Draco Malfoy y las hienas mellizas

Harry Potter - J. K. Rowling
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G
Draco Malfoy y las hienas mellizas
Summary
La vida siempre ha sido incierta, eso lo comprende Draco porque el último año había tenido momentos felices y tristes, donde avanzó y retrocedió, donde una sombra de su pasado volvió para sacudirle el mundo, solo espera que este nuevo año sea completamente diferente.Obviamente sus deseos nunca son escuchados cuando de nuevo el bosque prohibido tiene unos habitantes con actitudes sospechosas, la pregunta que le carcome es ¿amigos o enemigos? ¿podría obtener de nuevo a una manada?Solo queda averiguarlo y no seguir sufriendo ante la respuesta que obtenga.
Note
Comenzamos la segunda parte de la serie.Espero les guste.El capítulo presente intenta detallar los días de vacaciones de Draco, los momentos felices antes de la tormenta.
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Lucius Malfoy

Lo primero que los recibió al entrar en el despacho de la profesora McGonagall fue una madre muy preocupada, la señora Weasley estaba llorando cuando corrió a abrazar a su única hija. Se podía presenciar por el llanto de la señora el miedo y la preocupación que tuvo esas horas de incertidumbre, seguro pensando que nunca iba a volver a tener en sus brazos o volver a ver a su hija. Comprendía el sentimiento de pérdida que pudieron sentir en esos momentos los señores Weasley, saber que nunca ibas a volver a ver a alguien esencial de tu familia, él perdió a su primera manada y todos los días dolía recordar. Era un dolor constante, que nunca iba a desaparecer, uno debía de vivir con ello.

No podía dejar de ver a los padres de Ron llorando de alegría al tener a su hija en sus brazos y se imaginó en un mundo donde su manada sobrevivió, donde pudo haber creado esa cabaña en el bosque junto a sus hermanos como siempre lo desearon. Corriendo en ese bosque en su forma animal junto a Azul, Rojo, Naranja y Morado; teniendo una vida tranquila los cinco, cazando y descansando. Siendo libres. Cuanto le hubiera gustado que ellos aparecieran, así como Ginny, entrando a la habitación, él lo abrazaría y besaría, y nunca los volvería a soltar, nunca volvería a perderlos de vista.

Tal vez su vida hubiera sido muy diferente.

Pero… tal vez esto no lo hubiera hecho conocer a Severus, Harry, Hermione, Ron y Lockhart, y ahora él no podía concebir una vida donde ellos cinco no estuvieran presente. Aunque, en un mundo mucho más feliz y que estaba de su lado, tal vez todos sus seres amados se hubieran conocido. A Hermione le hubiera tener largas conversaciones con Morado, los dos son los niños más inteligentes que aluna vez había conocido; Azul hubiera hecho reír a Ron, los dos tenían el mismo sentido del humor; Severus se hubiera visto reflejado más en Naranja porque los dos se mostraban fríos en el exterior, pero él había descubierto que siempre se preocupaban por las personas que querían; Rojo hubiera idolatrado a Gilderoy debido a que el le gusta imitar a personas con ese tipo de carisma; y bueno Harry… parecía que al final, Harry y él siempre iban a estar juntos.

Aunque todo eso era un sueño que nunca se iba a volver realidad… y era doloroso.

“¿Qué… qué?” la voz atónita del señor Weasley lo hizo prestar con mayor atención a la conversación que estaba formándose ahora, Harry ya les había comentado todo lo sucedido en la Cámara de los Secretos, obviando la participación de las hienas y su transformación como lobo, supuestamente fue pura pelea mágica “¿Sabe qui-quién? ¿Mi Ginny embrujada? Pero Ginny no ha… no ha…” el padre de familia estaba tartamudeando sin querer digerir que su hija estuvo en manos de Tom.

Decidió darle una ayuda “Tom la poseyó mediante el diario” dijo mientras Harry levantaba el diario que había guardado en su túnica “Él lo escribió cuando tenía alrededor de dieciséis años” ante la mirada llena de duda del señor Weasley decidió aclarar “Tom Ryddle es Voldemort” ante el nombre del mago oscuro los Weasley se exaltaron, diciéndole que no debía nombrarlo, menos Ron, él ya estaba acostumbrado a que tanto Draco como Harry le dijeran por su nombre.

Dumbledore que estaba en el despacho, tomó el diario que Harry tenía en sus manos “Interesante, él ha sido probablemente el alumno más inteligente que ha tenido el colegio” Draco solo rodó los ojos.

Harry le susurró a su oído “Más bien soberbio, unos niños de segundo año lo derrotaron”

Eso lo hizo reír, Harry podía cambiar su estado de ánimo de depresivo a divertido fácilmente “Tom es un idiota” le respondió también en susurro, los dos se rieron.

“¡Ujum!” los dos se tensaron y miraron al frente ante el ‘llamado de atención’ del director, que al notar que estaban prestándole atención de nuevo, decidió continuar hablando “Muy pocos saben que Lord Voldemort se llamó antes Tom Ryddle, yo mismo le di clases hace cincuenta años” empezó a contarles sobre sus días en el colegio y de como luego desapareció para estudiar las artes oscuras, regresando completamente deformado.

“Pero Ginny, ¿Qué tiene que ver con todo esto? ¿Con él?” preguntaba la mamá de Ron.

Ginny entre sollozos respondió “¡Su diario! He estado escribiendo en él y me ha estado contestando durante todo el año” su padre la regañó por usar un objeto pensante y de que debió saber de qué era magia negra lo que gobernaba al diario. “No lo sabía, lo encontré dentro de unos los libros que me había comprado mamá. Pensé que alguien lo había dejado allí olvidado”

Estaba a punto de decir que el responsable era Lucius, cuando Dumbledore interrumpió el regaño a Ginny “La señorita Weasley debería ir directamente a la enfermería, porque ha sido una experiencia terrible la que ha vivido” empezó a caminar hacia la puerta del despacho “No habrá castigo. Voldemort ha engañado a magos más viejos y sabios” abrió la puerta. Los señores Weasley se estaban levantando para salir del despacho, cuando se detuvieron para verlos a ellos, seguro estaban preguntándose de que ellos también deberían ir, los tres se veían después de todo, horribles “No se preocupen, solo los retendré por unos minutos más” se retiraron más calmados, luego los siguió la profesora McGonagall para avisar a los elfos de que hicieran un gran banquete para celebrar que el colegio no iba a cerrar.

Ya los cuatro solos, se miraron entre ellos. No sabían si iban a ser expulsados o castigados por ir a la Cámara de los Secretos, rompiendo muchas reglas en el camino. Y si los expulsaban, ¿Qué iban hacer con su vida? Él disfrutaba hacer magia, era divertida “Director, nosotros…” intentó justificar las acciones que tuvieron esa noche, pero calló ante la mano levantada del director, ¿Era aún el director? ¿Podía expulsarlo?

“Me recuerdo haberle comentado que si usted y sus amigos volvían a romper las reglas del colegio serían expulsados” sus palabras se dirigieron a Harry, aunque ellos ya lo presentían, tomaron una respiración profunda por su futuro incierto “Esto demuestra que alguna vez debemos tragarnos nuestras palabras” ¿Qué? ¿No estaban expulsados? “Los tres recibirán el Premio por Servicios Especiales al Colegio y veamos…, sí creo que doscientos puntos para Gryffindor y Slytherin por cada uno” no lo podían creer, no habían sido expulsados y habían recibido un premio. Esto era tan satisfactorio.

Ron se veía muy emocionado, sin embargo, a los segundos se notó pensativo “También se lo debería dar a Hermione, sin ella no hubiéramos descubierto que el monstruo era un basilisco, ni cómo se movilizaba por el colegio”

“Ron tiene razón, sin ella no sabríamos que criatura era y lo hubiéramos visto a los ojos” él también comentó, esperando ansioso la decisión del director.

“Y si lo veíamos a los ojos, la historia hubiera sido muy diferente” Harry complementó implícitamente que, sin la información de Hermione, los tres estarían muertos.

El director se los quedó viendo unos segundos para luego sonreír levemente “Es agradable saber que hayan encontrado entre ustedes una gran amistad y lealtad, esto deben de perdurarlo por un largo tiempo” se sentó en un sillón del despacho “La señorita Granger también recibirá el premio” luego añadió “Ron deberías ir a la enfermería, en este momento tus padres están sensibles y preocupados, estarían más tranquilos en tener a su lado a más de sus hijos” su amigo pelirrojo asintió empezando a dirigirse a la enfermería “Joven señor Malfoy, si no es una molestia, podría esperar afuera. Necesito hablar con usted de algunos asuntos privados, pero primero hablaré con Harry, también en privado” solo levantó los hombros mientras se retiraba del despacho junto a Ron.

Se despidió de su amigo y él se sentaba en el suelo, esperando a que pueda entrar a hablar con el director, ¿Sobre qué? No lo sabía, esperaba que no fueran cosas personales porque o sino no hablaría nada y se iría a tomar un baño, lo necesitaba.

Estaba empezando a dormirse en el pasillo cuando escuchó unos pasos, por lo cual, abrió los ojos y a los lejos acercándose estaba Lucius Malfoy, que tenía un rostro furioso y atrás suyo estaba un elfo doméstico muy maltratado y con un rostro que reflejaba completo terror.

Ese elfo era Dobby.

Hace tiempo que no lo veía, pero era inconfundible su pequeño rostro pálido y sus ojos saltones.

“Dobby” se acercó corriendo a su antiguo amigo, ¿podría llamarlo así? “¿Qué te ha pasado?” lo último lo dijo mirando con enojo a Lucius quien lo estaba evaluando con la mirada y notó que había un poco de sorpresa y desagrado al verlo lleno de sangre de basilisco en su rostro. Tal vez fue algo bueno no bañarse con tal de ver esa mirada en ese señor.

“Eso es un asunto que no te ha de importar” siseó enojado Lucius, su rostro reflejaba el tono de su voz y tomó a Dobby de las solapas de su ropa para arrastrarlo. Escuchaba los lloriqueos de Dobby y se sintió terrible. Él se pudo ir, pero los elfos domésticos de la familia Malfoy se quedaron a seguir siendo maltratados.

Los abandonó.

No pensó en el anciano elfo Ranry, en el amigable Dobby, de la adorable Tilsy y del gruñón Morpy. No había pensado en ellos en un largo tiempo. Los dejó a su suerte. Los dejó a ser maltratados por un furioso Lucus Malfoy y familia.

Sin poder soportar ese maltrato que estaba presenciando, detuvo el andar de Lucius, no iba a permitir que siguiera lastimando a la pobre criatura que estaba completamente vendada por todos los castigos injustificados que obtuvo “Déjalo en paz Lucius” intentó imitar el tono enojado de su padrino, uno frío que te helaba el alma, y majestuosamente notó como el rubio mayor se detuvo con un leve estremecimiento. Había funcionado, ¿o no?

Lucius tomó su bastón y lo levantó con enojo, empezando a bajar con fuerza la zona dónde se encontraba la cabeza de serpiente “No me hables de esa forma, niño insolente” dijo al momento que Draco esquivaba el golpe directo a su cabeza, escuchando atrás del mayor el grito ahogado del pequeño Dobby “Tú, jodido monstruo” volvió a blandir su bastón varias veces intentando atinarle “Solo llegaste a joder nuestra vida perfecta, mi familia perfecta” esquivaba cada ataque “Siempre fuiste un error, nunca debiste volver” una parte muy profunda de él, le dolía esas palabras “Tuviste que morir” eso es lo que siempre él también creyó, él tuvo que morir.

Escuchó un golpe. Se había congelado por las palabras de Lucius y no pudo esquivar el golpe, por lo cual Dobby se había interpuesto para que él no fuera dañado “¡Dobby!” dijo al ver al elfo empezando a sangrar de la cabeza y tirado a un lado de la pared “Lo golpeaste” dijo sosteniendo a la pobre criatura entre sus brazos, aunque sabía que a Lucius no le importaba si se dañaba más o no su elfo.

“Crees que me importa lo que le suceda a esta asquerosa criatura, solo es un sucio sirviente que ha nacido para bajar la cabeza ante mi presencia. Es mi esclavo, mi mascota, el ser que utilizo para que haga todo lo que quiero” esas palabras calaron hondo dentro de él.

No supo en qué momento había empujado con fuerza a Lucius, haciendo que el hombre terminara cayéndose al suelo de forma estrepitosa. Aprovechó esa caída para sujetarlo del cuello con fuerza.

En su mente se repetía: un sirviente.

Un esclavo.

Una mascota.

Lo que él fue hace algunos años en ese horrible laboratorio, y lo que Tom quería volverlo a transformar.

Ese hombre que se iba poniendo rojo por el esfuerzo de querer soltarse de sus manos sin resultado, era el mismo hombre que cuando él tenía 5 años lloró para que lo salvara de las garras del doctor Novak. Con quién siempre soñaba que lo salvaba como un superhéroe, lo cargaba y le decía: ‘Nadie más te hará daño mi niño’. Era el hombre que siempre esperaba con ansias, porque era su padre, lastimosamente nunca llegó a salvarlo. De pequeño siempre lo justificaba. ‘Tal vez no sabe dónde estoy’ ‘Seguro ha sido lastimado y está conservando fuerzas para regresar por mí’ ‘Tal vez… solo tal vez…” Siempre se mintió a sí mismo, pero él no podía concebir una idea donde su padre no lo amara.

Mientras Lucius se iba poniendo de un color azulado por la falta de aire, solo podía recordar cada sueño que tuvo durante su tiempo en el laboratorio, cada anhelo, cada esperanza, cada ilusión. Soñaba con unos padres amorosos, que le leían cuentos antes de irse a dormir, que lo arropaban en una cama cómoda y caliente, que pasaban las tardes jugando con él, riendo y siendo felices, que lo amaran incondicionalmente.

Cuando vio a Lesath por primera vez, se puso más feliz ¡Tenía un hermano mayor! Lo amó, igual que amó a sus padres… sin conocerlos. Y los tres le rompieron completamente el corazón, cada ilusión que había formado en su mente sobre unos padres amorosos fueron hechos trizas sin contemplación por ellos mismos.

Cada sueño que tuvo de tener una familia con los Malfoy se rompió frente a sus propios ojos; ellos nunca quisieron protegerlo, lo descubrió cuando le lanzaron diversos hechizos que lo lastimaron físicamente; ellos nunca quisieron rescatarlo, lo supo al momento en que Lucius y Narcisa intentaron conectar con sus carceleros para regresarlo; nunca quisieron que sea libre debido a que lo encerraron por meses en los calabozos sin ninguna interacción humana y a veces se olvidaban de alimentarlo, ¿en verdad se olvidaban?.

Ellos nunca lo amaron. Nunca esperaron su regreso. Y eso le dolió demasiado.

Fue un golpe que supo que nunca iba olvidar.

“Amito Draco” escuchó la voz suplicante de Dobby “El amo Lucius se…se ve mal” el lloriqueo, lo regresó a la realidad y notó como la luz de vida en los ojos del hombre iba desapareciendo.

Lo soltó.

Lucius empezó a respirar fuertemente, intentando obtener todo el aire que había desaparecido de sus pulmones. Se le notaba completamente fuera de sí, estaba despeinado, con los ojos llorosos y en su cuello blanquecino había marcas de sus dedos. Y… no sintió nada.

Ese hombre lo había hecho sentir diversas emociones en toda su corta vida. Lo amó y anhelo en su tierna infancia; su primer encuentro lo llenó de desesperanza y dolor; lo odio al descubrir el ser horrible que era, que lastimaba a otros por su beneficio; pero ahora… ahora no sentía nada.

No sentía nada por ese hombre.

Lucius no merecía la pena nunca más, no merecía algún sentimiento por su parte.

Él hombre destruyó su corazón, sin embargo, al mismo tiempo lo entregó a alguien que si lo iba a amar de verdad.

Severus.

Su padrino era su luz, irónicamente el hombre siempre representaba oscuridad, pero él era su luz, su familia, su… padre.

Severus era su papá. Y lo extrañaba muchísimo, aunque solo había pasado unas horas de que fue petrificado, pero lo quería ahí con él. Quería que lo abrazara, que le dijera que era un niño problemático, que amenazara a Lucius de que no vuelva acercarse más a él, que le contara un cuento.

Extrañaba a su padrino.

“Eres un monstruo” Lucius empezaba a levantarse del suelo, con enojo y miedo empezando a alejarse de él, caminando directamente a la oficina del director viéndolo de vez en cuando, como si fuera a saltar sobre él y arrancarle el pescuezo de un mordisco. Podía hacerlo… pero no quería ensuciarse con la sangre de Lucius “Un verdadero monstruo” estaba frente a la puerta y decidió decirle esas últimas palabras antes de entrar.

“La manzana no cae muy lejos del árbol Lucius” en ese momento Harry abrió la puerta golpeando con ella a Lucius, no pudo evitar reírse al verlo caer estrepitosamente por el dolor.

Harry solo le dirigió una mirada a Lucius para luego empezar a caminar hacia él “¡Ey! Dumbledore dice que ya puedes entrar” al estar a su lado le susurró “¿Te ha molestado?” le dijo sobre su oído.

“Lo compensó todo ese golpe que le diste” dijo con una sonrisa, aún viendo como el mayor se agarraba su nariz con dolor “Eres el mejor Harry” su amigo solo le guiñó el ojo con una sonrisa descarada.

Los dos empezaron a caminar hacia el despacho, pasando encima de Lucius. Adentro los miraba el director que se notaba divertido. Esperaron a que el adulto entrara con una furia intensa “Malditos niños” siseo mirándolo a él y Harry que estaban a una esquina “Y por lo que veo ya has vuelto” ahora se dirigía al director “El consejo escolar lo ha suspendido de sus funciones, pero aún así, usted ha considerado conveniente volver”

Harry le jaló de la manga y señaló a Dobby “Es él, el elfo del que les hablé” le susurraba.

No podía creer que Dobby hubiera hecho todo ese plan casi asesino para que Harry no vuelva al colegio. Veía bajo una nueva luz a Dobby, una luz muy oscura, porque estaba seguro de que Dobby hizo todo con buena intención, pero fue cruel. No quería pensar lo que haría si planeaba algo con crueldad.

Los adultos seguían conversando “Ese es Dobby, el elfo doméstico de los Malfoy” le susurró a Harry.

Regresaron a escuchar la conversación al escuchar sus nombres “Si no fuera por Harry y el joven Malfoy, aquí presente, junto a su amigo Ron no hubieran descubierto el diario…, Ginny Weasley fue salvada y se demostró su inocencia” Lucius estaba volviéndose cada vez más pálido “Afortunadamente, el diario apareció con los recuerdos de Ryddle en él. Esto es prueba de la posesión que tuvo con la pobre niña”

Dobby atrás del rubio mayor lo estaba señalando a este y al diario constantemente, para finalizar golpeándose con la cabeza.

“¿Sabe cómo llegó ese diario a manos de Ginny, señor Malfoy?” preguntó Harry entendiendo las mímicas del pequeño elfo.

“¿Por qué iba a saber yo dónde lo cogió esa niña tonta?” dijo con acidez.

“Tal vez, porque te vi a ti con ese diario el año pasado. Recuerdo que intentaste regalármelo. Severus puede dar fe en ello” recordó que su padrino estaba indispuesto y volvió a doler el recuerdo “Cuando deje de estar petrificado”

Pudo ver la alarma en los ojos de Lucius “No recuerdo haberte intentado regalar nada niño estúpido, menos un cuaderno o diario” y como sabía que estaba atrapado decidió escapar como la rata que era “¡Nos vamos Dobby!” tiró hacia la puerta al pequeño elfo, hasta le dio una patada. Que horrible era ese hombre.

Salió detrás del rubio platinado escuchando los ruidos de lamentos del pobre Dobby “¡Lucius!” el mencionado detuvo sus pasos, se notaba levemente asustado al encontrarse a solas con él en el mismo pasillo que lo había estrangulado. Se acercó lo suficiente para susurrar “Es mejor que liberes a todos los elfos domésticos de tu mansión” notó como iba a interrumpirlo y le mostró su mano en el cual aparecieron unas garras, haciendo que se callara el hombre “O sino le diré a Severus que le cuente a toda la comunidad mágica todo el daño que me hiciste, usaremos mis recuerdos para que vean como me atacaste con los crucio, algunos registros de desnutrición que mi padrino obtuvo los primeros días de clase, cualquier cosa para hundirte en Azkaban por maltrato infantil” sonrió levemente “Ya sabes como Wizengamont desea encarcelarte ahí porque escapaste al mentir sobre tus años con los mortífagos” se acercó a Dobby y le susurró la dirección de su hogar, diciéndole que lo visitara cuando sean liberados. Sabía que Lucius lo haría por el miedo que recorría su cuerpo “Y no les harás daño de nuevo desde ahora”

Lucius se retiró con un contento Dobby, esperaba verlo cuando acabaran las clases.

Solo esperaba que su padrino no lo matará al ser invadidos por elfos domésticos. Ello ya sería un problema para el Draco del futuro. También sería un problema para el Draco del futuro esa reunión con Dumbledore porque en ese momento decidió que mejor se iba a bañar y a cenar, esperaba que el director entendiera que quería comer para luego irse a dormir por varias semanas.

 

En el comedor se encontró con la mirada de reproche del director Dumbledore que intentó ignorar a toda costa. Deseaba terminar rápidamente la cena para luego irse a su cama e invernar para siempre. No todos los días te enfrentabas con el recuerdo de un mago oscuro y su basilisco mascota.

Él estaba en pijamas, a igual que todos los estudiantes. La llegada de Hermione fue emocionante, como había extrañado a su amiga. Pero lo mejor parte para su opinión fue cuando entraron tanto Severus como Gilderoy, al verlos todo sueño se desvaneció de su cuerpo, una adrenalina lo envolvió completamente. Corrió hacia ellos y los abrazó con fuerza, especialmente a su padrino quién pasaba una mano cariñosa sobre sus cabellos. Sintió las lágrimas saliendo de sus ojos al sentir el aroma a diversas plantas y pociones de su padrino. Estaba tan feliz… cuanto lo había extrañado esas horas. Cuanto los había extrañado a los dos.

Sintió como su padrino y Lockhart lo taparon de los ojos chismosos de los estudiantes para arrastrarlo fuera del Gran Comedor hacia un salón en desuso. Ahí pudo llorar con libertad y sintió los brazos de Severus rodeándolo, protegiéndolo, amándolo.

Severus era su padre, pero tenía miedo de decirlo en voz alta. Tal vez el hombre solo lo veía como su ahijado, no como hijo. No quería ser rechazado por su padrino, no por él.

“Ya estamos aquí, no nos pasó nada” susurraba sobre sus cabellos su padrino.

Gilderoy a un lado lo estaba agarrando las manos, intentando transmitir su cariño “Todo está bien, regresamos a ti”

Su corazón se llenó de un agradable sentimiento caliente que impregnó todo su cuerpo.

 

Los días siguientes fueron tranquilos en el colegio, especialmente cuando los exámenes fueron suspendidos ese año escolar, aunque tuvo que evitar cualquier encuentro con el director debido a que sentía que esa reunión sería muy problemática. Un día antes de su cumpleaños había decidido contarle todo lo que podía a sus amigos de su pasado, obviamente intentando censurar los castigos y experimentos que recibió. Ese día y los siguientes sus amigos no quisieron separarse de su lado, lo cuidaban y mimaban. No se iba a quejar de todas esas atenciones.

Obtuvo una sorpresa para su cumpleaños. Lockhart había hecho en su despacho una fiesta temática de Star Wars para él. Los invitados fueron pocos, pero fueron sus seres queridos. Estaba su padrino, Lockhart, sus tres mejores amigos, Hagrid y los Weasley que deseaban asistir del colegio.

Su padrino se quedó en una esquina sentado en un sillón viendo los juegos que Lockhart había preparado para la fiesta, además de que les prestó a todos sus cómics para que se inculcaran en el mundo de Star Wars. Fue una fiesta divertida y disfruto mucho pasar ese día con sus seres queridos.

Mientras corría junto a sus amigos (que por la emoción se habían olvidado del miedo que le tenían al profesor de pociones) para enseñarle a su padrino el juguete de sable de luz que le regaló Lockhart y este los recibía con una mirada de cansancio total, supo que había encontrado a su familia.

Severus, Golderoy, Harry, Ron y Hermione, eran su familia, también Hagrid, los gemelos y Ginny.

Estaba feliz. Ellos eran su manada.

 

Pudo escapar de Hogwarts sin reunirse con el director Dumbledore, era un logro para él.

Había decidido ir en el Expreso Hogwarts con Harry, Ron y Hermione porque iban a separarse por meses, los iba a extrañar. Se prometían que iban a mandarse cartas, y si podían se generaría una reunión entre ellos para verse en vacaciones.

En la estación de King’s Cross se había formado un tumulto, esto debido a que varios padres de familia habían decidido rodear a Gilderoy que estaba ahí para recogerlo, aunque estaba buscando con la mirada a su padrino porque había prometido también ir. El profesor ¿aún seguiría siendo profesor?, se acercaba a él, intentando pasar entre el tumulto de gente.

“¡Hey, Draco!” lo abrazo como si no lo hubiera visto en meses, siendo ello una exageración porque esa misma mañana habían hablado. El abrazo hizo reír burlonamente a sus amigos debido a que encontraban divertido las muestras exageradas de cariño de Gilderoy hacia él “Te extrañé mucho estas horas” sonaba adolorido.

“No nos vimos por algunas horas”

“Lo sé, lo sé, pero estar solo con Severus fue horrible, especialmente porque está furioso por una invasión de elfos domésticos en su hogar” dijo lloriqueando sin soltar el abrazo.

¡Oh! Sabía que algo se estaba olvidando.

Estaba muerto.

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