Draco Malfoy y el León furioso

Harry Potter - J. K. Rowling
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Draco Malfoy y el León furioso
Summary
La vida nunca ha sido justa para los inocentes, eso lo puede dar por hecho Draco quien ha vivido desde su más tierna infancia en un abismo de dolor, sin embargo, cuando pudo liberarse con secuelas de aquella vida y con esperanzas para el futuro todo se derrumbó cuando descubrió que no era amado por su familia, además de que el colegio a dónde iba a residir no era el lugar seguro que prometían ser.Lo único que le queda es seguir sobreviviendo.Solo sobrevivir o eso creía.
Note
Buen día, tarde o noche. Como podrán ver este fic será un reescritura de la saga, por lo cuál espero poder captar la atención sobre los nuevos sucesos que se vayan agregando con el tiempo.Además de que este capítulo, es como una introducción vago de los sucesos que se van ir desarrollando dentro de la serie.Advertencia de violencia, odio a uno mismo, amor poco saludable a la familia.Gracias.
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Camino a Hogwarts

No pudo ver su carta a Hogwarts, porque fue confiscada por sus padres desde que llegó la pobre lechuza, ellos la leyeron y solo le mencionaron que dentro de unas semanas irían al Callejón Diagón para comprar lo necesario para sus estudios. Obviamente su hermano, Lesath, era el más emocionado en la familia debido a que ese año iba hacer las pruebas para ser el buscador del equipo de Slytherin, sin embargo, el heredero ya tenía el puesto asegurado porque su padre iba a donar escobas de la mejor categoría al equipo para que su hijo tenga el puesto.

Después de todo, el dinero y las conexiones siempre abren puertas.

Draco se encontraba en su 'habitación', que era uno de los cuartos más pequeños de la mansión, él estaba muy agradecido de que lo sacaran de los calabozos, aunque su habitación no se comparaba con la de su hermano o sus padre, al menos era una habitación.

Su nueva habitación era muy pequeña, solo podía entrar una pequeña cama que se ajustaba a su pequeño tamaño, además de un ropero que solo tenía ropas viejas que Lesath ya no las quería, ni usaba. No contaba con baño propio, por lo cual, tenía que ir a los servicios higiénicos de los elfos domésticos, que eran curiosas criaturas para él, nunca había visto a alguien de esas características.

Había cuatro de ellos que limpiaban la mansión, siempre estaban con la cabeza agachada y aterrorizados por su padre y hermano, especialmente. Podía simpatizar con ellos fácilmente con el miedo que sentían por los jefes de casa que también a él lo lastimaban solo por ser Draco, solo por ser un error. Las criaturas estaban vestidas con ropa extraña, parecían costales de tela para ser sincero. Aunque no hablaba con ellos, porque lo tenía prohibido y ellos también tenían prohibido hablar con él, quería acercarse y solo tal vez hacer unos nuevos amigos. 

Un día pudo ver como ellos mismos se lastimaban por órdenes de su padre.

"Golpéate con la pared"

"Plancha tus manos"

"Quédate sin comer toda la semana"

Eran algunos de los castigos que había escuchado de su padre, siendo secundado por su hermano con emoción, quién en ocasiones también mandaba a castigar a esas pobres criaturas.

Draco siempre buscaba ayudarlos, pero él era el castigado siendo encerrado en los calabozos por días. Tenía miedo, pero no podía evitar querer salvar a esas criaturas, que le recordaban mucho su situación, quería también ser salvado y si no podía encontrar un héroe, entonces él sería el héroe de otros. Para eso, empezó a ayudarlos cuando veía que se atrasaban en sus quehaceres, no hablaban lo tenía prohibido, pero su padre no dijo nada de interactuar con ellos, claro sin hablar.

Ayudaba más al viejo Ranry, un elfo doméstico mayor que por la edad iba más lento, que antes de su intervención era ayudado por Dobby, que descuidaba su labor por ayudar al elfo más grande y provocaba que sea castigado por su ineficiencia. De vez en cuando se lanzaban algunas sonrisas con estas criaturas, siempre y cuando no los vieran.

Ellos ayudaron que todo fuera mejor. Que ese lugar no se sintiera tan frío para él. Por eso lamentó mucho al darse cuenta que no podía quedarse más con ellos, cuando le golpeó la cruda realidad de que Hogwarts era un internado.

Se iban a separar por largos meses. Temió por ellos, esperaba que los Malfoy no los siguieran maltratando.

 

Sus padres lo llevaron al Callejón Diagón, él caminaba detrás de toda su perfecta familia, veía como su hermano no paraba de hablar de escobas y les pedía a sus padres que le compren la mejor del mercado, ellos solo estaban atentos a lo que su hijo decía. 

Estaba presenciando un cuadro familiar en el cuál parecía que nunca pertenecería. Él como siempre siendo olvidado, caminando atrás de los tres, ilusionándose un día permanecer a ese bello cuadro, pero ello sería muy difícil porque su familia lo trataba cómo si no existiera en su mundo perfecto. Como si fuera una paria.

Entonces llegaron a Madam Malkin's una tienda el cuál vendían bellas túnicas. Sus padres los dejaron a los dos ahí mientras iban a buscar sus demás útiles escolares, querían evitar mucho tiempo en el ojo público porque él era un secreto que se hablaba en los cuatro vientos, nadie le había tomado ninguna foto y las demás familias solo lo habían visto levemente. 

Lesath quería comprar nuevas túnicas para este año porque las que tenía ya le quedaban muy pequeñas, además de que eran de hace un año, un Malfoy debe cambiar su guardarropa cada temporada, según decía Lesath.

Mientras su hermano estaba siendo medido para sus nuevas túnicas, Draco estaba esperando en uno de los asientos, porque ya había otro niño también siendo medido por la asistente de la dueña. El otro niño tenía los cabellos negros muy despeinado, y para ser sincero no quiso seguir analizándolo, era más entretenido ver las cosas mágicas de la tienda. Ver como las túnicas flotaban tan hipnotizantemente por el lugar.

"No te he visto antes en Hogwarts, ¿Es tu primer año?" empezó hablar Lesath al niño, generando una molestia en Draco porque desde que se enteró de su transformación, su hermano no le había dirigido la palabra, ni siquiera una mirada amigable le había lanzado a su dirección. ¿En serio? Prefiere hablar con un desconocido en vez de conmigo ¿Por qué eres así hermano? ¿Por qué me odias tanto?

Draco se levantó de su silla rápidamente y empezó a caminar por la tienda viendo los diversos modelos que en la tienda se presentaban porque no quería escuchar a su hermano con ese niñato, no quería escuchar como su hermano era amable con otros, pero con él solo era un ser malvado. No sabía que le llamaba la atención del pelinegro que ni siquiera sabía escoger ropa de su talla o peinarse al menos, mientras se enfurruñaba caminando, vio a un hombre grande por la ventana y se sorprendió porque nunca había presenciado alguien de tal tamaño. Era increíble.

Cuando crezca, quiero ser así de grande. Pensaba maravillado viendo al hombre y sin darse cuenta puso una sonrisa en su rostro imaginándose tan grande como él. Para luego tensar esa sonrisa al ver como ese niño despeinado corría a encontrarse con el gigante, y los dos se iban juntos. Bueno, no todos pueden elegir buena compañía. Pensó con desgano y aunque no lo admitiera con celos, porque se notaba que ese gigante quería al niño, porque lo escuchaba atentamente con una sonrisa, mientras le entregaba un gran cono de helado.

En eso fue llamado por la asistente del local para empezar a medirlo para su túnica túnica escolar. Pudo notar como su hermano estaba irritado. No sabía que había pasado, pero se alegraba, eso le pasaba por querer hablar con un desconocido en vez de él; pero aun así él fue ignorado, pero castigado porque estuvieron un largo tiempo ahí, porque Lesath estaba eligiendo nueva ropa de temporada, así que estaba parado a un lado esperando que todo terminara. Mátenme ahora. Pensaba mientras se recostaba en una pared, escuchando como le enseñaban al joven heredero diversas telas para que mande hacer las túnicas que él quisiera, según su estilo. 

En eso llegaron, sus padres y al fin pudieron salir de ese calvario.

Fueron a la tienda donde se exhibían las escobas y su padre le compró a Lesath la que había estado exigiendo desde que llegaron al Callejón y además otras para 'donarlas' al equipo de quidditch de Slytherin. Donar, claro, más bien comprar al equipo. Estuvieron también en ese lugar un tiempo interminable, comprando todo lo que Lesath resaltaba que iba a necesitar como nuevo buscador, su hermano era un loco para las compras y como lo había predicho, a él no le compraron nada, intentó no resentirse con ello. Al salir, Narcissa y Lesath se fueron de frente a la mansión, de otro lado Lucius con Draco se fueron directo a la tienda de varita de Ollivander.

El señor mayor, se quedó mirando al niño, seguro analizándolo para determinar que varita sería la adecuada para él, dejándolo incómodo al menor y cansado a Lucius, quién ya quería irse.

"Entonces, ¿Va a vendernos una varita o no?" siseó Lucius mirando al señor con enojo mal contenido.

"Disculpe, estaba pensando que varita sería adecuada para su menor hijo. Si me esperan por favor, creo que ya tengo la adecuada para ti" mencionó mientras se retiraba a la parte de atrás de su tienda. Lo que me faltaba, esperar ahora por la varita. Pensaba Draco cansado al notar que pasaban varios minutos y el señor no aparecía. ¿Si le dio un ataque cardiaco ahí adentro y nosotros ni cuenta? Al ver que ya pasaban 15 minutos y todavía no aparecía, empezó a preocuparse cada vez más. Lucius empezaba a desesperarse cada vez más, con cada minuto que no aparecía el hombre mayor.

"Sabes, me voy retirando a mi hogar, ya te quedas esperando por tú varita" dijo Lucius mientras le entregaba el dinero suficiente para comprar la dichosa varita y se retiraba sin voltear a verlo.

"Pero ¿Cómo voy a regresar?" estaba asustado y desesperado al ver como su padre se iba del local, con el dinero que le entregó no podría ni siquiera pagar un autobús o algún medio de transporte para llegar a la mansión. Tenía miedo de ser abandonado de nuevo. No quería alejarse de su familia, no quería.

"Si una vez pudiste encontrarnos, lo podrás hacer de nuevo" fue lo único que le respondió su padre y se retiró. Él estaba sujetando con fuerza la bolsita contra su pecho. Intentaba no llorar de la impotencia y solo se quedó mirando el suelo, esperando que Ollivander saliera lo más rápido posible para poder alcanzar a su padre. Una pequeña parte de él, la parte que estaba llena de esperanza, deseaba que su padre solo lo estuviera asustando y le esté esperando fuera de la tienda.

Luego de diez minutos más al fin se dignó salir Ollivander "Lo siento por la tardanza, es que no recordaba dónde lo había dejado o si aún lo tenía en mi poder, pero aquí está la... ¿Su padre?" comentó al solo verlo a él.

"Se fue a comprar los demás útiles para no perder más el día, apúrese por favor, ¡necesito encontrarlo en otra tienda!" Dijo exaltado, apresurado y mintiendo, se acercó al señor, el cuál abrió el estuche de la varita y pudo ver una varita de color azul aciano, con una empuñadura plateada, y diseño en plata alrededor de esta, como si fuera una enredadera. Una varita muy bonita y elegante ante sus ojos.

"Varita de tejo, núcleo pelo de rougarou. 25 centímetros. Es una varita especial, hecha hace años por una amiga que vive en la comunidad mágica estadounidense. Nunca pude encontrarle a un dueño para la varita, pero siento que puede usted ser afino" le indicó a Draco que la probara, y en ese momento pudo realizar unas chispas verdes, viendo que la varita si era afín a él, tenía algo que era suyo, completamente suyo y no usado por su hermano "Le menciono que el Tejo es para magos fuertes para los duelos y maldiciones, lo que me preocupa es su núcleo, debido al que rougarou es un núcleo más inclinado a las artes oscuras" dijo sorprendiendo a Draco y asustándolo levemente por sus palabras porque tenía entendido la sociedad mágica marginaba y temía a los magos o brujas que usaban este tipo de magia "Que se incline, no significa que tenga que practicarlas. Este núcleo también es protector y estoy seguro de que este es una característica muy fuerte en usted joven Malfoy y sabrá sacarle provecho a los aspectos positivos de la varita."

Draco estaba viendo hipnotizado la varita, era una de las más hermosas que había visto en su vida, aunque había visto pocas siendo las de su familia las únicas que había presencia de cerca. Pero tenía una duda "¿Rougarou?" no sabía de que criatura era esa, tal vez sea tan bella como un unicornio, como era el núcleo de la varita de su hermano o tan fuerte como los núcleos de dragón de sus padres.

"Es una bestia mágica con cabeza de perro, tienen un gran parecido con los hombres lobos, pero esa es su forma definitiva, es como si siempre fuera luna nueva para ellos. Habitan en Estados Unidos, específicamente en Luisiana por sus zonas pantanosas" recordaba Ollivander características sobre esa criatura y a su vieja amiga creadora de la varita, por lo cual no se percató de como el menor de los Malfoy se quedó congelado al escuchar sobre este animal.

Es porque soy un tipo de hombre-lobo que justo mi varita debe ser de núcleo de una criatura igual a ella, que tanta mala suerte me puedo cargar. Pensaba el menor ahora alejando la varita de él mismo. "¿Hombre lobo? No... no puedo tener esta varita, ¿Puedo cambiarla?" estaba totalmente asustado dejando la varita en el mostrador del vendedor, no quería agarrarla, no quería ni verla.

"Esta varita ya está vinculada contigo, joven Malfoy" reflexionaba Ollivander, pero al ver como el niño empezaba a hiperventilar por la situación decidió darle la oportunidad de ver si había otra varita que funcionara con él "Bien, acordemos esto, voy a darte otras varitas, otras que tengan un núcleo que sea afín a tu familia" mencionó el mayor empezando a sacar varitas que tuvieran núcleo de pelo cola de unicornio y fibra de corazón de dragón, pero ninguna funcionaba con Draco, así estuvieron por una hora, pero nada de nada. 

Ollivander salió del mostrador y se acercó al joven despacio y luego puso una mano en su hombro al verlo arrodillado en el suelo intentando desesperadamente hacer funcionar la última varita que le dio "Joven Malfoy, creo que ya es momento de darse cuenta de que ninguna va a funcionar" le pasó un pañuelo, para que Draco se limpiara las lágrimas que empezaban a salir de sus ojos. No entiendes, no entiendes. No puedo tener esta varita, si ya soy un fenómeno en mi familia, cuando sepan su núcleo me van a aborrecer más, no quiero, no quiero que me odien más. No más. Por favor, por favor funciona... funciona varita estúpida. Pensaba desesperado Draco. "Lo siento Draco, lamento que la varita no sea la que esperabas, pero debes saber que la varita no define a nadie, ninguna varita define la personalidad de un mago. Tú eres quien va a decidir que tipo de persona serás, no dejes que lo que digan influencie tu camino, esto será difícil, a veces caerás, te querrás rendir solo para hacer feliz a otros o cumplir con sus expectativas, pero debes recordar hacerte feliz a ti, lo que tú quieres ser."

No lo entiendo, ser feliz yo sobre las expectativas de los demás, ¿Cómo puedo hacer eso? "Gracias, por favor véndame la varita de rougarou" ya quería irse, ya se había humillado demasiado, aunque una parte de él estaba en verdad agradecido con el viejo vendedor de varitas.

Draco salió de la tienda con su varita bien guardada en su estuche, no quería verla ni menos usarla, por el momento la iba a ignorar. Ya es un problema para el futuro yo. Pudo salir tranquilo porque le dijo a Ollivander que, aunque haya pasado un largo tiempo su familia lo iba a esperar en la tienda de túnicas porque iban a comprar tanto para él como para su hermano nuevas ropas y eso iba a tardar toda una vida, tuvo que mentir porque sabía que, si le decía que lo abandonaron a su suerte, el anciano no lo iba a dejar irse soloya no quería molestar más al viejo señor Ollivander. Ya lo había atrasado mucho por el día de hoy.

Mientras caminaba por Callejón Diagón veía que ya era de tarde, las familias empezaban a retirarse. Decidió apartarse y se transformó en un pequeño perro para empezar a caminar hasta su casa, él era más rápido transformado, además de que ya tenía tiempo sin poder transformarse y decidió aprovechar este momento para dejar salir la inquietud y ansiedad de su cuerpo con una buena carrera.

Empezó a caminar, luego a trotar hasta que se puso a correr por todo Londres hasta su hogar, así estuvo corriendo y cuando tuvo hambre volteó un bote de basura y empezó a revisarlo, esperando encontrar alguna manzana, su alimento favorito, su único alimento en realidad, no podía comer algo más que eso a menos que desee sentirse mal. Encontró dos manzanas, que parecían a medio comer y decidió terminarlas, así siguió el camino hasta su casa que fue de dos días de recorrido, debido a que se distraía, quería atrasar su llegada lo más posible, porque no sabía cuando volvería a transformarse a su versión animal.

Al llegar a su hogar se volvió a transformar en humano y tocó la puerta, siendo recibido por Tilsy una elfo doméstico amable que, al verlo dio un suspiro de alivio y Draco le dedicó una sonrisa. Fue a su habitación a descansar y seguir con su rutina diaria, además de esperar a qué se hora de irse a Hogwarts, mientras disfrutaba los últimos momentos con sus amigos elfos domésticos.

 

El primero de septiembre de 1991 la familia Malfoy estaba en King's Cross, llevando a sus dos hijos a la estación para que tomen en expreso de Hogwarts. Los útiles de Lesath estaba siendo llevados por Dobby, porque ningún Malfoy hacía trabajo pesado; en cambio, Draco si llevaba sus útiles por su propia cuenta, estaba caminando al mismo nivel que Dobby mientras adelante escuchaba como sus padres le hablaban sobre las expectativas que tenían sobre su heredero. En eso pudo sentir como Dobby dejó de estar a su lado y al voltear a verlo pudo notar cómo miraba maravillado a un niño. No puede ser, el mismo niño de la tienda de túnicas, es que siempre va a llamar la atención de todos. Pareciera que ese niño hubiera puesto la luna y las estrellas en el cielo para Dobby. Pensaba Draco, cansado de ver cómo ese niño parecía ser el centro de atención de varios de sus conocidos.

Sus padres se despidieron de su hermano con calurosas palabras, situación muy distinta con él que a las justas voltearon a mirarlo; además de que Lesath ordenó a Dobby a que meta su equipaje a un compartimiento del gran tren. Como sus padres ya estaban retirándose, decidió seguir a su hermano y al elfo doméstico. Estuvieron caminando por el tren hasta que llegaron a un compartimiento en el cuál se encontraban dos niños de la edad de su hermano, que ni siquiera lo miraron al entrar. Dobby al dejar sus cosas se retiró rápidamente, brindándole una sonrisa antes de desaparecer por el pasillo "Parkinson, Bulstrode" asintiendo a cada uno de los niños mientras los mencionaba saludó su hermano, ellos respondieron con un simple y seco "Malfoy". 

"Les presento a mi sirviente personal, su nombre es Draco" dijo señalándolo. ¿Qué, sirviente? ¿Solo me va a hablar para darme órdenes? En serio hermano, eres un idiota. Pensó enojado viendo a Lesath, pero sin decir nada, como siempre.

"Escuchaste que este año a entrado al colegio el famoso Harry Potter" dijo al que se refirió como Bulstrode, un niño gordito de cabellos negros y de ojos del mismo color. Siendo secundado por el otro niño, Parkinson, de cabello castaños y con ojos celestes como el cielo mismo, muy bonitos. Los mayores estaban hablando entre ellos, hasta que decidieron ir a buscar al niño Potter.

"Nos estamos retirando a buscar a Potter, quédate aquí cuidando nuestras pertenencias, ya regresamos" dijo Lesath sin siquiera verlo y se retiró con sus dos amigos del compartimiento.

Vio por la ventanilla como el tren empezó a avanzar y un bello paisaje se presentaba ante él, cuanto deseaba poder transformarse y correr por el verde prado. Estaba tan embelesado con el paisaje que saltó cuando la puerta se abrió con fuerza "¡Es un perdedor! ¡Pensaba que el aclamado Harry Potter sería de importancia e influyente, pero veo que solo se dedicara a estar con asquerosos traidores de sangre, hasta apuesto que se juntaría con esos sangresucias inmundas!" estaba furioso el heredero Malfoy, mientras sus amigos solo asentían a todo lo que este decía hasta incentivaban a decir más insultos para que desquitara todo su coraje. Hasta que su mirada se dirigió a Draco que intentaba pasar desapercibido en una esquina del compartimiento. Si no hago ruido no me notará, si no hago ruido no me notará. Repetía Draco mientras se iba acurrucando más en sí mismo, pero al sentir la mirada de su hermano supo que su plan no funcionó. Bueno, siempre he tenido mala suerte. "Vamos, la basura debe estar siempre en el mismo lugar" dijo mientras lo jalaba del brazo sacándolo del compartimiento, mientras los amigos de Lesath sacaban sus cosas, las tocaban como si fueran a pegarle alguna enfermedad. Estuvieron caminando por el pasillo del tren y Draco buscaba soltarse del agarre, no con tanta fuerza porque no quería lastimar a su hermano.

"Lesath suéltame" forcejeaba Draco, pero su hermano no le hacía caso. Abrió la puerta de otro compartimiento, lo lanzó ahí con todas y sus cosas.

"Nunca había visto tanta basura junta, claro hasta ahora" dijo Lesath burlón mientras cerraba la puerta y se iba riendo con sus dos amigos.

Draco estaba en shock por la forma tan despectiva que lo trató su hermano. No puede ser, en serio me quiere tan poco como para tratarme así, arrojándome como si en verdad creyera que era basura.

Nadie me ama.

Ni siquiera mi hermano.

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

En eso vio una mano, no se había dado cuenta que estaba mirando el suelo todo ese tiempo, además que no se había levantado de este. Veía esa mano con duda, no sabía que tenía que hacer con ella, hasta que esa mano agarró la suya que estaba en el piso con mucha delicadeza y sintió otra agarrando su cintura para ayudarlo a levantarse. Cuando estuvo de pie miró a la persona que lo ayudó y era ese mismo niño acaparador de atención "Hola, soy Harry Potter. Tú eres Draco, ¿no?"

"¿Cómo lo sabes?" estaba en sorprendido de que ese niño lo conociera, nunca se habían dirigido alguna palabra hasta ese momento, y se sorprendió de como el niño se ponía un poco rojo ante su pregunta. No hace tanto calor o ¿sí? Además, ¿Cómo sabe mi nombre? ¿Es un acosador?

"¡Ah eso! Ehh" se veía nervioso el tal Potter mientras su mirada giraba a otro lado y se tocaba la parte atrás de la cabeza "Nos vimos en la tienda de túnicas, estabas con ese otro niño" dijo refiriéndose a su hermano Lesath, percibió un poco de enojo al mencionar a su hermano "Y bueno, le pregunté a él cómo te llamabas y lo dijo, aunque no sé si es tu nombre o solo soltó cualquier nombre para molestarme"

Draco decidió pasar su mirada por todo el compartimiento y también estaba otro niño, de cabellos rojizos con muchas pecas que lo miraba con duda, como si quisiera saber como tratarlo, además que veía una pisca de enojo en su mirada, sin saber si era contra él o contra alguien más, ¿tal vez su familia? "Si, mi nombre es Draco, Draco Malfoy" dijo mirando al niño de ojos verde para luego girar su mirada al otro niño. "Y ¿Cómo te llamas tú?"

El niño pelirrojo tenía una mirada sorprendida "Ron, Ron Weasley" respondió como si no esperara esa pregunta, curioso muy curioso. "Entonces eres el famoso hijo menor de los Malfoy, el enfermizo, esperaba verte más, bueno más enfermo. Y ¿Qué pasó ahí? No creía que vería a un Malfoy tratando como basura a otro"

"¡Ron!" reprendió Potter a Weasel "Bueno, ¿Por qué mejor no te sientas?" le preguntó mientras cargaba sus cosas y las guardaba. Para luego sentarse y palmear el asiento al lado suyo, con toda la sospecha posible y entrecerrando sus ojos se sentó al lado del niño de ojos verde "Ron me estaba contando sobre el Quidditch, sobre los equipos nacionales, yo nunca he jugado, ¿tú?"

Era raro ver que alguien lo tratara tan amable, solo pocos lo habían hecho, pero no se iba a animar con este actuar, porque así fue Lesath en un comienzo hasta que lo empezó a ignorar y maltrata. "Nunca lo he jugado" soltó mientras volvía a mirar por la ventana.

"¡Oh! Entonces Ron puede seguir explicándonos sobre el juego y los distintos equipos" dijo mientras giraba a mirar a Weasel y este con un suspiro empezó a narrar todo sobre la liga de Quidditch en el Reino Unido, y al ver que ninguno de ellos entendía nada, decidió explicar desde las posiciones, funciones de cada jugador y las reglas del juego. Mientras comían algunas ranas de chocolate, gracias a Potter por comprarlo, Ron seguía hablando, pero ahora sobre los partidos en Hogwarts "En el colegio también se juega Quidditch, hay partidos y juegan todas las casas, es una competencia casa versus casa, pero los de primer año no pueden..." fue interrumpido por una niña que abría la puerta de su compartimiento.

"¿Han visto un sapo? Un niño llamado Neville perdió su mascota" dijo una niña de cabellos castaños y ojos marrones, con una voz mandona. Que luego cambió al ver cómo estaba el sitio, todo sucio por las envolturas de las ranas de chocolate en el suelo "No puedo creer que dejen este lugar tan sucio, pueden desaparecerlo con magia" dijo mientras levantaba una ceja.

"¿Puedes hacer magia?" Preguntó Potter todo sorprendido.

"Todos somos magos Potter, tú también puedes hacer magia" dijo Draco mientras miraba a Potter como si fuera un inculto. Potter solo volvió a sonrojarse mientras miraba a otro lado, en ese momento la niña entrometida se acercó a un Potter sonrojado y le reparó sus lentes que tenía una cinta en el medio, luciendo presumida por su hechizo. Esta acción dejó sorprendido a los otros dos niños.

"Ya vamos a llegar, ya deben cambiarse" ordenó la niña saliendo del compartimiento.

"Que mandona" gruñó Draco mientras fruncía el entrecejo. Recibiendo un asentimiento por parte de sus acompañantes, pero aún así los tres empezaron a cambiarse, a ponerse la túnica que no tenía ningún color porque todavía no eran seleccionados.

Así salieron los tres niños, mientras veían como otros niños mayores se iban a caminando por un sendero, iban a seguirlos, sin embargo, escucharon una voz.

"¡Primer año! ¡Los niños de primer año por aquí!" gritaba el hombre gigante que vio en la tienda de túnica, Draco de nuevo estaba sorprendido mirándolo, era sorprendente su tamaño.

"Él es Hagrid, es el guardabosque de Hogwarts" hablaba Potter al darse cuenta de lo maravillado que estaba por el tal Hagrid, los tres empezaron a acercarse al guardabosque junto con otros niños que también deberían ser de primer año, igual que ellos "Es medio gigante" seguía soltando información, emocionado de poder compartirla con ellos.

"¿Gigante?" susurró Draco mientras seguía mirando al hombre, al medio hombre.

"¿Todo bien Harry?" dijo Hagrid mirando a Potter quién respondió afirmativamente "Que bien. ¡Cuatro por bote!" volvió a gritar sobresaltando a los tres niños que estaban muy cerca.

Subiendo uno de los botes, Weasel mencionó "Creo que me están pitando los oídos" dice mientras hurgaba sus oídos, en ese momento subió la misma niña mandona de antes "¡Ah! ¿Por qué estás aquí?" dijo mirándola con sospecha el pelirrojo.

"Si no te has dado cuenta, ya no queda otro bote libre" dijo levantado la nariz la niña mirando a otro lado. "Además me he dado cuenta de que no me presenté correctamente en el tren, soy Hermione Granger, un gusto"

"Soy Harry Potter" dijo Potter, mientras la niña asentía, diciéndole que ya lo sabía porque había leído muchos libros sobre él, dejando incómodo al niño Potter. Entonces la mirada de la niña se dirigió a los dos faltantes.

Al ver que Weasel no iba hablar, Draco decidió presentarlos a los dos, solo para ser cortés "Yo soy Draco Malfoy y el niño pelirrojo frente a mí es Ron Weasel" dijo señalando al mencionado, quién al escuchar su apellido se sobresaltó enojado.

"¡Es Weasley!" gritó a dirección de Draco.

"¡Oh! Pensé que era Weasel, no puedes negar que el sonido es muy parecido" dijo muy quitado de la pena, haciendo enojar más a Ron que se puso igual de rojo que su cabello.

Así todo el viaje a bote Potter intentó evitar que Weasel, digo Weasley, intentara estrangular a Draco, mientras este se escondía detrás del cuerpo de Granger quería poner otro obstáculo entre él y ese niño pelirrojo con instintos homicidas. Mientras tanto Granger solo ponía los ojos en blanco, seguro replanteándose su decisión de elegir ese bote.

Todo el bullicio que causaron se detuvo cuando vieron por primera vez el colegio de Hogwarts de Magia y Hechicería.

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