![The Missing parts of History [Traducción]](https://fanfictionbook.net/img/nofanfic.jpg)
Chapter 40
Febrero de 1955
Parte 2
-Tengo... ¿una pregunta?-.
-¿Y? ¿Cuál es?- Dijo, odiando lo inseguro que Abraxas estaba actuando. Era la tercera vez que preguntaba si podía hacer una pregunta hoy, como si la respuesta no fuera siempre afirmativa. -Brax, puedes preguntar. Sólo te diré si no me siento cómodo con una pregunta-.
-¿Cómo te llamo?-.
-¿Cómo?-.
-Es que Hadrian no es realmente tu nombre, ¿verdad?-.
-Lo es, en cierto modo. Harry Potter no existe aquí, Abraxas, y sinceramente, ese nombre tiene tanta carga que me acostumbré al nuevo más rápido y fácilmente de lo que esperaba-. Dejó de cortar las verduras, no dispuesto a cortarse y hacer que el hombre entrara en su modo de madre gallina. Se dio la vuelta y se recostó contra la encimera, limpiándose las manos con un trapo de cocina que luego dejó a un lado, cruzando los brazos sobre el pecho. -Soy Hadrian desde... bueno, más o menos desde que te conocí, en realidad no me había considerado 'Hadrian Evans' hasta entonces-.
Abraxas frunció el ceño, acercándose y poniéndole las manos en la cintura, como si no pudiera contenerse físicamente para no tocarlo. Abraxas aprovechaba cada oportunidad que podía para hacer esas cosas, ya ni siquiera era raro. -¿Por qué?-.
-Es que no lo había hecho. Orión tuvo que reñirme por no contestarte cuando seguías intentando hablar conmigo y entonces sí que tuve que esforzarme-. Se encogió de hombros, y Abraxas soltó una suave risita.
-Así que era eso, no que me ignoraras-. Se sonrojó, apartando la mirada ante más risas. Recibió un picotazo en la mejilla, que no ayudó en nada a sus mejillas enrojecidas. -Entonces, ¿te quedarás Hadrian?-.
-No iba a cambiar después de contarte todo, Brax, yo sólo...-
Miró brevemente por encima del hombro del rubio. Desde aquí, podía ver el Reloj y Abraxas siguió su mirada, confundido, luego dejó escapar un "Oh" susurrado, conteniendo la respiración. Se retorció incómodo. Los ojos de Abraxas eran... tan suaves cuando lo miraban, no estaba acostumbrado.
-¿Tanto te importaba?-.
Fue un susurro, como si toda la conversación conllevara demasiada emoción para ser hablada en voz alta, pero las palabras habían escapado de los labios del rubio demasiado rápido como para mantenerlas dentro. Sintió que se le erizaba el vello de la nuca, Abraxas estaba tan cerca de él que podía sentir su respiración en la piel. Asintió sin decir palabra.
Había sido difícil expresarlo con palabras cuando hablaba con Orión y aún más ahora, pero Abraxas no lo hizo hablar, sólo lo abrazó más cerca, enterrando su nariz en el cabello de Hadrian con una pequeña y casi tímida sonrisa en los labios y un leve rubor apareciendo en sus mejillas.
Volvió a abrazarse y se quedó allí, saboreando la cercanía que sabía que había estado perdiendo durante el último mes, hasta que se hizo demasiado tarde y tuvo que volver a preparar la comida. Abraxas intentó ayudarle, como disculpa por haberle hecho llegar tarde, y el hombre al menos podía cortar las verduras uniformemente.
Más o menos. Bueno, no podía, pero Hadrian iba a hacer lo mejor que pudiera de todos modos porque había disfrutado trabajando con el rubio, no es que alguna vez le permitiera cocinar por su cuenta. Nunca.
Mientras preparaba todo en la mesa -(normalmente Abraxas u Orión insistían en hacerlo, pero Abraxas tenía que ir a la Mansión más tarde así que lo había mandado a ducharse)- para cuando Orión llegara a casa en unos minutos, hoy también había tenido trabajo en el Banco, volvió a oír la voz del rubio.
-¿Hadrian?-.
-¿Sí?-.
-Aunque sea por egoísmo, me alegro de haberte conocido-. Sonrió, tragándose el nudo que se le había formado en la garganta lo justo para hablar.
-Yo también me alegro de haberte conocido-.
Con una última sonrisa cegadora y un tono más rojo en la cara, Abraxas volvió a desaparecer por el pasillo.
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-Esa runa no va a funcionar-.
-¿No va a funcionar? Creía que sí-. Hizo una mueca, pero cruzó la runa Uruz (ᚢ) y volvió a buscar una que encajara mejor.
El proyecto del Escudo de Oclumancia había resultado ser el más sencillo de todos los que tenía entre manos, pero eso no significaba que fuera más fácil. Su primer borrador de combinación rúnica estaba casi terminado y podía tallarse en una pequeña piedra -(la búsqueda del material adecuado para tallarla vendría después, una vez que supiera que el círculo funcionaría)- para un primer intento.
Abraxas le estaba ayudando a elegir las últimas runas, sobre todo estudiando las posibilidades de que funcionaran, le resultaba más fácil hacerlo al final del proyecto que al principio, ya que las posibilidades se habían reducido mucho, aunque aún le quedaran seis lenguajes rúnicos por estudiar, serían siete si no estuviera tan atascado en su Reconstrucción egipcia, que a los goblins les había encantado (nunca había tenido tan buena relación con ellos, sólo una buena relación profesional), daba miedo. Nunca pensó que los goblins fueran felices.
-¿Has probado el Ingwaz (ᛝ)? Siempre es un buen toque final si quieres ceñirte al Elder Futhark-.
-Sí, y no funcionó. Explosivo, de verdad. Nunca voy a mezclar el alfabeto griego variación con él, siempre y cuando sea la última runa del círculo. Tal vez si es una matriz, y eso es un gran tal vez-.
-Pobre de ti, ¿no dijiste lo mismo durante tu sexto año en Hogwarts?-.
-Entonces no entendía que era el griego el que causaba problemas-.
Abraxas le dio un beso en la mejilla, riéndose de su disgusto, y volvió a sus cálculos mentales hiperrápidos. La ayuda de Abraxas en esto siempre era inestimable, a pesar de las constantes bromas y las salidas por la tangente en las que se metía
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Estaba nervioso. Bueno, en realidad no, o tal vez sí. No sabía lo que sentía, pero no importaba. Necesitaba hablar de esto con alguien, hacer preguntas antes de liarse la manta a la cabeza, y lo haría, pasara lo que pasara.
-¿Marta?-.
-¿Qué pasa, chaval?-.
-Necesito... ayuda-.
Se sonrojó, incómodo. La mujer se rió. Había llegado casi media hora antes a su turno, sabía que ella se tomaba un descanso para comer algo a esa hora, ya que a menudo la veía terminando un sándwich o algo así cuando él entraba, y no había querido molestarla mientras trabajaba. Pero no se sentía mejor interrumpiendo su cena.
-Claro, siéntate, cuéntame. No te importa que siga comiendo, ¿verdad? ¿No? ¡Genial!-.
-Bueno yo... umm...-
-Relájate, chico, estoy segura de que no es tan malo como estás pensando, sal con ello-.
-Entonces, ¿relaciones? En el Mundo Mágico, quiero decir... No en el mío, porque no tengo ninguna-.
-Claro-, dijo, con los ojos brillantes y una ceja arqueada. -¿Quién es la afortunada, entonces?-.
-No, nadie, no hay ninguna chica-.
-¿Un chico, entonces?- Se sonrojó.
-No... Umm, yo sólo... Tengo estos dos amigos, y ellos mencionaron algo... Bueno, uno de ellos lo hizo, y me di cuenta de que no sé mucho de cómo funcionan las relaciones en la parte Mágica de las cosas... Había supuesto que era como en el mundo muggle, pero creo que me equivoqué-.
-¿Y vienes a mí para que te eduque? Por favor, dime que no es porque soy una mujer, soy literalmente la peor persona de por aquí para preguntar-.
-No, no es por eso, es que... normalmente se lo preguntaría a mis amigos, pero es un poco ummm...- Bajó la mirada, mortificado. Realmente, realmente no podía preguntarle a Orion y Abraxas sobre esto, Merlin estaba teniendo problemas para preguntarle a Marta en este momento, no podía imaginar cuánto peor sería preguntarles a ellos.
No es que se burlaran de él o le hicieran sentir mal por no saber esas cosas, pero seguía siendo... muy embarazoso.
-Ah, bueno, si estás tratando de entenderte a ti mismo no voy a preguntar más, así que... ¿dos amigos? Eso que preguntas es algo así como una triada-.
-Sólo, ¿no hay un libro sobre esto?-.
-En realidad no, no en Gran Bretaña al menos, mira, hay ciertas cosas a tener en cuenta en el Mundo de los Magos cuando se trata de este tema. Quién eres y quiénes son tus compañeros. No, no me interrumpas, todo esto me indigna, pero así son las cosas-. Dijo ella cuando le vio abrir la boca. La cerró y se sentó, tenso. -Mira, chico, el Mundo Mágico es muy abierto sobre con quién estás, la mayor parte del tiempo. Puedes ser chico, chica, ninguno de los dos, ambos, no importa. Puedes estar enamorado de una persona o de más de cinco si así lo deseas. Puedes tener una única pareja principal estando en una relación abierta o puedes elegir ser totalmente monógamo. Puedes no querer sexo, o puedes quererlo pero no tener sentimientos románticos por nadie. Te puede gustar quien quieras, demonios, en algunos casos ni siquiera importa si tu o la otra persona o personas no son completamente humanas. Con vínculos Mágicos alrededor, a nadie le importa realmente. Si la Magia te acepta, te acepta y quiénes somos los simples mortales para cuestionarlo, ¿no?-.
Asintió. Era bueno saberlo, aunque nunca hubiera sabido que algunas de esas cosas eran... o existían.
-¿Y los otros casos? Dijiste que había otros-.
-La nobleza y sus tontas reglas. Aunque mucha gente quiere pertenecer a una de las grandes familias, tener todas las riquezas, la popularidad y toda esa basura, la verdad es que todas están restringidas-.
-¿Cómo es eso?-.
-Porque, por mucho que a nuestra sociedad no le importe con quién estás, también se preocupa por la 'continuación de la línea' y, a pesar de toda la apertura mental de la gente, nunca se han molestado en buscar una forma de que dos hombres o dos mujeres tengan hijos sin necesidad del otro género. Así que cualquiera que sea considerado un Lord o un Heredero o Heredera de una familia Noble está condenado si no tiene la sexualidad 'correcta'. Al fin y al cabo, van a ser forzados a ello de todos modos, porque sus gustos no importan a la hora de la verdad-. Hace una pausa. -Y por supuesto, si por casualidad te enamoras de uno de ellos, puedes estar jodidamente segura de que acabarás tirada en cuanto salga el asunto-.
Golpeó la mesa con el puño cerrado, haciendo que la ensalada y la bebida que había encima casi se cayeran. Soltó un resoplido.
-Bueno, en realidad eso es todo, nosotros somos gente normal y ellos no, y ya está-. Frunció el ceño.
-¿Pero no pueden salir de eso, eventualmente?-.
-Claro, pero los magos son longevos, mucha gente no consigue los medios para 'liberarse' hasta que ya ha pasado el momento de rehacer sus vidas, y para entonces, las amantes que solían tener ya se han ido, o se han marchado, o simplemente ya no les interesan. ¿Quién esperaría eternamente a que una mujer que está demasiado ocupada cumpliendo las expectativas de gente a la que no le importa se defienda y vuelva con una disculpa y una razón real que no sea 'tuve que hacerlo', verdad? Que le den-.
Bueno, Hadrian ya no iba a preguntarse por qué Marta guardaba rencor a las Casas Antiguas. Aun así, sabía que ese había sido el destino de Abraxas y, si era como Marta decía, sería el de Orión hiciera lo que hiciera. Incluso si conseguía convencer a Orión de que no se casara con Walburga, seguiría casado con otra mujer para tener hijos.
Suspiró. Era horrible por mucho que pensara en ello, por muchas veces que intentara encontrar una solución. Era como si todo funcionara en círculo, siempre haciendo preguntas y obteniendo las mismas respuestas, incluso redactadas de forma ligeramente diferente.
-¿Qué pasa si dos Herederos quieren estar juntos?-.
-Bueno, normalmente lo mantienen en secreto, se las arreglan para no incluir Cláusulas de Fidelidad en sus contratos, supongo. El sentido de esas es que, si alguien no la tiene, bueno, ya dice bastante, ¿no?-. Parecía resignada, con una mueca firme en su rostro habitualmente alegre. -A esa gente no le importan mucho las relaciones extramatrimoniales, siempre y cuando sea con uno de los suyos y no 'arrastren el nombre de la Familia'-.
-¿No hay excepciones?-.
-Claro, preguntabas por las tríadas, no sólo por las parejas. Bueno, si, digamos, dos hombres y una mujer o dos mujeres y un hombre están juntos, suele aceptarse, aunque el contrato es mucho más complicado por lo que sé. Sé de un señor que consiguió convencer a una mujer que no estaba interesada ni en el sexo ni en una relación romántica, pero que quería tener hijos, para que se casara con él y su pareja. Les funcionó bien porque todos consiguieron lo que querían una vez que se arregló todo el asunto de los Herederos, que fue hace años. Lo importante de esas relaciones es que haya líneas abiertas de comunicación y respeto-.
Asintió, sumido en sus pensamientos.
-Mira, chico, si te gustan dos hombres, está bien, pero ya que estás haciendo tantas preguntas sobre el lado del Señor de las cosas, ten cuidado. No me gustaría que te dejaran de lado así, ¿vale? Eres un buen chico y no te mereces eso-.
-Pero yo no...-
-Sí que lo mereces, no digo que sea nada grave, Hadrian. Digo que no estarías tan preocupado como estás si no fuera un asunto personal. No lo ocultas muy bien, esto te molesta, y no lo haría si mucho de esto no resonara en ti-.
-Pero eso no es... Yo no... Son sólo amigos-.
-Bueno, me parece que tienes mucho que pensar, lo mejor es ser honesto con uno mismo. Qué quieres ahora, en el futuro, tus expectativas, tus esperanzas, cuáles son tus límites, cuál es tu relación con ellos ahora y cómo te gustaría que fuera. No es justo no ser honesto con uno mismo si ya estás tan metido sin siquiera pensarlo bien-.
-Estoy bastante seguro de que ya están enamorados el uno del otro, Marta-. Dijo, tratando de no sonar demasiado decepcionado. No ayudaría a su punto si lo hiciera.
-Y acabo de decirte que las cosas en el Mundo Mágico no son tan claras como eso. Puedes amar a más de una persona, así que tu argumento se desmorona así como así, no puedes asumir cosas o terminará en un malentendido y un mundo de dolor para todos los involucrados. Sólo tienes que ser muy sincero y olvidarte de la vergüenza, porque sea lo que sea lo que acabes queriendo, no funcionará si no lo tienes claro. No cometas ese error, ¿vale? Y no te menosprecies ni te vendas barato ni nada por el estilo. Tener confianza le gana a casi todo-.
-Yo... ¿Vale?-.
-Buen chico, con un poco de suerte, tus hombres no serán del tipo gilipollas. Ahora, fuera de aquí, es casi la hora de que te instales en tu escritorio y aún no he terminado de comer-.
Se levantó y salió del despacho, con el estómago hecho un nudo, la mano en medio del pecho donde la pluma de Abraxas estaba cuidadosamente metida bajo su ropa, el hombre no debía saber que la usaba tanto como él.
No lo hacía... Orión y Abraxas se amaban, no a él. ¿Qué importaba si pensaba en esas cosas o no?.
Todavía no podía dejar de pensar en ello.
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-¿Adónde vas?- Arqueó las cejas.
Era raro ver a Hadrian vestido con algo que no fuera ropa muggle, así que verlo con una túnica significaba que algo estaba pasando. Orion estaba intentando luchar contra el pelo de Hadrian para que tuviera algo de orden y estaba perdiendo estrepitosamente. El hombre hizo una mueca, mirando en su dirección y pasándole el cepillo, que tomó sin rechistar y ocupó su lugar mientras Orión se movía para arreglarse él mismo, saliendo del baño para cambiarse cómodamente.
-Hemos quedado con Dorus en Gringotts, luego me voy a los archivos mientras hablan de pociones-.
-Ah, ¿eso que aún no se me permite saber?-. Hadrian se sonrojó.
-A nadie se le permite saber eso-.
Se rió. Hadrian había dejado claro que su Proyecto de Pociones era altamente confidencial debido a la vergüenza y bueno, ¿quién mejor para echarle un vistazo que su mejor Maestro de Pociones? Aún así le ponía nervioso, Dorus no era precisamente amable con aquellos a los que no aprobaba personalmente, y aunque Orión había dicho que le había dejado claro a Dorus que comportarse de otra forma que no fuera perfectamente educado con Hadrian no estaba permitido bajo ninguna circunstancia, seguía sin sentirse cómodo con que se vieran cara a cara sin que él estuviera allí.
Hasta ahora, todo había ido bien por lo que dijeron, pero aún así...
Con un zumbido, invocó su joyero -(el pelo de Hadrian era lo mejor que iba a estar hoy, que no era lo mejor pero tampoco horrible)- y buscó sus viejos pendientes falsos.
-¿En serio, Abraxas?-.
-Calla, déjame, estarás impresionante-.
Colocó los ganchos de oro en la concha superior de la oreja derecha de Hadrian y los cerró para que encajaran sin hacerle daño, dejando que las cadenas de oro colgaran de ella sin enredarse. De la cadena más baja, la más cercana al lóbulo de su oreja, colgaba una bonita pero pequeña amatista en un sencillo dije. Era una de las primeras que le regalaron y Dorus sabía a quién pertenecía porque llevaba meses sin quitársela y presumiendo de ella ante cualquiera que se detuviera a preguntar por ella, o incluso ante los que no lo hacían.
-Creía que lo tuyo era combinar la ropa-.
-¡Combina! Conmigo, al menos. ¿Sabías que mi tercer nombre es Amatista? Mi madre no estaba satisfecha con mi nombre, decía que sonaba demasiado débil, así que forzó la mano de mi padre y lo añadió-. Hadrian parpadeó repetidamente, mirándolo a través del espejo. -¿Qué?-
-¿Me estás diciendo que te llamas Abraxas Brutus Amatista?-.
-¡Sí!-.
-Y acabas de ponerme una amatista en la oreja-.
-Así es-. Asintió con la cabeza. Hadrian parpadeó de nuevo.
-De acuerdo-.
Orión eligió ese momento para entrar de nuevo en el baño, mirándoles desconcertado. ¿Qué le pasaba hoy a la gente que parpadeaba como los gatos?.
-Abraxas, Dorus nos matará si ve eso en él-.
-Dorus sabrá que no debe meterse con él-.
-Gracias a Salazar le hice firmar los contratos de confidencialidad-.
Orión buscó su colonia, se aplicó un poco sobre sí mismo, haciendo caer accidentalmente un poco sobre Hadrian, antes de volver a salir. Olía a cítricos y a menta y a Morgana, podría fundirse en ella para siempre. Oler a Orión en Hadrian era... peligroso, aparentemente, y posiblemente adictivo. ¿Sería lo mismo para Orión si Abraxas hiciera eso?.
Se rió. Bastardo posesivo que era, Orión había tomado la pista de Abraxas y estacado su propio pequeño reclamo.
-¿Qué fue eso?-.
-Eso, mon soleil, fue Ry poniéndose posesivo-. Se encogió un poco, esa "r" no había salido del todo bien. Lo ignoró, últimamente había estado hablando más francés para enseñar a Hadrian y al adolescente no le importaba demasiado. Hadrian era así de simpático, no hacía comentarios cuando no hablaba un inglés perfecto, igual que Orión. Era fácil caer en viejos patrones, se sentía seguro aquí en el apartamento, no sería juzgado, y cualquiera de las cosas molestas que hacía no eran consideradas malas. Era refrescante. -No es que no lo sea, es absolutamente a propósito. Con lo increíble que eres, Dorus puede tener ideas extrañas y tratar de retenerte para sí mismo-.
-¿Qué significa eso?- Volvió a reír, dándole un picotazo en la mejilla derecha.
-Significa que Dorus te va a ver con mis joyas y va a oler a Orión en ti y se va a mantener a raya no sea que quiera que le pisemos los talones. Te estamos reclamando, así que más le vale tratarte bien-. Hizo una pausa, mirando al adolescente de frente. -¿Si te parece bien? Aún puedo deshacerlo si quieres-.
El silencio se extendió entre ellos, Hadrian ladeó la cabeza antes de sonreír. Una pequeña y preciosa cosa que hizo que su corazón se derritiera un poco más.
-No, déjalo así. No me importa. Y es bonito, aunque no es algo que haría a menudo-.
Sonrió. Tal vez a Hadrian no le importaría buscar un pequeño reclamo que pudiera ponerle a Orión y Abraxas algún día. No parecía estar en contra de la idea por ahora. Y tal vez podría convencer a Orión de darle uno a Abraxas, no era una petición demasiado extraña, ¿verdad?.
🌿🌿🌿🌿🌿🌿
Nott era mucho más intimidante en persona que como un simple desconocido con el que hablaba por lechuza. Era más o menos tan alto como Abraxas, pero más ancho, tenía el ceño permanentemente fruncido y no podía evitar pensar que así era como se veía un sangre pura de esta época en su imaginación. Pelo rizado castaño oscuro casi de la misma longitud que el de Orión y recogido en una coleta baja. Ojos castaño oscuro y piel más oscura que la suya, además de ir vestido con una túnica negra abotonada con un cinturón plateado, una insignia plateada con un caldero y un bastón y una varita cruzados por detrás y llevando un maletín negro en la mano izquierda.
Sinceramente, ¿Snape había intentado copiar a este hombre? Porque lo había hecho bastante mal, si ese era el caso.
A pesar del carácter habitual de Orión, era más del tipo tranquilo y relajado que a veces cavilaba demasiado, pero al que no le importaba soltarse cuando estabas solo. Nott no parecía ser así. En absoluto. Sería intimidante si no hubiera conocido a gente mucho más aterradora. Había salido vivo, casi ileso, de situaciones mucho más peligrosas que una reunión formal de trabajo.
-Heredero Nott-. Dijo con una inclinación de cabeza. No iba a inclinarse, aunque técnicamente debiera hacerlo. Orión y Abraxas, sí, respetaba a los hombres y si se esperaba que se inclinara para mostrar respeto en público porque se suponía que no se conocían, lo haría sin quejarse, pero eso era una motivación personal. No conocía a Nott y no le debía nada.
Se irguió en toda su estatura, que aún no era mucha pero definitivamente era más alto de lo que solía ser, bajo la mirada escrutadora del hombre. Llevaba puesto el Dissimula Praesidium (sí, Orión por fin había decidido un nombre para sus disfraces rúnicos, y sí, era latino, a cada cual lo suyo y al Gremio parecía gustarle, así que eso era todo) por hoy, sin querer mostrar su verdadero rostro todavía. No hacía nada por ocultar la reivindicación de Abraxas, el hombre la había llamado reivindicación. Nott se había sentido definitivamente atraído por su movimiento, pero no hizo ningún comentario al respecto, limitándose a asentir con la cabeza. La única señal de que lo había reconocido fue un leve enderezamiento de su postura y sus ojos cerrándose casi imperceptiblemente antes de reanudar su perfecta postura de "sangre pura".
-Evans-.
Orión tenía ese tic en el ojo que le decía que quería reírse de la voz molesta de Nott. De mala manera. Le hizo sonreír.
-Debería dejarlos a los dos aquí. Hadrian, ¿quieres que te espere aquí para cuando hayas terminado?-.
-Sólo si no tienes nada que hacer después'.
-No lo tengo-. Dijo Orión, serio, con un gesto de cabeza para sí mismo. -Te veré a las 12 como muy tarde, podemos ir a comer a casa de Artemisa después para llevar a tu apartamento-.
-Claro, ten cuidado-. Dijo.
Con una última mirada hacia Nott, Orión se separó hacia una puerta al otro lado del pasillo, dejándolos solos.
-¿Vamos, entonces? Con un poco de suerte enviaremos esto hoy-.
-Creía que aún teníamos cosas que discutir-.
-No debería llevarnos mucho tiempo-. Dijo Nott bruscamente, ya caminando hacia un pasillo lateral. Le siguió, ya que no sabía dónde estaba exactamente la habitación que habían reservado. Nott sólo volvió a hablar una vez estuvieron a puerta cerrada, sacando ya una miríada de pergaminos del maletín. -He probado a hacer la poción. Es estable, los cambios fueron bien hechos y el tiempo de elaboración se redujo mucho. Sigo pensando que deberíamos añadir algún tipo de ingrediente estabilizador durante la primera etapa y deshacernos de la Sangre de Iguana pero...-
-Eso haría que el punto de añadir el antimonio, que necesito para que la Sangre de Unicornio voluntariamente dada haga efecto correctamente, fuera discutible-.
-No es necesario-.
-Dímelo cuando alguien tome tu maldita semilla para convertirte en Heredero y luego te mate para robarte tu fortuna, si quieres. No lo haremos y ya está-.
Nott se echó hacia atrás. -No me hables así-.
-¿Qué, como si fueras denso? ¿O es que eras tú el que quería que esa opción estuviera abierta?-.
-No-. Dijo el hombre, con cara de disgusto. Bien, no necesitaba que el hombre modificara su poción sin su permiso a sus espaldas sólo para obtener lo que quisiera de ella.
-Entonces deja de quejarte-. Se sentó, intentando mantener la calma. -Se hace así para la protección de ambas partes cuando se ingiere la poción. No se trata de ser necesario, se trata de protección. Moral, de la que tú pareces carecer-.
-Hace que toda la poción sea más difícil de lo necesario-.
-Entonces, en vez de decirme que la quite por completo, dime otra forma de lograr lo que quiero-.
-No hay una, las pociones no se supone que sean semi-sentimentales como esta en primer lugar-.
-Entonces la forma complicada es. Valdrá la pena-.
El ceño de Nott se hizo más fruncido. -Muy bien. Entonces, sobre la última etapa...-
Iba a ser una mañana larga.
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Estaba muy confundido.
Así que, lo primero es lo primero. ¿Alguno de los seguidores de Riddle le era leal o algo así? Segundo, ¿alguno de los Sangre Pura de esta generación era un imbécil Purista de Sangre?.
A pesar del duro comienzo, Nott había sido muy cortés durante toda la reunión, trabajando diligentemente y pareciendo cada vez más interesado en hablar con él en lugar de tratar de darle órdenes, lo que de todas formas no le salía bien. Y, a pesar de lo que Orion y Abraxas habían dicho, el hombre no había mencionado su condición de sangre, ni había hecho referencia a ella, ni ningún comentario burlón o sarcástico, ni siquiera había parecido ofendido por sus evidentes referencias muggles o su forma de hablar.
En resumen, no sabía qué coño estaba pasando.
-Bueno, esto es todo. ¿Pasamos ya a los contratos? Orión dijo que ya los había hablado contigo, así que sólo queda rellenar los formularios y firmar con la Pluma de Sangre-.
-De verdad pensaba que quedaba más por hacer-.
-No, todo lo que pase de este punto es sencillo. El Gremio me tomará la palabra de que está listo para ser probado, lo que harán con la mayor seguridad posible, y nos avisarán si hay algún problema o modificación que hacer-.
-¿Cómo se hará realmente?-.
-Pedirán voluntarios, por lo que se nos pide que demos todos los detalles posibles sobre los efectos de la poción, y que usemos la poción en ellos. Debido a la naturaleza de la poción, el personal médico estará presente durante el consumo y seguirá vigilando el proceso para asegurarse de que tanto los fetos como las madres están sanos. Dependiendo de cuántos voluntarios haya, puede llevar más o menos tiempo considerar las Pruebas realizadas-.
-¿Por qué?- Frunció el ceño, había estado seguro de que no importaría.
-Necesitamos asegurarnos de que la eficacia de la poción es máxima. Si una de cada persona se queda embarazada y da a luz a un bebé sano, eso es un éxito del cien por cien, si la misma persona no lleva a cabo el embarazo a la perfección, es un fracaso del cien por cien. No es un estudio muy justo, ¿verdad?-.
Se sonrojó, asintiendo. Cierto, pregunta estúpida.
-¿Crees que la gente querrá hacerlo, aunque sea experimental?-.
-Creo que la gente está desesperada. En el continente, la cantidad de niños mágicos nacidos desde el final de la guerra, que ya se había reducido a la mitad a causa de ella, no sólo no aumentó, sino que empeoró. La pobreza significaba falta de atención médica, falta de recursos, falta de tiempo mientras la gente intentaba recomponerse. Muchos jóvenes murieron. Los que quedaban eran demasiado jóvenes o demasiado viejos para luchar. Demasiado enfermos, demasiado asustados, demasiado inadecuados para sobrevivir en aquellos tiempos. Los que se escondieron o se reubicaron para sobrevivir-.
Nott hizo una pausa, golpeando los pergaminos que tenía delante.
-Ahora la vieja generación es aún mayor y los más jóvenes están en edad de tener hijos, pero los países nunca llegaron a reconstruirse del todo o como es debido y les ha tocado a ellos arreglarlo. El clima sociopolítico ya es bastante infierno ahora mismo en la mayor parte de Europa, y la falta de niños le siguió. Las cifras son astronómicamente bajas, hasta el punto de que nos enfrentamos a una situación igual a la de hace mil años, cuando nos cazaban y mataban sistemáticamente-.
-Esa no es una respuesta-.
-No he terminado. Debido a la falta de población actual, al clima sociopolítico y a la pobreza, no nacen niños, mientras que la gente está desesperada por tenerlos. Puede que al principio la gente no crea en la poción, pero en cuanto alguien lo haga y cuente a los demás que funciona, será cuestión de meses que esté en el mercado. Puede que sea el empujón que necesitamos. Al fin y al cabo, las mujeres no necesitan tener un marido mientras un hombre done voluntariamente su semilla, así que aumentará la población aunque algunos hombres no quieran establecerse con una esposa o viceversa. Como la atención sanitaria será gratuita gracias al estudio, la gente también aprovechará la oportunidad, ya que la atención médica es muy cara cuando se trata de maternidad-.
Asintió con la cabeza. Se había imaginado que las cosas eran algo duras en esta época, pero vivir con Orión y Abraxas había hecho imposible que él mismo lo experimentara. Se preguntó hasta qué punto las cosas se habían vuelto a ir al infierno, al menos en Gran Bretaña, cuando Voldemort se había alzado. Si la población ya había disminuido ligeramente antes, entonces no era extraño que Hogwarts hubiera parecido tan vacío los cuatro años que había asistido en su época. Siempre le había parecido que había demasiado espacio en las clases, en el Gran Comedor, en los dormitorios -(habitaciones de cinco para los Gryffindors, pero siempre había habitaciones vacías en la torre que no había sabido por qué estaban allí)- y ahora... Bueno, esta guerra apenas había tocado Gran Bretaña, así que realmente ponía las cosas en perspectiva.
-Gracias por explicármelo-. Dijo, porque el hombre podría haber dicho simplemente "sí" o "no" y dejarlo así.
-Por supuesto. Entonces, los contratos-.
Su único pensamiento cuando caminaba hacia las puertas de Gringotts media hora después era que odiaba absolutamente las Plumas de Sangre. Había tenido que firmar sus iniciales, HAE, casi diez veces y era horrible, sentir su sangre fluir para convertirse en una especie de tinta sangrienta de todas las cosas. Por suerte, no sólo estaban permitidas dentro de Gringotts, debido a sus medidas de seguridad, y usar o poseer una fuera del Banco suponía una condena de dos años en Azkaban en cuanto se demostrara que te habían pillado, sino que había muy pocas ocasiones en la vida en que uno necesitara usarlas. Normalmente bastaba con una firma mágica, pero como de momento quería permanecer en el anonimato ante el Gremio, era mejor firmar con sangre para poder demostrar su identidad más adelante sin demasiados problemas.
Orión, como había prometido, ya les estaba esperando.
-¿Bien?-.
-Ha sido enviado, esta es mi copia-. Orión la cogió, con la mano ligeramente temblorosa mientras guardaba el pergamino en el bolsillo interior de su capa. Nott los miró, en silencio. -¿Nos vamos, entonces? No me gustaría hacer esperar a Abraxas. Dorus-.
-Orion, ha sido un placer y te veré el sábado como siempre. Evans, me pondré en contacto contigo de nuevo una vez que el Gremio se ponga en contacto conmigo-.
-Gracias-. Nott se fue por aparición justo al otro lado de las puertas, sin decir más palabras. -Bueno, eso fue raro-.
-¿Qué fue?-.
-Creo que no me odia-.
-Eso no es extraño Hadrian, eres encantador. Ahora vamos, prometimos volver a tiempo. Ya sabes cómo Abraxas puede llegar-. Él... no iba a pensar en la forma tan fácil en que Orión lo había halagado. Él simplemente... no lo iba a hacer.
(Orion dijo que él era encantador, como. ¡¿Podría haber elegido cualquier adjetivo y había elegido "encantador"?! Merlín, su cara se sentía como si estuviera ardiendo).
-Creo que su comida fa
vorita lo apaciguará-.
Orión rió, apretando su mano en la parte baja de su espalda mientras caminaban, una vez que ya estaban fuera de la vista de la gente. Se mordió el labio, apoyándose más en el hombre, que se limitó a mirarle de reojo y cambió el brazo para rodearle la cintura en su lugar, con los labios torcidos hacia arriba en una sonrisa.