
Harry Potter
Mi nombre es Harry James Potter y acababa de descubrir hace poco de que soy un mago. En este momento me encuentro en Madame Malkin’s siendo medido para mis túnicas escolares, este nuevo mundo que se me abrió a los ojos era deslumbrante. Era el único niño en esa tienda hasta que escuchó la puerta abrirse.
Volteando curioso por conocer más personas o niños magos como él, es cuando lo vio… nunca había visto a un niño tan adorable en toda su vida. Lo primero que lo impresionó fueron esos grandes ojos color gris que miraban el lugar con una curiosidad infantil, es como si también fuera su primera vez en contacto con el mundo mágico aunque también reflejaban nostalgia y dolor; en segundo lugar fueron esos cabellos rubios blanquecinos que tenían leves ondas que cubrían levemente su frente y reflejaban la luz de la tienda, nunca había visto a una persona con ese color de cabello, fue muy extraño; tercero fue ese pálido tono de piel, era tan blanco como la misma nieve y preocupantemente si observabas detalladamente su rostro podía ver cicatrices blancas que se perdían entre su piel. Otro asunto que le preocupó fue de que el niño era muy delgado, mucho más que él y eso era decir mucho.
Una voz lo sacó de sus pensamientos “No te he visto antes en Hogwarts, ¿Es tu primer año?” no se había fijado que un niño más grande que él se había colocado al lado suyo, también lo estaban midiendo seguro para sus túnicas escolares, ese niño era similar al otro, pero había algunas diferencias como el tono de los ojos ya que de este sus ojos eran de un azul, su cabello era lacio y más oscuro, además que su piel estaba bien cuidada como si nunca hubiera lavado unos platos o doblado su ropa “Es que acaso tus padres no te enseñaron a respetar a tus mayores” eso lo hizo fruncir el ceño, es que acaso ese niño no sabía callarse para no importunar a otros.
Pensaba no hablar con él, pero tal vez conociera al otro niño que se estaba paseando por la tienda “¿Lo conoces?” señaló con la cabeza dónde el niño rubio de ondas caminaba mirando la ropa.
“Ese es Draco, un bastardo” dijo con asco las palabras pronunciadas, haciéndolo molestar “Es la mascota y sirviente de mi familia. Nadie importante” esas palabras pronunciadas tan ácidas le cayó mal en el estómago. No podía creer que se expresara tan mal de un humano, ¿Es que ese era el trato a hijos ilegítimos en el mundo mágico? ¿Era normal acaso? Solo era un niño, no merecía ser tratado así.
Él mismo no merecía ser tratado así por sus tíos.
No quería que alguien más sea tratado mal por sus familiares “No te dirijas así a él” gruñó observando el rostro presuntuoso del rubio mayor pasar a sorprendido “Él merece respeto” merece cariño, merece amor. La sorpresa del otro pasó a enojo, no le importó. Una persona que trate tan mal a otro no merece ni siquiera una segunda mirada.
Al ver a Hagrid esperándolo en la puerta de la tienda de túnicas, salió para hacerle el encuentro y antes de seguir su camino a buscar sus libros, deseó que el pequeño adorable niño de ojos plateados encuentre a alguien que lo amara. No quería que haya otro niño abusado en el mundo.
La próxima vez que se encontró con ese niño irritante rubio de ojos celeste fue cuando interrumpió su vagón del Expreso Hogwarts como si se creyera el dueño del lugar. En ese momento estaba hablando con un niño llamado Ron Weasley, o mejor dicho Ron estaba hablando sobre el Quidditch y él solo se dedicaba a escuchar, cuando sin tocar apareció el niño que se presentó como Lesath Lucius Malfoy junto a sus lacayos.
“Ellos son mis amigos, Hélio Parkinson y Gowry Bulstrode” señalaba a cada niño que se encontraba a su lado que le dieron un leve asentimiento “Y tú debes ser el famoso Harry Potter. Nos conocimos en la tienda de túnicas de Madame Malkin’s y sé que seremos grandes amigos, aunque estés en un año inferior” decía con una sonrisa presuntuosa y lanzando una mirada de desdén a Ron, como si el pelirrojo fuera basura.
A él no le importaba saber sobre ese tal Malfoy, desde ese día de la visita al Callejón Diagón había estado preocupado por Draco, deseando y orando que haya podido escapar de esa familia que lo trataba como una mascota, como sirviente “¿Dónde está Draco?” demandó, haciendo que la mirada presunciosa cambiara a una en blanco.
“¿Draco? ¿Por qué te importaría saber sobre ese sucio bastardo?”
“No le digas así” siseó enojado. Esto sorprendió a los mayores, haciéndolos retirarse del compartimiento enojados.
Se volvió a sentar intentando calmar su enojo, no soportaba que alguien tratara mal a otros, ya bastaba de que su propia familia lo maltratara, no quería que le hicieran daño a alguien más. “¿Conoces a Draco Malfoy?” le preguntó Ron y al momento de responder la puerta volvió abrirse y de ella fue empujado Draco con fuerza con todos sus objetos.
Y el tal Lesath Malfoy riéndose con sus amigos dijo “Nunca había visto tanta basura juntas, claro, hasta ahora” cerró la puerta y se fue del lugar.
Estaba sorprendido por lo que había pasado, no esperaba que alguien fuera tan cruel como su primo para hacer algo tan humillante a otro, especialmente su familiar. Draco se encontraba en shock todavía en el suelo, decidió ayudarlo levantándolo. Fue incómodo decirle como sabía su nombre, no quería parecer un acosador frente a él y Ron, no quería dar una mala primera impresión, gracias. Desde ahí el viaje fue ameno y relajante con los dos niños, por primera vez sintió lo que era tener amigos. Fue increíble.
Se sorprendió al ver el castillo, todo era gigante y deslumbrante. Estando frente al Gran Comedor esperando su selección se acercó a Draco para susurrarle “¿Dónde quieres entrar?” tenía mucha curiosidad por su respuesta.
Aunque lo que dijo lo sorprendió negativamente “Debo entrar a Slytherin, toda mi familia ha estado ahí. Y si no entro, estoy seguro de que se enojarán y decepcionarán conmigo” Eso no podía ser posible, cómo una familia podía estar enojado con uno si no entraba a una casa. Solo era una casa ¿Tan malos eran los padres de Draco? “Ya viste como es Lesath, ahora imagínate con un odio extra por estar en casa distintas” le susurró “Y tú, ¿A qué casa quieres entrar?”
Le contestó con sinceridad de que no tenía preferencia en ninguna casa, aunque ahora dentro suyo le gustaría ir a Slytherin con Draco, si el rubio terminaba seleccionado ahí, pensaba que podría ser muy divertido pasar todos los años de colegio juntos. Un tiempo después Draco fue llamado para colocarse el sombrero seleccionador.
Pasaron varios minutos sin ninguna respuesta, ¿Qué tanto tardaba en decidir ese sombrero parlante? Vamos Draco, entra en Slytherin, pensaba continuamente, no quería que su amigo se peleara más con su familia disfuncional. Aunque en medio de la espera notó como Draco se tensaba y se mordía el labio con nerviosismo y temor, estaba preocupado ¿Qué estaba pasando? ¿Qué lo estaba molestando?
“¡SLYTHERIN!” al final gritó el sombrero, haciendo que las túnicas de Draco tomaran el color verde. Lo diferente de esta selección con las otras fue que nadie aplaudió, nadie celebró esta selección, ni siquiera los alumnos de la casa de las serpientes. Pudo notar lo tenso que se encontraba Draco por este suceso, y decidió animarlo. Aplaudió con todas sus fuerzas, intentando evitar la mirada de cualquier otro estudiante, sentía sus mejillas sonrojadas por esta acción tan fuera de su personalidad normal, pero no se iba a detener. A su lado Ron aplaudía y a unos metros suyos, Granger también lo hacía desde la mesa de los leones. Con el rostro agradecido y levemente sorprendido que el rubio le mandó se dio de buen servido.
Ante su turno con el sombrero seleccionador, solo tenían en mente que quería estar en la casa de Slytherin. “Mmm… Lleno de valor y osadía… capaz de proteger como un caballero a otros, aunque escucho que prefieres Slytherin, pero siento que estarás mucho mejor en ¡Gryffindor!” eso levemente lo decepcionó y quiso gritar un ‘NO’ por toda la sala, al último minuto se detuvo, no quería crear una conmoción en el lugar, especialmente cuando los leones empezaron a gritar emocionados que estuviera con ellos “Estoy seguro de que lograrás grandes cosas en esa casa” fue lo último que le dijo antes de que la profesora McGonagall lo quitara de su cabeza para que se vaya a la mesa de los leones.
Lo agradable fue saber que al menos Ron quedó en la misma casa que él, y no le importaba lo que le dijeran los prefectos de Gryffindor sobre que ellos y los Slytherin eran como el agua y el aceite, no se podían juntar. Él quería ser amigo de Draco Malfoy y nadie lo detendría.
Los días después buscaba cualquier hora libre que tuviera para poder encontrarse con Draco, se había dado cuenta que el niño rubio era la oveja negra en su propia casa y deseaba que no se sintiera solo en ese gran colegio. Después de todo eran amigo, ¿no? Podían pasar el tiempo juntos.
El primer pensamiento que tuvo de Draco era de que era una persona muy vulnerable y que necesitaría protección constante, obviamente esa semana de clase le hizo darse cuenta de que no podía creer en las primeras impresiones, esto debido a que las primeras personas que molestaron a Draco en su sala común o en su habitación (los rumores eran un poco confusos según el lugar de la paliza) fueron a la enfermería a que los curaran. Se decía que Draco les había roto la nariz, desmayado a cuatro alumnos y los había dejado así toda la noche. Ese momento dejó de verlo como un niño indefenso, Draco era todo menos indefenso.
Ello no evitó que quisiera ser su amigo y que su curiosidad por su persona aumentara.
Pero era más difícil decirlo que hacerlo, porque, aunque siempre quisiera hablar con él junto a Ron, sentía que Draco ponía un muro entre ellos, como si no quisiera conocerlos a fondo. Eso le dolió un poco… bueno lo normal… Ok, le dolió bastante.
Todo cambio por ese duelo de medianoche contra Nott, un niño que paraba molestando a todos los Gryffindor, y no va a negar que se sintió estúpido en caer en la trampa de Nott, pero cuando vio a Draco llegando para advertirles se sintió que la amistad que había formado esos días no fue unilateral. El rubio había ido a medianoche para poder salvarlos de ser castigados, aunque él corrió el riesgo de ser atrapado por Flich o Snape.
Luego estando frente a ese perro de tres cabezas, un gran lobo blanco los defendió. Era el lobo más increíble que hubiera visto alguna vez en su vida, estaba sorprendido, pero era el mundo mágico, seguro que estos sucesos eran normales aquí. Después descubrió que no lo eran al momento que Draco les contó su secreto y pidió discreción. Nunca le iba a contar a nadie y encontraba estúpido que la familia Malfoy encontrara esta increíble transformación como una maldición.
Esa madrugada sintió que habían dado un gran paso en su amistad. El escuchar el “Gracias Harry” su corazón vibró descontroladamente.
Si, la amistad iba viento en popa.
Eran él, Draco y Ron contra el mundo. ¡Ah! También junto a ellos estaba la amiga de Draco, Hermione Granger. Era una niña muy estudiosa que lo traía completamente de los nervios, porque le gustaba mandarle sin que sea su amiga. Además, de que Ron siempre estaba de los nervios cuando la niña estaba cerca, y él tenía que aguantar sus quejas y gruñidos por todo el día.
Siempre creyó que Granger era una niña que siempre pondría las reglas sobre sus amigos, temía que pudiera traicionarlos solo por demostrar que ella tenía la razón y ganarse más a los profesores.
“No entiendo porque eres amigo de Granger” le susurró a Draco en su horario de estudio “Es un poco pesada”
Draco se lo quedó viendo por unos minutos “Hermione es una agradable persona, aunque si es muy intensa con los estudios, pero es divertido escuchar su punto de vista en clases” dijo mirando con una leve sonrisa a la niña que estaba buscando un libro. ¡Que sorpresa!
Aunque sintió un leve molestar dentro suyo al escucharlo hablar tan tiernamente de Granger “Piensas bien de ella… ¿Qué piensas de mí?” estaba curioso, ¿también pensaría cosas buenas de él? ¿O pensaba que era un tonto porque las clases no le iban tan bien?
Draco solo lo miró con burla “¡Oh! ¿Quieres unos mimos?” no pudo evitar hacer un puchero, eso hizo reír levemente a Draco “Eres una increíble persona Harry, me relaja estar contigo” susurró levemente. Y eso lo hizo sonrojar. “Y me divierte molestarte”
No entendía aquellos sentimientos, lo único que sabía era que le gustaría seguir sintiéndolos por toda su vida.
La perspectiva que tenía de Hermione cambió esa noche de Halloween, nunca esperó que ella les mintiera a los profesores para evitar que ellos recibieran un castigo. Ese día la empezó a tratar como una amiga y sintió que su grupo estaba completo. Por otro lado, ver en acción a Draco peleando en su versión lobo fue increíble, aunque no le gustó que fuera dañado para que vaya a la enfermería. Su amigo era fuerte.
Y aunque el profesor Snape fuera un desgraciado con él, era reconfortante saber que había alguien que se preocupara por su amigo. Podía notar en los ojos oscuros del profesor de pociones un sentimiento lleno de preocupación por su salud y bienestar, así que por ello intentó evitar lanzar cualquier comentario agresivo contra ese profesor cerca de Draco, tal vez y solo tal vez… él podría ayudar a su amigo. Aunque prefería no tener esperanzas, los adultos le habían demostrado a desconfiar en sus acciones. Especialmente cuando días después descubrió que el profesor Snape había ido a la habitación del perro de tres cabezas. ¿Qué hacía ahí?
Sabía que no debía confiar en los adultos. Ellos nunca traen cosas buenas, solo debía recordar a sus tíos que lo maltrataban, sus vecinos y profesores que se hacían los ciegos ante los signos de maltrato.
Los adultos no eran de fiar.
Descubrieron que Fluffy estaba resguardando un objeto para Nicolás Flamel, y pasaron semanas buscando información sobre el hombre sin éxito. Esta decepción no los desanimó de pasar una Navidad muy agradable con sus amigos, la mejor parte fue cuando volaron en su escoba durante las vacaciones de Navidad. Ese día que convenció a que Draco volara con él, descubrió que había algo muy distinto en él.
“Mira Draco, que bello paisaje” intentó que levantara la mirada de su espalda, los últimos rayos de sol del día estaban iluminando la nieve que había inundado el lugar. Deseaba que su amigo disfrutara aquella vista “No te vas a arrepentir” giró levemente su cabeza al sentir que su amigo se alejaba de su escondite. Los ojos de Draco brillaban como nunca lo habían hecho esos meses, el gris de sus ojos era tan hipnotizantes; además de que por el frío tenía sus mejillas levemente sonrojadas que hicieron su corazón vibrar más rápido; y lo que más lo deslumbró fue la leve sonrisa que estaba impresa en su rostro, nunca lo había visto así, tan relajado y feliz. Deseó verlo así siempre “Hermoso” y al darse cuenta de que lo dijo en voz alta no pudo evitar sonrojarse.
Esa noche estando en su cama se puso a escarbar sobre estos sentimientos que su amigo… no, su mejor amigo le hacía sentir. No va a negar que lo primero que llamó la atención de Draco fue su apariencia, aún es firme en decir que es el niño más lindo que ha conocido y conocerá; luego, fue que los dos venían de familias disfuncionales, a él no lo querían sus tíos y a Draco no lo querían sus padres y hermano, sentía que esto lo relacionaban estrechamente; pero luego lo empezó a conocer de verdad, y le gustó lo que encontró.
Descubrió que Draco no era una damisela en peligro como los cuentos de princesa, Draco era capaz de pelear sus batallas y casi siempre las ganaba, no se dejaba despreciar por otros estudiantes y no bajaría la cabeza aunque su adversario sea mayor que él; Draco también era amable, pero lo tapaba con una leve malicia y burla antes de prestar su ayuda, era divertido escucharlo todo presuntuoso, para él era exasperantemente adorable; a veces tenía una mirada perdida, seguro recordando su pasado y le dolía notar un tinte de nostalgia y dolor en ellos, y supo que le gustaría poder ayudarlo a disminuir esos sentimientos, deseaba verlo feliz; y aunque Hermione y Ron lo encontraran obsesivo con su querer sobre dragones, a él le parecía gracioso que su amigo saqueara varios libros de la biblioteca sobre aquella criatura mágica.
Esa noche descubrió que le gustaba mucho Draco, y no sabía que hacer. No sabía como actuar… no quería perder su amistad.
¿Qué haría si perdía a su mejor amigo?
Tenía miedo de ya no estar a su lado, miedo de que Draco al enterarse le de asco sus sentimientos… pero ese no era el Draco que conocía, no era su Draco… no era su amigo, Draco no lo despreciaría, ¿verdad?
Aun así, tenía miedo.
Sus sentimientos se solidificaron esa noche que fue a la biblioteca de infraganti para buscar libros en la sección restringida, todo gracias a Nicolás Flamel. Encontrar ese espejo fue esclarecedor. En el espejo lo primero que notó fue que a su lado estaban sus padres que lo miraban con amor, cariño y nostalgia, el asombro de poder ver a sus padres lo sorprendieron; sin embargo, la imagen fue cambiando, distorsionándose hasta que cambio levemente porque sus padres seguían ahí, pero también a su lado se encontraba Draco que no tenía la nostalgia mirada que siempre cargaba, se veía tranquilo, en paz… feliz.
Y se quedó una gran parte de tiempo grabando en su memoria los rostros de sus padres y la mirada tranquila de Draco, deseando muy dentro suyo que esto fuera real, aunque sabía que la mitad de lo que reflejaba ese espejo nunca se lograría en su vida, sus padres nunca podrían estar en su vida nunca más.
Pero Draco… pero Draco si podría lograr ser feliz. Deseaba verlo así de feliz algún día.
Estaba furioso, enojado y tenía ganas de matar a Lesath Lucius Malfoy. Y al mismo tiempo se encontraba muy preocupado por el estado de salud de Draco, según lo que había escuchado es que su amigo había sido atacado en el bosque prohibido, una criatura en ella lo había lastimado y todo por culpa del Malfoy de segundo año. Se mencionaba que este había escondido algunos objetos queridos de Draco en el bosque y su amigo había ido para recuperarlo.
Ron, Hermione y él no habían podido visitarlo a la enfermería, el profesor Snape estaba completamente atrincherado en esa sala esperando que el descanso y silencio recuperara a Draco con más rapidez, aunque intentó con todas sus fuerzas y con la capa de invisibilidad entrar parecía que había un escudo en el lugar que les prohibía el pase. Así que estaba completamente preocupado por la condición de Draco (y ante la sobreprotección de profesor Snape, se imaginaba lo peor) y deseaba desquitar estos sentimientos con el único responsable.
Caminaba por todo el colegio buscando a Lesath Malfoy, atrás suyo escuchaba que Hermione y Ron intentaban detenerlo, pero nadie podría pararlo. En eso lo vio, estaba a espaldas suyo caminando con sus dos inseparables sombras y no lo pensó dos veces cuando caminó más rápido para alcanzarlo “¡Malfoy!” dijo apretando el puño de su mano y justo cuando el rubio mayor volteó le lanzó un puñetazo con todas sus fuerzas, descargando en ese golpe todo su enojo y preocupación “¡Uf! Ahora veo porque a Draco le gusta golpear a los Slytherin, es desestresante” dijo tomando su mano y sobando sus nudillos.
En el suelo se encontraba Malfoy que se agarraba la mejilla, junto a él sus amigos intentaban levantarlo “¿Qué te pasa Potter? ¿Estás loco?” decía sobándose su mejilla que se iba poniendo roja por el golpe.
“¿Qué me pasa? ¿Qué me pasa?” no podía creer que este adolescente sea tan idiota “Por tu culpa Draco está en la enfermería” quería golpearlo de nuevo ¿Era posible sin llamar más la atención de los estudiantes? “Y no solo eso, no creas que me he olvidado lo que le hiciste hace unos meses atrás, lo atacaste con tus dos amigos. Esa vez no hice nada porque Draco me convenció que nunca iba a pasar de nuevo, pero mira… le volviste hacer daño” esa vez estaba furioso, recuerda como intentó buscar a Malfoy ese día al enterarse que atacaron a Draco en ese pasillo solitario, pero su amigo rubio le convenció de que iban a llamar a su padre para que Lesath Malfoy recibiera un castigo excepcional. Al final, eso no fue de ayuda, Malfoy no comprendió que no debía tocar a Draco “Espero que ese golpe te recuerde que Draco no está solo” Malfoy se levantó y vio como esas dos sombras intentaron tomarlo de los brazos, pero Hermione y Ron habían sacado sus varitas para apuntarles a la garganta y con un gesto les hizo notar que ellos sabían el hechizo Langlock “Draco nos tiene a nosotros, ya no está solo” empezó a irse, no tenía ganas de escucharle más.
Le hubiera gustado golpearlo más, pero los alumnos empezaban a aparecer por los pasillos y no quería que Draco se enterara sobre esto, sabía que muy dentro de su amigo aún quería al bastardo de su hermano, y tal vez sea un amor que pudiera darle problemas en un futuro a Draco.
“No tuviste que golpearlo Harry, todos estamos enojados con él, pero sabemos que a Draco no le gustaría que lo lastimaran” susurró Hermione caminando a su lado.
“Vamos Hermione, nosotros sabemos que hay personas que solo entienden con los golpes” habló a su otro lado Ron.
Sabía que sus dos amigos tenían razón, pero ya estaba cansado de ver como su amigo salía lastimado a cada momento. Deseaba que Draco nunca más regresara a la enfermería, deseaba que no fuera dañado otra vez.
Días después pudo encontrarse con un Draco completamente sano, sin embargo, notó que lo perturbaba estar cerca o tener a la vista el bosque prohibido y le dolió en el alma. Draco solo era un niño y no debería sentir miedo o tensarse con solo ver un lugar, quería que hablara con él, pero su amigo entraba en pánico y la conversación siempre se entrecortaba. Quería hablar con él sobre ello, pero no sabía en qué momento debería confrontarlo sin que tenga un ataque.
Afortunadamente nadie se había enterado del golpe que le había lanzado a Lesath Malfoy, especialmente Draco no se había enterado y, por lo tanto, no se ha enojado con él. Desafortunadamente, su amigo de ojos plateados empezaba a tener ojeras por la falta de sueño, además de que, en sus sesiones de estudios dirigidos por Hermione su amigo se veía cada vez más cansado y taciturno.
Esta preocupación lo hizo acercarse a la persona que lo odiaba en el colegio… la persona que más lo odiaba en el colegio, porque suponía que ahora el tal Lesath Malfoy lo había puesto también en su lista negra (Cómo si le importara), bueno, fue a buscar al profesor de pociones, Severus Snape.
Si, fue un viaje suicida. Pero estaba preocupado, así que su imprudencia estaba justificada.
“¡Profesor Snape!” gritaba intentando alcanzar al mencionado que para su desgracia al escucharlo empezó a caminar más rápido intentando alejarse de él “¡Profesor Snape!” el desgraciado ni siquiera volteaba a verlo.
“Aléjate Potter” siseó enojado el profesor sin detenerse.
Así que en medio del pasillo decidió hablar “Es sobre Draco” seguía corriendo atrás de él y cómo el profesor se detuvo súbitamente se estrelló contra su espalda “Auch, ¿Por qué se detuvo?” dijo dando algunos pasos atrás. El profesor volteó a mirarlo y supo que tenía toda su atención “Draco a estado muy triste estos días y se nota cada vez más cansado” supo que el profesor ya sabía eso por el suspiro que lanzo “Debemos hacer algo”
El profesor se notaba tenso, como si estuviera contrariado en lo que quería hacer y lo que estaba haciendo “En estos momentos Draco no desea compartir sus problemas con nosotros, está cerrado con lo que le pasó. Lo único que podemos hacer es estar a su lado y esperar a que él mismo comparta su dolor, no debemos obligarlo a que no los diga, no queremos imponernos a él porque o sino nunca confiaría en nosotros” lo miró a los ojos “Solo quédate a su lado, tú y tus amigos, eso tranquilizará a Draco y se sentirá acompañado. Es lo mejor que podemos hacer por ahora, hacerle saber que estaremos disponible para él y que siempre tendrá una ayuda con nosotros” tal vez tenía razón, no debía obligar a Draco a hablar. El profesor empezó a alejarse y mirando su espalda se puso a pensar que tal vez no era tan malo como creía, tal vez dentro de él había un corazón amable que… “Ah, y 10 puntos menos para Gryffindor por interrumpir mi camino haciéndome llegar tarde a mi clase” si… el profesor Snape era completamente malo y cruel, al menos con todos los Gryffindor y especialmente con él.
Estaba agradecido con Hagrid y su huevo de dragón debido a que Draco se había enfrascado mucho en el cuidado del huevo y del futuro dragón. Draco empezó a ayudar a Hagrid en hacer un nido para el dragón y buscar alimentos para cuando naciera, naturalmente siguiendo las palabras del profesor Snape le hizo sentir a su amigo que estaba con él, lo estuvo acompañando en la caza de ratones y buscando material no inflamable para que la criatura no lo terminara quemando.
Estuvieron días caminando entre rincones del castillo y por el lago buscando a esos pequeños roedores y esperaba que uno de esos no haya sido alguna mascota de un estudiante, porque o sino iba a ser congelado para un futuro almuerzo.
El nacimiento de Norberto (si, horrible nombre para un dragón) fue un acontecimiento horrible, le pareció la criatura más fea que había visto en su vida y externalizó su pensamiento “Está un poco feo” dijo y al mismo tiempo Draco decía “Es tan bonito”. No podía creer que Draco creyera que esa criatura fuera bonita, era incomprensible para él, totalmente ilógico y raro, hasta Hermione y Ron le dieron la razón de que estaba medio feo el dragón recién nacido. Aunque lo que pensaba en ese momento era de que Draco tenía gustos ¿exóticos? ¿Podía decirlo así? y si estos se reflejarían en la persona que le gustara en el futuro… y si un día le gustaba a Draco, debería sentirse alagado u ofendido.
Ok…ok, no iba a pensar en eso ahora.
Sin embargo, estaba satisfecho de como Draco volvía ser ese niño feliz y burlón de siempre, entonces lo sucedido en el bosque prohibido hace unos meses empezaba a dejar su mente poco a poco, hasta que Norberto empezó a crecer rápidamente y supieron que deberían dejarlo ir pronto, tuvieron suerte de que el hermano de Ron tenía un espacio en su reserva de dragones para el feo de Norberto, aunque ellos deberían trasladarlo hasta la torre de Astronomía para que puedan acceder al dragón de la forma más tranquila posible. Esto provocó tristeza en Draco, pero entendió que era lo mejor para el dragón.
Y por estar preocupado por la tristeza de su amigo es que no se dio cuenta cuando la maldita carta se le cayó de sus pertenencias o si se la robaron y ahora todo su plan sobre el traslado a Norberto estaba en riesgo, pero era muy tarde para retractarse.
Estuvo con Hermione empujando la caja que contenía a Norberto, iban a avanzar y tenía entendido que Draco les iba hacer el alcance, pero mientras mas se acercaban a la torre su amigo no llegaba y empezaba a preocuparse.
“¿Y si lo atraparon Hermione?” susurraba cerca de la niña “Sería nuestra culpa”
“Draco no se dejaría atrapar tan fácilmente, seguro ha encontrado algún inconveniente y los está superando para llegar a nosotros” si, si Draco prometía que iba hacerles el alcance seguro iba a llegar con ellos.
Y dicho y hecho los alcanzó en la torre de Astronomía con una de las sombras de su hermano, si no se equivocaba era el hermano mayor de la molesta de Parkinson de su año. El adolescente estaba desmayado y colgando boca abajo y como todavía no llegaban los amigos de Charlie, él y Hermione empezaron a hablar con Draco “¿Qué hace él aquí?” dijo mirando al adolescente que seguía desmayado en un extremo de la torre.
“Estaba con mi hermano y su otro amigo, pensaban delatarnos con los profesores” seguro eran ellos quienes se habían llevado la carta de Charlie “Los otros dos están desmayados en algunos salones en desuso, estoy seguro de que no hablaran por miedo a ser castigados”
“Bueno, pero no podemos dejarlo aquí, hace demasiado frío y podría sufrir hipotermia” Draco solo alzó los hombros sin darle importancia y él, bueno a él no le importaba lo que le pasara a ese niño que los iba a delatar con los profesores, sin embargo, Hermione era la conciencia del grupo y le iban hacer caso, no era porque todos la habían visto en su estado más frenético por los estudios y no querían ese estado contra ellos mismos (eso era mentira, los tres hicieron un consenso y descubrieron que era el estado que más los asustaba de su amiga)
Bajaban de la torre, él estaba intentando animar a Draco por la pérdida del (feo) Norberto, atrás suyo los seguía Parkinson y adelante estaba Hermione. Todo iba bien, pero había descubierto que él y sus amigos tenían la peor de las suertes, abajo los esperaba Filch que los arrastró al despacho de la profesora McGonagall. El castigo que le impartieron a los tres fue horrible, ¿¡70 puntos menos a cada uno!? ¿Lo pueden creer? Fue horrible y recibieron la mirada fulminante de todos los Gryffindor, y aunque quería estar enojado con ellos, podía entender el enojo por hacerlos perder 140 puntos en una sola noche.
Sin embargo, eso no fue lo peor, lo peor fue el castigo en el bosque prohibido. No pudo acercarse ese día a Draco, mientras esperaban la hora para que vayan al castigo estaba dando vueltas en la sala común “Es que la profesora McGonagall se ha olvidado lo sucedido con Draco hace unos meses. ¡Fue atacado ahí! Solo un loco lo haría regresar” se quejaba frente a Ron y Hermione.
“Seguro ya no hay peligro en el bosque prohibido” intentaba convencer Ron, pero también se notaba la duda en su voz.
“No creo que la profesora McGonagall de un castigo para lastimar a los alumnos” Hermione también estaba preocupada.
“Eso espero, no quiero ni imaginar como debe estar sintiéndose Draco ahora” Como lo supuso, Draco estaba completamente nervioso.
¿Y que no lo mandaría a un castigo que puedan lastimarlo? ¡Iban a buscar a una criatura que estaba asesinando unicornios! ¡Es que este colegio estaba loco!
Al enterarse que se iban a dividir en grupos iba hablar, se sintió traicionado y dolido cuando Draco dio un paso adelante proclamando “Yo voy con Parkinson” no lo podía creer, ¿Por qué prefería ir con ese sucio sapo en vez de que él? ¡No había razón!
Por ese motivo todo el viaje por el bosque prohibido se lo pasó enfurruñando entre ¿celoso? y preocupado, siendo consolado por una divertida Hermione, ¿Por qué le parecía divertido? Esto era muy serio y peligroso.
Todo eso cambió cuando vio unas chispas rojas en el cielo, intentó correr al lado de Hagrid, sin embargo, le ordenó que se quedara ahí con Hermione “¿Qué crees que haya pasado?” susurraba asustada Hermione.
“Seguro Parkinson terminó asustándose” no quería pensar en una situación peor, su amigo debería estar bien, Draco debería estar bien.
Fueron los minutos más tensos en su vida. Estaba esperando que llegaran a salvo Draco y Hagrid, constantemente mirando el lugar donde el medio gigante desapareció. En eso aparecieron y lo primero que notó fue que no estaban heridos, eso lo alivió enormemente; en segundo, Parkinson estaba sosteniéndose del brazo de su amigo, escondiendo su rostro en el cabello blanquecino de Draco.
¡Ugh! No le gustaba ese sentimiento agrio que se asentaba en su estómago.
Todo esto fue olvidado ante los dos ataques que sufrieron esa noche en el bosque prohibido, el encuentro con ese monstruo que tomaba la sangre de los unicornios fue muy doloroso para él, afortunadamente fueron salvados por Firenze, sin embargo, nadie los preparó para el ataque del león negro. Al momento que Draco lo aventó para que no fuera arrastrado por la criatura se sintió un inútil, se quedó en shock viendo como su amigo era arrastrado por el brazo hacia el fondo del bosque. Y luego como si le hubieran golpeado con el mismo expreso Hogwarts grito “¡Draco!” se levantó y empezó a correr hacia donde se habían llevado a su amigo.
El miedo le recorría todo el cuerpo, corría con todas sus fuerzas sin importar si las ramas de los árboles le rasguñaban el rostro y la ropa, eso no era importante, debía llegar con Draco, eso era lo único en su mente. Hagrid iba más delante de ellos, lanzando flechas con su ballesta, aunque hubo un momento que lo perdieron de vista. Siguieron el camino de ramas rotas y la tierra removida, llegaron a un claro justo en el momento que ese león levantaba la pata para golpear a Draco con fuerza, y Hagrid con su flecha le atravesó la pata. Ese momento lo aprovechó con Hermione para que los dos levitaran un tronco que estaba en el suelo para hacerlo caer con fuerza contra el león.
Debía alejar a Draco de ese monstruo, ese jodido monstruo que, aunque tuviera unas jodidas flechas clavadas con fuerza en su lomo seguía moviéndose sin dolor. Ellos querían rescatar a su amigo, no obstante, se había olvidado de que Draco no era una damisela en apuros, Draco usó un increíble hechizo que encerró al león en una bola de agua y lo elevó sobre las copas de los árboles hasta un lugar muy lejos de donde se encontraban.
Era increíble, Draco debía enseñarle ese hechizo.
Se acercó rápidamente a su amigo para ayudarlo a levantarse, Hermione se acercó al otro lado de Draco y entre los dos ayudaron a Draco a caminar fuera del bosque, atrás de ellos escuchaba a Hagrid caminando pesadamente, seguro vigilando que no se acercara el león. La prioridad era salir y poner a salvo a Draco porque estaba sangrando.
Al llegar a las afueras del bosque, Draco no resistió más y se desmayó, asustando de muerte a los presentes. Hagrid inmediatamente cargó en sus brazos el cuerpo flácido de Draco y empezaron a correr hacia la enfermería.
No se movieron de su lado desde que llegaron y por la misma urgencia de revisar a Draco, Madame Pomfrey no los corrió. Vieron detalladamente como el brazo de Draco estaba abierto, desgarrado capa por capa de piel (escuchó un leve jadeo, pero no supo si era suyo o de Hermione) esa era la herida más profunda, luego tenía rasguños por sus piernas y espalda. Mientras Madame Pomfrey iba curando las heridas, las lágrimas salían de sus ojos, le dolía ver a Draco tan herido, tan lastimado por una jodida bestia que los profesores no habían podido capturar.
Sintió que lo alejaban de Draco y aunque se rehusó lo sacaron de la enfermería con fuerza, al voltear notó a la profesora McGonagall y un enojo profundo se asentó en su pecho de nuevo “Es su culpa” susurró mientras caminaban por el pasillo, ella los estaba llevando hacia Gryffindor “Es su culpa que Draco esté herido” tal vez no estaba siendo justo, pero… pero el sentimiento estaba envenenando su sistema.
Ante sus palabras la profesora se detuvo “Y lo lamentaré toda mi vida, señor Potter” la voz de la profesora le hizo entender que ella nunca se perdonaría que su castigo lastimara a un alumno. La culpa estaba gravada en su rostro.
Solo pudo asentir, esperando que esta vez si pudieran cazar a ese león.
No pudo dormir correctamente hasta que Draco fue dado de alta de la enfermería, aunque siendo sinceros cree que nunca volvería dormir bien nunca más. Cada vez que soñaba o cerraba los ojos recordaba el momento en que ese león arrastraba a su amigo y… y su mente le hacía creer que Draco no salía vivo de ese encuentro. Las pesadillas disminuyeron un poco cuando pudo abrazar a Draco en el momento que dejó la enfermería, sentirlo entre sus brazos hizo real el que estaba vivo, el que Draco había sobrevivido al ataque y aún seguía con él. Como aún tenía pesadillas, la profesora McGonagall le había pedido a Madame Pomfrey un pequeño lote de la poción de sueño sin sueños para él y Hermione, el cansancio desapareció, pero el temor no.
Esos días notó a diversos trabajadores del Ministerio embarcándose hacia el bosque prohibido, vigilaba desde el castillo esperando que sacaran a esa horrible criatura, pero los días iban pasando y siempre salían con las manos vacías. Al final, no le sorprendió saber que no lo encontraron.
Los adultos no eran de fiar después de todo.
Y ello se comprobó más cuando descubrieron que Quirrell era el espía de Voldemort, no podían culparlo de estar sorprendido, ese era el profesor más inútil y enclenque del colegio y ahora resultaba que trabajaba para Voldemort, era ridículo, risible, pero verdadero. Ese profesor que temblaba como una hoja y que parecía que iba a ser derrotado por alumnos de primer año, era mano derecha del mago más oscuro, ¿Qué tan bajo había caído Voldemort? Además, que cuando intentaron advertirle sobre lo descubierto al director, este no se encontraba en el colegio.
Los adultos nunca estaban disponibles cuando eran verdaderamente necesarios.
Por lo que decidieron ellos mismo enfrentarse a Quirrell.
Estando frente a ese profesor, solo podía ver una escoria que había facilitado la entrada a la bestia que había lastimado a su amigo, en frente suyo estaba un bastardo que apoyaba a un monstruo que había asesinado a sus padres. Y mientras lo tocaba haciéndolo desaparecer sintió que esto era justicia… que Quirrell se lo merecía por todo el dolor que había causado a sus seres queridos.
En tanto iba perdiendo el conocimiento, lo único en su mente era de que debía llegar a Draco. Saber si estaba bien.
No quería perder a otra persona que amaba.
No se lo perdonaría nunca.
¡Oh! ¿Ya no era un solo gusto?… ¿Draco era su primer amor?
No quería pensar en eso por mucho tiempo.
El comienzo de las vacaciones fue muy triste para él.
Ninguno de sus amigos se había comunicado, ¿Es que acaso se habían olvidado de él? ¿Es que ya se habían aburrido de él? ¿Estaban cansados de ser su amigo? No los culparía, él lo había arrastrado a esa pelea contra Voldemort. Ron y Draco habían salido heridos y seguro que Hermione totalmente traumatizada de ver a sus amigos tan lastimados. No, no los culparía de que ya no quisieran hablarle más. Solo traía problemas y malestar a las personas que se le acercaban.
Estuvo deprimido por algunas semanas hasta que Draco interrumpió en la casa de sus tíos para hacer una revisión, debido a que al parecer las cartas que le estaban mandando no le llegaban a su mano. Eso lo sorprendió, sus amigos estuvieron escribiéndole todo ese tiempo, pero había algo que evitaba que leyera sus cartas, por eso Draco había ido para saber si se encontraba bien porque todos estaban preocupados. Se sintió muy querido por sus amigos… ellos eran su familia.
Para su cumpleaños le sorprendió que los padres de Hermione llegaran a la casa de los Dursley esa mañana, se notaba una amabilidad tensa por parte de los señores Granger cuando hablaron con sus tíos. Al final, pudieron sacarlo de ese hogar. Y tal vez, ese era el primer cumpleaños que recordaba que le festejaban. Pasar su cumpleaños con personas que lo querían fue lo más fantástico que le había pasado en la vida, nunca creyó que esto podría pasarle, estaba muy feliz… deseaba que siempre fuera así.
Lastimosamente tuvo que regresar con los Dursley días después y en eso conoció a ese elfo doméstico que interceptaba todas sus cartas, por culpa de él se había sentido tan poco querido por largas semanas, se había sentido tan deprimido. Esta enojado, especialmente cuando por su culpa fue castigado y encerrado en la habitación, con barrotes en su ventana para que no pensara en escapar.
Pensó que iba a pasar así todo lo que quedaba de las vacaciones, sin embargo, le sorprendió el rescate nada silencioso de Draco, Ron y los gemelos Weasley. ¡Por favor, arrancaron de un tirón los barrotes de su ventana! Fue una de las cosas más divertidas que le habían sucedido ese verano.
Lo que no fue divertido es el de que la señora Weasley se enterara sobre sus sentimientos, él creía que había sido muy discreto, ¿Otro adulto sabía sobre sus sentimientos? ¿¡Lo sabía el profesor Snape!? Si lo sabía, lo iba a matar. “Draco, querido, lo siento. Pero no vas a poder descansar en la habitación de Ron, estarás en la habitación de Charlie y Bill” dijo mirándolo y supo en ese momento de que ella sabía. Sus mejillas se sintieron completamente calientes y no sabía dónde meterse, dónde esconderse. “Es que la habitación de Ron es muy pequeña y que duerman los tres ahí sería muy incómodo para ustedes”
Cuando Draco subió acompañado de los gemelos, intentó escapar, pensando que ahora la señora Weasley lo vería como un bicho raro, sin embargo, la sonrisa amigable y comprensiva de la madre de Ron le hizo entender que para ella estos sentimientos que él tenía no eran ningún problema. Ella pasó a su lado, entrando a la cocina, y le acarició suavemente los cabellos.
Solo pudo sonreír levemente, se sintió querido y comprendido.
Para ella no era un problema que le gustara un niño, esperaba que para los demás sea igual.
Estaba furioso con Marcus Flint y los Slytherin, no podía creer que hicieran tanto daño a un niño solo porque no lo querían en el equipo de Quidditch, Draco había estado entrenando para el puesto de Cazador, sin embargo, lo lastimaron en ese entrenamiento para después rechazarlo por un jugador de menor categoría.
Estaba harto, quería golpear a Flint como golpeó a Lesath Malfoy el año escolar pasado, aunque luego comenzó ese duelo de honor y se sintió impotente de no poder participar para ayudar a su amigo, empero entendía que un buscador no era necesario.
Y eso no fue lo único que le molestó, ese día se enteró que los gemelos también sabían de su pequeño enamoramiento (¿Pequeño?) por Draco, y ese fue el motivo de que ellos presentaron ese nombre del equipo “Draco-Weasley”, pasaron días molestándolo en la sala común, burlándose de él.
“Quién iba a creer que Draco sería un Weasley” decía George poniendo a su lado en el sillón, cansado luego del entrenamiento con Draco.
“Y suena bien” se burló a su otro lado Fred, su voz era cantarina “Draquito Weasley” lo golpeó con una almohada el rostro, haciéndolo reír.
“Vamos, no hay que molestar al pequeño Harry” también lo golpeó con la almohada “Seguro para él sonaría mejor Draco Potter” y ante su sonrojo los gemelos gritaron emocionados, él solo se dedicó a revisar que no haya nadie espiándolos.
“Draco Potter, Draco Potter” cantaban los gemelos, y al ver que no había nadie más con ellos en la sala común, solo enterró su rostro en sus manos. Estaba avergonzado. “Serían una linda parejita” dijo más calmado uno de ellos.
“Te apoyamos completamente”
“Haremos que nadie se interponga”
Si, parecía que más personas se iban enterando sobre su gusto por Draco, de su primer enamoramiento.
El día del duelo de honor, solo pudo pensar que Draco era increíble. Como cazador Draco era una estrella, se veía completamente aguerrido quitando la Quaffle al otro equipo, esquivando los ataques del Bludger y de los otros jugadores, anotando punto tras punto. Además, de que volando se le veía relajado y tranquilo. Lo entendía, volar era increíble y sentías que podías ser el dueño del mundo.
Su corazón solo pudo latir completamente emocionado al verlo volar.
Sus sentimientos cada vez iban creciendo más, especialmente al percatarse de la gran sonrisa que se posó en el rostro de Draco cuando ganó el juego de Quidditch contra el equipo de Slytherin. Siempre iba a creer que Draco era más hermoso con una sonrisa.
Regresando a la sala común luego de una pequeña celebración en el campo de juego con Draco, los gemelos lo estaban abrazando por los hombros “Si deseas ocultar tu enamoramiento, debería dejar de ser tan obvio” dijo burlón Fred y él se tensó porque caminando con ellos estaban Ron y Hermione, y no se los había contado a ellos.
Seguro sus dos amigos lo vieron tenso y Ron decidió comentar “¿Eh? ¿De tu enamoramiento por Draco? ¿No deberíamos saberlo?” se le notaba completamente perdido “Sin ofender, pero eres muy obvio amigo”
“¿Qué?” jadeó levemente al escucharlo.
“No sabíamos que no querías que lo supiéramos, lo descubrimos hace tiempo” las palabras de Hermione lo sorprendieron “No debes de preocuparte, no diremos nada si no quieres; pero debes saber que te apoyamos en todo” le dijo con una sonrisa, y supo que todo iba a estar bien. La vida le había entregado personas muy amables y que lo querían luego de años de sufrimiento, estaba feliz.
Entonces todo estuvo bien hasta que aparecieron los petrificados.
Odiaba que las personas creyeran que él y sus amigos eran capaces de lastimar a los estudiantes, ¡Por amor a Merlín! El año escolar pasado se habían enfrentado a Voldemort para que los alumnos estuvieran a salvo y ahora creían que estaban petrificándolos, ¿Todos los estudiantes eran estúpidos o qué? En serio no podía creerlo.
Estaban cansados de todo el resentimiento de la escuela, y siguiendo los consejos de Draco, intentó ignorarlo.
Terminando el partido de Quidditch contra Slytherin, fue visitado en la enfermería por parte de Draco y en ese momento supo que odiaba a Parkinson niño “Me lo regaló Parkinson” dijo Draco mostrándole una manzana. No sabía que ese… ese maldito había estado hablando con Draco, ¿Por qué? ¿Fue mandado por Lesath Malfoy? ¿Quería hacerse amigo de Draco para traicionarlo? No entendía esa nueva fijación de ese niño con su amigo, el año pasado se juntaba con Malfoy para molestarlo, no había un motivo. Y sí, estaba celoso, por eso no lo pensó cuando le contestó a Draco “¡Cuando me cure yo te daré una manzana más deliciosa!” afortunadamente se desmayó después de eso, no quería ver el rostro incrédulo de su amigo. Él mismo se hacía pasar vergüenza, no necesitaba a nadie para eso.
Parece que todos tenían razón, él era demasiado obvio.
Gracias oscuridad por hacerlo no enfrentarse a sus tonterías.
Nunca había visto a una hiena tan cerca… bueno nunca había visto una hiena en la vida real.
Esos dos animales frente suyo eran grandes, delgados y maltratados. No va a mentir que se sintió muy mal por ellas, siempre le iba a doler ver a criaturas o personas que fueron maltratadas o que no fueron bien cuidadas. Le dolía en el alma y por ello aceptó ayudarlas, creando un pequeño lugar en el bosque para que ellas puedan tener una zona para dormir y descansar, además de llevarles alimentos para que ganen peso. Entonces, fue agradable poder brindar ayuda hasta que descubrió que Draco empezaba a verse somnoliento, a veces tenía una leve cojera y un día notó un moretón en su cuello que intentaba taparlo con su chalina.
Todo esto explotó ese día en el pasillo, cuando estaba buscando a Justin Finch-Fletchley para disculparse por lo sucedido con la serpiente y explicarle que estaba evitando que este lo atacara y no dándole una orden de que le hiciera daño. Encontró al Hufflepuff y a Nick Casi Decapitado petrificados, y frente de ellos estaba Draco. Y aunque se veía sospechoso verlo cerca de las nuevas víctimas, él sabía que Draco nunca hubiera hecho eso, nunca hubiera hecho daño a otros sin una razón justificable, por lo cual, cuando los alumnos lo rodearon y empezaron a inculpar a su amigo de hacer todo esto, se sintió indignado. Especialmente cuando Draco entró en un ataque de pánico al ser acorralado en la pared por los alumnos.
Empezó a empujar a cada estudiante, intentando llegar a Draco, notaba como el niño de cabellos rubios empezaba a respirar con dificultad y se encorvaba intentando protegerse de todos. Necesitaba llegar a él y no le importaba a quién terminaba empujando contra el suelo para estar al lado de su amigo.
Faltando poco para llegar a su lado se percató de como Draco empezaba a hacerse daño, estaba rasguñándose el cuello, haciendo que la sangre poco a poco saliera de esas heridas, estando frente a él tomó con fuerzas sus brazos para evitar que siga lastimándose. “Draco, por favor” susurraba cerca de su amigo para que regresara a la realidad, a los segundos tuvo los brazos de Draco rodeándolo del cuello, en un abrazo muy necesitado. Decidió también abrazarlo, él iba a ser el muro entre Draco y esos imbéciles.
Le dolía ver así a su amigo, a su amigo que era tan fuerte e independiente. Solo decidió abrazarlo, transmitiéndole que siempre iba a estar ahí para él, siempre iba a estar ahí para Draco. Su amigo no necesitaba ser siempre el más fuerte de la habitación porque él siempre lo iba a sostener.
Y cuando más tarde señaló sobre esos moretones que estaban en su rostro y los rasguños de su cuello, supo que Draco estaba protegiendo a alguien. Quería ayudarlo, quería protegerlo, pero necesitaba primero la confianza de Draco.
Deseaba un día poder obtenerla.
Fue una muy mala idea transformarse en Lesath Malfoy con la poción multijugos. Nunca hubiera pensado que, transformándose en este bastardo, descubriría que había alguien que estaba enamorado de Draco, y que pensaba pelear por tener una oportunidad con él.
Al entrar a la sala común de Slytherin acompañado de Parkinson niño no esperó que le dijera “Deja de ser un niño Lesath. Sí, me gusta tu hermano y creo que debes dejar de ser una molestia para él, por favor es solo un niño” lo miraba decidido y como si no fuera a cambiar de opinión, como si esta conversación hubiera sido una constante para ellos, pero no hubieran llegado a un consenso “Sé que debe ser difícil para ti entender que de un momento para otro me haya gustado tu hermano, pero estas cosas suceden y lo sabes” quería gritar y mucho, no lo iba a negar “Eres mi mejor amigo y quería que lo supieras. No quiero perder tu amistad” pudo percibir el miedo que sentía Parkinson de perder su amistad con Malfoy, seguro se conocían desde infantes “Vamos, dime algo” insistió.
Le tiró un puñetazo.
¿Qué? Lesath Malfoy se había peleado a los golpes con su amigo antes por esta misma situación, no es que ahora le vaya a decir ‘te entiendo amigo’ o ‘no te preocupes Hélio, puedes cortejar a mi hermano’ y darle un golpecito en la espalda, eso sería estar fuera del personaje. Y él era un profesional.
“Eres un idiota, sabía que no podíamos tener una conversación normal juntos. Todavía esto es muy reciente y solo por nuestra amistad de años no te devuelvo el golpe. Idiota” dijo subiendo las escaleras, seguro yendo a su habitación.
Los días siguientes se dio cuenta que Parkinson varón paraba viendo a su amigo en todas las comidas, además de que se sentaba lejos de sus amigos y más cerca a Draco con el pasar de las comidas.
“¡Ugh!” gritaba enojado tapándose el rostro con su almohada “¿Qué debo hacer? Me siento nervioso cuando veo a Parkinson rondando a Draco, quiero gritarle o empujarle o golpearlo para que se mantenga lejos” se quejaba con Ron y Hermione que estaban sentados con él en su cama “Me siento mal sentirme así, ¿Soy posesivo? ¿Y si en un futuro alejo a las personas por mis sentimientos? No quiero hacerle eso a Draco”
“Siempre tuviste poco en tu vida Harry, es natural que por ello te sientas un poco posesivo por la atención de Draco, pero sabemos que nunca evitarías que Draco se relacione con otros” comentaba Hermione con una mirada comprensiva.
“Si amigo, los celos son solo emociones y estas un poco inseguro porque no sabes si le gustas o no a Draco. Así que cuando te confieses a Draco estos podrían disminuir” lo miró incrédulo, ¿él siendo correspondido? Eso era imposible, no le gustaba a Draco de la misma forma “No me mires así amigo, ustedes ya actúan como una pareja. Caminan tomados de la mano, comparten su comida los fines de semana, siempre se quedan mirando fijamente, en ocasiones los he visto sonrojándose frente al otro, también…”
Empujó a Ron fuera de la cama, se sentía muy avergonzado por todo lo que estaba diciendo. De fondo se escuchaba la risa de Hermione, mientras él y Ron rodaban por el suelo, él diciendo ‘cállate’ y Ron con risas seguía dando ejemplos de la relación que tenía con Draco.
Para San Valentín sus dos amigos lo alentaron a escribir una carta de amor para Draco ya que no tenía la valentía de decirlo en voz alta y se había tardado una vida y varios golpes de cabeza hacer rimar su carta. No fue fácil, aunque fue alentado por sus dos amigos a cada paso y al terminar esa carta se sintió muy avergonzado, deseando que nadie nunca lo leyera Objetivo que fue un completo fracaso cuando el jodido profesor de Defensa mandara a sus ‘cupidos’ a robar las cartas de amor para hacer entrega de ellas a los destinatarios.
“No no no no no” se quejaba en voz baja durante la clase del profesor Binns “No me acuerdo si puse en esa carta que era de mi parte, todavía no estoy listo de que Draco sepa sobre mis sentimientos” les decía a Ron y Hermione que estaban sentados a su lado.
“Bueno, no se puede hacer nada amigo” consolaba Ron con una sonrisa divertida por sus desgracias. Que amigo tenía.
“Y ya no vamos a corretear a más ‘cupidos’ para robarles las tarjetas, eso fue muy cruel de tu parte Harry” regaño Hermione, pero que querían que hiciera, entró en pánico y de forma impulsiva había decidido cazar a los cupidos del profesor Lockhart, solo había saqueado a uno, aunque luego se sintió mal de leer cartas tan privadas buscando la suya.
“Lo sé, lo sé, pero estaba desesperado”
Con el transcurso del día escuchó el rumor de que Draco había recibido dos cartas por San Valentín y supo que uno era suyo. ¿Le gustó su carta? ¿Le molestó? ¿Descubrió que era suyo? ¿De quién era la otra carta? ¿Draco escribió una carta de amor? Las preguntas inundaban su cabeza y no pudo concentrarse completamente en sus clases, lo que no esperó fue que él mismo recibiera una carta, y para ser sinceros, hubiera preferido no recibirla por las bromas que recibió por su culpa. Los gemelos podían ser muy molestos.
“¿Sapo en escabeche?” ¡No! No quería que Draco supiera sobre esa carta tan vergonzosa, si ya lo molestaban los gemelos, seguro su amigo también lo molestaría y no quería eso.
“¡No es nada!” gritó empezando a empujar lejos a los gemelos para que no hablen más, es que siempre debía pasar vergüenza frente a Draco. ¿Por qué la vida le daba las peores peleas? Ya no quería ser su mejor guerrero.
Creyendo que lejos los gemelos, ya no recibiría más penas, Ron decidió hablar sobre su carta. Que grandes amigos tenía en realidad. Sin embargo, supo que a Draco le gustó mucho su carta y afortunadamente no supo quién se lo mandó. Se sintió en las nubes y su rostro completamente sonrojado.
Le gustaba esos momentos de que se olvidaban sobre el problema de los petrificados, sentía que podían ser adolescentes normales.
Lastimosamente esos momentos eran fugaces. Al intentar buscar la inocencia de Hagrid mediante periódicos antiguos, fue recibido por una noticia que desestabilizó su vida.
Sirius Black.
No creía que podría odiar a alguien con la misma intensidad que odiaba a Voldemort, pero ese hombre le había demostrado que, si era posible, que todo era posible.
¿Cómo alguien podía traicionar a su mejor amigo? ¿En verdad Sirius Black fue amigo de su padre? ¿O todo fue fingido? Solo pudo pensar en su padre enterándose tarde de que su mejor amigo lo había traicionado, haber muerto con ese sentimiento de dolor de que el amigo que tanto quería en verdad era una sucia rata. Por culpa de Black, él había quedado huérfano y bajo el ‘cuidado’ de los Dursley, se había transformado en el sirviente de sus tíos, en el saco de boxeo de su primo y un niño que dormía en la alacena.
Por culpa de Black, él había crecido sin amor y sin un adulto que en verdad lo cuidara. Por su culpa no podía recordar a sus padres, sus olores, sus voces, su amor.
Desde que él había obtenido amigos al llegar a Hogwarts, no podía pensar en hacerles daño, en traicionarlos solo para agradar a otros, no imaginaba hacer sufrir a Draco, Ron o Hermione. Los tres eran sus amigos y siempre sería fiel a ellos, él era ese amigo de que si uno de ellos le decía “Maté a alguien”, él contestaría “¿Dónde lo enterramos?” Bueno, ese era un ejemplo exagerado, pero se entendía el punto. Así que no entendía como una persona que podría traicionar a su mejor amigo.
Como pudieron traicionar a su padre.
Una parte de él estaba agradecido de que Sirius Black se pudriera en Azkaban, aunque otra parte suya deseaba tenerlo de frente para maldecirlo, golpearlo, insultarlo, todo hasta desquitar este odio que sentía. Black mató a sus padres, entonces él debería matar a Black. Nunca había creído que estaría de acuerdo con la ley del Talión, pero aquí estaba, con el deseo de matar a ese maldito.
Y entre tanto sus amigos intentaban consolar su dolor y enojo por Sirius Black, con palabras amigables y abrazos cálidos, no entendió como alguien podría hacer daño a sus verdaderos amigos, él nunca podría hacerles daño a los suyos porque después de todo Draco, Ron y Hermione eran su familia, esa familia que se le había negado por años y al fin la vida le estaba contribuyendo todo ese dolor que había sufrido, brindándole a estas bellas personas. Amaba a sus amigos, amaba a su familia.
Por ese motivo, cuando vio una mordida en el brazo de Draco se preocupó extremadamente. Habían dañado a su familia, habían dañado a Draco.
Supo que era por esas hienas en el bosque prohibido, desde que las encontraron su amigo había aparecido con leves rasguños y golpes, además de que había estado un poco fuera de enfoque.
Por eso no le tembló la voz al chantajear a Draco de que comentara al director o a algún profesor sobre estas ‘inquilinas’. Sabía que si no hacía eso su amigo nunca hablaría, si, fue algo sucio y bajo, pero estaba preocupado. Esas heridas eran profundas y graves, todavía sangrantes y si por él fuera, ya estuviera encaminándose a ese bosque para enfrentarse a esos animales.
Solo esperaba que esta vez los adultos no les fallaran.
Aunque fue muy positivo sobre eso, pensó mientras estaba en la enfermería teniendo frente suyo a Hermione petrificada y volteando levemente la cabeza a una cama tapada con el dosel, en dónde Madame Pomfrey estaba atendiendo a Draco que había caído del tercer piso del castillo. Quería ver a su amigo, quería saber si estaba bien, pero la sangre en el suelo, el movimiento frenético de la enfermera y la mano de la profesora McGonagall lo mantenía alejado.
Se había enterado hace unos días que los adultos no encontraron a las hienas, hasta ahora no encontraban al heredero de Slytherin. No se sentía protegido por los adultos. Y ahora sus dos amigos habían sido atacados.
Se sentía impotente, tenso, asustado, preocupado, por ello lo sucedido en la sala común fue un detonante de todos sus sentimientos.
“Han caído dos de Gryffindor, sin contar al fantasma, que también es de Gryffindor, uno de Ravenclaw y otro de Hufflepuff. ¿No se ha dado cuenta ningún profesor de que los de Slytherin parecen estar a salvo, debido a que el ataque a Zabini fue una farsa? ¿No es evidente que todo esto proviene de Slytherin? El heredero de Slytherin, el monstruo de Slytherin... ¿Por qué no expulsan a todos los de Slytherin?” comentaba con enojo Lee Jordan, siendo seguido por los demás leones.
“A mí nadie me quita de la mente que el culpable ese ese niño Malfoy, el que es repudiado por su familia” comentaba en voz alta un alumno de cuarto año, sintió que se tensó ante esas palabras.
“Sí, estoy segura de que petrificó a su ‘amiga’ para luego él salir lastimado para quedar como inocente” decía otra alumna, y la mayoría de Gryffindor asintieron.
“Es mocoso es el heredero de Slytherin, seguro hace daño a todos los no sangres puras para ganarse de nuevo el amor de papá” se burlaba otro.
“Ese sucio bastardo” “Ese sucio infeliz” “Expulsen a Draco Malfoy”
Draco era inocente y los Gryffindor eran unos sucios prejuiciosos, no porque Draco fuera un Slytherin eso lo hacía una mala persona, no lo hacía una persona que odiaba a hijos de muggles ¡Por el amor a Merlín! ¡Hermione era su amiga!
“¡Ustedes no lo conocen!” no iba a quedarse callado, levantó la voz haciendo que todos se callaran, y notó que se tensaban bajo su mirada “¡Ustedes no saben quién es Draco para que hablen todas esas estupideces de él!” estaba furioso y no lo iban a detener “No lo conocen y si escuchó a uno de ustedes volver a decir eso sobre mi amigo, les juro que se enfrentarán conmigo y sabrán como derrote a Voldemort” amenazó al final.
“Y él no está solo, también se enfrentará a mí” decía Ron a su lado.
Al fondo vio a los gemelos también levantándose “Contra nosotros también, después de todo Draco es un Weasley honorario” habló Fred.
“Sí, juntos hicimos el equipo Draco-Weasley, ya es uno de nosotros” comentó George con una mirada maliciosa “Y silencio Percy” dijo al ver como su hermano intentaba refutar sus palabras.
Desde ese momento ningún Gryffindor volvió a decir cosas horribles de Draco, al menos no frente a él. Días después cuando su amigo fue dado de alto, se sintió aliviado de que se quedara a dormir con ellos, al verlo dormido junto a él y saber que estaba completamente recuperado, le dio una tranquilidad que había perdido desde el ataque. En ese momento se quedó dormido, luego de varios días de desvelo.
Nadie se esperaba que la persona que abrió la cámara de los secretos haya sido Ginny, en serio era sorprendente y nunca lo vio venir. Dichosamente pudieron salvar a la hermanita de Weasley de las sucias manos de Tom y lo mataron, ¿Lo mataron? Ese tal Voldemort tenía más vidas que un gato a su parecer porque cuando crees que está muerto siempre regresa.
Pero, gracias a él, Draco decidió contarles sobre su pasado y solo pudo pensar que el mundo le gustaba dañar a las personas amables, a niños indefensos, ¿Por qué la vida era tan injusta con algunos?
“Yo no fui un hijo deseado por amor… a mi me tuvieron para que experimentaran con mi cuerpo, con mi magia” empezó a contar Draco, entregándoles unos papeles que tenían una foto de un pequeño Draco, de un pequeño rubio con los ojos completamente vacíos y muy desnutrido. “Mis padres me entregaron a un hombre para que pudiera… bueno enlazar mi ADN con de algún animal, una criatura mágica, un hombre lobo… para ser sincero era muy científico, específicamente no supe que hicieron para convertirme en… bueno lo que soy” Draco no los miraba solo se abrazaba las piernas “Él buscaba crear a un ser perfecto, un ser capaz de superar a cualquier mugle o mago, quien cumpliera cada capricho y orden que se le encomendaran… una mascota” lo último lo susurró “Una mascota… un arma… un ser sin pensamiento… sin sentimientos”
Draco se quedó en silencio, intentaron acercarse, sin embargo, su amigo solo negó con la cabeza. Se puso a leer lo que decía las hojas en su mano para darle tiempo a Draco. Solo podía entender que hubo diversas cirugías que le hicieron a su amigo desde muy entrada su tierna infancia, además de diversas muestras de recolección y de inyecciones para neutralizar cualquier contratiempo, cualquier efecto adverso.
“Desde que tengo memoria siempre estuve en una mesa de operaciones, a cada rato me estaban interviniendo quirúrgicamente, siempre me desmayaba del dolor, porque nunca ponían anestesia, siempre decían que era un gasto innecesario. Cuando me despertaba solo sentía dolor por todo el cuerpo, la espalda, la cabeza, el estómago” hablaba con una respiración cada vez menos estable “Y siempre creí que era el único, que estaba solo, sin embargo, un día me juntaron con otros cuatro niños. Ellos… ellos eran mi manada, mi familia… eran mi… mi todo” escuchó los sollozos, y aunque Draco no quisiera se acercó a darle un abrazo, su amigo lo necesitaba “Murieron… todos ellos murieron, y yo… yo no pude salvarlos… yo… yo”
“Draco” susurró sobre su cabeza, su amigo había enterrado su rostro en su pecho y sentía las lágrimas mojando su pecho “Puedes parar, si todavía no te sientes listos o es muy doloroso, puedes parar” susurraba, si esto era difícil para Draco, no quería que siguiera haciéndose sufrir solo para saciar su curiosidad.
Solo negó con la cabeza “Quiero decirlo… los cuatro eran mis amigos y nos hicimos compañía, con ellos me sentía muy feliz y no solo, sentía que podíamos hacer todo si estábamos juntos” soltó un suspiro “Los entrenamientos fueron más fáciles acompañados”
“¿Entrenamientos?” susurró Ron.
“Si, ellos primero nos entrenaban para que podamos transformarnos. Era doloroso, ¿saben? Los primeros años dolían los huesos… nuestros huesos se rompían y se ensamblaban para darle forma al esqueleto del lobo, las primeras veces ni siquiera podíamos llegar a la transformación completa y era muy doloroso. Imagínate, tus huesos formando a un medio humanos y medio lobo, era horroroso y doloroso. Fueron los meses más difíciles hasta que un día lo logramos, pero el dolor nunca se fue. Solo nos acostumbramos, cada vez que nos transformaba ese dolor continuaba, nunca se va a ir” Nunca lo supo, él nunca supo que cada vez que Draco se transformaba y des transformaba, a su amigo se le reensamblaba su estructura ósea, nunca lo supo o sino le hubiera rogado que nunca vuelva a transformarse “Es necesario transformarnos para nosotros o sino el lobo empieza a estar ansioso y ello también es doloroso, así que al menos una vez a la semana debíamos convertirnos” todo esto era tan horrible, ¿Por qué Draco tuvo que pasar por ello? “Luego los entrenamientos se dirigieron a que podamos ser el arma deseada, atacábamos a grupos que eran rivales para el doctor o para robar algunos equipos necesarios para sus experimentos”
“¿Nunca quisieron escapar?”
“Sufríamos todos los días, pero siempre creímos que era normal, que así era la vida” Draco lo abrazó un poco más fuerte “Estábamos tan acostumbrados a ese maltrato y al mismo tiempo teníamos miedo, por lo que tardamos años en hacer algo para revertirlo debido a que siempre decidíamos solo obedecer a sus órdenes. Hasta que… Hasta que…” ¿Qué pasó? “Hasta que un día Naranja falleció y su cuerpo… su cuerpo… ellos” lloró más sobre su pecho, le dolía escucharlo tan roto “Supimos en ese momento que debíamos escapar… supimos que hasta muertos nunca nos iban a dejar en paz, siempre íbamos a ser sus ratas de laboratorio. Tardamos meses en escapar y ese fue un gran error, entre esos meses también murió Azul” niños, solo eran niños “Luego yo maté a Morado y Rojo”
“¿Los mataste?” no lo podía creer, Draco nunca hubiera hecho eso a las personas que amaba.
“Yo incentivé el escape, aun cuando ellos tenían miedo, yo los obligué a salir. Si nos hubiéramos quedado ahí encerrados, tal vez ellos estarían vivos. Yo no los protegí, ellos confiaron en mí y ahora están muertos. ¡Yo los maté! ¡Yo los maté! ¡Soy un monstruo!” lo abracé con fuerza para que evitara hacerse daño con sus propias manos. “Ellos me odian, estoy seguro de ello” susurró.
“No lo hiciste Draco, tú los amabas y querías que ellos sean libres” consolaba “Tu no deseaste que les pasara nada, querías que sean feliz. Todos es culpa de ese bastardo… de ese bastardo que le hizo tanto daño” acariciaba su espalda “No fue tu culpa y estoy seguro de que ellos tampoco te culparon” le dolía en el alma todo “Nada fue tu culpa” no supo en que momento empezó también a llorar, pero tenía que hacerle entender a Draco que él no había asesinado a su familia “Tú eres una víctima, debiste tener una infancia como cualquier otro niño, no ser lastimado, no ser maltratado, ni experimentado. Tuviste que ser feliz”
Hermione se puso a su lado “Todo lo que te hicieron fue cruel e inhumano, pero los únicos monstruos eran esos doctores, no tú, no tus amigos”
“¿Si hubiera sido al revés, tú los hubieras odiado?” Draco solo negó con la cabeza ante la pregunta de Ron.
“Estaría feliz por ellos… deseando que tengan una larga y bella vida” susurró y los cuatro se quedaron en un largo silencio, él, Ron y Hermione solo estaban abrazando a Draco, intentando transmitir su cariño y que ellos estaban ahí con él y para él. “Hay algo más” lo alentaron a continuar solo si quería “Esas criaturas que llegaron al colegio, el león y las hienas, ellos también fueron un experimento”
“¿Qué?”
“Son unos experimentos que están enojados conmigo porque yo maté al doctor” ¿Qué? “Cuando asesinaron a mis amigos en la fuga, yo perdí el control. Mi mente se nubló, estaba dolido y enojado, y cuando menos lo supe el doctor Novak estaba muerto bajo mis garras” podía entender esa rabia, él estaba igual cuando se enteró de que las hienas hicieron daño a Draco, no le tembló la mano al asesinar a una de ellas “Yo sé que estuvo mal, pero… pero estaba cegado”
“Ellos también fueron un experimento también, ¿no?” comentó Hermione, Draco asintió con la cabeza “¿No deberían estar agradecidos porque los liberaste de su captor?”
“Parece que el doctor les había prometido brindarles un cuerpo humano funcional” ¿Un cuerpo humano? “Ellos eran mugles, ellos fueron sus primeros experimentos y salieron mal”
“Espera, ¿Eran mugles?” preguntó Ron, igual de sorprendido que él.
“Sí” y no supo que pensar, había asesinado a una hiena y ahora sabía que era humana. Entonces, ¿Había asesinado a un mugle? Y luego de pensar por varios minutos se dio cuenta que el sentimiento que gobernaba su cuerpo era el mismo que tuvo por Quirrell, que se lo merecía por dañar a alguien que amaba mucho. Esas hienas, mugles o no, estaban en la cámara de los secretos para matarlos a él, a Draco y a Ron, todo por un odio injustificado que sentía por su amigo rubio. Todo fue por defensa propia, ¿no? Todo fue por justicia.
Por lo cual, solo pudo sentir alivio de que los cuatros estén vivos. De que sus seres queridos estén vivos aquí con él.
Y mientras intentaban animar a Draco, recordándole algunas de sus aventuras nada peligrosas o algunas bromas de los gemelos, en su mente quedó la siguiente pregunta:
¿Era algo malo que no sintiera culpa?