The Missing parts of History [Traducción]

Harry Potter - J. K. Rowling
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The Missing parts of History [Traducción]
Summary
En retrospectiva, Harry podía admitir que tocar cosas al azar en Grimmauld Place no había sido una buena idea. Sin embargo, era un poco tarde para eso.Varado en el tiempo, sin camino de regreso a casa, Harry tuvo que aprender a hacer frente a su vida mientras vivía en los años 50.Por extraño que parezca, Orion Black no se parecía en nada a lo que esperaba. Abraxas Malfoy tampoco. O sus amigos, en su mayor parte.Honestamente, tratar de mantenerse al día fue agotador.
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Chapter 26

Julio de 1954


-¡Diablos, no!-.

-¡Lenguaje, jovencito! ¡Antes de que te lo ganes!-

-No puedes obligarme y punto. Tendré mi heredero cuando lo desee y no es que te esté pidiendo nada-.

Estaba que echaba humo, cada músculo de su cuerpo se bloqueaba en su sitio, lleno de tensión y magia, para impedir que maldijera a su padre nueve veces hasta el más allá.

Entendía que podían exigirle un heredero, que había estipulaciones para que no pudiera ascender a Lord Malfoy tras la muerte de su padre a menos que tuviera uno. Sin embargo, su padre estaba lejos de ser un anciano, o débil, o enfermo. No había razón para que lo apresuraran.

No podían obligarle a yacer con su mujer alegando las leyes de la Herencia, y mucho menos cuando era el único heredero Malfoy de su generación. También era una estipulación grabada en su familia para evitar confusiones y problemas de herencias mágicas. Además, y para su suerte, a los Malfoy con el Don de Familia no se les podía hacer engendrar o gestar un hijo en contra de su voluntad. Tres veces había ocurrido en la familia antes de que se detectara el problema y se aplicara la Ley.

El hijo forzado de un superdotado Malfoy nacería un squib, si es que nacía en primer lugar, la Madre Magia rebelándose contra aquellos que habían intentado "jugar" con sus elegidos. Era mucho más abstracto que eso, la magia no era tan sensible como una persona o encontraba activamente personas más aptas para ella debido a alguna razón arbitraria. Sólo significaba que su linaje -(para diferenciarse del linaje Malfoy)- no podía ser robado o aprovechado por magos o brujas codiciosos que andaban detrás de un niño con el Don que pudieran moldear.

Nadie lo sabía, excepto los Malfoy. Ni siquiera se lo habían dicho a su madre, nacida Rosier. Era una información demasiado delicada como para compartirla. No importaba Druella, sólo Abraxas tenía permitido decírselo y él no lo haría, lo último que necesitaba era que ella le corriera la boca a sus padres, que luego se lo contarían a todo el mundo. Los squibs no eran aceptados entre los sangre pura, aunque ya no los mataran. Si se divulgaba la alta expectativa de squibs que podían nacer de su línea nadie querría casarse dentro -(o fuera, había bastantes ramas de su Familia en Francia y España, aunque esto último no era un hecho conocido)- por miedo a que ocurriera y la Familia se arruinara.

Otras familias no tenían eso, por supuesto, pero el propio don de Abraxas estaba tan arraigado en la magia natural del Mundo que ofrecía una nueva capa de protección. No es que fuera culpa del niño, pero al final sería una misericordia. Puede que Abraxas amara su don y ni siquiera se le ocurriera abusar de él en su propio beneficio -(a menudo)-, pero otros podían y lo harían, y un niño no sobreviviría a ese tipo de abuso.

-Necesitas un heredero-.

-A menos que esta sea tu forma de decirme que tienes una enfermedad incurable que te matará en los próximos diez meses, la respuesta es no-. Su padre frunció el ceño y Abraxas supo que había ganado. -Si me disculpas, ahora tengo trabajo que hacer-.

No lo hizo, simplemente no podía soportar la visión de su "familia". Resopló para sus adentros y se marchó sin mirar atrás.

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-¿Ha pasado algo últimamente?- Dijo, cepillando el pelo de Abraxas con cuidado.

El rubio había estado sometido durante unos días, pero Orión no parecía saber lo que estaba pasando, simplemente permaneciendo al lado de Abraxas sin quejarse. Por supuesto, Orión no preguntó ya que esperaba que Abraxas le dijera cuando se sintiera listo. Lo que probablemente haría, así que eso no era un problema. Hadrian no era tan paciente, sin embargo, y si Abraxas no quería responder prefería oír al rubio decirlo, en vez de verlo abatido durante días sin señales de mejorar.

-Estoy bien-. dijo Abraxas, con los ojos cerrados y la postura relajada.

Tal vez preguntar justo después de que Abraxas se hubiera duchado y llevara unos quince minutos masajeándole el cuero cabelludo mientras se cuidaba el pelo no fuera justo, pero al menos el mayor estaba todo lo relajado que podía estar.

-Esa no era mi pregunta-.

-Ah. Entonces es complicado, no debería hablar de ello, problemas familiares-.

-No tienes que hablar de ello. Sólo quiero asegurarme de que no han sido demasiado horribles últimamente-.

-Bueno. Supongo que no. Acaban de pedirme que vuelva a tener un heredero. Hace unos días-.

-Ya veo...- Dijo, apretando los dientes. Malfoy padre, que ya ni siquiera merecía ser nombrado en su mente, se estaba volviendo más agresivo en sus avances.

-Sí. Oh... Eso está bien, hazlo otra vez-. Dijo Abraxas y él obedeció, haciendo presión con los dedos en las sienes de Abraxas y moviéndolos en pequeños círculos. La primera vez había sido un accidente -(él tirando un poco demasiado fuerte del pelo de Abraxas en su frustración)- pero si era bueno entonces estaba bien, no era una petición difícil después de todo.

-Gracias-.

-¿Estás seguro de que no hicieron nada más?-.

-Bueno, intentaron sacar lo de la Herencia, pero sé que no pueden hacer nada, las Leyes me protegen, por suerte. Así que les dije que no y me fui. Aun así...-

-No debe haber sido agradable oírlo-.

-No lo fue-. Dijo Abraxas bruscamente, probablemente dolido por la idea. Hadrian sabía que, antaño, la relación de Abraxas con sus padres no había sido el desastre que es ahora, así que, por supuesto, esta situación debía pesarle. -No lo era, pero estoy acostumbrado-.

-Siempre puedes venir aquí. No hace falta que te hagan daño así Dijo. Pensándolo bien, se dio cuenta de que no le quedaba mucho tiempo para buscar en sus libros de pociones la poción de Hermione. Si Malfoy padre estaba haciendo este tipo de acrobacias aún sabiendo que las perdería, entonces era sólo cuestión de tiempo hasta que Abraxas no pudiera aplazarlo más. Tendría que arriesgarse, entonces, aunque pociones no fuera su mejor asignatura.

-Gracias, Hadrian-. le susurró Abraxas cuando terminaron, apoyándose en él con un brazo sobre los hombros en un medio abrazo, los labios rozándole la oreja.

Hadrian no se sonrojó.

Pero también se apoyó en Abraxas, el contacto era adictivo, aunque no debiera serlo, y se preguntó cómo había podido vivir tanto tiempo sin él.

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-¡Orion!-.

-¿Sí? Estoy aquí a tu lado, no hay necesidad de gritar-. Dijo, molesto. Abraxas desestimó su queja con un gesto distraído.

-El cumpleaños de Hadrian es a fin de mes, quedan como... ¡menos de dos semanas!-.

-Ah, ¿y qué?-.

-Tenemos que hacer algo por él-.

-Abraxas, cada vez que hacemos eso se molesta con nosotros-.

Abraxas hizo un mohín, mirando hacia arriba desde donde su cabeza descansaba en el muslo de Orión.

-¿Y? Es su cumpleaños y se supone que es un regalo, sólo tenemos que asegurarnos de que sea algo que no pueda rechazar. Además, ha pasado tanto tiempo desde que realmente descansó que no creo que sea una mala idea sacarlo por un día-.

-Bueno, no te equivocas-.

Cerró su libro, una de las hormas que tenía del Museo, intentando pensar en una forma de cumplir los deseos de Abraxas sin molestar demasiado a Hadrian. El chico estaba cogiendo mala puntería con las prácticas de tiro que hacían de vez en cuando y no quería que lo maldijeran, aunque en realidad no le doliera.

Golpeó el hombro de Abraxas -(utilizaría su propia pierna, pero en ese momento la estaba usando como almohada)- mientras repasaba todas las conversaciones que había tenido con Hadrian en busca de algo que hiciera ceder al adolescente sin ser tan escandaloso que lo incomodara. Le había llevado algún tiempo comprender de verdad que Hadrian se había criado con tan poco que incluso sus necesidades básicas cubiertas eran a veces demasiado para él.

Ya no tan a menudo, y no negaba que le daba a Hadrian lo mejor de lo mejor cada vez que podía mientras le quitaba importancia delante del adolescente para que lo aceptara, pero había puesto en perspectiva la forma en que Hadrian se había sentido las primeras semanas de estar cerca de Orion.

Ahora, al menos, sabía cómo contenerse sin dejar de darle a Hadrian lo que quería y necesitaba. Sin embargo, darse cuenta de esas cosas sólo le había dado más ganas de mimar al adolescente. Después de todo, podía hacerlo y no le costaba nada.

El hecho de que se sintiera en parte responsable de las acciones de los futuros miembros de su familia al criar a Harry -(o no criarlo, cuando descubriera quién era el padrino de Hadrian, bueno, esperaría a que se cerrara el círculo y hablaría con ellos)- y al enviarlo al pasado recogiendo un peligroso artefacto mágico y dejándolo en medio de una sala de estar -(sinceramente, ¿quién hizo eso?)-

En fin, cosas que hacer con Hadrian que no hicieran que el adolescente se asustara y se negara en el acto. Frunció el ceño. Oh, tenía una.

-¿Cómo que nunca has viajado?-. Preguntó, confuso. -Dijiste que tus parientes estaban lo suficientemente bien como para permitirse al menos una o dos semanas de vacaciones al año. Sé que lo hacían-.

Abraxas los miró, igual de confuso.

-Así es-. dijo Hadrian distraídamente, antes de mirarle. -No dije que me invitaran. Normalmente me dejaban con un vecino mayor hasta que volvían-.

Abraxas lo miró, no del todo boquiabierto, la indignación por Hadrian clara en su rostro. Orión no creía que él fuera mejor. Había que tener mucho valor para dejar a un hijo atrás tan a menudo durante años, no es que estuvieran activamente preocupados por él el resto del año, pero tener más de cien millas de distancia entre ellos debería haberlos inquietado como mínimo. Intentó apartarlo de su mente, los parientes de Hadrian realmente no merecían su tiempo.

-Tu familia es horrible-.

-Parientes-. Hadrian corrigió.

Abraxas no se había equivocado en la forma de llamar a los familiares de Hadrian desde entonces. Había sido en enero, una ofensa más cometida contra el adolescente pero, teniendo en cuenta todo lo que Orión sabía, no había sido la peor. Al menos Hadrian había sido cuidado, ileso y se le había permitido comer durante esos tiempos, después de todo.

-Tengo una idea-. Dijo.

Los ojos de Abraxas centelleaban con picardía cuando le contó su plan.

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-El 31 es sábado, ¿verdad?- Preguntó Orión. Inmediatamente le hizo sospechar.

-Sí...- Dijo tentativamente, recibiendo un asentimiento y nada más.

Mirar a Abraxas, que ni siquiera había prestado atención al intercambio, le hizo sospechar aún más.

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-Deseo reunirme con mi Gestor de Cuentas para la Bóveda 667-. Dijo, mirando al duende con desdén.

Le habían hecho esperar casi media hora y realmente no deseaba pasar más tiempo del absolutamente necesario en Gringotts. Sin embargo, tenía más o menos una buena relación con aquellos seres, aunque no le cayeran del todo bien, y se quedaban con su dinero, así que no sentía la necesidad de ser maleducado o armar un escándalo.

Le condujeron enseguida al despacho del duende. Al fin y al cabo, el tiempo son galeones.

-¿En qué puedo ayudarle hoy, heredero Malfoy?-. Puso un formulario ya rellenado sobre el escritorio frente a él, sin molestarse en sentarse para el intercambio.

-Quiero que esto se procese, que esta cantidad se traslade a una nueva cámara acorazada y que se haga una llave aparte. El trabajo de pergamino para el nuevo propietario está todo aquí-.

-Inusual-.

-Considéralo una inversión. Heredero Black probablemente hará un segundo depósito en la nueva bóveda pronto, por lo que debe hacerse lo antes posible, seguirá siendo administrado por usted, con las mismas condiciones-.

-Sólo figurarás aquí como propietario secundario, no como principal. Sólo podrás acceder a esta bóveda con permiso del Primario, así como en emergencias de Grado 4.-.

-Todo está ahí dentro-. No estaba preocupado por ello, sabía lo que había firmado, después de todo.

-¿Eso era todo?-.

-Bastante-.

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-¿Qué estás haciendo?- Orión susurró al oído de Abraxas, frenético.

-Su magia es rara, estoy experimentando-.

¿Qué coño, Abraxas? Respiró profundamente, tratando de calmarse y luego empezó a contar hacia atrás desde 100 cuando su temperamento no hizo más que subir. Había estado durmiendo una siesta -(órdenes de Hadrian después de haber dormido poco o nada durante los últimos tres días)- y cuando había vuelto se había encontrado a Abraxas lanzando bolas de pergamino de diferentes tamaños, debidamente organizadas de menor a mayor (así como una serie de otros objetos diferentes que en ese momento no había tocado) junto a él sobre la mesa a Hadrian, sólo para ver cómo dicha bola se desintegraba una vez que se acercaba lo suficiente.

El adolescente parecía estar perdido en sus pensamientos, sin darse cuenta de su entorno, con la pierna rebotando arriba y abajo y la respiración irregular, y en cualquier otra situación Orion tendría cosas que decir al respecto, excepto que cualquier cosa que no fuera pergamino rebotaba del adolescente, aparentemente, y el pergamino ardía en llamas demasiado rápido como para quemar nada más.

Cuanto más se acercaba el final de julio, más nervioso e irritable se ponía Hadrian, y Orión podía comprenderlo. Esperar los resultados de su O.W.L. en su día había sido estresante, pero eso era porque necesitaba cierta nota en cada una de sus asignaturas para poder acceder a las clases de N.E.W.T en Hogwarts. Hadrian no tenía ese problema. Hadrian no tenía ese problema, ya que hacía estudios independientes. No es que negara el derecho de Hadrian a estar nervioso después de todo el trabajo que había puesto en ello, pero ver la magia de Hadrian tan descontrolada, desvaneciéndose y casi visible tampoco estaba bien.

Intentó acercarse al adolescente, tal vez podría ayudarlo a calmarse. Abraxas lo detuvo.

-No hagas eso, lo intenté-.

-¿Estás bien?-.

-Por supuesto, no creo que la magia de Hadrian nos hiciera daño voluntariamente, ni siquiera fuera de control como ahora, pero me repelió. Está en un estado de autodefensa, probablemente no esté peor por tus esfuerzos en enseñarle oclumancia, pero es mejor que esperemos a que se le pase para hablar con él-.

-¿Por qué?-.

-Ahora estás siendo obtuso-.

-No, nunca he tenido problemas para llegar a él, esto es nuevo y obviamente has visto algo-.

-Sí, algo llamado 'será peor si sale del trance ver a cualquiera de nosotros herido por su propia magia'. No reaccionará bien aunque le aseguremos que fue un accidente y no necesito que mi Don lo sepa-.

-¿Así que le estás tirando cosas?-.

-¡Eh, es bueno saber cuánto puede aguantar ese electrocampo que ha formado! Tal vez seamos capaces de replicarlo cuando sea plenamente consciente de ello, ¡necesito todos los datos que pueda conseguir ahora mismo así que no me distraigas!-.

Abraxas seguía lanzando cosas a Hadrian e incluso Orión podía admitir que era divertido, ver cosas al azar simplemente rebotar. Sin embargo, no apreció la práctica de esquivar a la que había sido sometido una vez que Abraxas se dio cuenta de cómo manejar los ángulos y la fuerza que necesitaba usar, y había terminado contraatacando con el mismo método.

Hadrian estaba comprensiblemente confundido una vez que se dio cuenta de que algo estaba pasando a su alrededor.

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