
Capítulo trece ¿Doble agente?
Capítulo trece
¿Doble agente?
Albus podía ver claramente que Hogwarts estaba dividida en dos. Los que apoyaban a su tía Hermione con ¡Basta de Odio! y aquellos que repetían las palabras de Catherine Jones: ¡Muerte a los mortífagos!. Lamentablemente, el segundo grupo seguía siendo mayoría.
No importó cuántas veces la misma Cho Chang saliera a decir que el señor Malfoy no tenía nada que ver en su ataque, la voz de Catherine hablando sobre un lavado de cerebro a la sociedad mágica se escuchaba más.
Odiaba ver a Scorpius afectado otra vez por las noticias alrededor de su padre. Lo peor era que de repente, los castigos al Bosque Prohibido dejaron de tener efecto dado que se decía que las arañas gigantes se habían acercado demasiado al castillo durante las últimas noches. Esto provocó que los estudiantes volvieran a murmurar: ¡Muerte a los mortífagos!, con la excepción de que cuando veían a Scorp, decían ¡Muerte a los Malfoy!
Iban camino a la clase de Encantamientos cuando se toparon con los chicos de cuarto de Ravenclaw, entre los que venía Jiang, el hijo de Cho Chang. Albus notó a su amigo, al lado suyo, tensionarse. Jiang se adelantó para encontrarse con ellos, sonriendo.
—Malfoy —dijo. Scorpius retrocedió un paso y miró hacia arriba. Jiang les sacaba fácilmente tres o cuatro cabezas de altura—. Sólo quería decirte que no debes preocuparte, al igual que mi madre, me estoy encargando que todos sepan que tu padre no la atacó.
Albus respiró tranquilo y a su lado Scorpius hizo lo mismo.
—Gracias.
Jiang pertenecía a la minoría.
—¿Por qué me agradeces? —Jiang sacudió la cabeza, sonriendo—. Por cierto, escuché lo que hizo tu padre por la madre de los Scamander. No entiendo por qué la gente le tiene tanto mal fuego —se encogió de hombros y se fue.
No fue hasta todo el grupo de amigos de Jiang se alejó lo suficiente que Al se atrevió a preguntar:
—¿Qué quiso decir? ¿Qué hizo tu padre por la madrina de mi hermana?
Scorpius, sin embargo, parecía más perdido que él.
—No lo sé. Pero me alegra que no me maldijera. Vamos, Al.
No supieron la causa de las palabras de Jiang hasta el día siguiente, con El Profeta de la mañana.
***
El Profeta: Draco Malfoy ¿Doble agente como el difunto Severus Snape?
En una exclusiva entrevista con Luna Scamander, ella nos revela que durante el tiempo en que Voldemort la tuvo cautiva en las mazmorras de Malfoy Manor, en el periodo de vacaciones, Draco Malfoy se escabullía por las noches y le daba de comer y pociones energizantes.
“Si Voldemort lo hubiera encontrado, hoy estaría muerto ¿no lo crees así, Poulter?” Me preguntó mientras la entrevistaba. Y tiene toda la razón. Luego, con ese aire característico de una Lovegood aunque se haya cambiado su apellido, reflexionó. “Recuerdo haber pensado que era un doble agente, pero nunca tuve oportunidad de preguntárselo a la cara. Después de los juicios donde se dictaminó que no asesinó a nadie, que era merecedor del veredicto de ser inocente, el mundo mágico prácticamente le cerró las puertas en la cara. Incluso cuando salvó la vida de Harry.”
Anteriormente, Hermione Granger-Weasley habló de memoria, lo que me hace preguntarme, ¿Eso no es memoria? ¿Recordar que si los Malfoy no hubieran escondido y mentido a Voldemort, Harry Potter no estaría vivo hoy en día?
¿Es que Scamander tiene razón y Draco Malfoy fue un doble agente en la guerra?
***
Harry vio las bocas abiertas de Hermione y Ron, estaba seguro que él tenía la misma expresión y luchó por cerrarla. Estaban en casa del señor Lovegood, tomando el té con Luna, escuchando como la noticia del Profeta era cierta. Luna Scamander ya no tenía el cabello largo, ahora mismo lo tenía hasta la altura de los hombros, su rostro, sin embargo, seguía siendo el mismo. Es como si los años no pasaran por ella aun. Así, con su soltura característica, les contó que ella misma había dicho tales cosas, y esas cosas, según Luna, eran verdad. Incluso contó más mientras Lily, que fue con ellos para ver a su madrina, estaba con el señor Lovegood, visitando su jardín.
—Aunque solo me ayudaba a mi —aclaró—. Pero cuando me entregaba comida era más de una porción. Solo que… bueno, los demás no querían comer, pensando que estaba envenenada. Yo sabía que no ¿Por qué iba a envenenar la comida? —preguntó como si fuera una idea muy estúpida para un mortífago, como si el año anterior Draco no hubiera buscado envenenar a Dumbledore—. ¡Ah! —dijo casual, llenando de más té su taza y la de Ron—. Y cuando estuvimos en Hogwarts al principio, mientras ustedes hacían su trabajo —Harry supo que refería al año que los tres se fueron en busca de los Horrocruxes—, él muchas veces, cuando me veía, hacía como que no. ¿Si no era un doble agente, qué era entonces? —por alguna razón, lo miró a Harry al hacer esa pregunta. Luego agregó—: Mintió por ti. Casi estuve segura que era un doble agente cuando lo defendiste en los juicios, Harry.
Harry miró a sus amigos y negó, sin embargo, quien habló fue Hermione.
—Dudo que haya sido doble agente, creo que… tal vez —enfatizó su amiga—, no estaba del todo al lado de Voldemort. Él solo era un adolescente. Siguió a su padre y estoy segura que vio cosas que le hicieron dudar de su bando.
—Pero ayudó al bando correcto al fin de cuentas —terminó Luna.
—Claro, lo sé. No estoy en contra de Malfoy, Luna. Mi hija y su hijo son casi como Harry y yo, mejores amigos, ya sabes.
Luena sonrió más y asintió.
—He visto sus fotos en los diarios y revistas. Se ven muy lindos. Es curioso, ¿verdad? —les preguntó—. La vida jamás deja de sorprendernos. ¡Ah, Lily!—se puso de pie cuando su padre y Lily entraron—. Recordé que traje algo especial para ti de mi viaje.
—¿En serio, madrina?
La única conclusión a la que llegaron visitando a Luna fue que seguían dudando de que Draco hubiera sido un doble agente en la guerra.
—Lo hubiera dicho, ¿no? Es decir —razonó Ron con Luna lejos, tirando el té en una planta a su lado—, en ese momento seguía siendo Malfoy, hubiera gritado a todos los vientos que era doble agente para tener la fama de Snape, y no lo hizo.
Vio a Hermione morderse el labio después de beberse su té de un solo trago.
—Tal vez solo le gustaba Luna —dijo de repente, encogiéndose de hombros.
Harry se miró con Ron, pensando que eso era completamente irracional.
—Claro —susurró Ron, con la voz suficientemente baja para que su mujer no lo escuchara, y agregando sarcásticamente—: Por eso también mintió a Voldemort sobre ti, Harry, porque le gustabas.
Harry sacudió la cabeza, agarrando un bocadillo extraño de la mesa y metiéndoselo a la boca a su amigo bajo la mirada de confusión de Hermione.
No lo dijo en voz alta, pero la próxima vez que a Malfoy, Harry le preguntaría sobre esa idea de doble agente. Aunque no importaba si era cierto o no, lo que importaba, como bien aclaró Hermione cuando se fueron de allí, fue:
—Al menos, por primera vez en meses, la gente está dudando de Catherine Jones.
—Como cambian las cosas, en eso le doy la razón a Luna —comentó Ron—. Cuando éramos chicos ¿quién se hubiera tomado en serio sus palabras? La gente sí cambió, un poco, tal vez… —se calló. Harry y Hermione se miraron. La segunda lo alentó.
—¿Tal vez?
—Bueno, tal vez esto debe pasar, ya saben, para que finalmente tengamos el mundo mágico por el que peleamos esa guerra.
—¿Desde cuándo eres tan reflexivo? —Harry estaba en shock. Su amigo se encogió de hombros.
—Desde que Hugo me hace ver películas muggles, amigo. ¿Lily no te obliga?
La verdad era que Harry se dormía en todas ellas.
***
El Profeta: PIDEN INVESTIGAR A CATHERINE JONES
Un grupo de magos y brujas se presentó en el Ministerio de Magia exigiendo que investiguen a Catherine Jones y su secta.
“Nuestra gente no peleó una guerra para seguir desparramando odio. La peleó para acabar con él. ¡Basta de odio!. Es necesario que nuestro ministro haga algo.” Dijo uno de los protestantes.
“No sé qué pasó con Catherine” agregó una mujer peleando para que investiguen a la líder del movimiento en contra de los mortífagos “su hermano está devastado por lo que está haciendo. Ella era muy buena. Algo le pasa. Me uno a la petición de que la investiguen rigurosamente.”
Ver también: CIERRA CENTRO DONDE CATHERINE JONES REALIZABA SUS DISCURSOS.
***
—Honestamente —dijo la última semana de noviembre Scorpius—, no puedo esperar a que sean la vacaciones de invierno —volvía a estar agotado por las prácticas de Quidditch, lidiaba con el maldito discurso de Catherine en boca de todo el castillo aunque parecía haberse sumado gente a ponerla en duda, y Vincent estaba actuando como forúnculo en el culo amenazando con dejar el equipo en cualquier momento porque no llegaba a realizar sus tareas. Ni Rosie era tan adicta a estudiar de esa manera.
Albus se sentó a su lado, en su lugar favorito en la sala común de Slytherin y respiró hondo.
—Creo que es la primera vez que deseo lo mismo —le confesó—. No entiendo por qué Tarón nos hace entrenar tanto. Ya ganamos el primer partido. Ravenclaw no es nada contra nosotros. Y no jugaremos de nuevo hasta después de las fiestas.
Sin embargo, pese a que Tarón bajó de siete noches a cuatro noches los entrenamientos, los ánimos en el equipo bajaron tanto, que para cuando llegó diciembre y faltaron semanas antes de las vacaciones. Tarón se dio por vencido y abandonó los entrenamientos. Scorpius finalmente decidió disfrutar esos días con sus amigos. No pensó jamás que ser parte del equipo fuera una responsabilidad tan grande, pero podría con ella. Solo que necesitaba un breve descanso. El Quidditch lo mantenía concentrado.
¡Merlín! Cuando Al, Rosie y él, abrigados, sentados afuera del castillo después de la cena, esperando la última clase por el momento de Astronomía, le pareció que hacía miles de años no estaban juntos los tres solos, hablando del tema candente de la semana. No, no era su padre ni Catherine Jones, afortunadamente, ni sus dichosos club de fans. Rose estaba poniéndolos al tanto de todo:
—Ya saben, como ustedes han tenido tanto entrenamiento, nada —Rose se encogió de hombros—. He tenido mucho tiempo libre, así que he ido a ver a Hagrid —Albus se tapó la cabeza—. Descuida, le dije que estás ocupado, lo que no es una mentira.
—Gracias.
Scorpius no dijo nada. Si bien el profesor le caía bien, ya pasado el shock de primer año ante su altura, y que lo llamara Scorpius y no Malfoy, y no lo mirara mal, no sabía si se atrevería a ir a visitarlo alguna vez.
—Sigue —le pidió Scorpius. Su amiga pareció encantada con la redirección.
—Claro. Aproveché para preguntarle a Hagrid sobre el rumor de las arañas. Dijo que es cierto, un par se han acercado mucho al castillo.
Tal vez la reacción que obtuvo era la que quería Rose porque su mirada adquirió un tono y brillo de satisfacción, es más, se acercó a ellos, enigmática, antes de agregar:
—Dijo que una de ellas le exigió que le devolvieran a su hija.
—¿Hija? —preguntaron Scorpius y Albus al unísono. Su amiga asintió.
—Acusa a alguien del castillo de robar a su hija. Hagrid está muy enojado porque, ¿quién se robaría a su hija? Pero las arañas están convencidas. Amenazaron con salir del bosque si no se la devuelven.
Albus se puso de pie, mirando a su prima.
—¿Quién se robaría a su hija? ¡Oh! ¿No lo recuerdas, Rose? Papá nos dijo esa historia, como Hagrid fue la que trajo la araña reina al castillo. Esas arañas tienen veneno, comen humanos, y Hagrid las ama.
Scorpius sabía que el hombre era excéntrico. Su padre le contó otra historia de cómo una vez le vio un dragón en su casa cerca del bosque, una de las razones por las que no sabía si ir algún día.
—Bueno, esta vez no fue él —dijo Rose, sentada donde estaba—, por eso creo que está preocupado, Al. No hay nadie más que comparta su amor por las arañas, él lo sabe, por eso asegura que nadie secuestró ese bebé. Pero las arañas no le creen.
Scorpius se movió algo nervioso. Tanto Rosie como Al lo miraron.
—Hay alguien quien ama las criaturas… aunque solo las lindas, ya saben, pero encuentra lindas a… criaturas grandes…
Albus retrocedió unos pasos, sus ojos como platos, negando.
—Sophie jamás encontraría linda una araña, además, ella no ha ido nunca al Bosque Prohibido.
—Tienes razón —Se avergonzó de él mismo por haber pensado eso siquiera—. No se lo digas —inconscientemente, palmeó su cabeza.
Un escalofrío recorrió su espalda. ¿Un profesor estaba cerca? Miró a su espalda. No había nadie.
—¿Qué sucede? —le preguntó Al. Negó.
—Nada, solo… a veces siento como si un profesor nos encontrará charlando durante las tareas y se acerca, ya sabes, como cuando la profesora Ava aparece de repente y nos reta porque estamos hablando. Pero nunca hay nadie. Excepto durante clases.
Albus, que se había sentado, volvió a ponerse de pie y miró en dirección a espaldas de él, entrecerrando los ojos.
—Deberíamos ir entrando —surgió de repente—. Está oscureciendo y se está poniendo muy frío —dijo. Junto a Rosie estuvieron de acuerdo, viendo ya su aliento en el aire, sin embargo, cuando avanzaba, se detuvo—. Vayan adelantándose, ya los alcanzo. Creo que me dejé algo.
Su amigo no los alcanzó hasta que estuvieron ya en la torre de Astronomía.
—¿Qué te tomó tanto tiempo? —le chistó. Albus parecía frustrado.
—Nada.
Scorpius estaba seguro de que no era nada, pero si Albus no quería contarle, no podía hacer mucho.
***
Merlina vestía su túnica de abrigo negra favorita. Astoria también le realizó su peinado favorito, sus dos trenzas. Draco y su mujer habían hablado sobre ello, creían que era algo como un recuerdo de su madre. Daphne solía pasar horas haciendo aquellas trenzas a su hija. Aquí estaban los tres, Astoria con mucho esfuerzo, junto a Merlina frente a la tumba de sus padres.
La chica depositó un ramo de rosas, todas negras, seleccionó aquellas con más espinas en sus tallos. Draco recordó aquella fatídica noche que lo despertaron con la noticia de un desastre en la mansión Zabini. Jamás imaginó lo que vería. De hecho, el fuego de la casa de Zabini, la historia de cómo los habían matado, era de esos recuerdos que le gustaría olvidar. Especialmente el fuego. Draco odiaba el fuego. Le traía tantas malas memorias. La voz de Merlina le prohibió seguir recordando.
—Esta es la última vez que vengo en su aniversario —dijo Merlina en voz alta, sorprendiendolo. Ella jamás hacía esto—. El año entrante iré al colegio y las vacaciones no son hasta las fiestas—. No se preocupen por mi. Padre —Merlina ni titubeó—. Madre, me enseñaron a ser fuerte e independiente. Tío Draco, a quien ahora llamo papá , y tía Astoria, a quien llamo mamá, me han enseñado cómo navegar por mí misma en un mundo lleno de traición y prejuicios, así que no teman por mí, estaré bien (*) —luego, tomó su anillo colgado en el pecho—. Madre, mamá me ha pasado tu regalo, una de las reliquias de los Greengrass. Gracias.
***
Harry, antes de ir por su hijo a la estación nueve tres cuartos por las vacaciones de invierno, fue a seguir una pista dada por el ex auror Ron Weasley. Harry nunca dejaría de lamentar su pérdida. Resulta que mientras conversaba con un pocionista que fue a comprar a Sorteligeios Weasley, le comentó que le habían robado, como sabía que él había sido auror, y era amigo suyo, le enumeró los ingredientes. Enseguida notó que eran los mismos que robaron a Cho Chang.
Luego, solo por curiosidad (Harry le llamó el viejo instinto auror), Ron se acercó a otros pocionistas, y todos habían estado sufriendo robos desde el verano, siempre los mismos ingredientes exóticos. Cuando se percató que era un patrón puso en aviso a Hermione y a él. La primera estaba enojadísima porque el Ministerio debió percatarse. De hecho, casi le echó la bronca a él, hasta que cayó que desde lo de Lewis Harry y sus Aurores no se ocupaban de esos casos. Quienes trabajan en eso era un grupo de aurores nuevos entre los que afortunadamente no estaba Teddy Lupin, porque estaba en su equipo, de hecho, estaba con él ahora mismo.
Ron no alcanzó a hablar con todos los pasionistas, por eso Harry se acercó a una en el callejón Knockturn junto a Teddy.
—¡Oh! —dijo el hombre detrás del escritorio sucio—. ¿Finalmente me han tomado la denuncia? ¡Seis meses… y tres robos…!
Harry dejó que Teddy hiciera el interrogatorio.
—Los mismos ingredientes —le anunció afuera—. Tres veces le robaron los mismos ingredientes.
—Ahora sé por qué Cho Chang venía con ellos. Acá ya se los han robado a todos. Es importante. Es muy importante.
—¿Tal vez deberías involucrar a los inefables? —A Harry no le caían bien, pero su ahijado tal vez tenía razón. Hermione estaba trabada con ello—. ¿Cómo creen que se enteraron que ella traía los ingredientes?
¿Cómo?
—Sí —Harry estaba de acuerdo con la duda—. ¿Cómo? es pocionista, pero no trabaja sola, de hecho, ella trabaja para alguien. Se supone que ella no iba a traer nada, hasta que su jefe le pidió el favor… —¿Cómo podía ser tan tonto? ¿Cómo?—. Quien quiere que sea o trabaja con ellos o los escuchó. Maldición.
Teddy sonrió, acercándose.
—Bien, yo puedo seguir esa pista, investigaré a los integrantes del lugar donde trabaja Cho Chang. Tú ve por tus hijos. Lily debe estar como loca esperandolos en La Madriguera.
—Sí —respondió perdido Harry—. ¡Oh, Merlín, la hora!. Nos vemos, Teddy. Manda un patronus por cualquier cosa.
—Lo haré.