro de su hijo destruido en el tapiz.
No solo se proyectaba en sus hijos, también en una de sus hijas: Hesper. Eran casi idénticos, fuera del físico. La misma manera de actuar, el mismo humor, la misma comprensión del mundo, los mismos puntos de vista. El problema era que también eran iguales en arrogancia y orgullo, orgullo que llevó a su hija a una horrible muerte por un hechizo mal realizado por ella misma. Fue la primera vez que sus hijos le vieron llorar, completamente destrozado por la antinatural muerte de su pequeña niña. Su vida apenas mejoró después de ello. No buscó matrimonios para sus otras dos hijas por miedo a que fueran dañadas como Hesper.
Murió en pena, horrorizado por algunas de las decisiones que tomó o que no tomó, por su cobardía y su orgullo que le impedían hacer lo que le haría feliz.