![The Missing parts of History [Traducción]](https://fanfictionbook.net/img/nofanfic.jpg)
Chapter 23
1/7/1954
Hadrian estaba estudiando, otra vez. Tanto él como Orión estaban preocupados. Claro que Hadrian estudiaba mucho y trabajaba duro, pero se estaba volviendo preocupante. Antes, a Hadrian no le importaba tomarse descansos o mantener discusiones sobre lo que estaba haciendo, eso le ayudaba a asegurarse de que realmente estaba aprendiendo y aplicando las teorías que leía, así que mejor que mejor. También dedicaba mucho tiempo a practicar con sus varitas mágicas o con cualquier cosa que pudiera calificarse de "práctica".
Suspiró, fuera lo que fuera lo que Hadrian estaba haciendo, encerrado en el despacho todo el día, lo había mantenido en secreto. Les había dicho que tenía un proyecto que quería hacer solo para ponerse a prueba. Abraxas sabía que era normal, la mayoría de los estudiantes del N.E.W.T. empezaban a averiguar qué querían hacer y a mejorar en las áreas que más les gustaban. Él lo había hecho, Orión lo había hecho, Dorus se había obsesionado con ello. No conocía a nadie que no se dejara absorber por ello cuando habían terminado sus O.W.L.s.
Sin embargo, la gente solía esperar hasta obtener los resultados. No se había dado cuenta de que Hadrian había empezado su "proyecto" mucho antes de hacerlos, pero se hizo evidente cuando, justo después de terminar su último examen, les dijo que tenía cosas que hacer y que no podía celebrarlo ni salir con ellos.
Abraxas debería haberse dado cuenta antes, pero no lo había hecho, y ahora estaba preocupado.
No era como si a Hadrian le faltara sueño o comida. Bueno, un poco de ambas cosas, pero Hadrian era así de raro. Tenía pesadillas y una vez que despertaba de una ya no volvía a dormirse. Se perdía una comida tras otra y no sentía hambre. Sabía que Hadrian se había condicionado más o menos para sobrevivir a esas cosas, pero ya debería haber mejorado. Orión parecía frustrado cada vez que sucedía, y Abraxas sabía que algo estaba haciendo que Orión sintiera que no estaba cumpliendo con algún tipo de expectativa.
Probablemente una expectativa establecida por él mismo para sí mismo, pero esos eran los peores, en opinión Abraxas.
Él no había esperado que el sanador personal de Orión viniera a través del Floo. Pero Orion lo había hecho, y se había quedado quieto a su lado, donde estaba sentado a su lado.
-Mierda-. Susurró, probablemente para sí mismo, y la mente de Abraxas corría a mil por hora tratando de procesar lo que estaba pasando. Orión lo sacudió por el hombro. -Tienes que irte, Brax. Vete a Grimmauld, por favor-.
-¿Qué, por qué?- Dijo, confundido. ¿Qué? ¿Había pasado algo? ¿Qué se había perdido? Nunca se había perdido nada. Miró al sanador, que estaba de pie junto a la chimenea con aspecto incómodo fuera de lugar. -¿Orion?-
-Hablaré contigo más tarde. Vete, por favor-. Su mejor amigo dijo bruscamente y un pozo sin fin se abrió en su estómago. La voz de Orion no debía sonar así.
No hizo más preguntas y salió por el Floo, saliendo por el otro lado para encontrarse sólo con Kreacher -(cosa desagradable lo miraba como si fuera una especie de peste)- y una casa fría y vacía.
¿Qué había hecho mal? No pudo evitar repasar todo el día, tratando de encontrar algo fuera de lugar que requiriese un sanador. Luego la semana, y el mes. Y por su vida no pudo encontrar nada.
Se sentó en uno de los sillones oscuros, le pidió al elfo el té más fuerte que hubiera con mucho azúcar y decidió esperar.
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-Lo siento, Sanador Robards. Abraxas no está al día del historial médico de Hadrian y no me pareció buena idea tenerlo aquí para el chequeo-. Explicó.
Robards estaba bajo todos los juramentos de confidencialidad existentes, así que no le preocupaba que se filtrara la presencia de Abraxas. Le preocupaba más la reacción de Hadrian ante el hecho de que Abraxas tuviera que ser informado.
Hadrian esperaba no tener que hacerlo, era una persona muy reservada y por mucho que confiara en Abraxas y le cayera bien, sabía que si fuera por el adolescente ni siquiera Orión se lo habría dicho desde el principio.
-No importa. ¿Puedo verle ahora? Tengo otra cita cerca de esta, una emergencia me temo, y pensé que, con el señor Evans tan cerca del final de su recuperación, no tardaría demasiado-.
-Por supuesto, por favor, tome asiento mientras voy a buscarle-.
El sanador lo hizo y Orion siguió su camino. Estaba tenso, lo que no debería ser porque había sido un error honesto. Había sabido que la cita era hoy, pero no se había dado cuenta de lo rápido que había pasado el tiempo. Era fácil olvidarlo con Abraxas cerca. Llamó a la puerta del despacho y esperó. La habitación estaba en silencio, así que no sabía por qué Hadrian tardaba tanto en contestar.
Aun así, el muchacho no tardó en abrir la puerta.
-El sanador Robards está aquí-.
-¡Oh! Gracias, no le había oído llegar-.
Hadrian iba a caminar, pero logró agarrar el brazo del adolescente justo cuando pasaba a su lado.
-¿Qué?-.
-Olvidé la hora. Abraxas estaba aquí cuando llegó, así que tendré que hablar con él-. Hadrian se aquietó en su mano, y Orión dejó escapar una lenta respiración. -Siento no haberme dado cuenta, pero necesito saber qué está bien que le diga cuando vaya a hablar con él después de la revisión-.
-No es... fue sólo un error. ¿Qué le dijiste?-.
-Nada, sólo que tenía que irse, que fuera a la casa del pueblo y que esperara a que me reuniera con él, pero que igual iba a hacer preguntas. No diré nada si no quieres, pero quería preguntarte a ti primero-.
-Sólo eso... Dile que no estaba en las mejores condiciones cuando nos conocimos y que me recomendaste que viera a un sanador y lo arreglaste por mí. Él ya lo sabe, más o menos. Nada personal-.
-De acuerdo, le diré la verdad pero te dejaré todos los detalles a ti, ¿está bien?-.
-Y si nunca...-
-Entonces eso es cosa tuya. Esto es demasiado personal y Abraxas lo entenderá. Es un sangre pura, sabe que no debe meter las narices donde no le llaman y no dejaré que te incomode con sus preguntas-.
-¿Estás seguro?-.
-Sí-.
-De acuerdo. Vámonos ya-.
Se contuvo de abrazar al adolescente. A pesar del que le había dado a Abraxas, Hadrian rara vez permitía tanto contacto físico y no quería sobrepasarse.
Aún así, mantuvo la mano en la parte baja de su espalda, sin querer apartarse del todo.
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Estaba distraído y lo sabía. Orión había retrocedido mientras el sanador Robards hacía sus exploraciones, lo bastante cerca como para servir de apoyo pero lo bastante lejos como para no estorbar. Sabía que el hombre se sentía culpable, respetaba a Hadrian y su elección de mantener su privacidad y Orión era alguien que no llevaba bien fracasar.
En el gran esquema de las cosas, Abraxas aprendiendo algo más sobre él no importaba en este momento. Era incómodo, y terriblemente desafortunado que hubiera sido por otros métodos y no Hadrian contándoselo al hombre en persona, pero no era importante.
Era el principio de la cuestión, en realidad. Le había parecido que comunicarle a Abraxas Malfoy su estado de salud justo después de conocerse no había sido una buena decisión y había preferido mantenerlo así, aunque ahora su opinión del hombre fuera mucho más favorable.
(Como que el hombre estaba probablemente en un nivel de amistad tipo Ron Weasley ahora mismo, lo cual era mucho aunque quizás no la mejor comparación teniendo en cuenta el estado de las cosas cuando había dejado su futuro. Incluso si algunas de sus mañanas eran incómodas con él en su cama. Odiaba ser un
adolescente).
(A nadie de su futuro-pasado se le permitía ver, oír, o de alguna manera saber tales cosas, él no lo viviría).
Aun así, dejó escapar una exhalación de alivio una vez terminados los escáneres.
-Parece que te has recuperado completamente. Mejor aún, has superado las expectativas. Te recomendaría que tomaras una cucharada de poción Nutriente durante un mes más si quieres maximizar los efectos, pero si quieres dejar de tomarlas no se reflejará mal en tu salud-.
-¿Así de fácil?- Preguntó sorprendido. Sabía que su tratamiento había sido largo para los estándares mágicos, pero su desnutrición y otros problemas habían sido ignorados durante tanto tiempo que pensó que era normal, pero también había pensado que aún tardaría algún tiempo, tal vez hasta un año por lo menos.
-Sí, claro que le recomiendo que mantenga su horario tal y como está ahora, ya que una dieta sana y suficiente ejercicio siempre son cosas buenas, pero eso se lo digo a todos mis pacientes y rara vez hacen lo que les digo-.
-No, lo mantendré-. El hombre pareció sorprendido, pero lo disimuló bien.
-Si eso es todo, ahora debo irme-.
Hicieron un trabajo rápido de los saludos de despedida y pronto estaba solo con Orion en el apartamento de nuevo. Se volvió para mirar al hombre, encontrándolo mucho más cerca de él de lo que había esperado, la mano del hombre mayor encontró el camino a la parte baja de su espalda una vez más.
-Tengo que irme, ya he dejado a Abraxas esperando bastante tiempo-.
-¿Va a estar bien?- Orion le había guardado secretos a Abraxas que probablemente el rubio no esperaba después de tanto tiempo. Todavía guardaban más, no sabía cómo sentirse con todo el asunto.
-Por supuesto, Abraxas sabe que no soy nadie para ignorar la privacidad de alguien así. Querrá respuestas y estará preocupado por ti, pero no nos lo echará en cara-.
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Resistió el impulso de morderse las uñas. Madre se había empeñado en que un caballero nunca hiciera algo así y lo había entrenado para que no lo hiciera cuando conoció a Orión, aunque siempre había tenido esa necesidad cuando estaba nervioso. Hacía muchas cosas cuando estaba nervioso, tenía muchos ticks así, pero no se mordía las uñas.
No tener más que tiempo para pensar -(podría haber cogido uno de los libros de las estanterías, pero no había pedido permiso antes de pasar y tenía más modales que eso)- le dejaba nervioso, sin saber qué esperar.
Orión tardó un rato en pasar, se agarró con los dedos el puente de la nariz y un suspiro le abandonó antes incluso de ver a Abraxas.
-¿La oficina?- Dijo, como si ya supiera lo que Abraxas quería. Probablemente lo sabía. Asintió con la cabeza.
Orión no volvió a hablar hasta que estuvieron en el despacho, con las puertas cerradas y un vaso de whisky de fuego para cada uno, el escritorio entre ellos como una pared. Fue una de esas conversaciones, entonces.
-Siento haber sido tan brusco antes. Olvidé que Robards iba a venir-.
Ah, así que había sido una visita planeada. Eso hizo saltar todas y cada una de las alarmas de emergencia de Abraxas.
-¿Qué está pasando, Orion?-.
-Abraxas-. Dijo, cortante, una mirada oscura en su rostro. Abraxas tragó saliva, no tenía derecho a exigir respuestas aquí. No cuando no lo involucraba directamente. Entonces, en un tono más ligero, dijo. -Abraxas, ya conoces a Hadrian, es reservado sobre su vida en extremo, se siente incómodo hablando de sí mismo incluso para las cosas más simples, así que por favor no presiones con esto-.
-Así que se trata de él-. Ha dijo, sin saber que era seguro decir lo contrario.
-Sí, como te dije, me preocupé por su salud hace meses y llamé a Robards, lo que Hadrian permitió a regañadientes en ese momento-. Abraxas se permitió inquietarse, aunque sólo fuera para darle a Orión la prueba visual de que necesitaba algo más que ese trillado ahora. -Está bien, él... no tuvo la mejor vida, pero me aseguré de que eso se corrigiera y hoy fue la última cita, un seguimiento para asegurarme de que todo estuviera bien ahora-.
-A esos sanadores les gustan sus seguimientos-.
-Lo hacen-. Orion estuvo de acuerdo con facilidad.
Abraxas no era estúpido, sabía que había algo más, pero nunca compartiría su historial médico completo con nadie a menos que tuviera una buena razón para que no lo usaran en su contra y en ese momento ni siquiera había conocido a Hadrian, mucho menos había sido digno de confianza para él.
Demonios, a veces el adolescente todavía le miraba de reojo, como esperando que hiciera o dijera algo y luego sorprendiéndose cuando no lo hacía. Había sido mucho peor en los primeros meses que habían pasado juntos, dispuestos a llevarse bien pero incapaces de dejar atrás su recelo. La suspicacia ya no le dolía, sabía que Hadrian no le estaba viendo realmente cuando lo hacía y esperaría a que el adolescente se explicara antes de sentirse ofendido. No sabía si esa explicación llegaría a darse, pero no perdería la esperanza.
Mirando a su mejor amigo de toda la vida, al que no sabía si aún podía llamar como tal, inhaló y exhaló profundamente unas cuantas veces y tomó una decisión. Mejor quitarle la venda rápido, antes de que le hiciera daño.
-Orión-. Dijo, tentativamente. -Creo que tenemos que hablar-.