The Missing parts of History [Traducción]

Harry Potter - J. K. Rowling
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The Missing parts of History [Traducción]
Summary
En retrospectiva, Harry podía admitir que tocar cosas al azar en Grimmauld Place no había sido una buena idea. Sin embargo, era un poco tarde para eso.Varado en el tiempo, sin camino de regreso a casa, Harry tuvo que aprender a hacer frente a su vida mientras vivía en los años 50.Por extraño que parezca, Orion Black no se parecía en nada a lo que esperaba. Abraxas Malfoy tampoco. O sus amigos, en su mayor parte.Honestamente, tratar de mantenerse al día fue agotador.
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Chapter 14

15/12/1953


-Hadrian, éste es Abraxas Malfoy, el mejor aritmético de nuestro país y mi mejor amigo desde hace varios años-. El ojo de Harry se crispó, de mala manera.

De repente no le importaba su vista, deseó que Orión no le hubiera mejorado las gafas hacía meses. Nunca había pensado que alguien tuviera peor gusto para la ropa que el profesor Dumbledore, pero al parecer se equivocaba. Así que... Muy. Equivocado. Malfoy llevaba unas túnicas que debían de haber sido vomitadas por un unicornio o algo así, de todos los colores existentes, las llevaba él, como si los colores se mezclaran entre sí mientras figuras negras como el carbón de personas y criaturas mágicas se movían por ellas en una danza aparentemente aleatoria. Si no fuera por el pelo casi blanco, la piel casi blanca pero ligeramente rosada y el hecho de que parecía un Draco adulto con el pelo más largo, los ojos azules y una mejor figura en general -(además, era más alto, más de metro ochenta, Merlín se sentía bajo en comparación con los otros dos)-, habría pensado que Orión estaba intentando gastarle una broma. Diablos, ¡el hombre llevaba una maldita y odiosa pluma de pavo real púrpura colgando de su oreja derecha! Oh, también, este Malfoy sonrió. Estaba aterrorizado. ¿Por qué había accedido a esto otra vez?.

-Abraxas, este es un amigo mío, Hadrian Evans-.

-Un placer-. Harry estaba ahora aún más asustado. No sólo el rubio había dicho esas palabras como si las dijera en serio, sino que su rostro había hecho algo en la forma en que miraba a Orión. -Ahora, Orion, no me habías dicho que tenías un adolescente escondido. ¿Por qué no?-.

Y bueno. Harry estaba acostumbrado a las cosas extrañas. Tuvo toda una infancia de ellas, ya que no tenía ni idea de magia. Podía enfrentarse a Señores Oscuros, basiliscos, hombres lobo, incluso a gente que quería su sangre sólo porque se había atrevido a vivir más allá del año y medio. Había sido golpeado, atacado y perseguido por criminales asesinos.

No esperaba que Orion Black, el perfecto y sereno Heredero de la Casa Black, se sonrojara y tartamudeara. Por un comentario. Tardó algún tiempo en comprender la implicación antes de que todo pensamiento sobre la inusual reacción de Orion se desvaneciera en el fondo de su mente -(no para ser olvidado, sólo temporalmente ignorado)- en favor de tratar de disipar el rubor de todo el cuerpo que lo invadió con su entrenamiento de oclumancia.

Sabía que debería decir algo, pero lo único que podía hacer era observar a los dos amigos y tratar de ganar algún tipo de disputa sobre Orión manteniendo a un adolescente para él solo, que, ¿qué?.

-Cállate, cerebro de pavo real. No es así, ¡maldita sea!-.

-Oh, ¿y cómo es? Dímelo-.

No. Simplemente no. Se dio la vuelta sin decir palabra y, usando toda su habilidad para caer en el segundo plano que había adquirido mientras estaba con sus parientes, se deslizó hasta la cocina -(un espacio abierto, pero ya no justo al lado de los otros hombres)- y puso en marcha una tetera para Malfoy y Orión y una taza de café para él. Oyó un "Bueno, si no lo estabas escondiendo, entonces no te importa que venga más a menudo, ¿verdad?" y lo convirtió en dos tazas. Había sabido que los dos eran amigos mucho antes de venir al pasado, pero otra cosa era verlo. Orión se estaba enfadando y Malfoy no hacía más que echar leña al fuego.

Pronto sería fuego literal, si el rojo en las mejillas, el cuello y las orejas de Orión era algo a tener en cuenta.

Tan concentrado estaba en su tarea, que no se dio cuenta cuando alguien se sentó frente a él en la isla.

-Bueno, Evans. Me han dicho que tienes un pequeño problema con una cicatriz de maldición...- ¿Dónde estaba Orion? No me digas que se fue , pensó. -Orion ha ido a buscar un par de pergaminos al respecto en tu despacho, no te preocupes. Así que, cicatriz-.

-¡¿Acabas de leerme la mente?!- Forzó enérgicamente su cuerpo a relajarse e hizo que su voz fuera apropiadamente sorprendida pero no asustada. Orión había dicho que se encargaría de esto, ¡¿por qué no había tomado la información antes si era tan importante?!.

-Oh no no mi querido Evans, eso sería horrendo, no. Tu cara es todo lo que necesitaba, tanto pánico, me lo dijo todo. No es que lo necesitara, pero quién no se aprovecharía de una expresión tan abierta-.

¿Qué carajo? ¿Cómo qué? Este no podía ser el padre de Lucius Malfoy. Simplemente, ¿en qué clase de dimensión alternativa había entrado? ¿Quizá por eso todo era tan confuso? ¿Porque no había sido un viaje en el tiempo? O tal vez sólo se estaba volviendo loco, una respuesta lo suficientemente cercana. Como para salvarle, la tetera llamó su atención y se giró para apagar el fuego -(tan viejo, que echaba de menos el único que había en casa de los Dursley)-, con cuidado de no darle toda la espalda al rubio y sirvió dos tazas. Le dio una de ellas a Malfoy enseguida, aunque sólo fuera para no tener que responder a sus preguntas, y puso la otra delante de uno de los taburetes vacíos con un ligero encantamiento de estasis, ya que Malfoy se había sentado en el del medio.

Por suerte, Orión salió del pasillo justo en ese momento, pergaminos en mano. Con una mirada, se dio cuenta de que se había quitado la túnica y se había arremangado las mangas, sin ninguna preocupación. También notó, mientras los hombres estaban ocupados hablando algo entre ellos con una mirada, que Malfoy estaba sorprendido y, diciéndolo por su sonrisa burlona, iba a usar esto contra Orión en algún momento en el futuro. Era el mismo Malfoy- Jr. Jr.- olvídalo, que Draco tenía cuando quería meter a Harry en problemas. Aunque esto era más juguetón que malicioso, así que lo anotó en su lista mental de Malfoys por si acaso.

-Gracias-. Dijo Orión, sentándose y bebiendo el té negro. -¿De qué estaban hablando?-.

-Aparentemente he robado sus palabras-. Sinceramente, ¿por qué este Malfoy tenía que darle extrañas implicaciones a todo lo que decía? Que era guapo, ¿y qué? ¡Era un Malfoy!.

-Todavía tiene quince años, es demasiado joven para que coquetees-. Dijo Orión, dándole un manotazo en el hombro al rubio. -Y dudo que sea lo que dices-.

-De acuerdo, claro, como tú digas. Aun así, ¿cuándo voy a recibir la información que me prometieron?-.

-Ah. Hadrian, tienes que contarle lo de la Maldición. Tantos detalles de lo que hizo tu madre como puedas, también-. Orión hizo una pausa. -Pero no te presiones-.

Harry hizo una mueca. Al final le había contado lo de su flashback a Orión, que se había sorprendido de que pudiera recordar algo tan antiguo. No le había contado lo de los dementores, porque era demasiado personal, y simplemente lo había dejado en "fue muy traumático". ¿Lo cual no era mentira? Había estado soñando con luces verdes y gritos y motos voladoras mucho antes de su tercer año, después de todo.

-Bien, sólo... ¿Estás seguro de que esto es necesario?- Orión asintió distraídamente. Hadrian se tragó el café de un trago, esperando que le diera energía, y rellenó la taza justo después para tener aún algo que beber. Mirando a Malfoy, que había permanecido callado durante el intercambio, lo encontró con el codo apoyado en la isla, la cabeza apoyada en la palma de la mano mientras los observaba a ambos, la sonrisa de satisfacción -(una diferente, ¿cuántas tenía? ¿Sería posible?)- Habló en voz alta, sin centrarse realmente en Malfoy. -Bien, por lo que sabemos, un mago que tenía como objetivo a mi familia por alguna razón atacó nuestra casa y mató a mi padre. Hasta ahí todo normal. Pero cuando llegó hasta mi madre, que intentaba protegerme, le pidió que se apartara -(lo cual no tenía ningún sentido para mí cuando lo recordaba, pero eso fue lo que pasó)- y ella se negó, varias veces. Entonces la mató mientras ella suplicaba que me perdonara-.

-¿Cuántas veces se negó?- Malfoy lo interrumpió.

-¿Por qué?-.

-Todo está en la magia, claro, la magia de sacrificio tiene muchos requisitos que deben cumplirse antes de funcionar. Esto me suena como si el mago hubiera ido a por ti -(de verdad, qué raro, debías de ser una cría si no me fallan las cuentas)- y ella interfiriera, y rogara por ti, así que fue un sacrificio-.

-Tres veces, creo. Y yo tenía como quince meses-.

-Hmm. ¿Algo especial sobre esa noche? ¿Luna llena? ¿Solsticio? ¿Una luna de sangre o de espíritu?-.

-Err... Fue el 31 de octubre, si eso ayuda-. Dijo, confundido.

-¿De verdad?- Malfoy parecía en cierto modo asombrado, había cogido un pergamino medio lleno y había empezado a escribir cosas a una velocidad que Harry estaba seguro de que nunca sería capaz de igualar. Orión había puesto los ojos en blanco con cariño. -Sigue, yo preguntaré si necesito algo-.

-De acuerdo...- Con una última mirada a Orión, continuó, apoyándose en el mostrador detrás de él. -Así que mi madre murió, y él intentó matarme, pero la Maldición Asesina se volvió contra él y lo voló por los aires, junto con el techo-.

-¿Eso es todo lo que sabes?-.

-No es que pudiera hacerlo mejor, ya es mucho que recuerde tanto como recuerdo-. Malfoy hizo un puchero . Harry bebió más café, se preguntó si sería posible ahogarse en él.

-Bueno. Supongo que es verdad. Hmmm. ¿Sabes la fecha de nacimiento del hombre? ¿No? Lástima. ¿Cuál es la tuya?-.

-31 de julio-. Dijo. Malfoy lo miró con el ceño fruncido.

-¿Me estás diciendo que naciste el último día del séptimo mes y que, técnicamente, moriste el 31 de octubre? ¿Después de que tu madre realizara un sacrificio mágico, de sangre y alma, para salvarte la vida? ¿Qué me vas a decir después, que te hicieron una profecía en el momento de tu nacimiento?-. Abraxas se había quedado casi mudo ante su última pregunta, así que prefirió ignorarla y centrarse en el resto. No había habido profecías sobre él antes de nacer.

-Estoy seguro de que hay implicaciones que no estoy captando-.

-Hadrian, está en los números. Y ya hemos hablado de Samhain-. Orión miró a Malfoy, luego de nuevo a él con una sonrisa de satisfacción. -Y nadie capta todas las implicaciones de Abraxas en ningún tema, está en un mundo propio-.

-No lo estoy, simplemente no ves las cosas desde mi perspectiva. Soy brillante-.

-No dije que no lo fueras, pero esa brillantez viene con un poco de... lo que sea que seas-.

-Jaja, mira quién habla, Heredero de la Casa de la Locura Black-. Replicó Malfoy y Harry tuvo que morderse el interior de la mejilla para no reírse.

-¿Y ahora qué?-.

-Ahora todos me dejan trabajar, así que silencio-. Dijo Malfoy alegremente, y volvió a enterrarse en su escritura. Harry podría estar aprendiendo aritmancia -(y pensaba que tenía ventaja en ello por su origen muggle)-, pero no le sacaba ni pies ni cabeza. Orión lo miró con una sonrisa divertida y un movimiento de cabeza.

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Viendo como Abraxas se había enterrado en su siguiente misterio, Orión se centró en Hadrian.

-Vamos al despacho, podemos repasar tus textos de Derecho mientras esperamos a que termine-.

-De acuerdo-.

Hadrian se encogió de hombros, hizo un gesto con la mano y se volvió hacia el pasillo. Orión asintió ante el fácil uso de la magia sin varita que el adolescente había utilizado para limpiar los platos, estaba seguro de que Hadrian aún no se había dado cuenta de lo que estaba pasando, pero no iba a mencionarlo. Al menos ahora a veces hacía esas cosas mágicamente, no era un campesino que necesitara limpiar a mano.

Cuando llegó a la habitación, Hadrian ya había colocado los libros -(tomos viejos y nuevos tan anchos como su cabeza y tan secos como el desierto)- sobre el escritorio y se sentó detrás, con el que estaban revisando en ese momento abierto frente a él. Aun así, Orión no pudo evitar preguntar.

-¿Todo bien con Abraxas?-.

-No te atrevas a preguntar eso. Estoy tratando de mantener mi cordura aquí-. Orión se ríe ante el ceño fruncido del adolescente. -No tienes ni idea de lo mucho que he tenido que usar la oclumancia para no tener un colapso en ese mismo momento-.

-¿Por qué?-.

-¡El pariente de ese hombre intentó matarme!- gritó Hadrian, y Orión de repente se sintió muy agradecido de haber puesto amuletos silenciadores en todas las habitaciones del apartamento, que se activaban cuando la puerta estaba cerrada y sólo dejaban salir el sonido si se deseaba activamente. Bueno, al parecer había subestimado bastante los problemas de Hadrian con la familia Malfoy. También había notado la forma en que Hadrian había cambiado su frase para no revelar cierta información. Lo hizo estremecerse. -No... no estoy diciendo que sea su culpa, directamente, o que sea... una mala persona. Y parece simpático, de verdad, y tan diferente a lo que conozco de su futura familia que casi me da un revés, que tanto me ayudó como no-.

Hadrian hizo una pausa, frotándose los ojos furiosamente, frustrado.

-Es complicado. Me pondré mejor. No fueron las acciones de tu amigo ni... no fue él, de verdad, es difícil. Por un momento tuve que considerar haber viajado a una dimensión diferente, además del tiempo-.

-Lo siento-. Dijo Orión con cautela. Había tenido la impresión de que a Hadrian no le había molestado tanto la situación.

-Deberías estarlo. Me dejaste solo-. Oh. Bueno, sabiendo lo que ahora sabía, era obvio que había sido una mala jugada, ni siquiera se le había pasado por la cabeza que el adolescente temiera por su vida ni siquiera por un momento. Tragó saliva y se recordó a sí mismo que Abraxas no era el problema y que Hadrian estaba dispuesto a intentar trabajar con él, pero las cosas estaban muy complicadas.

-Lo siento, no había considerado tal cosa-. Orión se acercó lentamente al escritorio y se detuvo a punto de tocarlo. -Aun así, nadie puede hacerte daño dentro de los pabellones. Debería haber pensado antes y no dejarte solo, pero de verdad creí que no había peligro en hacerlo-.

El silencio se prolongó, Orion no se atrevía a apartar la mirada de los ojos de Hadrian. La magia de Hadrian había surgido con su temperamento, haciendo que sus ya brillantes ojos adquirieran un brillo de otro mundo y creando un aura de poder indomable a su alrededor. Dado que el adolescente no podía controlarlo completamente, una palabra equivocada podría resultar en una experiencia muy dolorosa para Orión, no es que Hadrian lo hiciera intencionalmente. El adolescente probablemente también se odiaría a sí mismo por ello.

Pareció una eternidad pero, finalmente, Hadrian se desinfló en la silla, desplomándose y suspirando. Su magia retrocedió, como si se hubiera dado cuenta de que no había ninguna amenaza de la que deshacerse y se hubiera vuelto latente, enroscada alrededor de cada hueso, músculo y vena de Hadrian. Una serpiente lista para atacar si se la molestaba.

-No es tan malo-. Hadrian dijo, y se sintió como una rama de olivo extendida.

-Tiene sus momentos-. Estaba medio de acuerdo. Abraxas tenía mil caras, era imposible conocerlo de verdad a menos que él quisiera. -¿Nos ponemos a trabajar?-.

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Abraxas estaba tan concentrado en su nuevo proyecto de mascota que sólo recordó que no estaba solo hasta que oyó a alguien reír en el pasillo. Le hizo extasiarse, porque era Orión. Un hombre tan difícil de leer, pero estaba más tranquilo aquí, Abraxas honestamente no lo había visto tan relajado desde que eran niños.

Y el niño. Un enigma. Abraxas sólo le había echado un vistazo antes de saber que tendría que quedarse y... estudiarlo. Con fines didácticos, por supuesto.

El chico parecía ser capaz de controlar el movimiento de cada músculo de su cuerpo. Perfecta economía de movimientos, perfectas reacciones, perfectas maniobras de lenguaje corporal. Abraxas, del cuerpo del chico, sólo podía leer lo que se le permitía. ¿Qué haría falta para que perdiera el control y se mostrara? ¿Hasta dónde podría llegar? ¿Qué más podría hacer? ¿Cómo reaccionaría si se viera acorralado? Tantas preguntas.

Se había preparado para encontrarse con una persona hostil. No habría sido la primera vez. Y Evans parecía hostil, a veces. Mantuvo el brazo derecho oculto, a un momento de tomar su varita. No le mostró del todo la espalda. Lo miró, cuando pensó que Abraxas no le devolvía la mirada, con una mirada calculadora, como decidiendo si valdría la pena matarlo. Se preguntó qué había hecho ahora su familia para cabrear tanto a alguien. Realmente deseaba que esto pasara menos de lo que pasó.

Por suerte, parecía un proyecto a largo plazo. Al fin y al cabo, tenía tiempo y la paciencia era una virtud que le habían enseñado desde que nació.

Chasqueó la lengua. No podía creer que el chico fuera una criatura de Magia Negra, pero Orión le había asegurado que sería capaz de confirmar que aquella cosa era una entidad separada que intentaba filtrar su magia y su vida, no una parte real de él. Podía aceptarlo. Y era muy divertido burlarse del chico, así que tanto mejor.

Abraxas siguió escribiendo incluso cuando los otros dos lo alcanzaron, y el chico fue directo a los armarios. Abraxas parpadeó cuando Orión se sentó a su lado y escuchó la conversación. Sabía que Orión sabía que le estaba prestando mucha atención, pero no delató a Abraxas.

-...así que no quise molestarla, porque, ya sabes, he conocido gente que se irritaría por mucho menos. Como, mi mejor amiga una vez lanzó Hogwarts: Una Historia por decirle que necesitaba dormir. Hacía como tres días que no dormía, y hasta el día de hoy creo que también se olvidó de comer. En fin, así que fui y le dije que tenía que irse porque yo tenía que cerrar por hoy. ¿Sabes lo que dijo?-.

-Dímelo-.

-Me dijo que podía irme si quería, pero que ella se quedaba. Así, sin más. Marta tuvo que amenazarla con maldecirla cuando no dejaba de pelearse con nosotros. Sé que casi lo hago, ¿por qué la gente es tan irritante?-.

Abraxas se sorprendió al notar que Orión estaba realmente interesado en la conversación. El Orion Black que él conocía simplemente se habría aburrido de tal tema, pero éste simplemente miraba fijamente mientras Evans comenzaba a cocinar algo y reaccionaba en los momentos apropiados para indicar que todavía estaba escuchando.

No es de extrañar que las cosas con Fabian Fawley se habían desmoronado tan rápidamente, Orion se estaba acercando peligrosamente a formar una obsesión en Evans. Casi quería reírse, y lo haría si no le delatara.

Volvió a considerar sus cálculos, pero ya sabía que los hilos no le darían más información con la que trabajar a menos que obtuviera más datos. Aun así, no le pareció apropiado interrumpir a sus compañeros. Se levantó y estiró la espalda, que le dolía de llevar tanto tiempo encorvado sobre su trabajo. Hiciera lo que hiciera, era incapaz de abandonar el hábito.

-¿Qué me he perdido?- Preguntó ligeramente.

-No mucho-. Dijo Orión. Evans se encogió de hombros, y Abraxas fue testigo de otra rareza, ya que Orión no hizo ningún comentario al respecto. Abraxas estaba celoso ahora, cómo deseaba que Orión hubiera sido tan relajado con él, habían pasado años antes de que dejara de molestar a Abraxas para controlarse, actuar según el decoro, etcétera. -¿Tienes algo?-.

-Sólo que Evans debería estar muerto por derecho. Vuelvo a preguntar, ¿estan seguros de que no hay una profecía de por medio? Normalmente esas cosas obligan a que ocurran cosas imposibles-.

-Si hay una, nunca me lo dijeron. Se podría argumentar que yo era demasiado joven entonces-.

-No importa. Tendré que mirarte. Algo probablemente se desbloqueará entonces-. Dijo, mirando brevemente a Orión. Evans parecía desconcertado. Ah, así que Orión no le había explicado cómo funcionaba Abraxas, qué amable por su parte. -No te preocupes demasiado, Evans. Sólo un pequeño hechizo para que yo confirme la cosa en tu cabeza y serás libre por hoy-.

-Ah. ¿Tiene que ser ahora? Estoy ocupado-. Incluso para una cosa tan pequeña, Abraxas no estaba acostumbrado a que la gente le dijera que no, así que se quedó boquiabierto. Era una reacción perfectamente normal. Cerró la boca cuando oyó la risa ahogada de Orión. -¿Qué?-.

-No te preocupes, Hadrian, el hombre no está acostumbrado a no salirse con la suya. Mejorará, te lo aseguro-. Luego, mirando a Abraxas, Orión añadió. -Parece que hoy te quedas a comer-.

-Tengo una reserva en la cocina francesa de Artemis-.

-Cancélala-. Orion no dijo nada. -No es como si te lo fueran a echar en cara-.

-No puedo creerte-.

-¿Cómo iba a saber que tardarías tanto en arreglar las cosas?-.

-Me lo debes, Black-. Abraxas dijo, alegremente. Cómo le gustaba poder decir eso. Orión, sin embargo, soltó una carcajada.

-Ya veremos. Ahora vete y vuelve pronto-. Dijo Orión. Abraxas aparentemente ahora iba a imponerse en la casa de alguien más para almorzar.

¿Quién era ese Hadrian Evans y qué le había hecho al Orión serio, respetuoso con las normas y obsesionado con el decoro que él conocía? Mirando al adolescente que actuaba con tanta naturalidad, se preguntó si sabría lo que había hecho. Orión ni siquiera le había presentado por su título, como habría hecho antes, sólo su ocupación y la relación entre ellos.

🌿🌿🌿🌿🌿🌿


-Bueno, me rindo-. Dijo Malfoy como si estuviera hablando del tiempo. Le pilló completamente desprevenido.

-¿Qué?- Dijeron él y Orión, sincronizados.

-No, bueno, en realidad no me doy por vencido, porque esto es interesante como el infierno, pero tú, Evans, eres un misterio hecho de secretos con un glaseado de improbabilidades increíbles para arrancar. No puedo ver tu pasado, no puedo adivinar tu futuro, deberías estar muerto y no lo estás, ahora por partida doble. Eres un completo dolor de cabeza-. Malfoy sonrió satisfecho. -Felicidades, me encanta averiguar cosas como esta. O Madre Magia te ama o Padre Muerte te odia. Quizá las dos cosas-.

-Muy bien, ¿qué tal si empezamos por lo más fácil?-. Dijo Orión, cauteloso. Harry no entendía por qué, pero tampoco entendía qué estaba pasando. -¿Por qué debería estar muerto dos veces?-.

-Bueno, primero porque la Maldición Asesina lo golpeó. Y su alma debe haber estado en el proceso de salir de su cuerpo cuando la- cosa se adhirió a él y se conectó a tierra tanto en su cuerpo todavía caliente. Con los años, tu alma, Evans, debe haberse reintegrado mientras dejaba fuera el trozo de alma del proceso-. Dijo Malfoy. Le dio asco. No era el Niño que Vivió, había resucitado literalmente. -En segundo lugar, la cantidad de magia necesaria para mantener estable el trozo de alma, que no te sobrepase ni te influya de manera que valga la pena, es aproximadamente del 50 o 60%, y tu Tasa de Recuperación Mágica... bueno, necesitas mantener un mínimo del 10% de tu magia dentro de tu cuerpo para no tener agotamiento mágico. Entonces, tu eras eso a los quince meses de edad. Tu cuerpo debería haber implosionado en menos de una hora en esas condiciones-.

-¿Y ahora?-.

-Bueno, ahora se necesita la misma cantidad. A medida que crecías, tu magia maduraba y se expandía. Tu MRR se disparó, tu magia se fortaleció, la cantidad de magia que poseías también aumentó, pero el trozo de alma pudo alimentarse parcialmente de ella poco a poco y fortalecerse también. Se podría decir que se controlaban mutuamente. Eso hace que la magia que se te permite usar sin ser superado o morir sea de un 30 o 40% en el mejor de los casos-.

Harry miró a Orión, que lo miraba con la cara desencajada por la sorpresa. Harry no sabía qué pensar de las cifras. El hecho de que, en lo que se refería a fuerza mágica, superara con creces a todo su año en Hogwarts, e incluso a la mayoría de los de segundo año, cuando entró por primera vez en Hogwarts, mientras sólo disponía de una fracción de su magia real, no era algo a lo que estuviera preparado para enfrentarse.

-Bueno, ¿has visto algo que podamos usar para sacar el trozo de alma? ¿Y qué pasará cuando lo hagamos?- preguntó Orión, cambiando los ojos de Harry a Malfoy y viceversa repetidamente.

-Necesito ponerlo por escrito antes de poder decir si algo de lo que saqué de esto es útil-. Malfoy lo miró, con la cabeza ladeada hacia la izquierda desde donde estaba sentado en posición de loto en el suelo. -Puede que tenga que venir a revisarte con regularidad, ya que no puedo usar esta primera percepción para ver tu futuro lo suficiente como para que sea útil. Además, una vez que lo saquemos y lo destruyamos, se desbloqueará todo tu potencial mágico. Pero tu MRR no disminuirá, seguirás produciendo la misma cantidad de magia que ahora, incluso más si llegas a tu madurez antes de que podamos hacer algo al respecto. Se acumulará aunque te quedes sin espacio en tu cuerpo-.

-¿Qué significa eso para mí?-.

-Significa que o usas y agotas esa magia o se saldrá de control-. Dijo Orión.

-También significa que tendrás que volver a aprender a controlarla y que con el tiempo te acostumbrarás a ella. Aunque aún está muy lejos en el futuro, porque Orión se niega a que te maten-. Añadió Malfoy, levantándose y estirando brazos y piernas.

-Bueno, eso es tranquilizador-. Dijo, lleno de sarcasmo.

¿Qué sentido tenía practicar magia si luego iba a tener que volver a aprenderlo todo? No es que fuera a dejar de hacerlo, le encantaba la magia y la cantidad de cosas nuevas que estaba aprendiendo habían despertado al joven erudito que casi había sido antes de la escuela primaria.

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