
CAPÍTULO 7
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CAPÍTULO 7
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Era tan fácil, simplemente llamar a Draco cuando llegara a casa, ponerlo en el altavoz del teléfono y deambular por la cocina preparando la cena, hablando de absolutamente nada.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Draco por teléfono.
—Solo algunas verduras salteadas.
—Dios, tengo hambre. No creo haber comido una verdura desde Dos mil dos.
—Ven —dijo Harry, antes de que pudiera detenerse a pensar en ello.
Hubo una larga pausa.
—O no lo hagas —dijo Harry— Lo que sea, no es gran cosa.
—¿Tienes suficiente para dos? —preguntó Draco, vacilante.
—Tengo suficiente para unos doce, amigo. Ven.
—Tendré que aparecerme; No tengo un flu.
—Está bien.
Harry le dijo la dirección. Cinco minutos más tarde sonó el timbre de su puerta principal, y Dios, era Draco, luciendo hermoso y tímido en su puerta.
—¿Estás seguro? —dijo. Harry lo ignoró y regresó a la cocina, por lo que Draco se vio obligado a seguirlo— Huele bien —dijo Draco con nostalgia.
—No estoy tratando de ser gracioso, pero ¿No tienes como un millón de elfos domésticos?
—Sí, sí —dijo Draco, observando la cocina de Harry— Al menos, mis padres los tienen. Sin embargo, no podía tener uno cuando tenía compañeros de piso muggles, y cuando conseguí mi propio lugar estaba como… acostumbrado a… Dios mío, ¿Ese es un paragüero de pata de troll?
—¿Te gusta?
—Es bastante interesante, Harry.
—Puedes quedártelo, si quieres.
Draco hizo una mueca horrible.
—Eres demasiado amable —dijo.
—No, de verdad, insisto —dijo Harry, sonriendo.
—No podría.
—No aceptare un no por respuesta.
—Te golpearé hasta que sangres de la cabeza si me lo ofreces de nuevo —dijo Draco. Harry sonrió.
—¿Vas a ayudarme, o simplemente vas a holgazanear luciendo bonito?
Los ojos de Draco brillaron hacia él. Frunció el ceño.
—Lo siento —dijo Harry, vacilante.
—Dame algo para picar y lo cortaré —dijo Draco.
Por supuesto, Draco no era muy útil cuando se trataba de las tareas de la cocina. Seguía distrayéndose.
—Cebolla burlesque —reflexionó— El escenario es una tabla de picar. Ruedo horriblemente hacia adelante. Lentamente, me quito las capas. ¡El gas lacrimógeno sale de botes escondidos entre la audiencia! Para cuando los he desenvuelto por completo, ¡Lloran descontroladamente! ¡La policía se lleva mi cuerpo núbil de cebolla del escenario!
—Dame eso. Lo cortaré.
—¡Lo estaba haciendo!
—Estabas coreografiando.
—¿No tienes un elfo doméstico?
—Me gusta cocinar —dijo Harry— Se siente hogareño.
Draco lo miró de reojo.
—Supongo —dijo, y comenzó a hacer que las rodajas largas de pimiento rojo bailaran can-can.
—¡Deja de… prostituir mis vegetales!
—¡No permitiré que uses terminología sexista en mi cocina, Harry!
Harry hizo un sonido que era mitad exasperación, mitad placer.
—Eres inútil. Ve a abrir una botella de vino y siéntate —dijo. Luego se congeló— Oh, mierda. Lo siento.
—Está bien —dijo Draco a la ligera— Me gusta el agua.
—¿Tengo… leche?
—El agua es buena.
—Lo siento mucho, lo olvide.
—Está bien, Harry. La gente bebe a mi alrededor todo el tiempo.
—¿No te molesta?
—No. Algunas veces. El olor. Está bien.
—¿Lo extrañas?
—¿Está comida es solo vegetales o debe haber algún tipo de carbohidrato?
La próxima vez que Draco vino, Harry había abastecido su despensa con una variedad de bebidas sin alcohol.
—¿Ribena6? ¿Jugo de manzana con gas? ¿Coca-Cola? ¿Coca-Cola light? ¿Sprite? ¿Limonada? ¿Te helado? ¿Jugo de naranja? ¿Concentrado de naranja? ¿Jugo Waitrose de Manzana y Mango7? —le ofreció a un desconcertado Draco.
—¿Fuiste a Waitrose por mí? Estoy conmovido —dijo Draco. Lo dijo como si fuera una broma, pero no dejaba de mirar la despensa y lo menciono varias veces a lo largo de la noche. “—No tenías que hacerlo, por lo general la gente lo olvida... No tenías que hacerlo, eso fue muy considerado de tu parte, Potter…”
—Quiero verte actuar de nuevo. ¿Cuándo es tu próxima función? —preguntó Harry por teléfono. No había llegado a casa hasta las once y media, así que solo había tiempo para una llamada rápida antes de acostarse.
Ni siquiera se le había ocurrido no marcar a Draco.
—No podrás venir —dijo Draco— Es a las ocho del sábado; estarás patrullando.
—Oh —dijo Harry— Sí.
—Tengo funciones posteriores de vez en cuando, te lo haré saber la próxima vez —Harry escuchó a Draco estirarse sobre el teléfono y deseo poder verlo— Aunque siempre son desastres ebrios, seré honesto contigo. Tengo un acto especial que hago con una multitud nocturna.
—¿Qué es?
—Interpreto a una chica borracha que intenta comprar un kebab.
—Apuesto a que les encanta eso.
—Qué puedo decir, soy el mejor.
“Te amo”, pensó Harry con repentina claridad.
No era nada que no hubiera sabido antes.
Su compañera Auror era una mujer llamada Bianca Rosenthal. Miró a Harry cuando le preguntó acerca de los turnos de patrullaje.
—¿Quieres… que alguien más haga tu turno?
—¡Solo el sábado! —Harry hizo una pausa— Aunque tal vez podría reducir las patrullas nocturnas en general, en realidad.
—Harry. Wow. Sí. Totalmente. Déjame solamente. ¡Ay, Harry!
Para gran sorpresa de Harry, ella se arrojó a sus brazos y le dio un beso en la mejilla.
—Eh, ¿Bianca?
—¡Lo siento, lo siento, me alegro tanto!
—¿Qué voy a dejar un turno…?
—¡Sí! Harry, ¿Sabes que la mayoría de la gente deja de hacer patrullas después de su segundo año en el trabajo?
—Yo sé eso; pero soy más minuciosos, así que…
—No, no puedes retractarte. Hare la solicitud ahora mismo. Saldrás de aquí a las siete todos los días, no discutas conmigo.
Cuando Harry llegó al club nocturno, había la misma atmósfera de alegre anticipación que antes. No le había dicho a Draco que vendría.
Úrsula lo encontró en el momento en que entró. Llevaba su maquillaje de escenario y un vestido de lentejuelas.
—¡Harry! Eres tan dulce por venir, Draco estará encantado. ¿Cómo estás?
Pero Harry se estaba ahogando.
—Ese es…
Señalo hacia donde estaba Lucius Malfoy: imposiblemente erguido en más de un sentido, vestido con un severo traje muggle.
—Oh, sí, ese es el padre de Draco, Lucie. Es un amor, ¿Lo conoces?
—Un poco —dijo Harry.
—¡Lucie!
Lucius miró hacia arriba, le sonrió abiertamente a Úrsula y luego vio a Harry. Su sonrisa instantáneamente se volvió falsa y tensa.
Úrsula tomo el brazo de Harry y lo arrastró hacia Lucius.
—¿Ustedes dos se conoces? —ella dijo.
—No muy bien —dijo Lucius, a través de su sonrisa forzada.
—Lucius —dijo Harry. El enfado que esperaba venir no llegó. Este era el hombre que casi había matado a Ginny Weasley cuando solo tenía once años. Pero Harry pensó en Draco, reflexionando sobre el potencial arco de redención de Bellatrix Lestrange, y no sintió ira en absoluto.
—Draco va a hacer su acto de "Reina de las Lágrimas" esta noche, es tan bonito —dijo Úrsula.
—Lo vi en Brighton —dijo Lucius. Harry se rio. No pudo evitarlo.
—Piensas que es divertido, ¿Verdad, Potter? —gruño Lucius— ¿Estás aquí para burlarte de mi hijo?
Harry se obligó a dejar de reír.
—No —dijo— Draco y yo somos amigos.
—¿Amigos? —repitió Lucius.
—Oh, si —dijo Úrsula alegremente— Draco habla de Harry todo el tiempo.
—¿Él lo hace? —preguntó Harry.
—Ah, mierda —dijo Úrsula— No le digas que te lo dije.
—¿Qué dijo?
—¿Por cuánto tiempo ha estado sucediendo esto? —preguntó Lucius.
—Años —dijo Harry, aunque no estaba seguro de que Draco lo vería de esa manera.
—Años —dijo Lucius.
—¿Cómo esta Cissy? —preguntó Úrsula— Ojalá volviera a venir.
—Estoy seguro de que eventualmente podré persuadirla —dijo Lucius— Es bastante anticuada, como sabes.
Harry se rio y rio y rio más. Ni siquiera la mirada furiosa de Lucius pudo detenerlo.
—¿Qué piensas del nombre artístico de Draco? —preguntó Harry, finalmente. La boca de Lucius se convirtió en una línea larga y delgada.
—Draco siempre ha tenido un irreverente sentido del humor. Narcissa no se divirtió.
—Oh —dijo Harry, sin reírse más. Las luces se apagaron y comenzó el espectáculo.
El acto de Draco fue diferente, menos etéreo, pero igualmente encantador. Llevaba una corona hecha de cristales en forma de lágrima y un vestido de gala hecho de un papel especial que se desintegraba cuando el agua lo tocaba. Al principio, Draco lloró, aunque Harry se dio cuenta de que había usado un hechizo para sacar las lágrimas, porque había visto llorar a Draco antes, y era mucho más agitado. Luego, metió las manos en un cubo de agua y se las pasó por todo el cuerpo mientras bailaba, hasta que el vestido y todo lo que había debajo se erosionaron, dejándolo solo en una especie de ropa interior de diamantes. Las luces se atenuaron y Lucius aplaudió más fuerte que nadie.
—¡Harry! —dijo Draco, en el camerino. Luego más apagado— Padre.
—Has cambiado las señales de iluminación desde la última vez que lo vi —dijo Lucius.
—Sip...
—Sí, Draco. No somos estadounidenses.
Draco se acobardo al instante.
—Sí. Lo siento. Quería que se sintiera como si el escenario estuviera bajo el agua al final, ¿Qué opinas… ¿Usted lo prefiere como antes?
—Es lo suficientemente bueno todavía —dijo Lucius— Hablaré con el técnico de iluminación.
—¡Oh, por favor no! Lo aterrorizó la última vez —dijo Draco. Miró a Harry— No sabía que vendrías, Harry, hubiera…
No terminó su oración, pero no necesitaba hacerlo. Le habría dicho a Lucius que no viniera.
—¡Lucie! —dijo Mark, vistiendo nada más que una tanga de seda. Atrajo a Lucius a un abrazo de oso— ¡Ven a Mars con nosotros!
—No esta noche, gracias —dijo Lucius— Será mejor que me vaya. Hablaremos más sobre la iluminación, Draco.
Draco asintió con seriedad.
—¡Adiós Lucie! ¡Te amamos! —gritó una de las mujeres desnudas al fondo del camerino. Lucius le dirigió una sonrisa incómoda y se fue.
—Bueno, eso fue surrealista —dijo Harry.
—¿Crees que la iluminación era una mierda? —preguntó Draco.
—Pensé que era perfecto.
Draco no pareció escucharlo. Sacudió la cabeza.
—Él tiene razón; No funciona, todo el acto es estúpido, no sé por qué lo sigo haciendo.
—Draco relájate. Él es solo tu papá. Así es él.
—No lo conoces —dijo Draco, repentinamente feroz, y luego suspiró, acariciando la base de sus pestañas postizas con un dedo delicadamente. Llevaba lo que Harry reconoció como un conjunto muy bonito de túnica azul cielo.
—Él parece estar bien, ahora —dijo Harry— No digo que supere todo… todas las cosas de antes. Quiero decir, No lo he perdonado. Pero parece que se preocupa por ti.
Draco estaba guardando su corona en una bolsa. Sacudió la cabeza.
—Soy un tonto cuando se trata de iluminación —dijo.
—Draco. Fue brillante. Me encantó. ¿La forma en que el disfraz se desintegró lentamente cuanto más llorabas? Asombroso. Aunque siento que esas personas merecen saber que, en realidad, no eres un llorón bonito.
Draco se rio un poco ante eso, aunque su expresión se oscureció.
—No soy nada bonito —dijo.
—Eres hermoso —dijo Harry en voz baja.
—No me trates con condescendencia, Harry.
—Yo no…
Draco habló a la sala en general.
—Escuchen, ¿Vamos a Mars o no? Porque a este ritmo, los rusos llegarán primero.
—¿Entonces Draco como te hiciste las cicatrices? —preguntó Mark, bebiendo un batido. Draco sonrió con una amplia sonrisa de cocodrilo, pero debajo de la mesa su rodilla golpeó tranquilizadoramente contra la de Harry.
—Abróchense los cinturones, amigos —dijo Draco— Déjenme contarles una historia.
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...CONTINUARÁ...