The Missing parts of History [Traducción]

Harry Potter - J. K. Rowling
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The Missing parts of History [Traducción]
Summary
En retrospectiva, Harry podía admitir que tocar cosas al azar en Grimmauld Place no había sido una buena idea. Sin embargo, era un poco tarde para eso.Varado en el tiempo, sin camino de regreso a casa, Harry tuvo que aprender a hacer frente a su vida mientras vivía en los años 50.Por extraño que parezca, Orion Black no se parecía en nada a lo que esperaba. Abraxas Malfoy tampoco. O sus amigos, en su mayor parte.Honestamente, tratar de mantenerse al día fue agotador.
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Chapter 62

Vacaciones de Navidad                         
Parte 1                            

Orión no podía dejar de pensar en la conversación con su hermana. No se le podía culpar, ya que aparentemente todos en su círculo creían que él y Abraxas tenían una relación.

(Esperaba que sólo se tratara de los rumores de Hogwarts, pero no, ¿por qué iba a ser así? No tenía tanta suerte).

-¿Hadrian?-.

-¿Sí?- El adolescente se volvió para mirarlo.

Estaba sentado en el suelo, escribiendo una respuesta a la última carta del pequeño vampiro, y parecía encantado de estar haciéndolo.

-La gente está haciendo apuestas sobre Abraxas y yo-.

-De acuerdo-. dijo Hadrian, aunque sonó más como una pregunta.

-Desde que éramos adolescentes-.

-Erm... ¿Por qué?-.

-Porque somos idiotas-. Hadrian parecía totalmente confundido, mirándolo con expresión desconcertada. -Aparentemente todos en mi familia piensan que he estado enamorado de él, o que crecería en ello, o algo así, desde mi infancia. ¿Y todo el mundo se dio cuenta durante Hogwarts?-.

-¿Pensé que esto era reciente?-.

-¡Lo es!- exclamó.

¿Por qué demonios nadie se había molestado en decirle que estaba enamorado? Con razón no había tardado nada en enamorarse del rubio. Es que nunca antes había pensado en esa posibilidad.

-¿Y Abraxas lo sabe?-.

-No-. Dijo frotándose los ojos con los dedos. -No sé si es buena idea. No quiero que se sienta presionado por ello-.

-Puede que le haga gracia-. Señaló Hadrian, apuntándole con su estilográfica.

-Puede-.

-Y a ti te vendría bien-.

-¿Qué? ¿Algún gran plan en tu cabeza?-.

-Bueno, obviamente ya han hecho muchas suposiciones sobre su relación, así que juega, a ver quién se raja primero. Será divertido-.

Parpadeó, una sonrisa de Cheshire apareció en su rostro. Se dejó caer al suelo desde el sofá y abrazó a Hadrian, salpicándole la cara de besos.

-Voy a volver locos a todos-. Dijo cuando por fin tuvo entre sus brazos a un Hadrian sonrojado y risueño. -Y luego voy a decirles que se callen y nos dejen en paz-.

-Bien. ¿Quién te ha contado todo esto?-.

-Mi hermana. Se sorprendió cuando le dije que realmente no estaba cortejando a Abraxas todavía. Ella todavía no sabe acerca de ti. Creo que le dará un infarto o algo así cuando se dé cuenta de que he estado guardando tal secreto-.

-No soy tan horrible-. Hadrian arqueó una ceja.

(Le dio una especie de escalofríos, de los buenos, pensar que Hadrian estaba ahora bromeando sobre esto. Hace unos meses su ansiedad habría aumentado ante la idea de que alguien se enterara de su existencia).

-Se va a quedar impresionada y me preguntará cómo me las he arreglado para quedarme contigo. Y los dos me van a volver loco, así que nunca formen equipo-.

-Sólo por eso, voy a hacer lo que me plazca-.

-Siempre lo haces-. Hadrian le sacó la lengua, y él resistió el impulso de empujar hacia delante para mordérsela.

🌿🌿🌿🌿🌿🌿

-¿Tienes todo?-

-Por última vez, Ry, no es la primera vez que viajo sin ti. ¡Sólo van a ser dos semanas! Ni siquiera eso-.

Ignoró a la pareja mayor, volviendo a comprobar que tenía todo lo que necesitaría. Realmente no quería pedir nada una vez que estuvieran en Francia.

¿Y qué si estaba ansioso? La última vez que había ido a la reserva, había sido en plan de amigos. Ahora iba a celebrar Yule, todo, con la familia de Abraxas. Y estaba bastante seguro de que era una especie de "encuentro familiar", así que podía estar hecho un desastre.

Ni siquiera estaban juntos, ¿por qué demonios estaba pasando esto ya?.

Claro, porque no quería estar solo y no quería que Abraxas se viera obligado a ir a la Mansión. Y porque nunca podría decir que no. Se había alegrado tanto de que Abraxas hubiera sido capaz de mantenerse firme y admitir que aún no estaba preparado para enfrentarse a sus padres (estaba borrando a la zorra de su mente, no merecía la pena dedicarle tiempo) que no había pensado demasiado en las implicaciones de unirse al rubio en una reunión familiar.

No le importaba que ya conociera un poco a esas personas, esto era completamente diferente, ¿de acuerdo?.

-Hadrian, ¿estás bien?-.

-¡Perfecto!- Respondió. Era Orión quien había captado su atención. -¿Necesitas algo?-.

-Estás de los nervios. Y parece que te va a dar un ataque de nervios. Necesito que respires sincronizadamente conmigo, si puedes-.

-Oh yo... estoy bien-.

Orión le rodeó con los brazos, las manos sueltas sobre su estómago. Hadrian podía sentir que le tiraban suavemente hacia atrás, Orión le acariciaba el pelo, su corazón latía a un ritmo calmante que podía sentir contra su espalda.

-¿Qué pasa, querido? ¿Cómo puedo ayudarte?-.

-No es nada-.

-¿Cómo puedo ayudar?- Repitió Orión, y Hadrian pudo sentir sus labios rozando la concha de su oreja mientras hablaba.

-¿Y si meto la pata?-.

-¿Con la familia de Brax?- Asintió. -Ya les caes bien, difícil meter la pata, ¿no crees?-.

-¡Pero es diferente! Apenas hablé con ellos la última vez, esto... esto es Yule. Nunca he celebrado Yule. Y es una celebración familiar. ¿Qué demonios estoy haciendo allí?-.

-Vamos, querido, date la vuelta-. Orion le hizo encararle, dejando uno de sus brazos alrededor de su cintura mientras el otro se alzaba para ahuecar su mejilla. -Les gustas. Les gusta la forma en que hiciste feliz a Abraxas, y les gustabas cuando les dabas la espalda y te negabas a doblegarte ante su nombre. Les gustabas cuando no te conocían y les encantarás cuando te conozcan. Y con lo mucho que Abraxas ha escrito sobre nosotros en sus cartas, y créeme cuando te digo que es mucho, ellos ya saben que tú perteneces a él-.

-Pero... Pero...-

-No es... no es un significado romántico, ellos no saben que Abraxas puede siquiera enamorarse. Sabían que yo pertenecía a Abraxas cuando me negué a irme de su lado o a acobardarme ante ellos. Supieron que pertenecías a él en el momento en que Abraxas rechazó sus protestas sobre cualquier cosa que no les gustara de ti. Era la primera vez que lo hacía, así que les impresionó y les aseguró que no te juzgarían antes de conocerte. Son la parte buena de la Familia, de verdad-.

-¿Por qué? ¿Porque escuchan cuando alguien habla?-.

-Y realmente prestan atención, también. No tienes nada de qué preocuparte, Rian. Abraxas no habría propuesto el viaje si pensara que su familia te trataría mal. Tú sólo... sé tú mismo. Búrlate del pelo de Abraxas por la mañana y luego cepíllalo por él porque no es malicioso, y bebe tanto café que la gente se preocupe, y no empieces a tener un filtro para tus opiniones sólo porque quieras causar buena impresión, siempre que seas educado al respecto. Deja tus libros y apuntes por todas partes en una de tus juergas de investigación y olvídate de comer sólo para que te arrastren a las cocinas a por un tentempié a medianoche-.

-Esas no son todas las cosas buenas-.

-Son las cosas que te hacen humano, aunque algunas sean molestas-.

-Lo dice el que siempre deja la ropa por todas partes y escribe ideas en servilletas sólo para olvidarlas y luego quejarse de dónde las has dejado-.

Orión se encogió de hombros y se inclinó para besarle la mejilla. Cuando se retiró (había sido un beso un poco largo, sólo él presionando sus labios contra su mejilla hasta que estuvo seguro de que había una ligera marca roja, incluso sin pintalabios. Abraxas dejaba muchas marcas que luego tenía que lavar), Orión estaba sonriendo.

-No pretendo ser perfecto, sólo... no hay necesidad de estar nervioso, o de comportarse de forma diferente porque tú lo estés. Y siempre puedes pedirle a Abraxas que se tome un tiempo libre, no le importará, es un experto en agobiarse-.

-Vale-.

-Y por favor, no seré yo quien te diga que está bien que te saltes las comidas-. Resopló, Orión era una mamá gallina.

-Entendido-.

-¿Mejor ahora?-.

-Cállate y abrázame más, todavía no he llegado-. Dijo, apoyando la cabeza en el pecho del hombre. Orión apartó la mano, eligiendo cogerle la suya en su lugar. -Te voy a echar de menos-.

-Pronto estaré contigo, de verdad, será como si no hubiera pasado el tiempo y pronto volverás a estar molesto conmigo-.

-¿Vas a estar bien?- Preguntó.

-Por supuesto. Las cosas pueden ser tensas a veces, pero tengo una buena relación con mi familia. No creo que quieran sacar el tema del matrimonio o de los herederos durante Yule, nunca lo hacen. Bueno, la mayoría de ellos. Así que estaré bien. Sólo son un par de semanas-.

-Y vendrás de vez en cuando a ver cómo están Dobby, Jorkey y Temmy-. Dijo.

-Vendré. Aunque no sé por qué es tan importante-.

-Porque es Yule y estarán solos. ¿Por favor?- Miró al hombre, haciendo un mohín.

-Eres imposible-. Orión gimió, pero fue implacable. -Bien, sí, prometo que vendré-.

-Eres el mejor-. Se puso de puntillas y besó la mejilla del mayor cuando aún estaba lo suficientemente cerca como para alcanzarlo, sonriéndole. De repente, algo cayó en el armario, seguido de un aullido. -Voy a ver qué pasa con Abraxas. Tú también deberías hacer la maleta, tenlo todo preparado para no tener que apresurarte más tarde-.

Se zafó del abrazo y fue a ayudar al rubio. Abraxas probablemente estaba tratando de meter todo su guardarropa en su propio baúl y, honestamente, ¿cómo puede alguien ser tan malo empacando lo esencial?.

🌿🌿🌿🌿🌿🌿

Se movió inquieto mientras esperaba a que Hadrian recuperara el aliento. El adolescente estaba sentado en el banco de madera más cercano al Desembarcadero de Trasladores, Abraxas de pie justo delante de él, al alcance de la mano.

Antes no se había sentido realmente nervioso, pero ahora su mente no dejaba de pensar en razones por las que todo esto era una mala idea y de cuántas maneras podría salir mal. No era algo bueno, ya que sabía que la mayoría de esos escenarios no se cumplirían, pero no podía evitarlo.

-¿Quién iba a estar aquí, exactamente?- preguntó Hadrian.

-Mi primo Benoit, porque mi tío abuelo ha decidido ir a Gran Bretaña este año y él se negó. Mi prima segunda Agatha con sus padres, porque Tante Camille se rompió la pierna hace poco mientras preparaba una poción y se decidió que tomar un Traslador sería demasiado arriesgado para ella. Mi tío, su marido, se llama Hugo, por cierto, creo que nunca se lo he dicho. Èmile y Germain también están aquí, junto con Lucien, pero sus padres están en España en una convención de algún tipo. Y por supuesto, Tante Elodie, ya que esta es su casa para empezar-.

-De acuerdo, sólo tengo que asegurarme de no equivocarme con los nombres-.

-No te preocupes si confundes a los gemelos-. Abraxas rió entre dientes. -Es tu última oportunidad para aceptar al traductor-.

Hadrian resopló. -¿Y desperdiciar el último año enseñándome francés?-.

-No es ninguna vergüenza no aprender todos los entresijos de un idioma en un solo año-.

-Pero es una buena práctica. No me dejes solo y ayúdame a traducir cuando no entienda algo-.

-No te dejaría aunque no hubiera barreras lingüísticas. ¿Listo para irnos?- Hadrian asintió, poniéndose de pie y estirando las piernas. -¿Puedo cogerte de la mano?-.

-¿Necesitas pedírmelo?-.

-No creas que no te oí hablar con Ry ayer-. Hadrian se sonrojó furiosamente, con los ojos muy abiertos. Le tendió la mano al adolescente. -¿Y bien?-.

-No puedes culparme por estar nervioso-. Dijo Hadrian, tomando su mano y comenzando a caminar delante de él, sin mirar atrás como si eso hiciera que su rubor fuera menos obvio.

-Aunque podrías habérmelo dicho-. No era lo que había querido decir, pero no sacó el tema.

Muy maduramente, Hadrian le sacó la lengua.

🌿🌿🌿🌿🌿🌿

-¡Tante Elodie! Ça va? ¿Qué haces aquí? Il fait trop froid et tu ne portes pas assez de vêtements-. (¡Tía Elodie! ¿Qué haces aquí? Hace demasiado frío y no tienes suficiente ropa).

-S'il te plaît, neveu, souviens-toi que je suis toujours une sorcière. Les elfes de maison ont annoncé votre arrivée." Abraxas agachó la cabeza y se sonrojó ligeramente. -Ah, M. Hadrian, c'est un plaisir de vous revoir. Vous êtes les derniers arrivés. Abraxas, n'oubliez pas de saluer tout le monde au moins une fois aujourd'hui-. (Por favor, sobrino, recuerda que sigo siendo una bruja. Los Elfos Domésticos anunciaron tu llegada. - Ah, Sr. Hadrian, es un placer volver a verte. Son los últimos en llegar. Abraxas, no lo olvides. saludar a todos al menos una vez hoy.)

-Oui, oui, tu es pire qu'Orion-. Se quejó el rubio, para diversión de su tía. (Sí, sí, eres peor que Orión).

Desearía que los dos no hablaran tan rápido, pero aún así se alegró de poder captar la mayor parte de la conversación. Incluso si fallaba completamente en responder.

Esta vez no les hicieron registrarse y sólo les dijeron que se dirigieran a las mismas salas del año pasado. Escuchó a la pareja hablar mientras Abraxas explicaba cómo Orión se uniría a ellos después de Año Nuevo, como si ella no lo supiera ya.

Se mantuvo callado, intentando sacar toda la información posible de la conversación, hasta que se quedaron solos para "deshacer las maletas". Deshizo el equipaje y Abraxas se limitó a dejárselo hecho a los elfos, para su desgracia. Bueno, Abraxas había soltado un distraído "gracias", al menos.

(Adriano estaba esperando el día en que Abraxas y Orión se dieran cuenta de que estaban diciendo "por favor" y "gracias" a los elfos. Sería un día para recordar, eso seguro).

-¿Por qué no hablaste?- preguntó Abraxas, tumbado boca abajo en medio de la cama.

-Estaba ocupado tratando de entender. No creo que pueda hacer las dos cosas a la vez todavía, dame un par de días-.

-Vale, ¿era demasiado? ¿Necesitas una lección extra? Tenemos el día para nosotros, no me importa-.

Sonrió. -Está bien, creo que es porque pienso las cosas en inglés y luego tengo que traducirlas, por eso soy lento. Pero me dijo que hoy tenías que hablar con tus parientes-.

-Tenemos que saludarlos. No intentes saltárte. Eso-.

Gimió, haciendo un mohín al rubio. Como era de esperar, Abraxas se rió de su situación.

🌿🌿🌿🌿🌿🌿

Orion caminaba por el Salón de Baile del Castillo, intentando evitar a tanta gente como podía en busca de alguno de sus parientes preferidos. Principalmente su hermana, su primo Alphard y cualquier sobrino o sobrina que tuviera por debajo de los diez años. Normalmente los entretenía a todos, no le molestaba lo más mínimo la cháchara sin sentido, pero para ser sincero, no había esperado que ver partir a Abraxas y Hadrian ayer por la mañana le afectara tanto.

Ahora mismo quería estar en Francia, aunque también le encantaba estar aquí. Era un desastre. Sólo una semana más o menos, no era mucho tiempo, y ya tenía los Trasladores reservados.

-Orion, ¿cómo estás?-.

-Cygnus, Druella, un placer veros. ¿Cómo te trata la pequeña Narcisa?-.

-Es un ángel, gracias-. Contestó la mujer de su primo antes de que él pudiera hacerlo. Orión le había oído despotricar unas cuantas veces sobre su falta de hijos, así que tal vez fuera lo mejor. -¿Quizás querrías uno para ti?-.

-No me importaría en absoluto, pero de momento me contentaré con hacer de canguro de tus hijas. ¿Está Bellatrix con los otros niños?-.

-Sí, ya tiene edad suficiente-. Asintió a las palabras de Cygnus.

La pequeña Bellatrix, con sus ojos púrpuras y su rizado cabello oscuro tenía ahora 4 años, que era la edad mínima para asistir correctamente al Baile familiar. A los niños más pequeños se les dejaba en otra parte del castillo bajo la vigilancia de cualquier miembro de la Familia que se ofreciera y de bastantes elfos domésticos, que tenían órdenes de avisar a los padres si ocurría algo.

-Bueno, si me disculpan, estaba buscando a mi hermana-.

Hizo su escapada una vez que vio que no se diría nada más, de importancia eso sí, sólo para encontrar a su hermana entregándole a su primo Rigel unos cuantos galeones mientras Alphard y su tía Dorea miraban divertidos.

-¿Qué está pasando aquí?-.

-¡Orion!- Dijo su primo, sobresaltado.

-¿Y bien?-.

-Oh bien, verás...-

-Oh por favor, Rigel, él ya lo sabe. Rigel me apostó diez galeones hace unos años a que serías el primero en admitir tus sentimientos, yo dije que sería el Heredero Malfoy. Perdí, por supuesto-.

No se quedó boquiabierto, porque estaba en público y realmente no quería alertar al resto de su familia de lo que estaba pasando, pero sintió que se le salía una vena de la cabeza. Metafóricamente.

-¿En serio? ¿Aquí, en medio de un baile? ¿No podías haberte ido a otra habitación?-.

-Espera, ¿no lo niegas?- Preguntó la tía Dorea, la sorpresa tiñendo su rostro.

-¿Y cuándo has llegado, tía? Creía que los Potter tenían hoy su propia reunión-.

-Sólo pedí venir aquí un par de horas, ya que mi querida sobrina nos había dicho que tenía una actualización que hacer. Ahora, por favor, responde a la pregunta-.

-¿Qué hay que negar? Ahora, por favor, embolsense eso y sigan su alegre camino, ustedes cuatro. No quiero que mis padres me sigan-.

-No seas tan grosero, hermanito-.

-No apuestes por mí delante de todos y de nadie, hermana mayor-. Le siseó enfadado.

-Touché-.

Deseó no habérselo dicho, pero al menos sabía que ella sólo usaba su información para apostar. Y para perder. ¿Cómo podía su propia hermana dudar tanto de él?.

Aunque... ¿Abraxas no había admitido sus sentimientos primero? ¿O era admitirlos ante otra persona lo que contaba? Fuera como fuese, no iba a intentar aclararlo por ellos, quién sabía qué otras apuestas surgirían.

Alphard le pasó un brazo por los hombros, guiándolo hacia otro lugar. No prestó atención a dónde, puesto que su primo ya estaba hablando, con una sonrisa socarrona en el rostro.

-Así que, heredero Malfoy, ¿tengo razón?-. Dijo, arqueando las cejas sugerentemente.

Cállate!-.

(De vuelta en Francia)

-Je ne savais pas que tu l'amenais comme amant, Cousin, qu'est-il arrivé à M. Black?- (No sabía que lo traías como amante, Primo, ¿qué le ha pasado al Sr. Black?).

-¿Quoi? Non... ce n'est pas comme ça. Et Orion arrivera dans une semaine environ-. Contestó Lucien. Su primo menor era mucho más extrovertido que los gemelos, pero aun así no se había esperado (¿Qué? No... No es así. Y Orión llegará dentro de una semana o así).

-Ce n'est pas ce que je voulais dire, et tu le sais-. Dijo, arqueando una ceja. Vio, por el rabillo del ojo, como Hadrian le hacía una señal que habían acordado anoche, por si alguno de los dos necesitaba un descanso. (No me refería a eso y lo sabes).

-Hadrian... Hadrian m'appelle, arrête de dire des choses bizarres, Lucien-. (Hadrian... Hadrian me está llamando, deja de decir cosas raras, Lucien).

Hizo una salida casi exitosa, pero no corrió. No lo hizo, ¿de acuerdo?.

-¿Qué necesitas?- Le preguntó al adolescente una vez que lo hubo alejado de Agatha para que pudieran tener una conversación más privada.

-Nada, te he visto entrar en pánico, ¿va todo bien?-.

Brillante, pensativo Hadrian. ¿Qué haría sin él? Sufrir una conversación embarazosa con su primo, probablemente.

-Claro, sí. Umm, ¿podemos ir a tomar el aire?-. Preguntó. Hadrian asintió, cogiéndole de la mano y tirando de él hacia la puerta trasera, consiguiendo de alguna manera no llamar la atención de nadie.

🌿🌿🌿🌿🌿🌿

-...ian...arian... arriba...-

-Brax, te juro que si alguien no se está muriendo...-

El rubio estaba medio encima de él, besándole la mejilla entre intentos de despertarlo. Podía sentir su brazo manteniéndolo erguido justo al lado de su cabeza. Abraxas estaba pegado a él de pies a cabeza y podía sentir cada uno de sus movimientos, desde su pecho subiendo y bajando al respirar hasta cómo recolocaba sus piernas (una de ellas entre las de Hadrian, nada menos) para estar más cómodo.

-No puedo dormir-.

-¿Pesadilla?-.

-No sólo... Frío. Echo de menos a Orión, es un calentador viviente-.

-Está bien-. Suspiró. Realmente lo entendía, sólo estaba cansado. Se giró para mirar al rubio, aunque no pudiera verle debido a la escasa luz y sus gafas. -Muy bien, ¿quieres bajar? ¿Te cuelas en las cocinas?-.

-Pensé que podíamos salir-.

-¿Salir?-.

-Hmm, al lago, podríamos patinar sobre hielo-.

-¿En mitad de la noche?-.

-Sí, hoy hay luna llena, y podemos conjurar llamas de campanillas a nuestro alrededor para poder ver bien. Está lo suficientemente lejos como para no molestar a nadie-.

Se iba a arrepentir de esto...

-Muy bien, podemos ir a patinar un rato-.

Abraxas se animó, besándole las mejillas y apretándole contra la cama, con las manos en la cintura.

Pero no se arrepentía. No cuando hacía feliz a Abraxas.

🌿🌿🌿🌿🌿🌿

-¿Tía Dorea? ¿Qué haces aquí?-.

Había llamado a su puerta casi a las tres de la mañana. Ni que decir tiene que no era normal.

-Necesito hablar contigo, pero deseo que esto quede en privado, por favor, sobrino-. Suspiró.

-Dame cinco minutos para cambiarme. ¿Recuerdas dónde está mi oficina aquí?-.

-Por supuesto-. Dijo ella, asintiendo levemente con la cabeza. -Gracias-.

Volvió a su habitación, cogió los primeros pantalones y camisa que encontró y se los puso. Si ella esperaba que estuviera con sus mejores galas para una reunión clandestina al amanecer, se merecía otra cosa. Se apresuró a atarse el pelo, echarse un poco de agua en la cara para despertarse del todo y respiró hondo antes de dirigirse a su despacho. Estaba a un par de pasillos, por suerte.

-Bueno, ¿qué es tan importante?-.

-Esto-. Fue a echar un vistazo al periódico que ella le tendía.

-La poción milagrosa-. Leyó en voz alta.

Excepto que era la poción de Hadrian. Estaba escrito en la portada de un periódico alemán. El Periódico Alemán, y no pudo evitar que su orgullo se mostrara. Si algo aparecía en la portada del principal periódico de un país, era algo grande.

-¿Qué sabes de eso?-.

-¿Qué quieres saber?- Me contestó.

-Si es verdad-.

-Sí. Todo lo que está escrito ahí son hechos-.

Vio cómo su tía se desinflaba, dejándose caer de espaldas en la silla que había reclamado.

-¿Qué está pasando? ¿Por qué es importante?-.

-Euphemia y Fleamont, encontraron el periódico, quieren probar. Dice que se necesitan muchas pruebas para determinar si la poción funcionará o no, sin embargo, y puede ser su última esperanza de tener un heredero. Sabes que se están haciendo mayores, y Lord Henry... no está bien-. Ella explicó.

-¿No para ti?- Preguntó en lugar de presionar para obtener información. Morgana, ¿Hadrian iba a perder a un pariente sin siquiera llegar a conocerlo? ¿Y desde cuándo Lord Potter estaba tan mal que había empezado a afectar a su tía?.

-No creo que pudiera soportar que otro sanador me dijera que soy estéril, sobrino. Con lo especializadas que parecen algunas de esas pruebas, puede que sea la última que necesite-.

-Lo siento-.

-No importa, yo hice las paces con mi realidad hace años, y Charlus también-. Dijo ella. -¿Conoces al Pocionista que la creó? Vi tu cara y puedo suponer que al menos sabes quién es-.

-Sí lo conozco, es un querido amigo mío-.

-¿El heredero Malfoy?- Él resopló, ¿en serio? ¿Tenía que llegar a esa conclusión de inmediato? ¡Tenía más amigos! ¡Y el de Abraxas ni siquiera trabajaba con pociones!.

-No-. Frunció el ceño -¿Por qué quieres saberlo?-.

-Siempre es mejor hacer preguntas, ¿y quién mejor para responderlas que el creador?-.

-Me temo que es bastante solitario, y joven-. Dijo, tenso. Pareció sorprenderla, aunque si fueron sus palabras, su tono de voz o su brusca reacción, no lo sabía. -No obstante, puedo preguntarle si le gustaría intercambiar cartas contigo-.

-¿De verdad no hay forma de conocerle en persona?-.

-Lo único que puedo hacer es preguntar. Sé que Theodorus Nott también trabajó activamente en la poción, si realmente necesitas hacerlo en persona-.

-Lo pensaré. ¿Puedes escribirme con la respuesta de tu amigo? No me importa un intercambio a larga distancia siempre y cuando puedas probar que era realmente él-.

-Yo mismo te entregaré las cartas si es necesario-.

-Gracias-. Miró el periódico y se preguntó si estaba cambiando su propia línea temporal o corrigiéndola.

No quiso saber la respuesta.

-La próxima vez, pídeme que nos veamos en la mansión Potter-. Dijo, pero no hubo mordacidad. Comprendía que ella no quisiera que nadie supiera que los Potter estaban en una situación tan grave.

Deseó poder decirle que Todavía no, tu Familia elegida aún sobrevivirá, aún quedan unas cuantas generaciones antes de que pueda terminar. Pero no podía, iba en contra de los deseos de Hadrian, así que la dejó marchar por esa noche.

🌿🌿🌿🌿🌿🌿

-M. Hadrian, un moment s'il vous plaît-. (Señor Hadrian, un momento por favor).

Estaban solos en el vestíbulo, Abraxas había subido a la habitación, se había dejado el abrigo, y se suponía que no iba a estar fuera mucho tiempo pero casi había ido a seguirle. Todavía se sentía raro estando solo aquí.

-Comment je puis vous aider, madame?- Ella le sonrió amablemente. (¿En qué puedo ayudarla, madame?).

-Puis-je, M. Hadrian, mais votre prononciation s'est améliorée-. (Permitame, Sr. Hadrian, pero su pronunciación ha mejorado).

-Merci-. (Gracias).

-Eh bien, pas grand-chose, j'ai simplement pensé que vous aimeriez jeter un œil à ceux-ci-. Ella le mostró un libro poco decorado, blanco y dorado y bastante lleno de páginas. (Ah bueno, nada del otro mundo, simplemente pensé que te gustaría echarle un vistazo a esto).

-¿Qu'est-ce que c'est?- (¿Qué es?).

Ella se lo dio y le animó a abrirlo.

Dentro, encontró fotos, de esas que se considerarían "momentos embarazosos para olvidar de los que tu familia aún se burla". Era de oro.

Al principio del álbum, un jovencísimo Abraxas estaba solo o con alguien de su familia realizando diversas actividades (comiendo, jugando, corriendo detrás de algo, leyendo en un sofá, dibujando...). Tampoco todas estaban en la reserva, ya que podía ver la Torre Eiffel y grandes ciudades y museos que no estaban en los Alpes.

Se sentó mientras pasaba páginas y páginas en las que aparecía el pequeño niño rubio que apenas podía creer que fuera su Abraxas. Sabía que su personalidad había cambiado mucho después de recibir su Don, pero maldita sea, estaban seguros de que alguien no había secuestrado a un niño y dejado a otro en su lugar, con lo serio y sereno que parecía.

Después de una foto que designaba a Abraxas como un orgulloso niño de 6 años, pensó, un niño pequeño de pelo negro y ojos plateados se unió a Abraxas y casi soltó una carcajada.

Dios mío, Orión era tan mono. ¿Por qué demonios había crecido aquel hombre? Mientras que Abraxas parecía un niño bastante delgado en las fotos, Orión tenía... bueno, tenía el tipo de mejillas que a las abuelas les encantaba pellizcar, la verdad. Al propio Hadrian le estaban entrando ganas de hacerlo ahora mismo.

Todas las fotos (literalmente sin excepción, era entrañable) eran de Abraxas haciendo algo, literalmente cualquier cosa, con una pequeña sombra negra y azul caminando tras él, de ojos brillantes y completamente embelesado con el niño mayor.

-Tante, pourquoi diable lui montres-tu ça?- (Tía, ¿por qué demonios le enseñas eso?).

-Shush, neveu, tu devrais être contente que je n'aie pas sorti celle avec toi en couches. Saviez-vous, M. Hadrian, qu'il était l'un des bébés les plus mignons de la famille?- (Calla, sobrino, deberías alegrarte de que no te haya sacado el de los pañales. ¿Sabía usted, señor Hadrian, que era uno de los bebés más guapos de la familia?).

Abraxas se sonrojó tanto que Hadrian temió que se desmayara de lo rojo que estaba. El rubio dejó caer la cabeza sobre las manos, gimoteando en voz baja.

-Puis-je faire des copies?- preguntó, recordando su corrección de antes. (¿Puedo hacer copias?).

-Pas besoin, vous pouvez garder cet album, je suis sûr que mon neveu se fera un plaisir de raconter certaines des histoires derrière les photos-. Le sonrió y miró a Abraxas expectante. (No hace falta, puedes quedarte con este álbum, seguro que mi sobrino estará encantado de contar algunas de las historias que hay detrás de las fotos).

-¡¿Por favor?!-.

-Se supone que tenemos que ir a ver a Orión ahora, Rian, por favor, ya me va a matar ahora que tienes eso, no lo empeores-.

-¿Entonces esta noche? Prometimos no quemar nada sin él, esto es bastante suave en comparación-. Dijo.

-Derretimos el lago-. Le recordó Abraxas.

-Pero no está ardiendo-.

-Cierto-. Abraxas estuvo de acuerdo. -¿Nos vamos ya?-.

-¡Claro!- Se levantó, cerrando el álbum tras asegurarse de saber dónde lo había dejado. -¡Merci beaucoup, madame!-.

-Amusez-vous, les garçons, s'il vous plaît ne brûlez rien-. (Diviértanse, muchachos, por favor no quemen nada).

Llamó tras ellos mientras Abraxas tiraba de él hacia la puerta. Cuando llegaron al rellano, a Abraxas aún no se le había pasado el rubor. Besó la mejilla del rubio.

-Eras el niño más guapo de la historia, aunque Orión te da mil vueltas. No puedo creer que no estuviera vivo por aquel entonces, ojalá hubiera podido conocerlos a los dos-.

Abraxas le sonrió a través de su vergüenza. -Seguro que eras igual de guapo-.

-No, ni siquiera tenía fotos, pero era todo huesos y ojos demasiado grandes-.

-Bueno, ahora tendré que asegurarme de hacerte tantas fotos como pueda-.

Cuando fue a responder, una ola mágica los alcanzó, un Traslador cayendo del cielo. Por fin Orión estaba aquí.

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