The Missing parts of History [Traducción]

Harry Potter - J. K. Rowling
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The Missing parts of History [Traducción]
Summary
En retrospectiva, Harry podía admitir que tocar cosas al azar en Grimmauld Place no había sido una buena idea. Sin embargo, era un poco tarde para eso.Varado en el tiempo, sin camino de regreso a casa, Harry tuvo que aprender a hacer frente a su vida mientras vivía en los años 50.Por extraño que parezca, Orion Black no se parecía en nada a lo que esperaba. Abraxas Malfoy tampoco. O sus amigos, en su mayor parte.Honestamente, tratar de mantenerse al día fue agotador.
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Living Arrangements

16/8/1953                        


-No me has comprado un apartamento-. Afirmó, lívido. ¿Cómo demonios iba a pagar esto? Black, por supuesto, se burló. Lo miró, fulminándolo con la mirada.

-Por supuesto que no. Lo compré para mí, sólo serás tú quien lo use por el momento-.

Se quedó boquiabierto. ¿Estaba escuchando sus propias palabras? ¡¿No acababa de mudarse a Grimmauld Place?! Se obligó a respirar. No sabía cuántas veces Black había hecho algo así en la semana y media que llevaba conociéndolo.

No podía creer que esta fuera su realidad, ¡¿cómo o cuándo había sucedido?! Tal vez había comenzado cuando habían ido a Gringotts, nueva historia de fondo en su lugar y listo para ser utilizado. Black había pedido ver a su gestor de cuentas después de saludar a uno de los cajeros y, tras llegar por fin a la oficina, procedió a pedir que le redactaran una cantidad absurda de papeleo legal.

-¿Cuándo necesitaré siquiera un pasaporte? ¡Yo no viajo! Cuesta cincuenta galeones-.

-¿Y? Nunca se sabe. No me acusarán de hacer un mal trabajo. Ahora firma esto con tu nuevo nombre-. Respondió el hombre mayor, dándole a la fuerza una pluma de sangre y moviéndole el brazo cuando Harry no lo hizo por sí mismo. Firmó, su nuevo nombre era Hadrian Antioch Evans, un mestizo criado por sus parientes muggles tras la prematura muerte de sus dos padres. Black había insistido en que mantuviera su historia original con mínimos ajustes para que no se equivocara. -Bien, recuérdame que te enseñe cómo sostener realmente una pluma. Y cómo escribir con ella, tu letra es de gallina. ¿Qué eres, un plebeyo?-.

-¡No hay nada malo en mi forma de escribir!- Dijo, ofendido. Le había costado siglos llegar al nivel en el que estaba. Al menos ahora podía leer lo que escribía.

-Claro que no-. Dijo Black, distraído. Fumaba en silencio. -Ahora esto. Es un formulario en el que aceptas ser apadrinado por mí hasta que apruebes tus N.E.W.T.s. Así nadie nos cuestionará si nos ven pasar mucho tiempo juntos-.

-¿Por qué necesitamos eso? No planeo que me vean en absoluto. No debería estar aquí-.

-Ningún plan dura más allá de la primera vez que se pone en marcha. Una docena de personas ya deben haberte visto viniendo aquí conmigo-. Sintió que se ruborizaba. Black sonrió satisfecho y le dio otro largo pergamino. -Esto jura que todo lo que le hemos dicho al duende es la verdad, y al mismo tiempo es un voto de secreto. Nada de lo especificado en él será repetido a nadie que no sea de los conocidos-.

Volvió a firmar. Le picaba la mano.

O tal vez había sido la ridícula compra a la que le había obligado Black, aunque no hubiera tenido la opción de negarse. Lo habían hecho unos días después de Gringotts porque sentía que la cabeza le iba a explotar de todo lo que estaba pasando y que no podía parar ni controlar.

-¡No necesito tanta ropa!-.

-Claro que la necesitas. No hemos tenido ya esta conversación?-. Dijo Black. -Y yo que pensaba que aprendías rápido-.

Se burló del tono del Heredero Black.

-Ni siquiera llevo túnica. ¿Por qué iba a necesitarlas?-.

-Porque eres un mago y a veces es necesario pasar desapercibido y actuar como tal. No es que te obligue a llevarlas en tu vida diaria-.

-Eso es una estupidez-.

-Lenguaje-. Dijo Black, enviándole un hechizo punzante que apenas pudo esquivar. -Dije que los necesitas. Yo soy el que paga. Los estamos comprando, y esto llevaría mucho menos tiempo si dejaras de quejarte y empezaras a probártelos-.

Contuvo sus ganas de gritar. No valía la pena, canturreó en la intimidad de su mente.

O tal vez sólo estaba nervioso. Después de todo, Black no había aparecido ayer en Grimmauld Place con un par de gafas redondas de montura dorada y le había dicho que se las probara, y sólo después de hacerlo le habían dicho que ya estaban ajustadas a la graduación que tuviera. Y no fue hasta más tarde que había descubierto los encantamientos de autolimpieza, antinvocacion, repelente al agua y visión nocturna que llevaban. Claro que no lo había hecho.

Pero no, lo había hecho porque era un ricachón que, de alguna manera, había olvidado aprender el significado de la palabra moderación. Un día le rompería la cabeza de frustración. ¡¿No veía el hombre que no tenía suficiente dinero para devolvérselo?!.

Y ahora, de pie en el apartamento vacío de dos dormitorios, sólo quería gritar. Sí, Black era algo amable, y sí, le debía mucho al hombre, pero ¿podría matarlo de una vez? Sólo un poco, ni siquiera todo el camino al infierno, de verdad.

-De acuerdo-. Dijo, inhalando y exhalando, tan profundamente como físicamente podía. -De acuerdo. ¿Por qué un apartamento, entonces? Tienes Grimmauld Place y, aunque entiendo que los Inefables esperen que te responsabilices de mí durante un tiempo, no era necesario que me buscaras otro lugar-.

-Me encuentro reacio a involucrar a mi familia. Ya hemos hecho todo lo posible para mantener tu apariencia e identidad en secreto. Que te quedes en Grimmauld Place en esas condiciones es un riesgo que no estaba dispuesto a correr-.

-Así que compraste un apartamento-.

-Sí-. Black miró a su alrededor. No había mucho que mirar en ese momento. -En realidad no, Todavía no está listo, como no sabía si este era apropiado para nuestras necesidades, le pedí al dueño que me permitiera mostrártelo primero-.

Parpadeó sin saber qué decir. El apartamento era bastante grande, aunque sospechaba que todas las habitaciones se habían ampliado mágicamente por dentro. El salón, el comedor y la cocina eran todo uno y le gustó bastante el diseño. Había dos habitaciones que hacían las veces de dormitorios, una de ellas con vestidor y baño privado, un aseo separado con ducha y un laboratorio de pociones de tamaño razonable. Suspiró.

-Si no me inclino y lo acepto buscarás uno más grande, ¿no?-. Black le sonrió. No sabía que una sonrisa podía ser tan intimidante. -De acuerdo-.

-Bien, pasaré por la tienda de muebles y les diré que seguiré adelante con el pedido que hice ayer, entonces. Además, firma aquí-.

Black le dio unos pergaminos y una pluma que había sacado de su capa. Harry firmó sin mirarlos realmente con una mueca. Claro que Black ya estaba preparado. Black se los devolvió, asintiendo para sí y guardándose los pergaminos en el bolsillo una vez más.

-Eres imposible-. Black le sonrió satisfecho, el brillo de sus ojos grises dejaba claro que la situación le parecía divertida.

-Y por fin estás aprendiendo a no discutir conmigo. Impresionante-.

-Prat-. Black frunció el ceño.

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-Deberías ir a la Casa del Pueblo y empezar a empaquetar tus cosas mientras yo hago algunos recados. Todo debería estar listo para mañana y podré empezar con las guardias aquí-.

-Bien. Por cierto, eres ridículo-. Dijo Hadrian, saliendo por la puerta.

A Orión le divertía cómo el chico intentaba rechazar todo lo que Orión intentaba conseguirle y luego iba y lo trataba como si fuera el tesoro más preciado del mundo. Cada pieza de ropa había sido lavada y doblada a la perfección antes de ser guardada en sus lugares apropiados. El material de escritura perfectamente ordenado en su escritorio, los libros organizados por temas y alfabéticamente, ni un solo rasguño en ninguno de ellos a pesar de que ya le había visto leyéndolos. Era entrañable aunque él no lo entendiera. Seguro que Hadrian comprendía que Orión tenía dinero suficiente para comprar cientos de miles de ejemplares de aquellos libros. ¿Suficiente para renovar su guardarropa cada vez que crecía un centímetro? (Lo que probablemente ocurriría, los amuletos de cambio de tamaño sólo servían hasta cierto punto y Hadrian era bajo, más de dos cabezas más bajo que él. No estaba seguro de si eso era normal, seguramente él no era tan bajo cuando tenía 15 años).

Sinceramente, ni siquiera el apartamento era todo lo que podía darle. Orion trataba cada una de sus responsabilidades con el máximo cuidado. Lo contrario sería una mancha en él como Heredero de una Casa Muy Antigua y Noble. Y ayudar a Hadrian a establecerse bien en su mundo podría ser una de las mayores responsabilidades que se le habían dado. Como si fuera a hacer su trabajo a medias. Se burló, saliendo del apartamento.

El nuevo lugar estaba situado en medio del Callejón Celestial, y aunque no era el mejor edificio de los alrededores, no era nada de lo que burlarse. Cualquiera que fuera visto salir de un edificio así con regularidad sería reconocido como importante por los establecimientos de los alrededores del Callejón, lo que aseguraría, con el tiempo, que Hadrian fuera tratado amistosamente por cualquiera que conociera con un mínimo esfuerzo por su parte, mientras que al mismo tiempo no sería adulado como lo eran algunas de las personas que vivían en los edificios más caros. A Hadrian le disgustaban, y mucho, hasta el punto de que Orion no podía entenderlo, ese tipo de cosas. Sin embargo, podía respetarlo.

Pasó primero por Gringotts, donde los duendes hicieron un rápido trabajo con los últimos trozos de pergamino y enviaron una copia a sus oficinas en el Ministerio para que la archivaran. Su visita a la tienda fue breve y discreta, ya que no quería que El Profeta volviera a especular sobre él, por no hablar del Semanario de la Bruja, y se aseguró de pasar por las Oficinas de Instalación de Floo justo después. Se le había olvidado. No importaba, estaba arreglado en cuanto lo recordó.

Tarareando, entró a continuación en una librería. Aún tenían que determinar cómo avanzarían los estudios de Hadrian y, con suerte, algunos de los libros le interesarían lo suficiente como para poder colarse en un par de asignaturas más. Se alegró de que al chico no pareciera importarle pasar largos ratos leyendo, aunque era bastante activo y salía por su cuenta igualmente.

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