![The Missing parts of History [Traducción]](https://fanfictionbook.net/img/nofanfic.jpg)
Chapter 51
Agosto de 1955
Querida tía Casiopea,
Espero que estés bien de salud y, ojalá, no muy molesta con los entresijos que sé que tanto detestas de tu actual afición.
Me encuentro en la necesidad de tu ayuda. Sin embargo, lo que necesito debe hablarse en persona, ya que es un asunto delicado. Espero que pueda hacerme un hueco en su apretada agenda, aunque comprendo si no es posible.
Su sobrino,
Orion A. Black, Heredero de la Noble y Antiquísima Casa Black.
Dejó la breve misiva a un lado para que se secara. Casi podía saborear la caída de Druella años más tarde.
El plan de Hadrian era brillante, sí, pero le faltaba algo de picante.
Su tía, a pesar de no estar casada, y muy poco dispuesta a establecerse para formar su propia familia, tenía una cantidad insuperable de conexiones. Y como si no lo supiera, la mayoría de ellas estaban en Francia, donde la familia Malfoy se encontraba entre las 5 familias más importantes. Lástima que Druella "prefiriera" tanto Gran Bretaña que ignorara la Política Internacional, algo en lo que Orión se había formado, e interesado, desde niño.
Por no decir que el resto de las conexiones de su tía -(prima hermana, técnicamente hablando, pero la diferencia de edad hacía más apropiado referirse a ella como tía)- eran escasas en otros países, pero ella sentía pasión por Francia desde que era joven y era donde más había cultivado su reputación.
Lo que le facilitó pasar desapercibida en Gran Bretaña. La mayoría de los aristócratas británicos eran estúpidos, cerrados de mente e intolerantes, y sólo esperaban charlas sin sentido y fiestas del té. En cambio, sabía que su tía ya tenía el poder de derrocar gobiernos con la información que tenía a su alcance. Una carta, una palabra, un simple artículo bien colocado en un periódico y Francia podía caer en llamas mientras ella cubría su sutil sonrisa detrás de su abanico estampado de flores y hablaba con sus conocidos sobre "un asunto horrible, ¿verdad?".
Sentir lástima por Druella sería un desperdicio, a fin de cuentas. Claro que su tía no sabría por qué la arrastraba y se desharía de ella llegado el momento, pero era una Black y sabía esperar y observar. Y sentía debilidad por él, aunque sólo fuera por el interés que compartían en investigar y recopilar información sensible e importante.
Ella le había enseñado mucho, mientras crecía, y él lo había absorbido como una esponja.
Si querías que alguien ascendiera en el poder, hablabas con la Reina Halcón de los Black. Si querías arruinar a alguien, buscabas al Cuervo Blanco oculto en las sombras.
No sabía a quién se le había ocurrido ninguno de los dos, pero los nombres se le habían quedado grabados. No es que nadie se diera cuenta de que eran la misma persona.
No dejaría que Druella se escapara de los rumores después de que terminara con ella en Gran Bretaña. Los Malfoys querrían quitársela de en medio en cuanto se dieran cuenta de la gravedad del asunto, y los Burke no serían capaces de lidiar con ella, así que aceptarían su decisión sin pensárselo dos veces.
Sellar la carta y enviarla se sintió dulce como la miel. Su tía estaría intrigada y no le importaría mientras no la afectara, lo que no sucedería porque no tenía una buena relación con su futuro objetivo.
Tía Cassiopeia amaría a Hadrian. Le encantaría enseñarle sus costumbres, es decir, no sabía si finalmente debería presentarlos.
Tarareó mientras se recostaba en el sofá una vez de vuelta en el apartamento, con la cabeza sobre las piernas de Hadrian y las suyas cruzadas sobre el reposabrazos del otro lado, con un buen libro de Historia para leer, Abraxas siguiendo su melodía desde la mesa del comedor donde estaba trabajando en algunos cálculos.
Arruinar la vida de ciertas personas y pasar tiempo con la gente a la que quería eran sin duda sus pasatiempos favoritos.
Si fuera un gato, se habría puesto a ronronear cuando Hadrian empezó a jugar con su pelo sin siquiera volverse para mirarlo, demasiado concentrado en sus libros de pociones más recientes como para preocuparse aunque pasar páginas le resultara más difícil así.
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-¿Alguno de ustedes sabe algo sobre el diario?-. Abraxas dijo mientras cerraba la puerta.
Orión lo miró y luego se volvió hacia Hadrian con cara de cansancio. Abraxas había insistido, después de su tercera Sesión de Curación Mental, en que los llamaría si los necesitaba, pero que prefería ir por su cuenta. Orión había accedido a regañadientes, arrancándole la promesa al rubio con los dientes apretados y la mandíbula tensa, y Hadrian había... bueno, se había preocupado mucho, pero eso no era nada nuevo.
Aun así, ¿qué demonios iba a saber él de eso?.
-Voy a suponer que eso es un no-.
-Lo siento, pensé que no te gustaba hacer eso-.
-El doctor me dijo que me vendría bien para no perder de vista mis pensamientos, ya que a veces me cuesta mucho no salirme por la tangente y perder de vista lo que quería decir al principio. Al parecer, a pesar de explicarme que eso era bastante normal en mí antes, dijo que esa tendencia "se ha visto exacerbada por tu reciente trauma y los efectos de la Poción Amortiguadora de Ingenio, y sólo puede controlarse mediante rigurosos ejercicios mentales". Lo que también significa que tengo que dedicar más tiempo a mi oclumancia. Es una mierda-. despotricó Abraxas, haciendo pucheros.
-Bueno, ¿vas a hacerlo?-. Preguntó, porque por lo que había dicho Abraxas, había sido una recomendación, no una orden.
Abraxas se quitó su delgado abrigo -(no sabía cómo el hombre podía soportarlo, con el maldito calor que hacía fuera, pero daba igual)- y lo colgó en la entrada antes de acercarse a Orión y sentarse en el taburete a su lado.
-Tendré que intentarlo, al menos. No tiene sentido ir a todas las sesiones si voy a ignorar sus consejos. Ya le diré que no funciona cuando lleve haciéndolo un par de semanas o algo así-. El rubio se encogió de hombros con impotencia. Luego, dejó caer la cabeza sobre la isla y gimió. -Tiene que haber otra cosa que pueda hacer que no implique escribir sobre mi día, que acabo de vivir, en un libro. Suena tan... aburrido-.
-Hmmm, lo superaremos-. Orion dijo, para nada consolador pero ciertamente intentándolo. -Te conseguiré un par de diarios personalizables, a ver si así los haces más a tu gusto-.
-Gracias-. Fue la respuesta amortiguada de Abraxas.
Se limitó a poner una taza de té delante de cada uno, y Abraxas empezó a repasar lo que había pasado en la sesión. No todo, nunca lo contaba todo, pero sí lo que se sentía cómodo compartiendo.
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-Hadrian, vuelve a sentarte, aún no hemos terminado-.
El adolescente gimió, enterrando la cabeza entre las manos, mientras Abraxas le entregaba otra Revista de la Vivienda.
-Todo esto es demasiado, Brax-.
-No, no lo estoy escuchando. Somos tres personas, iba a ser mucho desde el principio. Orión y yo necesitamos oficinas separadas, ya que nos ocuparemos de los asuntos de la Familia, así que es justo que tú también tengas la tuya-.
-Ayer dijiste literalmente que querías una biblioteca-.
-Por supuesto, ¿qué clase de casa no tiene una?-.
-Quiero pegarte, pero creo que eso sólo empeoraría las cosas-. Abraxas sonrió, feliz de que el adolescente lo entendiera. -Bien, una biblioteca. Querido Merlín, si yo de diez años me viera ahora mismo pensaría que vive en otra dimensión-.
-Bueno, para ser justos, no sabemos si lo estás, así que diviértete-. Hadrian le miró mal, pero siguió leyendo la revista, comprobando la lista a medida que avanzaba.
No necesitaban la casa más grande del mercado, la verdad. Orión ya tenía una agencia en espera que hacía reformas y añadía habitaciones y espacio indetectable (y posiblemente pisos completos) una vez que consiguieran una. Sólo necesitaban que la estructura base fuera sólida y aguantara bien la magia. También el emplazamiento, las zonas rurales eran su preferencia, le daría a Hadrian espacio para volar sin necesidad de ir demasiado lejos si quería simplemente salir y gastar algo de energía y seguramente estaría menos poblado. Si elegían bien, claro.
-¿Qué tal éste?-.
-Hmmm. No. Necesitamos algo con lo que trabajar, y ese no tiene sótano-.
-¿Es realmente necesario?-.
-Sí. Los laboratorios de Pociones, las forjas de alquimia, las salas de rituales y la mayoría de las salas de trabajo se colocan allí, entre otras cosas. Si hacemos las cosas bien, la biblioteca podría ir allí, mejor para que esté escondida-. Hadrian lo miró confundido. -Las paredes no saltarán por los aires si pasa algo, además son más fáciles de reforzar-.
-¿Por qué quieres la biblioteca en un sótano?-.
Resopló. -No es que vaya a parecer un sótano. Es más privado, los invitados no podrán deambular por allí sin permiso si es que alguna vez los hay, coleccionamos demasiados libros todos nosotros, por nuestra cuenta, y necesitamos más espacio que una simple habitación para ellos-.
-Definitivamente no tenemos suficientes libros para llenar un piso entero-.
-La mayoría de los míos y los de Orión están en Grimmauld, y sé que él está intentando convencer a sus padres de que le dejen copiar del castillo los últimos doscientos libros que no tiene, y sé que a ti también se te está acabando el espacio. También estoy consiguiendo poco a poco que mi elfo doméstico haga copias de algunos libros de la Mansión, nada que les haga sospechar lo suficiente como para que sientan la necesidad de denunciarlo-. Dijo arqueando una ceja. -Todos somos bibliófilos en el fondo, es algo de lo que estar orgullosos, de verdad-.
-¿En serio?-.
-Que aprendas mejor haciendo no significa que no leas como un loco. Oh, acabo de encontrar otra razón para nuestra biblioteca del sótano, los libros muggles de Orión no serán vistos por ningún invitado-.
-Si tenemos invitados, y eso es un gran "si", tendrán que lidiar con los gustos de Orión. Y será mejor que sean educados en todo momento-. Sonrió con satisfacción.
-Por supuesto, pero todavía hay que ponerlos en alguna parte-.
-¿Las tres oficinas que insistes en que deberíamos tener, tal vez?-.
-Eso es para el trabajo. No te llevas el trabajo al dormitorio, no te llevas el placer y las aficiones a los despachos, no comes en los baños. Cada habitación tiene un uso y no hay razón para mezclarlos-.
-Eres imposible-.
-Al menos no me meto con tu cocina-.
Hadrian se rió, e incluso consiguió que esta vez aceptara una Sala de Juegos para Orión y para él, que llegó a diseñar por su cuenta.
Tal vez algún día Hadrian aceptaría conocer a sus amigos, aparte de Dorus, y con la cantidad de guardias de secreto y capas protectoras en las que Orión ya estaba trabajando para incluirlas en sus guardias personales, sería un lugar muy seguro para hacerlo. Pero para eso necesitaban un lugar donde pudieran jugar sus cartas y pasar el tiempo sin molestar a Hadrian en absoluto, lo mejor sería presentarlos por pequeños periodos de tiempo cada vez.
Hmmm, necesitaba hablar con Orión sobre esa Cámara de Duelos, estaría bien ubicada en el sótano también, ya que Hadrian era tan poderoso.
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-¿Hadrian?-.
El adolescente estaba sentado en el sofá, con la espalda erguida y todo el cuerpo tenso. Que tuviera el ceño fruncido no ayudaba. Abraxas y él acababan de volver de hablar con unos cuantos agentes inmobiliarios, toda una mañana de reunión tras reunión aunque aún tuvieran que mostrarle a Hadrian en persona la información sobre ellos, y no esperaba que hubiera pasado nada malo en tan sólo unas horas.
-¿Qué pasa?- Hizo espacio para que Abraxas mirara, el vínculo había estado detrás de él revisando el correo dejado en el mueble. El rubio dejó inmediatamente lo que estaba haciendo al ver al adolescente, acercándose a él y poniéndole una mano en el hombro. Orion le siguió por detrás. -¿Ha pasado algo, mon soleil?-.
-Podría decirse que sí-. Hadrian hizo una mueca, pero le entregó una carta a Abraxas. -Esto llegó esta mañana y yo estaba decidiendo la mejor manera de destrozarlo-.
Miró el dorso del sobre por encima del hombro de Abraxas. Bueno, en realidad había tardado mucho más de lo que esperaba.
El rubio tragó saliva con fuerza, con las manos temblorosas y palideciendo tres tonos más allá de lo saludable, y Orión tuvo que ponerle los brazos en las caderas cuando empezó a balancearse. Era de esperar, en realidad, Abraxas no había sido visto en la mansión en todo un mes, en algún momento se notaría y le llamarían la atención.
-Shh, Brax, relájate. Vamos, cariño, apóyate en mí-. Le susurró suavemente al oído. Afortunadamente, Abraxas obedeció. -Así es, estamos aquí. ¿Crees que puedes leerlo?-.
-N...no-. Asintió en señal de comprensión.
-¿Qué tal si lo abres y nos dejas a Hadrian y a mí hacerlo? Así podremos contarte lo esencial-.
-O podemos hacer un fuego, tirarlo dentro y olvidarnos de que ha llegado. Seguro que será catártico-. dijo Hadrian, sonando esperanzado. Tuvo que contener la risa ante la expresión de desconcierto de Abraxas mirando al adolescente. -¿Qué?-.
-No puedes quemar la carta, Rian. Bueno, no hasta que sepamos lo que dice. Desgraciadamente, si Abraxas no contesta sólo obtendríamos otra, y otra, y así sucesivamente. Mejor sacarla del camino-.
-Sólo querré quemarlo más si lo leemos-. Hadrian hizo un mohín.
Abraxas asintió para sí y abrió el sobre. El rubio casi le arrojó la carta a Hadrian, quien la atrapó rápidamente, sacó los pergaminos y los leyó. No era una carta muy larga, al parecer.
-Bueno, eso fue horrible. ¿Qué tal si quemamos al hombre en persona?-. Suspiró, guiando a un boquiabierto Abraxas a sentarse en el sofá y cogiendo él mismo la carta.
Podría resumirse en: Dónde estás y por qué no estás aquí, con un poco de 'Druella no tiene culpa de nada', junto con un montón de críticas a la persona de Abraxas, también la exigencia de que 'volviera a la mansión para charlar'. Por supuesto, nada de eso se dijo en realidad, sólo insinuación sobre insinuación. Sí, mejor no dejar que la rubia lo lea.
-Simplemente escribe a tu padre y dile que estás enterrado en el trabajo y que no visitarás la mansión durante unos meses. Pon mi nombre si es necesario-.
-¿Qué... qué dice en realidad?- preguntó Abraxas, nervioso, apoyándose un poco en Hadrian, que parecía perfectamente cómodo con el acuerdo.
-Nada que no esperáramos. Y obviamente la mayoría se habría repetido si hubieras ido a conocer a tus padres, cosa que no harás, porque de todos modos es una mierda-. Dijo, sin llegar a responder a la pregunta y volviendo a meter la carta en el sobre y a cerrarlo con un rápido hechizo. Hadrian tenía razón, quemar al hombre sería una opción mucho mejor, pero la carta tendría que bastar por ahora. -No deberías decirle que te mudas. No parece que se haya dado cuenta todavía, y si terminamos todo el pergamino antes de que lo haga, podremos difundirlo y quedará muy mal si intenta obligarte a volver-.
6Espera, ¿por qué? ¿A las viejas Familias no les gustaba vivir todas juntas?-.
-Bueno, sí, pero si alguien decide mudarse y lo tiene todo preparado, pues se da a entender que ya se ha dado permiso. Mudarse también se ve como un signo de madurez, y Lord Malfoy...- Se mofó del título. Ese hombre no era ningún Lord, sólo un tirano, -...no podría retirarlo sin enfrentarse a alguna reacción violenta, implicaría que ni siquiera sabe dirigir bien a su familia-.
-Huh, eso es útil-. Resopló, sí que lo era.
-Lo es, y como no he cogido nada de la Mansión que no me perteneciera, los elfos domésticos no tienen por qué decírselo a menos que se lo pregunten directamente. Cosa que no harán, porque nadie tiene acceso a mis habitaciones a menos que estén conmigo y así no notarán nada fuera de lugar o que falte-.
Era aún más práctico que hubiera precedentes de que el Señor de una Familia matara a su Heredero cuando éste no era satisfactorio y había un repuesto para ocupar el lugar. Desde el siglo XVI, todas las familias habían protegido las habitaciones de los herederos de forma diferente para proteger a los niños que vivían en ellas. El Señor aún podía saber si estaban dentro o no y su estado general de salud, y los elfos domésticos podían entrar y salir sin problemas, pero aparte de eso era un espacio sellado.
Por supuesto, era mucho más complicado que eso o el niño podía esconderse en sus habitaciones para siempre, y normalmente había muchas reglas de por medio, pero esos eran los hechos más importantes que eran los mismos en todas las Familias.
Por desgracia, parecía un resquicio legal que los pabellones hubieran permitido entrar a alguien aunque Abraxas estuviera drogado. Hizo una nota mental para revisar su esquema de guardia tanto en Grimmauld como en la nueva casa, por si acaso. A sus hijos nunca les pasaría nada parecido, nunca.
-Bueno, ¿dijiste que querías quemar esto?-.
Nadie debería ser tan feliz sentado en el suelo -(no hacía falta quemar el sofá por accidente)- y convirtiendo lentamente el pergamino en cenizas. Estaba bastante seguro de que Hadrian estaba fantaseando con quemar a alguien ahora mismo, pero el adolescente parecía feliz y Abraxas se relajó más cuando la carta dejó de existir, aunque conseguir que escribiera una respuesta adecuada sin que le dieran espasmos las manos y su mente divagara por la tangente fue... toda una experiencia.
Aconsejó a Abraxas que comentara todo el asunto con su médico -(tanto el hecho de no ser capaz de leer la carta como sus problemas para responderla)- por si había algo que pudiera hacerse al respecto.
Sin embargo, no había pasado ni una hora y podían seguir adelante con sus vidas.
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El corazón le latía con fuerza en el pecho, como si intentara cantar una sinfonía él solo. Tenía las manos sudorosas y un poco temblorosas mientras examinaba la información que había encontrado, con demasiados libros abiertos de par en par delante de él. Uno era muy antiguo, mientras que el otro no sólo era mucho más nuevo, sino también muy diferente.
Cogió ambos, asegurándose de marcar las páginas con un marcapáginas, además de todas sus notas sobre el tema y fue a buscar a Orión. El hombre estaba dormido, obviamente, pero no había podido dormir mucho hoy y había decidido volver a intentarlo más tarde. Aún así, llevaba buscándolo desde el cumpleaños de Hadrian y no podía esperar más.
Llamó a la puerta con fuerza siguiendo su patrón 3-1-2-1. Le gustaba, la suma era siete y Orión siempre estaba levantado al último golpe. La puerta se abrió para mostrar a un Orión muy cansado y despeinado que se echaba el pelo hacia atrás con la mano.
-Podrías haberte puesto una camiseta-.
-¿Qué necesitas, Abraxas?- Preguntó Orión, molesto una vez que se dio cuenta de que estaba bien. Tan querido. -Por favor, tenemos una reunión a las ocho y media-.
-Encontré lo que estaba buscando-. Dijo. Orión arqueó una ceja. -Ya sé por qué nuestros patronus y el de Hadrian coincidían de esa manera, aunque tener dos patronus es muy, muy raro y que se mimeticen aún más-.
-Muy bien... ¿Y esto no puede esperar hasta mañana?-. Negó con la cabeza. Orión le hizo un gesto para que entrara en la habitación, abriéndole la puerta. -Bueno, me perdonarás si hago esto tumbado en la cama. Pasa-.
Así lo hizo, sintiéndose ligeramente culpable por molestar al hombre más joven. Había sabido que Orión no lo rechazaría, realmente no debía aprovecharse de eso. Orión ya estaba durmiendo en una habitación de invitados de su propia casa para él, no debería ser tan desconsiderado. Sin embargo, esto era importante y estaba seguro de que Orión se daría cuenta de eso también una vez que hablaran.
-Kreacher. Té. Ahora-. Orión gruñó más que habló, recolocando las almohadas para poder medio tumbarse-medio sentarse en la cama cómodamente, frotándose un poco los ojos con los dedos para despertarse del todo. -¿Estás cómodo en la cama, o quieres una silla?-.
-En la cama está bien-. Si acaso, podría mostrarle a Orión sus hallazgos más cómodamente.
Se dedicó a organizar los pergaminos hasta que llegó el té y Orión tuvo tiempo de beber un poco. No tenía sentido tener una conversación que luego tendría que repetir porque Orión no estaba lo suficientemente despierto.
-Muy bien, ¿me dirás al menos qué te ha mantenido despierto?-.
-Tuve una pesadilla. Dejé de dormir hace como dos horas-.
-Deberías haberme despertado entonces-. Se encogió de hombros. Orion no le estaba reprendiendo realmente, sólo estaba preocupado.
-No pasa nada. Lo escribí, con sentimientos y todo. Todavía odio hacerlo, pero es más fácil olvidarlo después de haberlo hecho ya que no me concentro tanto en ello-.
-Me alegro. Entonces, ¿qué encontraste? ¿Y por qué te obsesionaste tanto con esto?-.
-Muy bien, tener múltiples patronus es el resultado de, sobre todo, la capacidad de elegir las partes de tus recuerdos que más importan. Es un texto antiguo y tuve que traducirlo yo mismo, así que puede que no sea del todo exacto, pero es como... estás hecho de todas las experiencias que has vivido, y algunas personas pueden concentrarse sólo en algunas de ellas, lo que da cierta forma a un patronus-.
-Así que tener dos significa que dos partes de nosotros son igual de importantes y pueden tomar forma propia sin chocar-.
-Eso es lo que deduje, sí-. Dijo, contento de que Orión pudiera entenderle tan bien. Le entregó el viejo libro y las notas correspondientes para que pudiera mirarlo él mismo. Orión se acercó más a él, tanto que su pelo le hizo cosquillas en el cuello a Abraxas y pudo sentir el calor que irradiaba de su cuerpo. Concéntrate, Abraxas. -Si los dos patronus lucharan significaría que nuestras almas, o magia, o mente, lo que sea está en desacuerdo y al final uno ganaría. Pero las nuestras están armonizadas, así que todo está bien-.
-No has dicho qué te obsesionó tanto al respecto-.
-Es ummm...- Se sonrojó, buscando nerviosamente sus otras notas. -Es sobre la forma que tomaron y por qué. Es como... ¿Sabes cuál es la característica que define a una pantera? ¿Su significado? Se cree que una pantera en realidad está emparentada con los leopardos o el jaguar, aunque tienen una ligera mutación en su color y comportamiento. Vale, aquí está, voy a citarlo "Como animales espirituales, las panteras son muy solitarias, vagan por su cuenta y sólo interactúan con los demás si es absolutamente necesario. Si tu animal espiritual es una pantera, probablemente significa que te sientes cómodo solo. O, al menos, tiendes a huir de los lugares más concurridos o de las zonas donde la gente puede verte fácilmente. Te sientes mucho más cómodo solo de lo que otros considerarían normal o en compañía de unas pocas personas selectas en las que confías". ¿Te recuerda a alguien?-.
-No sé de qué estás hablando-. Orión resopló.
-¿Sabías que las panteras también tienen fama de metamorfos? Ser capaces de ocultar su verdadera naturaleza a la mayoría es una de sus cualidades más intrigantes. Y eso sin ahondar en todos sus aspectos mitológicos-.
-Eh, no, no lo sabía. Pero no soy un metamorfo-.
-Para. De Ser. Obtuso-. Señaló al hombre, que soltó una carcajada. -Eres un Black, y tal vez no lo exhibas, pero sé que tu Familia solía ser famosa por sus Habilidades Metamorfomágicas-.
-Vale, vale, tú ganas. Crees que tu patronus y el de Hadrian me representan-.
-Sí, pero eso no es todo. Qué tal esto, es el lobo, el tuyo y el de Hadrian estaban en el espectro más blanco, así que posiblemente albino también-. Guoting ahora "El simbolismo y significado del lobo incluye lealtad, familia y amistad, trabajo en equipo, protección, naturaleza salvaje, libertad, instintos, alegría y otros rasgos nobles". Sobre los rasgos albinos tienes, oh, aquí, -Los animales albinos sirven como portadores de gran sabiduría, magia, presagios y verdades"-.
-Eso suena a ti, sí. Sólo le falta toda la cosa vanidosa y loca que tienes-.
-¡Eh!- Empujó el hombro de Orión en broma y le sacó la lengua. Se tomó su tiempo para beber un poco de su té, que había sido puesto en estasis en algún momento. -¿Quieres saber sobre nuestra águila?-.
-Claro, y luego, quizá hoy en algún momento, me cuentes qué significa todo esto-.
-Estoy llegando a eso, prométemelo, ten paciencia-. Tarareó, buscando entre sus notas a gran velocidad hasta encontrar lo que necesitaba. El escritor del libro había omitido la mayoría de las aves, probablemente porque eran demasiadas. -Tuve que buscar información por mi cuenta, así que ésta es larga, ¿preparado?-.
-Claro-.
-"Las águilas son símbolos comunes del poder, la realeza y la ferocidad, y a menudo se las considera el rey de los pájaros. El águila se asocia con la ambición, el deber, la fortaleza y la fuerza de voluntad, son imperturbables ante los numerosos obstáculos de la vida. Las personas representadas por el águila tienen un agudo sentido de la visión y, cuando se fijan un objetivo, se dirigen hacia él con gran concentración y precisión, y son más felices cuando se sienten libres y libres para volar hasta el fondo de sus corazones"-. Miró a Orión y éste sonrió satisfecho. Hadrian sí que sabía elevarse en el aire en un sentido más literal. -"A menudo les cuesta trabajar en equipo y cooperar. También se sienten amenazados por cosas como la autoridad y la conformidad. Aunque pueden ser un poco rebeldes, se rigen por sus códigos morales personales con un indiscutible sentido de la integridad personal y la responsabilidad. Además, siempre están luchando por mejorar sus habilidades y forjar nuevos caminos hacia un futuro mejor"-.
-De acuerdo, así que todos tenemos un animal espiritual que, por supuesto, nos conviene. ¿Qué quieres decir?-.
-Sabes, pasé mucho tiempo buscando todo esto, podrías decir algo como "gracias"-.
-Lo haré, una vez que entienda por qué necesitaba que me despertaran a las tres y media de la mañana-. Se sonrojó y cogió más pergaminos, estos llenos de teoría mágica y detalles sobre el encantamiento patronus.
-El encantamiento patronus es susceptible de cambiar si se produce una emoción o un cambio psicológico lo suficientemente grande-. Dijo lentamente. -A menudo estos implican hacer nuevas conexiones, profundizar en una relación, ya sea de amistad o familiar y, aunque muy raro, enamorarse-.
Orión le quitó los pergaminos de las manos, leyéndolos y atando cabos. -Joder. ¿El primer patronus de Hadrian no era un ciervo?-.
-Sí, por su padre-.
-Bueno, maldita sea-. Dijo Orión, frotándose el cuello nerviosamente. -¿Y no hay forma de saber de qué cambio estamos hablando?-.
-No, es una sensación que sólo el propio Hadrian puede saber. Además, puede que no lo sepa en absoluto, o que simplemente los malinterprete o... bueno, es algo que debemos averiguar los tres-.
-Brax... Yo...- Orion respiró hondo. -Sé que no estamos en el punto de empezar una relación, pero tenemos que sacar el tema-.
-¿Lo que encontré?-.
-No, no creo que tengamos que ocultarlo en absoluto, pero no me refería a eso-.
-Oh-. Tragó saliva, mirando todas las notas que ahora estaban por toda la cama. -¿Es realmente un buen momento?-.
-No, no lo creo, pero no podemos posponerlo. No es justo para él, a menos que hayas cambiado de opinión sobre él...-
-¡NO!- Dijo, levantando la voz. -No... es que... le quiero. Lo que hizo Drue...lla no me cambió a mí ni lo que sentía. Es sólo que no creo que sea lo suficientemente estable como para comprometerme en una relación sana. Al final acabaría siendo... no sé, como si yo fuera el centro por mis problemas en vez de estar los tres al mismo nivel o... algo. Está mal-.
-Me alegro de que seas lo suficientemente consciente de ti mismo como para pensar así-. Dejó caer la cabeza. Si nada de esto hubiera pasado... -Oye, no, no seas así. Me enorgullece que seas tan maduro con esto, no es algo malo, Brax-.
Tragó saliva, cogió su taza y bebió un poco más para que se le pasara el pinchazo de los ojos.
-Creo que tenemos que decírselo para que pueda tomar una decisión en algún momento. Ahora estamos de acuerdo, pero él no. Hemos tenido tiempo de hacernos a la idea y él no. Tiene diecisiete años y al menos mágicamente ya es un adulto. Estoy seguro de que será lo suficientemente maduro como para pensar las cosas y entender nuestras razones, aunque puede que esté un poco enfadado por haber sido excluido-.
-¿Qué, por qué?-.
-Porque es una tríada, pero hasta ahora sólo dos estamos de acuerdo en ello. Sólo tenemos que explicar por qué hicimos las cosas como las hicimos y ser honestos, nada de ocultar cosas sólo porque nos sentimos un poco avergonzados por ellas. Y no es que vayamos a lanzarnos a una relación ni nada por el estilo. Hadrian es inteligente, probablemente también querrá tiempo para entender las cosas por sí mismo-.
-Está bien, pero la elección es suya-.
-Pase lo que pase, sí-. Orión tomó su mano, entrelazando lentamente sus dedos en un apretón flojo. -Estaremos bien-.
(Orión realmente esperaba que lo estuvieran. Sólo tendría que asegurarse, en privado, de que Hadrian no aceptara nada sólo porque no quería hacerles daño, eso sería un lío y le dolería aún más después, además de darle espacio y tiempo para hacer preguntas y llegar a una conclusión de lo que quería por su cuenta. No es que se alejaran, de hecho esperaba que Hadrian quisiera mantener su dinámica actual, pero Hadrian no debía sentirse presionado para tomar una decisión, apresurarse no los ayudaría ahora).