
El niño que regresó
El señor y la señora Malfoy vivían en Wiltshire y estaban orgullosos de decir que eran una familia sangre pura de magos.
Los Malfoys han pertenecido a los sagrados 28 por un largo periodo de tiempo, y parecía que no iba a ver un cambio en este acontecimiento, especialmente porque entre su familia no existía algún mestizos o traidores a la sangre, esto debido a que los Malfoy eliminaban a cada miembro de su prestigiosa familia que era capaz de ir en contra de sus creencias. Tal vez, no eran tan agradables como pensaban.
En el año 1990 del primero de agosto, la familia Malfoy estaba conformada por el patriarca de la familia, Lucius Malfoy, un mago que se desenvolvía en el Ministerio de Magia como un informante para las altas esferas, pero además de ello es un hombre de negocios que ha impulsado sus bienes familiares a inversiones dentro del mundo mágico y aunque no lo crean, también en el mundo mugle. Es un mago bien parecido con cabellos largos rubios, casi platinados; además con unos fríos ojos grises en el cuál se puede notar el desdén que siente a otras personas que crea inferiores a él y con una altura de 1 metro 80.
Su esposa, la matriarca de la familia, Narcisa Malfoy, de soltera Black, es una mujer que desarrollaba un buen papel en las fiestas de la sociedad, demostrando su elegancia y superioridad en diversas reuniones elaboradas en Inglaterra mágica. Ella posee bellos cabellos rubios, de unos electrizantes ojos azules que pueden atraer a todas las personas con quien ella encuentre su mirada, además mide 1 metro 65.
La familia Malfoy tiene una pequeña adoración, su pequeño heredero, Lesath Lucius Malfoy de cabellos rubio como su padre pero con unos ojos azules fríos como su madre, un niño de 11 años que empieza su primer año en el colegio Hogwrats de Magia y Hechicería.
En este momento la familia Malfoy se encuentra en el callejón Diagón haciendo las compras necesarias para el heredero.
"Padre, estoy seguro de que tú puedes convencer al director para que pueda llevar mi escoba" Desde que comenzaron el viaje el menor de la familia no ha dejado de molestar a sus padres para que pueda llevar su preciada escoba al colegio, dejando a sus progenitores cansados de estar negando una y otra vez.
Sin embargo, en un momento de la caminata el señor Malfoy se puso en alerta debido a que se sentía observado, y no solo él, sino que su familia también estaba siendo vigilada. Obviamente esto le trajo preocupación, porque nunca dejaría que nadie dañe a su perfecta familia, sobre su cadáver. Los años siendo mortífago, le dieron la habilidad de sentir con mayor intensidad cuándo alguien lo estaba acechando, y hace muchos años había dejado de sentirse así, por lo que un sentimiento de paranoia empezó a envolverlo. Sin embargo, no podía encontrar la persona que lo observaba, no había nadie que representara una amenaza. Nada.
En el callejón Diagón, solo podía ver con asco a los sangres sucias con sus padres mugles haciendo compras para Hogwarts. Además, de poder notar a diversas personas que paseaban por estos lados, solo para hacer compras por diversión o suministros de importancia para sus pociones. A lo lejos observaba a un gato sarnoso que escalaba por los techos de las tiendas, un perro desnutrido caminando en la calle, seguro buscando algo que robar o tirar un cesto de basura.
Nada sospechoso, nadie vigilándolo. Pero, aun así, seguía sintiendo esa sensación en su pecho.
"Querido, creo que debemos ir por la varita de Lesath" ante lo dicho, el menor empezó a asentir emocionado, pero ante la mirada severa de su padre se detuvo rápidamente.
"Lo siento, padre"
"Comportate como el heredero que eres Lesath" siseó Lucius, aunque amara a su hijo no iba a permitir tal falta de decoro en un ambiente público. Los Malfoy después de todo reflejaban clase y elegancia, no barbaridad o deshonra.
Así, se acercaron a la tienda de Ollivander, un señor que se dedicaba a la creación y venta de varitas a los jóvenes magos.
"Bien, joven Malfoy, pruebe esta varita de sauce, pelo de cola de unicornio. Veinte centímetros. Elástica. Vamos, pruébela" Menciona Ollivander luego de haber medido el brazo del Lesath y de preguntar que brazo es dominante para él.
A Lucius no le agradó el núcleo que se e estaba entregando a su único hijo, por ese motivo no tuvo reparo de preguntar "¿No tiene una varita con un núcleo superior? Cómo la mía y la de mi esposa" Él y su esposa tenía el núcleo de fibra corazón de dragón, un núcleo a su parecer, más imponente que el de pelo de cola de unicornio.
Ante la negativa del vendedor, el menor con mucho pesar ante las palabras de su padre se dedicó a probar la varita recomendada y sacando chispas verdes de esta.
Al terminar con la compra de la varita ante la renuencia del Malfoy mayor, decidieron ir a comprar las túnicas escolares, momento que el señor Malfoy no paraba de criticar a su hijo.
"Cola de unicornio, no puedo creer que mi único heredero tenga un núcleo de varita tan inferior, más te vale Lesath, que esto no demuestre una ridícula muestra de magia inferior también, eres un Malfoy y no debes de ..."al ver al perro desnutrido caminando adelante suyo, a Lucius con lo enojado que estaba le dio una patada fuerte, haciendo que el animal se aleje lloriqueando "No sé como pueden permitir que pasee libre ese animal despreciable por aquí, deberían sacrificarlo, no solo arruinan nuestro mundo involucrando a los asquerosos sangres sucias, sino con animales sarnosos y no mágicos que pueden traer enfermedades"
Hasta que llegaron a la tienda de túnicas, Lucius solo se dedicó a hablar mal de los nacidos de mugles y animales callejeros. Y fue esto un respiro para su hijo que no se sintió insuficiente y débil por el resto del viaje de compras.
Así, luego de una tarde de compras, se aparecieron en su mansión a descansar. Obviamente la familia se dedicó a limpiarse por si les pegaba alguna enfermedad por estar tan cerca de seres tan inferiores a ellos.
Lesath estaba en los jardines traseros de su casa, revisando sus libros para poder sobresalir en sus clases que comenzarían en septiembre, debía demostrar a su padre y todas las familias sangre puras que podía ser el número uno de su generación, el mejor heredero y una persona digna del apellido que carga.
Se distrajo de su lectura al notar los movimientos frenéticos de sus pavos reales albinos, se encontraban correteando por todo el jardín trasero para luego dirigirse rápidamente al bosque, como si quisieran huir de algo... o de alguien. No quería que se perdieran sus mascotas, especialmente al ver correr entre ellas a su pavo real favorito, por lo cual, decidió ir a buscarlos.
Más tarde se daría cuenta que fue un error entrar a ese bosque. Seguro por ello sus padres siempre le prohibieron entrar al bosque que rodeaba su casa.
Cuando más se iba alejando de su casa (mansión), más miedo iba teniendo al ingresar a este bosque. Nunca se había acercado al bosque de su casa, era un lugar terrorífico para él, lleno de criaturas malvadas que estaban ahí para que nadie sea capaz de ingresar a su casa. Cuando pensaba dar la vuelta para poder avisar que los pavos reales huyeron al bosque, situación que tuvo que hacer desde el comienzo, pensó; vio algo blanco moverse a su derecha y supo que estaba cerca de esas malditas aves, por lo que siguió su búsqueda. Debía alcanzarlas antes de que nunca vuelvan a aparecer vivas.
No supo cuanto tiempo estuvo caminando, sin embargo, sentía que iba caminando en círculos porque los árboles a su parecer eran completamente iguales. Estaba perdido. Esto hizo que entrara en pánico, no sabía que tan lejos estaba de su hogar, no sabía si alguna criatura lo iba a atacar. ¿Y si nunca regresaba a casa? ¿Si tenia que aprender a vivir en ese bosque? ¿Qué iba hacer de su vida? El miedo lo estaba envolviendo rápidamente, especialmente porque se sentía completamente vulnerable al no tener su varita en mano, gran momento de olvidarlo en su habitación.
"¡No puede ser, no puede ser, no puede ser! Me he perdido siguiendo a esas malditas aves" Se estaba empezando a desesperar el niño al no encontrar la salida, hasta empezó a moverse creyendo que iba saliendo, pero esto solo lo alejaba más de su hogar. Estaba caminando todo asustado hasta que escuchó un movimiento atrás suyo, volteó con lentitud y lo único que veía era unos arbustos. Ya estaba con miedo, por lo cual sin saber si había o no algo escondido en esos arbustos, empezó a correr lo más rápido posible, solo quería alejarse de aquel lugar.
Siguió corriendo y se asustó más al escuchar fuertes pisadas que intentaban alcanzarlo, era como si lo estuvieran cazando, estaban jugando con la presa, y la presa era él.
Se tropezó al no ver una raíz que sobresalía del suelo, se lastimó las rodillas y las manos, este tropiezo logró que ese animal lo alcanzara "¿Quién anda ahí? Soy Le...Lesath Luci...cius Malfoy, heredero de la familia Malfoy" hablaba nervioso y asustado el menor pensando que con su nombre podría evitar cualquier ataque.
Después de todo el apellido Malfoy era un escudo contra cualquier mago que quisiera hacerle daño, ¿verdad? Su apellido lograba hacer retroceder a cualquier funcionario del Ministerio por miedo de no recibir las donaciones que su familia todos loa años hacía.
Aunque un pensamiento se deslizó por su cabeza este no funcionaba con las criaturas.
Entonces, el único pensamiento de Lesath fue que iba a salir una criatura mágica e iba acabar con su vida en un instante, iba a morir, ese día iba a morir. Estaba más pálido de lo normal, sus ojos empezaron a derramar lágrimas, se encontraba completamente asustado que hasta sus piernas empezaron a temblar, y se intensificó más al escuchar un gruñido que revotaba por todo el claro. Mientras más tiempo pasaba su corazón empezaba a latir más rápido.
Gritó con todas sus fuerzas al notar como un lobo gris saltó intempestivamente hacia él. Y aunque creyó que era mentira, su vida pasó rápidamente por sus ojos, los cuales cerró con fuerza esperando su muerte. Esperando su trágico final.
Final que nunca llegó debido a que escuchó un fuerte impacto, pero él no fue lastimado. Al abrir sus ojos solo pudo ver a otro lobo blanco de gran tamaño peleando fieramente con la bestia que lo iba a atacar, lo único que pudo hacer fue mirar con horror todo y luego desmayarse del miedo.
No sabía cuanto tiempo estuvo inconsciente, al despertarse lo único que notó fue de que el claro ya no estaba tan iluminado como antes, el joven heredero intentó levantarse del suelo, sin embargo, sus brazos y piernas las sentía muy débiles y temblorosas. Decidió quedarse un rato más mirando la copa de los árboles, intentando recuperar la energía perdida, aunque luego recordó como las dos bestias intentaron matarlo. Seguro se encontraban peleándose por su presa. Por ello de nuevo intentó levantarse, aunque, recibió un doloroso recordatorio de su cuerpo.
Estaba adolorido, nunca había corrido tanto en su vida, en realidad nunca había corrido, por lo que, sus piernas en ese momento las sentía entumecidas y levemente adoloridas. Nunca antes había sentido dolor, así que era un sentir nuevo para él.
En ello, el frío le caló los huesos, salvo por un lado de su torso. Levantando levemente su cabeza, notó que acurrucado a su lado estaba una pequeña fuente de calor. Había un pequeño perro blanco dormido junto a él, este animal se encontraba acurrucado muy adorablemente. Verlo dormido, le hizo sentir paz.
Decidió girar su cuerpo lentamente, para no despertar al animal, y darle un abrazo. Se quedó dormido de aquella manera, intentando justificarse de que tenía frío.
Solo por eso lo abrazaba, este sucio animal era un fuente de calor muy agradable. Pensó mientras dormía con mucha tranquilidad.
A diferencia de la tranquilidad que envolvía al heredero, en la mansión Malfoy este sentimiento iba a estar muy lejos de su cuerpo.
Todo el día ningún progenitor se había dado cuenta sobre la desaparición de su hijo porque Lucius estaba en su despacho encerrado leyendo informes sobre balances financieros de sus empresas desde la mañana y solo era interrumpido por los elfos domésticos para darle sus alimentos. Y por parte de Narcisa, ella se encontraba organizando con mucho tiempo de antelación la próxima reunión de los sagrados 28 celebrados en octubre, todo debía quedar perfecto por eso estaba revisando cada detalle de la futura fiesta.
A la hora de la cena, que ese día se atrasó por lo ocupado de los jefes de la familia, se sentaron los padres en sus respectivas sillas, esperando al menor de la familia. El tiempo pasaba y los padres empezaron a preguntar a los elfos domésticos sobre el paradero del menor de la familia, estos pensaban que el menor estaba encerrado en su habitación y no había salido por estar concentrado en sus estudios, como había pasado días previos, pero no llegaba.
"Diles a los inútiles de los elfos que entren al cuarto de Lesath para que podamos comenzar a cenar" se dirige a su esposa ya empezando a enojarse por la tardanza del menor, pero ante la respuesta de Dobby, el elfo designado para el heredero, sobre que el menor no se encontraba en su habitación ni en ninguna sala de la casa, los padres empezaron a preocuparse.
"El amo Lesath no se encuentra en su habitación, Dobby ha intentado buscarlo, pero no he podido localizarlo amo Lucius" mencionó asustado el elfo doméstico. "Dobby cree que puede estar en el bosque, estos días ha habido una variación mágica, como Dobby se lo comentó ayer amo"
Esto desató la furia del padre (sentimiento con el que oculto su miedo) que golpeo al elfo y se fue lo más rápido al bosque con su esposa.
Mientras los dos buscaban por el bosque a su hijo, pudieron ver huellas del tamaño de los zapatos de su menor hijo, que siguieron rápidamente; y más adentrado al bosque junto a las huellas del heredero había una huellas de algún animal persiguiéndolo. Asustados los padres, empezaron a ir más rápido gritando: ¡Lesath! ¡Lesath!
Lucius ya estaba pensando en llamar a los aurores al momento que se fijó al lado de una roca el cuerpo de un gran lobo, parecía que había muerto por desangramiento. ¿Qué fue capaz de hacerle tanto daño a esa gran criatura? ¿Su hijo también fue atacado? Tuvo miedo de encontrar el cuerpo de su hijo de la misma forma que ese lobo.
Necesitaba a su hijo con vida. Necesitaba a Lesath con vida.
Unos gritos lo despertaron con miedo, pero esto desapareció cuando reconoció la voz de sus padres, estaba levantándose cuando escuchó el gimoteo a su lado, el perro también estaba despierto mirándolo preocupado, con miedo.
"No puedo llevarte, a mis padres no les gustan los animales especialmente si son tan simples como tú, solo eres un perro, no eres mágico. Ellos te botarán a la calle" se levantó y empezó a avanzar dónde escuchaba sus padres. La conciencia lo mortificó por dejar a un perrito solo en ese gran bosque, ese bosque lleno de criaturas peligrosas. Volteó y notó al perro con las orejas caídas y ojos que demostraban una tristeza profunda "¡Ugh! Bien, mañana me acercaré al bosque para pasarla contigo, solo porque me mantuviste caliente, te daré algo para que comas y luego te vas, y nunca vas a volver, ¿entendido?" el perro empezó a mover la cola feliz por sus palabras, solo pudo sonreír con burla ante tanta muestra de efusividad "Perro tonto... ¡Mamá, papá!" corrió dónde escuchaba la voz de sus padres, que al verlo solo pudieron abrazarlo, susurrando palabras de preocupación en sus oídos y leves reprimendas, pero lo abrazaban con mucho amor.
Cómo amaba a sus papás.
Todo esto pasaba al frente del pequeño perro que solo pudo observar, para luego dar media vuelta y alejarse a refugiarse por esta fría noche.
Por tres días el joven heredero no pudo acercarse al bosque debido a que sus padres estaban muy sobreprotectores con él esos días, pero al cuarto día, sus padres volvieron a sus actividades diarias de siempre. Su padre fue al Ministerio a poder revisar si puede seguir creando influencias mediante donaciones con varios funcionarios, y su madre tuvo una reunión social con otras señoras sangre puras.
Se fue acercando a los límites de los bosques con un poco de comida en una canasta de picnic, para poder alimentar a ese perro, claro si aún se encontraba ahí. Para ser sincero, esperaba que en verdad siguiera ahí ese pequeña criatura.
Sentándose debajo de la copa de un árbol esperó, luego de unos minutos pudo ver como se acercaba poco a poco con miedo ese animal.
"No te voy a hacer nada, ven toma, come un poco" Susurró sacando la comida para alimentarlo. Ese chucho se acercó y solo bebió el agua que le había puesto en una pequeño plato hondo, mientras tomaba agua movía su cola muy emocionado haciendo reír a Lesath, no creyó que tener una mascota fuera tan entretenido.
Pasaron la tarde en un cómodo silencio, el perro terminando de beber y luego acurrucándose cerca del niño y este, acariciándole la cabeza, en un comienzo con asco, pero luego acostumbrándose a la suavidad de su pelaje blanco, aunque estaba un poco sucio.
Esa tarde se formó una linda amistad con este animal.
Aunque lastimosamente no durara mucho debido a que cinco días después, mientras los dos nuevos amigos estaban descansando en la sombra de un árbol, el perro dormitando y el niño leyendo se acercó Lucius Malfoy, que había terminado temprano con sus deberes y quería conversar con su hijo de nuevo sobre las expectativas que esperaba de él al ingresar al colegio.
Cuando vio a ese animal cerca de su heredero, algo explotó en el patriarca de la familia Malfoy.
"¡Lesath Lucius Malfoy! Me puedes explicar, ¿Qué hace ese animal contigo?" habló Lucius enojado, asustando a su hijo porque no lo esperaba tan temprano y menos que lo sorprendiera junto a 'perro', como lo había empezado a llamar.
"Padre, solo es un perro, es manso y ya lo he bañado" Dijo esperando que lo último tranquilice al mayor, perro era un animal limpio y muy obediente, no había tenido ningún problema con él.
"¡No solo es un perro, niño tonto! Puedo sentir magia viniendo de ese sucio animal" agarró a su hijo del brazo alejándolo de la criatura, que se había levantado por los gritos del hombre mayor y solo miraba todo el intercambio sin saber como reaccionar, pero se puso en posición de ataque al ver como Lucius sacaba su varita para apuntarle en su rostro y sin previo aviso gritó "¡Crucio!"
"¡No!" gritó desesperado Lesath, no deseaba que su mascota sea lastimada con ese hechizo tan cruel.
En el último segundo el animal pudo esquivar el ataque, y empezó a crecer hasta quedar en el tamaño de Lucius, asustando tanto a padre como a hijo.
El animal empezó a gruñir, pero se detuvo cuando notó al pequeño Lesath aferrarse asustado a su padre con lágrimas en los ojos y temblando al ver el monstruo que iba creciendo frente suyo.
Asustado de él.
No, no me tengas miedo. Pensó el animal, viendo en pánico al niño rubio que se retraía sin mirarlo. Por lo cual, empezó a achicarse hasta que volvió ser de tamaño pequeño y miró el suelo con miedo de que su amigo ahora lo odie.
No quería que el niño lo odie.
Eso lo aprovechó Lucius para volver a atacar "Crucio"
Todo se volvió negro para el pequeño perro.
"¡Cómo pudiste padre, es solo un perro!" estaba desesperado intentando correr dónde se encontraba tirado el animal, pero para su sorpresa ante sus ojos el que creía un perro empezó a transformase, no en un lobo grande como hace unos segundos, sino en un niño, un niño mucho más pequeño que él "¿Qué... ¡Qué está pasando padre!" terminó gritando al ver a un niño, de cabellos rubios, casi blancos como los tenía él y su papá, además de una piel que era pálida, con pequeños cortes, también vestía ropa holgada y sucia.
"Creo que debemos tener una conversación Lesath, tú, yo y tu madre, hay algo que no te hemos contado"
El despertar fue doloroso, no recuerda un día que no haya sido dolorosa la vida.
Cada músculo le quemaba, como si le hubieran prendido fuego especialmente a cada nervio de su cuerpo y lo mantuvieran prendida hasta ahora, también sentía como si lo hubieran vuelto a golpear hasta desmayarse, como si volvieran a dejarlo a morir a golpes.
Solo podía observar que el lugar donde se encontraba todo estaba oscuro, la única luz del lugar era por una rendija en el que entraba la luz de la luna. La luna siempre su único consuelo. Al intentar levantarse para estar cerca de la luz lunar, se dio cuenta que su tobillo estaba encadenado, solo volvió a sentarse.
Ah, parece que fui un chico malo de nuevo. Espero que esto no arruine mi amistad con Lesath. No quiero que me odie, todos menos él. Pensaba el niño, que no debía tener más de 10 años.
En eso escuchó pasos provenientes del otro lado de la puerta. Y solo se quedó mirándola, esperando que se abra y deje entrar a su invitado.
Al pasar los segundos solo pudo escuchar un suspiro y los pasos alejándose, tal vez nadie quería conversar con él ese día, entonces solo esperaría, como siempre, solo esperaría.
Pudo ver como la luna iba desapareciendo y empezaba a salir el sol, no sabe cuánto tiempo pasó, pero el tiempo solo seguía avanzando y él solo se quedaba quieto, sin ser una molestia para que alguien lo visitara. Quería estar cerca de una persona o criatura, nunca le gustó estar solo.
Así fue hasta que escuchó que alguien se acercaba, no, que tres personas se iban acercando a su 'habitación', mientras la puerta se iba abriendo,, frente suyo se plantó toda la familia Malfoy, mostrando toda su elegancia y superioridad. Al verlos, sintió que ellos eran inalcanzables, especialmente cuando le lanzaron miradas de disgusto al verlo ahí tirado en el suelo, completamente sucio y desnutrido.
"Pad..." intentó llamar a Lucius, pero este lo cacheteó con fuerza volteándole la cara y haciendo que se cayera al suelo. No le dolió, pero fue completamente sorpresivo. Es mi familia, no los puedo atacar. Ellos me aman solo que, a su manera especial, ¿no? Ellos no pueden no amarme, soy su sangre, son mi familia. Seguro no saben quién soy, debo presentarme. Era el pensamiento el cuál se aferraba el niño. "Soy Draco, su hij..." esta vez una patada en su costilla.
"No tengo hijos con sangre manchada como la tuya. Somos los Malfoy, una familia de sangre pura, y tú solo eres un error, nunca debiste volver. Tuviste que quedarte muerto" el mismo odio y desprecio se encontraba reflejado en la mirada de los otros dos integrantes de la familia, además en ellos también estaba el asco de tenerlo a él de frente. Toda su familia lo odiaba, entonces ¿a dónde pertenecía? ¿Por qué no lo querían? ¿Qué hizo mal?
"Seguí viviendo porque quería conocerlos, eran mi esperanza, solo viví porque quería verlos y ser una familia. Yo creí que me estaban buscando, que también me estaban esperando" susurró totalmente atónito.
"Eso nunca va a pasar, asqueroso sangre sucia." habló con tanto rencor Lesath, y cuando fijó su mirada en esos ojos similares a los suyos para ver una mentira, nunca pudo encontrarlo, solo había odio, asco y desprecio. ¿En qué momento él empezó a odiarlo? Creía que eran al menos amigos.
Aunque pocas, las tardes que pasó junto a él, pensó que podían desarrollar una bella hermandad, creyó que si se acercaba como un lindo perro podía ganarse su cariño, pero como siempre estuvo en un error. Nunca tenía razón, todo siempre se descontrolaba. Él siempre fallaba y lo arruinaba todo.
Todo lo destruía.
"Solo regresé por ustedes, porque pensé que me amaban." susurró, no quería pensar que ellos no lo amaban. Sintió las lágrimas acumulándose en sus ojos.
Y luego la puerta se cerró, dejándolo en compañía de los rayos del sol, y orando de que pueda mejorar la relación con su familia, solo deseaba eso, ser amado por su familia.
Solo sobrevivió por ellos.
Solo regresó por ellos.
Si ellos no lo amaban, ¿Qué tenía?
Nada.
Ya lo había perdido todo una vez, no podía volver a perder todo de nuevo.
No lo soportaría.
No podía soportarlo dos veces.
No quería volver a perder a su familia, a su manada.
"¿Qué haremos con él, Lucius? No puede quedarse con nosotros, nuestro único heredero es Lesath. Draco fue un error, fue una herramienta por eso nos desasimos de él" en la habitación de los esposos Malfoy buscaban una solución a su problema.
"Lo sé, querida. Aunque no podemos tirarlo a la calle así nomás, sabes que el nuestro Lord tenía planes que involucraban a ese niño, déjame comunicarme con las personas que lo estaban cuidando para que lo vuelvan a tener bajo su ala" intentó calmar a su esposa.
Así Lucius Malfoy intentó por todos lo medios comunicarse con el encargado de Draco, pasó un mes y aún así tenía a ese mocoso en su 'cuidado'. Su pequeño Lesath ya estaba en Howgrats, siendo parte de la casa de Slytherin como todo Malfoy debe ser. Estaba orgulloso de su único hijo.
"No me he podido conectar con ninguno de los encargados de ese laboratorio y tampoco sé con quién más conectarme, esto era un secreto que nuestro Lord nos concedió solo a nosotros y a unos cuantos mortífagos seleccionados" Estaba desesperado Lucius por deshacerse del niño. "Solo queda que siga aquí, Narcisa, no podemos hacer nada más, seguiré investigando, pero vamos a tener que soportarlo. Tal vez cuando regrese nuestro señor nos brinde las gracias por cuidar a ese mocoso, a su herramienta"
"Tal vez tengas razón, querido. Solo queda que el niño se quede aquí, solo espero que no cause ningún problema y que nuestras amistades no empiecen a inventar historias sucias por culpa de ese... ese niño. Si lo soportamos va a elegir nuestro bando cuando estalle de nuevo la guerra y él podrá participar, manteniendo a Lesath fuera de cualquier daño"
"Siempre me ha gustado cuando tienes grandes ideas esposa mía" sonrió Lucius.
Aunque hayan quedado en ese acuerdo, recién sacaron de los calabozos al niño a mediados de diciembre.
"Draco, lo sentimos por como actuamos frente a ti, es que nos tomó desprevenidos tu llegada. En serio espero que puedas acomodarte con nosotros" Mencionaba Narcisa siendo secundada por Lucius.
"Entiendo" susurró el niño.
No era tonto, podía sentir la mentira de sus palabras y el asco de sus miradas. Aunque su deseo infantil era que fueran verdad, tal vez si mentían tanto esto podía volverse verdad algún día, tal vez habrá un momento en el que se darían cuenta que sus sentimientos cambiaron y ya no había odio, sino amor.
Siempre vale soñar.
Solo le queda eso, soñar.
Desde ese día ha tenido que llevar clases que tanto Narcisa como Lucius creían que el niño necesitaba para que no avergüence el apellido, además de siempre reprenderlo cada vez que lo veían transformado. No querían que nadie descubriera lo manchado que él estaba. La sangre contaminada que tenía.
"Lo hacemos por amor, Draco, no puedes mantenerte como un perro en casa, que dirán nuestras amistades de nosotros los Malfoy si alguna visita por error te ve" decía su padre con una falsa voz triste luego lastimarlo con varios hechizos. Por ese motivo dejó de transformarse, aunque sintiera por todo su cuerpo una energía nerviosa que se volvía cada vez más doloroso, pero no podía transformarse para liberar esa fuerza porque sus padres se enojaban y lo castigaban con castigos físicos, quería dejar de sentir dolor.
Así pasaron las semanas y cada día que pasaba Draco se daba cuenta que sus padres no iban a quererlo nunca, que él único sentimiento de amor a un hijo que sentía era para su heredero, Lesath Malfoy. Y era ridículo pensar que un día lo iban a amar de la misma forma, aunque no le importaba si lo amaran igual, con solo le amaran un poco sería muy feliz.
Ante los medios, comentaron que nunca había salido de casa porque era un niño enfermizo, pero acotaron que ello no lo hacía débil mágicamente (obviamente, nunca iban a querer demostrar debilidad de un Malfoy).
Así fue como para el cumpleaños de Draco, su cumpleaños número 11, llegó su carta de Hogwarts.
Por lo tanto, el 5 de junio de 1991 la familia Malfoy, ya se encontraba conformado para la sociedad mágica por Lucius Malfoy, el patriarca de la familia, Narcisa Malfoy, de soltera Black, la matriarca de la familia; Lesath Malfoy, heredero de la familia Malfoy; y Draco Malfoy un niño de cabellos rubios casi blancos cortos, con unos ojos grises electrizantes con una piel blanca que si te fijabas bien tenía unas pequeñas cicatrices, él era considerado el error.