Encuentro en la Nieve

Harry Potter - J. K. Rowling
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Encuentro en la Nieve
Summary
Draco ha vivido como muggle durante cinco años y le quedan dos más según su condena después de la guerra.Si tuviera su varita, Draco no estaría atascado en la ruta rodeado de nieve, pero por suerte, ha aprendido varias costumbres muggles. Y por suerte, su eterno salvador apareció para salvar la vida de su bebé y la suya.El problema es que desde entonces, Potter aparece demasiado en su vida, aunque siempre para salvarlo. Draco sabe que no debería volverse dependiente del héroe del mundo que debió dejar atrás, pero se le derrite el corazón al ver a Potter con Scorpius en brazos.A los 16 años Harry Potter era demasiado joven para darse cuenta que su obsesión por Malfoy era más que fuerza ejercida por haberlo tomado como su némesis o el origen de las cosas oscuras que pasaban en Hogwarts.A los 23 años, Harry puede darse cuenta que lo sintió por Malfoy era atracción. Hoy, viendo a Malfoy con su hijo, haber ayudado a traer a su hijo al mundo, puede identificar que lo que siente por él es un deseo demasiado fuerte.Hoy, Harry sabe que quiere ser el esposo de Draco y el padre de Scorpius. El tema es ¿cómo atravesar las capas que Malfoy ha construido a su alrededor? ¿Tiene una oportunidad?
Note
Un fic que la verdad escribí en el celu. Tiene capítúlos muy cortos a diferencia de la saga que estoy haciendo. Es como me refresco (?). Cliché tal vez jajaja pero bueno.Este fic:No sigue el epilogo. No existe el Epilogo en este fic.La guerra sí pasó. Vincent si murió. Draco si hizo todo lo que hizo.Harry si salió con Cho y con Ginny.
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8 La razones de Draco

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La razones de Draco

¿Malfoy cocinando? preguntó Ron, entrando a la cocina de Grimmauld Place.

Bueno, durante su primer año en London Muggle Draco había vivido a base de comida a domicilio, pero el dinero se iba tan rápido que temió vaciar su cuenta de oro por lo que perdió su orgullo y aprendió a cocinar. Tal vez fuera tonto, pero con Kreacher en su departamento pensó que no tenia ganas de la cocina de Potter.

—Vaya, sabes lo que significa cocinar, Weasley —se atrevió a responder. Estaba bien que quisieran humillarlo, pero había cosas que tenían su límite. Además, estaba orgulloso de su cocina. Weasley se sonrojó pero se mantuvo en el molde al ver a Granger entrar a la cocina. Genial, más público—. Es solo estofado.

Huele muy bien, Malfoy —Granger le sonrió. Draco notó la bebé en sus brazos, la niña llamada Rose. Podía ver su cabello pelirrojo. Una Weasley más, pensó. Pensé que era Kreacher. Harry no tiene la mejor mano en la cocina.

Draco ignoró el cumplido y miró a Scorpius dormido en su carrito.

Harry tiene razón soltó Granger de la nada, demasiado cerca. La ignoró y se concentró en Scorpius.  

¿En qué? preguntó, intentando parecer distraído, o al menos, poco interesado. 

—En que has cambiado.

¿¡Cambiado!? lloró Weasley—. ¿¡Es qué no escuchaste cómo me habló, Hermione!?

Oh, así que sí notó su respuesta punzante, y por supuesto, lloraría haciéndose la víctima. Draco decidió ignorar a Weasley y mirar a Granger. Le daría su respuesta aunque no hubiese preguntado nada. 

¿Qué es lo puedes hacer cuando te sacan la varita y te das cuenta lo que has causado con tus decisiones? —suspiró—. Por supuesto que cambié respondió al fin con obviedad.

Granger se sonrojó.

Sólo quise... yo... sacudió la cabeza. Harry no se ha tomado vacaciones en cinco años, Malfoy. Es decir, desde que accedió al Ministerio. Que se haya tomado por segunda vez en un mes una semana de vacaciones, creo que debemos agradecerte. Yo lo intenté por años y nunca me hizo caso. 

Draco no respondió. Granger parecía querer implicar algo en sus palabras, pero era descabellado.

Tal vez solo se ha entusiasmado con la idea de volver a ser un héroe, creo que haberle escuchado decir que ser auror no es muy divertido estos días.

Entonces, Draco siguió su receta muggle, pero su mente estaba muy lejos de allí. 

Mierda.

Era imposible que hubiera algo romántico en las intenciones de Potter. En los dos días allí…

¿Si Potter no estaba trabajando dónde se metía por las mañanas?

¿Dónde estaba ahora? 

Plop.

Oh, ahí estaba. 

Draco intentó ignorarlo.

Hermione, Ron —saludó con expresión dura cuando entró a la cocina—. Oh, pequeña Rose —su expresión se suavizó y una sonrisa atravesó sus labios—. ¿Qué hacen aquí? —intentó ser educado, Draco podía ver eso. 

Por supuesto, el primero en abrir la boca fue Weasley. 

¿Viendo a alguien que no vemos desde hace tiempo? Y me refiero a ti, no a Malfoy la respuesta de Ron fue brusca. La verdad Draco no necesitaba más indirectas, estaba claro que Weasley lo odiaba. Malfoy no es tu esposo, es un condenado, y su bebé no es tu hijo, así que, ¿Qué hace aquí?

¡Ron! lo regañó Hermione, apretando a su hija contra su pecho porque Rose empezó a llorar. 

En su carrito, Draco se dio cuenta, Scorpius abrió sus ojos. Apagó el fuego, total ya estaba, y se acercó a su propio hijo.

Veo que mi última advertencia no te llegó, Ron dijo entonces Potter. En serio, eres mi amigo, pero si estás en ese plan, será mejor que se vayan. Hermione, tu esposo está asustando no solo a su hija, así que… —era cierto, Scorpius había empezado a llorar por lo que Draco lo sacó del carrito y empezó a mecerlo en sus brazos. 

¿Nos estás corriendo? ¿Por él? Ron sonaba de verdad ofendido.

No, por ti le recalcó sin pudor ni problemas Potter.

Draco salió de la cocina con su bebé llorando. Escuchó a Granger dar unas disculpas y luego silencio.

Su ritmo cardíaco estaba enloquecido. La verdad es que él estaba acostumbrado a la humillación, pero ahora está pensando… ¿Cuándo su hijo fuera lo suficientemente grande para entender? ¿Qué diría? 

Siento mucho que Ron está siendo un imbécil escuchó a Potter, muy cerca de él a su espalda. 

No tienes que disculparte por tu amigo, hasta donde sé, tiene nuestra edad. Es grande respiró hondo. No me molesta que me humille, Potter. El problema es que... entiendo que Scorpius es pequeño, pero estaba pensando... ¿Vivirá escuchando esas cosas?

¡Oh, Malfoy! Ven... ¡Oh, Scorpius! Potter tomó a Scorpius y a los segundos su hijo dejó de llorar.

Eso le dio tiempo a Draco para ordenar las ideas y la información, la poca que la visita del matrimonio Weasley le dio. 

Ok. Potter se había tomado una semana de vacaciones, pero pasaba mucho tiempo fuera de casa. Draco lo veía para almorzar, unos minutos a la tarde donde cuidaba a Scorpius para que él pudiera bañarse, y estaba seguro que lo ayudaba en silencio durante la noche porque en su departamento se despertaba por Scorpius al menos cuatro veces y aquí solo una. 

Mierda.

Con esa atención, pese a que en las mañanas Potter no estaba, Draco se sentía cuidado y protegido como hacía mucho tiempo no se sentía. 

***

Tres días más y su departamento seguía sin tener agua caliente. La tercera mañana, cuando bajó con un desconsolado Scorpius, se sorprendió de ver a Potter para el desayuno.

Potter, justo a quien esperaba ver Scorpius lloró fuerte en sus brazos. Potter levantó la vista de sus tostadas tenía en ese momento en la sartén. 

¿Sí? —sonrió y se acercó, estirando sus brazos—. Hola, Scorpius, ¿acaso quieres mis brazos? Draco no logró evitar poner los ojos en blanco. Su hijo era un traidor, ya que se calló en cuanto tocó los brazos de Potter. Empezaba a dudar si esto estaba bien—. Malfoy, es extraño oír tu cabeza trabajar de esa forma.

Lo siento. Yo... la verdad... tú sabes mucho de bebés.

Algo así.

Debería poner algo de distancia entre Scorpius y Potter. Esto no iba a durar por siempre. 

¿Me ayudarías a bañar a Scorpius? —preguntó. 

Mierda

Claro. Sí, ¿desayunamos primero? 

—Sí. 

***

Iba a ayudar a Draco a bañar a Scorpius, se dijo Harry. 

Respiró hondo. 

No era Draco quien se iba a bañar, se dijo. 

Desvió la mirada al cuerpo del hombre que en ese momento estaba comprobando la temperatura del agua en la bañera de bebés que se había traído de su departamento. Era absurdo, él se aseguró de usar el hechizo correcto, pero dejó que Draco hiciera su trabajo de padre responsable. Lo miró una vez más. Draco vestía una remera tan simple, de un solo color (gris), ni una estampa en ella, y unos pantalones de gimnasia. Harry sabía que eran de tienda de conveniencia, pero Draco las hacía ver como si fueran de una gran marca en el centro de Londres. 

Malidicón

Intentó apartar la mirada, ver tal vez a Scorpius en el carrito, esperando su baño, pero no pudo. Volvió a mirar a Draco, ahora de pie, dándole el visto bueno a la temperatura del agua. Estaba a semanas de haber dado a luz y se veía fantástico. Imaginó su cuerpo desnudo y le provocaron auténticos sofocos.

Intentó alejar de sí tales pensamientos.

No era la primera vez que tenía fantasías eróticas con él. Su propia habitación ya tenía un potente hechizo silenciador para trabajar sobre esas fantasías.

Carajo.

Su mente se calmó cuando ya tenían todo preparado para el baño de Scorpius.

Scorp se quejó Draco. Harry se rió. El pequeño no paraba de chapotear y empapar a su papá. Por supuesto, Draco estaba lejos de estar enojado, su mirada no podía tener más amor.

La escena le resultó tan familiar que olvidó sus pensamientos lascivos. Pronto, se encontró riendo y Scorpius tomó aquello como un acceso a chapotear con sus manitas más fuertes. 

Aquí está el shampoo —dijo, pasandole un pequeño pote amarillo—. ¿Me dejas lavarle el cabello? Tal vez se tranquilice. A menos que quieras terminar lleno de espuma. 

Draco le cedió el lugar. 

—Es la primera vez que se porta así. No debí invitarte —dijo—. Es tu culpa, Potter. Solo está llamando tu atención. 

—Oh, bueno, yo conozco a alguien que siempre buscaba llamar la atención 

Draco se sonrojó y fingió que no se refería a él. Se arrodilló y se arremangó las mangas, empezando a lavar el pelo rubio de Scorpius. Era algo muy fácil, estaba acostumbrado. Lo había hecho por casi todos los hijos de los Weasley y por Teddy. 

—Bien —escuchó a Malfoy—. Necesitas añadir el baño de bebés a tus especialidades. En serio, Potter ¿no tienes un hijo escondido por ahí?

—No, solo un ahijado y muchos sobrinos y sobrinas.

—¿Cómo es posible? —preguntó Draco, tomando el pote shampoo en sus manos—.  Eres famoso, las chicas matarían por ti. Me sorprende que no estuvieras con la chica Weasley  Harry suspiró. A veces se olvidaba lo alejado que estaba Draco del mundo mágico.

Bien, acabas de mencionar uno de los problemas principales. Un problema —puntualizó—: se me acercan sólo porque soy el Salvador, no solo un hombre, no sólo Harry Potter, sino el famoso Harry Potter. Dos respiró—. Olvidálo, pasaré a la tres para que entiendas. Lo mio con Ginny no funcionó porque descubrí que me gustan los chicos. Y dos, mujeres y hombres mueren por mí, sí, pero no por el real yo. Lo que nos lleva al problema uno una vez más El shampoo se cayó de las manos de Draco pero lo recogió y lo guardó en el neceser sin decir nada.

Es algo de público conocimiento dijo finalmente. Harry asintió—. ¿Cuándo lo descubriste?

Harry no respondió de inmediato, en su lugar, se dedicó a enjuagar el cabello de Scorpius. Solo cuando terminó, abrió la boca. 

Cuando intenté volver con Ginny y mis hormonas menos alborotadas por la edad se enloquecieron con... alguien llamado Charlie Weasley.

—Vaya. Interesante. ¿Tienes algo por los pelirrojos?

Harry se rió. Qué idiota. Se supone que ahora mismo tendría que estar mandando indirectas, no haciendo parecer que le gustan los pelirrojos. 

Mierda.

—No. Cuando cumplí 20 y pude decirlo abiertamente, comprendí algo más.

¿Qué cosa?

En sexto, me tenías totalmente loco, Malfoy. Pero fui demasiado estupido para entenderlo.

Harry volvió el rostro miró aquellos ojos chispeantes platinados y de pronto se dio cuenta de dónde estaba: junto al hombre que le hacía sentir cosas que no creyó volver a sentir, bañando al hijo de ese hombre, con otra persona. Y sin embargo, no había otro sitio en el mundo donde hubiera querido estar en ese momento.

Bajó la vista hacia Scorpius, que reaccionó alzando la mano hacia él. Al rozar los deditos del niño se llenó de una sensación de paz y ternura que no había experimentado en años.

—Malfoy, ahora siento muchas cosas por ti dijo soltando la mano de Scorpius, se me acelera el corazón. No puedo dejar de pensar en ti. Ni en este bello niño —sonrió. 

—¿De verdad, Potter? los ojos grises de Malfoy buscaron su mirada. ¿No es solo tu impulso Gryffindor? Debes estar equivocado, Potter.

Harry torció el gesto. Al menos no era un “te veo solo como un posible amigo”. 

—Claro, tienes razón, Malfoy. No me conozco. No sé lo que siento. Estoy terriblemente confundido. Este niño ya está limpio —se puso de pie. 

¿Draco acababa de rechazarlo muy poco sutilmente?

—Potter, yo no…

—Nos vemos luego, Malfoy.

***

Scorpius se durmió después de su biberón. A Draco le sudaban las manos al saber que debía bajar las escaleras.  Aunque podía quedarse allí y  evitar a Potter. Su corazón era una metralleta contra su pecho. Se sentó y hundió el rostro en sus manos. 

Joder

Potter no podía sentir nada por él, debía ser alguna cosa heroica. Debía estar confundido. Potter no tenía derecho a confundirlo a él. 

No. Definitivamente Draco no bajaría. Sí, volvería a ser un cobarde. A nadie le parecería raro. Era un Slytherin después de todo y es lo que los demás verían. Además, mañana se iría. Buscaría una habitación en un hotel. No importaba.

Entonces, el hambre lo traicionó. 

Argh

Draco era débil al hambre. Especialmente porque necesitaba las energías para atender a su bebé. No tuvo más remedio que bajar las escaleras, no sin antes asegurar bien a su bebé en la cama cuna que Potter le regaló. 

*** 

Potter estaba sentado solo en la mesa de la cocina. Su plato estaba lleno, el problema era que había puesto la mesa para dos personas con individuales azules, platos de porcelana que, a juzgar por su aspecto, nadie antes había utilizado y copas de cristal fino. Hasta había colocado algunas flores. Le había dado la oportunidad de bajar y hablar las cosas.  Y él se había escondido arriba.

Potter susurró.

Potter se puso de pie y levantó su plato sin tocar.

Quieres comer solo, ¿verdad? —se detuvo cerca del tacho de basura—. No, ¿sabes qué? Quiero decirte algo más antes de dejarte comer a ti y a tu alma. No es un maldito acto heroico. Reconozco que lo hubiese hecho por cualquiera, pero ¿sentirme atraído por cualquiera? No. Eso no, Malfoy. Si no sientes lo mismo, solo dímelo a la cara.

No puedes sentirte atraído por mí, Potter.

No puedes exigirme qué sentir y qué no, y mucho menos por quién. 

Si, sí puedo. Acabo de tener un bebé de alguien más.

No está contigo. Ni siquiera parece estar en contacto. No pareces extrañarlo tampoco.

Draco frunció el ceño a esas palabras. Si Potter supiera, tal vez él tampoco lo extrañaría. Respecto a seguir en contacto… lo seguía viendo, aunque dudaba que se considerara contacto. 

No, claro que no. No lo extraño. Mira, Potter, he hecho cosas…

Si es la mierda mortífago, eras un crío, Malfoy.

Ok. Potter estaba decidido a no dejar nada por la tangente. 

Fue una mierda la guerra, sí. Fui una mierda de persona, sí. Pero no, no es eso. ¡Joder, Potter! Me arrepiento cada segundo de casi todas las decisiones que tomé en mi vida, menos una. Pero tampoco es eso.

Potter pareció relajarse, aun con su plato de comida sin tocar en la mano, al lado del tacho de basura. La mirada herida estaba allí de todas formas. 

De acuerdo. Dime, dime que no te intereso y listo.

¡Oh, Santa mierda!

Tampoco es eso.

***

Silencio. Draco parecía sorprendido de sus propias palabras. Harry sintió el latido del corazón en sus oídos.

Entonces —apenas logró decir—. ¿A qué cosas te refieres que dices podrían hacerme cambiar de opinión respecto a lo que siento por ti? Si es Scorpius, no sabes  lo que me gustaría ser su padre, Draco.

Draco sufrió un escalofrío.

Sí, bueno, le gustas mucho —respiró hondo, recomponiendose—. Tampoco es eso.

¿Entonces?

He hecho cosas, Potter. Me han pasado cosas por las que... vomitarias. Me aborrecerías. En serio, no sabes lo que dices cuando... cuando... demandas que me quieres.

Mi última advertencia, no soy bueno en adivinación, Malfoy.

Draco pareció incómodo pero finalmente respiró hondo y habló:

Cada vez que voy a Azkaban Draco tembló, para que mi padre tenga mejor atención, para que llamen a un médico, para que le limpien el baño, para que le den agua, yo... yo... ¡Oh, mierda! Me harás decirlo. No me averguenzo, mi orgullo ha sido pisoteado, aun así... yo…

Harry abrió los ojos. Draco aún no había dicho nada, pero podía intuir, ahora sí, lo entendía. Estaba horrorizado. 

Está prohibido dijo. Los carceleros no pueden abusar de su poder Draco soltó una carcajada seca.

¿Quién lo controla? Gracias por no dejarme decirlo, Potter Draco se abrazó el cuerpo. A veces no quiero, ¿sabes? Hacer un favor por otro. Hace ocho meses no quise, pero tuve. Mi padre estaba muy enfermo. La verdad pensé que sería lo mismo de siempre… bueno, evidentemente, contra mis deseos, fue mucho más allá. ¿Mantengo contacto con él? No, pero debo verlo cuando voy a visitar a mi padre. ¿Sabe de Scorpius? Bueno, lo notó, pero no dijo nada, y preferí callarme también. 

No le tomó mucho tiempo a Harry entender lo que Malfoy estaba diciéndole. Consternó su rostro en horror. Su cuerpo empezó a temblar.

¿Quién? gruñó la pregunta.

No importa.

Sí importa. ¿Quién? ¿Qué guardía, Draco?

—No, porque con esto que acabo de decirte, sé que no me desearás más.

¿Qué?

***

Draco estaba estupefacto, apenas podía creer que estuviera contándole aquello a Potter.

¿Por qué estaba contándole todo para que se rindiera cuando, sí era honesto consigo mismo, se moría de ganas de lanzarle los brazos al cuello y demostrarle lo honrado que se sentía al saber no solo que lo quería en sexto sino ahora mismo también?

Lo normal, la norma, dictaba que lo odiara. Respiró hondo ante el silencio y la cara de horror de Potter y se acercó a la mesa, ignorándolo. 

¿En serio crees que te odiaría por lo que... otros te obligaron a hacer? Malfoy, siete años en Hogwarts, cinco como muggle... ¿En serio todavía no me conoces? Potter respiró hondo y le dio la espalda cuando Draco volvió la mirada para verlo. 

¿No te desagrado? —preguntó. 

—¡No! —Potter se volvió para mirarlo—. Cuando estoy contigo siento que puedo ser yo, aunque no lo veas. Siento que... que puedo respirar. Que no vas a obligarme a salir frente a los periodistas, ni a buscarte un trabajo a través de mi. ¡Maldición! Cuando estoy contigo siento que puedo respirar, ¿ya te dije eso?. Cuando estoy contigo y Scorpius... ¿Sabes lo que se siente llegar a casa y saber qué alguien está allí para que lo abrace?

¿Qué?

Potter volvió a la mesa, colocó su plato de comida y con mano temblorosa se sirvió jugo de calabaza, luego comió un poco de pasta. Draco se comió un poco de la suya. 

—Sí, sé lo que siente respondió finalmente. Ningún mago me hubiera ayudado, Potter. Un muggle hubiera llamado una ambulancia, no me hubieran dado resguardo. No hubiera alimentado a mi hijo para dejarme dormir, no le hubiera provisto de pañales. Potter…

Quería ponerse de pie y tirársele encima.

¿Lo hago?

¿No lo hago?

—¿Si?

El corazón le daba saltos dentro del pecho. Miró a Potter fijamente, estaba increíblemente guapo. No, era tremendamente guapo.

—Duerme conmigo.

Harry se quedó sin expresión en el rostro. Entonces, Harry se puso de pie y caminó hasta él. Draco aguantó la respiración hasta que notó que se había sentado a su lado. Unos minutos después, se acercó un poco más hasta eliminar la pequeña distancia que había entre ellos. Draco recostó la cabeza sobre su hombro.

—Por favor, Potter. Si aceptas esto, por favor... por favor no me rechaces... no te alejes de mí

—Nunca me alejaría de ti, Draco —dijo por fin—. Jamás. Me estabas volviendo loco, Draco y sintió el fuego de sus labios sobre los suyos—. Por fin —susurró al tiempo que lo rodeaba con los brazos.

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