El Legado de Potter #2: La maldición de los Malfoy

Harry Potter - J. K. Rowling
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El Legado de Potter #2: La maldición de los Malfoy
Summary
Una mujer lidera un grupo en contra del Ministro y en contra de los mortífagos, en especial de Draco Malfoy. Más y más gente se suma a este nuevo movimiento. Harry, Hermione y Ron hacen lo que pueden para emprender el lema “Basta de odio”.En medio de toda esta guerra política, Scorpius, Albus y Rose empiezan su segundo año en Hogwarts,James Sirius Potter, que empieza su tercer año, sigue confundido respecto a Scorpius Malfoy. ¿Es tan bueno como su hermano dice? ¿O solo aparenta serlo? Se dicen tantas cosas en los medios y el colegio, que no sabé qué hacer para saber la verdad.
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Capítulo diecinueve La cámara de los secretos

Capítulo diecinueve

La cámara de los secretos

 

Corazón de Bruja: Basta de Odio

Este es un mensaje para nuestra comunidad mágica: 

Harry Potter no peleó y ganó una guerra para comportarnos como los seguidores de Voldemort, sino por un mundo donde viéramos el poder más grande del mundo: el amor. 

El amor está en Scorpius Malfoy, que sin importar cuantas veces fueron contra su familia y contra él, salvó a una Weasley, luego a un Potter.El amor está en Albus Potter y Rose Weasley que se hicieron amigos de un Malfoy. 

 

*** 

 

Para Albus, las primeras semanas de Marzo, cuando disfrutaban de una sesión de estudios en las afueras del castillo junto a Rose y Scorpius, captó que algo no estaba bien.

Levantó la mirada y observó. Rose tenía la cabeza perdida en un libro grande de Pociones. Scorpius, en un año donde las transformaciones no le causaron problema alguno, estudiaba de sus apuntes para Encantamientos cosas teóricas. Albus estaba en su punto más débil: Historia de la Magia. Aún así, dejó sus textos y miró a ambos. 

¿Qué le hacía pensar que algo no estaba bien?

Intentó recapitular las semanas después de que Scorpius regresara.

Asintió. 

Descubrió la respuesta. Rose y Scorpius casi no se hablaban. Rose tal vez se lo merecía por su frialdad, pero este dilema estaba durando demasiado. 

Se aclaró la garganta. 

—¿Está todo bien? —preguntó dudosos. Su prima y  su amigo levantaron la vista de sus objetos de estudio. No intercambiaron miradas entre ellos como imaginó que harían si todo estuviera bien. 

—Sí —dijo Scorpius. 

—Claro que no —dijo Rose, sorprendiendolo por un segundo—. Mira todo lo que tengo que estudiar. —la sorpresa se fue. 

—Claro —suspiró. Rose internó su rostro en el libro. Scorpius dudó pero al final lo vio respirar hondo y estaba por enterrarse en sus apuntes cuando Albus decidió que no le gustaba el ambiente y buscó algo para cambiarlo—. ¿Vieron la actividad que propuso el profesor de Encantamientos?

Rose dejó veloz como la luz su libro. 

—¿Hay una actividad extracurricular? ¿Ayuda a los exámenes? —preguntó. 

—¡Merlín, Rose! Respira. Es una actividad que está hecha con la intención de que no suframos tanto por los exámenes. Vi el cartel cuando iba a los baños. 

—Oh —dijo Scorpius—. Creo que escuché a Vincent. ¿Duelos? 

Albus asintió. Al principio le había parecido tonto ¿Quien proponía duelos en estas fechas? Ahora, en cambio, parecía una buena idea para que sus amigos se arreglaran.  

—Ah —suspiró Rose—. Está desde ayer ese cartel. James y Fred se la pasaron hablando de eso en la sala común de Gryffindor. Ya se anotaron. Me parece mejor idea ocupar mi tiempo en estudiar. 

—No todo en la vida es estudiar —replicó Scorpius. Albus lo miró con la boca abierta y ojos desorbitados. Él nunca le hablaba así a Rose. Rose también se sorprendió. En consecuencia, las mejillas de su amigo se sonrojaron—.. Creo que Al tiene razón, es algo para que no suframos el estrés. ¿Recuerdan el año pasado cómo estaban los estudiantes? Mirenlos ahora, están estudiando más relajados. Además, Al y yo aún tenemos un partido de Quidditch que jugar. 

¡Merlín, era cierto! Eso le generaba más nervios que los exámenes. Por primera vez en mucho tiempo, Slytherin podía ganar la copa de Quidditch. De repente, sintió que sentía el estómago vacío. 

—No debiste recordármelo —susurró.

—¿Qué te parece si nos anotamos? —preguntó Scorpius—. ¿Son este sábado, verdad? Tarón programó la última práctica para el domingo —su amigo ya estaba colocándose de pie. Al, de acuerdo con él, se levantó. 

—Me parece bien, vamos. 

Scorpius no avanzó de inmediato, sino que miró a Rose. Parecía dudar, pero al final preguntó:

—No tienes que apoyarnos, Rosie, pero no te quedes aquí sola. Aunque no hayan habido más noticias de las arañas —se encogió de hombros—, puede ser peligroso. 

Empezaron a caminar hombro a hombro por lo que Albus aprovechó para inspeccionar a su amigo. Entonces, Rose casi gritó. 

—Lo siento —dijo. Albus giró y la vio de pie, los cuadernos de estudios olvidados en el suelo—. Me equivoqué ¿de acuerdo? Yo… lo siento mucho, Scorpius. Lamento, de verdad lamento mucho, mucho, de verdad, lo que tuviste que pasar. —estaba roja, con los ojos con lágrimas. 

Scorpius, a quien Albus miró de inmediato, parecía sorprendido. 

—Lo sé. Gracias. 

Nadie dijo más nada, nadie mencionó que Rose terminó yendo con ellos, e incluso puso su nombre para la clase de duelos del sábado. Desde ese momento,  Scorpius y ella se comportaron como siempre. Esa noche, de todas formas, le comentó a Scorpius que era bueno que su prima se disculpara por no haber estado con él en un momento triste. 

—Sí —Scorpius sonrió—. Estuvo a su manera. Mientras estaba con mi padre, su carta me llegó y me hablaba sobre las clases que perdía. No estaba enojado con ella, Al. Nunca lo estuve. Tal vez, sólo pensé —se encogió de hombros—, que iría a verme como tú.  

Albus no estaba seguro de poder entenderlo bien, pero estaba mejor sabiendo que Scorpius no estaba enojado con Rose. 

*** 

El sábado no fueron al club de duelo como tenían programado. Se habían levantado temprano y se vistieron con túnicas. Mientras comían, junto a Vincent y a Thomas, hablaron de todos los hechizos que podrían usar y aquellos que podrían aprender, pues los chicos de años más avanzados seguro tenían un buen repertorio. 

—Ayer vi a uno de Gryffindor intentando el  Reducto —dijo Thomas—. Ese idiota del tren a quien Scorpius asustó. 

—Michael —le recordó Albus—. ¿Lo hizo bien?

—¡Que va! Fue como si hubiera hecho un Bombarda —se rió Vincent—. Estoy seguro que nosotros que somos de segundo podríamos ganarle. 

—El hechizo para repeler arañas queda fuera de uso. Menos mal porque en esas clases no estaba —comentó Scorpius, poniéndole mantequilla arriba de la jalea de frutilla a su tostada. 

Sophie que estaba viéndolo en ese momento suspiró. 

—Si solo comieran así cuando tienen partido de Quidditch —acotó distraída. 

Albus la ignoró. Jamás podría comer así antes de un partido de Quidditch. 

Todo pasó cuando se pusieron de pie, dejando a los mellizos y a Thomas porque decidieron comer un segundo tazón de avena. En la salida del Gran Comedor se encontraron con Rose en la puerta. Unos metros delante de ellos iba James Potter sin compañía. 

—¿Y Fred? —preguntó Albus a Rose. 

—Se quedó comiendo otro par de tostadas con jalea —se encogió.

—No lo alcancemos, no tengo ganas de que nos vea —dijo sin ánimo. Su hermano podría empezar a decir que los segundos no sabían nada y no tenía ganas de escucharlo.  

Mucho más adelante, vieron a James doblar en el segundo piso. 

—Ese no es el camino —comentó Scorpius. Cuando llegaron, miraron por el pasillos por donde James se desvió y no lo vieron, pero sí alcanzaron a notar un mantón colgado en una pared moviéndose. Estaba claro que el mantón tapaba lo que evidentemente era una entrada a otro pasillo—. Creo que se puso su capa, Al. 

—¿A dónde creen que va? No conozco ese atajo. 

—Yo sí —dijo Rose. La miró desorbitado. Ella se defendió—. Lo escucho todos los días, va al pasillo de Myrtle. 

—Sigamoslo —escuchó a Scorpius, cuando lo miró, éste le devolvía la mirada—. No dije  nada, pero el otro día creo que estaba cerca de nosotros cuando estudiamos ¿sabes? sabe que nos anotamos en esta cosa de duelos. Es extraño que no quiera participar sabiendo que estamos ahí. Algo trama, algo grande para dejarnos. 

Albus no lo había notado. 

Así que sigue usando su capa para espiarnos. 

—Vamos —dijo—. Rose—

—Iré con ustedes —y los siguió sin más, usando el mismo atajo que James. 

***  

Llegaron a los baños. El piso estaba empapado. Desde donde estaban, escuchaban los fuertes llantos de Myrtle. Scorpius sintió un poco de pena. El fantasma con sus dos coletas le recordaba a Merlina con sus trenzas. Aunque eran opuestas totalmente fuera de eso, pero era una niña mentalmente. Cuando estuvieron en la puerta del baño, escucharon la voz de James, aunque no entendía lo que decía. Se escuchaba… ¿Blingsapun?

Intercambió miradas con Al y Rose. 

¿El pársel sonaba parecido a eso? Scorpius lo dudaba. Se suponía que el parsel era la lengua de las serpientes, y una serpiente no sonaba así. Albus se adelantó y abrió la puerta. 

—¡James! —gritó. 

Todos vieron al hermano de Albus saltar del susto. 

—¿¡Qué hacen aquí!? ¿No iban a la clase de duelo?

—¿No ibas tú también? 

Myrtle eligió ese momento para salir de los baños y se acercó, limpiándose las lágrimas fantasmales. 

—¡Oh, Scorpius! ¡Albus, Rose! —voló hacia Albus—. ¡Tu hermano se está portando mal conmigo, Albus!  —acusó. 

—¡No es cierto! —se defendió James—. Solo te pregunté qué dijeron las personas que lograron abrir esta maldita cañería. 

—¡Te dije que no lo sé! Grosero. 

Myrtle no lo soportó más y se fue, metiendose a un inodoro. El piso empezó a llenarse más de agua. Rose parecía harta y se adelantó, con sus manos en la cintura se enfrentó a su primo. 

—¿Para qué quieres abrir la cámara de los secretos, James? Nuestros padres nos dijeron que allí ya no hay nada, ni siquiera huesos del basilisco. 

—Creo que ahí está la araña que las otras dicen que robamos. 

—Eso es absurdo. 

Scorpius vio a Albus moverse incómodo. Ellos en su momento compartieron esa teoría. 

—No —insistió James—. Te digo que debe estar ahí. No hay otro lugar. 

—Claro que sí, está perdida en algún lugar del bosque —Rose no dio su brazo a torcer. 

Scorpius se movió y evitó que Rose avanzara más. Sabía que pasaba mucho tiempo junta a Sophie y no le extrañaría que le hubiera enseñado movimientos que no usaran varita. 

—Ya, Rose —miró a James. ¿Por qué tenía que ser más alto?—. Dudo que lo que intentas  decir se acerque siquiera al pársel, Ja… Potter. 

Parecía como si le hubiera dado un golpe Muggle porque James se hizo hacia atrás. 

—Scorp tiene razón —dijo con fastidio Albus, le costaba, al parecer, pensar en ayudar a su hermano. Lo vio acercarse a la cañera—. Las serpientes dicen cosas…. zzzziiizzzaaaazzzz 

James estaba empezando a reirse, Scorpius, que tenía la vista perdida en él, juró que lo vio formular la palabra “tonto” cunado el ruido de la estructura abriendose llamó su atención. Donde estaba la cañería, la pared se abrió, dejando al descubierto una entrada. 

—¡Santa barba de Merlín! —susurró acercándose—. Has abierto la cámara, Al.

*** 

Harry entraba a su oficina cuando la silueta de Lewis lo sorprendió. Sacó su varita debajo de la túnica. Lewis empezó a reírse a carcajadas, empezando a desfigurarse. 

—Has tenido una reacción lenta, padrino —y dejó ver la figura de su ahijado. 

—¡Teddy! ¡No vuelvas a hacer eso! ¡Sabes que todos buscamos a Lewis! ¿Y si te hubiese atacado? ¡Por Merlin! Dime que no has salido así a la calle. 

Tenía tanto que decir, tanto por lo que regañar al auror amateur. Mierda. Casi le lanzó una maldición. 

—Lo siento, Harry —pero se veía todo menos avergonzado—. Lo bueno es que no me atacaste. Sobre lo de volver hacerlo, no lo sé. Respecto a no andar así, pues —se movió incómodo. Harry tuvo un mal presentimiento—. Lo siento, Harry.

—¿Cómo? ¿Dónde? ¡Teddy! —Harry cerró la puerta y lanzó un hechizo de silencio. 

—Escucha, no pasó nada. No lo sé. Tenemos el caso tan atascado, estamos tan seguros que quien atacó al jefe de esa mujer, Cho Chang, fue él, que pensé: Yo puedo saber donde está. Fui hasta el callejón Knockturn, ya sabes, a ese bar donde Hagrid sabe… eso… cambiar… cosas… y recibir criaturas. Me transformé en Lewis y me dejé ver un poco. 

—No, Teddy. No. Puedes darnos una pista falsa. 

—Iba a decirte que era yo, Harry —Teddy tomó asiento y Harry también. Tal vez sentado, lo que su ahijado fuera a contarle, no le afectaría tanto. 

—Dime que por lo menos sirvió de algo —su ahijado sonrió de oreja a oreja. 

—Sí. Eso creo —frunció el ceño—. Es una pista rara —se movió en su asiento—. Alguien se acercó. Grabé cada facción, luego te muestro su rostro. Me preguntó algo interesante. 

—¿Estás esperando una invitación para que vayas al grano?

Teddy río. 

—No. Perdón. La cosa es que me preguntó ¿Qué haces cómo Lewis? Por un segundo pensé que se había dado cuenta que era un falso Lewis. Pensé que era un hombre tuyo cuando agregó, escucha bien, Harry: Pensé que la poción duraría hasta fin de mes.¿No fueron suficientes ingredientes? No sé por qué, pero creo está ligado a los ingredientes que roban, que no sabemos para qué, y con su sorpresa al ver a Lewis, como…

—Como si no debiera ser Lewis —Harry se puso de pie—. Quédate aquí, iré por Hermione.  Y quédate como Teddy, por favor. 

Su ahijado alzó las manos. Cuando volvió con Hermione le contaron todo otra vez, con detalle, con cada palabra, lenta y claramente. Cuando Teddy terminó, Hermione reaccionó de la forma que Harry esperaba. Ella acababa de descubrir algo. 

—Malfoy —dijo ella tapándose la boca. Harry la miró sin entender. 

—¿Malfoy? Es imposible, Hermione. Malfoy no está inv— 

—No me refiero a eso, Harry. Ya sé que Malfoy no está involucrado. No te pongas así —Harry quiso decir que no se ponía de ninguna forma pero su amiga no dejó de hablar—. Es lo que dijo, que los ingredientes que robaban eran para trabajar el tiempo de una poción. Él solo usó de ejemplo la poción multijugos, pero creo que… creo que… Si la pregunta fue por qué Lewis estaba como Lewis, porque no podía, era porque que el ejemplo de Malfoy es una realidad, Harry. Lewis usa la poción multijugos, y por lo que Teddy acaba de contar…

Harry lo entendió. 

—Su efecto no dura una hora, dura un mes. Lewis es alguien más, pero ¿quién?

Teddy y Hermione lo miraron con lástima. Él no podía imaginar quién, ¿como ellos sí? El joven auror y la bruja se miraron y la segunda le respondió:

—Solo hay una persona que desaparece por momentos, aunque pensábamos que era por qué el público estaba cambiando de opinión, pero no es eso. Es porque, entre que prohibimos esos ingredientes, se las arregló para robar los últimos y los está cuidando. 

Harry creyó que lo tenía. Pero… se puso de pie. 

—Pero sí es así, ¿dónde está la verdadera Catherine Jones, Hermione?

Hermione le dio una mirada triste, negando. 

—Me temo que no podemos pensar en encontrarla con vida. No sabemos desde cuando es Catherine Jones, Harry.  

—Tenemos que ir por ella. Teddy… 

—Harry —llamó Hermione—. Solo son suposiciones, lo entiendes ¿no? No hay nada concreto. Nada —recalcó. 

—Lavander y su esposo. Ellos siempre dijeron que no la entendían, que no sabían por qué no entraba en razón. La desconocían ¿Y si logro que la denuncien oficialmente? ¿Con la sospecha de que no es ella? —vio a su amiga morderse los labios—. Hermione, a veces es necesario romper las reglas. Puede haber matado a la verdadera Catherine, asesinó al pocionista, y casi hace que asesinen a alguien de los Malfoy. Sin contar las muertes del año pasado. 

—Bien, yo hablaré con Lavander. Ustedes busquen a dos aurores más. 

*** 

La cámara de los secretos estaba derrumbada. Donde miraran había una pila de escombros. Algunas más derechas que otras. Scorpius creyó que alguien antes que ellos pasó caminando en zig zag, borracho y chocará con las pilas y tirara algún que otro escombro. Sintiendo que algo no estaba bien se pegó a Albus, dejando por delante a James que era el mayor, por detrás los seguía Rose. Mientras avanzaban, no vieron ninguna araña, sin embargo, intuía que no iba a encontrar aquel lugar vacío. 

Metros más adelante, el lugar no está tan derrumbado. Empezaba a tener mejor aspecto. James empezó a bostezar exageradamente delante de ellos. 

—Creo que de verdad aquí no hay nada. 

Entonces, un olor horrible empezó a olerse en el aire y se detuvo. Albus hizo lo mismo a su lado, ambos tapándose la nariz. Delante, James casi vomita. Scorpius miró para otro lado y Rose se adelantó, levantando una mano y con la otra tapándose la nariz. 

—Esa es la causa —dijo. Era una pila de algo que parecía piel—. Creo que es la piel del basilisco. 

—Puaj —dijo. James retomó la marcha y él también, tomando el brazo de Rose para ponerla detrás suyo. 

El lugar se iba haciendo más grande, más limpio y hermoso. Pronto, Scorpius vio la firma de Salazar Slytherin en aquella construcción. Por todos lados, el creador de la casa de las serpientes dejaba en claro que era el animal que iba a representarlos por generaciones. Serpientes labradas en los muros, serpientes tamaño gigantes marcando un sendero,  y de repente, frente a ellos, la cara de un hombre labrada en piedra con la boca abierta. 

—Salazar Slytherin —escuchó decir a Rose a su espalda. Él asintió. Podía reconocerlo de miles de retratos que había visto. 

—Se supone —comentó James, acercándose a aquel agujero en la boca de Salazar Slytherin, como quien quiere la cosa—, de ahí saldría el basilisco, te vería a los ojos y te mataría. 

Un escalofrío recorrió a Scorpius. James lo notó y se rió de él. 

Maldito idiota.

Entonces, algo empezó a salir de la boca de Salazar Slytherin. Salvo que no salió una serpiente. No moriría por ver un Basilisco a los ojos. El problema era que era…

—¡CARNEEEEEEEE! —Gritó la araña del tamaño de un auto de muggle. 

Sin esperar, Scorpius giró, viendo a Al hacer lo mismo, tomaron a Rose y corrieron. Miró atrás, llamando a James, pero James ya estaba a su lado, corriendo con ellos. 

—Vamos, vamos, vamos —Les apremiaba. 

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