Problemas universales del universo

Harry Potter - J. K. Rowling
F/F
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Problemas universales del universo
Summary
Bellatrix ha discutido con su mujer, y ahora Hermione a sido atacada y se ha visto separada de su esposa de mala forma. Bellatrix no puede hacer nada y se desespera.oHermione es atacada con una extraña poción y transportada a su peor pesadilla. Ahora debe encontrar la solución mientras intenta no pensar en que su esposa está casada con otra mujer. No es facil.
Note
Hola a todos! Este es el primer fanfic que publico, así que espero que les guste. Por supuesto, acepto consejos y críticas por igual. Y antes de que lo digan, no, poner títulos no es lo mío.Una amiga quería un fanfic donde Bellatrix estuviese en una relación con Hermione y con Amelia, así que se lo hice... más o menos.Disfruten!!
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Tristeza

Era una semana horrible.

Probablemente una de las peores de todas. Y después de haber pasado una guerra, decir eso era decir mucho. El dolor de cabeza era enorme, el cansancio se quedaba con ella incluso si conseguía dormir durante algún pequeño rato, no mucho, nunca era mucho últimamente, y Hermione estaba absoluta y terriblemente agotada de lidiar con los pomposos, tercos y prejuiciosos sangre pura del ministerio que la ponían a prueba en cada mínima ocasión que tenían.

Debería volver a casa, ella lo sabía, y descansar larga y apropiadamente. Sin embargo ella no. Simplemente trabajaba y trabajaba y si necesitaba descansar, dormía en el -hermoso, caro y malditamente incomodo- sofá de la oficina. Cualquier cosa antes que pensar. Por que si pensaba se ahogaría y lloraría hasta que le doliese tanto la cabeza que no podría ni moverse. Todo para olvidar que Bellatrix había salido de la casa tan enfadada, llorando de la rabia, con una dirección indefinida y dando tal portazo que los libros de la estantería se habían caído de su lugar, alguno de los adornos se habían roto armando un escándalo y todas las paredes habían temblado bajo el ataque de toda la furia Black.

¿La razón? Por que Hermione había llegado tarde a la fiesta que su esposa había organizado con tanto esmero. Aparentemente decir que era la ministra de magia y estaba realmente ocupada durante todo el día, y solo habían sido unos minutos de retraso, no era la respuesta que Bellatrix estaba esperando cuando le preguntó por ello más tarde esa noche al llegar a su casa. A ello le habían seguido un montón de gritos que Hermione apenas sí pudo seguir aunque captó lo básico. Que Hermione ya no la quería y seguramente iba a buscarse otra mujer más joven y menos complicada y que seguramente por eso había contratado a su antigua compañera de clase, Susan Bones.

Hermione había estallado en ese momento, desahogando todas las frustraciones que conllevan ser la primera ministra de magia nacida de muggles en la historia de la Gran Bretaña mágica y le había gritado de vuelta que después de todo lo que hizo por ella para sacarla de los mortífagos, y de todo lo que tuvo que pelear con sus amigos, su familia, para poder estar juntas no podía venir a decirle todo eso, además que no fue ella la que se enamoró de una Bones y después la dejó morir solo por no haberla seguido queriendo ni querer apoyarla en seguir al hombre que mató a su familia.

Había sido un golpe muy bajo y Hermione lo sabía. Se había arrepentido según lo dijo, pero para cuando el shock de lo que había dicho había pasado, Bellatrix ya iba de camino a la puerta con una expresión de enfado y dolor que Hermione no esperaba volver a ver. No le dio tiempo de pararla antes de que saliese del todo y desapareciese.

Y por eso no podía volver. Por que ¿cómo te enfrentas a la mujer que amas sabiendo que le has hecho el mayor daño de todos los que podrías haberle hecho?¿que le has destapado una herida que aun sangra por dentro a pesar de todos los años que han pasado?

Así que Hermione trabajaba y trabajaba y se ahogaba en papeleo. Y debía darle las gracias a Dobby por ser tan buen elfo con ella y ayudarla enormemente consiguiendo cada día su ropa y sus cosas de aseo desde su casa a la oficina, aunque tenga que aguantar su terriblemente chillona voz mientras se asegura de que come todas las comidas necesarias. Años antes se habría sentido fatal por pedirle a un elfo que trabajase para ella aunque solo fuese algo temporal, pero después de una conversación con Bellatrix y unas cuantas charlas con Dobby y Kreacher además de Winky, la antigua elfina de la familia Crouch, había entendido que ellos realmente eran felices ayudando, y además le habían ayudado enormemente para conseguir muchas mejoras a sus condiciones laborales en los años anteriores con las que todos los elfos estaban conformes. Había aprendido lo suficiente desde su fiasco con la PEDDO.

El porqué de que uno de los elfos de Harry estaban ayudando a Hermione era sencilla. Ron y él habían venido a verla al día siguiente para comentar la fiesta a la que ninguno quería asistir pero debían ir por que eran el trío de oro. El salvador del mundo mágico, la ministra de magia y uno de los dos empresarios más influyentes de los últimos años, después de que Ron se fuera con George y lo ayudara en la tienda de bromas. Además de que Bella había sido quien se encargó de preparar la fiesta, junto con Narcissa y, sorprendentemente, Andrómeda, con quien ambas se habían reconciliado después de la guerra.

Cuando sus dos mejores amigos habían entrado en la oficina, ni siquiera había dado los buenos días y Ron ya estaba preguntando que había pasado. Creía que lo había escondido muy bien, pero estos eran sus mejores amigos y para ellos llevaba el dolor y la angustia pintados en la cara como si de un libro se tratase. Y ella había confesado todo. No necesitaba ver sus muecas al contarles la situación, como tampoco ellos necesitaban decirle que tendría que arreglarlo. Pero Hermione era una cobarde y no podía, así que Harry, el hombre del corazón de oro que es, le había preguntado a Dobby si podía ayudarla. Y Dobby, el pequeño gremlin, había estado encantado.

Pero también necesitaba un descanso. Salir de la oficina que estaba asfixiándola para algo más que para entrar en el tribunal del Wizengamot para sus tediosas reuniones. Y olvidarse de su cobardía un rato más.

Y por eso, cuando llegó una notificación desde la oficina de aurores con una solicitud para una redada en una casa de un sangre pura de alto perfil, había decidido bajar hasta allí ella misma para hablar con el jefe de aurores y preguntar sobre el caso. Que este además resultase ser uno de sus mejores amigo y alguien que sabía podría hacerla reír un rato con sus penas y distraerla de todo con eficacia, era solo un plus.

Había sido una buena reunión, y Harry y ella habían tenido unos cuantos momentos de risas, sobre todo después de enterarse que Harry había entrado en pánico al oír que el ministro había venido a verle, hasta darse cuenta que no era Shacklebolt, sino Hermione quien estaba de visita. Y Hermione lo amaba tanto por eso. Pero entonces todo había empezado a ir mal de nuevo.

Por que esta era una semana horrible.

Y por que Hermione no podía tener paz de ninguna forma.

Y por que, aparentemente, Hermione era una persona horrible que merecía el peor de los castigos.

Había empezado por unos gritos justo en la sala que los aurores compartían, al otro lado del despacho de Harry. Cuando ambos habían salido para investigar tanto ruido, habían visto a Tonks, Robards y otros dos aurores que no conocía de nada intentando quitarle una bolsa extraña y colorida a un hombre corpulento que se retorcía mientras levantaba dicha bolsa esquivando ágilmente las manos de los aurores que intentaban agarrarla, mientras que a la vez trataba de sacar algo de dentro. Fuese lo que fuese, debía de ser peligroso si cuatro aurores de alto rango, dos de ellos jefes de sus respectivos equipos, trataban con tanto ahínco de quitarle la bolsa. Harry se dirigió a uno de los aurores que estaban cerca, con su varita fuera y empezó a preguntar por lo que sucedía. Hermione escucha sin quitarle los ojos de encima a la mole que aun pelea con los aurores. Resulta que el tipo era un traficante de pociones. Algunas de ellas, creadas por él y que no se sabía muy bien lo que hacían, habían sido arrojadas hacia el grupo que lo arrestó enviando a tres aurores a San Mungo completamente inconscientes pero aun así en clara agonía. Se suponía que le habían quitado todas las pociones y vaciado todos sus bolsillos. Pero al llegar y mientras le tomaban los datos, había sacado una bolsa de la manga, y, por fortuna, habían reaccionado para quitársela enseguida.

Justo en ese momento, el tipo se giró hacia ellos, y al ver a Harry Potter y a Hermione Granger-Black parados cerca el uno del otro, les sonrió de tal forma que Hermione sintió como un escalofrío le bajaba por la espalda y reanudó sus envites para liberarse de los aurores con mucha más fuerza que antes.

Y entonces es cuando sucedió la tragedia.

Hermione lo sintió casi en cámara lenta.

Como el brazo del traficante de pociones salió de la bolsa con un frasco en la mano.

Como el frasco se separa de su mano y se dirige directamente hacia Harry y hacia ella.

Como Hermione empuja a Harry fuera del alcance del frasco. O eso espera.

Como Harry arrastra consigo al resto de aurores que estaban con él.

Y por ultimo como el frasco golpea el suelo justo en frente de ella y se hace añicos, liberando un gas entre gris y verde.

Después de eso no puede oír el grito desesperado de ¡Hermione! que sale de la garganta de Harry, ni los gritos de ¡Ministra Granger! que escupen otros aurores alrededor de ella. No puede ver la sonrisa de satisfacción del tipo desconocido, ni oye la risa terriblemente cruel que lo sigue, ni tampoco escucha sus gritos de adiós a la sangre sucia, y mucho menos el tremendo golpe que Tonks le asesta en la cabeza dejándole por fin inconsciente en el suelo.

Todo lo que Hermione puede ver es la oscuridad. Todo lo que escucha es un pitido sordo que ahoga todo lo demás. Todo lo que puede hacer es caer inconsciente al suelo directa a lo que no sabe, será la mayor de sus pesadillas. Hermione Granger no sabe lo que le espera. Por que es una semana horrible. La peor de todas. Y solo está por empeorar.

 

Lejos de allí, una mujer tremendamente hermosa a pesar de su edad, con el pelo negro y liso que cae sobre sus hombros y espalda y sentada en el sofá de su demasiado vacía casa, siente un escalofrío y un mal presentimiento le aprieta en el alma. Por que está siendo una semana terrible, y Bellatrix, que siempre le hace caso a sus instintos, sabe que algo peor está por pasar. Aun así siente el mundo derrumbarse cuando unos cuantos minutos después la cabeza de Harry Potter, de entre todas las personas, aparece en su chimenea para decirle que a su mujer le ha pasado algo malo y que la han llevado a San Mungo mientras intentan averiguar qué exactamente le han hecho.

Realmente es una semana de mierda. Y parece que todo va a peor.

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