![The Missing parts of History [Traducción]](https://fanfictionbook.net/img/nofanfic.jpg)
Chapter 52
30/8/1995
Parte 1
-Buenos días, Nott-.
-Igualmente-.
Esa fue toda la conversación que mantuvieron mientras caminaban hacia el ya familiar despacho que habían alquilado para sus reuniones.
El desayuno de hoy había sido... tenso. No en un mal sentido, no creía, sólo parecía haber algo entre Abraxas y Orión que los tenía más serios y callados, aunque todavía apoyándose el uno en el otro.
Había tenido que apartar a Orión para intentar entender la situación, sólo para que le dijera que Abraxas y él tenían que hablar de algo después de que llegara a casa.
Una especie de "tenemos que hablar". No le hacía mucha ilusión.
Hubiera preferido que se lo dijeran directamente, pero no había tenido tiempo de perder el tiempo y se había ido después de hacerle prometer a Orión que no era malo. El mayor se había mostrado contradictorio, diciendo que eso era demasiado subjetivo y que dependería de la reacción de Hadrian, aunque había dejado claro que no lo consideraba malo.
Le ponía de los nervios y deseaba que aquella reunión no fuera tan importante como para no poder darse la vuelta e ir a exigir respuestas. Por desgracia, lo era.
Hacía dos días que la poción se había sometido a pruebas durante exactamente seis meses y él había recibido inmediatamente una carta de Nott. Bueno, "carta". Era una simple nota con la fecha, hora y lugar y una orden para asistir a una reunión, indicando que era extremadamente importante.
Así que había dejado el apartamento mientras Orión y Abraxas volvían a Grimmauld Place para trabajar hasta el almuerzo. El Hilo de Cristal estaba oficialmente terminado, al menos todo el trabajo de las runas y los hechizos para encantar lo estaban, ahora sólo faltaba construirlo adecuadamente. Que hubieran tardado casi un año y medio en conseguirlo demostraba lo loco y difícil que era.
Nott no perdió tiempo en sacar unos cuantos pergaminos enrollados de su maletín y sentarse en una silla una vez que estuvieron en el despacho.
Con el tiempo, se había dado cuenta de que Nott no era una persona sociable en absoluto, hasta el punto de que incluso sacarlo de su propia mansión para que interactuara con personas reales y vivas era extremadamente difícil.
A menos que tuviera algo que ver con pociones (que realmente le interesaban), entonces eran los demás los que tenían que complacerle y que el cielo les ayudara si no lo hacían. Decirle "no" a Nott por primera vez cuando no le convenía una fecha y una hora había sido gracioso, y el hombre había tenido que aguantarse porque no podía obligarle, aunque estaba demasiado interesado en que su proyecto saliera adelante como para intentar amenazarle o manipularle para que hiciera lo que le decían.
Abraxas se había reído hasta que le dolió continuar y había sabido por Orión que el rubio le había echado en cara a Nott todo el suceso sin ningún pudor inmediatamente después de verle unos días después.
Todavía se le dibujaba una sonrisa en los labios al pensarlo.
-Bueno, ¿qué querías?-.
-El Gremio ha declarado la poción suficientemente probada a nivel básico. Tenemos que preparar el contrato y, como soy tu benefactor y el que presentó tu trabajo, me han elegido para formalizarlo-.
Se quedó boquiabierto. Luego se obligó a concentrarse en lugar de caer directamente en shock.
-¿Qué significa, a un nivel básico?-.
-Estamos preparando el contrato, que probablemente será impugnado y sufrirá algunos cambios al llegar a un término medio con el gremio. Entonces, si la poción se considera un éxito total en dos o tres meses, poco antes de la primera ronda de nacimientos, se firmará el contrato. Sin embargo, ya se considera casi nula la posibilidad de que fracase-.
-Tengo algunas preguntas, si no le importa-.
Nott frunció el ceño. -Para eso estoy aquí en primer lugar-.
-Claro, ¿por qué antes de que nazcan los bebés?-.
-Porque si ocurre algo durante el parto, será imposible diferenciar si tuvo que ver con la poción o con el propio parto y la madre. Se fastidiarían los números. Habrá una última ronda de escáneres alrededor de una semana antes de la fecha de parto de cada madre y el estado de los bebés entonces será el que se refleje en el pergamino-.
-Gracias. ¿Cómo funciona el contrato, como con el gremio o los derechos de la fórmula o qué?-.
-Tú obtienes los derechos de la fórmula, y el gremio tendrá el poder de hacerla producir en masa en tu lugar. Los hospitales, ya que estará muy restringido a pesar de tus fallos, tienen un contrato con diferentes gremios tanto para el material para producir sus propias pociones cuando no hay restricción en la fórmula, como para las propias pociones ya elaboradas cuando sí la hay. Tú te llevas un tanto por ciento de cada envío, al igual que yo y el propio gremio, durante un tiempo determinado. Otros prefieren vender sus propias pociones y elaborarlas ellos mismos, pero esa no es una buena opción para ti. Eres horrible elaborando-.
-¿Cuánto tiempo? ¿Y cuáles son los números?-. Preguntó, ignorando la indirecta. ¿Era un pinchazo si ambos sabían que era verdad?.
-Alrededor de cincuenta o sesenta años, tras los cuales tu parte se reducirá a un porcentaje menor por tu contribución al crearlo en primer lugar. Tanto el tiempo como todos los porcentajes pueden discutirse. Que es lo que deberíamos hacer-.
-Bueno, es broma. Nunca he hecho esto, deberías haberme pedido que trajera a Orión-.
-No reconozco ese dicho. No, preveía esta situación, hoy es para que lo repases todo y para que yo me asegure de que lo entiendes, al menos a un nivel aceptable. No se enviará nada todavía así que puedes hablar con Black más tarde, te daré algunos ejemplos de contratos anteriores que son estándar para que te hagas una idea de lo que estamos haciendo aquí-.
Suspiró, iba a ser una mañana infernal. Aun así, nada superaba la cálida alegría de saber que la poción estaría a la venta en menos de tres meses. Estaba bastante seguro de que podría hablar de ello con Abraxas pronto, en menos de un mes, y no acabaría en desastre.
-Vamos a ello, entonces-. Dijo.
Se sentía mareado.
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Abraxas estaba... entrar en pánico no parecía una descripción suficientemente buena. Probablemente iba a tener un ataque de ansiedad. ¿O tal vez un ataque de nervios? No lo sabía, pero no le apetecía acabar en San Mungo o tener que llamar a Robards si pasaba algo. Llevaba así desde que habían llegado a casa hacía media hora.
-Brax-. Dijo, cansado. Claro que la situación era estresante, pero no creía que Hadrian los odiara ni nada por el estilo. El rubio no pareció reaccionar a su voz, paseándose como estaba frente a la isla de la cocina, probablemente para comprobar la puerta lo más humanamente posible cada pocos segundos. -Abraxas, por favor-.
Ignorado de nuevo. Y entonces la puerta se abrió. Bueno, esto era perfecto, pensó. Justo lo que necesitaba.
Hadrian se quedó en su sitio, confuso, sosteniendo unos cuantos rollos de pergaminos cerca del pecho mientras intentaba comprender lo que estaba pasando. Abraxas acababa de volver a ser un adolescente o algo así, estaba allí de pie, con los ojos muy abiertos, las manos a la espalda y, conociéndolo, jugueteando con sus mangas. Con un suspiro, se acercó al adolescente para ayudarle a dejar sus cosas a un lado.
-¿Todo bien?-.
-Sí, creo. ¿No debería preguntar eso?- Hadrian preguntó con cautela.
-Está bien, supongo. Tenemos que hablar contigo, como ya he dicho, pero Abraxas no puede evitar sentirse nervioso. Es normal, sólo dale tiempo para que le salgan las palabras, por favor. Para ser sincero, a mí también-. Susurró, sin importarle lo suplicante que sonaba. -Tengo el almuerzo listo para ser servido, sabía que probablemente llegarías tarde. Deberíamos comer primero, por si acaso-.
Todavía confuso, Hadrian asintió lentamente. -¿Puedes decirme algo al menos? Es realmente horrible no saberlo y las cosas han ido bien últimamente. Literalmente no se me ocurre nada que...-
Hadrian no se había molestado en mantener la voz baja, simplemente gesticulando tanto a Abraxas como a él. Bien.
-¿Recuerdas en Enero, cuando no podías soportar guardar tu secreto a Brax después de que nos reclamara como familia?-.
-Sí, difícil de olvidar-. Miró al rubio, que inclinó la cabeza y contuvo la respiración.
-Es algo así por nuestra parte, y queremos hablarlo, pero es igual de duro. Menos un secreto y más como que no estábamos preparados para hablar de ello antes, pero es realmente necesario sacarlo ya-.
-Oh, claro entonces. Lo entiendo-.
La tensión desapareció de los hombros de Hadrian en un instante, tan rápido que Orión notó el ligero cambio en su postura.
-No creo que en realidad lo hagas-.
-Sé que es estresante, no importa lo que sea. ¿No es eso suficiente?- Hadrian dijo frívolamente, atrayendo una risa de un sorprendido Abraxas. -Maldición, ahora podría comer algo. De verdad, decir 'tenemos que hablar' y luego no especificar nada es una forma segura de hacer desaparecer mi apetito-.
-Lo siento-. Dijeron los dos a la vez. Orión se sintió aliviado de escuchar a Abraxas finalmente hablar de nuevo, incluso si era sólo una palabra.
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Teniendo en cuenta la conversación que acababan de tener, y la que sabía que seguiría, no sabía cómo el almuerzo había terminado siendo un asunto bastante agradable. Había pensado que los nervios se lo comerían vivo o algo así.
Pero quizás fue porque habían hablado y Hadrian ni siquiera parecía enfadado por saber que le habían ocultado algo que le había relajado. Claro que podría cambiar más tarde, una vez que hablaran de verdad, pero por ahora Hadrian estaba brillante y entusiasmado hablando de Dorus y de él empezando con el contrato provisional para su misteriosa poción y Abraxas no se atrevía a romper el hechizo.
Sólo de pensar que podían perderlo se le retorcían las entrañas y se le hacían nudos dolorosos, pero no podía escapar. Eran adultos, podían tener esta conversación como adultos.
Sólo tenía que decidir cómo empezar la maldita conversación como... ¿cómo la empezaste? No es como si tuvieran un plan real sobre cómo ir sobre esto aparte de ser honesto y esperar lo mejor.
Fue con aprensión que ayudó a Hadrian a limpiar después de comer. Hadrian había insistido en hacerlo porque... razones de Hadrian, pero aunque fuera a mano prefería no dejar que el adolescente lo hiciera solo. Orión se había excusado un momento para ir al baño así que se quedaron solos ordenando la cocina y limpiando los platos para que no se amontonaran.
-Estás realmente fuera de sí-. Comentó Hadrian.
-¿Lo estoy?-.
-Todavía no te has quejado ni una sola vez-.
-Supongo-. Se encogió de hombros.
-Eh-. Se volvió para mirarle. Hadrian lo miraba, preocupado y probablemente también confundido. -Cuando te hablé de mí. Fue duro. Estaba cagado de miedo de que quisieras irte y no lidiar con mis propios problemas. Era algo que sabía que tenía que hacer, así que lo hice, y no fue fácil. Pero no lo hiciste, y al final me alegro de habértelo contado, por mucho que me costara sacar las palabras-.
Sabía que Hadrian había sido muy conflictivo en ese entonces, asustado y ansioso y todas las emociones intermedias, pero rara vez Hadrian hablaba de cómo se sentía, como si admitir que sentía esas emociones lo hiciera parecer débil. Decía que necesitaba abrazos o tiempo a solas o que se cerraba o se acercaba, lo que necesitara en cada momento, pero no decía lo que sentía, no así.
Hadrian estaba siendo abierto y honesto, confiaba en Abraxas y le ayudaba a sentir que era normal. Era normal luchar cuando lo que querías decir era importante, estaba bien tener miedo.
-¿Cómo lo hiciste, entonces?-.
-Fui mi habitual brusquedad porque no sabía qué otra cosa me haría hablar. Había estado intentando idear cómo iba a ser esa charla, pero al final no sirvió de nada porque mi mente no paraba de sacar el peor escenario posible-. Hadrian resopló con autodesprecio. -No soy una persona muy positiva-.
-Bueno, no sé si eso funcionaría ahora-. Dijo Orión desde detrás de ellos. Joder, ¡¿cuándo había llegado allí?!.
-Quiero decir, podrías intentarlo-.
-Esto no es un secreto misterioso o una gran revelación, Hadrian. Está más centrado en los sentimientos-.
-Vaya, soy malo en esos-. Dijo Hadrian, sonriendo tímidamente y encogiéndose de hombros. -Sigo pensando que hacer una declaración rompería bien el hielo. Puedes explicármelo después de que me haya recuperado del shock-.
-¿Seguro?- Preguntó, secándose las manos con un trapo.
-Claro, ya sabes que no me gusta andarme con rodeos-.
-¿Qué tal si te sientas, Abraxas prepara té y mientras tanto decidimos si vale la pena probar tu método?-.
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Hadrian se sentó en medio del sofá, esperando. Estaba bastante seguro de que esto era algo importante para sus amigos, así que no los presionaría, sólo había querido hacer que Abraxas se calmara un poco.
(De todos modos, ¿qué significaba "calmarse"?)
Bueno, parecía haber hecho que Abraxas se sintiera mejor, incluso si Orión era ahora el que rebotaba su pierna arriba y abajo nerviosamente, sentado a su lado.
Abraxas no tardó en volver con todo el juego de té, sirviéndoles a su gusto y dándoles las tazas personalmente. Abraxas se tomaba muy en serio cuando era él el encargado de hacer el té, sobre todo en cómo debía servirse, así que se limitó a tomarlo agradecido.
Dejó que el silencio se extendiera entre ellos mientras Orión y Abraxas se miraban, saboreando lentamente el té negro y dándose tiempo para aclarar sus ideas.
Sólo cuando hubo dejado la taza, Abraxas soltó...
-Estoy enamorado de ti-.
Orión resopló su té, algo parecido a "Joder, sabía que haría eso" o algo por el estilo saliendo entre toses. Sinceramente, no tenía suficientes neuronas para dividirlo todo.
Parpadeó. Intentó procesar. Falló. Parpadeó de nuevo. No, Abraxas seguía mirándole expectante y Orión seguía intentando recuperarse de su ataque de tos.
-¿Me lo repites?- Se oyó a sí mismo decir, sintiéndose más bien ajeno a su propio cuerpo porque... ¿qué coño?.
-Esa... fue la peor manera posible de empezar esta conversación-. Dijo Orion, limpiándose la boca con un pañuelo. -Aún así, eso fue tan honesto que podría funcionar-.
Intentó comprender qué demonios estaba pasando porque... eso no era posible... Abraxas no era...
-Hadrian, mírame-. Instintivamente siguió la orden, centrándose en Orión. -Estamos enamorados de ti, y necesitamos tener esta conversación, por favor, veo tu cara y sé que estás tratando de encontrar la mentira en esto, pero no hay ninguna-.
-Pero... no puedo... ¿Por qué?-.
Abraxas resopló. -Podríamos pasarnos hasta la mañana con ese tema, Rian, ¿quieres la lista por orden alfabético, cronológico o por orden de importancia?-.
Sintió que se le calentaba todo el cuerpo. Dioses, ¿cómo...? ¿Cómo coño iba a responder a esto? No podía... Claro que se lo había preguntado a Marta... pero nunca había pensado...
(Claro que lo había esperado, pero eso eran las hormonas adolescentes, ¿no?).
-Rian...- Abraxas se arrodilló a sus pies, con una mano en una de sus rodillas y mirándolo, con las cejas fruncidas. -Eres nuestro amigo, como... Probablemente eres más amigo mío que de la mitad de la gente de nuestro grupo de amigos, desde luego me preocupaba más por ti antes... bueno, antes de darme cuenta de que pasaba algo más. No soy... no soy muy bueno con esto, pero me importas y sé que probablemente estés flipando porque esto ha salido... posiblemente de la nada para ti, pero por favor no intentes negarlo, si te lo estamos diciendo es porque es verdad-.
-Necesito un momento-.
-Está bien-. Dijo Orión, tomando su taza y pasándosela de nuevo. -Toma todo lo que necesites, no vamos a ninguna parte-.
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Bueno... Al menos Hadrian no había gritado ni nada parecido. Claro, era sólo un comienzo y ni siquiera una fracción de la conversación que necesitaban tener, pero pequeñas dosis probablemente ayudarían, demasiada información probablemente abrumaría al adolescente, cosa que no querían.
Que Hadrian aún se sintiera cómodo pidiendo tiempo en lugar de huir le daba esperanzas, no muchas pero al menos no se lo había tomado tan mal como para querer que se fueran.
Abraxas se sentó al otro lado del adolescente, bebiendo nerviosamente de su propia taza e intentando no molestar al tercero con su impaciencia. Orión sabía que Abraxas quería una respuesta directa, un "siento lo mismo" o un "no me interesa" o un "necesito tiempo para pensarlo" o bueno, cualquier cosa a la que pudiera aferrarse y trabajar. Estas cosas no eran tan simples y Hadrian probablemente no tenía tal respuesta todavía.
Como Abraxas había dicho, esto había surgido de la nada para Hadrian.
Se estaba preguntando seriamente si tomarse una tercera taza de té en quince minutos -(segundo y medio, Abraxas podría haber esperado a decir algo hasta que hubiera tragado, el muy mocoso)- era algo saludable cuando el adolescente se levantó, rodeó la mesa baja y empezó a pasearse frente a la chimenea.
-Vale. Vale, así que esto está pasando-. Hadrian se dijo a sí mismo, no lo suficientemente bajo como para que no lo escucharan. Luego, se volvió hacia ellos, con las manos en las caderas y una expresión más seria que perdida invadiendo sus facciones. -¿Qué quieren de mí?-.
-¿Qué?- preguntó. ¿Cómo había sido eso lo primero en lo que había pensado?.
-Bueno, obviamente no habrías dicho nada si no quisieras que saliera nada de ello. Entonces, ¿qué es?-.
Abraxas se encogió de hombros, mirándolo brevemente antes de responder a la pregunta de Hadrian. -No queremos nada-.
Hadrian resopló, incrédulo. -Por favor, no... no se confiesa a alguien sin un propósito-.
-Hmmm, creo que la respuesta correcta sería 'no queremos nada que no estes dispuestos a dar'-. Dijo. Quería muchas cosas, sí, pero nada que no estuviera dispuesto a dar. -Para ser honesto, a corto plazo, ni siquiera teníamos expectativas, las cosas no son las mejores en este momento. Pero realmente era necesario hablar contigo-.
-¿Por qué? Los dos parecían bastante felices yendo como íbamos-.
-Nos vamos a vivir juntos, oficialmente-. Empezó a contar.
-También eres mayor de edad ahora-. Abraxas le siguió. Ah, así que ahora se turnaban.
-Habría sido totalmente injusto por nuestra parte saber lo que queríamos, y probablemente trabajar para conseguirlo en algún momento, sin decírtelo o asegurarnos de que eres consciente de ello-.
-Probablemente habría insistido en hacer esto hace meses si... ya sabes qué no hubiera pasado-.
-Queremos terminar en una relación, como los tontos enamorados que somos, pero tenía que ser tu decisión. No podemos decidir por ti si estás de acuerdo o no-.
Era divertido, aunque intentaba no demostrarlo porque realmente no era el momento, ver las expresiones que Hadrian iba poniendo a medida que añadían cosas a la lista. Entonces, el adolescente enterró la cabeza entre las manos y gimió. Respiró hondo un par de veces antes de volver a mirarlos.
-Tenía la impresión de que estaban enamorados el uno del otro-. dijo Hadrian, sonando ligeramente suplicante, como si tratara de aferrarse a los últimos resquicios de su cordura.
-Lo estamos-. Respondieron ambos.
-Cierto, nunca lo dudé...-. Hadrian hizo una pausa, entrecerrando los ojos. -¿Cuándo demonios te diste cuenta de todo esto, exactamente?-.
Abraxas se encogió de hombros, mirándolo. Lo calculó mentalmente lo mejor que pudo.
-¿Recuerdas cuando Robards vino para tu revisión final pero no volvimos?-. Hadrian asintió. Se encogió de hombros. -Ya te dije que tuvimos una charla-.
-Cierto, un año-.
-Y un mes-. Precisó.
-Y decidiste que me querías, y por alguna razón decidiste que no podías decírmelo entonces-. exclamó Hadrian. Hizo una mueca de dolor y Abraxas volvió a juguetear con sus mangas.
-Abraxas lo hizo, me sorprendió tanto como a ti ahora. Me llevó algún tiempo hacerme a la idea, puedo decir honestamente que entré en pánico. Aunque fui yo quien insistió en que debíamos esperar-. Hadrian arqueó una ceja, esperando a que continuara. Él suspiró. -Hadrian, no creo que sepas exactamente cuántas cosas hay en medio de todo esto, que nos impidieron sacar el tema-.
-Explícate-. Dijo.
-En primer lugar, en el momento en que tuvimos esa charla, todavía tenías quince años. Segundo, somos nueve años y medio y once años y medio mayores que tú respectivamente, lo cual nunca va a desaparecer. Tercero, Abraxas está casado y a mí me están empujando a ello, me guste o no, y al mismo tiempo a los dos nos están empujando hacia la paternidad a un ritmo alarmante. Cuarto, literalmente te mantenemos en secreto para todo el mundo mágico, siendo dos de las figuras más públicas que existen, y aunque tú lo prefieras así por ahora, no es una forma justa de tener una relación, no es algo que deba ocultarse como si estuviera mal, aunque no lo hiciéramos todo en público, tú no deberías estar oculto. Quinto, y esto no es tu culpa, eres un viajero del tiempo que puede desaparecer en cualquier momento-.
Hadrian se quedó boquiabierto un momento, pero cerró la boca casi de inmediato. Orión pudo ver los engranajes girar en su cabeza asimilando toda la información.
-Es...- Abraxas intervino, poniéndose de pie y caminando hacia el adolescente, tomando toda su atención para sí por un momento. -Puede que no haya sido la mejor decisión, y aunque no sea el que más experiencia tiene por aquí, tomamos la mejor decisión que pudimos en su momento. No decimos que fuera la mejor en general, y siento si te parece injusto en este momento-.
-Porque lo es-. replicó Hadrian, visiblemente enfadado. No terriblemente, pero por supuesto que esto le afectaría.
-Lo sé, tuvimos tiempo para acostumbrarnos a esto y tú no pero, Hadrian, no te estamos pidiendo nada. Literalmente nada. Puedes decir que no quieres tener nada que ver con esto y estaría bien. Puedes decir que necesitas tiempo para decidir lo que quieres, puedes hacer lo que quieras, no nos debes nada, y mucho menos en esto-. Dijo, ignorando que arrastraba ligeramente las palabras. Hadrian lo miró, con los labios fruncidos. -No te lo decimos para presionarte a nada, pero mereces saber y mereces tiempo para decidirte y, la verdad, aunque esperaba que al menos nos dieras una oportunidad para demostrarte que puede funcionar, no tienes por qué hacerlo. Incluso si decides tomarte tu tiempo para decidirte y te das cuenta de que sigues sin quererlo, seguiría estando bien-.
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¿Qué podía decir a eso? Joder, pero no le gustaba cómo se habían guardado todo esto para ellos y ni siquiera le habían pedido su opinión, pero...
Bueno, podía entender que no quisiera intentar tener una relación con un chico de quince años, aunque diecisiete no fuera mucho mejor. Él sólo... Él no quería entender ahora, sólo quería...
-¿Y ahora qué? ¿Qué pasa ahora?- Preguntó.
Porque ahora mismo no podía lidiar con el presente. Porque esto era nuevo y duro e inesperado y no podía... Ahora mismo no, le estaba permitido tener algo de tiempo para sí mismo para poder pensar. Sólo quería que la conversación terminara para poder tener eso y poder hablar... mañana, tal vez, una vez que su mente no se sintiera como si estuviera caminando por el barro.
Si lo hacía bien, incluso podría desahogarse con Marta más tarde, tal vez ella sabría qué hacer.
-Ahora parece que necesitas una siesta-. dijo Abraxas, arqueando una ceja.
-Léeme la mente, por qué no-. Dijo, sarcástico. El rubio resopló.
-No hemos terminado de hablar-. Orion dijo, lentamente. -Pero puede esperar un poco. Todavía quiero asegurarme de que estás bien con nuestra dinámica actual, y quiero que preguntes lo que necesites, lo que se te ocurra. No te estamos ocultando nada, pero algunas cosas se nos pueden haber escapado y otras aún no las hemos hablado y no quiero que sientas que de repente no puedes acudir a nosotros si tienes una duda o necesitas algún tipo de consuelo o... cualquier cosa, en realidad. Primero eres nuestro amigo y nos importas pase lo que pase-.
Asintió con la cabeza, tragando grueso.
Quería resoplar. Preguntar ¿Lo son? Pero se contuvo. No podía hacerlo, porque sabía que confiaban en él y que ahora mismo... bueno, probablemente acabaría gritando si esto se alargaba más. No haría nada excepto desestresarlo, pero no quería pelear, no ahora.
Sabía que les había costado mucho hablar con él, igual que a él le había costado mucho hablar de su viaje en el tiempo, y no sería justo que se limitara a reaccionar en lugar de pensar las cosas. Sabía que no era un adulto, pero no iba a montar una rabieta como un niño.
Tenía como mil preguntas, sólo que no estaba listo para escuchar las respuestas.
Intentó pensar en algo que decir, cualquier cosa que borrara las expresiones no del todo dolidas y ansiosas de sus caras, pero no pudo encontrar nada que mejorara las cosas en ese momento.
-Necesito algo de tiempo ahora mismo-.
-¿Tiempo tranquilo o tiempo a solas?- Orión preguntó, como siempre lo hacía, porque el imbécil sabía mejor que asumir que sabía lo que estaba en su mente.
-Tiempo a solas-.
Asintieron en señal de comprensión, y él deseó, sólo por un momento, que no lo conocieran tan bien como para no decir nada malo, nada que no tuviera que ver con este lío por el que pudiera gritarles. Dejó ir el pensamiento rápidamente, no valía la pena darle vueltas.
Mordiéndose el labio, les dio un abrazo a cada uno, aferrándose fuertemente a ellos antes de irse a la cama para poder dejar de pensar en todo durante unas horas. Estaba un poco enfadado, y ellos lo sabían, estaba seguro, pero no iba a negarles su afecto. Eso sólo le convertiría en un gilipollas.
Puede que hubiera llegado un poco tarde, en su opinión, más aún si hubieran llegado a algún tipo de acuerdo hacía más de un año, pero... no le debían nada, sabía que algunas personas se enamoraban y nunca decían una palabra al respecto a la persona que amaban, así que ellos estaban un paso por encima de eso, ¿no? Incluso si él no sabía qué hacer al respecto.
Así que aunque se sintiera confuso, abrumado y más que enfadado por la situación en la que le habían puesto, no podía... bueno, podía, pero no les culparía. Sólo necesitaba algo de tiempo.
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-Podría haber ido mucho peor-.
-También podría haber ido mucho mejor-. respondió Abraxas, mirando al suelo.
-Todo irá bien, tiene razón y hay que ponerse en su lugar-. Dijo, intentando tranquilizar al rubio. No les habían rechazado, pero probablemente era porque Hadrian aún no pensaba con claridad. No se atrevía a plantear la posibilidad, aunque advertir a Abraxas y prepararlo para ello fuera lo más misericordioso. -Todo estará bien, Brax. Vamos, ven aquí-.
Sostuvo al rubio cerca todo el tiempo que permitió el contacto. No era bueno esperando lo mejor, pero Abraxas no necesitaba su pesimismo en este momento.