La muerte de visita
Capítulo 9: La Muerte de visita
Muerte caminaba por el mundo como siempre lo había hecho, antes sus parcas recogían almas en masa en las guerras y revueltas, también las epidemias habían dado un suministro numeroso de almas, la peste negra y la gripe española, el cólera y la viruela habían diezmado poblaciones completas, la humanidad era resiliente igual que las cucarachas y las ratas, aunque debía reconocerles su increíble capacidad de inventar métodos de matar, esta vez se habían superado sin lugar a dudas, miles de millones caminaban pudriéndose por el planeta, encerrados en sus tumbas de carne en descomposición, sus almas gritando y pagando todas sus deudas en sus cárceles de carne,.
Muerte se acercó silenciosa cuando el pequeño de ojos verdes descendía del scooter y el hombre lo atacó, tocó su frente con uno de sus largos dedos dejando al descubierto una cicatriz, sowilo, sus hermanas marcaron al niño desde antes de nacer, pero los ancestros del niño esos eran suyos, Muerte hizo una amistad con Antioch, sus muchas veces abuelo. Por esa amistad el niño sobrevivió cuando debió sucumbir y lo seguiría haciendo, porque Muerte lo había marcado primero y lo que Destino, Justicia y Tiempo habían pretendido forjar en su camino, el Caos lo había destrozado como una tela de araña derrumbada por el granizo.
Muerte disfrutó despertar el poder del niño, no todo, aun era pequeño, el destrabar parte del poder traería a él los guías adecuados, un pequeño niño era su regalo a Vida, quizás de una manera distinta a la que los Hados había predicho, pero en un laboratorio un simple mortal creó un virus y este rompió el entretejido delicado de las Moiras y en un salón llenos de esferas el tiempo se reescribió.
Harry
Harry había preparado una merienda con nueces, unas barritas de cereal, agua y unos pasapalos de queso, no se atrevía aún a revelar sus provisiones escondidas-
Observó cómo entraban con varios morrales, una gigantesca rodela que resultó ser de queso, el más alto entro lo que le pareció una interminable cantidad de botellas de alcohol, el más jóven se le acercó y al ver la merienda sonrió y de un morral sacó un gran tarro de pasta con salsa y carne-
" Asumo que no has comido nada caliente en todo este tiempo, así que te mostraré cómo hacer una fogata indoor" , el chico abrió mucho sus lindos ojos verdes y solo asintió, el piso era de concreto, cero riesgo de que se dañara, así que ordeno unas cuantas rocas, en el espacio acumulo un monton de folletos y madera encendió el fuego y equilibró la lata previamente abierta en las piedras, le hizo un guiño y ambos esperaron.
"tengo un hornillo de acampada, pero nunca lo he usado", comentó mientras observaba como resultaba esa forma de preparar y usar una mini fogata, "he comido snack, emparedados en buen estado, galletas, leche y tomo vitaminas que encontré en una farmacia."
"Ya está todo suficientemente escondido, mañana nos mostrarás mejor el lugar y encontraremos buenos lugares para tener escondites para las provisiones", dijo Merle dejándose caer a su lado, pocos minutos y estaban cenando una buena comida caliente y el mayor intercalaba anécdotas de cacería y de la crianza de Daryl, el cual era más silencioso y solo aportaba con asentimientos y de vez en cuando un no o un si.
Harry en la cena fue relajándose más y más, al punto que cuando la cena terminó se le cerraban solos los ojos y estaba luchando por no dormirse, a su lado Daryl alzó una ceja y sin más puso una mano sobre el hombro del chiquillo.
"Duerme, Harry, esta noche tienes guardaespaldas adicionales".
Poco después el chiquillo dormía profundamente en su saco de dormir y Bird dormitaba en una rama cercana, Merle se situó en altura, con una buena visión de la entrada y de los menores, Daryl se acomodó a un par metros del chiquillo, como siempre su ballesta lista para disparar y controlando la puerta ante el mínimo ruido.
La Cantera
Shane sentía crecer un fuego desgarrador en las entrañas, los oídos le zumbaban por momentos y su cabeza se llenaba de una sombra estremecedora, cuando adolescente había experimentados períodos así, cuando sus padres peleaban día tras día olvidando que tenían un hijo que necesitaba un hogar y comida, cuando caminaba por el barrio y sentía sobre si las miradas cargadas de lastima de los adultos, que a su vez no estaban dispuestos a hacer nada para hacer un cambio, ni siquiera llamar a servicios infantiles. Shane había sobrevivido la adolescencia sin convertirse en un delincuente gracias al club de lucha de su secundaria y la amistad que forjó con Rick Grimes, Rick se había convertido en su hermano, el que lo apoyaba y se ponía a su lado contra viento y marea, el que le martilló los folletos de la fuerza policial, que argumentó que juntos harían una diferencia para muchos chicos en problemas.
Shane cuando vió caer herido a Rick en el tiroteo de la carretera que la vida era una mierda absurda, decenas de balas pasaron alrededor de él y el que resultaba casi muerto era quien tenía más por que vivir, una esposa y un hijo, un lindo hogar, Shane salía mucho con chicas pero de alguna forma todo se reducía a sexo, cada no relación fue sembrando una semilla de frustración y de envidia, ambas quemaban sus entrañas y le hacían sentir culpable al ver el rostro sonriente de su amigo. Rick en una cama conectado a equipos médicos se convirtió en una pesadilla en vida, debía cuidar la familia de su amigo y a la vez no desear robársela para sí, y vino el desastre mundial, Rick no despertaba y todo estaba yendo de mal en peor, Lory que parecía un pulpo siempre buscando abrazos y consuelo, Carl siendo tan dulce e inocente buscando esperanza en sus palabras, él que a sí mismo a cada minuto tenía que decirse que su amigo se recuperaría. Finalmente ya no hubo tiempo para esperar que Rick abriera los ojos, el hospital fue invadido, los soldados dispararon sin discriminar presas de pánico y en unos segundos debió decidir si permanecer al lado de su amigo o poner a salvo a su familia, solo por Carl tomó la decisión.
La Vida era una perra despiadada que te escupía en el rostro todos tus errores y temores, todas tus flaquezas y falsedades, hoy Rick recuperaba su familia y él debía volver a ocupar un puesto secundario, pero ya no era ese hermano confiable, ya no se sentía digno de esa confianza por que sabía que había sucumbido a la tentación, se había follado mil veces a la mujer de su hermano, y aunque nunca forzó nada, por el contrario, ella fue materia dispuesta desde antes de la evacuación, no era ciego ante los defectos de Lory, él debió ser más fuerte y más confiable, más íntegro, por Rick y por Carl, si hubiese sido esa persona que Rick siempre le había hecho creer que era posible ser, hoy no estaría consumido por el autodesprecio y la furia, no sentiría una bestia oscura que le gritaba que su hermano se vería perfecto con una bala en la cabeza.
"No, no puedes llegar y decir que tienes que arriesgar tu vida en una partida a Atlanta cuando apenas salvaste con vida ayer, cuando recién te recuperamos, no nos puedes hacer eso a Carl y a mí", medio gritó tirando de la camisa de su esposo.
"Necesitamos esas armas, Lory es por la seguridad y sobrevivencia de todos, será muy rápido entrar, recoger y correr" buscó apoyo en Shane que solo movió la cabeza dudoso, luego fijó la mirada en el chico que lo había rescatado del tanque " vamos, Glenn me sacó muy rápido del embrollo y ahora iríamos preparados".
"Estás arriesgando tu vida por unas pocas pistolas, no vale la pena hermano" intervino al ver la angustia en el rostro de Carl.
" no, me traje todas las armas del precinto, Shane, y mucha munición, literalmente limpie el lugar, nos dará mucho poder de tiro, vale la pena el riesgo"
Finalmente partió Rick con Glenn y TDog, mientras Shane nuevamente maldecía que los Dixon aún no habían regresado, aunque habían campistas como Andrea, Lory y Ed Peletier que desde la noche anterior le decían a quien les prestara oído que estaban mucho mejor sin los palurdos cuello rojo. Otros como Dale, Jim, Amy y Carol no verbalizan sus pensamientos, pero se sentían mucho menos seguros desde la partida de los hermanos cazadores.
A media tarde las hermanas rubias se dedicaron a pescar en medio de la cantera, Ed presionó más de lo debido sus suerte y se hizo acreedor de una paliza de parte de Shane, una cosa es golpear una esposa en la privacidad de su carpa y otra hacerlo en medio del campamento, Martínez preparó la fogata para poder cocinar con más fuego el pescado y si bien había un ambiente aún tenso por la violencia de la tarde y la ausencia de tres miembros, la abundancia de la pesca relajó lo suficiente el ambiente, se reunieron alrededor de la fogata riendo despreocupados.
Muerte visitó el centro de Atlanta, tomando palco en una azotea mientras veía como uno de sus favoritos para sobrevivir se arriesgaba de más y a penas salía a salvo con una bolsa de armas en su hombro, un tobillo luxado y una buena lección de imponerse en las decisiones, sobretodo en aquellas que disponían de su pellejo para correr riesgos mortales. En el camino al carro que dejaron a las afueras de la ciudad terminaron en un enfrentamiento con un grupo que también quería las armas, TDog logró meter a Glenn en el carro mientras Rick trataba de llegar a un acuerdo dialogando, todo fue infructuoso las balas llovieron atrayendo una manada de caminantes que para ser tan lentos en segundos habían copado las calles, cómo logró conducir en el caos Glenn con un solo pie fue un misterio, vió una brecha imposible y solo aceleró dejando que sus buenos reflejos hicieran el resto.
"Para, para Glenn..." pidió cuando iban por la carretera de regreso TDog.
"Debemos volver y..."
Algo en la voz de TDog lo hizo detener el carro a pesar de las palabras de Rick, "qué pasa... ¡Oh Dios!".
Glenn buscó el origen de toda la sangre que impregnaba la remera de su amigo, este solo denegó y asió su mano mientras todo color desaparecía del rostro y la vida se escapaba de esos oscuros ojos.
"¡Mierda!..." medio gritó de rabia, pena y frustración, mientras Rick saliendo del carro abría la puerta del copiloto y trataba de detener con sus manos el sangrado, negando lo evidente, su incursión por armas les había costado un buen hombre
Así retrasaron su llegada a la cantera por dos horas, lo que demoraron en disponer adecuadamente del cadáver, una tumba superficial cubierta con rocas, Rick condujo el resto del camino, mientras Glenn en el asiento trasero acurrucado trataba de contener las lágrimas. Ninguno de los dos estaba preparado para lo que encontraron al llegar a la cantera.
Merle
Merle se había acercado a la cantera con una sola intensión, recuperar un alijo de drogas que tenía escondido en las cercanías del campamento, por lo mismo detuvo su motocicleta lo suficientemente lejos como para no ser escuchado ni avistado, camino alrededor de medio kilómetro de bosque y estaba a pocos metros de llegar cuando estalló el caos, había gritos, disparos y demasiados caminantes invadiendo. Merle no sentía ni un compromiso con las gente de la cantera, sabía que no les gustaba y nunca se habían contenido en expresárselo, y claro él había usado lo más florido de su jerga para hacerse acreedor del odio de la población femenina sobre todo. Ahora con la escasa luz de la luna y los fogonazos de las armas, decidió marcharse hasta que escuchó el grito de los cachorros, sin pensarlo corrió y atrapó a Carl y Sophia que huían a ciegas dando tumbos con caminantes tras ellos.
"Vamos no paren..." los asió firme a cada uno y corrió arrastrandolos lejos del campamento cuando puso algo de distancia, se detuvo y los reviso de pies a cabeza, buscando mordidas o arañazos, al quedar seguro que estaban libres del contagio, no les dió tiempo de argumentar o dudar, se hecho al hombro a la niña y le ordenó al niño a asir firmemente su cinturón, para así tener libre una mano en caso de necesitar disparar, no hizo intento de encontrar un camino de regreso al campamento, no, a paso firme se dirigió a su motocicleta.
"mi mamá..." entre lágrimas pidió la niña cuando la dejo en el suelo.
"debemos volver y..." trató de argumentar el chico.
"¡Vasta!, ustedes dos están vivos por que corrieron y tuvieron suerte que los encontré, ahora van a seguir vivos obedeciéndome, montaran esa moto conmigo y guardaran silencio... " buscó las miradas infantiles y esperó hasta que asintieron, minutos después, partía de regreso al Jardín Botánico.