The Missing parts of History [Traducción]

24/11/1954

Hadrian se estremeció, pero no dijo nada, sólo le tendió una gruesa pila de papeles -(Hadrian prefería el papel al pergamino la mayoría de las veces)- llenos hasta el borde de tinta. Lo cogió, mordiéndose el labio.

-Lo siento, por favor... ven aquí y explícame esto, con detalles-. Palmeó el lugar a su lado en el sofá donde Abraxas había estado sentado anteriormente. Sabía cómo sonaba su voz cuando daba órdenes y bueno, no era un tono que quisiera usar nunca con Hadrian.

El adolescente se sentó a su lado, todavía a cierta distancia, y empezó a organizar los papeles que tenía delante.

No había querido que el adolescente se sintiera atacado, sabía cómo podía ponerse cuando se trataba de Abraxas, nunca se había avergonzado de su carácter protector, pero no había querido ser tan duro. Hadrian probablemente sólo intentaba ayudar. Sin embargo, el adolescente no podía hacer semejante afirmación y no explicarse.

Sintió que el sudor le recorría la espina dorsal, tenso.

-De acuerdo entonces... Um, sabes que a Abraxas no le gusta um su esposa, o el sexo, o ambos. Realmente no importa al final, solo que no la quiere y lo hace sentir mal-. Dijo Hadrian, que se limitó a asentir con la cabeza. -Entonces, ¿qué pasaría si él no tuviera que estar con ella en absoluto para tener un hijo, verdad? Recuerdo que en mi época, un amigo mío descubrió que algo así era posible, una poción inventada en esta década, así que la busqué, pero no la encontré. Por aquel entonces no había prestado mucha atención. Pociones, ¿sabes? No era lo primero en lo que pensaba-.

-Por eso te preocupaba romper la línea temporal-. Hadrian sonrió, ligeramente avergonzado.

-No recuerdo quién lo creó, ni cuándo exactamente, ni los ingredientes ni la preparación ni... bueno, sólo sabía que existía. Por lo que sé, hice algo completamente diferente y no va a pasar nada, pero me hizo pensar que también podría intentarlo... No quería que Abraxas se deprimiera tanto, sé que tiene miedo aunque no lo diga-.

-Eso no me dice lo que has hecho, Rian-. Dijo, acercándose sutilmente a él. Hadrian se relajó, respirando hondo unas cuantas veces. El adolescente le dio unas hojas de papel.

-Muy bien, Abraxas tenía dos problemas con todo eso de 'hacer un Heredero', el sexo y cómo sería tratado el bebé, ¿sí? Bueno, no puedo hacer nada sobre el segundo, no sé nada sobre niños o bebés o lo que sea, pero la poción puede... bueno, básicamente reemplazas el sexo con ella. Sólo añades... ya sabes-.

-Semen, o esperma, no tengas tanta vergüenza de hablar de esto si vas tan lejos con ello-. Dijo después de hojear la primera hoja.

-Correcto, así que lo pones en la poción y luego Druella puede beberla y la poción se asegurará de que se quede embarazada mezclando el esperma con el óvulo en el lugar correcto. No cambia el ADN ni nada. Tendría que haber algunas exploraciones médicas para asegurarse de que ella es fértil y para calcular cuándo tomar la poción por lo que va a tomar en el primer intento, también tendría que ser fuertemente monitoreado para asegurarse de que el último de la poción dejaría su cuerpo después de cumplir su propósito y luego asegurarse de que el bebé está a salvo como puede ser. También tuve que encontrar la forma de que reconociera la intención, así que ya sabes, el esperma robado no será viable o una mujer obligada a beberla no se quedará embarazada. Esa parte me llevó tanto tiempo que casi me doy por vencido cuando me di cuenta de cómo se podía utilizar mal. Quiero decir, seguiría siendo um... incómodo pero mejor, ¿verdad? Bueno, todo esto es teórico en el mejor de los casos así que yo... ¿Orion?-.

Orión había empezado a leer los papeles ridículamente rápido. La descripción, los ingredientes con los detalles de cómo había que recogerlos y cuándo y cómo prepararlos, las fases en que se dividía la poción y el mejor método para prepararla y luego la conclusión de sus efectos, las medidas de seguridad y los probables efectos secundarios que cabía esperar.

Se había esforzado al máximo, pero ni siquiera había aprobado las N.E.W.T.s, así que sabía que necesitaría segundas y terceras opiniones antes de ser presentado. Pero Abraxas no disponía de ese tiempo.

Abraxas, que había dejado muy claro que acostarse con su mujer una vez, en su noche de bodas, ya le había hecho sentirse violado, no con las palabras exactas pero... Hadrian no creía que Abraxas supiera cómo expresarlo con palabras, no con cómo funcionaba la Sociedad Mágica. Abraxas que pasaba tan poco tiempo en la mansión, el lugar que debería ser su hogar pero no lo era, sólo para escapar. Abraxas, que no era un cobarde pero que la mayoría de las veces se había puesto verde y temblaba ante la idea de verse obligado a cumplir con las exigencias de sus padres.

En su opinión, Abraxas probablemente ya habría cumplido si sus padres y Druella no hubieran sido tan enérgicos al respecto y le hubieran dado tiempo. Pero lo habían hecho, y Abraxas, comprensiblemente, había sentido la necesidad de huir de aquello. Y eso era exactamente lo que había pasado la última década haciendo, huir. No es que Hadrian no lo entendiera, pero un nudo se formaba en su amenaza cada vez que pensaba en Abraxas en una situación tan horrible.

No era culpa suya que no le gustara Druella. No era culpa suya que le hubieran obligado a casarse con ella. No era culpa suya no ser como cualquier otro adolescente hormonado que piensa con la polla en vez de con la cabeza. No lo era, por mucho que Malfoy padre lo menospreciara e insultara e intentara que se derrumbara y obedeciera. No era culpa suya y Hadrian no podía quedarse de brazos cruzados. Todo el mundo tenía un límite, una línea que no estaba dispuesto a cruzar y mantenerse al margen y ver cómo su mejor amigo era forzado de esa manera era el suyo.

Orión lo miró, luego a los papeles, se quedó boquiabierto un rato. Intentó hablar y fracasó. Su corazón se desplomó. Sabía que o había hecho algo increíble pero que cruzaba una línea que Orión no podía aceptar o había fracasado estrepitosamente por la reacción del mayor. Si hubiera empezado a estudiar pociones en serio hacía años...

La mano de Orión tembló al dejar los papeles sobre la mesa baja. Luego se sintió atraído por un abrazo que le hizo medio caer en el regazo de Orión. Tardó un par de minutos en darse cuenta de que Orión estaba sollozando sobre su hombro y le devolvió el abrazo en silencio.

¿Había hecho algo mal? Tal vez no debería haber hecho nada. Era sólo una idea. Ni siquiera terminada, por muy estable que fuera una poción, ¡si no funcionaba era inútil!.

Permaneció en su sitio, dejando que Orión se tomara su tiempo sin importar lo fuerte que le apretaban. Finalmente, la respiración del hombre mayor, bueno, no se regulaba sola pero estaba mejor. Entonces se retiró, tomó la cara de Hadrian entre sus manos, el tacto más suave que jamás había sentido, y besó sus dos mejillas repetidamente, un aluvión de gracias resbalando de sus labios.

-¿Ry? ¿Qué está pasando?-.

-Eres brillante, eso es lo que pasa-.

-Eso... ¿qué?-.

Orión le miró, con ojos suaves y abiertos, lágrimas no derramadas brotando de sus ojos. Sonrió, tembloroso y sincero.

-No creo que entiendas cuánto significa esto para mí-.

-Ni siquiera sé si funciona-.

-Pero lo intentaste. Tú... Eso es suficiente para importar, Hadrian. Gracias-. Resopló, aún confundido pero sintiendo que sus mejillas se calentaban por la vergüenza. -¿Puedes hablarme de tu proceso mental?-.

Hadrian frunció el ceño. -¿No acabo de hacerlo?-.

-No, este es el resultado final, quiero saber cómo has conseguido todo esto, los porqués y los cómos si quieres-.

-Muy bien. Primero busqué entre todas las pociones que se usan actualmente para mujeres embarazadas, ya sabes, para saber qué ingredientes eran los menos propensos a envenenarlas. Hay sorprendentemente pocos, te lo digo y entonces...-

Escuchó a Hadrian pasar de las características de los ingredientes a la teoría de las pociones, a los métodos de preparación y saltó directamente a las fases lunares y los métodos de recolección. Le dieron todos los detalles posibles que incluía la fórmula. Le explicaron por qué un ingrediente u otro no era viable y finalmente descubrió por qué Hadrian había necesitado tanto polvo de oro y tantos ingredientes relacionados con el unicornio.

Era impresionante la cantidad de trabajo que se había invertido en esto. La cantidad de esfuerzo y noches sin dormir. Hadrian probablemente podría presentarse al examen N.E.W.T y batir otro récord. No el examen de Maestro, porque se necesitaba mucho más que una sola poción, aunque no conocía los detalles, pero Orión estaba seguro de que si seguía así, Hadrian podría convertirse en uno de los Maestros de Pociones más jóvenes del mundo.

Tragó saliva con la garganta seca y contuvo las lágrimas a fuerza de voluntad.

Hadrian tardó dos horas en terminar. Después, el adolescente se quedó quieto, mirándolo con esperanza y preocupación a partes iguales.

-¿Cuándo empezaste?-.

-Yo... en algún momento del pasado mayo, ¿por qué?-.

Bien, Hadrian había conocido a Abraxas por cuánto, ¿seis meses para entonces? Se conocieron en diciembre, así que más o menos. Eso fue... ¿Le había tomado a Hadrian medio año crear esto? Esto no tenía sentido, no para él. No es que no estuviera impresionado, asombrado y tan agradecido que dolía por este milagro andante que había tenido la suerte de encontrar... No encajaba bien con su educación. Ese tipo de actos se hacían por los amigos de toda la vida y la familia, no por alguien que conocías desde hacía medio año.

No podía preguntarse por qué. Él sabía por qué. Hadrian había encontrado un amigo en Abraxas y, sin tener un punto de referencia para medir cuánto de sí mismo debía dar, se había entregado a él. No había un punto medio para Hadrian, o el amor o el odio, Hadrian no sabía cómo dar sólo un poco de sí mismo, no, no daba nada o lo daba todo.

Esto era todo para Hadrian. Orión no sabía en qué se habría convertido la vida de Abraxas sin el adolescente, pero estaba agradecido de no tener que averiguarlo.

-¿Orion?-.

-¿Vas a publicar esto?-.

-Sí, claro, no creo que los padres de Abraxas acepten el uso de una poción experimental no probada porque sí, más que nada porque soy un desconocido y probablemente no alguien a quien aceptarían aunque no lo fuera. Hacerlo público eludiría eso y haría que Abraxas pudiera insistir-.

-De acuerdo, parece que lo has pensado bien... dime lo que necesitas y lo haré realidad-. Dijo.

-Yo... necesito que un Maestro de Pociones revise esto, sé que hay cosas que pueden ser mejores y alguien con experiencia lo sabrá. Tampoco tengo ni idea de cómo funciona la publicación de una poción, o cómo solicitar una prueba, esto no se puede poner a la venta sin probarlo pero... bueno-.

-Necesitas voluntarios, no puedes decirle a la gente que tenga un bebé experimental de la nada-.

-Sí-.

-Hablaré con Theodorus, parece que van a acabar conociéndose-.

-¿Estás seguro?-.

-Dorus es un sangre pura extremista un poco raro. No le gustan nada los nacidos de muggles, a menos que sean buenos en pociones-.

-¿Qué?-.

-Sí, si no me equivoco, es 'Familia antes que pociones, pociones antes que sangre' o algo así. Es que es así de raro, no quiere perderse un prodigio de las pociones o tener una mala relación con alguien que puede llegar a ser o ya es Maestro de Pociones por culpa de la Pureza de Sangre. Claro que si no eres ni de la familia ni bueno en pociones, eres menos que tierra bajo sus pies, de todas formas no te voy a dejar a solas con él todavía-.

-Tus amigos son jodidamente raros y no quiero tener nada que ver con Pureza de Sangre-.

-No te preocupes por eso, me aseguraré de dejar bien claro dónde están tus límites-. Sonrió. Dorus era un buen amigo, y el purista de la sangre menos conflictivo que se podía encontrar, así que al menos esos dos serían capaces de soportarse el uno al otro el tiempo suficiente para conseguir finalizar la poción. Pero si se enteraba de que Dorus no se había portado tan bien con Hadrian... Entonces, se le ocurrió una idea. -No quieres decírselo a Abraxas, ¿verdad?-

-¿Por qué? Le sería más fácil sobrevivir a su familia si supiera que ahora tiene una salida-.

-Sí, y si falla, ¿entonces qué?- dijo Hadrian, con el ceño fruncido y tenso. -Si al final la idea fracasa, ¿qué pasará, Orión?-.

-Él...- Pero no encontró réplica.

Saber de la poción le haría la vida más fácil a corto plazo, pero si algo, cualquier cosa sucedía y la poción era un fracaso al final la esperanza rota probablemente podría enviar a Abraxas directo a una depresión. Al fin y al cabo, cuanto mayores eran las esperanzas, más dura era la caída. Y Abraxas había tenido que aferrarse a cada pequeña esperanza que pudo encontrar desde que dejó Hogwarts, incluso sabiendo que eran inútiles.

Esta poción no lo era, era muy real, pero seguía siendo sólo una posibilidad. Lo único que Hadrian podía afirmar con seguridad era que era lo suficientemente estable como para ser elaborada, pero su eficacia no podía ser comprobada en absoluto.

-Bueno, pues manos a la obra. Cuanto antes tenga éxito la prueba, antes se enterará, y para eso necesitamos mucho pergamino-.

-¿Es posible hacerlo anónimo?-.

-Por supuesto, sólo hay que rellenar unos formularios extra, los honorarios se pueden pagar fácilmente por un trabajo autónomo y Dorus será tu benefactor, lo necesitas para que el Gremio sepa que esto va en serio-.

-¿Qué pasa si no lo tengo?-.

-Muchos autónomos envían sus ideas, pero como no son Maestros se van retrasando en la lista de pociones a probar, algunos llevan años esperando, pasa en todos los Gremios. Que Dorus ponga su nombre significa que tienes un trato preferencial porque tu trabajo ya ha sido aprobado y no necesita ser revisado-.

-¿Y si se niega?-.

-No lo hará, le gustan demasiado las pociones y piensa que la falta de innovación es una ofensa personal contra él-.

-¿Cuánto tiempo crees que llevará esto?-.

-Bueno, un par de meses para que Dorus y tú hablen y pongan todo el pergamino en orden, otro para publicar anuncios y conseguir suficientes voluntarios y bueno, hacen falta nueve meses para hacer un bebé-, Hadrian hizo una mueca. -No tenemos que esperar un año entero para decírselo, en realidad, sólo lo suficiente para asegurarnos de que todo está bien y es viable. En cuanto la poción sea declarada segura para la venta. Antes, si no surgen problemas, incluso-.

-Vale, es que... ya le oculto bastantes cosas y aunque ésta no sea mala no quiero hacerle sentir que no confío en él-.

-Bueno, incluso si lo hiciera, se olvidaría de todo una vez que se lo cuentes. Probablemente también adoraría el suelo que pisas-.

-Cállate-.

Volvió a estrechar al adolescente entre sus brazos, que se reía en su oído. Ahora sentía que podía respirar. Querido Salazar, ¿cuánto le había afectado la situación de Abraxas para que sólo notara la opresión en el pecho en su ausencia?.

(Y si se alegraba por sí mismo, porque no tendría que traicionar a Abraxas -(o a Hadrian cuando llegara el momento, si llegaba)- yaciendo con otro cuando finalmente su propia familia le obligara a casarse pues era un peso menos sobre sus hombros).

-Gracias, Hadrian-.

(Abraxas tenía una oportunidad real de estar a salvo).

-¿Qué me he perdido?- Preguntó.

Al entrar por la puerta, pudo ver a Hadrian canturreando en la cocina mientras sacaba unas sartenes para cocinar. Orión estaba sentado en un taburete de la isla de la cocina, con la cabeza apoyada en la palma de la mano y una mirada soñadora. En serio, ¿de qué coño se había perdido? ¿Qué podía hacer que Orión pusiera esa cara? La curiosidad era un fuego que acababa de encenderse en su nuca y le hacía estar ansioso de respuestas.

Le había dolido un poco que le dijeran que se fuera, aunque sabía que Hadrian no estaba tratando de alejarlo o ser malo con él, pero había aceptado que la relación de Orion y Hadrian era más profunda que la suya con Hadrian y que había algunas cosas por las que tendría que esperar.

Le dolía, pero podía ignorarlo. Nada a lo que no estuviera acostumbrado.

-Hadrian va a terminar siendo un Maestro de Pociones-.

-¿Qué, tan bueno es el proyecto?-. Preguntó, dejando su capa y su túnica en la percha junto a la puerta, quedando vestido únicamente con una camiseta muggle que sus padres no podían saber que tenía y sus pantalones beige.

-Uhummm, necesita mucho trabajo pero está bien-.

-¿Supongo que eso es todo lo que voy a conseguir?-.

Hadrian le miró con culpabilidad mientras se sentaba al lado de Orión y apoyaba la cabeza en su hombro. Orión aprovechó para cambiar de postura y rodearle la espalda con el brazo, dejando que su mano descansara sobre la cadera de Abraxas y besándole la sien sin empujarle demasiado.

-Aquí Hadrian está demasiado avergonzado como para decir nada más al respecto por si al final se queda en nada. Comprensible, te encantará cuando lo conozcas-.

Cuando, pensó Abraxas, no si. Bueno, eso estaba bien, Abraxas podía lidiar con el "cuando".