The Missing parts of History [Traducción]

Enero de 1956                            

Caminar hacia la mansión Greengrass con la mano de Abraxas sobre la suya le ponía un poco nervioso. Sabía que sería divertido ver las caras de los demás más tarde, pero ahora mismo era... era normal, eran sólo ellos. Excepto que, aunque cercanos, nunca habían mostrado explícitamente ningún comportamiento de "relación" delante de nadie, y Hadrian no contaba porque, honestamente, el adolescente estaba tan metido como ellos cuando se trataba de intimidad física.

-Si estás demasiado nervioso, siempre podemos hacerlo la próxima vez-. dijo Abraxas, arqueando una de sus cejas perfectamente peinadas hacia él, riendo entre dientes.

Eso le hizo concentrarse más en sus labios, y no sabía por qué había elegido el pintalabios rojo cuando se lo habían pedido. Sabía el efecto que le producía, era como si intentara suicidarse.

(¿Importaría si sólo le robara un beso? ¿Sólo uno pequeño? Esto estaba poniendo a prueba sus límites de una forma que no sabía que se podía poner a prueba. Era como si quisiera hacerse sufrir sin motivo).

Resopló, tirando un poco de la mano del rubio para que se acercara, entrelazando sus dedos. La sonrisa de Abraxas se ensanchó cuando llegaron y subieron los escalones de la Mansión.

La puerta se les abrió sin mucha espera, pues los esperaban y fueron guiados por el elfo de siempre -(Jamby, Hadrian lo mataría si no se aprendía bien el nombre de la criatura)- hasta el salón, donde Carlisle, Joseph Parkinson y Andro ya estaban hablando.

Abraxas esperó lo suficiente para que todos en la sala los vieran agarrarse el uno al otro antes de dar un paso adelante, soltando sutilmente su mano de una forma que parecía natural pero que sus dos amigos íntimos y su conocido ya habían hiperfocalizado para que no fuera suficiente para desviar la atención de él.

Se tomó un momento, demasiado corto para ser notado, para deleitarse con la mirada confusa de Carlisle, los ojos marrón claro del hombre iban de Abraxas a Orión y de nuevo a sus manos repetidamente. Esta noche iba a ser divertida, al parecer.

Orión volvió a barajar las cartas, con los ojos llenos de alegría mientras los nervios de su amigo se disparaban una y otra vez. Se estaba divirtiendo más de lo que esperaba, al menos después de explicarle que había reducido mucho su consumo de alcohol, no que lo había dejado. No es que hubiera bebido nada hoy, el alcohol nunca había sido una necesidad para él, así que no es que le costara pasar de él y limitarse a té y agua.

Sin embargo, se sentía un poco culpable de que Orión hubiera tenido que rechazar más de un vaso de sus favoritos. No era aconsejable beber antes de usar el floo o aparecerse y sabía que Orión se estaba manteniendo limpio para no tener que quedarse atrás más tarde.

El tiempo había pasado volando, entre charlas y rondas de póquer. Sinceramente, no sabía por qué se había puesto tan nervioso antes. Ya eran más de las doce de la noche y aún no se había despistado hoy. Algo que sacaría en terapia. Su médico siempre decía que las pequeñas victorias también debían celebrarse, y él sabía que sus emociones de hoy podían haber significado mucho distanciamiento y mal humor.

Estaba bastante seguro de que la única razón por la que no había tenido ningún episodio era porque Orión era bueno en detectar cuando sus emociones se deslizaban. El hombre había empezado a apretarle la mano, o el brazo, o cualquier cosa que estuviera lo suficientemente cerca como para traerlo de vuelta al presente. El hecho de que sus amigos siempre se quedaran boquiabiertos era una ventaja que Orión disfrutaba enormemente.

Ahogó un bostezo, renunciando a su última ronda de cartas ¿no podía Orión hacer algún juego de manos para darle más oportunidades de ganar o algo así?

-¿Ya estás dormido, Malfoy?-.

-Cállate, Avery-. Dijo, soltando un resoplido irritado. Normalmente no le molestaba demasiado Avery, pero su voz siempre se ponía un tono demasiado alto cuando bebía y le estaba molestando.

-¿Estás bien?- Preguntó Orión, frunciendo el ceño. Agitó una mano.

-Sólo una migraña, se me pasará por la mañana-.

-Podrías usar una de las habitaciones de invitados si necesitas algo de tiempo-. Carlisle ofreció justo cuando Dorus resopló.

-No hace falta. Sinceramente, no soy de cristal-. Dijo.

Miró a Orión, que dejó sus cartas -(al revés, aún no daba por perdida esta ronda)- y echó hacia atrás su silla, reclinándose y dejando más espacio entre él y la mesa. Y, por supuesto, el idiota ocultaba una sonrisa socarrona mientras bebía un sorbo de su taza de té, dándose ligeros golpecitos en la pierna en una clara invitación, no vista por los demás.

Oh, así que realmente estaban haciendo esto. Bueno, no es que le importara, necesitaba un poco de tiempo libre.

-Tú sigue jugando, yo me quedo fuera de las próximas-. Dijo, siguiendo el movimiento de Orion mientras dejaba la taza.

(¿Por qué demonios su corazón latía tan rápido?).

Esperó a que Parkinson empezara a barajar las cartas para la siguiente ronda -(no quería interrumpir)- antes de levantarse e ir a rellenar su taza. Probablemente no dormiría mucho hoy, con lo mucho que estaba tomando, pero esta era su... ¿cuarta? ¿La quinta? ¿Cuántas se había tomado en casa? Debería beber agua en su lugar, el pobre Hadrian tendrá que lidiar con su hiperactividad.

Sin embargo, en lugar de sentarse como de costumbre, apartó la mano de Orión de su pierna y se sentó en su regazo, con una pierna sobre la otra y apoyando la cabeza en el hombro de Orión, desafiando a sus amigos a decir algo mirándolos fijamente, bebiendo de la taza despacio y con determinación.

Podía sentir a Orión sofocando su risa antes de que pudiera escapársele, el hombre más joven poniendo un brazo alrededor de su cintura para asegurarlo en su lugar.

-Ummm...-

-¿Sí, Andro?- dijo Orión con descaro. Querido Salazar, ¿podría el hombre sonar más petulante?.

-¿Estás cómodo así?- Alessandro se armó de valor para preguntar.

-¿Por qué no iba a estarlo?- preguntó Orión. Abraxas probablemente podría cortar la tensión con un cuchillo. Uno de esos que Hadrian no le dejaba tocar.

-Vuelve a jugar y deja de jugar con sus cabezas, Ry-. Susurró al oído de Orión, moviendo la cabeza para que se le viera pero no se le oyera. Orión resopló.

-¿Vas a repartir las cartas o no, Parkinson?-.

El parloteo volvió a llenar lentamente la habitación, primero vacilante pero luego volviendo a la normalidad, mientras él se relajaba.

Bueno, al parecer ahora podía abrazar a Orión delante de otras personas, dudaba que no hubiera pronto un nuevo "rumor" sobre su relación. Debería esperar que sus padres le enviaran una carta explotando contra él.

-Orion, ¿has terminado?- Preguntó desde la puerta.

-Sí, sí, ya sé que quieres dormir, Brax-.

Orión no tardó en salir de la habitación, cerrando la puerta ya que los demás iban a seguir jugando al menos unas horas más. Habían hecho esas "reuniones" tantas veces a lo largo de los años que ya no necesitaban que los acompañaran a la sala Floo.

Orión se pasó un dedo por los labios, sonriendo mientras dejaba la puerta abierta lo justo para que los hechizos silenciadores no hicieran efecto.

-¡¿Qué demonios ha sido eso?!-.

-Tranquilo, era cuestión de tiempo-. Contestó Carlisle a un aterrado Parkinson. -¿Van a ser así de ahora en adelante? Acabo de acostumbrarme a su normalidad-.

-Te ha llevado años, ¿verdad?-. se burló Alessandro, y Abraxas pudo oír una carcajada procedente de uno de los otros. Avery, seguramente.

-Acabo de ganar cincuenta galeones, así que no me quejo. En serio, ¿cuánto han tardado?-.

-No creo que hayas ganado nada-. dijo Dorus, provocando un molesto -¿qué?- de Avery. -¿No apostaste a que se juntarían diez años después de que Orión terminara Hogwarts?-.

-Sí, ¿y qué?-.

-No han pasado diez años hasta el año que viene, Orión cumplirá veintisiete en marzo-. Dorus se quedó mudo.

Abraxas se esforzó por mantener su indignación lo suficientemente baja como para no ser oído. ¿Diez años?.

Luego recordó que aún no estaban juntos, así que... Cierto, no podía culparlos. Sin embargo, deseó poder ver la cara de Avery al darse cuenta de que acababa de perder.

-¿No apostaste a que se irían a vivir juntos antes de que alguno de los dos cumpliera 30 años? Sólo les quedan dos años. ¿De verdad crees que lo harán?-. Miró a Orión, que arqueó las cejas sorprendido. Espera, ¿Dorus sabía que ya vivían juntos? Preguntó a Orión, que se encogió de hombros.

Dorus sabía dónde vivía Hadrian y que pasaban mucho tiempo allí, pero nunca le habían dicho abiertamente al pocionero que vivían todos juntos.

-Tal vez-. Fue la única respuesta (críptica) de Dorus.

Orión le cogió de la mano y tiró de él para empezar a alejarse. Una vez que estuvieron seguros de que no los oirían, Orión habló.

-Lo sabe-.

-¿No deberían obligarle los pabellones a no decir nada?-. Preguntó.

-No estoy preocupado por eso. Los guardianes son más como un Obliviate poco potente mezclado con un confundus, al menos a lo que te refieres. Mientras nadie le llame la atención, será como una niebla en su mente a la que no prestará atención-. Explicó Orión. Estaba seguro de que ya se había hablado de esto antes, pero el concepto era un poco extraño. -Hay muchas condiciones que tiene que cumplir para que Dorus pueda hablar abiertamente de la casa, y una de ellas es poder vernos delante de él-.

-Ni siquiera sé cómo funcionaría eso-.

-Es como si alguien hablara de casas y de nosotros y de 'vivir juntos', pero el cerebro de Dorus no puede establecer la conexión entre las tres cosas a menos que estemos allí. Y no se pregunta por qué. Así que puede que sepa algo, pero no lo dirá ni se preguntará por qué no lo sabe, como ahora. Hay algunas otras cosas, por supuesto, pero eso es lo esencial-.

-Maldita sea, vale, vámonos a casa ya-. Abraxas dijo.

No fue hasta que estuvieron de vuelta en Starlight Lane que Orion volvió a hablar.

-¿Deberíamos poner algunas protecciones de sangre? Esos son poderosos-.

Puso los ojos en blanco. -Duerme ahora, Orión, mañana pondremos protecciones-.

-¿Te lo pasaste bien?-.

-Por supuesto, tú estabas allí-.

-Eres un tonto-.

Y a Orión le encantó, si la forma en que estaba sonriendo como un loco era algo a tener en cuenta.