
CAPÍTULO 6
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CAPÍTULO 6
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—¿Qué quieres decir con que no puedes venir el martes? —preguntó Ron.
—Algo surgió —dijo Harry.
—Te vemos dos veces al mes, ¿Y ahora ni siquiera puedes manejar eso?
Harry odiaba llamar por flu. Le dolían las rodillas.
—Te lo compensaré —dijo. Ron se burló.
—Por supuesto. Excelente. Lo que sea. Nos vemos la próxima vez que tengas tiempo, Harry.
Apagó su red flu, dejando afuera a Harry.
—Déjame elegir el lugar —le dijo Harry a Draco, ese martes, y Draco lo dejó. Los apareció a ambos en un bosque en el que había acampado durante la guerra. Había estado demasiado asustado en ese entonces para apreciarlo.
—¿Dónde estamos? —preguntó Draco.
—No lo sé —admitió Harry— Acampé aquí durante la guerra.
El rostro de Draco se tensó.
—Ah.
—No voy a… a preguntarte sobre eso… pero ¿Te importaría si…? Olvídalo.
Los ojos de Draco eran curiosos.
—¿Me importaría si…? —él dijo.
—¿Si hablo de eso? ¿Algunas veces? ¿Solo, si surge?
Draco negó con la cabeza.
—No, no me importa.
—Genial —dijo Harry— Sí. Eh, bien. Así que… ¿Qué tal el trabajo?
Draco asintió lentamente, sus ojos aún fijos en los de Harry.
—Bien —dijo— ¿Quieres que te pregunte al respecto, Harry?
—No. Quizás. No.
Draco se alejó unos pasos.
—Apuesto a que eres bueno para acampar —dijo, y Harry supo exactamente lo que estaba haciendo. No estaba preguntando. No directamente.
Él era perfecto.
—Ron fue el peor —dijo Harry— Porque estaba acostumbrado a tres comidas completas al día.
—¿Qué estabas, en una dieta?
—No, yo solo. Ya sabes. Maltratado cuando niño.
Draco lo miró.
—¿Quieres que te pregunte sobre eso?
Harry negó con la cabeza.
—No —dijo con fuerza.
—¿Cómo le fue a Granger? —preguntó Draco, como si no acabara de descubrir algo espantoso y vergonzoso— La humedad debe haber devastado sus rizos.
—Extrañaba a Ron.
—¿Se fue?
Harry asintió.
—Si, estuvo jodido
Explicó sobre los horrocruxes, lo malhumorados que habían estado, lo desesperados. Vagando sin rumbo fijo mientras él hablaba, así que no tenía que mirar a Draco.
—Pero él volvió —dijo Harry— Así que. Eso era lo que importaba.
—Se redimió, ¿Verdad? —dijo Draco.
—Completamente.
—¿Completamente? No creo que eso sea posible —dijo Draco, y ya no estaban hablando de Ron.
—Lo perdoné —dijo Harry, con cuidado— Entiendo por qué lo hizo, y sé que cambio.
—Supongamos que hubiera muerto mientras no estaba —dijo Draco. Miró a un lado mientras caminaba— No habría tenido la oportunidad de… lo que quiero decir es que la redención es un privilegio, no es justa. ¿Quién puede decir que mi tía Bella no hubiera resultado ser perfectamente hermosa en veinte años, si las circunstancias cambiaran? O… o Crabbe, por ejemplo…
Se interrumpió a sí mismo.
—No lo sé —dijo Harry lentamente— Es complicado. Pero amo a Ron, así que lo perdoné por completo. Las cosas no siempre tienen que ser… justas para estar bien.
Sus manos ansiaban tocar las cicatrices en el rostro de Draco, pero las mantuvo quietas.
—Mi galería de arte solo vende pinturas al óleo —dijo Draco conversacionalmente— óleo, no acrílico. Hay una diferencia. Pero en realidad no se trata del arte. Es una fábrica de esposas. Cada tres meses, uno de mis compañeros de trabajo es tomado por un marchante de arte multimillonario.
—Dios. Suena terrible.
—Para nada. Voy a muchas bodas glamorosas.
—¿Nunca te tientan los comerciantes de arte multimillonarios?
—Salí con uno por un tiempo.
—Pensé, ¿Ya no estás con Hugo?
—¿Hugo? No —Draco negó con la cabeza, como un caballo sacudiéndose las moscas.
—¿Era tan malo?
—Él no era el problema.
—¿Quién era?
—Solo fui de campamento para las Copas Mundiales de Quidditch. Pero para ser honesto, nuestra carpa era tan lujosa que dudo que realmente tuviéramos toda la experiencia de acampar.
Así que Harry lo dejó pasar.
—¿Me responderás si te escribo? —preguntó Harry, cuando se prepararon para aparecerse de regreso a Londres. Harry no estaba libre hasta dentro de tres semanas.
—No —dijo Draco.
Harry asintió, tratando de no parecer raro, obsesivo y decepcionado.
—Te enviaría un mensaje de texto si tuvieras teléfono —dijo Draco— Aquí.
Le dio a Harry una hoja de papel con un número de teléfono.
Mas tarde, a Harry se le ocurrió que debió haber escrito su número antes; debe haber puesto el trozo de papel en su bolsillo con la esperanza de que llagaría un momento en que pudiera darlo.
—¿Harry…? —dijo Ron con incredulidad, cuando Harry apareció en Sortilegios Mágicos Weasley al día siguiente en su hora de almuerzo. No solía almorzar, acababa de comer un sándwich en su escritorio.
—Hey —dijo Harry, esperando que, si hablaba casualmente, Ron no le daría mucha importancia— ¿Vendes de esos teléfonos móviles? ¿Los que funcionan con magia?
—Eh, ¿Sí? Pero yo no tengo uno, y tampoco Hermione —dijo Ron.
—Está bien —dijo Harry.
—¿A quién planeas llamar?
Harry se encogió de hombros.
Ron trató de ocultar su sonrisa mientras se dirigía al almacén y le conseguía un teléfono a Harry.
—Aquí tienes, amigo, de la casa, como siempre.
—Tengo el oro…
—George me mataría si se enterara de que has pagado algo —le dio a Harry el teléfono, le mostró cómo usarlo— Ella es una chica afortunada, Harry —dijo.
Harry sonrió torpemente y huyó.
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HP: ¿Draco Malfoy?
DM: ¿Harry Potter?
HP: ¿Cómo supiste que era yo?
DM: magia
HP: eres un idiota
DM: Estoy encantado de que hayamos encontrado un nuevo medio a través del cual puedes insultarme.
HP: entonces tomaría 300 cartas antes de que me respondas
HP: pero si te envío un mensaje de texto, ¿respondes de inmediato?
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La respuesta de Draco llegó dos días después.
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DM: ¿prefieres que juegue sucio para conseguirlo?
HP: has dejado claro tu punto
HP: ¿cómo estás?
DM: Aburrido en el trabajo. De hecho. ¿No estás en el trabajo?
HP: si
HP: yo solo…
HP: sí, no, debería irme.
DM: deberías
DM: piensa en todos los galeses que podrían morir por tu negligencia
HP: ok, no todas las personas asesinadas en Gran Bretaña son galeses
DM: marchante de arte acaba de entrar en ttyl
HP: Draco espera
HP: espera
HP: ¿qué es ttyl?
HP: ¿es un código?
HP: ¿es algo que él lleva puesto?
HP: el marchante de arte me refiero
HP: Draco
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DM: ttyl= hablamos luego
DM: no fue algo sexual raro, cálmate
HP: ¡No pensé que fuera algo sexual raro!
DM: bien porque definitivamente no lo fue
HP: AHORA creo que fue algo sexual raro
DM: ;P
HP: que significa eso
DM: oh dulce Harry
DM: hay tanto que no sabes
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Era más fácil enviar mensajes de texto que reunirse. Tomaba menos tiempo, y por lo tanto hizo que Harry estuviera menos ansioso, y de hecho era fácil, realmente, enviarle a Draco un mensaje de texto rápido en la mañana preguntándole como había dormido, y luego en el trabajo a menudo tenía cinco minutos aquí y allá, donde podía reírse de las ridículas fotos que Draco le enviaba.
Había una foto de un gran contenedor de basura con ruedas, por ejemplo.
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DM: mi próximo acto
DM: ruedo en el escenario
DM: arrojando lentamente toda la basura dentro de mi
DM: la audiencia espera con gran expectación
DM: cuando empezara la desnudez, se preguntan
DM: el contenedor de basura se vuelca, está vacío
DM: Draco Malfoy es una basura de persona
HP: eso es divertido solo que no eres una basura de persona
DM: lo pedazos de basura en el piso se ensamblan como uno solo
DM: forman un monolito de basura
DM: Lentamente, con su sexy cara de basura, Draco basura se quita un guante
DM: la multitud se vuelve loca
HP: sabes que estoy tratando de evitar que una pandilla de ladrones de joyas mágicas maldiga las joyas de la corona
HP: ya sabes
HP: te lo he dicho
HP: mi trabajo es muy importante
DM: él ardiente basura Draco estalla en llamas
DM: nadie ha visto algo así
HP: ese acto probablemente podría ser genial tbh6
DM: mírate
DM: usando abreviaturas
DM: Estoy orgulloso de ti
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Era pasada la media noche
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HP: ¿estas despierto?
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DM: si
DM: ¿Cómo puedo ser de ayuda?
HP: ¿puedo llamarte?
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Draco no respondió por diez minutos. Harry miró su teléfono todo el tiempo
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DM: seguro
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—Ya no tengo pesadillas —dijo Harry, en el instante que Draco contestó.
—Oh, bien, me preocupaba que te andarás por las ramas.
—Pero a veces simplemente me acuesto en la cama pensando en todas las cosas estúpidas y horribles que he hecho, y simplemente… todas vuelven a mí en esta interminable ráfaga de… de… de cosas que odio haber hecho, y tengo trabajo mañana, y solo quiero poder apagarlo, ¿Sabes?
—¿Qué tipo de cosas? —preguntó Draco. Era intimo tener su voz en el oído de Harry.
—Solo, ya sabes. Cosas de mierda.
Hubo una ligera pausa.
—Puedes… decirme, si quieres —dijo Draco, y Harry de repente supo qué estaba poniendo a Draco nervioso.
—No son… las cosas grandes —dijo suavemente— Siento remordimiento por… eso… por las cosas grandes, todo el tiempo, pero eso no es lo que es esto.
—Oh —dijo Draco, sonando aliviado.
—Son cosas como… una vez, esta niña pequeña me pidió un autógrafo, y yo estaba de mal humor, y tenía ampollas, pero, aun así, joder, fui tan grosero…
—¿Qué dijiste?
—Le dije que se quitara del camino y la adelanté. Ella lloró, creo. No me detuve.
Draco se rio.
—Tú, monstruo. Muy bien, mi turno.
—¿Qué?
—Cuando conocí a Úrsula, traté con mucha insistencia de averiguar dónde estaba la segunda casa de sus padres. Ella seguía diciendo: “No, solo viven en un departamento en Peckham”, y yo seguía diciendo: “Sí, pero ¿Dónde pasan el verano?”
Harry se rio.
—No lo hiciste.
—Lo hice —la voz de Draco se volvió un poco plana— Desde entonces nunca le he agradado mucho. Es justo.
—Creo que le agradas.
—Está bien, ¿Qué sigue? ¿Escupiste a un veterano de guerra? ¿Pelear con una mujer embarazada en las calles?
Harry le contó a Draco cada uno de sus recuerdos vergonzosos, y Draco se rio de cada uno de ellos. Desapareciendo, como un boggart, al sonido de su risa.
—Me siento mejor —dijo Harry, una hora más tarde.
—Serán cien libras, muchas gracias —dijo Draco.
—Gracias, Draco.
—Ve a dormir, Harry. Tienes un trabajo importante que hacer.
—Lo sé. Es cierto. Gracias.
Casi podía oír a Draco rodar los ojos.
—Buenas noches —dijo Draco, y colgó.
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...CONTINUARÁ...