
Vacaciones
Por primera vez en la casa al final de la calle de La Hilandera, se podía escuchar risas. Esa antigua casa, que por mucho tiempo se veía abandonada y oscura, se podía percibir vida.
“Eres un peligro aquí, ve mejor a alistar la mesa niño problemático” decía con su cara seria pero llena de harina un Severus Snape, mientras con su mano alejaba a un niño que tenía también la cara manchada, pero este niño a diferencia del mayor no paraba de reír por lo sucedido.
Intentando calmar sus risas “Vamos Severus, fue un pequeño error, no sabía que iba a estornudar en la harina” hablaba mientras se iba a lavar el rostro.
Ya llevaba una semana en esa pequeña casa.
Se podía ver la diferencia entre vivir en la casa de Severus que vivir en la mansión Malfoy, siendo la primera mucho más pequeña, pero más agradable, mientras que la mansión era muy grande, pero solitaria, dolorosa y fría. Además, que los integrantes eran distintos, Severus era alguien con una mirada indiferente y muy sarcástico, pero podía sentir completamente su preocupación y cariño, en cambio, los Malfoy nunca se preocuparon ni lo quisieron, lo encerraban en las mazmorras y lo mataban de hambre.
Esa primera semana la pasaron de compras. Severus le compró ropa, libros, objetos de uso personal, además de un juego de arte, y lo que Severus creía que Draco iba a necesitar.
En la segunda semana, luego de su desayuno, salían a darle una limpieza a la fachada de la casa, dando una limpieza a los ladrillos y las ventanas, también de pintar la puerta y los marcos de las ventanas. Se la pasaba genial estando con su padrino, había visto a los vecinos, pudo notar a varios niños que siempre jugaban, pero una vez cuándo él quiso acercarse, estos lo ignoraron. Draco no supo el motivo. Tal vez, Draco solo era un niño desagradable, pensó el niño con tristeza. Los adultos, cada vez que los veían lo miraban como si fueran lo más extraño del mundo, como si nunca hubieran visto a un hombre y un niño yendo a comprar los víveres del hogar.
Poniendo de lado la mirada de los vecinos y la indiferencia de los niños, los días eran geniales.
Severus tenía varios libros el cuál empezaba a leer, solo los que le interesaban. Mientras leía el libro de Hechizos y Contra hechizos de Vindictus Viridian, un libro al parecer reciente, su padrino entró a la sala entregándole un folleto. “He estado pensando que debemos hacer un viaje a Rumania, se me ha informado que hay diversos ingredientes exóticos en aquel lugar para mis futuras pociones” al terminar de hablar el niño saltó a abrazarlo, porque en el folleto se mencionaba sobre un santuario de dragones.
Luego de darle las gracias, lo soltó “¿Cuándo salimos?” decía mientras daba leves saltos emocionados por ver a otros dragones aparte de Norberto.
“Es un viaje de una semana y media, estaremos saliendo este jueves, así que ve preparando tus cosas, no quiero que todo lo dejes a últi…” no terminó de hablar porque el niño subía corriendo a su habitación para preparar sus cosas.
Estaba emocionado no podía esperar para tener ese viaje. Cuando tenía todo preparado vio a su fiel Aquiles entrando por la ventana con cartas de sus amigos, solo había dos.
De nuevo Harry no había respondido.
Esta situación empezaba a preocuparlo, si, solo había pasado una semana desde que terminó las clases, pero ya les había mandado dos cartas a los chicos, para acordar con Ron cuándo podría quedarse con él en la madriguera. Además, que Hermione les había escrito que sus padres querían conocerlos, y por lo cual, lo estaba invitando a pasar unos días en su hogar. Y no hubo respuesta de su amigo de cabellos negro.
Querido Draco:
Cómo te había comentado, mis padres han estado muy emocionados cuando les comenté que tenía tres amigos en el colegio. Por lo cual, me han informado que la fecha en el cuál pueden venir a visitarnos podría ser el 31 de julio. Así también podríamos festejar el cumpleaños de Harry ya que es el mismo día.
Ahora que lo menciono, me acuerdo de que no hemos celebrado el cumpleaños de alguno de nosotros. Me sorprende que, en el expreso de Hogwarts, para el fin de año escolar recién nos dijéramos nuestros cumpleaños. Debemos empezar a celebrar los cumpleaños, y comenzamos con el de Harry.
También, ¿Estás seguro de que puedes leer todos los libros que el profesor tiene en su casa? Hay algunos títulos que me parecen muy oscuros para un niño. Ten cuidado, y si está permitido, cuándo termines de leerlo ¿Podrías prestármelo? ¿Crees que el profesor lo permita?
Por otro lado, ¿Has podido comunicarte con él? Ron y yo todavía no hemos recibido respuesta de Harry. Estoy un poco preocupada, debido a esas horribles personas que lo cuidan, ese señor era desagradable y muy intolerante. Me asustó mucho cuando intentó golpearte, pero gracias al profesor Snape no pasó a más, sin embargo, me preocupa Harry porque él no tiene un profesor Snape que lo salve.
Por favor, me avisas si la fecha es factible para ti, además de si recibes alguna noticia por nuestro amigo en común. Ron también me ha confirmado que nos informará si él obtiene alguna señal de Harry. Un beso de
Hermione
Draco:
Amigo, no sabes lo emocionado que estoy. Por primera vez voy a poder visitar un hogar de mugles, mi padre está celoso por ese hecho, porque dice que yo voy a tener experiencia de primera mano con ellos. Me ha estado inculcando algunos conocimientos que él tiene, así que me estoy preparando. Si tienes algún consejo de cómo comportarme o algún otro conocimiento sobre ellos, ¿Podrías informarme? No me gustaría quedar como un ignorante frente a Hermione.
Ya le he confirmado también a ella sobre que sí podré asistir en esas fechas a su hogar, espero que también puedas Draco.
Y sobre la visita a mi hogar, estaba planeando que sea el 13 de julio, espero la confirmación tuya, la de Harry y de Hermione. Y sobre Harry, ¿Has tenido comunicación con él? No me ha contestado para nada, es muy extraño. Especialmente porque era el más emocionado en que sigamos escribiéndonos en el verano.
¡Ugh! Crees que le hicieron algo esos mugles, su tío era horrible, y ni que hablar de ese niño gordo, me recordaba mucho a Crabble y Goyle, todo desagradable. En serio, me sorprende el tipo de persona que cuida a Harry, si no contesta espero contar contigo para averiguar lo que le está pasando.
Espero tu respuesta.
Ron
“Entonces ninguno ha tenido conversación con Harry estos días. Bueno si luego de mi viaje aún no contesta, entonces tendré que darle una visita sorpresa” empezó a escribir las respuestas a sus amigos, aceptando completamente las fechas de visita a sus respectivas casas. Todo sería completamente feliz, sí su amigo de ojos verde solo respondiera que estuviera bien.
En su viaje a Rumania se hospedaron en la ciudad de Brașov, estuvieron en las montañas de Cárpatos por lo menos 3 días, Draco disfrutó mucho de la naturaleza y de respirar aire fresco, mientras corría por todo el lugar feliz, sentir el sol rozando su piel era reconfortante. Por su parte, Severus empezaba a recolectar diversos hongos y plantas que Draco nunca había visto, lo más divertido fue cuando acamparon y pudieron observaron las estrellas con un telescopio.
“Si mueves aquí el telescopio podrá notar la Constelación de Orión” mencionaba Severus mientras empezaba a mover el telescopio en otra dirección. “Me sorprendes que aún necesites mi ayuda para ver las estrellas, no que fuiste castigado porque tuviste una clase privada con tus amigos en una hora inadecuada” alzó una ceja el profesor.
“Es que tú siempre enseñas mejor Severus, no puedes compararte” decía Draco mientras seguía observando la constelación, en eso se recordó que Norberto fue llevado justo a ese santuario de dragones que iba a ver pasado mañana, y seguro los amigos de Charlie lo reconocerían, todos estos conocimientos lograron que se alejara soltando un leve jadeo, ganándose una mirada de Snape, por lo cual decidió que debía distraerlo “Mira más abajo esta la estrella Sirius” soltó lo primero que se le ocurrió.
Sin embargo, pareciera que su elección de palabras fue la incorrecta porque el profesor se le agrió el rostro, como si estuviera oliendo lo más horroroso del mundo “Sí. Me sorprende tu sentido de la observación y deducción, de que hayas podido reconocer a la estrella sin necesidad de una guía, tal vez mi percepción de que eres un inconsciente la mayor parte del tiempo estaba equivocada” decía de una forma agria Severus, y al voltear a verlo Draco pudo percibir el enojo emanando de él, era un enojo que nunca había visto en su persona dirigida a Draco.
Esto le sorprendió, no esperaba que el profesor alguna vez presentara ese sentimiento, así que miró el pasto debajo suyo “Yo…yo lo siento. Eh…lamento haberte molestado” intentaba solucionar lo que arruinó disculpándose. Aunque no supiera lo que fue.
Escuchó como el profesor daba un fuerte suspiro, luego sintió una pequeña caricia en su cabeza “No estoy enojado contigo Draco, es sobre una desagradable persona que conocía en mis años de estudios en Hogwarts que justo tiene el mismo nombre que esa estrella, cuándo lo mencionaste solo me hiciste recordarlo. No tuve que hablarte de esa forma, espero puedas encontrar en ti la capacidad de disculpar mis palabras anteriores”
“¡Oh! No te preocupes Severus, todo olvidado. Estaba preocupado de que yo te hubiera hecho enojar, me tranquiliza saber que no fue así” hablaba el niño intentando disculpar lo más rápido posible, no quería que las personas que lo querían se enojaran con él. Se deprimiría mucho.
Estuvieron viendo unas cuantas estrellas más hasta que tuvieron que dormir en su carpa para acampar.
Para el día que estaban visitando el santuario de dragones, Draco estaba muy emocionado entrando al lugar, solo esperaba que ese día los amigos de Weasley dragón no estén ahí para reconocerlo. La persona que era su guía era una bella joven de por lo menos 25 años, de bellos cabellos castaños largo y ojos celestes. Les estaba dando una guía a ellos y a otras 3 familias. A los niños les dieron un pequeño cuadernillo dónde había datos interesantes de dragones y como ese santuario cuidaba y preservaba los dragones.
El santuario era un lugar abierto para que los dragones volaran libremente, pero bajo observación de sus cuidadores, los dragones que llegaban a este santuario era criaturas que estaban en peligro de extinción o que eran rescatados de la caza. Los visitantes eran rodeados de un hechizo que los protegía de los ataques, pero esto estaba limitado en espacio, las familias no podían separarse demasiado y no podían entrar a las zonas sin la autorización del cuidador.
Primero vieron a su dragón favorito el Opaleye de las Antípodas, que era tan grande y blanco como los había visto en los libros, se veía majestuoso, en eso su cuidador se acercó.
“¡Oh! Saben que este tipo de Dragón viven en Nueva Zelanda, aunque existen registros de que han empezado a migrar a …” dejó la pregunta al aire.
Draco alzó la mano animadamente, esta acción hizo a Severus cubrir su rostro por la vergüenza ajena con una mano, “Están migrando a Australia por problemas de terreno”
Estuvieron caminando por el santuario, viendo cada uno de los dragones, Draco era el niño más emocionado por esta experiencia “Mira Severus es un Longhorn Rumano” decía mientras lo jalaba lo más cerca que podía al dragón, obviamente todo bajo supervisión del cuidador. Su padrino solo se dejaba arrastrar por el niño.
Cuando les dieron tiempo para el almuerzo, Draco y Severus estaban sentados en una mesa de picnic, el profesor en ese momento agrandó una canasta de picnic, mientras le pasaba al niño unos sándwiches con mermelada de manzana y otros con queso con manzana (este último siempre le daba un poco de asco al profesor, para él no debían combinarse, pero el niño descubrió que le encantaba el sabor) “No puedo creer que hayamos vistos tantos dragones, y todavía nos faltas unos más. Gracias padrino por este viaje, ha sido el mejor de todos” decía un emocionado Draco intentando comer todo con rapidez para poder ir a ver de nuevo a los dragones.
“Sabes que, aunque tú comas rápido aún tendremos que esperar a los demás visitantes, ¿no?” decía con burla mientras empezaba a masticar un sándwich de jamón y queso.
“¿Qué? Entonces que ellos también coman rápido, ya se nos fue toda la mañana y todavía nos falta la mitad de los dragones. Y yo los quiero ver todos” decía un desesperado niño, mientras se atragantaba con su sándwich.
Severus le pasó un vaso con jugo de manzana “Toma niño maleducado, no hables con la boca llena de comida, es asqueroso. Además, si sigues comiendo así te empezaras a atorar y solo harás que pasemos vergüenza” decía de forma dramática el profesor, generando la risa en el niño.
Luego de almorzar y reposar continuaron con su visita.
Siguieron viendo varios dragones tan grandes y hermosos hasta que llegaron al último “Espero que hayan disfrutado de nuestros dragones, ahora vamos a ver a una dragona que acaba de llegar a nuestro santuario, es una bella criatura, pero muy temperamental, así que deben hacer completamente caso al cuidador” hablaba la guía, mientras entraban otra zona del santuario.
La zona tenía unos árboles quemados, además de césped arrancado y seco, en eso aparecieron dos hombres, uno mayor de 35 años con cicatrices en sus brazos, de cabello negro y ojos castaños. A su lado, se encontraba un joven pelirrojo de máximo 19 años, y con hermosos ojos azules, con un cuerpo bien construido, además que contaba con varias pecas esparcidas por su rostro y brazos.
Y se asustó, ese era el Weasley dragón y a su lado se encontraba Norberto quién estaba comiendo un gran pedazo de carne. Intentó tranquilizarse, ese Weasley no lo conocía así que no debería haber problema, ¿verdad?
“Esta pequeña amiga de aquí se llama Norberta es una Ridgeback noruego. Es un dragón hembra. Debemos recordar que esta raza de dragón, las hembras son mucho más violentas y furiosas que los machos, por lo cual deben permanecer en una distancia segura” siguió explicando sobre la criatura, lo que le sorprendió bastante a Draco era saber que Norberto no era Norberto, sino Norberta. Le habían cambiado el sexo a una criatura por error.
Los niños, con la mayor seguridad posible, pudieran tocar levemente al dragón (actividad que la criatura no dejó que pasara) o alimentarla (esto si aceptó feliz). En el turno de Draco, algo sorprendente pasó. El dragón se dejó acariciar hasta levemente empezó a empujar con su cabeza al niño de forma juguetona.
Cuando parecía que la criatura ya estaba cansada de estar ahí, esta misma se fue volando, alejándose de los presentes “Como pueden ver tiene un carácter especial, lo único que podemos hacer ahora es verla alejarse” decía mientras se iba volando lejos de ellos, desapareciendo entre los árboles.
Mientras se dirigían a la salida escuchó que lo llamaban “Draco, ¿no?” decía una voz un poco gruesa, y sin tener que voltear supo quién era “Ron para hablándome de sus tres amigos, me alegra saber que hizo grandes amigos en el colegio” empezó a caminar a su lado, parecía que estaba tan entretenido en conversar con un amigo de sus hermano que no se había percatado de una presencia atrás suya “Especialmente tan intrépidos para las aventuras” decía soltando una leve risa, para luego comenzar en voz baja “Esa aventura con Norberta fue sorprendente, me sorprendió que tuvieran un dragón, creo que ustedes si llevaron más allá de lo de romper las reglas” habló aunque Draco estaba haciendo señas para que se callara.
“Así que una aventura con un dragón” habló Severus con la voz más seria posible, haciendo saltar al Weasley dragón, quién volteó rápidamente la mirada viendo la oscura mirada de su antiguo profesor.
“Pro…profesor Sna…Snape. ¿Qué hace aquí?” decía desesperado el Weasley.
Con una mirada llena de burla al ver el miedo en su antiguo estudiante “Parece que su hermano no le comentó que soy el cuidador de uno de sus amigos señor Weasley”
“Si, parece que se le olvidó”
Luego de varios minutos los tres se encontraban en una pequeña oficina, y por la foto de una familia numerosa en el escritorio, se podía deducir que era del domador que estaba presente con ellos.
Se generó un silencio entre los tres, hasta que el profesor decidió romperlo “Entonces, ¿alguien me va a comentar sobre esa aventura con un dragón que fue partícipe mi ahijado?”
Los dos más jóvenes solo se miraron intentando ver quién tomaba el valor, al final Draco decidió hablar, después de todo era su padrino y parecía tener una debilidad con él “Te acuerdas, ¿Cuándo me castigaron por ir a la torre de Astronomía?” ante el asentimiento de su padrino continuó “Bien, eh, Quirrell tenía un huevo de dragón. Que se lo terminó dando a Hagrid y nosotros lo ayudamos a que el dragón nazca, luego lo cuidamos cuando nació. Pero descubrimos que iba ser un problema que se quedara en el colegio, por eso Ron le escribió una carta a su hermano” señaló a Weasley dragón “Y él mandó a sus amigos para que se llevaran a Norberto, bueno a Norberta”
El profesor solo se lo quedó mirando, para luego tapar su rostro cansado “Y no se les ocurrió informarle a un profesor sobre este suceso, supongo”
“Es que nos encariñamos con el dragón, además que teníamos miedo de que botaran a Hagrid por esto” dijo en un susurro.
“No puedo creerlo Draco, y si ese dragón los mordía, sus colmillos son venenosos, podría haberte lastimado” decía, pero en eso vio la mirada culpable del niño “¿A quién mordió?”
Sin mirarlo a los ojos “A Ron”
Severus al ver como su ahijado se veía completamente culpable por todo ello decidió esta vez no castigar, igual el niño ya había sido castigado “Espero que esto te enseñe a confiar en los adultos Draco, hay situaciones que a veces los niños no pueden cumplirlas. Cuando tengas algún problema quiero que sepas que estaré ahí para apoyarte, ¿entendido?”
El niño asintió “Está bien padrino” dijo mientras le daba un breve abrazo.
El joven Weasley tosió levemente, el cual se puso rígido al ver la mirada del profesor de pociones dirigida a él “Y esperaba un mejor juicio en usted señor Weasley, especialmente ahora que está fuera de la escuela. Encargarles una tarea a unos estudiantes de primer año, no me parece lo más sensato”
Con la cabeza baja “Entiendo profesor Snape”
Ok, quitando todo el regaño, era divertido ver a un adulto bajar la mirada asustado por su padrino. Le sorprendía el miedo que Severus podía generarle a cualquier persona presente.
Luego de despedirse de dragón Weasley y prometiendo escribirle para que le actualice sobre Noberta se fueron a la capital de Rumania, Bucarest. De esa forma continuó su viaje.
Uno de sus lugares favoritos, después del santuario de dragones fue cuando visitaron el Castillo de Bran, también conocido como el Castillo del Conde Drácula. Severus mientras caminaban dentro este lugar empezaba a narrarle diversas historias mugles entorno a este vampiro, y además que le contaba características de los verdaderos vampiros, haciendo una comparación de la ficción con la realidad.
Cuando regresaron de nuevo a La Hilandera, Draco estaba completamente feliz por el viaje que realizó con su padrino, nunca creyó que podría tener un viaje así, que podía ser así de feliz.
Se sentía en paz, pero en los momentos donde no tenía su mente ocupada siempre recordaba las palabras del león, que había más seres afuera que lo buscaban cazar. Quería decirle a Snape, pero aún tenía miedo por su pasado, tenía miedo de que si se lo contaba Severus se alejaría de su lado, por el miedo o asco que le proporcionaría su presencia.
Buscaba alejar ese pensamiento, quería creer que su padrino y sus amigos aún lo querrían cuando sepan toda la verdad.
Tres días después de llegar a su casa, todavía no recibía mensaje de Harry, esto ya era preocupante.
Decidió hablar con Severus en la cena, pero él se adelantó “Draco, para este miércoles, el director me ha pedido que me acerque al colegio, quiere que ayude y capacite al nuevo profesor de Defensa en ponerse a la corriente sobre las clases”
“¡Oh!” dijo levemente desanimado “¿Cuánto tiempo te irás?” dijo un poco triste por este pequeño problema.
“Estaré yendo por flú al colegio, a eso de las 8 de la mañana y estaría regresando para la cena. ¿Te parece bien quedarte solo o quieres ir conmigo al colegio? Aunque te aviso que esas horas estaré ocupado con ese profesor” hablaba con pesar su padrino.
“Me quedo, puedo ir leyendo algunos libros aquí. ¿Quién es el nuevo profesor?” estaba curioso, esperaba que el profesor del curso sea competente.
“Todavía no lo conozco, pero espero que sea mejor que Quirrell, necesitas tener un buen profesor en esa asignatura” hablaba con cansancio el profesor por el antiguo profesor que le tocó a su ahijado.
“Tú eres el mejor profesor, tú deberías enseñar todos los cursos. Así todos aprenderíamos” decía muy feliz el niño.
“¡Ja! Deseas que me muera de una aneurisma niño problemático. Enseñar todos los cursos me va a matar por la incompetencia de los estudiantes de Hogwarts” dijo burlón.
Cuando llegó a su habitación, y vio que Aquiles traía dos nuevas cartas, en ese momento supo que podía visitar a Harry.
Decidió escribirles a sus amigos.
Querida Hermione / Querido Ron:
Mi viaje fue muy divertido, ya estoy de regreso en mi casa junto con mi padrino, estamos bien y sanos del viaje. En las cartas les adjunto algunas fotos.
Pero no te escribía sobre eso, sino que Severus tendrá que ir a Hogwarts desde las ocho de la mañana hasta las ocho de la noche desde este miércoles, para darle una capacitación al nuevo profesor de Defensas, en esas horas que no esté podré ir a ver a Harry.
He calculado que desde mi casa a la casa de Harry es por lo menos, una hora y media corriendo en mi forma de lobo, así que lo visitaré para poder ver qué pasa con nuestro amigo y ver la razón de su falta de respuesta.
Le quería comentar a mi padrino sobre una visita, sin embargo, estoy seguro de que si le pregunto no me dejaría ir a verlo, debido a que él también parece despreciar a los Dursley, además que Harry todavía no es su persona favorita.
Yo les informaré de todo, y no se sientan mal por no poder ir chicos, sé que Ron no conoce completamente el mundo mugle y tú Hermione has estado en un pequeño viaje también con tu familia. Yo les informaré de todo lo sucedido.
Hasta mi próxima carta e informe
Draco (su lobo mensajero) 😊
Iba a mandar las cartas el día siguiente, quería dejar descansar a su fiel Aquiles por esta noche. Todavía faltaba dos días para su expedición, así que iba a preparase para su próxima aventura en la casa de terror de los Dursley.
En el desayuno del miércoles, Draco pudo notar como su padrino estaba lo más cansado de la vida en tener que ir al colegio antes de lo previsto. Mientras desayunaban Snape solo paraba quejándose del director y por ‘pedirle’ que vaya a capacitar al profesor de Defensa. “Solo espero que sea alguien competente, no quiero desperdiciar mi día con alguien inútil” hablaba enojado con su destino.
En eso mientras se despedía del profesor y le mandaba buenas vibras por su futura tortura, espero unos minutos en frente de la chimenea hasta que se fue corriendo a su habitación a cambiarse y prepararse en ir a visitar a su amigo de cabellos negros.
Salió de su casa caminando, no veía a muchos vecinos o niños, seguro estaban trabajando o durmiendo. Mientras se iba alejando de La Hilandera, se iba acercando al bosque más cercano para poder transformarse y empezar a correr hacia la dirección de su amigo. Había estado viendo varias veces el mapa de Inglaterra para poder trazar una ruta, esperaba no perderse. Sería muy vergonzoso.
El camino fue sencillo, intentó seguir la ruta más rápida y si una persona lo veía solo veía a un perro de gran tamaño corriendo, así que no había ningún problema con que saliera corriendo por las calles de Inglaterra.
Estuvo corriendo hasta que llegó a una calle dónde se podía ver casas similares en fachada, tenía que admitir que aunque las casas sean igual, tenía una mejor vista que las casas en La Hilandera, pero sabía quién vivía en esa casa, en el número 4 de Privet Drive. Las casas pueden ser bonitas, pero las personas que viven en ellas pueden ser horribles, como son los Dursley. Estaba caminando por el jardín trasero, si agudizaba sus oídos podía escuchar como alguien se reía mientras veía un televisor, alguien descansando en una habitación del primer piso. Y escuchaba el ulular de Hedwing en el segundo piso, además de alguien lavando los platos.
Se acercó a la ventana que daba a la cocina y pudo ver a su amigo mientras lavaba los platos sucios, necesitaba hablar con él, pero igual no quería meterlo en problemas. Así que empezó a moverse frente a la ventana para llamar la atención del niño, movía sus manos de arriba, abajo y a los costados, hasta que el niño lo notó. Con la mirada llena de sorpresa de Harry, Draco le señaló hacia arriba, esperando que su amigo entendiera que iba a ir dónde estaba la bella Hedwing.
No fue difícil escalar al segundo piso y encontrar la habitación dónde estaba la lechuza, cuando llegó abrió la ventana y pudo ver a la criatura encerrada en su jaula, se acercó y le acarició la cabeza, dándole mimos a la bella ave, encontró la llave y la dejó libre. Se sentó en la pequeña cama mientras el ave se ponía a volar por el cuarto para luego aterrizar en la mesa y descansar ahí. Pasaron varios minutos, hasta que la puerta se abrió.
“Draco, ¡Qué sorpresa! ¿Qué haces aquí? Yo pensé que ya no querían ser mis amigos porque no me han mandado ninguna carta” lo último lo dijo de forma triste.
“¿De qué hablas Harry? Te hemos estado escribiendo y tú no nos respondías, estábamos muy preocupados por ti y tu silencio. Por eso vine a verificar que todo estuviera bien contigo” habló Draco, quién luego se quedó sorprendido al recibir un abrazo del niño “Harry, ¿Qué pasó?”
“Lo siento, es que estaba muy triste porque no me escribían. En verdad pensé que ya se habían hartado de mí y por eso ninguno me hablaba” hablaba sobre su hombro.
Draco solo le acarició suavemente la espalda, estuvo consolando al niño hasta que se calmó. Draco empezó a contarle sobre la preocupación de Hermione, Ron y él cuando no recibieron ningún mensaje de su parte, de sus preocupaciones por su familia por parte de Hermione, de las teorías conspirativas por parte de Ron y los planes de búsqueda de parte de Draco.
Pudo ver que sus palabras iban llenando de sentimiento a Harry, de ver que había personas que se preocupaban por él, de que lo querían. Draco podía sentirse identificado con su amigo, pero esperaba de como él pudo escapar de los Malfoy su amigo pueda escapar de los Dursley, esperaba que un día encontrara a su Severus Snape.
Sentía que todos necesitaban a un Severus en su vida.
Harry necesitaba un Severus en su vida.
Estuvo ayudando a Harry con sus deberes para el colegio, ya que el niño no había avanzado con las tareas que los profesores dejaron. Estuvieron toda la tarde que pudieron encerrados, a veces su amigo tenía que salir a hacer algunos quehaceres, a la hora del almuerzo Draco sacó unos sándwiches y los niños empezaron a comer. Draco le contaba todo lo que sus amigos les habían contado de sus vacaciones.
“¡Oh verdad! Hermione nos ha invitado a su casa para el 31 de julio, vamos a celebrar tú cumpleaños juntos, ¿Podrás ir?” decía emocionado de poder reunirse con todos “Ron ya confirmó su asistencia, y yo también, estamos esperando la tuya. Eres el invitado especial”
“Yo quisiera ir Draco, pero no sé si los Dursley me den permiso” decía agotado porque seguro sus tíos eran tan malos, que no lo dejarían salir con sus amigos en su día de cumpleaños.
“Voy a escribirle a Hermione, tal vez podamos pensar en algo. Sus padres podrían venir a pedir ellos mismos que pases esos días con ellos, ya con un adulto presente no creo que se nieguen” hablaba Draco pensando como pedirle ayuda a su amiga.
Lo dicho hizo brillar los ojos verdes de su amigo emocionados, sabía que lo más probable estaba feliz de estar lejos de su cruel familia.
“Lo que ahora me preocupa es saber ¿Por qué no te ha llegado ninguna de nuestras cartas? ¿No has visto nada extraño?” su amigo solo negó con la cabeza. “No he podido oler ningún aroma diferente en tu casa” dijo preocupado, estuvieron hablando más sobre este extraños suceso, y Harry le prometió estaría atento a cualquier cosa extraña en su entorno. Draco asintió y como a las seis, ya se estaba retirando, prometiéndole a su amigo en visitarlo mañana.
Cuando llegó a su casa, se fue a bañar y luego empezó a ver que preparar para la cena. Decidió comer algo suave, una ensalada de manzana y para su padrino le empezó a preparar un sándwich de pollo. Cuando llegó Severus se le veía agotado y enojado “Ya está la cena” habló Draco mientras entraba al comedor llevando una taza de té negro y uno de manzana.
“¡Ugh!” dijo mientras se desplomaba en la silla “Gracias niño” empezó a tomar del té.
Tomó un sorbo de su té mientras miraba a su padrino “Por lo que veo, la reunión no fue lo esperado. ¿Qué tan incompetente es el profesor de Defensa?”
Ese parecía que era la chispa que necesitaba Severus para despotricar contra el nuevo profesor “Incompetente es poco, es un completo inútil, un bueno para nada. Hasta un estudiante de primer año podría impartir clases mejor que ese…ese imbécil” soltó un suspiro “En serio no sé que pensó Dumbledore para contratarlo, ese profesor es como un pavo real, se cree la snitch de un partido de Quidditch. Espera que todos giren a su alrededor y que él sea el idolatrado” Snape siguió y siguió quejándose sobre el nuevo profesor.
“Por lo que veo, entonces, este año tampoco se nos dará una buena lección en esa asignatura”
Antes de dormir les escribió a sus amigos.
Por cinco días su rutina era igual, cuando Severus se iba totalmente enojado a Hogwarts para darle capacitación al nuevo profesor Gilderoy Lockhart, apodado el inútil pavo real, Draco se retiraba a visitar a su amigo. Pasaban en su habitación hablando todo el rato, Draco se había impuesto como su tutor y lo ayudaba con la tarea. Además, jugaban Snap Explosivo con las cartas que Severus le había regalado a Draco.
Tal vez uno pensaría que estar limitados en una pequeña habitación sería aburrido, pero los dos buscaban formas de divertirse sin hacer mucho ruido, se estaban divirtiendo mucho.
Hasta que un día todo terminó, porque Snape harto de la incompetencia del inútil pavo real terminó sus capacitaciones sin contemplación. Y Draco se lamentó de no poder avisarle a su amigo de lentes, lo peor es que no podía mencionarle nada a Harry porque no habían encontrado la razón de porque las cartas no le llegaban.
Así pasaron las semanas, podía escuchar como alguien quería comunicarse por flú pero Severus lo mandaba al diablo de una sin dejarlo si quiera hablar, hasta que cortó cualquier llamada con esa persona. Eso le divertía, antes de que cerrara la conexión podía ver la cabeza del inútil pavo real rogando que lo ayude.
El 31 de julio Severus lo estaba llevando a la calle Heathgate, era una casa angosta de 4 pisos, se veía hogareña, en cada nivel se podía ver un poco de vegetación en sus cornisas. Eran las 11 de la mañana, la hora que habían acordado que Draco llegaría, según lo acordado Draco llegaría al final porque Hermione y sus padres iban a recoger a Harry en la casa de los Dursley, y a Ron desde la estación de King´s Cross. Se iba a quedar por cuatro días con sus amigos, estaba llevando con él a Aquiles debido a que Snape esperaba que se notificara al menos dos veces con él.
Abrió la puerta un señor de cabellos castaños y ojos marrones, quién tenía una sonrisa amable “Pasen, pasen. Debes ser Draco, ¿no? Y usted ¿El señor Snape?” decía mientras les daba pase.
“Buenos días, señor Granger, gracias por invitarnos a su casa” entró Draco muy feliz, viendo la casa de su amiga.
“Buenos días, sí, soy Severus Snape, el padrino de Draco” entró y le ofreció la mano al padre de Granger “Agradezco mucho que le permita a Draco quedarse con ustedes” su padrino todo lo decía como si fuera lo más trágico posible y completamente tenso.
Cuando estaban adentro, Draco se acercó corriendo a los sillones de la sala dónde estaban sus tres amigos que estaban parados esperándolo. “¡Chicos!” entró emocionado y los abrazó a los tres, ellos también correspondieron el abrazo muy emocionado de estar los cuatro juntos de nuevo.
Por atrás pudo escuchar como la madre de Hermione saluda a Severus, y además que la pareja Granger se escuchaba emocionado de ver a los amigos de su hija, hasta le pedían a su padrino quedarse, pero este tuvo que negarse porque iba a tener una visita indeseada de trabajo en su casa. Ahora recordaba que al final el inútil pavo real se había quejado con el director y este le había entregado la dirección de la casa de Draco para que visitara a su padrino personalmente.
Al momento de separarse del abrazo de sus amigos, Draco volteó y saludó a la señora de la casa. “Ya me tengo que retirar, espero que no sea una molestia que Draco se quede con ustedes” los dos padres negaron ante lo dicho, el profesor solo asintió y volteó a ver a los niños “Granger, Potter, Weasley” hizo un saludo y despedida cortante en una misma oración, los tres niños mencionados solo se despidieron totalmente rectos. Draco se acercó y lo abrazó, enterrando su rostro en el abrigo que tenía el profesor.
“Nos vemos en unos días Severus, y no te preocupes, te escribiré” dijo con una sonrisa mirándolo. El profesor solo asintió y le entregó un pequeño baúl dónde estaban sus pertenencias para esos días “Gracias”
“No te metas en problemas, niño problema” dijo lo último antes de retirarse, siendo escoltado por los padres de Hermione.
Mientras los adultos salían de la sala, Ron decidió hablar “Se me hace raro ver al profesor Snape ser tan diferente” decía con duda el niño.
“Severus es bien amable, pero ¡Feliz cumpleaños Harry!” dijo volviendo a abrazarlo, en eso abrió su baúl sacando un pequeño regalo “Para el cumpleañero” le entregó el presente muy feliz.
“Luego del pastel Harry podrá abrir sus regalos, por ahora vamos a salir, papá consiguió entradas para el acuario” decía Hermione muy emocionada. Todos los niños se prepararon para salir. Mientras iban caminando los padres de Hermione les preguntaban ¿Cómo se conocieron? ¿Qué tal estaban las clases? ¿Cómo se divertían en el colegio aparte de estar estudiando? Se podía ver que los padres de la niña estaban muy felices de conocerlos.
El acuario fue lo más bello de todo, mientras veían a los diversos tipos de animales marinos, Hermione les iba contando datos interesantes sobre estos animales, Ron, Harry y Draco imitaban a cada animal gracioso que veían generando las risas de los demás. Al finalizar, los señores Granger les regalaron a los cuatro niños un llavero en forma de pez con ojos saltones de diferentes colores. Harry eligió el de color dorado, Ron uno de color rojo, a Draco uno de color verde y Hermione uno de color azul.
En la noche le cantaron el cumpleaños feliz a su amigo, su pastel era en realidad una tarta de melaza, sorprendiendo al niño de que su postre favorito esté ahí. Luego de cantar el niño sopló las velas muy emocionado, Draco pudo notar que en sus ojos estaba conteniendo las lágrimas.
Solo pudo sentirse identificado con el niño, sentirse querido era un sentimiento muy precioso, y Harry también merecía sentirlo. ¿Cuándo fue la última vez que le celebraron un cumpleaños? ¿Cuándo fue la última vez que le dieron un verdadero regalo de cumpleaños? ¿Cuándo fue la última vez que solamente le dijeron feliz cumpleaños? Harry era una bella persona, merecía ser feliz.
Cuando era hora de abrir los regalos, los Granger le regalaron un kit de mantenimiento de escobas, Ron le dio un cuaderno en el cual había las técnicas de Quidditch que había perfeccionado su hermano Charlie, y Draco le dio unos pequeños juguetes de su equipo favorito de Quidditch. Los cuatro se fueron a dormir en la sala de la casa, como si estuvieran acampando.
Esos días con sus amigos, se la pasaron jugando y de vez en cuando Hermione les ordenaba que revisaran el avance de sus ensayos. La pasaron bien.
El momento de la despedida, fue dolorosa. Especialmente porque no querían dejar a Harry con sus horrendos tíos, pero el niño les convenció de que todo iba a estar bien. “Entonces quedamos así, el 18 de agosto nos vemos en el Callejón Diagón para hacer la compra de los útiles del colegio juntos” habla Hermione.
Todos aceptaron aquello, en ese momento Severus Snape tocó la puerta de la familia Granger para llevarlo a su hogar.