Extra
Sala Común de Gryffindor:
James sintió la mirada de Fred.
—Ayer papá me pidió la capa —dijo en tono de confesión James.
—Te dije que seguías demasiado a Scorpius.
—¡Callate!
—En serio, ¿por qué lo seguías tanto?
James salió de la torre, ignorando a su primo. No le respondería.
Que le den.
Prefería seguir castigado.
Carajo.
Tenía otras preocupaciones, sus exámenes por ejemplo. Estaba seguro que Cuidado de criaturas mágicas, que había elegido solo porque estaba Hagrid, la pasó solo porque Hagrid era el profesor. Pero en las otras asignaturas no tendría tanta suerte. Tal vez debería de haber elegido Adivinación, que solo se trataba de mentir grandes historias. Iba camino a la biblioteca cuando se topó con Scorpius Malfoy. El chico se detuvo, llevaba una pila de libros. Su cabello estaba atado en una coleta, pero no de forma ordenada, se había dejado grandes mechones fuera, bien peinados debía agregar, que simulaba era sin querer.
Mierda, parecía esa imagenes de angeles muggles. Algo en él se removió y lo saludó torpemente antes de apuntar a sus libros.
—¿Estudiando para los exámenes?
¿Los labios de Malfoy eran así, rosas, o se los pintaría? Cuando lo vio sonreír, se dio cuenta que eran así naturalmente. Tragó fuerte.
—No. Son —Scorpius dudó. Un rosadito extraño tapó sus mejillas—, material para saber que materias opcionales elegir para el año que viene.
—Oh.
—¿Tú cómo elegiste las tuyas? —le preguntó de repente. No podía decirle su método, pero tampoco quería mentirle.
—No querrás saberlo, no te ayudará —miró para otro lado, no podía con la vergüenza. Scorpius se lo estaba tomando en serio, y él solo había elegido las que creía que serían fáciles.
Escuchó al chico suspirar. Lo miró de nuevo. Sus ojos grises parecían estar perdidos en sus pensamientos, entonces, lo miraron directo a los ojos. James sintió el terrible calor en la boca de su estómago.
—Me enteré que Michael saldrá esta semana de la enfermería. Vaya que le diste duro —comentó entonces Scorpius.
Argh, si le hubiera dado duro el desgraciado seguiría en el hospital. Por haberlo atacado, la casa de Gryffindor no estaba muy contento con él, pero no se arrepentía. Lorcan le contó exactamente como pretendía cortar sin piedad a Scorpius cuando buscaba ayuda para su hermano. Se lo merecía.
Recordó que estaba hablando con Scorpius.
—Y sigo castigado por eso. Y en casa me espera un verano castigado, pero no me arrepiento —agregó, por si Scorpius pensaba que era un cobarde. Pero solo se rió.
—De acuerdo, nos vemos, Potter.
—Cuando dices Potter…
—Parecemos nuestros padres, ¿verdad? —Scorpius se rió más y James se contagió.
—Sí, eso mismo. Podrías decir Potter de forma más suave —podría pedirle que le dijera James, mierda—. Oye, antes de que te vayas, solo… te pido perdón por lo idiota que he sido estos dos años. En serio, perdón. Esta vez, de verdad.
Los ojos de Scorpius se abrieron sorprendidos, pero después asintió.
—Disculpas aceptadas. Nos vemos… Potter —respiró hondo, relajándose. Aun así James se sintió estupido por no haberle pedido que le dijera James.
Mientras Scorpius se iba, James sintió su corazón latir demasiado rápido.
Estaba perdido, maldita sea.