The Missing parts of History [Traducción]

Harry Potter - J. K. Rowling
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The Missing parts of History [Traducción]
Summary
En retrospectiva, Harry podía admitir que tocar cosas al azar en Grimmauld Place no había sido una buena idea. Sin embargo, era un poco tarde para eso.Varado en el tiempo, sin camino de regreso a casa, Harry tuvo que aprender a hacer frente a su vida mientras vivía en los años 50.Por extraño que parezca, Orion Black no se parecía en nada a lo que esperaba. Abraxas Malfoy tampoco. O sus amigos, en su mayor parte.Honestamente, tratar de mantenerse al día fue agotador.
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Chapter 15

Enero de 1954


-¿Qué estás haciendo aquí exactamente?- Dijo, exasperado.

Yule acababa de terminar hacía unos días y parecía que su tiempo para descansar había terminado. Malfoy se había pasado por el apartamento cada dos días desde que se conocieron, pero no había podido hacerlo desde que empezaron las vacaciones. Hadrian -(Orion se había dado cuenta de que no había interiorizado bien el nombre cuando se le había olvidado contestar a Malfoy por cuarta vez y le había pedido en privado que hiciera un esfuerzo por pensar en sí mismo como Hadrian)- no se había esperado que el rubio apareciera literalmente el día después.

Había visto a Orión esporádicamente, ya que se esperaba que pasara su tiempo en el castillo y sólo podía ausentarse una o dos horas cada vez. Se había pasado por el 26, a primera hora de la mañana para que no le echaran de menos, para darle un regalo. No era nada especial -(aunque, como era de esperar, no menos caro)-, sólo una funda de varita de piel de dragón para que dejara de usar la que Orion le había prestado y un juego de tres preciosas plumas estilográficas (de estilo muggle) de color negro y plateado con sus iniciales grabadas. Estaban encantadas, de modo que podía atarles un tintero para no tener que recargarlas, y un conjunto de runas autolimpiables. Harr... Hadrian había deseado poder regalarle algo a Orión también, pero no sabía qué y todo le parecía tan poco en comparación.

Aun así, se prometió a sí mismo que lo haría mejor el próximo año. Que no era el problema ahora. Su problema era el rubio que parecía pasar más tiempo en su casa que en la suya.

-Por qué, uno pensaría que no te gusto si te oyeran decir eso-.

Había regresado de su carrera matutina -(se había vuelto a encontrar con el sanador Robards y le habían dado permiso para aumentar sus ejercicios y dejar las pociones de fortalecimiento muscular y uno de los ungüentos)- y se dirigía a su cuarto de baño para asearse cuando había visto por el rabillo del ojo un cabello blanco plateado. Acercándose, había visto a Malfoy tumbado en el sofá, leyendo tranquilamente un libro. El hombre sólo lo había mirado cuando había hablado.

-Eso no es una respuesta-. Dijo.

-Ah, a mi madre se le metió en la cabeza cambiarme el vestuario, otra vez, así que me fui-. Malfoy señaló su túnica.

-¿Y viniste aquí?- Echando un vistazo, vio la túnica azul noche que representaba el cielo, constelaciones incluidas, sujeta por un cinturón plateado a la cintura y tanto la pluma de su oreja como la cinta que ataba su trenza hacían juego con ella. No era de las peores que había llevado, en su opinión.

-Supuse que estarías solo, Orión vino ayer por la noche quejándose de que el último de sus parientes lejanos había decidido quedarse una semana más y su madre le había pedido que se quedara a ayudar-. Hadrian hizo una mueca, por mucho que Orión quisiera a su familia -(y lo hacía, era una revelación)- también se merecía tomarse un descanso. Toda la familia junta, con todas las ramas que tenían, podría superar las 300 personas. -Sí, no sé cómo lo hace. Yo me volvería loco-.

-Creía que ya lo estabas-. No esperó respuesta, se dio la vuelta y siguió su camino. Había una ducha con su nombre esperándole.

-No ese tipo de locura-. Dijo Malfoy, y Hadrian pudo imaginarse la cara de dramático ofendido que había puesto. Miró por encima del hombro.

-Si sigues viniendo, voy a empezar a cobrarte la comida, para tu información-.

-Pero si no le cobras nada a Orión-.

-En realidad, él ya lo paga. Tú eres el que gorronea-.

Mientras entraba en su habitación, oyó a Malfoy preguntar qué era gorronear. Claro, ¿la gente ya usaba esa palabra? Ah, bueno...

Merlín, su vida era cada vez más extraña. Si Malfoy no fuera el mejor amigo de Orión, lo habría arrojado a la chimenea y habría acabado con él. Desafortunadamente, este Malfoy era mucho más agradable que los otros dos que conocía, así que se encontró riendo en vez de molesto.

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-No, ese está mal-. Orión levantó la vista de su libro y miró a sus amigos.

Abraxas, por alguna razón insondable, se había apoderado de parte de los estudios de Hadrian. Había sido la escena más sorprendente que había visto nunca. Abraxas revoloteando sobre el estresado adolescente tratando de explicarle principios aritméticos avanzados basados en cálculos trigonométricos u otras cosas por el estilo.

No debería haberle sorprendido que se llevaran tan bien como para que Abraxas compartiera sus propios consejos y métodos con Hadrian -(él había acabado haciendo lo mismo y no se había dado cuenta hasta que revisó los "deberes" de Hadrian y se dio cuenta de cosas que no se podían encontrar en los libros)-, sino que lo hiciera personalmente. Abraxas era un profesor horrible y, dijera lo que dijera, no tenía paciencia para ello. Abraxas era algo parecido a un sabio en las materias que elegía, y casi siempre incapaz de explicar cómo sabía las cosas que sabía. Junto con su rasgo de sangre heredado, era casi imposible seguirle el ritmo cuando intentaba ayudar.

No se lo había mencionado a Hadrian, ya que parecía lo bastante testarudo como para sacar algo en claro de todo el intercambio. El adolescente consideraba que no ser capaz de entender a Abraxas era un fallo suyo y no la incapacidad de Abraxas para transmitirle sus conocimientos y, cada vez que fracasaba, eso lo animaba a estudiar más.

El resultado fue que Hadrian avanzó en aritmética, teoría mágica, alquimia y encantamientos a un ritmo sin precedentes. Estaba bastante seguro de que la numerología y el análisis de los hechizos en aritmancia o la importancia de las fases lunares en las creaciones alquímicas no se mezclaban tan pronto, pero no iba a decirle a Hadrian lo mucho que avanzaba, ya que le había visto leer cada vez más para intentar comprender lo que le faltaba.

Al menos se llevaban bien y Hadrian se relajaba con la actitud más relajada de Abraxas, reflexionó.

-Si tu fórmula cuadrática se desvía del camino de Galwing significa que te has saltado el número primo superior más cercano. Hazlo de nuevo, desde el principio-.

-Lo sé, lo sé, maldita sea-. Ah, ahí iban de nuevo. Cuánto se alegraba de no haber estudiado aritmética.

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-¿Orion?-.

-¿Sí?-

-¿Por qué pagas por todo lo que Evans necesita?- Su amigo frunció los labios, sus ojos oscureciéndose desde donde Abraxas podía verlos a su lado.

-Él está en una situación difícil en este momento. Yo lo patrocino por ahora-.

-De acuerdo-. Dijo, era obvio que Orión no estaba dispuesto a darle más. Extraño.

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Debatió consigo mismo mientras iba de compras, Orión había llegado justo antes de que él saliera a buscar víveres pero había dicho que comería lo que Hadrian preparara. Sería más fácil si él, Orión y Malfoy tuvieran gustos similares, pero en realidad no los tenían. Mientras Orión prefería el marisco -(de cualquier tipo, aún estaba aprendiendo a cocinarlo bien)-, a Malfoy siempre le gustaron las carnes de alta calidad y muchas verduras. Su infancia con los Dursley le había dejado la habilidad de poder comer de todo, pero ahora que se estaba diversificando le gustaba mucho intentar hacer comida extranjera y sus alacenas estaban llenas de diferentes ingredientes que nunca habrían sido aceptados en casa de su tía.

Tomando un poco de todo para la semana, se preguntaba cómo personas tan diferentes podían llevarse tan bien. Muchas veces había visto a Orión y a Malfoy hablar con simples señas, o anticipándose a lo que iban a decir, o respondiendo preguntas antes de que se las hicieran y satisfaciendo las necesidades del otro. Estaba celoso de su amistad. No lo malinterpreten, él amaba a Ron y Hermione, pero nunca habían tenido un vínculo así. No es que le faltara amistad con ellos, simplemente era diferente, pero al ver a los hombres mayores juntos, extrañaba aún más a sus propios amigos.

Apartó esos pensamientos de su mente antes de que se volvieran deprimentes y añadió unos cuantos artículos a su cesta de la compra antes de ir a pagar.

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Abraxas estaba dormido, el idiota. Nada menos que en el sofá de Hadrian. Gimió, el hombre dormía como una roca y no había forma de despertarlo hasta que hubieran pasado al menos nueve horas. Mirando su reloj de bolsillo, se dio cuenta de que Abraxas dormiría hasta las siete de la mañana. Hadrian tenía que volver en cualquier momento, y tendría que explicárselo, porque Abraxas era obviamente incapaz de hacerlo.

Como un reloj, Hadrian llegó al apartamento exactamente a las 10.06, prefiriendo hacer el corto paseo por el callejón en lugar de pavimentar y luego entrar por la puerta. Cuando llegó al salón, con la capa ya quitada y probablemente en una de las perchas que habían puesto en la entrada, se quedó helado.

-¿Qué?-.

-Abraxas se quedó dormido-. Hadrian frunció el ceño, luego se dio cuenta de lo que quería decir y buscó con la mirada al rubio, que ahora estaba tumbado de lado en el sofá.

-¿Entonces lo despiertas?- Dijo, aunque sonó más como una pregunta.

-No puedo, se entrenó para dormir exactamente nueve horas seguidas. Una vez lo tiré al Lago Negro en Hogwarts y casi se ahoga-. Dijo, derrotado, había tenido que disculparse casi todos los días durante un mes cuando Abraxas se había despertado treinta minutos después y le habían contado lo que había pasado. Hadrian se quedó boquiabierto.

-No sé qué me asombra más, si que no se despertara o que casi lo ahogaras a propósito-.

-¡No sabía que pasaría eso, vale!-. Dijo, nervioso. Honestamente, no era como si hubiera intentado asesinar a su amigo, la gente normalmente no dormía por esas cosas. -Aun así, la cuestión es que sigue aquí, y no hay forma de moverlo hasta que se despierte por la mañana-.

-Ugh, bien. ¿Tú también te quedas?- Dijo Hadrian y lo tomó desprevenido.

-¿Por qué iba a hacerlo?-.

-¿Para que no lo asesine por la mañana, quizás? Además, no tengo ropa para él aquí, así que imagínate. Me voy a la cama. Apaga todas las luces si te quedas-.

-¿Dónde voy a dormir?- Preguntó, estupefacto. Hadrian dejó de caminar y lo miró.

-En la cama, ¿dónde si no? Ni que fuera la primera vez-.

No sabía qué le sorprendía más, que Hadrian se ofreciera o que realmente lo estuviera considerando. Racionalmente, sabía que Hadrian se refería a dormir. Sin embargo, nunca había compartido la cama de otro por una razón tan inocente.

Suspiró, tenía suerte de que Abraxas le hubiera dejado ropa de repuesto que le serviría en Grimmauld Place. Y que también tenía un cajón lleno de su propia ropa en el apartamento. También se llevó algunos artículos de tocador de casa. Los de Hadrian le venían bien, pero Abraxas odiaría no tener suficientes productos para el cuidado del cabello o no poder ducharse como es debido, o cepillarse los dientes. Era así de mimado. Añadió otra cosa a la lista mental de cosas que no debía decirle a su madre.

Se estaba haciendo larga, se preguntó si debería escribirla para no olvidarla.

Pasó la noche allí.

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-¡Buenos días!- Dijo bajo la mirada acusadora de Evan. Realmente, nada de esto era culpa suya, sólo había... estado cansado.

El adolescente le hizo sudar la gota gorda, pero al final se limitó a poner los ojos en blanco sin decir una palabra más y empezó a preparar el desayuno. Luego se dio la vuelta y le señaló con una cuchara de madera.

-La próxima vez que decidas pasar la noche, tienes que decírmelo-. Asintió frenéticamente, en realidad no estaba asustado pero lejos estaba de hacer que Evans rescindiera la oferta implícita. -Bien, Orión está en la ducha, pero trajo algo de ropa para ti y la dejó encima de la cómoda. También hay algunas cosas de baño para que uses en el baño, hay una ducha allí, si quieres ducharte. El desayuno es en media hora, y no te quejarás aunque no sea de tu gusto-.

Parpadeó. ¿Cuándo había conseguido Orión su ropa? ¿Era esto normal? No, no lo era, qué bien. Volvió a asentir, ya que Evans parecía esperar una respuesta.

-Creo que deberíamos empezar a usar los nombres de los demás-. Sólo recibió un encogimiento de hombros y un gesto con la mano. Se dio la vuelta, la idea de una ducha y ropa limpia guiando sus pasos.

Estaba a punto de entrar en la ducha cuando se dio cuenta de algo. ¿Dónde había pasado Orión la noche? Una sonrisa de satisfacción apareció en su rostro. Oh, iba a burlarse de él por esto.

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