Traducción: "Code Name L" de GallaPlacidia

Harry Potter - J. K. Rowling
M/M
G
Traducción: "Code Name L" de GallaPlacidia
Summary
Los aprendices en el Departamento de Misterios se mantienen bajo un hechizo de identidad oculta durante dos años. Harry ni siquiera sabe de quién se ha estado enamorando todo este tiempo. Está nervioso por La Revelación, pero en realidad, ¿Qué es lo peor que podría pasar?Con Draco Malfoy dañado, Harry Potter dañado, todos dañados. Además, ¡Espías e Intrigas!
Note
IMPORTANTE: La presente es una traducción del fanfic de GallaPlacidia “CODE NAME L” . Quien ha eliminado su cuenta en esta plataforma, así como todos sus fanfics, como una fan que ama su trabajo he decidido traducir sus fanfics al español para que sus fans de habla hispana podamos seguir disfrutando su trabajo. Nota de GallaPlacidia en la versión original: Me inspiré para escribir esto en parte por la estructuración del Departamento de Misterios en You, A Violent Desire de de Alpha_Exodus, así que, si te gusta ese aspecto de este fic, ¡Ve a leerlo! Es genialEste es un regalo para Tepre. ¿Le gustará? No sé. Vamos a averiguar.¡Únanse a mi boletín de newsletter.gallapod.com! Notas de la traductora: Enlaces de contacto a Gallaplacidia: Gallapod.podbean Y newsletter.gallapod Fanfics de Gallaplacidia Descargados La Portadautilizada en esta historia es una edición hecha por mí, utilizando una variedad de imágenes de internet. LA UTILIZACIÓN DE CADA IMAGEN ES SIN FINES DE LUCRO.
All Chapters Forward

CAPÍTULO 15

«——————————»

CAPÍTULO 15

«——————————»

 

Harry se sentó de golpe.

 

   —¡Quítate! —escuchó gritar a Draco— ¡Déjame ir!

 

Desde la cocina, escuchó los inconfundibles sonidos de una pelea.

 

Se había puesto la ropa sin darse cuenta de lo que recogía. Estaba corriendo por las escaleras.

 

   —¡Harry! —gritó Draco— ¡Ayuda!

 

   —¡Ya voy!

 

Harry irrumpió en la cocina y vio… lo que parecía ser la mitad del Departamento de Misterios, incluidos Hermione y el Jefe. La chimenea de Harry había volado en pedazos por la fuerza con la que habían atravesado las protecciones, y Draco estaba atado con cuerdas y tirado al suelo.

 

   —¿Qué están haciendo? —dijo Harry, apresurándose a arrodillarse a su lado. Hermione dio un paso adelante fuera de la multitud. Levantó a Harry para que se pusiera de pie.

 

   —Te ha estado mintiendo —dijo.

 

   —¿Qué?

 

   —Es un espía de los Knutter.

 

   —¡No lo soy! —dijo Draco.

 

   —Eso es conveniente, ¿No? —dijo Harry, a los Inefables reunidos— ¿Ustedes querían que muriera en una misión, y ahora han encontrado una razón para arrojarlo a Azkaban?

 

   —Harry, yo también quería creer en él —dijo Hermione con seriedad.

 

   —No es verdad —dijo Draco— ¡Te juro que no es verdad!

 

   —¡Cierra la boca! —dijo el Jefe.

 

Hermione miraba a Harry con una expresión de inquietante simpatía.

 

   —¿Ha estado en tu estudio, Harry? ¿Hubo algún momento en que podría haber mirado los archivos de tus casos?

 

   —Él estaba… estaba ayudando a organizarlos —dijo Harry, sintiendo de repente como si sus piernas estuvieran hechas de algodón.

 

   —Los Knutters han recibido advertencias sobre cada redada que hemos realizado en los últimos tres días. Ocho Inefables han sido asesinados.

 

   —¿Draco? —preguntó Harry— ¿Tú… sabes algo sobre eso?

 

Los ojos de Draco estaban rojos, su rostro contorsionado de modo que los dientes faltantes eran aún más obvios.

 

   —Yo solo… solo le dije a Goyle —dijo.

 

Harry lo miró fijamente.

 

   —Pero esa fue solo una redada, en una de las casas seguras, no tengo idea de cómo pudieron haber advertido sobre las otras redadas, Harry, no le dije nada de eso, lo juro…

 

   —Tú… ¿Filtraste información de mis archivos de casos?

 

Draco parecía salvaje.

 

   —Podrían haberlo matado, Harry, es el único amigo que me queda…

 

   —Cállate, Draco —dijo Hermione, con bastante delicadeza— No deberías decir más sin un abogado. Solo te meterás en más problemas.

 

Harry estaba tan aturdido que tenía problemas para pasar de un pensamiento a otro.

 

   —Pero no lo hizo, no estaba espiando —dijo— Usted lo escuchó, no contó sobre las redadas; ¡Ese debe haber sido alguien más!

 

   —No estaba espiando —dijo Draco, que no había quitado los ojos de Harry desde que entró en la habitación— ¡Harry!, ¡Dios!, ¡por favor, créeme!

 

   —Cállate —dijo el Jefe, y lanzó un hechizo silenciador a Draco— Lo llevaremos para interrogarlo ahora, Potter. Discutiremos su falta en el protocolo de seguridad en una fecha posterior.

 

   —Pero… —comenzó Harry, mirando a Draco. Varios Inefables corpulentos lo estaban levantado, y Harry recordó horriblemente a Barty Crouch Jr., rogándole a su padre que lo salvara… pero Barty Crouch Jr. Había sido culpable…

 

“No me mientas de nuevo”, había dicho Harry.

 

“No puedo prometer eso”, había respondido Draco.

 

   —Pero Draco no haría eso —dijo ahora— Draco no traicionaría…

 

A mí, quiso decir. Y estaba casi seguro, casi 100% seguro…

 

   —Harry, nadie más tenía acceso a los archivos de los casos y un motivo —dijo Hermione, mientras arrastraban a Draco hacia el piso demolido. Todavía solo tenía ojos para Harry, grandes, salvajes, suplicantes ojos grises. Su cabello estaba todo despeinado por el sexo. Harry lo había besado en esta misma cocina hace menos de una hora.

 

   —Él no lo hubiera hecho —dijo Harry. Hermione y el Jefe intercambiaron miradas y Hermione asintió.

 

   —Está bien, Harry, me quedaré para informarte —dijo.

 

Los Inefables que arrastraban a Draco habían llegado a las ruinas de la chimenea de Harry.

 

   —Espera —dijo Harry— ¿A dónde lo llevan?

 

   —Para interrogarlo —dijo el Jefe, sombríamente.

 

   —Él necesita un abogado —dijo Harry.

 

   —Se le proporcionará uno —dijo el Jefe.

 

“Harry”, articuló Draco, y Harry de repente supo que su duda no importaba. No estaba completamente seguro de que Draco fuera inocente, pero estaba completamente seguro de que Draco lo necesitaba.

 

Harry se llevó la mano izquierda al pecho y formó con el pulgar y el índice una letra L. Los ojos de Draco se apartaron del rostro de Harry para captar el movimiento. En el momento en que entendió lo que Harry estaba haciendo, dejó de luchar contra sus captores. En el último vistazo que Harry tuvo de él antes de que fuera llevado para ser interrogado, le lanzó a Harry una mirada de gratitud tan desenfrenada que a Harry se le revolvió el estómago.

 

Un momento después, Draco y todos los Inefables se habían ido. Harry y Hermione estaban solos en su cocina.

 

Harry miró inexpresivamente a su chimenea. Hermione comenzó a reparar todo lo que se había roto. Cuando terminó, puso la tetera al fuego; sacó las tazas. Se detuvo sorprendida cuando abrió el armario del té.

 

   —Oh, finalmente lo organizaste —dijo.

 

   —Draco lo hizo —dijo Harry, y miró a su alrededor como si se estuviera despertando— Él no es un espía, Hermione.

 

   —Por supuesto que lo es —dijo Hermione, en un tono práctico— La pregunta es, ¿Es un agente doble? Ha estado espiando a los Knutter durante años, y parece haber sido muy bueno en eso. ¿De verdad crees que no pudo haberte engañado?

 

   —No le agradaban los Knutters. ¿Por qué querría ayudarlos?

 

Hermione vertió agua hirviendo en las tazas. Harry se sentó en la mesa de la cocina.

 

   —¿Lealtad? —ella dijo— No es como si el Ministerio lo hubiera tratado muy justamente. Honestamente, ni siquiera lo culparía por querer socavar a los Inefables.

 

   —Se sentía miserable trabajando con los Knutters. No lo viste en ese almacén. Era como si ni siquiera fuera él.

 

   —Escucha, Harry, yo tampoco quería creerlo. Los Knutters son tan parecidos a los Mortífagos, y realmente pensé que había cambiado…

 

   —¡Lo hizo!

 

Hermione lo miró con pena.

 

   —Ay, Harry…

 

   —Ha cambiado. Hermione. No lo conoces.

 

   —¿Y tú?

 

Harry vaciló.

 

   —Es… es muy común que los espías se acuesten con las personas a las que están espiando —dijo Hermione, lentamente, como si no quisiera decirlo— Sabes que es cierto.

 

Harry negó con la cabeza.

 

   —Eso no es lo que era, Hermione. Empezó en el entrenamiento. Él no sabía quién era yo.

 

   —Es posible que lo supiera, Harry. No sabemos cuánto tiempo ha estado obteniendo información por encima de su autorización de seguridad.

 

   —No —dijo Harry— No, él me ama.

 

Hermione todavía tenía esa horrible mirada de lástima. Lejos de convencerlo, le hizo pensar en otra razón para confiar en Draco.

 

   —Admitió haberle dicho a Goyle sobre una redada. Si realmente fuera el espía, lo habría negado todo.

 

   —Tal vez —dijo Hermione— O tal vez pensó que sería más convincente…

 

Pero Harry estaba recordando los ojos salvajes y suplicantes de Draco, la forma en que había dicho «“¡Harry!, ¡Dios!, ¡por favor, créeme!”».

 

   —No —dijo, con más confianza— No creo que Draco estuviera espiando a los Inefables. Si lo hiciera, no me habría suplicado que creyera que no lo hizo.

 

   —Harry…

 

   —Los Inefables le tienden una trampa. ¡Tiene sentido! ¡Sabíamos que algo así podría pasar!

 

Él estaba de pie. No estaba seguro de cuándo se había puesto de pie, o qué iba a hacer a continuación; tenía una vaga idea de que debería asaltar el Ministerio de Magia y liberar a Draco como una damisela en apuros. Hermione pareció presentir eso.

 

   —Harry. Detente. No puedes sacarlo del Ministerio.

 

   —¿Me crees?

 

   —Yo… yo creo que le crees —dijo Hermione. Estaba pálida y se mordía nerviosamente el labio— Y quiero creerte, lo hago, pero piensa en lo que estás diciendo. Tenía acceso a toda la información sobre los próximos allanamientos. Tenía razones para odiar el Ministerio. Tenía amigos en los Knutters a quienes les darían El Beso si los atrapaban. ¿No puedes ver cómo se ve?

 

   —Hay algo más —dijo Harry, caminando de un lado a otro— ¿Por qué me dieron todos esos archivos de casos de alto secreto? Todavía estoy en formación. ¿Qué pasa si quienquiera que sea el espía me los dio para que pudieran incriminar a Draco?

 

   —Harry. Quiero creerte, pero tienes que intentar convencerme.

 

Harry detuvo su paseo.

 

   —No sé qué decirte. Confió en él. Si me dijo que no lo hizo, le creo. Él me ama.

 

Hermione se movió infelizmente de un pie al otro.

 

   —Sí, pero…

 

   —Te preocupa que solo estuviera fingiendo.

 

   —Es… es una posibilidad. ¡probablemente te ame! Y si lo hace, Harry, y si realmente no te miente, haré todo lo que esté a mi alcance para asegurarme de que quede libre. Lo prometo. Pero tengo que comprobarlo. Es como…

 

   —Con Sirius —terminó Harry.

 

Hermione asintió.

 

Harry se hundió en una silla.

 

   —Entonces, qué, vas a ir a su celda de detención y preguntarle: “Oye, Malfoy, ¿Has estado engañando a alguien en una relación falsa últimamente?”

 

   —Tengo una idea. Tendré que pedirte prestada tu capa para poder hablar con él a solas.

 

Harry suspiró y puso su cabeza entre sus manos.

 

   —Sí. Por supuesto. Pero hazlo rápido. Quiero encontrar a los bastardos que están tratando de incriminarlo.

 

Hermione lo miró ansiosa, pero no dijo nada. Ella se fue poco después, armada con su capa de invisibilidad.

 


 

Harry se duchó. Se quedó mirando su cama deshecha por un momento. Se vistió. Hizo una nueva taza de té y se la bebió. Deseaba que Timothy volviera temprano a casa para almorzar. Deseaba que Draco estuviera en su cama. Deseaba estar dondequiera que estuviera Draco.

 

Hermione entró por el flu.

 

   —¿Cómo te fue…?

 

   —Tenías razón —dijo Hermione. Parecía un poco conmocionada— Él realmente te ama.

 

Harry no pudo evitar sonreír.

 

   —¿Sí?

 

Fueron a la sala de estar. Hermione se detuvo junto a un sillón, con las manos apoyadas en el respaldo, el rostro blanco y contraído.

 

   —Sí —dijo ella, como si no hubiera habido interrupción en su conversación— Él te quiere mucho. Y no creo que estuviera espiando al Ministerio.

 

   —¿Él está bien? ¿Cómo se veía? ¿Qué dijo él?

 

Hermione levantó los ojos para mirarlo. Parecía claramente culpable.

 

   —Espera —dijo Harry— ¿Qué le dijiste?

 

   —Yo… bueno, tenía que comprobarlo, Harry.

 

   —¿Y?

 

   —Bueno, le dije que los Inefables estaban buscando una excusa para despedirte. ¡No lo están! —dijo ella, viendo su expresión— Pero le dije que, si nos contaba sobre el tipo de protecciones que tenías en tu escritorio, su sentencia se reduciría. Reducirla significativamente.

 

   —Oh —dijo Harry.

 

Hermione miró sus manos.

 

   —Él no me decía nada. En realidad, se puso bastante… agresivo.

 

   —¿Agresivo?

 

   —Uh, personal —dijo Hermione— Él no era físicamente agresivo; estaba todo encadenado.

 

   —¿Encadenado?

 

   —Él está bien —dijo Hermione, apresuradamente— De todos modos, entonces le dije que te habías vuelto contra él.

 

   —¿Tú qué?

 

Es una técnica de interrogatorio perfectamente normal, Harry.

 

   —¿Le dijiste que estaba… qué, tratando de entregarlo?

 

   —Sí. Dije que nos habías dado pruebas de que era un espía —dijo Hermione. Se apartó el pelo de la cara con cansancio— Y él simplemente… se derrumbó.

 

Harry se cruzó de brazos, con fuerza, como si eso pudiera aliviar la sensación de hinchazón en su pecho.

 

   —¿Qué dijo él?

 

   —Todavía se negó a decirme nada sobre ti. En realidad, no dijo mucho después de eso.

 

   —¡Hermione! ¿Le dijiste que te lo habías inventado todo?

 

   —Espera, ten paciencia…

 

   —¡Hermione!

 

   —Harry. Tu tenías razón. Debe haber otro espía en los Inefables, y depende de ti y de mí atraparlo. ¿Cómo se supone que vas a hacer eso si tú y Draco están locamente profesando su amor el uno por el otro? ¡Pero si afirmas estar en su contra, tendrás la oportunidad de mirar a tu alrededor!

 

   —No puedo dejarlo pensar… —Harry trató de calmarse. No quería ser precipitado. La vida de Draco estaba en juego; seguramente obtendría El Beso si Harry y Hermione no podían probar que alguien más era responsable de las filtraciones.

 

   —Podría mantenerlo más seguro —dijo Hermione.

 

   —Pero también podría volverlo imprudente —dijo Harry. Se decidió— Me colaré esta noche, debajo de la capa.

 

Hermione parecía como si fuera a discutir más, pero no lo hizo.

 

   —No puedo creer lo que le está pasando —dijo, después de un momento— No puedo creer que alguien en el Departamento de Misterios sea tan corrupto.

 

   —Yo puedo —dijo Harry.

 

   —No es justo, pero más que eso, es estúpido. Es un excelente agente.

 

   —Sí, bueno, el prejuicio es estúpido —dijo Harry.

 

Hermione jugueteó con su cabello.

 

   —Lamentó no haberte creído de inmediato —dijo— Quería. No te puedes imaginar lo extraño que fue verlos a los dos juntos, durante el entrenamiento.

 

   —No había pensado en eso —dijo Harry.

 

   —Podía verlos a ambos, cuando ustedes no podían verse. Vi cómo se miraban el uno al otro. Desde el principio.

 

Harry y L se sintieron instantáneamente atraídos el uno por el otro. El primer día que Harry se mudó a su dormitorio, L llamó a su puerta y le preguntó si quería una taza de té. Comparado con los otros reclutas, había estado tranquilo, mesurado. Harry había estado calmado por su compañía. Su amistad se había encendido de inmediato, el tipo de amistad en la que se sentaban juntos en todas partes en todas las comidas, se emparejaban para los duelos y dejaban de tratar de entablar amistad con nadie más, porque se habían encontrado.

 

   —Pero todavía no me creíste —dijo Harry.

 

   —Solo quería estar segura —dijo Hermione.

 

   —¿Segura? —dijo Harry— No creo que alguna vez esté seguro de Draco.

.

.

.

...CONTINUARÁ...

Forward
Sign in to leave a review.