The Missing parts of History [Traducción]

Harry Potter - J. K. Rowling
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The Missing parts of History [Traducción]
Summary
En retrospectiva, Harry podía admitir que tocar cosas al azar en Grimmauld Place no había sido una buena idea. Sin embargo, era un poco tarde para eso.Varado en el tiempo, sin camino de regreso a casa, Harry tuvo que aprender a hacer frente a su vida mientras vivía en los años 50.Por extraño que parezca, Orion Black no se parecía en nada a lo que esperaba. Abraxas Malfoy tampoco. O sus amigos, en su mayor parte.Honestamente, tratar de mantenerse al día fue agotador.
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Chapter 10

Octubre de 1953.


Añadió otro libro a la pila. Historia de las maldiciones desconocidas a través de los tiempos tenía muchas menos probabilidades de encontrar las respuestas que buscaba que todos los demás libros que había leído juntos, pero estaba desesperado. Además, era uno de los últimos libros que podía hacer referencia a la Magia Negra o Prohibida en su biblioteca. Si no encontraba nada, sus padres iban a empezar a recibir el doble de visitas a partir de ahora. Tal vez podría convencer a su madre de que copiara otra sección completa de su biblioteca si la molestaba lo suficiente. Después de todo, esperaban que viviera solo, no que pasara todo el tiempo que estuviera despierto en el Castillo Black.

Se instaló en su despacho para pasar otras horas leyendo.

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Harry engulló uno tras otro el fortalecedor de huesos y la poción nutritiva, intentando no saborearlos. Eran horribles y peor cuando se tomaban juntas. Por desgracia, la poción fortalecedora de huesos tenía que tomarla con el desayuno todos los días. Las pociones nutritivas venían con cada comida, por alguna razón tenía que ponerse bálsamos en el pecho para ayudar a la circulación de la sangre.

Sí, sabía que sus huesos estaban adquiriendo cierta densidad y todo eso, pero ¿era realmente necesario? Cuando le había preguntado al sanador Robards, el hombre le había mirado con desprecio hasta que le había prometido seguir sus instrucciones al pie de la letra. Lo que significaba salir a caminar o a correr un poco -(además de estirarse bien antes y después)- todas las mañanas, una dieta saludable, ya que le habían dado una lista de lo que podía comer y la frecuencia con que podía hacerlo, un descanso adecuado -(léase: no esforzarse demasiado ni física ni mentalmente, y dormir al menos siete horas al día)- y un montón de pociones durante un tiempo indeterminado, probablemente meses.

Hasta ahora, lo único que odiaba más que las pociones era que Orión hubiera reducido a la mitad la cantidad de tiempo que pasaba en el apartamento. Claro, sabía que estaba ocupado a menudo y que averiguar qué le pasaba le llevaría tiempo, pero podía investigar en el apartamento, ¿no? No es como si usara la oficina la mayor parte del tiempo de todos modos.

Sacudió la cabeza, terminó lo que le quedaba de desayuno y se preparó para salir un rato antes de tener que volver a estudiar. Estaba inquieto.

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-Te ves como el infierno-.

-Cállate, Lestrange-. Dijo. Sabía que Rabastian tenía razón, por supuesto, pero rara vez permitía que alguien hiciera comentarios así sobre él.

-Pero tiene razón. ¿Estás bien?-.

-No debería haber venido hoy. Tengo trabajo extra que me está dando problemas-.

-¡Más razón para tomarse un descanso, entonces!- intervino Abraxas, acercándole una copa de vino medio llena. La tomó, agradecido. Todo el mundo sabía que Malfoy's tenía el mejor vino élfico de Gran Bretaña y siempre que se reunían en la mansión Malfoy, Abraxas tenía una copa preparada para él.

Se reunían todos los sábados en una de sus casas. De otra forma no mantendrían el contacto, y siendo futuros Señores de sus casas eso no podía ser. Theodorus -(Dorus por preferencia, ya que odiaba el gusto de su madre a la hora de elegir nombres)- Nott estaba obsesionado sin disculpas con su trabajo en pociones y era un recluso la mayor parte del tiempo, Alessandro estaba en Italia la mayoría de las veces, Carlisle tenía demasiados turnos en el hospital, Rabastian era demasiado gilipollas como para preocuparse por él y Abraxas, bueno, era el único con el que Orion mantenía contacto cada dos semanas, pero últimamente había estado tan ocupado con sus padres y Druella que hacía tiempo que no podían salir. A veces Montague, Avery, Rosier o Parkinson venían también, pero lo hacían menos y Orión no tenía una relación tan estrecha con ellos de todos modos.

-¿Quién va a sacar las cartas, entonces? Yo no tengo para siempre-.

Jugaron unas cuantas rondas de póquer, cartas encantadas para que no pudieran ser manipuladas mágicamente, pero el corazón de Orión no estaba en ello ni en la conversación que había alrededor. No había visitado a Hadrian en casi una semana, así que tal vez debería levantarse temprano por la mañana e ir. Renunció a otra ronda, haciendo una mueca ante su carta. Quizá podría llevarle al distrito mágico de Devon, o quizá a Bristol. Le vendría bien tener un día libre y salir, visitar los callejones no contaba.

-Vale, no, para-. Dijo Abraxas, levantándose y tirando de su brazo. -Ven conmigo, hoy me estás extrañando-.

Fue de buena gana, sabiendo que no había escapatoria. Sin embargo, no sabía qué decirle al hombre. Fue dirigido a un salón que estaba cerrado sin ceremonias y silenciado desde dentro cuando estuvieron dentro.

-¿Qué te pasa, entonces?-. dijo Abraxas, y su habitual actitud alegre se transformó en una expresión de preocupación.

-Realmente no puedo decirlo, Abraxas. Es sólo un trabajo-.

-Ninguno de tus trabajos te hace así. Como si estuvieras totalmente fuera de ti-. Presionó. Orión cerró los ojos, tratando de pensar.

-No puedes contarle esto a nadie. Quiero decir literalmente a nadie, Abraxas-.

-Por mi honor, ahora dímelo-.

-Yo... encontré algo con un remanente de Magia Negra adherido, y tengo que purgarlo pero no tengo idea de qué es-. Abraxas se quedó boquiabierto. Nunca había sido de los que ocultaban sus emociones, siempre y cuando no pensara que dañarían su imagen o actuarían en su contra.

-Pues destrúyelo-. Dijo su amigo una vez que se hubo recuperado un poco. Se dejó caer de espaldas en uno de los sillones.

-Ojalá fuera tan fácil. Esperaba equivocarme y que fuera un Arte Oscura olvidada que ya no se usa, pero aún no he encontrado nada remotamente parecido en mi biblioteca. Estaba pensando en probar con el Castillo Black-.

-No intentes distraerme con libros, ¿por qué no te deshaces de él y ya está?-. Preguntó, molesto. Orión lo entendía, de verdad, pero no necesitaba que Abraxas se aferrara a esto. Era una persona curiosa por naturaleza y haría cualquier cosa por resolver un misterio.

-Es un ser vivo que me interesa mantener así-. Vio que el cuerpo de Abraxas se tensaba, fijo en su sitio.

-Joder-.

-Sí, exactamente-.

-¿Necesitas ayuda?- Dijo. Orion gimió.

-Tal vez, todavía no. No depende de mí si te digo más o no-. Dijo. No rechazaría la oferta de Abraxas, era uno de los mejores aritmólogos del mundo y a menudo le había pedido ayuda para crear rituales y círculos rúnicos.

-Aun así, ese tipo de información... Eres bienvenido a la biblioteca siempre que no te metas con las cosas de la Familia, ya lo sabes-.

-Gracias-.

-Muy bien, ahora vamos a volver y vencer a esos idiotas, ¿de acuerdo?- Dijo, sonriendo firmemente en su lugar, colocando su brazo sobre sus hombros. -No podemos dejar que piensen que te estás volviendo malo en eso-.

-Desearás que esas palabras no hubieran salido de tu boca-. Empujó a su amigo a un lado, riendo entre dientes.

Ahora se sentía más ligero, no se había dado cuenta de lo mucho que le estaba afectando guardar semejante secreto.

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Había visto un cartel en el escaparate en el que ponía "se ofrece empleo" en letras grandes y multicolores. Muy llamativo para un simple callejón lateral del Callejón Celestial, pero había decidido probar. Hasta el momento había entrado en otras cinco tiendas, pero ninguna se ajustaba a sus necesidades. Tres de ellas habían estado buscando gente para trabajar a tiempo completo, y las otras dos tenían turnos que necesitaban cubrir por las mañanas. Orión se había esforzado en escribirle un horario con la mayoría de las tardes libres y él había intentado seguirlo lo mejor posible, por lo que hacerle cambiarlo ahora le hacía sentirse como un mocoso desagradecido.

Parecía que éste era una mezcla entre cafetería y librería o biblioteca y se preguntó si en su época aún habría estado aquí. A Hermione le habría encantado, lo sabía. Estaba como dividida en dos niveles donde el primer piso estaba lleno de mesas, con algunas cabinas más privadas en la pared izquierda y después de una corta escalera había un espacio con un montón de librerías, mesas y una pequeña zona para niños también. Había un mostrador en ambos niveles, por lo que Harry pensó que también vendían libros, no sólo permitían leerlos. Todo estaba hecho en diferentes tonos de madera clara y oscura, así como decoraciones en rojo y morado oscuro, que hacían que todo el lugar pareciera muy abierto y acogedor.

Llegó al mostrador. Y esperó a que uno de los camareros estuviera libre. No había mucha gente, así que no tuvo que esperar mucho.

-Hola, ¿en qué puedo ayudarle hoy?- Dijo la mujer que le atendió. Tenía el pelo rojo oscuro y la piel ligeramente más oscura que la suya. Iba vestida con un uniforme negro y rojo con el logotipo de la tienda sobre el pecho y un delantal alrededor de la cintura con pocos bolsillos.

-Quería preguntarle si podría trabajar aquí. Busco un trabajo a tiempo parcial-.

-¡Qué bien! No hemos tenido muchos solicitantes. ¿Es tu primera vez aquí?- Asintió, sorprendido por su entusiasmo. Ella salió de detrás del mostrador. -¡Ven conmigo! Buscamos gente para trabajar en la librería. Los horarios también son bastante flexibles, pero Murray, el hombre que trabajaba aquí, tuvo que marcharse por algún asunto familiar que no explicó muy bien. Aquí estamos. Adelante-.

Él la siguió, aturdido por la avalancha de información que acababa de recibir. Ella le hizo sentarse en una de las sillas frente a la mesa del despacho y empezó a buscar algo en uno de los cajones.

-¡Ajá!- dijo con una sonrisa brillante, dándole los pergaminos. -Vale, me llamo Marta McAllister, todo esto pertenece a mi primo Carl y suele entrar y salir mucho de aquí-.

-Es un placer señora, soy Hadrian Evans. Aunque todavía no sé de qué va el trabajo. Estoy estudiando para mi O.W.L.s así que ahora mismo sólo puedo hacerlo a tiempo parcial-.

-No pasa nada, siempre que nos avises si no puedes venir y nos digas cuándo son tus exámenes. Ya estábamos pensando en contratar a más de una persona, para no quedarnos cortos de personal la próxima vez que alguien se levante y se vaya, ¿sabes? Así que mientras nos avises con tiempo te cambiamos el turno. Si aceptas el trabajo-.

-¿Dijiste que era para la parte de la librería?- Dijo, queriendo saber de qué se trataba el trabajo antes de aceptar nada.

-Correcto. Tendrías que hacer unas cuantas cosas. Catalogar libros, ventas, alquilar y volver a poner en su sitio los libros devueltos, asegurarte de que todo está en su sitio y no se estropea nada, ayudar a los clientes. Hay algunas normas, pero eso es todo. Tenemos un chico que lleva la contabilidad y los impuestos se hacen directamente, ya que así es más fácil. Todo está en lo que acabo de darte, así que será mejor que lo leas un par de veces antes de intentar solicitar el trabajo-.

-¿No tendría que ayudar con la cafetería?-.

-Oh no, no queremos que los libros se estropeen o se ensucien, así que nadie puede comer o beber cerca de un libro que no haya comprado, eso incluye al personal que gestiona la cafetería. La librería también puede utilizarse como una especie de biblioteca, a diez sickles la hora, el alquiler de un libro depende del libro y es sólo por dos semanas. Ése es el tipo de cosas que hay que aprender-.

-Vale, ¿puedo llevarme esto a casa hoy?-.

-Claro, es sólo una copia-. Dijo ella, y luego volvió a sonreírle. -No hay prisa, pero ven a decírnoslo si al final decides que no vas a aceptar el trabajo para que no contemos contigo-.

-Gracias, y lo haré-.

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-¿Qué estás haciendo?-.

Si Orión era sincero, había echado de menos al adolescente. Pero no lo era, así que se contentó con intentar averiguar por qué Hadrian estaba sentado en el suelo rodeado de pergaminos, con una pluma en la oreja y una taza flotando a su alrededor mientras leía.

-He encontrado un sitio en el que me gustaría trabajar, pero me han dicho que eche un vistazo a todo esto antes de solicitarlo. ¿Puedes ayudarme?- ¿Y cómo se suponía que Orión iba a decir que no, cuando Hadrian lo miraba a través de sus pestañas y le preguntaba como si estuviera avergonzado? El adolescente lo estaba ablandando.

Suspiró, quitándose el abrigo y la bata, dejándolos sobre una silla y arremangándose. Se alegró de haberse puesto hoy camisa y pantalones, odiaba ir demasiado vestido cuando trabajaba con pergaminos, le hacía sentirse sofocado e incómodo. Se sentó junto a la adolescente.

-¿Qué necesitas que te explique?-.

-Las condiciones, sobre todo, y cómo sé que la paga es buena. Además, ¿cuántos días libres pagados puedo pedir sin que parezca que no quiero trabajar?-.

-¿Cómo son las condiciones del trabajo a tiempo parcial? Has dicho que estás a mitad de curso, ¿no?-.

-Sí. Me dijeron que siempre que les avisara con antelación de las fechas se adaptarían a mí. Lo mismo si alguna vez necesito estudiar más. Van a contratar a más de una persona para el trabajo y haremos turnos-. Asintió, tarareando.

Se quedaron así, Orión explicando cada vez que Hadrian no entendía algo del papeleo legal y Hadrian tomando notas de todo. Orión había pensado que Hadrian desistiría de su idea de conseguir un trabajo, pero, al parecer, estaba decidido a seguir adelante. Para cuando llegó la hora de cenar, Hadrian tenía toda una pila de notas. Orión estaba impresionado.

-Mañana te abriremos una cuenta básica en Gringotts-. Dijo mientras esperaba a que Hadrian terminara de cocinar. Orión podía jurar que cada vez se le daba mejor aunque ya se le había dado muy bien.

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-¿Qué harás en Samhain?- preguntó. Hacía poco que habían repasado las fiestas de los magos -(en su futuro apenas había podido encontrar retazos de información sobre ellas, así que fue una revelación ver a Orión tan entusiasmado con ellas)- y ahora sentía curiosidad.

-Las pasaré en el Castillo Black, por supuesto. Samhain y Yule son las dos fiestas a las que acude toda mi familia, incluso las ramas. Claro que a veces es imposible asistir, pero es tradición ya que el Castillo Black es una de las propiedades más antiguas que poseemos y la Magia de la Familia Black está asentada allí-.

-No, ya lo sé. Sinceramente, con lo mucho que hablas de ellos me extrañaría que te lo perdieras. No, quiero decir que sí. Repasamos la importancia de las celebraciones y por qué. Todo el trasfondo y las tradiciones, pero ¿qué vas a hacer? Dudo que sea una reunión normal-.

-Oh, a veces olvido que no vas a encontrar ese tipo de conocimientos en los libros-. Harry se encogió de hombros, sin inmutarse. -Bueno, en su mayor parte es una reunión familiar normal. Pasamos tiempo juntos por la tarde y cenamos juntos. Después de cenar encendemos una hoguera, que tiene que durar hasta el amanecer, y quemamos ofrendas -(comida, sobre todo, para los dioses)- y enviamos bendiciones a los miembros de nuestra familia que han fallecido. Luego está el ritual de Samhain. Al ser tantos, solemos hacer grupos de siete con nuestros familiares más cercanos. Uno de cada grupo dirigirá el ritual y dibujará tanto el círculo rúnico en la tierra como las runas en la frente de cada participante para su protección y conexión-.

Orión dio un sorbo a su taza, tenía la mirada perdida, como si estuviera rememorando algo, y una pequeña sonrisa en el rostro.

-Luego meditamos, normalmente las runas funcionan como un camino. Como Samhain es el día en que el velo de la Muerte es más delgado, nos permite mezclarnos con parientes fallecidos hace mucho tiempo, que es otra razón por la que hacemos esto en el castillo, allí hay una conexión más fuerte a través de nuestra magia-. Orión lo miró, con sus ojos grises plateados brillando. -Siempre es un momento emotivo para la familia, más aún si es un año en el que ha muerto alguno de los nuestros, nos permite un cierre que de otro modo no habríamos tenido. Es... no puedo explicarlo con palabras, es una de esas cosas que tienes que experimentar por ti mismo-.

-Vale, gracias por contármelo-. Dijo.

Estaba abrumado por la cantidad de emoción que el hombre había mostrado. Claro, Orión bromeaba, sonreía y usaba el sarcasmo y a menudo se reía, se enfadaba y tenía un carácter del demonio -(siempre recordaría la primera vez que había derretido un caldero por accidente, Orión le había llamado todas las palabrotas del vocabulario inglés)-, pero la emoción real era difícil de ver.

Orión le parecía aún más guapo así, suelto y relajado después de un largo día. Lo cual era un problema para sus malditas hormonas adolescentes. Se preguntó si Orión sabía cómo se veía en este momento.

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