Un Alfa para Draco

Harry Potter - J. K. Rowling
M/M
G
Un Alfa para Draco
Summary
Scorpius no puede evitar acercarse al hombre de capa roja y preguntarle si quiere ser el Alfa de su papá antes de desaparecer. Cuando Harry se entera que el papá Omega del pequeño no es otro que Draco Malfoy, no duda en ir a reclamarle el atrevimiento de mandar a su hijo a intentar engancharlo. El tema es que se encuentra con algunos inconvenientes.
Note
Honestamente, la idea de este fic nació para ser One Shot, y tenía la esperanza de publicarlo para el cumpleaños de Harry, pero me enfermé y quedó con espacios en blanco que hasta hoy no pude cerrar. Como lo escribí en el celular, y aun sigo enferma, me estoy pasando de a pedazos a la compu para editar, por eso terminé dividiéndolo en base a la cantidad de palabras que vi contabilizadas.Respecto al fic:Todo pasó (menos el epílogo), lo de voldemort, horrocruxes, Draco adquirió la marca tenebrosa, Draco si buscó herir a Harry cuando lo encontró en el baño, Harry si lanzó el sectusempra.No se presentan con su segundo género hasta tener 17.
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¡Merlin! Le dolía la frente y la picazón en la nariz estaba volviendo loco a Harry. La voz de Malfoy no ayudaba, pero cuando levantó el rostro, Harry se preguntó si estaría delirando. Malfoy parecía lo que los muggles llamaban ángel. De chico, él había visto varios cuadros y dibujos en la escuela sobre los ángeles, nunca los encontró tan lindos, pese a que las descripciones decían eso. Draco encajaba en esa descripción, sólo con la parte de bello, porque Draco no tenía alas, y hasta donde sabía no era bondadoso, o no lo había sido, le dijo una parte suya, recordando que solo conocía un Draco adolescente. 

Puede ser, volvió a pensar, porque estaba seguro de estar frente a un precioso ángel de cabello rubio. Y hasta olía muy bien. 

La nariz le picó un poco más.  

Volvió a parpadear. 

¿Qué había pasado? ¡Ah, sí! Había venido a Malfoy Manor a enfrentar a Malfoy por mandar a su hijo para engancharlo, cuando una Elfina apareció y empezó a golpearlo. Podría haberse defendido, pero atacar a un elfo no estaba en su lista de cosas buenas por hacer. En consecuencia, había recibido unos fuertes golpes, uno especialmente en la cabeza, que era el que estaba torturándolo. Cuando Draco extendió su brazo y le tocó la herida de la frente, él apartó instintivamente la cabeza. 

Malfoy suspiró.

—No respondes y ahora evitas contacto. Genial. Prim —miró a la Efina—, ¿está herido en algún otro sitio?

No, amo Draco, pero si quiere ya mismo le doy…—La Elfina tenía sus puños levantados, preparada para un nuevo ataque. 

—No, no hace falta, Prim —se apresuró en responder Draco. Harry lo vio mover la varita y pronto sintió que toda la nieve y frío (vaya, no había sido consciente que tenía el cuerpo frío) desaparecía. Prim, ve por el botiquín de primeros auxilios.

Sí, amo Draco.

Prim, ahora sabía el nombre de la Elfina, desapareció y a los segundos volvió a aparecer con un botiquín entre sus manos. 

No parece especialmente profunda, Potter —escuchó le decía Draco. Harry no podía sacarle la vista de encima—, pero sigue sangrando y se está inflamando. Voy a desinfectar.

El botiquín contenía varias botellas de pociones. Malfoy volvió a tocar el corte de su frente y comenzó a limpiar la herida. Se contrajo de dolor al tacto. No. No era dolor. 

¿Qué rayos estaba pasando?

—¡Vaya, qué valiente! —por supuesto, Malfoy aprovecharía para burlarse—. Sólo te estoy curando la herida, Potter luego tomó un adhesivo con dibujos de varias Snitch aleteando y se lo puso en la herida—. Ahora sí, Potter. ¿Qué haces aquí? ¿Vas a responder finalmente? No creo que te hayas quedado mudo. 

Harry abrió la boca, ignorando la creciente picazón, cuando el sonido de una taza haciéndose trizas lo obligó a alejar la mirada de Malfoy. Se trataba de una figura diminuta, ahora que sabía la relación, el vivo retrato de Malfoy. Harry se aclaró la garganta. 

Él es la razón por la que estoy aquí, Malfoy dijo, pero le sonrió al pequeño.

¿Scorpius? —preguntó Draco, perdido. 

 

Scorpius había estado viendo la nieve en la sala encantada. Su abuela Narcissa la había hechizado para él. Al principio fue divertido, pero  cuando empezó a darse cuenta que no era lo mismo que mirarla por la ventana, porque esta era solo una representación de la real, le resultó aburrido y salió corriendo. Al principio, iría a la sala con su papá. Luego, cambió su camino y se adentró a la cocina. Allí habían dos Elfos que eran de sus abuelos pero que le seguían todas las maña. Sonrió y los saludó:

—Bilm, Pitts, tengo ganas de tomar una taza de chocolate. 

Pronto, tuvo una taza de chocolate caliente entre sus manos. Feliz, casi tarareando, regresó con su papá y Prim. Allí lo vio. No podía creerlo. Era el Alfa que le parecía perfecto para su papá. 

¡Viniste! dijo Scorpius, corriendo cerca de su papá cuando lo veía mover su varita, limpiando la taza y el chocolate caliente que derramó en el suelo, pero había cosas más importantes—. Es él, papi —le dijo, emocionado—. ¡Es él! ¡Y vino!

¿Es él? —su papá le frunció el ceño, sin entender. Scorpius empezaba a impacientarse. 

El Alfa al que le... ¡Prim! reprendió a la Elfina. ¡No le dijiste a papi! —no debió hablarle a si la hermosa y buena Prim. Su papá lo reprendió de inmediato. 

Scorpius, ¿qué he dicho de hablarle así a Prim? Si quieres decirme algo, debes hacerlo tú. 

Scorpius infló sus mejillas pero asintió. Se había equivocado, lo sabía. 

—Lo siento, Prim —dijo antes de mirar a su papá—. Él —señaló al Alfa de ojos verdes bonitos aunque esten detrás de unos lentes—, es un Alfa sin Omega y sin Beta. Le pregunté si podía ser tu Alfa, papi.

 

Harry estaba seguro al venir aquí que Malfoy había mandando a su hijo a hacerle esa pregunta, quizás para reírse de él, ahora, viendo cómo palidecía a lo que le decía el pequeño, lo dudó.

¿Qué hiciste qué cosa, Scorpius? 

Le pedí que sea tu Alfa. Mira, es grande, papi —dijo, señalándole—. Muy grande. Puede defendernos de los demás, de las personas malas Harry vio al pequeño poner los ojos más compradores que Harry había visto. Era incluso mejor que Teddy—. Todos temen a los Alfas enfatizó sus palabras y luego frunció el ceño—. Y tendría un padre —añadió.

—Scorpius —Malfoy se agachó, quedando más cerca de la altura de su hijo—, no necesitamos un Alfa para cuidarnos. Y no necesitas un padre. Me tienes a mi, a tus abuelos y a tus tíos.

Scorpius miró sus zapatos muy brillantes, haciendo un puchero. 

Los otros chicos se ríen de mí se empezó a mordisquear la uña de su dedo índice.

Scorpius, esa no es razón para haber molestado a Potter el pequeño lo miró, al parecer con la esperanza de que diga algo para contrarrestar a su papá—. Él no está aquí por tu requerimiento Scorpius miró a Malfoy sorprendido, como si eso no fuera posible. ¿Por qué otra razón estaría el Alfa ahí? parecía que se preguntaba. 

¿No? —preguntó. 

No. Potter está aquí porque cree que yo te mandé a preguntarle eso y quiere ver si me puede arrestar por ello.

¡No! gritó el niño, abrazando de inmediato su papá y mirándolo a él—. ¿Por qué quieres arrestar a papi? ¡Eres como todos! Las fieras lágrimas caían de sus ojos. Harry se alarmó. ¡Vete! Yo no te molesté. Papi no me dijo nada. La abuela dijo que papi necesitaba de un Alfa, no papi. ¡Vete!

Asustado, Harry agitó la cabeza.

Malfoy gruñó muy bajo, pero Harry intentó sonreír, mirando a Scorpius. Yo no vine a eso. No es así. Eso no es verdad, Malfoy, por favor. 

Malfoy alzó una ceja.

—¡Oh! Ya hablas. Entonces, ¿qué haces aquí, Potter? ¿Vas a decirme que consideras la petición de mi hijo?

Tal vez.

¿Qué?

No Respiró hondo. Harry creía tener debilidad por los niños, y aquel niño parecía dinamita. Ahora sus lágrimas habían desaparecido—. Vine porque... creo que no lo sabes... la portada de El Profeta.

—¿Cómo? Yo no leo el... Draco miró a su hijo y pareció entenderlo. Prim, lleva a Scorpius-

¡No! gritó el pequeño.

Por favor, Scorpius. Dejé unos adornos que encontré en la oficina, ¿no quieres mostrarlos al señor Potter?

A mi me encantaría verlos. se apresuró a agregar Harry.

El niño lo miró, asintiendo, aunque tenía el ceño fruncido a la vez que se ponía a caminar de la mano de Prim.

—En esta casa no llega El Profeta, Potter —dijo Malfoy cuando su hijo desapareció—. Tampoco hablamos de él. Entenderás que no quiero que las palabras que dicen de mí y de él lleguen a sus oídos. Tiene bastante con los demás niños.

Pues la noticia tiene a tu hijo en la portada —le informó. 

¿¡Qué!?

Y a mí. —agregó. 

Silencio. 

¿Alguien escuchó lo que te preguntó? —preguntó con cuidado Draco, horrorizado.  

No. La noticia tiene que ver con lo que pasó después Malfoy mostró desconcierto. Ahora que lo pensaba, dudaba que Scorpius hubiera sabido que sucedió cuando salió corriendo, aunque la Elfina pudo haber tenido un gran panorama de lo que sí pasó, y por eso no le comentó nada a Malfoy. Respirando hondo, Harry le explicó.

Por supuesto, Malfoy detonó.

¿Estás diciendo que ese diario de pacotilla cree que era mejor que mi hijo haya sido disciplinado antes que ayudado? Perdón, pero me importa poco lo que digan de ti, aunque... gracias.

Oh. A Harry le costó recuperarse, especialmente porque Draco acababa de liberar algo de su aroma Omega. 

Lamentablemente, no solo lo dice el periodico —logró decir—. El Ministro también. Me suspendió 30 días susurró.

Draco se acercó y tomó asiento en el sofá, mirándolo sin comprender. 

Entonces, ¿qué quieres, Potter? ¿Quieres que me disculpe porque salvaste a mi hijo y te quiten la suspensión?

¿Qué? ¡No!

La comprensión volvió a extenderse por el rostro de Draco.

Viniste porque pensaste que yo mandé a mi hijo a preguntarte si podías ser mi Alfa Harry se sonrojó. Sólo para que sepas, no me importa no tener un Alfa. Scorpius algún día lo entenderá y superará los comentarios. Y por si no te has dado cuenta, ni siquiera te ha reconocido como el dueño de las historias del Salvador —eso era cierto. Scorpius no lo había reconocido, aunque la ausencia de El Profeta seguro ayudaba a que eso fuera posible.

Unos pasos los volvieron a interrumpir. Scorpius llegaba con Prim y una caja de adornos. El chico se acercó con ojos curiosos y labios siendo mordidos por sus dientes.

Papi te llamó Potter dijo, dejando olvidada la caja frente a Harry.

Scorpius advirtió su padre, pero el pequeño ya movía sus labios antes de oírlo:

Tienes el apellido del Salvador. ¿Eres pariente? Escuché que tiene un primo, un tío y una tía, pero creo que no se apellidan Potter.

Scorpius volvió a decir su padre. ¿Qué dije de molestar  señor Potter?

Lo siento, papi.

No está molestando, Malfoy. Scorpius Harry sonrió—, tienes un nombre muy lindo.

Lo sé, papi me lo puso.

Harry evitó reír en voz alta, en su lugar, echó una mirada rápida a Draco. 

Bien, tu papi tiene excelente gusto Vio a Malfoy poner los ojos en blanco. Escucha, respecto a mi apellido... Mi nombre es Harry Potter.

Oh rió Scorpius. Te llamas casi como el Salvador. 

¿Casi? —preguntó curioso.

Sí, el Salvador se llama Harry James Potter, ¿no es cierto, papi? La abuela me lo dijo Malfoy suspiró y abrió sus brazos, haciendo que Scorpius corriera y se refugiara en ellos—. Y tienes una cicatriz en la frente, bueno, tienes dos. Mira —señaló su bandita—. Ocultas otra. El Salvador sólo tiene una. 

—Cariño —dijo Malfoy, abrazando a su hijo—. Él es Harry James Potter, cariño. Solo que cuando uno se presenta, no tiende a decir todos sus nombres. Tú no pasas por ahí presentandote, por lo que veo, ni como Scorpius ni como Scorpius Hyperion Malfoy —las mejillas de Scorpius se pusieron muy rojas pero no agachó la vista esta vez. Algo brillaba en sus ojos. 

—Oh. ¿El Salvador será tu Alfa, papi?

—Scorpius, Potter no vino a eso. 

—¿Entonces? 

—Vino a contarme… una historia. Nada más. Prim lo atacó sin querer, yo lo curé —los ojos de Scorpius se centraron en su frente—, y ahora se va, ¿no es así, Potter?

No, no es así. 

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