algun tipo de felino entre zombis

Harry Potter - J. K. Rowling The Walking Dead (TV)
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algun tipo de felino entre zombis
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Summary
Los muertos caminan, los vivos tratan de sobrevivir y mundos antes separados ahora estan viviendo la misma pesadilla.Un pequeño debe sobrevivir a la adversidad, un joven debe sobreponerse a sus traumas, un hombre de superar sus fantasmas y vicios, un hada debe seguir siendo humana en un mundo de humanos ciegos y sordos.
Note
no me apegare al canon, algunos sucesos son innevitables otros no, hace mucho tiempo que no escribo, asi que estoy muy fuera de ritmo, disculpas anticipadas.Obviamente no soy dueña de Harry Potter o Walking Dead.Habra parejas del mismo sexo, si no te gusta, no leas.Me he peleado con los acentos, lo siento.
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Harry corre ... Daryl corre...

Capítulo 4: Harry corre... Daryl corre...

* le dolían tanto las piernas pero el detenerse significaría que la pandilla de su primo lo atraparía, trastabilló yéndose de bruces alcanzó apenas a poner sus manos para no estrellar el rostro, la gravilla se incrustó en sus palmas y el pantalón de segunda mano no mitigó en casi nada el impacto en sus huesudas rodillas*.

*corre, corre, rata con lentes, corre, corre...*

* tragándose los sollozos, el dolor, se puso de pie y corrió a pesar que sus perseguidores estaban ya a menos de 50 metros, pero avanzó unos cuantos metros y volvió a caer, "no por favor, saquenme de aquí, que no me alcancen, por favor", gritó en su cabeza, haciéndose un ovillo tembloroso y cerró los ojos apretado, sintió un zumbido y un golpe en las entrañas y...*

Jadeó, despertando bruscamente, abriendo los ojos y buscando el peligro, pero todo estaba como cuando se durmió, esperó atento a cualquier ruido, nada pero ya se había asentado en sus entrañas la sensación que no estaba seguro, una alarma interna que aprendió a escuchar. Se levantó y entró en una actividad febril, usó el baño, hizo una merienda, y con todo guardado en su morral, se despidió de la habitación que le había servido de refugio hasta ahora.

Descendió las escaleras sin precipitarse a pesar de su apuro por cambiar su refugio, sentía alarma pero no imperativa, esa que otras veces le indicaba estar alerta, ya en la planta baja fue a la farmacia, donde arrasó con los antibióticos y las vitaminas, las pastillas para la garganta y la aspirina, vió bolsas de leche de fórmula, simplemente las guardó también, estaba consciente que por muy livianos que eran sus dos morrales, era difícil moverse con ellos, le vendría bien un tipo de carriola o algo asi, corrió hacia la tienda de camping y buscó hasta encontrar una especie de carrito desplegable, lo llevó hasta el trastero donde había guardado el otro morral, lo sacó de su empaque y lo desplegó, sí, parecía bastante resistente, las ruedas de goma garantizaban no generar ruido, sacó el morral del trastero y lo pusó en el carro, se detuvo unos instantes, concentrándose en esa sensación de alarma en su estómago, quería saber si aún no era perentoria, tomó unos respiros lentos y partió corriendo al restaurant, sacó los tarros de conservas, salsas gourmet, mas leche en polvo y frutos secos en envases al vacío, buscó en la cocina hasta encontrar los cuchillos de uno de los cheff, perfectamente empacados y ya con esos tesoros volvió a su punto de escape, le habría gustado sacar más cosas, pero...

Tomó una respiración profunda y abrió la puerta de emergencia, recorrió con la mirada todo el panorama que tenía enfrente, había una salida a unos doscientos metros que daba a una calle con casas de estilo que atraían por su arquitectura a los turistas, al menos eso indicaban los folletos del hotel, la calle desembocaba a una avenida amplia y de ahí otros 200 metros a una de las entradas al Jardín Botánico, bueno en realidad era una de las salidas laterales, él dudaba que alguien durante la evacuación precipitada se hubiese tomado el tiempo de cerrar todos los accesos a éste.

Con su mano izquierda sujetando la manilla del carrito y la derecha empuñando el bate de beisbol se dirigió a la salida del recinto, recorrió el sendero asfaltado silenciosamente, atento a su entorno, estaba a pasos de llegar a la salida cuando se le cruzó uno de los errantes, apestaba a descomposición y arrastraba una de sus piernas, tenía grandes mordidas, a simple vista se apreciaban en el rostro, los brazos y torso, le dieron nauseas pero entró en acción, la golpeó en las piernas haciéndola caer y cuidándose de no ser atrapado por las manos de esta golpeó con todas sus fuerzas el cráneo con el bate, una, dos tres veces, el crujido como de cascarón triturado fue asqueroso de escuchar, pero detuvo por completo el movimiento de la cosa, jadeando dió unos pasos atrás, y volvió a mirar el entorno, libre de errantes, apresuró el paso hacia la salida con su carro de arrastre, la calle estaba despejada y avanzó, la mitad de camino vió dos errantes arrastrándose, no podían ponerse de pie, así que sólo apresuró el paso.

Al llegar al final de la calle vió una avenida de 6 carriles, tomó la avenida yendo lo más rápido sin arriesgar a voltear su carro de arrastre, se le hizo eterno el trayecto ya que habían unos carros estrellados y otros abandonados, rastros de sangre seca en el asfalto y de cosas que prefería no identificar, aunque su imaginación fue mas rápida de su voluntad y le mandó imágenes demasiado vívidas dándoles arcadas que a duras penas contuvo, apresuró el paso temiendo encontrarse con más errantes hasta que pasó un recinto muy elegante, de esos que su tía Petunia siempre estaba declarando que se reunía la gente bien, lo dejó atrás y tomó una calle lateral que desembocó en la entrada a una de las varias instalaciones del Jardín siguió hasta que le llamó la atención una señalización de Librery, la entrada era como de un invernadero, en cuanto cruzó la puerta se apagó la alarma de riesgo, era de hecho, como ser bienvenido la sensación que lo embargó, avanzó escondiendo fuera de la vista su carro, no lejos de la entrada, más valía prevenir, tenía que explorar a fondo la instalación.

En las siguientes semanas Harry recorrió todas las instalaciones y parte de los bosques cercanos, recolectó todos los comestibles del restaurant interior, practicó con una ballesta hasta que mejoró notablemente su puntería, y aunque no estaba aún seguro de poder matar un animal, no tenía escrúpulos cuando se trataba de errantes, también practicó el lanzar cuchillos, aunque se puede afirmar que de alguna manera hizo trampa, por que sólo empezó a acertar en el blanco cuando aplicó toda la voluntad del deseo, la misma voluntad profunda que convirtió sus morrales en "cabe todo".

Probablemente habían pasado tres semanas desde que despertara en ese clóset abandonado en pleno desastre apocalíptico cuando, a mitad de camino sintió como que le faltaba el aire y era aplastado contra el suelo, de pronto estaba en medio de la fuente de madre natura, justo al interior de la cascada , antes de siquiera intentar ponerse de pié tronaron sobre su cabeza varios helicópteros que empezaron a lanzar proyectiles hacia el centro de Atlanta, las explosiones remecieron el suelo y Harry sollozando se hundió en el agua solo dejando la parte superior de su cabeza fuera.

Pánico...

 

DARYL

 

Se movía silencioso, las huellas estaban claras, no más de unos minutos atrás un siervo ha pasado por ese claro, sorteó varios árboles y matorrales y se agazapó, apuntó para dar un solo golpe mortal, contuvo el aire y disparó, el animal cayó muerto al instante, matar sin sufrimiento y solo para comer, era una regla que seguía en el bosque, si la presa caía de un certero tiro no emitía ruido, sus lamentos no atraían a otros depredadores, hoy era aun más importante ser certero y silencioso.

Se dirigía al campamento con la carne del siervo en una bolsa hecha de su propia piel, tomaba esas caminatas de regreso de cazar para pensar en la situación actual, estaba claro que el mundo se iba a la mierda y los escrupulosos tenían todas las de perder, conocía a su hermano y su capacidad de sobrevivir, le entrenaron para dejar fuera de combate al enemigo usando todos los medios a su disposición, no se engañaba, Merle ya antes de adolescente era pendenciero y disfrutaba causando el caos, en las peleas golpeaba donde hacía más daño, tanto así que los pandilleros locales le guardaban respeto, hace dos días irrumpió un grupo en la cantera, eran ruidosos e insensatos, un policía con ínfulas de dictador los lideraba, se paseaba como si la tierra fuera suya y en cualquier momento se estrellaría con la poca paciencia de Merle, mismo que ya estaba creando roces con su trato a las mujeres del grupo y a los negros, disfrutaba como hacía poner bermellón a la rubia gritona, y como el coreano echaba humo por las orejas cuando lo llamaba chino, pero sin lugar a dudas, el punto de ruptura estaría en el momento que la perra reina decidiera que tenía voz en su parte del campamento.

" A mí no me hablas así, paleto salvaje, sin modales básicos, todos debemos aportar y ahí sentado no estas aportando..." golpeó en suelo con la bota como para acentuar su posición, confiada de que tenía respaldo,

"No perra reina, grítale a tu soldadito adiestrado, anda a jugar a la casita si eso te hace feliz y deja de chillar que terminarás atrayendo a cuantos caminantes estén en dos millas a la redonda, perra estúpida."

"límpiate boca cuando hablas con una dama..." medio gruñó atacando frontalmente el comisionado que fue a dar al suelo de una buena patada de arrastre que le propinó Merle y un gran cuchillo quedó presionándole el cuello.

"muéstrame la dama primero, a esa tetas de azúcar la estas afilando día y noche y eso que es viuda hace menos de un mes... eso en mi pueblo esto le quita el título de dama y pasa a bataclana" escupió el tabaco mascado a los pies del policía.

Shane, se puso de pié enfurecido mientras la perra, alias Lory, medio lo retenía medio lo azuzaba al oído, Merle ya había hecho crujir los nudillos listo para poner en el suelo al comisario de pacotillas, cuando Daryl emergió del bosque y tras dejar caer la caza amartilló su ballesta, listo para apoyar a su hermano.

"tranquílense, hombres, están asustando a los niños... " intervino Dale, un hombre retirado que conducía una casa rodante que había visto mejores años, pero que Merle le tenía cierta consideración.

"Mantén a tu mujer lejos de nuestro campamento, átale la boca para que deje de gritar como hortera y todos entiendan que si tienen carne fresca en las barrigas malagradecidas es por nosotros, y de buena gana les patearé el trasero inútil, citadinos incapaces de algo productivo."

"Merle..." quiso atraer la atención a los niños de estómagos a medio llenar, éste pateó una roca con furia y se fue a instalar a la hoguera.

Daryl suspiró, mordió el borde de su pulgar y más tarde cuando Merle estaba disque distraído le hizo un gesto a los niños, Sophia, Carl y Eliza se acercaron como cervatillos y recibieron una porción de carne. Daryl aun estaba muy cerca de sus años de niño con hambre y padres inservibles, sabía lo que era dormir con dolor de panza por hambre.

A media mañana del siguiente día unas cuadrillas de helicópteros bombardearon la cercana ciudad de Atlanta, los niños lloraron escondiendo los rostros con sus madres pálidas.

Merle apretó los puños listo para poner más distancia del grupo cansado de alimentar barrigas de incompetentes, sus ojos azules destellaban fríos como navajas, a su lado, Daryl sintió la tensión de su hermano, los niños le preocupaban pero familia es familia.

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