Traducción: "GOODNIGHT FROM YOUR FUTURE HUSBAND" de GallaPlacidia

Harry Potter - J. K. Rowling
M/M
G
Traducción: "GOODNIGHT FROM YOUR FUTURE HUSBAND" de GallaPlacidia
Summary
Draco accidentalmente le envía a Harry una carta estando ebrio proponiéndole matrimonio. Y Harry responde.
Note
IMPORTANTE: La presente es una traducción del fanfic de GallaPlacidia “GOODNIGHT FROM YOUR FUTURE HUSBAND” . Quien ha eliminado su cuenta en esta plataforma, así como todos sus fanfics, como una fan que ama su trabajo he decidido traducir sus fanfics al español para que sus fans de habla hispana podamos seguir disfrutando su trabajo. Nota de GallaPlacidia en la versión original: Hace algún tiempo, escribí la carta de Draco después de una conversación con Feelsforbreakfast. Esperaba que simplemente… lo terminara por mí, pero no lo hizo. ¡Este fic es un regalo ridículo para Feelsforbreakfast! ¡Únanse a mi boletín en newsletter.gallapod.com! Notas de la traductora: Si desean apoyar a Gallaplacidia, les comparto dónde adquirir su libro debut “In Memoriam por Alice Winn” , ya que elimino sus redes sociales desde hace tiempo.Enlaces de contacto a Gallaplacidia: Gallapod.podbean Y newsletter.gallapod Fanfics de Gallaplacidia DescargadosDISCLAIMER: El universo mágico de Harry Potter pertenece a J.K. Rowling, sin ánimo de lucro. La Portada utilizada en esta historia es una edición hecha por mí, utilizando una variedad de imágenes de internet.Toda la historia publicada no me pertenece solamente hice la traducción y la correspondiente edición. LA UTILIZACIÓN DE CADA IMAGEN ES SIN FINES DE LUCRO.
All Chapters Forward

CAPÍTULO 3

«——————————»

CAPÍTULO 3

«——————————»

 


«—-—-—-—-—-DM-—-—-—-—-—»

 

Blaise Apareció sin previo aviso en la puerta de Draco, con gafas de sol y una gorra de béisbol. Draco reprimió el impulso de golpearlo.

 

   —¡Blaise! Qué bueno que nos honres con tu agradable presencia —dijo Pansy, cuando entraron en la sala de estar. Ella y Blaise se miraron durante una fracción de tiempo, luego Pansy se dio la vuelta con orgullo.

 

   —¡Señor Zabini! ¡Señor Zabini! ¿Me autografiarías el zapato? —dijo Theo Nott.

 

   —Hola, chicos —dijo Blaise. Draco corrió las cortinas y Blaise se quitó la gorra y las gafas de sol— ¿Dónde está Goyle?

 

   —Haciendo ejercicio —dijo Pansy. Revoloteando junto a la ventana, toda cabello negro y medias puestas. Blaise pareció, por un momento, como si quisiera ir con ella, luego se dirigió resueltamente al sofá en su lugar.

 

   —Pizzas de mi parte —dijo.

 

   —¡Caramba, gracias, señor! —dijo Theo— ¡Enserio que es bueno con pobres proles como nosotros!

 

   —Tu padre es vizconde, Theo. Difícilmente encarnas al proletariado. Deja a Blaise en paz —dijo Draco, viniendo a sentarse junto a Blaise. Blaise le dirigió una mirada pequeña y agradecida. No duró mucho: sus ojos regresaron a Pansy, como si ella fuera el centro de la habitación.

 

   —¿Cómo has estado, Pansy? —le repreguntó a ella.

 

   —Todavía trabajando en Nando’s5, Blaise —dijo Pansy. Blaise arrugó la nariz. No le gustaba venir al departamento de Draco, si podía evitarlo. Decía que era porque Theo era un imbécil con él, pero Draco lo sabía mejor. Era porque Pansy estaba en el departamento de Draco, hermosa, furiosa y todo lo que Blaise decidió no tener.

 

Theo pronto arrastró a Pansy lejos. Todos sabían que no tenía sentido dejar a Blaise y Pansy en la misma habitación. Blaise la siguió con la mirada, la piel tirante sobre los finos huesos de su rostro.

 

   —¿Te invitaron a la gala en memoria de la Batalla de Hogwarts? —le preguntó Draco para distraerlo, una vez que estuvieron solos. Era el evento más de moda de la temporada, y Blaise nunca había logrado conseguir una invitación. Draco sabía cómo le molestaba eso. Blaise negó con la cabeza.

 

   —Lo siento —dijo Draco.

 

   —Es una mierda —dijo Blaise— Es tan jodido, cuando pienso en cómo eran las cosas para mi madre…

 

Sin importar lo enojado que lo ponía, Draco entendía la decisión de Blaise de interrumpirlo. Los Zabini habían sido miembros de la alta sociedad, generación tras generación, desde el siglo XVIII. Draco entendía ese tipo de presión familiar, no solo la inmediata, “mis padres quieres que haga x cosa”, sino siglos de obligaciones que pesan sobre ti. El miedo a ser el eslabón débil. De romper una cadena. En sus momentos de mayor sinceridad, Draco no culpaba a Blaise en absoluto. Trataba de mostrar simpatía y compresión con él cuando veía a Blaise en persona.

 

   —Sí —dijo— Es basura. Deberían haberte invitado.

 

   —Doné quince mil galeones al Comité de Posguerra. ¡Ni siquiera estuve en la maldita guerra!

 

   —Supongo que tener la opción de no participar fue algo así como un privilegio —dijo Draco— No es como si los hijos de muggles pudieran haber hecho eso.

 

   —Hay algunos muggles en mi familia —dijo Blaise— Si retrocedes lo suficiente.

 

   —Correcto, pero… no estuviste en riesgo, es lo que quiero decir. Así que probablemente estén tratando de mantener la gala para, no sé, para las personas que se vieron afectadas negativamente por la guerra.

 

   —¡Me impacto negativamente la guerra! —dijo Blaise— A ti también, para el caso.

 

   —Escucha —dijo Draco— Que se joda el Comité de Posguerra. Haz tu propia fiesta.

 

   —Eso sería una torpeza.

 

Draco se acurrucó en el sofá.

 

   —Lo sé. Estaba bromeando.

 

   —Podríamos llamarlo la gala “Yo también sufrí mucho, gracias” —dijo Blaise.

 

   —La gala “No pude tener una fiesta de Dulces Dieciséis y en realidad fue muy triste”.

 

   —La galla “Nadie en mi familiar murió o lo que sea, pero todo el asunto de la guerra fue un poco inconveniente” —dijo Blaise.

 

   —Lo entiendo —dijo Draco, sacudiéndose un estallido de pena por su padre— ¿Ya pediste las pizzas o qué?

 

   —De hecho, creo que, en muchos sentidos, elegir no involucrarme fue mucho más difícil que a personas como los Weasley eligiendo pelear.

 

Draco levantó las cejas y Blaise se rio.

 

   —Está bien, está bien, la tuve más fácil que Weasley. ¡Pero Vamos! Por cuatro años he estado tratando de conseguir una invitación, literalmente, ¿A quién tengo que follar para pasar el corte?

 

   —Uno podría argumentar que al invitado previsto es aquel para quien la gala es un monumento de guerra significativo, no una codiciada oportunidad de ver y ser visto —dijo Draco.

 

Blaise se desinfló.

 

   —Si lo sé. Lo sé —dijo. Miró a Draco— Es simplemente frustrante. Es difícil saber lo fácil que sería todo para mí, si hubiera nacido un poco antes o después.

 

Draco resistió el impulso de decirle a Blaise que no tenía idea de lo fácil que lo había tenido. Que Draco hubiera dado cualquier cosa, absolutamente cualquier cosa, por la facilidad con la que Blaise se movía por el Mundo Mágico.

 

   —Es difícil no tener las cosas que esperabas —dijo, por compromiso. Porque sabía cuán cierto era eso, y porque Blaise era paciente con él cuando Draco tenía extraños ataques morales a altas horas de la noche.

 

.

«—-—-D&H-—-—»

 

El último había sido sobre el cambio climático; de repente, a Draco se le había ocurrido que el simple hecho de existir era quizás una forma de maldad, y había pasado horas escribiendo en cuadernos, tratando de calcular matemáticamente si suicidarse sería un bien neto o simplemente neutral. No había querido morir, por supuesto. Él nunca lo haría. Pero se perdió en sus notas y datos, y llamó a Blaise a las dos de la mañana, a toda velocidad con lo investigado.

 

   —Draco. Draco. Reduce la velocidad —había dicho Blaise.

 

   —Simplemente no puedo estar seguro de que no estoy siendo egoísta —dijo Draco— No puedo resolverlo; Estaba investigando a Tuvalu, ¿Conoces la nación insular de Tuvalu? Está en el Pacífico, y si sube el nivel del mar…

 

   —¿Vas a suicidarte por Tuvalu?

 

   —Bueno, preferiría no hacerlo —dijo Draco— Pero simplemente no confío en mí mismo… así que tal vez podrían venir este fin de semana y mirar los datos, porque estoy tratando de clasificarlos metódicamente, pero desafortunadamente el componente emocional hace que sea más difícil para mí ser imparcial…

 

   —No creo que debas suicidarte —dijo Blaise.

 

   —No has visto los datos —dijo Draco— Tengo algunos gráficos bastante convincentes.

 

   —Entonces, ¿No deberíamos simplemente suicidarnos todos?

 

   —No seas obtuso. Mi caso es moralmente más complicado que el de la mayoría —dijo Draco, revolviendo la pila de papeles donde había tratado de calcular el impacto humano real de sus acciones durante la guerra.

 

   —Ve a buscar un vaso de agua a la cocina. Mantenme al teléfono —dijo Blaise. Draco obedeció. Cuando terminó de beber, Blaise estaba en su apartamento— Muéstrame la investigación —dijo Blaise. Tenía una fiesta al día siguiente, una importante, y una sesión de fotos. Era la mitad de la noche. Pero se sentó en la cama de Draco, con la cabeza inclinada pensativamente hacia un lado, y dejó que Draco le explicara los datos. Era paciente y cuestionador. Después de cuarenta y cinco minutos, se movió en la cama.

 

   —Está bien —dijo— Creo que entiendo lo que estás tratando de decir.

 

   —Espera, no te he mostrado el gráfico circular sobre las tasas de natalidad en Bangladesh —dijo Draco.

 

   —Draco. Entiendo tu investigación. Entiendo cómo has llegado a eso. Y estás siendo malditamente loco.

 

Draco tomó lo que se sintió como su primer aliento en horas.

 

   —¿Lo estoy?

 

   —Sí —dijo Blaise— ¿Recuerdas esa vez que estabas convencido de que tenías el deber moral de convertirte en periodista de guerra en el Medio Oriente? ¿Aunque no te guste escribir, ni la guerra, ni viajar, ni aprender nuevos idiomas?

 

   —¿Crees que esto es así?

 

   —Es exactamente así. Lo prometo. Estas solo… —Blaise suspiró— ¿Cuándo ves a tu terapeuta?

 

   —Miércoles. Estaba planeando hacer un Power Point —Draco sostuvo su gráfico circular de tasas de natalidad de Bangladesh contra su pecho, con el pulso acelerado.

 

   —¿Recuerdas lo que te dijo sobre distraerte del terror moral existencial? ¿En lugar de reflexionar?

 

   —Correcto —dijo Draco, porque sí lo recordaba, solo que no había pensado que esto se aplicara— Es solo que no quiero volver a ser una fuerza del mal, y las implicaciones coloniales del cambio climático son…

 

   —Vamos a ver una película —dijo Blaise.

 

   —¿Puedo mostrarte este gráfico circular muy rápidamente?

 

   —No —dijo Blaise— Estás loco.

 

Draco dejó el gráfico circular y asintió.

 

   —Ayuda, cuando dices eso —dijo.

 

   —Tienes que dejar de pensar en esto —dijo Blaise— ¿Sí?

 

Draco asintió.

 

   —Sí —dijo. Y Blaise puso una película de “Rápidos y Furiosos”, y la vieron juntos en la cama, sin hablar. Draco se durmió durante la cuarta persecución de autos. Cuando se despertó, Blaise se había ido, pero había dejado una taza de té en un termo en su mesita de noche y una nota que decía:

 

.

«D—-—-—-—-—-—-—-—&—-—-—-—-—-—-—-—H»

Lista de tareas de Draco: DEJAR DE ESTAR LOCO.

«H—-—-—-—-—-—-—-—&—-—-—-—-—-—-—-—D»

.

 

Blaise estaba ahí para él cuando Draco se tambaleaba. Y sí, las cosas que hacían tambalear a Draco eran enormes y catastróficas, pero eso no las hacía menos importantes que las cosas que molestaban a Blaise.

 

«—-—-H&D-—-—»

.

 

   —Siempre soy el único Slytherin en estos eventos —dijo Blaise.

 

   —¿Qué pasa con los Slytherin mayores?

 

   —Ellos no me hablan —dijo Blaise— Son unos idiotas, sinceramente. Tirare la escalera y esperare.

 

   —Inteligente —dijo Draco— Es lo que tú harías.

 

Blaise lo miró, y Draco se dio cuenta de que estaba agradecido de que Draco no hubiera dicho, “Es lo que has hecho”.

 

   —¿Cómo has estado? —preguntó Blaise.

 

   —Bien.

 

   —¿No has estado… investigando?

 

   —Tambalee un poco durante el fin de semana, pero Theo me llevó a la Galería Nacional de Retratos —dijo Draco.

 

   —¿Y eso funcionó?

 

   —Eh… sí. Más o menos —Draco se había ido a casa y pasó horas en su computadora, investigando las emisiones de carbono. Pero no se le había ocurrido ningún plan grandioso y sacrificado, así que lo contó como una victoria.

 

   —¿Cómo va el trabajo?

 

   —Bien, sí —dijo Draco— Se siente un poco raro que haya una cura mágica para la malaria y no pueda decírselo a nadie.

 

   —No empieces esto de nuevo.

 

   —Estaba investigando la sentencia de prisión por ese tipo de violación del Estatuto del Secreto, y en realidad son solo siete años.

 

   —No serían siete años para ti —dijo Blaise— Sabes que el Wizengamot se muere por encerrarte de por vida.

 

   —Sin embargo, la malaria mata a mucha gente —dijo Draco— Y no tengo familia, así que mejor yo que…

 

   —Draco.

 

   —Lo estoy haciendo de nuevo, ¿No?

 

   —Lo estás —dijo Blaise. Draco arrugó la cara. Estaba confuso dentro de su cabeza.

 

   —Potter me ha estado escribiendo —soltó.

 

No había tenido intención de mencionarlo. Blaise le había dicho hace mucho tiempo que Potter estaba fuera de los límites conversacionales. Blaise lo mencionaba a veces, con desdén, como si Potter fuera otro idiota famoso con el que Blaise estaba tratando de meterse. Pero Draco había escuchado cómo Blaise estaba con Potter. A menudo, cuando Draco estaba hablando con Blaise por teléfono, Potter entraba en el apartamento de Blaise. Saludaba con el mismo tono amistoso que usaba con Weasley y Granger, y Blaise respondía con la misma comodidad. Draco sabía mejor que nadie que la forma en que Blaise hablaba de una persona a sus espaldas no guardaba relación con lo que realmente sentía por ella.

 

Pero Blaise reaccionó de manera bastante impredecible a las palabras de Draco. Sus cejas se juntaron con tristeza.

 

   —Oh, no —dijo.

 

   —¿Qué?

 

   —Oh, Draco. Él… dijo que podría hacer eso, pero no pensé que lo haría.

 

   —¿Hacer qué? —preguntó Draco.

 

   —Hacerte una broma.

 

   —¿Broma…?

 

El rostro de Blaise estaba lleno de lástima.

 

—Me mostró tu carta. Obviamente, supe de inmediato que Pichón lo había vuelto a hacer y que no tenías la intención de enviarla, así que le dije que probablemente solo estabas bromeando. Dijo que podría devolverte la broma.

 

   —Hacerme una broma, ¿Cómo?

 

   —Bueno, ¿Qué escribió?

 

Draco sintió un dolor repentino, ansioso y retorcido en el pecho.

 

   —Ay —dijo.

 

   —Hizo algunas preguntas bastante personales —Draco dejó caer su cabeza hacia adelante— Goyle dijo que quería conocerme.

 

   —Escucha. Potter no es un mal tipo. Estoy seguro de que no hará nada demasiado horrible —dijo Blaise.

 

   —Nada demasiado horrible —repitió Draco. “Idiota. Idiota”. ¿Qué creía Potter que no sería demasiado horrible? ¿Ese hechizo que casi había matado a Draco en sexto año? Draco repasó todas las cosas que había dicho en sus cartas, las imaginó impresas por todo El Profeta.

 

   —¿Creías que él estaba…? —preguntó Blaise, con delicadeza.

 

   —¿De mí? Por supuesto que no —dijo Draco.

 

Blaise hizo un pequeño movimiento escéptico con la cabeza.

 

   —Pensé que estaba abierto a la idea —murmuro Draco— Quizás. Un poquito. Solo tuve esperanzas, ¿De acuerdo?

 

   —Sí —dijo Blaise— Lo siento mucho.

 

   —Necesito un cigarro.

 

Blaise le pasó uno. Blaise no fumaba, pero era una de las formas silenciosas en las que intentaba demostrarle a Draco que se preocupaba por él. Siempre traía un paquete de cigarros elegantes, del tipo que Draco solo compraba en ocasiones especiales, y los dejaba a propósito. Draco lanzó un hechizo rápido al detector de humo y lo encendió.

 

   —Háblame de tu chaleco —dijo, señalando el chaleco en cuestión con la barbilla.

 

   —¿Qué pasa con el?

 

   —En un poco exagerado, ¿No? No es de extrañar que Potter pensara que eras gay.

 

   —¿Él te dijo eso?

 

   —No quiero hablar de eso —dijo Draco.

 

   —Hablando de que yo no soy gay, estoy enamorado.

 

Draco exhaló una bocanada de humo.

 

   —Por supuesto que lo estas —dijo.

 

   —De verdad, esta vez. Ella es material de esposa. Su padre es el Ministro de Hacienda y su madre dirige una empresa de hechizos de cocina.

 

   —Ella suena muy rica —dijo Draco.

 

   —Ella también es bonita —dijo Blaise.

 

   —Material de esposa, de hecho —dijo Draco. Blaise se estremeció levemente.

 

   —Sé lo que estás pensando —dijo.

 

   —No estoy pensando en nada —dijo Draco.

 

   —Estás pensando en Pansy.

 

   —¿Quién?

 

   —Ja, ja. Escucha, Pansy sabe mejor que nadie que yo no puedo, y nunca le prometí nada.

 

   —No —estuvo de acuerdo Draco— Solo te acuestas con ella cada vez que te pones triste.

 

Blaise apartó la mirada. Draco reflexionó que los cigarrillos caros realmente sabían mejor que los baratos.

 

   —Su nombre es Etta —dijo Blaise.

 

   —Tu futura esposa.

 

   —Sí.

 

   —Espero que seas muy feliz —dijo Draco.

 

Blaise se levantó.

 

   —Vamos a bailar. Quiero destrozarte.

 

   —Está bien —dijo Draco— Tengo pastillas en alguna parte. ¿A dónde iremos? ¿A Shimmer?

 

Shimmer era el club más de moda en el Callejón Diagon. La idea de que Blaise accediera a ser visto allí con Draco era, por supuesto, ridícula. Sin embargo, fue con Potter. Draco había visto las fotos en Semanario de Bruja.

 

   —Está ese lugar en Leeds6 —dijo Blaise. Draco sonrió forzadamente.

 

   —Leeds será —dijo.

.

.

.

…CONTINUARÁ…

Forward
Sign in to leave a review.