
CAPÍTULO 10
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CAPÍTULO 10
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La puerta del jardín se abrió y salió Draco. Harry no lo miró. Tenía la sensación supersticiosa de que, si lo miraba, Draco desaparecería.
Sintió, más de lo que vio, a Draco sentado en el otro extremo del banco.
—Acabo de tener una pequeña charla con nuestro buen amigo, Timmy —dijo Draco.
Harry no dijo nada.
—Dijo que estabas un poco molesto.
Harry subió las piernas al banco.
—Estoy bien, yo solo… —se arriesgó a mirar a Draco y se horrorizó al ver que estaba observando a Harry con ojos grises firmes, guapo, perfecto y distante— ¿Crees que lo lamento, al menos?
Draco inclinó la cabeza.
—Claro —dijo.
—… ¿Pero eso no es suficiente?
Draco apartó la mirada.
—Harry… algo que dijiste después de La Revelación…
—Literalmente, todo lo que dije fue una tontería.
Draco negó con la cabeza.
—No. Tú tenías razón. Te pregunté si pensabas que nunca debería ser perdonado, y dijiste que no deberías tener que perdonarme. Y eso es… más o menos correcto, creo.
—No —dijo Harry— No porque…
—No, en serio, fue un buen punto. Yo creo… bueno. La mayor parte del tiempo, creo que merezco volver a ser feliz. Algún día. Pero tú y tus amigos, y… Dios… mucha gente, tienen derecho a odiarme. Para el resto de mi vida. Y eso está bien. No me gusta, pero estoy bien con eso; es bastante justo.
—No te odio —dijo Harry.
Draco no pareció darse cuenta de que Harry había hablado.
—Cuando vi quién eras en La Revelación —continuó— Pensé que todavía podría funcionar, porque conocía un cierto lado de ti…
—Me conoces —dijo Harry— Tenías razón en eso. No importaba que fuera anónimo. Me conoces mejor que nadie.
Draco sonrió y negó con la cabeza.
—Una parte de ti —dijo— Que no debería haber sido capaz de ver. Es como…
Hizo una pausa, cruzó las manos en un gesto elegante y decidido, presionó los labios contra los nudillos.
—Es como si dejaras entrar algo tóxico debajo de tu armadura —dijo.
—¿De qué estás hablando? —preguntó Harry.
—Yo. Soy una cosa tóxica para ti. Siempre lo he sido.
—Eso es ridículo —dijo Harry— Me hiciste más feliz de lo que jamás recuerdo haber sido.
—Claro, bien, seguro —dijo Draco— También te dejé entrar debajo de mi armadura. Lo que supongo sugiere que, en alguna otra versión del mundo, nosotros… pero entonces, yo no sería yo, si no hubiera sido un mortí… y tú tampoco serías tú, si… entonces…
—Por favor, no uses una teoría filosófica de mierda sobre universos paralelos para romper conmigo —dijo Harry.
Draco levantó la mirada sorprendido.
—¿Romper? Harry, terminamos cuando me golpeaste.
Harry puso su cara entre sus manos.
—Lo sé. Mierda. Lo sé.
—Siempre hemos tenido una relación violenta. No quiero… creo que me confundió que entrara esa violencia en…
Él agitó su mano vagamente entre ellos.
—Sí, no quieres estar en una relación abusiva, lo entiendo —dijo Harry.
—No abusiva, exactamente, solo…
—No puedo decirte cuán rápidamente supe que lo había arruinado, Draco.
Draco se levantó. Harry lo observó atentamente mientras Draco se estiraba para tocar una hoja.
—Fue natural, creo —dijo Draco, después de un momento. Arrancó la hoja de la rama; pero se desgarró— Claramente hay partes de nosotros que son…
Sus dedos estaban completamente curados. Trituró la hoja hábilmente, con agilidad.
—… Compatibles —continuó— Pero tenías razón cuando dijiste que no te conocía. No sabía acerca de todas las partes de ti que estaban mal para mí, y tú no sabías acerca de las mías. Así que. Se acabó.
La luz del Sol se esparcía entre las hojas. Había una hormiga trepando afanosamente por los lados del banco. Harry lo observó, atónito.
—Pero te amo —dijo.
Draco se rio en voz baja.
—Yo también te amo, K —dijo— Ese no es el problema.
Harry se puso de pie. Tomó la muñeca de Draco, lo atrajo hacia sí, puso una mano en el suave cabello de Draco.
—Si estamos enamorados, ¿No podemos resolver todo lo demás? —preguntó.
Los ojos de Draco se posaron en los labios de Harry. Sacudió la cabeza.
—No es tan simple.
—¿Por qué no? —preguntó Harry.
—No quiero estar con alguien que solo ama partes de mí —dijo Draco.
—No solo amo partes de ti. Te amo.
Draco inclinó su rostro hacia adelante. Parecía estar haciéndolo a pesar de sí mismo.
Se besaron. Cuando sus labios se tocaron, Harry estaba listo para la angustia. Lo había estado sintiendo lentamente cada mañana, y si lo invadía como una ola de agonía, no era sorprendente, porque así era como se sentían los finales.
Draco se alejó.
—No debí haber hecho eso —dijo.
—L —dijo Harry.
—No —dijo Draco— Fue perfecto, y ahora se acabó, así que… no sigas, ¿Sí?
—Tú tampoco puedes perdonarme a mí —dijo Harry— De eso se trata esto. Te traicioné cuando reaccioné así, y entonces… piensas… que ninguno de nosotros puede perdonarse el uno al otro.
Draco hizo una mueca.
—Algo así —dijo. Extendió la mano y apartó el cabello de Harry de su cara, pasando un dedo sobre la cicatriz de Harry.
Harry pensó en Draco saliendo de Azkaban y cayendo directamente en las garras de Croome. Pensó en Timothy y Erica, quien fue a la tienda y le enseño a Timothy sobre la “Manipulación Psicológica”. Pensó en lo complicado que era el amor, una vez que se usaba contra ti, y cómo Draco se merecía algo simple.
—Estoy dispuesto a lastimarme por ti, L —dijo. Draco se quedó quieto mientras Harry acariciaba sus pálidas cejas— Pero entiendo por qué no lo estás. Así que si no quieres… esto… entonces.
—Yo no —dijo Draco.
Harry asintió y dio un paso atrás.
—Está bien —dijo.
Hubo un silencio horrible y desgarrador, luego Harry le tendió la mano.
—Amigos —dijo.
—¿Qué? —dijo Draco, mirando fijamente su mano.
—Amigos —dijo Harry de nuevo, extendiendo su mano con más insistencia. Draco lo tomó. Sus dedos eran huesudos y fríos. Harry quería calentarlos contra su cuello.
—Está bien —dijo Draco, luciendo inseguro— No vas a… ¿Esto no es algún tipo de truco?
—¿Qué quieres decir?
—No lo sé —dijo Draco tristemente.
Harry se cruzó de brazos mientras regresaban a la casa, caminando con un pie de distancia el uno del otro.
—Crees que soy impredecible —dijo.
—Simplemente no te conozco, Harry.
—Lo haces.
—Realmente no lo sé —dijo Draco.
Timothy los observaba desde la ventana de la cocina. Se lanzó detrás de las cortinas cuando vio que lo miraban. Harry se rio.
—Él es un niño tan obvio, a veces.
—¿Niño? Tiene veinte —dijo Draco.
—Si, supongo que tienes razón. No debería ser condescendiente con él.
Draco parecía estar luchando consigo mismo. Cuando Harry abrió la puerta de la casa, Draco puso una mano sobre su brazo.
—¿Estás durmiendo con él?
Harry cerró la puerta y se giró hacia Draco.
—Me he acostado con él, sí. Pero no estaba planeando hacerlo de nuevo.
Draco miró en dirección a la cocina.
—¿Fue malo haciéndolo?
—No. Pero fue egoísta de mi parte hacerlo, cuando estoy tan obsesionado contigo.
—Oh —dijo Draco.
Hubo una pausa.
—Lo siento —dijo Harry— No fue mi intención hacerte sentir incómodo.
—No, eso es —Draco le sonrió fugazmente mientras entraba a la casa— Está bien. No te preocupes por eso.
Harry fue a su habitación, pero Draco se quedó abajo.
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...CONTINUARÁ...