The Missing parts of History [Traducción]

Harry Potter - J. K. Rowling
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The Missing parts of History [Traducción]
Summary
En retrospectiva, Harry podía admitir que tocar cosas al azar en Grimmauld Place no había sido una buena idea. Sin embargo, era un poco tarde para eso.Varado en el tiempo, sin camino de regreso a casa, Harry tuvo que aprender a hacer frente a su vida mientras vivía en los años 50.Por extraño que parezca, Orion Black no se parecía en nada a lo que esperaba. Abraxas Malfoy tampoco. O sus amigos, en su mayor parte.Honestamente, tratar de mantenerse al día fue agotador.
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Chapter 65

29/1/1956                                        


Marta acabaría cansándose de él por todas las gilipolleces que traía a su vida, probablemente. Sin embargo, estaba bastante seguro de que se había estado riendo a carcajadas cuando él salió ayer de su despacho. Había visto a Frank y al nuevo empleado que tenían, Max...

(De quien Hadrian estaba bastante seguro que era un chico, aunque no tenía pruebas de ello y lo había colocado firmemente en la categoría de "ellos" hasta que tuvieran una conversación adecuada, le daría mucha vergüenza si se equivocaba).

...Hizo una doble mirada a la puerta entreabierta del despacho, por lo que supo que a ella al menos no le importaba.

-¿Qué quieres decir con que tienes una cita?-.

-¿Qué coño quiero decir? Yo... Mira, necesito ayuda, vale. ¡Nunca he ido a una de esas! ¿Qué coño haces en una cita?-.

-¿Te diviertes?-.

Marta parecía tan despistada como él, lo que no ayudaba. Un gemido desesperado escapó de su garganta mientras maldecía su maldita boca. Sabía que a Abraxas no le habría importado que le dijera que no estaba preparado para llamar a sus salidas "una cita", sabía que el rubio le habría dado todo el espacio y el tiempo que necesitara. Pero no se había parado a pensar en la situación tan bien como creía y ahora no sabía qué hacer.

Claro que Orión y Abraxas le parecían atractivos y claro que no le importaría tener una relación con ellos... con el tiempo. Simplemente no estaba preparado para enfrentarse a esas cosas, mucho menos para hablar de ellas, y el hecho de que su investigación no le estuviera dando tantos resultados claros como esperaba, no creía que fuera a llegar a ese punto más rápido.

-Necesito un consejo de verdad, Marta, por favor. Tenías novia antes de que se fuera al carajo, ¿me estás diciendo que nunca tuviste una cita? ¿Ni siquiera una vez?-.

-Mira, chaval, te lo perdono porque sé que estás desesperado, pero no vuelvas a sacar el tema-. Él tragó grueso, asintiendo a sus palabras. Marta dejó escapar una mirada. -Vale, la verdad es que las citas no son para tanto. Sales con alguien que te gusta, alguien con quien supuestamente quieres pasar tiempo, y hacen cosas que a los dos les gusta hacer, o que a uno le gusta y quiere presentarle al otro, o algo que uno sabe que le gusta al otro, todo para conocerse mejor y pasar un buen rato simplemente... tonteando y siendo felices. Eso es todo-.

-Pero...-

-Bueno, normalmente también implica mucha incomodidad, momentos embarazosos y mucho rubor-. Marta continuó, ignorando su débil protesta. -Pero para gente como tú, que lleva dando palos de ciego en esta relación tuya desde hace meses, si no años, y que vive literalmente con sus posibles novios, ¿no estás ya lo suficientemente a gusto con ellos como para saltarte eso? Vivir con alguien significa que no puedes esconderte cuando haces cosas embarazosas, o cuando metes la pata, o cuando tienes un aspecto menos que perfecto por las mañanas, así que ¿qué importa? Simplemente sal, pásatelo bien, ríete a carcajadas y disfruta. No tienes que hacer nada más. A estas alturas, si tus hombres se quejan de cómo actúas, es una bandera roja importante y deberías largarte-.

-¡Ellos no harían eso!-.

-Así que problema resuelto-. Ella dijo, sonriendo mientras su cara se calentaba más.

-¿Así que es una salida normal?-.

-Una salida normal, claro, sólo recuerda dejar claro al final si quieres más citas o no, la forma de nombrar las cosas es importante-.

-Ok-. Dijo. -Ok, creo que puedo hacerlo-.

-Bien, ¿cuándo es?-.

-Umm... El sábado-.

-¿Tus compañeros te dijeron lo que harían o es una sorpresa?-.

Se encogió de hombros. -Estoy bastante seguro de que vamos a recorrer el Londres muggle por la mañana, pero no sé nada más. No hacen salidas a medias, o salimos todo el día o sólo por la noche, algo así como que no tenemos tiempo suficiente-.

-Hmmm. De acuerdo, pero quiero dejarlo para después, si voy a ir por ahí dando consejos amorosos quiero al menos saber cómo fueron las cosas-.

-¡Marta! No... no son consejos de amor... me estoy volviendo loco-.

-Es un consejo de amor... Bueno, consejo de relación, no tienes que amar a tus hombres para tener una cita con ellos. Algunas personas van a citas para ver si son lo suficientemente compatibles con la persona o personas que les gustan, así que está bien-.

-¿Eso es posible?-.

-Por supuesto. Algunos invitan a salir a gente que no conocen para llegar a conocerlos. Seguro que no es tu caso, pero averiguar si su dinámica funcionaría en entornos como citas y salidas más románticas también es importante-. Dijo Marta, sonriendo aún. -Es como... Lo has hecho todo al revés, la verdad. La gente suele tener citas, empezar una relación, ver cómo van las cosas y luego, pasado un tiempo, irse a vivir juntos, lo cual es duro. Vivir a tiempo completo con alguien hace que te enfrentes a su lado menos perfecto, después de todo. Malos hábitos, comportamientos cuando no estás en público. La vida doméstica puede ser complicada, es el momento en el que encuentras las partes más molestas o, a veces, desagradables de tus parejas. Muchas relaciones no funcionan pasado ese tiempo. Y tú lo hiciste. Así que debería ser más fácil-.

-Palabra clave: debería-. Se quedó mudo.

-Sí, eso. Aun así, no puedes avergonzarte de alguien que ya te ha visto babear por toda la almohada cuando duermes o que tiene que recoger lo que ensucias, ¿verdad? Tu personalidad y tus hábitos no van a ser nada nuevo para tus amantes-.

-Supongo que es verdad-.

-Por supuesto que lo es. Cita es sólo una palabra, tú decides cómo te afecta, ya que pareces asustado y no disgustado, olvídalo y pásalo bien-.

Como si alguna vez le diera asco salir con Orion y Abraxas. Bueno... Huh... ¿Tal vez ese era el punto?.

Abraxas lo sacó de sus pensamientos, la mano furtivamente alrededor de su cintura.

-¿Todo bien?- Preguntó el rubio.

-Lo estaría si me hubieras dejado dormir hasta tarde-.

-Lástima que eso no sea posible. Ahora termina de vestirte, te juro que antes solía ser el último en estar listo, pero ahora me estás robando lo mío-.

-Ser lento no es una 'cosa', Brax-. Resopló, lo que por alguna razón hizo sonreír al rubio.

-Aplícate eso a ti mismo entonces, lento-. Dijo Abraxas, golpeándose la nariz con el dedo antes de salir de la habitación.

-¡Eh!-.

Abraxas iba a encontrar toda su ropa fuera de lugar y vuelta del revés, juró.

🌿🌿🌿🌿🌿🌿

Caminar por el Londres muggle a las nueve y media de la mañana era mucho mejor que a las ocho, supuso Orión. Entre el ruido, la gente -(que aún había mucha)- y el hecho de que necesitaban un mapa como si fueran turistas de segunda, era mucho más fácil.

Odiaba este tipo de mapas. Los muggles habían empezado a hacerlos teniendo en cuenta sus "carreteras" para sus "coches" y él no los entendía. Era frustrante e incluso Abraxas se había abstenido de reírse de él. Su plan de arrastrar a Hadrian a una tienda de ropa se había retrasado hasta después de comer, ya que así al menos parecería espontáneo y algo que Abraxas haría, así que habían planeado ir a uno de esos cines que los muggles tenían para "películas" que eran como... ¿ver un recuerdo en un colador? O como una foto en movimiento que duraba al menos una hora y tenía más de una escena.

Era confuso, pero Hadrian ya había hablado de ellos antes -(como un recuerdo de su época que le había sido negado, malditos parientes suyos)-, así que era tan bueno como cualquier otra cosa. A Abraxas le intrigaba y Hadrian parecía emocionado, así que le bastaba.

Estaba seguro de que las "películas" del futuro habían sido mejores, así eran las cosas como el desarrollo, pero no parecía que a Hadrian le importara tener que ver películas "anticuadas". Quizá cuando pasara el tiempo y se acercaran a la época original de Hadrian podrían volver, aunque sólo fuera para ver si realmente era tan buena.

Hmmm, tendría que anotarlo recurrentemente, no quería olvidarlo.

-¡Creo que he encontrado nuestro camino!- exclamó Abraxas, tomando sus manos y las de Hadrian -(casi haciéndole soltar el mapa)- y guiándolos hacia adelante.

-Abraxas, cálmate, aún tenemos tiempo-. Hadrian intentó, en vano, que Abraxas redujera la velocidad.

🌿🌿🌿🌿🌿🌿

Olvida todo lo que había aprendido sobre los muggles. Eran increíbles.

No sabía por qué ningún mago había intentado antes ampliar las fotos en movimiento hasta convertirlas en escenas enteras, o juntarlas para hacer una película. Claro, Hadrian dijo que no funcionaba así, que los muggles tenían cámaras especiales que hacían fotos muy largas, no sólo una instantánea, llamadas "vídeos", ¡y que también tenían "micrófonos" para grabar sonido! Luego cogían las mejores escenas que habían grabado -(sonido incluido)- y las montaban.

¿Podrían los magos hacer algo así? Probablemente no, porque la tecnología no era lo suyo, ni la creatividad, la verdad. Las películas no eran recuerdos, eran escenarios completamente imaginarios para los que habían creado un guión, y actores, gente cuya carrera entera consistía en fingir ser otra persona, eran los encargados de hacerlas.

Bueno, había mucho más, pero aún así...

-Bueno, no creo que el mundo Mágico esté preparado para algo como una película todavía. Por un lado, ni siquiera pueden pensar en una forma de mostrar imágenes que suceden en el momento, por no hablar de crear nuevos escenarios enteros a partir de su imaginación-. dijo Orión, dejando su menú.

-Bueno, técnicamente, las películas empezaron filmando bien escenas cotidianas gente yendo a trabajar, alguien entrando en una cafetería, cosas cotidianas. También empezaron sin sonido ni color, luego mejoraron-.

-Hmmm, tal vez deberíamos empezar por ahí-.

-Ya tenemos demasiadas cosas en marcha para eso, Brax-. Orion lo derribó suavemente.

-Todavía lo estoy escribiendo, sin embargo-.

-Deberíamos hacer un pedido ya, tengo hambre-. Dijo Hadrian, tratando no tan sutilmente de cambiar de tema.

Hizo un mohín. No es que fuera su peor idea. Bueno, seguro que revolucionaría el Mundo de los Magos, pero quizá era mejor esperar. No era necesario alertar a su padre de sus idas y venidas, y mucho menos cuando tenían algo que ver con los muggles.

🌿🌿🌿🌿🌿🌿

-¿Qué es eso?- dijo Hadrian, llegando a su lado. Abraxas había corrido hacia delante, mirando las flores de una floristería justo delante de ellos.

Casi habían llegado a la entrada lateral de los Callejones, que los dejaría en medio del Callejón Horizont, cuando su atención había sido arrastrada hacia una revista en uno de los puestos de las tiendas.

-Nada. Sólo... no sé-.

-¿BSL?-.

-¿Sabes lo que es?-.

-¿Me estás diciendo que no hay equivalente en el mundo mágico?-.

-Nunca he oído hablar de ello-. Hadrian le miraba a él y a la revista por turnos, con una expresión de perplejidad en el rostro. -¿Y bien?-.

-Es un lenguaje utilizado principalmente por personas sordas o mudas. En su mayoría no pueden hablar, así que utilizan signos estandarizados con las manos para comunicarse. Las letras significan lenguaje de signos británico. Había una niña muda en tercer curso, creo, en mi escuela primaria. Hablaba con las manos con sus padres, pero como nadie más conocía los signos que hacía, tenía que escribir lo que quería decir en un cuaderno para hablar con los demás. La trasladaron tres meses después a otra escuela que podía ayudarla mejor-.

-Oh-. Extraños, los muggles eran definitivamente extraños. Se odiaban por las cosas más extrañas, ¿pero aun así decidieron crear un idioma para una minoría? -Bueno, no, no hay nada como esto en el Mundo Mágico-.

Hadrian lo miró mientras leía lo que decía el pequeño artículo que había encontrado.

-¿Quieres aprender?-.

-¿Qué?- Dijo, sobresaltado.

-¿Quieres aprender?- Repitió Hadrian. -Dice que nos pongamos en contacto con ellos si queremos apuntarnos al curso, podríamos probar y pedir más detalles. Decidir más tarde, ya sabes-.

-¿Por qué iba a querer eso?- Preguntó, tenso. -No soy ni sordo ni mudo, gracias-.

-Sólo lo dije porque es el grupo más destacado. Una persona puede ser no verbal sin tener una discapacidad física y a veces no sabes cómo expresar las cosas en voz alta, así que podría ayudar. Yo no soy mejor, a veces estoy tan perdido en mi propia cabeza que me olvido de comunicarme verbalmente-. Hadrian hizo una pausa, mirando brevemente hacia Abraxas, que ahora hablaba con uno de los empleados de la floristería. -Podría ser útil para los tres. El lenguaje de signos no depende de los sonidos, así que también podría ser bueno para los días en que surjan los problemas sensoriales de Abraxas-.

Lo pensó. Sería útil. Y a todos les gustaba aprender. Se preguntó cómo habría sido él de pequeño, si le hubieran dado las herramientas para hablar aunque no supiera cómo sacarlo. Abraxas había sido extremadamente paciente con él mientras crecía, pero lo mejor que podían hacer era esperar hasta que las cosas mejoraran.

Ahora Orion podía regularse a sí mismo mucho mejor, y las veces que tal ocurría eran raras, pero... Hubiera estado bien, en aquel entonces, y no era como si el no necesitarlo estrictamente más le impidiera conseguir esas herramientas ahora.

-¿Cómo... llamamos?-.

Había una extraña serie de números con las palabras "Llamar ahora" al lado de ellos, pero él no estaba familiarizado con el término. Sin embargo, estaba bastante seguro de que no significaba que tuviera que decir los números en voz alta para obtener una respuesta. No era tonto.

-Me ocuparé de eso mañana. ¿Tienes un papel para apuntar el número o vas a comprar la revista?-.

-La compraré. Ve con Brax antes de que haga algo como incendiar la tienda-.

-Probablemente lloraría demasiado a las plantas para eso, Ry-.

Se rió entre dientes. -Cierto-.

Volvió a mirar el anuncio mientras Hadrian se alejaba. Bueno, darle una oportunidad a este "BSL" no tenía tan mala pinta.

🌿🌿🌿🌿🌿🌿

-Te voy a matar-. Dijo, por décima vez, mientras lo arrastraban a otra tienda de ropa.

Claro, sabía que Abraxas no se detendría una vez que decidiera que le gustaba algo, pero ¡¿por qué estaban comprando para Hadrian también?! Él no quería ni necesitaba nada de eso.

Tal vez sí, pero no las necesitaba de una tienda que costaba 200 galeones cada una, muchas gracias. Menos mal que hoy se había llevado su colgante para disfrazarse, no hacía falta que lo reconocieran la próxima vez que quisiera pasear por los Callejones.

Observó a Abraxas hablar con el dependiente, que hacía todo lo posible por venderles la mitad de la tienda y parecía muy complacido cuando Abraxas seguía diciendo "sí" a todo.

-¿No vamos a hacer que pare?-.

-Inténtalo tú-. Dijo Orión, sentado en uno de los sillones de felpa de la sala privada en la que se encontraban, con un vaso de vino a medio beber en la mano. Resopló. El único que podía apartar a Abraxas de sus nuevas ropas era el propio Orión.

Miró al rubio, que gesticulaba salvajemente tratando de explicar algo que quería, cuando se le ocurrió una idea.

-Dijiste que su padre envió un aviso, ¿verdad?-.

-Le van a llevar a rastras a la mansión el día 8-.

Por fin habían cambiado el método de recepción de cartas. Hacían que Dobby se pasara por la Oficina de Correos de Diagon todos los días desde hacía meses, hasta la semana pasada. En lugar de eso, ahora su correspondencia era redirigida a la Oficina de Correos y depositada en buzones. Habían recibido cuatro, uno para cada uno y otro para el correo general, como El Profeta y otras revistas.

Funcionaban como pequeños portales, por lo que había podido entender de las divagaciones de Abraxas sobre ellos. Las cartas y paquetes se metían en un estuche especial en la Oficina, y el contenido se entregaba a una caja a juego que tenían en casa, que se iluminaba en cuanto había algo dentro. Bastante sencillo siempre que no intentaras entender la magia que había detrás. Normalmente se les pagaba mensualmente, pero sabía que Orión acababa de adelantar el pago al menos un año, así que no tenían que preocuparse de que se les cortara.

También significaba que el correo podía llegar en cualquier momento, ya que la Oficina de Correos estaba abierta las veinticuatro horas del día, y que las cartas de los padres de Abraxas (o de otras zorras menos deseables) no podían ser interceptadas por Orión y Hadrian, de modo que Abraxas no tenía que ocuparse de ellas por su cuenta. El rubio había tomado la costumbre de leerlos, dejarlos leer también y luego arrojarlos al fuego más cercano.

En caso de que no hubiera ninguno disponible, lo encendía él mismo.

Sí, Abraxas estaba mucho mejor, pero eso también significaba que estaba absolutamente enfurecido con su familia. La terapia no estaba ayudando mucho en esto, porque Abraxas tenía todas las razones para estar enfadado. No es que eso fuera saludable para Abraxas, pero Hadrian no iba a decirle que calmara su ira o que sus sentimientos no eran válidos.

Eso sería el colmo de la estupidez.

Una de esas cartas había llegado ayer, durante una de sus "lecciones" con Dorus, así que ya sabía lo básico.

-Necesito ir a comprar algo de tela-. Dijo.

-¿Por qué?-.

-Voy a probar suerte con el bordado y sólo tengo una semana para hacerlo-.

-Bien-. Dijo Orión, con cautela, pero sus ojos grises se habían iluminado de curiosidad. -Deberíamos hacer un pedido para que compres todos los tipos y colores de tela que necesites. Así no tendrás que salir cada vez que necesites más-.

-¿Y dónde la pongo?-.

-En el almacén de tu taller, Hadrian. A menos que hayas olvidado que está ahí por alguna razón-.

-Bien. Olvida lo que he dicho. No te pases cuando lo hagas y hoy no. Sólo necesito que Brax elija dos colores que le gusten y que combinen con su... No, olvida eso, yo mismo haré su ropa. ¿A Lord Malfoy le daría un ataque de nervios si viera a Abraxas vestido con un traje muggle?-.

-Sí, Hadrian. Lo que lo convierte en una muy mala idea-.

-No, no lo es. No mientras Abraxas presuma ante todos en esa fiesta de las runas de la ropa y de cómo se la hizo a medida un Mago del Hilo-. Sonrió satisfecho. -Todos tendrían que alabarlo-.

-No eres oficialmente un Mago del Hilo-. señaló Orión.

-No, pero ellos no lo saben-.

Orión sonrió, amplio, salvaje y encantado.

-¿Debería tenerte miedo?- preguntó Abraxas desde el otro lado de la habitación.

-Más tarde iremos al Callejón del Infinito, así que muévete. Hadrian ha decidido darle un infarto a tu padre haciéndote la ropa para tu cumpleaños-.

-¡¿En serio?! ¿Puedo elegir los colores?-.

-De eso se trata, Brax-. Abraxas sonrió alegremente, casi vibrando en su sitio, y empezó a disparar órdenes al empleado mucho más rápido que antes.

-Al menos saldremos antes de aquí-.

-Eres una maravilla-.

-¿De dónde ha salido eso?- Preguntó, con las mejillas más calientes.

-¿De mi corazón?-.

-Horrible. Eres absolutamente horrible-.

-Te encanta, Rian, no nos gustaría ni a Abraxas ni a mí de otra manera-.

Resopló, cruzándose de brazos y mirando al rubio, negándose a dignificar aquello con una respuesta a pesar de las risitas de Orión a su lado.

Gilipollas.

(No se equivocaba).

Se alegraba de saber ya cómo hacer cada una de las piezas de un traje por separado, pero necesitaría un libro con las instrucciones de cómo hacer un chaleco. Sería mejor que utilizara el bordado para eso, y que usara el método normal de arreglos para el resto de la ropa. También necesitaba hacer un diseño, tal vez Abraxas podría dibujar lo que quisiera mientras hacía la ropa y luego hacer el bordado en último lugar.

🌿🌿🌿🌿🌿🌿

No fue hasta que llegaron a casa cuando se dio cuenta de que había pasado todo el día sin darse cuenta de que estaba literalmente en una cita y tuvo un pequeño colapso, probablemente impulsado por el alivio.

No había sido diferente de lo que hacían habitualmente, por eso había sido tan fácil olvidarlo. Marta había tenido razón, como siempre, no sabía por qué había dudado de ella.

-Rian, ¿quieres acurrucarte y leer?-. dijo Abraxas, asomando la cabeza en el baño.

-Claro, primero voy a darme una ducha-.

-Estamos en el salón, yo me encargo de tu pelo así que no te molestes-.

Resopló mientras Abraxas se marchaba sin esperar respuesta. El pelo se le estaba poniendo largo, y un poco pesado. A veces dudaba que dejarlo crecer ayudara, pero Orión decía que la gravedad no podía hacer mucho si no se esforzaba en cuidarlo. Su esfuerzo la mayor parte del tiempo era dejar que Abraxas lo tratara como a un muñeco, pero aún así contaba, ¿no?.

Aparte de ser arrastrado a casi diez tiendas de ropa para la diversión de Abraxas, habían ido al Callejón del Infinito donde había dejado a Abraxas libre para elegir el tipo de material y color del que quería su ropa mientras miraba libros y Orion iba a pedir un formulario para rellenar para un pedido grande.

Sí, se arrepentiría de haber dejado a Orión a su aire, pero había decidido hacerlo más tarde.

Abraxas había acabado eligiendo un color primario rosa oscuro bastante soso con un tono más claro para el hilo que compondría el bordado. Tal vez porque el traje en sí sería escandaloso, quién sabía lo que pasaba por la cabeza del rubio.

Media hora después, sentado en el sofá con un libro, entre las piernas de Orión y de espaldas al pecho del hombre mientras Abraxas le hacía "a la fuerza" (no a la fuerza en absoluto) una pedicura tres veces maldita, decidió que tener "citas" no era tan malo. Siempre que fueran tan sencillas como la de hoy.

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