
Capítulo nueve Quidditch e interrogatorio
Capítulo nueve
Quidditch e interrogatorio
Lleno de emoción. Scorpius sonrió a Al, y no lo dejó ir hasta que vio cómo se secaba la ropa y avanzaba. Eran las pruebas de cazadores donde estaba Kate Nott.
—Vamos, Albus —dijo Kate, sonriendo—. No estés nervioso. Quiero tenerte como compañero. Espera —dijo, y levantó la varita, secandole los antojos y haciéndole algo más—. Eso evitará que se mojen y te estropeen la visión.
—Te prometo —interrumpió Scorpius—, que aprenderé todos esos hechizos. Ustedes dos pueden. Tenemos que estar juntos.
Albus pareció llenarse de valor otra vez y salió al campo mucho más relajado. El número de postulantes a cazadores, pese a la breve selección cuando elegían guardián seguía siendo numerosa. Tal vez, razonó Scorpius era porque tenían más lugares, lo que era más chances de ser parte del equipo. Como sea, Scorpius solo quería a Al en el equipo. Bueno, y a Kate. Si Thomas se hubiera postulado no sabría a quién apoyar. Era mejor así.
La lluvia paró un poco, solo un poco. El sol, sin embargo, decidió esconderse detrás de las nubes oscuras definitivamente. Así, las pruebas dieron comienzo. Tarón volvió a llamar a Vincent quien se puso en el aro. Tarón mismo era un cazador, así que básicamente era el rival principal. Pasó una hora cuando quedó la mitad. Y otra más para dejar solo a cuatro postulados. Entre ellos, Albus, Kate y el mismo Tarón.
Scorpius no prestó atención hasta ese momento. Entonces, notó el silencio de las gradas. Claro, había un Potter en el campo. Cuando miró a las gradas sin embargo, notó que todos hablaban entre ellos muy curiosos. Buscó a Sophie y Thomas, y los vio azorados. No estaban hablando bien, eso era seguro. ¿Hablaban mal de Albus? Intentando ser disimulado, dio unos pasos a las gradas hasta que, por arriba de la lluvia que caía, escuchó a un grupito de ravenclaw.
—Escuché que Catherine Jones dijo que tenía algo de Voldemort en él. Algo que depositó en su padre y él se lo pasó a su hijo.
—¿Por eso no es tan bueno como su padre? ¿Viste como vuela? Es algo inestable, cualquiera diría que volaría mejor siendo hijo de Harry Potter.
—Desde que fue seleccionado para las serpientes, todos saben que hay un problema con él.
—Su hermano mayor tampoco es tan bueno. Vuela fatal. No sé cómo ganaron la copa el año anterior.
Scorpius respiraba con dificultad por el enojo. Quería sacar su varita y lanzarles un mocomurcielago o algo peor. Alguien debió leer su mente, porque eso fue justo lo que sucedió. Alguien les lanzó el hechizo y ambos salieron corriendo de las gradas. Riendo, buscó al culpable, pero no vio a nadie. Suspirando, se concentró en su amigo
—¡Vamos, Al! ¡Tú puedes! —Gritó.
Su voz le llegó. Por un tanto, Albus logró la segunda vacante después de Kate. Todo Slytherin en las gradas aplaudió. Sophie y Thomas fueron los que más animaron junto a Scorpius que jamás lo admitiría, pero se largó a llorar de felicidad por estar con sus mejores amigos en el equipo de Quidditch. Lo vio clarísimo, el futuro, todos juntos levantando la copa aquel año.
***
Esa noche, la sala Slytherin estaba alegre. Albus, Vincent, Thomas, Sophie y él, estaban sentados en la sala común, lejos de la chimenea, en su esquina favorita, esperando por la comida que Kate y Jenna habían ido a pedir a las cocinas. Esperaban que obtuvieran muchísimas cosas. Mañana era domingo y la casa quería hacer una fiesta hasta tarde para celebrar el nuevo equipo.
Cuando Jenna entró, sin embargo, estaba claro que las cosas no habían salido bien. Ella entró corriendo, tapándose la cara y pasando directo a su habitación. Los chicos miraron a Kate que llegó con ella.
—¿Qué sucedió? —preguntó curioso Thomas—. Pensé que solo iban por comida a las cocinas.
Kate se acercó a ellos.
—Unos chicos de Ravenclaw que nos cruzamos hicieron crecer sus dientes. Intenté devolverles la maldición, pero salieron huyendo y debí llevarla con Madame Pomfrey. Ella se los arregló pero supongo que está insegura —entonces su mirada se ensombreció—. Deben tener cuidado. Consideran toda la casa de Slytherin mini mortifagos —enfatizó con fastidio y miró a Albus con preocupación—. También debes cuidarte, Al. Han regresado con eso de que eres una parte que Voldemort dejó en tu padre y tu padre te lo pasó a ti.
Scorpius miró a su amigo, recordando lo que escuchó en las gradas. No iba a dejar que lastimaran a Albus. Ni a nadie de su casa. Eran una familia.
***
Mcgonagall caminaba por los pasillos con expresión severa. Nadie denunció nada, pero ella sabía que algo estaba gestionandose. No se le pasó por alto que una gran cantidad de estudiantes estuvo fuera la mañana anterior, seguramente en el campo de Quidditch en las pruebas de Slytherin. Estaba segura, también, que el discurso de la basura de Catherine Jones estaba llegando a los estudiantes. Era obvio por cómo miraban a los alumnos de Slytherin en el Gran Comedor. Aunque este año, parecían saber cuándo actuar. Decidida a encontrar algo y detenerlo, es que decidió que andaría por los pasillos. Ya pronunció un par de discursos días anteriores, pero ninguno pareció ser escuchado.
¡Merlín y Morgana! sí estaba segura que la única que escuchó ese año al Sombrero fue Rose Weasley.
Con fastidio, mientras caminaba por los pasillos, esperando encontrar a alguien de infraganti, escuchó la voz de Peeves a la distancia. Cantaba.
—Muertes a los mortífagos. Pum pum pum. Muerte a los mortífagos. Zam zam zam. Muerte a los mortífagos, eso dice Gryffindor. Uy uy uy. Godric se retuerce en su tumba. Ay ay ay. Slytherin se endereza. Sí sí sí. Oh... —se detuvo al verla—, directora... —luego calló.
—Peeves ¿pero qué estás cantando? —Mcgonagall estaba espantada—. No fui clara que esa basura en este castillo—
Peeves voló cerca y la miró con la inocencia marcada. Toda falsa.
—Pero no lo digo yo, directora. Lo dice todo el castillo —sus ojos grandes se abrieron—. Yo solo le compuse una canción. ¿No cree que el fundador Godric Gryffindor se retuerce en su tumba escuchando a alumnos valientes y justos que deberían ser los de su casa andan deseando la triste muerte de niños inocentes y sus padres? —hizo una cara afligida, muy fingida para ser tomada en serio. Peeves lo estaba disfrutando, sin duda—. Las otras casas también lo dicen, pero ninguna como Gryffindor. Escuché que querían hacer una bandera con el lema…
Mcgonagall quedó en shock. Sabía que pasaba. No de esa manera. Aunque Peeves podría estar mintiendo... no. No lo estaba.
—Dime algo Peeves. ¿Han lastimado a algún alumno?
La cara de Peeves mostró una desagradable sonrisa.
—Anoche jijiji —respondió divertido—. Unos chicos de ravenclaw, engañaron a unas chicas con palabras melosas, entonces, uno sacó la varita y le hizo crecer los colmillos a una Slytherin. ¡Oh! —gritó lleno de entusiasmo—. ¡Se veía tan mal! No dejaban de crecer... y la pobre solo iba por comida, directora.
—Sus nombres, Peeves. Quiero nombres.
—Oh, pero ella se avergonzará mucho, directora. La pobre Jenna… Ups.
—No, no de la víctima, Peeves. De los atacantes.
Pero Peeves ya se había ido. Mcgonagall corrió prácticamente a la enfermería. Popy debería de haberle informado ¿por qué ella no estaba informada?
***
—Lo siento, Minerva —Popy se disculpó con ella—. Jenna pidió discreción y silencio. Debí decir algo de todas formas. El joven Malfoy también.
Minerva se alteró de inmediato. De hecho, casi se le cae el sombrero.
—¿Qué pasó con el joven Malfoy, Popy? —recordó el año anterior.
—Fue a principio del ciclo. Vino con la mano muy inflamada y mucho dolor. Aunque dijo que se cayó, Albus lo delató con la mirada, Minerva.
¡Oh, Merlín y Morgana! Respiró aliviada la directora. No era una sesión de envenenamiento ni nada parecido.
—Morgana y Merlin —pronunció—. Tengo que hacer algo, Popy. No puede ocurrir lo que sucedió el año pasado.
***
El Profeta: EL PUEBLO PIDE A CATHERINE JONES COMO NUEVA MINISTRA DE MAGIA.
Hoy, un grupo de más de cien personas llegó al ministerio solicitando la deserción del actual ministro de Magia y solicitó que Catherine Jones tomara su lugar.
“Somos la voz del pueblo” declaró uno de los involucrados. “Pedimos un Ministro justo que nos cuide. Protegiendo a esa gente, no nos cuidan”.
Alguien, que no pertenecía al grupo, le reprochó lo ocurrido al empleado Percy Weasley, a lo que la misma Catherine Jones respondió: “Un hecho aislado. Ellos mismos fueron, queriendo hacernos quedar mal”
El Profeta Edición Especial: DOS BRUJAS ASESINADAS.
Dos brujas han sido encontradas muertas en su vivienda. El Auror Harry Potter dio la noticia de que se trató de un imperdonable. Las mujeres al parecer eran pareja ¿pueden creerlo? ¡Brujas y amantes! También averiguó su actual periodista, fieles seguidoras de Catherine Jones, quien llegó al ministerio exigiendo que se investigue a Draco Malfoy por el asesinato de las amantes.
***
Draco permitió la entrada a Harry cuando apareció fuera de Malfoy Manor. Harry lo supo cuando el elfo volvió.
—Grip lo llevará con el amo, Draco —ganzó el elfo doméstico, en una reverencia exagerada, dejando el taparrabos, limpio debía admitir Harry, se le resbalara un poco por sus delgados brazos—. Sígame, señor Harry Potter.
—Gracias.
Pensó que lo seguiría hasta la sala, pero el elfo siguió guiando hasta lo que, descubrió cuando entró, era una oficina. Draco estaba sentado detrás del escritorio, con el rostro en las manos. Vestía una camisa blanca, manga larga, y arriba un chaleco con botones de plata. Mechones rubios tapaban sus ojos, aun cuando escuchó su entrada y levantó la vista. De repente, tuvo un deja vu. Se veía miserable, con ojeras. Parecía el Malfoy de 6to año en Hogwarts.
—Malfoy —saludó.
—Potter —Malfoy intentó ponerse de pie, pero se balanceó y debió sentarse—. Lo siento… no me encuentro bien…
—Puedo verlo —Harry, sin poder evitarlo, corrió hasta donde estaba—. ¿Estás enfermo?
—El amo Draco está sin dormir, señor Harry Potter —chilló a su lado (no había notado que Grip seguía ahí)—. La amita está en cama. El amito dice que está bien en el colegio, pero todos tememos que solo nos hace sentir bien. El amo Draco está muy preocupado, señor Harry Potter —Grip se tiraba de sus largas orejas muerto de preocupación.
—Grip —advirtió Malfoy y el elfo se retorció—. No —dijo de forma firme—. Te prohibo castigarte. ¿Por qué no traes un poco de agua con miel para nuestro visitante?—Grip pareció mejor con la orden y desapareció con un plop—. Al menos… —susurró, mirando a Harry—, que vengas a arrestarme.
A Malfoy no se le había escapado que estaba en su túnica de auror. Suspiró hondo y fuerte.
—No, pero las palabras de esa mujer, Catherine Jones, han hecho que debamos movernos. Solo vengo a interrogante. Arrestar en caso de… decidir que mientes.
—Ponte cómodo entonces. No me negaré a responder tus preguntas.
Harry entonces se dio cuenta que seguía de pie, a su lado. Se movió incómodo. Viendo a Draco se recordó a sí mismo cuando Ginny estaba enferma. Grip apareció a mitad del interrogatorio, con bocadillos además de bebida.
—Grip puede decirte que estuve aquí, aunque no sé si tomarán su declaración. Pero puedo conceder mis memorias, Potter —le aclaró Malfoy, quien le aseguró que no se movía de Malfoy Manor desde que su hijo partió a Hogwarts. Harry podía decir que era cierto. Sabía muy bien como estaban las cosas fuera para todos los mortífagos y sus familias. Además, estaba el estado de Astoria—. Ah, Merlina también puede confirmarlo. Ella ahora está con Astoria, aunque debo decir que no me gustaría que fuera llamada a declarar. La quiero fuera de todo.
Harry asintió. Notó con anterioridad la foto en el escritorio de Malfoy. Había una foto familiar donde Merlina salía con ellos.
—Es como una hija para ti, lo entiendo.
—Sí, lo es.
Harry se mordió los labios, y sin poder evitar la tentación, Merlín sabe que no almorzó, tomó uno de los bocadillos.
—Deliciosos.
—Grip es muy bueno en la cocina.
—Ahora sí pareces Malfoy, alardeando de tus elfos —entonces, notó que el mismo Malfoy no tomaba ningún bocadillo. Una vez más se instaló una pelota en su garganta—. Deberías comer.
—No tengo hambre.
—Grip dijo que te preocupa Scorpius, ¿de verdad quieres que te vea así en las vacaciones de invierno? Apenas te vea, menos querrá contarte sus cosas.
Los labios de Malfoy eran una línea recta perfecta. ¡Vaya! No, ni ahí era el mismo Malfoy de Hogwarts. Ese Malfoy ya lo hubiera maldecido. Segundos después, lo vio tomar algunos bocadillos, y Harry cortó con dichoso interrogatorio por un rato.
—Albus tampoco me está diciendo mucho. Lo que es raro. Siempre me cuenta todo, especialmente si su hermano James está en el medio. Y créeme, estoy seguro que ese niño está haciendo de las suyas. Son hermanos, pero… se llevan un poco mal.
¿Qué lo había llevado a cambiar el tema tan abruptamente y hablar con esa familiaridad? El mismo Draco tenía las cejas en el cielo, con una expresión que decía que estaba preguntándose si debía o no llevarlo a San Mungo. Harry sintió sus mejillas arder, pero siguió con ese tema.
—Muchas cosas me las entero por Hermione. Rosie sí le cuenta cosas. Aunque esta vez, parece que los chicos tienen un pacto de silencio más fuerte.
Draco pareció saber que él no cedería hasta poder ejercer una conversación normal entre ellos y suspiró, masticando con cuidado su bocadillo y después abriendo la boca.
—Scorpius no quiere que su madre se preocupe. Sabe que…ella ya no va a recuperarse, pero su silencio… tiene un efecto contrario en mi. Debo mentirle a Astoria, decirle que de verdad está bien, que no pasa nada en el castillo, que he consultado personalmente a Mcgonagall. Astoria no va a recuperarse, ya no. Yo lo sé, él lo sabe.
Harry tragó. Aunque para cualquier otra persona hubiera sido inadvertido, para él no. Escuchó el temblor en la voz de Draco.
—¿Cuánto le queda?
—Poco —entonces dejó el bocadillo—. No puedo comer más, lo siento. Lo he intentado todo, Potter. He buscado durante años y años, cada libro, cada poción, cada objeto mágico que dicen puede desaparecer su maldición. Y este año no he podido salir de Malfoy Manor. Me encuentran, me reconocen y me escupen, me maldicen, como si ya no lo estuviera… ¡Por Merlín mágico! —gritó, de pie, saliendo de la oficina cuando escuchó a Grip anunciado lechuza de Scorpius.
Harry decidió ignorar lo que acababa de escuchar: cada objeto mágico que dicen puede desaparecer su maldición. Debían ser artefactos ilegales. Cuando Draco regresó, se lo dejó en claro:
—Dejé de estar aquí como auror después de que me comiera el primer bocadillo.
Por primera vez desde que llegó, vio a Draco reirse de verdad.
—¿Deberíamos conversar de algo más entonces?
—¿Por ejemplo?
Draco se acercó con una carta y se la mostró. Era la carta recién llegada de Scorpius.
—Puedes leerlas. Verás, Potter, nuestros hijos, pese a lo poco que nos cuentan… ahora no son solo amigos, sino que también son parte del equipo de Quidditch. Felicidades por tu hijo, un cazador, Potter. Lo digo sinceramente.
Harry se preguntó si en casa le esperaba una carta igual. Scorpius le relataba a su padre la emocionante prueba de Albus y Vincent.
—Oh, gracias. Estoy muy contento. Ginny era una cazadora muy buena. Me alegra que tenga algo de ella. Tu hijo, en cambio, siguió tus pasos. Felicidades, Malfoy.
Sí, no eran todas malas noticias. Los chicos también le dieron sus buenas. Notó el orgullo por su hijo en Draco.
—Todavía me parece increible que sean amigos, ¿sabes? —no pudo evitar agregar.
—A mi también, Potter.
Harry después de eso, ya sin nada qué decir, y la incomodidad regresando, se retiró. En casa lo esperaban dos cartas. Una de James y otra de Albus. James una vez más fue seleccionado como buscador para Gryffindor, pero esta vez debió probarse con otros. Albus, como Scorpius, le relataba todo con lujo de detalles, incluso como seleccionaron a Scorpius y a Vincent. Se mordió los labios. Albus volvió a hablarle lleno de felicidad. Sabía que estaba enojado porque a James le dio una capa de invisibilidad. No era por diferencia, se la había prometido a su hijo mayor por sus buenas notas y equipo quidditch con anterioridad. Pero si lo pensaba bien, Albus merecía algo también. La cosa sería buscar qué.