
CAPÍTULO 14
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CAPÍTULO 14
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Cuando Harry se despertó, se desanimó al descubrir que no había ninguna nota debajo de su puerta. Se vistió abatido, casi seguro de saber lo que significaba la ausencia.
Draco y Timothy estaban sentados uno al lado del otro en la mesa de la cocina. Draco dijo algo en voz baja que hizo reír a Timothy, y Timothy presionó su frente contra el hombro de Draco.
El estómago de Harry se revolvió.
—Buenos días —dijo. La risa de Timothy se adelgazo y se detuvo.
—Buenos días —dijo Draco.
Harry tomó su desayuno y se sentó a la mesa. Timothy apoyó la barbilla en los nudillos y miró entre Harry y Draco.
—¿Paso algo? —preguntó— Ambos se ven sombríos. ¿O es así como se sienten las mañanas, cuando eres viejo?
—Cuidado. El envejecimiento es más difícil para las personas que se enorgullecen de su juventud —dijo Draco.
—No paso nada —dijo Harry.
—Durmieron juntos —adivino Timothy.
—Timmy, cariño —dijo Draco— A nadie le gusta cuando haces eso. Lárgate.
—¿Hacer qué? No estoy haciendo nada.
—Eres puros problemas —dijo Draco— Ve a provocar a alguien más.
—Oh, está bien —dijo Timothy. Se levantó y miró a Draco— Harry está locamente enamorado de ti.
—Timothy —dijo Harry.
—Él era completamente miserable sin ti. Infeliz, eso es lo que era.
—¡Timothy!
—No, continua —dijo Draco— ¿Estaba languideciendo?
—¡Gimiendo! Como un perro pateado.
—En serio, ¿No pueden callarse? —intervino Harry.
—Lo has enfadado, Timmy.
—Unos cuantos de tus dulces besos lo pondrán en orden, querido Draco.
—¿Qué sabes tú de los dulces besos de Draco? —preguntó Harry.
—Nada —dijo Timothy— Le pedí uno hace un momento, y no accedió.
Draco sonrió en su taza.
—¿No vas a llegar tarde al trabajo? —Harry le preguntó a Timothy.
—¡Si! Me iré. Que tengan un hermoso día —cantó Timothy, y salió de la cocina. Harry miró tras él.
—Me agradaba más cuando estaba acobardado e inseguro —dijo.
—Todavía es inseguro —dijo Draco.
—¿De verdad trató de besarte?
Draco se rio y negó con la cabeza.
—Joder —dijo Harry.
Draco ya había terminado de comer. Retiró su plato.
—Sobre mi carta de anoche —comenzó Harry.
—Harry…
—Malfoy —dijo Harry, tan suave y cariñosamente como si estuviera diciendo cariño. La cabeza de Draco se levantó de golpe, sus ojos ligeramente entrecerrados.
—Nos odiamos —dijo.
—No seas ridículo —dijo Harry, poniéndose de pie y agarrando la muñeca de Draco. La mirada de Draco se posó en la mano de Harry.
—No confías en mi —dijo Draco— Nunca lo harás.
—Lo estoy intentando —dijo Harry, acercándose aún más. Draco inclinó su cabeza para que sus frentes se juntaran.
—Sé que lo haces —dijo en voz baja— Pero simplemente no tenemos sentido.
—Nosotros no —estuvo de acuerdo Harry— Sería mucho más fácil para nosotros amar a otras personas. Pero no quiero algo más fácil. Te quiero a ti.
Draco negó con la cabeza, su frente balanceándose contra la de Harry.
—Quieres a L —dijo.
—Te amo —dijo Harry, tomando la mandíbula de Draco en su mano— Me encanta el tiempo que te conocí. Me encanta cómo me haces sentir. Me encanta lo mucho que has madurado.
Draco respiró hondo.
—Tengo… un muy fuerte deseo de protegerte, Harry —dijo— Lo cual es ridículo. Porque obviamente puedes cuidarte. Pero yo… quiero cuidar de ti.
—Me encanta que me cuides —dijo Harry. Los labios de Draco descansaron brevemente en la comisura de su boca— Cuídame, Malfoy.
La risa tranquila de Draco golpeó la mejilla de Harry.
—Veo lo que estás haciendo, Potter.
—¿Qué estoy haciendo?
—Uniéndome.
—Permíteme —dijo Harry, y lo besó.
Era como volver a casa, esta vez. Harry empujó a Draco hasta que lo tuvo presionado contra el mostrador de la cocina.
Draco se separó.
—Te extrañe —dijo. Su expresión era cruda, su voz desenvainada; era como si finalmente volviera a ser él mismo.
—Dios, te extrañe tanto —dijo Harry, dejando besos donde podía alcanzar— Te extrañe como a mis padres.
Draco hizo un pequeño ruido.
—Sí —dijo— Yo también —envolvió sus brazos alrededor de Harry y lo a trajo con tanta fuerza contra su pecho que Harry sintió que todo tipo de miserias secretas y prolongas desaparecían.
—Te amo —dijo Harry— Por favor.
—Sí —dijo Draco— Yo me ocuparé de ti. Te amo.
—Vamos… quiero… subir las escaleras —dijo Harry.
—Sí —dijo Draco— Sí, Dios, sí…
Cayeron en su camino a la habitación de Harry, deteniéndose cada dos pasos para presionarse el uno contra el otro en un ferviente pánico de amor, ambos asegurándose mutuamente: “¿Vamos-A-Hacer-Esto?, ¿Verdad?”.
Y el sexo era diferente y el mismo; lento, duro, extenso y real. Era familiar y exultante. Se llamaron entre sí Potter y Malfoy, usando sus voces más suaves, y acabaron rápidamente, de manera anticlimática.
Mientras Harry lanzaba los hechizos de limpieza, vio que la mirada melancólica se desarrollaba como una película en los ojos de Draco.
—El sexo te pone triste —dijo Harry.
Draco pareció sorprendido.
—No, yo… —suspiró, y escondió su rostro en la almohada— Un poquito.
—¿Por qué? —preguntó Harry, pasando un dedo por la columna de Draco. Draco se acercó más.
—Me hace sentir un poco inútil —dijo— No es gran cosa.
—¿Por culpa de Croome?
—Por supuesto.
—No es solo eso, ¿Verdad?
—No, no es solo eso —dijo Draco. Harry tiró de él para sentarlo y apoyó la barbilla en la parte superior de la cabeza de Draco.
—No tenemos que tener sexo —dijo.
—No, lo sé —dijo Draco— Nunca lo sentí cuando lo hacíamos.
—¿Hay algo que ayude?
—Esto —dijo Draco, frotando su pulgar en el brazo de Harry donde estaba alrededor de sus hombros— Solo estoy malditamente necesitado, supongo.
Harry se rio.
—Bien —dijo— Me gustas así.
—Es un poco más fácil ahora que sabes quién soy —dijo Draco— Antes, me… me entristecía pensar en el contraste entre cómo me tratabas y el miedo que tenía de cómo me tratarías cuando supieras quien era, ya sabes. Yo.
—Resultó ser un miedo bastante justificado —dijo Harry.
—Sí —dijo Draco.
—Lo siento.
—Sinceramente, no sé si decir “Te perdono” o “Me lo merecía”.
—¿Me perdonas? —preguntó Harry.
Draco articuló distraídamente hacia la clavícula de Harry.
—No me golpees de nuevo —dijo.
—No lo haré —dijo Harry.
—Incluso si discutimos.
—Draco. No lo haré.
—Te das cuenta de que eso es lo que la gente siempre dice.
—¿Alguna vez Croome…?
—¡Oh Dios!, ¡No! —Draco se sentó— Escucha. Croome… obviamente, ahora que soy mayor, puedo ver que lo que me hizo fue una mierda. Pero también me acogió cuando nadie más lo haría… me enseño todo lo que sé sobre economía… fue al funeral de mi madre conmigo… no es tan simple.
—Él te usó —dijo Harry.
—Lo sé —dijo Draco— Me di cuenta de eso, eventualmente.
El estómago de Harry gruño en voz alta.
—Oh, querido —dijo Draco— No terminaste tu desayuno. Debes estar hambriento.
Draco comenzó a levantarse de la cama, pero Harry lo empujó hacia atrás.
—Sobreviviré. ¡Quédate!
—Tú quédate —dijo Draco, desenredándose y poniéndose un suéter y un par de joggers. Te traeré una bandeja,
—¿Una bandeja…?
—Desayuno en la cama. Dime que lo has tenido antes.
Harry se rio.
—Solo en el ala del hospital, después de mis desventuras anuales.
—Eso —dijo Draco, besándolo en la boca— No cuenta. Espera aquí.
—Draco Malfoy —dijo Harry, mientras Draco se dirigía a la puerta.
Draco se dio la vuelta.
—¿Si, Harry Potter?
—¿Serías mi novio?
Draco agachó la cabeza con una tímida sonrisa. Hizo que Harry quisiera saltar de la cama y besarlo.
—Mientras me tengas —dijo, antes de irse.
Harry se estiró, dejando que una lujosa sonrisa se extendiera por su rostro. Podía escuchar a Draco haciendo ruido en la cocina. El Sol entraba por la ventana en ricos rayos espolvoreados, bañando la habitación con una luz silenciosa. Draco le estaba preparando el desayuno en la cama. Draco era suyo, mientras Harry lo tuviera.
Sería difícil, Harry lo sabía. Tendrían que Hablar. Había demasiadas formas en las que se habían hecho daño mutuamente para que todo fuera fácil. Pero valió la pena, para desterrar la leve soledad que había plagado a Harry toda su vida.
Harry fue sacado de sus pensamientos por el sonido de una explosión en el piso de abajo, tan fuerte que su cama tembló.
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...CONTINUARÁ...