El Legado de Potter #2: La maldición de los Malfoy

Harry Potter - J. K. Rowling
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El Legado de Potter #2: La maldición de los Malfoy
Summary
Una mujer lidera un grupo en contra del Ministro y en contra de los mortífagos, en especial de Draco Malfoy. Más y más gente se suma a este nuevo movimiento. Harry, Hermione y Ron hacen lo que pueden para emprender el lema “Basta de odio”.En medio de toda esta guerra política, Scorpius, Albus y Rose empiezan su segundo año en Hogwarts,James Sirius Potter, que empieza su tercer año, sigue confundido respecto a Scorpius Malfoy. ¿Es tan bueno como su hermano dice? ¿O solo aparenta serlo? Se dicen tantas cosas en los medios y el colegio, que no sabé qué hacer para saber la verdad.
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Capítulo ocho ScorSe y Quidditch

Capítulo ocho 

ScorSe y Quidditch

El primer día de octubre Albus despertó apenas. La noche anterior cursó Astronomía de noche y se acostó muy tarde. De hecho, despertó porque Scorpius lo zarandeó. 

—Ya voy… —balbuceó. Miró a los chicos. El otro que parecía más dormido que él era Thomas. Vincent y Scorpius siempre despertaban bien—. No entiendo como hacen… de verdad… Astronomía me mata —dijo, bostezando de nuevo. 

Vincent se encogió de hombros. 

—Mamá nos despertaba a Sophie y a mi temprano todos los días para darnos clases.  

Albus hizo una mueca pero no dijo nada. Su padre de vez en cuando, okey, muchas veces los dejaba holgazanear hasta tarde en cama. Como pudo se acomodó los lentes y después de un aseo rápido en el baño se enfundó el uniforme. En la sala común los esperaba Sophie, fresca como una esfinge. Incluso había tenido tiempo de peinarse, tenía todo el cabello trenzado.

—Buenos días —dijo ella, con esa voz cantarina tan suya. Albus mantuvo su distancia. Podía ser muy cantarina y soñadora, pero tenía que mantenerse alejado de su puño. Sophie no necesitaba su varita para pegar. 

—Buenos días —la saludaron todos al unísono. La chica se rió de él—. ya ¿Qué? ¿Es mi cabello? No tiene solución, ya te deberia de haber aburrido.

—No, no es tu cabello. Cómo dices, no tiene solución. Es que estás muy dormido.  Thomas también. Vamos. 

Salían de la mazmorra que es la casa de Slytherin y los recibió la sorpresa de la presencia de Rose. La chica parecía no haber pasado el peine por su cabello esa mañana, y hasta tenía mal puesta la corbata. Era raro ver a su prima de esa manera. 

—Rose, ¿qué sucede? —debería de ser algo horrible. No solo por como estaba, sino por su expresión en su rostro. Ella se acercó, jugando con sus manos. 

—¡Albus! ¡Ha pasado algo horrible! ¡Algo terrible! 

Miles de cosas pasaron por la cabeza de Albus. 

—¿Qué? ¿Le pasó algo a mi papá? —Rose negó—. ¿A los abuelos? —su prima negó. Exasperando le gritó—. ¿¡Qué!? Dime. 

—Han atacado al tío Percy y a la tía Audry. La directora llegó a la torre de Gryffindor  antes que salga el sol y se llevó a Molly y a Lucy. Se han llevado, Albus. 

Nadie fue a la clase aburrida de Historia de la Magia, ni siquiera Rose, sino que se encaminaron a la oficina de la directora Mcgonogall para saber cómo estaba su tío y tía. Allí se encontraron a James, Fred, Louis y a Dominique Weasley. Por increíble que le pareciera, todos, absolutamente todos, miraron mal a todo slytherin. Sí, incluso a él. 

Estaba harto de sentirse pequeño, afuera, separado por un velo. 

¡Que les den! 

Percy era su tío y tenía derecho a estar allí. Elevó la barbilla como le notaba hacer varias veces a Scorpius y se quedó allí, sin moverse. Sus fuerzas se hicieron más grandes cuando ninguno de sus amigos se fueron, sino que se quedaron a su lado. 

*** 

El Profeta: ¡Muerte a los que apoyan a los mortífagos!

Anoche alguien irrumpió en el hogar de Percy Weasley, jefe del Departamento de Transporte Mágico, y su señora Audry Weasley. Además de destrozar les dejó un mensaje muy claro grabado en las puertas y paredes de la casa: Muerte a los que apoyan a los mortífagos. 

Recordemos que Percy es de los que apoyan que el culpable del secuestro de la mujer lobo Lavander Brown y el imperio del Ministro es el Auror Lewis. También está a favor del mortífago más aclamado por el grupo, cada vez más amplio, de Catherine Jones: Draco Malfoy. 

Al cierre de esta edición, hay quienes dicen que fueron allí con intenciones asesinas, pero que no sucedió ya que los Weasley se encontraban en una cena celebrando su aniversario de bodas. 

Ver también: Harry Potter: No se tolerará más situaciones de violencia. Esto se está saliendo de control. 

*** 

Para cuando la noche llegó, Molly y Lucy estaban de regreso en Hogwarts. Nada le había pasado a sus padres, pero habían dejado la casa. Estaban en los de su abuela y abuelo en La Madriguera. Esto no calmó los aires, los emperó. Albus notó cómo de inmediato las miradas empezaron a alzarse en contra de Scorpius. Estaba tan cansado de esa actitud. Lo peor fue que empezaron a meterse con él también. La punta de la pirámide fue su propio hermano.

—No sé si te has dado cuenta, Albus —le dijo, cruzándose cuando salían para ir cada uno a su sala común—, pero si nuestra casa en Grimmauld Place sufre lo mismo, será por tu culpa, porque te juntas con un mortífago. Lo defiendes igual que tío Percy —antes de siquiera poder hacer algo, el cobarde de su hermano ya no estaba a la vista. 

*** 

Querido Scorpius

Debo confesar que durante el verano pensé muy mal de ti. Sin embargo, después de la foto en el Profeta a principios de Septiembre, me he dado cuenta que  tus sentimientos por Rose Weasley son genuinos. Dejame decirte que se ven muy bien juntos. Recientemente me he unido al Fanclub de ScorSe. Hemos estado hablando. Creemos que el mundo mágico se está llenando de odio sin razón y ustedes son la clave. El Chico que Vivió dijo una vez que el amor era un poder superior a todo. 

El bienestar del mundo mágico está en sus manos.

Una fiel admiradora del ScorSe.

*** 

Querida Rose Weasley

Esta es la primera carta que envío. Hasta inicios de septiembre creía fielmente que debías mantenerte alejada de Scorpius Malfoy. Hasta me acerqué a tu padre en su negocio. Debo decir que quedé muy mal por sus palabras, a favor de un Malfoy. Sin embargo, luego de ver el profeta a principios de septiembre, debo reconocer que me equivoqué. Ahora más que nunca, en momento de odio desparramado, el amor de ScorSe puede salvarnos del odio. No se rindan. El amor es el arma más poderosa dijo tu padrino una vez. 

Una nueva seguidora del ScorSe.

*** 

Era muy curioso, pensó Scorpius. Sentía que tenía la misma cantidad de cartas de odio que cartas a su favor, bueno, a favor del ScorSe. Cada vez que pensaba en ese dichoso club de fans, no sabía si era una buena cosa o no. Por un lado, hablan de acabar con el odio. Por otro, no era a él, era a Rose y a él, el… ScorSe. Argh. 

Pero bueno, le servía para contentarse. Sus cartas a casa eran sobre eso, el club de fans, el apoyo de la gente. No escribía aun de los Muerte a los mortifagos. Últimamente se defendía muy bien de esos. Lo mejor era que ningún profesor ni profesora lo había agarrado. Pronto, de todas formas, todo eso quedó atrás. Se venía el momento más importante de segundo año: las pruebas para entrar al equipo de Quidditch. 

Albus, Thomas, Vincent y él no podían parar de hablar del tema. 

—Yo ya decidí —les anunció la noche antes a la prueba Al—. Lo intentaré como Cazador.

Scorpius lo sabía. La verdad era que era la posición favorita de su amigo, salvo que a veces, la presión de los demás era muy grande y confundía lo que él deseaba a lo que se esperaba de él. Había sucedido mucho la primera semana de octubre. Escuchó decir a Slytherin mayores, como Jenna, que su deber era presentarse como buscador. Su padre había sido uno, él tenía que ser igual o mejor. Scorpius, de forma cortés, dijo que Albus decidiría por él mismo. Jenna obvio entendió el mensaje y se sonrojó, murmurando un bajo pero audible “lo siento”. En Gryffindor, sus primos también daban por sentado que lo intentaría como buscador. 

De hecho, una noche recordó Scorpius, al ver que su amigo no podía dormir, se acercó a su cama y se sentó a su lado. 

—Albus —le dijo—. Basta. Apaga todo lo que los demás dicen. No tienes que ir como buscador si no quieres. 

Su amigo se había revuelto horriblemente el pelo. 

—Ya ni sé lo que quiero, Scorp. 

—Respira hondo —su amigo lo hizo—. Bien. Ahora te haré una pregunta y me responderás honestamente —Al asintió—.  ¿Crees que serás feliz si fueras el buscador?

—No. Me compararon con papá, como hacen con James. Y si soy peor que James me crucificarán. No, no lo soportaría. La presión no me dejaría ser feliz. 

—¿En qué posición crees que serás feliz?

Albus le sonrió de inmediato. 

—Me gusta mucho la de cazador. 

—Ve por ello entonces. 

Ahora, Albus se veía mejor que esa noche. Estaba feliz desde ya. Scorpius se alegraba por él. Miró a Vincent. 

—¿Tú ya decidiste si te presentarás?

Vincent tenía el cuerpo para el Quidditch, de eso no había dudas. Y le interesaba. No lo amaba, pero era consciente y bueno en la escoba. Por un lado, quería intentarlo, por otro, sus prioridades eran otras. Su padre, que durante el verano fue humillado una vez más en el Profeta por su intelecto, era algo que su amigo quería salvar. Vincent trabaja muy duro en sus estudios para lograrlo. 

—Sí. Lo haré. Mis padres me escribieron. No quieren que me obsesione con las calificaciones. Quieren un  hijo que viva su vida como un adolescente —enfatizó. Sophie, a su lado, le palmeó el hombro. 

—Muy bien. Tienen razón. No estamos ni a mitad de año y ya tienes dolores de cabeza por tanto estudiar. Así no se puede vivir, Vinc —le dijo. Su hermano le devolvió una sonrisa amistosa. 

—Lo intentaré como guardián —declaró después. 

Era lo que todos esperaban. Vincent estaba un poco más alto que ellos y su espalda era ancha. Todo en él gritaba la posición guardián. Scorpius suspiró. 

—Lo intentaré como buscador. 

—Excelente —cantó Albus—. Pese a lo malo que fue James el año anterior, ganó solo porque nadie se atrevió a jugar de verdad contra él. Tú ya le pones cara en los pasillos, no te irás con la cola entre las piernas. Debes darle una lección, Scorp. Mi hermano merece ser machacado y humillado ante todo el colegio —lo dijo como viviéndolo y Scorpius disimuló su risa con una tos. 

Tan Slytherin su amigo. 

Rose estaba ausente. Apenas los escuchó mencionar Quidditch, se había ido. Scorp la buscó y la encontró con Emily y Marietta, cerca de la entrada del castillo. Thomas, por su lado, quería, pero no estaba seguro pues no jugaba nada en el verano, así que al final del día, decidió que no, pero los apoyaría desde las gradas. 

*** 

Este ciclo escolar no intentaron colarse en las pruebas de las otras casas. La experiencia del año anterior les decía muy bien como terminaría eso. Por eso mismo, Scorpius no entendió cómo es que las gradas del campus tenían tanta gente mirando.  

—¿Por qué hay tanta gente? —se preguntaron con Albus. El último se encogió de hombros.

—No lo sé. Solo se me ocurre que no sabemos cómo colarnos en las pruebas de los demás. 

Vieron a Jenna intentando correr a los estudiantes chismosos, pero no sacaron ni la mitad. Como el reloj seguía corriendo, no tuvieron más remedio que continuar con público. Scorpius notó a Albus con la cabeza gacha. 

—¿Qué sucede? ¿Te sientes mal?

—No… es que… estoy seguro que vienen para reírse de mí… 

—¡Merlín, Al! —y pasó su brazo detrás de su espalda—. Se reirán, de ellos mismos por pensar semejante tontería. Vamos. No venceré a tu hermano como quieres solo. Lo haremos juntos.

Albus entonces mejoró su humor y rió con ganas. Solo cuando avanzaron hacia los casilleros, Scorpius le dio una sensación de escalofrío, de esos que te dan cuando estás haciendo algo que no se debe en clase y luego te das cuenta que tienes al profesor detrás. Miró a sus espaldas, sin sacar su brazo de la espalda de su amigo,  sin embargo, allí no había nadie. 

*** 

A mitad de las pruebas empezó a llover como el primero de septiembre. Torrencialmente. Las pruebas no se suspendieron, y los alumnos en las gradas tampoco se fueron. Los bateadores estaban elegidos, aunque llevó sus buenas horas, pero finalmente, quedaron los mismos de siempre. 

—Muy bien —anunció el capitán. Su nombre era Taron Chalament, un chico de sexto, bastante buen mozo que daba la impresión de todo menos de ser jugador de Quidditch. No parecía tener cicatrices (¡Merlín, hasta él tiene unas y ni siquiera es jugador aún!), ni cuerpo ancho y cuello corto como el famoso Vickor Krum. No, sino que es delgado, con cabello corto normal, negro. Nariz de cerdo, pequeña y ancha. Scorpius recuerda muy bien como el año anterior le tenía bastante desconfianza. Pero era bueno en lo suyo. Su voz era lo opuesto a su imagen. Dura, alta, grave. Te invitaba a hacerle caso, y lo mejor, se escuchaba bien bajo el ruido de la lluvia sin necesidad de un hechizo aumenta voz—. Ahora vamos a realizar las pruebas de Guardián. 

De las gradas se escuchó las voces de aliento de Sophie y Thomas en cuanto Vincent y un puñado de estudiantes más dieron un paso adelante, incluyendo el guardián del año anterior. 

—Tu puedes, Vinc —lo alentó en un susurro junto a Al a su lado. Ambos creían que podía hacerlo. El cuerpo lo tenía, la sangre de jugador estaba en sus venas también. Y Scorpius debía reconocer que tenía cerebro. Lo único que podía afectarle era la lluvia. Y los abucheos de los estudiantes de otras casas que no cesaban de gritar ¡Muerte a los mortífagos

Luego, comenzaron las pruebas. Scorpius apenas creía que tanta gente que apenas sabía montar una escoba se presentaría. ¡Merlín y Morgana qué Rose, con miedo y todo, volaba mejor que muchos! Se lo diría en cuanto se fueran del campo. Rose no estaba allí. Scorpius lo compraba cada tanto. No entendía por qué. Había tantos gryffindor mirándolos, tener una mirada buena no le vendría mal. Los Slytherin eran por mucho menos. 

Durante las pruebas de guardián, Tarón probó a los cazadores. Desde ya, se fueron aquellos que no sabían volar en lo absoluto. 

Scorpius miraba volar a Albus cuando otra vez volvió a asaltarle una sensación de escalofríos, como si lo estuvieran agarrando haciendo algo indebido. ¿Dé dónde venía? Recorrió el estadio pero no localizó a nadie. Luego:

—Vincent Goyle —llamó Taron. Ya no importaba si alguien lo miraba. Se concentró en su amigo. 

Goyle pasó una a una sus pruebas hasta que se enfrentó al guardián del año anterior. Usando un grupo de aspirantes a cazadores, dentro del cual estaba Albus, y que Tarón iba turnando, transcurrió el duelo.  Fue duro. La lluvia no frenó ni un minuto y el capitán jamás le dio descanso. Vincent estaba calado hasta los huesos. Desde el suelo, Scorpius lo veía en el aire temblar. La cosa estaba igualada, hasta que finalmente, su contrincante se rindió, muerto de frío, llorando como bebé. 

—Nuevo guardián de Slytherin, Vincent Goyle —Anunció Tarón. Desde las gradas, se escucharon los silbidos de su melliza y Thomas—. Te lo has ganado, Goyle. Gente que no le importen las condiciones climáticas es lo que necesitamos en este equipo. Ahora, realizaremos las pruebas de Buscador. Los aspirantes a cazadores, pueden descansar. 

Scorpius, que ya estaba helado a más no poder, avanzó. Albus se detuvo frente suyo un segundo y movió la varita en su dirección. De inmediato, sintió como la ropa, por unos breves segundos, se secaba. 

—Me lo enseñó Rose, espero que sirva de algo.  —le dijo. 

—¿Bromeas? Es grandioso. Gracias —ya no pesaba tanto como antes. Podría volar mejor. Solo había un problema—. ¿Puedes lanzarlo sobre ti mismo? —su amigo asintió. Aliviado, respiró tranquilo—. Bien, te prometo aprenderlo después —le sonrió mientras iba a su prueba. 

Supo que las gradas gritaban a boca suelta ¡Muerte a los mortífagos!, pero no le importó. No los escuchó siquiera. Tenía una meta. Casi lo olvidaba. Iba a demostrarle a todos lo que Slytherin y los Malfoy eran. 

Sus contrincantes eran de todos los años. Incluso un colado de primero. Como en el caso de guardián, el número de candidatos bajó a la mitad con solo volar un poco alrededor del campo. Scorpius tenía el cabello unido a su cabeza por el agua. La ropa volvía a ganar peso a medida que las pruebas procedían. Increíblemente, el buscador del año anterior abandonó también. 

¿Qué tan débil había sido el equipo? A Scorpius ya dejó de extrañarle que no hubieran ganado la copa de Quidditch en los últimos tiempos. A medida que quedaban menos, ya no solo dejaron una Snitch en el campo, sino que se le sumaron las Bludger, estorbando. Scorpius se sorprendió incluso de lo fácil que era burlarlas desde el aire. Excepto cuando fue la prueba final. 

Solo quedó él, de segundo año, y una chica de tercero. Tarón soltó una snitch y ordenó a los bateadores jugar con una bludger entre ellos. De repente, como no creyó posible, la lluvia empezó a caer en chorros. El sol fue totalmente tapado por unas densas nubes. La visión bajó considerablemente, pero siguió volando, evitando cómo pudo la Bludger, buscando la snitch. Escuchó a Tarón soltar otra Bludger. Los bateadores ahora tenían dos. Lo manejó bien, en un principio. Entonces, vio la snitch. Por el rabillo del ojo notó que su enemiga no la había visto y rápidamente se lanzó de lleno. 

En ese momento cometió un error. Se olvidó casi por completo de los bateadores. No fue hasta que bajó cerca de las gradas que alguien le advirtió:

—Cuidado, una bludger va a hacia ti. 

Scorpius casi se cae de la escoba. No había visto a nadie en esa parte de las gradas, pero al mirar, la Bludger efectivamente iba en su dirección. Con el recuerdo grabado en su cuerpo, logró maniobrar la escoba y al mismo tiempo, volver a ver la snitch, salvo que estaba más lejos. Y su contrincante la tenía a la vista. 

Sería una carrera de velocidad. Scorpius se pegó al mango de su escoba y fue a todo lo que pudo. Esta vez, dejando sentidos a su alrededor. Así, logró evitar dos veces las Bludgers. Quien no pudo fue la buscadora. Justo cuando Scorpius saboreó la victoria, la chica, cuyo nombre recordó de repente, Melanie, cayó en dirección al suelo. 

—¡Melanie! —gritó, virando otra vez sobre el aire, girando, cayendo y logrando estabilizarse en cuanto la tomó por la túnica. 

—¡Oh, por Merlín! —gritaba ella—. ¡Gracias! ¡Gracias, Malfoy!. 

Muy lejos, creyó escuchar un “idiota”, pero cuando miró, no vio a nadie. Se olvidó de ello con el grito colectivo en las gradas, distinguía los de Sophie y Thomas entre los pocos Slytherin. Así, Scorpius se convirtió en el buscador de Slytherin.

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