
CAPÍTULO 1
Portada por Sora Tapia
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CAPÍTULO 1
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Potter:
Voy a necesitar que seas tan perfecto y heroico como siempre lo has sido durante la duración de esta carta. Léela valientemente hasta el final. Finge que es un maldito basilisco o algo así, no sé, lo que sea que hagas para armarte de valor; Yo no sé LOL1. Verás…
He decidido que deberíamos salir. Bueno, casarnos, en realidad, porque finalmente soy algo tradicional. No de inmediato, obviamente. ¡No estoy loco! Saldremos durante unos respetables 2 a 4 años antes de casarnos. No estoy proponiéndolo, por cierto. Eso dependerá de ti.
¿Cómo llegué a esta conclusión, te preguntarás? Déjame guiarte para que entiendas.
El detonante de esta carta fue cierto artículo sensacionalista que me llamó la atención esta mañana cuando estaba decidiendo si comprar o no un paquete de cigarrillos. (Lo dejare si me lo pides. Siempre estoy buscando razones para dejarlo). “El Elegido Sale Del Armario”, decía el espeluznante título. Entonces, razón 1 para que estemos juntos:
- ¡Yo también soy gay!
Ya puedo oírte decir que el hecho de que los dos seamos homosexuales no significa que debamos tener una cita. Dirigiré tu atención al punto número 2.
- ¡Ambos somos ardientes!
No discutas conmigo sobre esto. Sé que piensas que soy guapo. Te emborrachaste en una gala del Ministerio en 1999 y le contaste todo a Blaise Zabini. Reconozco que durante mucho tiempo no fuiste sexy, pero estoy dispuesto a pasarlo por alto, dado lo bien que ahora tu nariz se ve en tu cara.
- ¡Los opuestos se atraen!
Eres todo, oscuro y melancólico. Y yo soy todo, luz y bondad. Ja ja. ¿Podemos bromear sobre la guerra, ahora que estamos enamorados?
- ¡Sera bueno para ti!
¿Alguna vez has notado cómo tu desinterés te mete en líos? Sacrificar tu vida por el mundo mágico a la tierna edad de diecisiete años me viene a la mente. Cariño, necesitas a alguien seriamente egoísta que te lleve de vuelta al centro del espectro de la moralidad. Tenemos fallas compatibles. Tu amabilidad y generosidad se contagiarán en mí, lo que, según Pansy Parkinson, beneficiaría a mi carácter (mentira) y mi ambición despiadada y mi auto-priorización se contagiarían a ti, con suerte, haciéndote menos propenso a poner tu cabeza en una tabla de picar cada vez que alguien te lo pide.
- ¡Quieres una familia!
¡Yo también! Toda mi familia está muerta, o bien (mi Madre todavía está en San Mungo, no me reconoce, nunca hablemos de esto, gracias, te amo). Eres el rey de los huérfanos. ¡Tengamos niños perdidos juntos! ¡Demos a otros lo que necesitamos! ¡Amor, estabilidad, seguridad! ¡Me apuntó si tú lo haces, bebé!
- ¡Nos sentimos terriblemente atraídos sexualmente el uno por el otro!
¿No? ¿Solo soy yo?
- Te he amado la mitad de mi vida y tuve un poco de pánico al darme cuenta de que eras gay y bebí un litro de ron y ¿Ya mencioné que estoy enamorado de ti?
Probablemente sea hora de que me vaya a la cama. Esto fue catártico. Ahora imagino tu cara si fuera a enviar esto que es HILARANTE.
BUENAS NOCHES DE TU FUTURO ESPOSO
Draco Malfoy.
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Harry miró la carta. La dejó en la mesa del comedor, recalentó un curry helado que había preparado la semana anterior, se lo comió mientras escuchaba un programa de radio sobre el sonar de los murciélagos y luego volvió a mirar la carta.
—¿Qué mierda? —dijo.
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Blaise Zabini abrió la puerta casi inmediatamente cuando Harry se mudó por primera vez a su nuevo departamento, el hecho de que Blaise Zabini viviera al otro lado del pasillo había sido desorientador, horrible y totalmente injusto. Harry sospechaba que el agente inmobiliario se lo había ocultado.
—Qué tontería —dijo Blaise tres años después, cuando Harry le mencionó esta teoría— ¿Te das cuenta de que he sido nombrado como el soltero más codiciado por Corazón de Bruja dos veces? Soy la razón por la que tu departamento cuesta tanto. Hago que este edificio esté de moda.
En este momento, Harry conocía a Blaise lo suficientemente bien como para saber qué tan cierto era esto. Todas las prendas de vestir que usaba Blaise se agotaban en el momento en que era fotografiado con ellas.
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—¡Harry! —decía ahora— ¡Afuera y Orgulloso! Penny hizo un buen trabajo, ¿Verdad?
—Sí, genial, perfecto —dijo Harry, pasando junto a él. Fue a la cocina de Blaise y abrió la nevera para refrescarse la cara. Blaise había planeado la salida del armario de Harry al público. Lo habían estado planeando durante meses, y había ido tan bien como lo planearon. El artículo de Penny Clearwater fue en gran parte inofensivo, y Harry había estado recibiendo lechuzas de felicitaciones todo el día. Romilda Vane le había enviado un cuarteto de cantantes, lo que Harry pensó que probablemente era un intento torpe de fingir que estaba bien con el hecho de que nunca se acostaría con él.
—Pensé que Pen había hecho un trabajo espléndido —dijo Blaise, siguiendo a Harry a la cocina y poniendo la tetera— De todos modos, era un secreto a voces, ¿No? ¿Estás enloqueciendo? Enloqueciste.
—No estoy enloqueciendo.
—Oh, bien —dijo Blaise— Porque honestamente, cariño, no tengo la energía suficiente.
—¿Cómo está Malfoy en estos días? —preguntó Harry. La nevera no estaba lo suficientemente fría. La cerró y metió la cabeza en el congelador.
—¿Malfoy? ¿Malfoy quién?
—Blaise.
—Trató de pensar… —dijo Blaise, y por lo general Harry se reía cuando hacía eso, cuando fingía que nunca había oído hablar de ninguno de los Slytherins, ni siquiera de Snape, Slughorn y Voldemort. Pero hoy solo entristeció a Harry. Sabía que Blaise todavía los veía a todos, los Slytherin. Sabía, de hecho, que Draco Malfoy era el amigo más cercano de Blaise. Incluso si Blaise nunca lo invitaba y fingía que lo había olvidado después de Hogwarts. Harry sabía que Blaise se escapaba a altas horas de la noche para ir a ver a Malfoy. Se reunía con él en restaurantes baratos donde nadie se daría cuenta. Cuando Harry estaba molesto, a menudo recurría a Blaise. Pero cuando Blaise estaba molesto, se dirigía hacia Malfoy.
—Sé que hablas con él —dijo Harry.
—¿Quién? ¿Malfoy? ¿Cuál?
—Le dijiste que lo encontraba atractivo —dijo Harry— En mil novecientos noventa y nueve, en una gala del Ministerio.
—De acuerdo, este Malfoy al que te refieres no puede haber estado en una gala del Ministerio en mil novecientos noventa y nueve. Los únicos Malfoy que conozco estás hospitalizados, muertos o caídos en desgracia. Admitiría, estoy seguro, que ninguno de esos estatus es propicio para recibir invitaciones a funciones políticas.
—Él no estaba en… yo estaba en… oh, joder —dijo Harry. Le entregó a Blaise la carta de Malfoy. Las cejas de Blaise viajaron más y más arriba en su frente mientras leía.
—No sé qué decir —dijo Blaise.
Harry lo miró boquiabierto.
—Tienes que saber qué decir. He estado… no creo que haya tenido ni una sola idea desde que lo leí la primera vez, hace una hora. Creo que mi cabeza se congeló— dijo.
—Eso será por el congelador.
Harry cerró la puerta del congelador y se golpeó la cabeza contra esta.
—¿Por qué siempre me pasan cosas extrañas y jodidas? —preguntó, reafirmando su lamento con golpes en la cabeza.
—Cariño, seguramente no puedes considerar este atisbo de carta como extraño o jodido. Claramente es una broma.
—Una broma —dijo Harry. La idea no se le había ocurro. De hecho, no se le había ocurrido desde el momento que leyó las palabras «“He decidido que deberíamos salir”» en la carta de Malfoy.
De alguna manera, la idea de que fuera una broma no era reconfortante.
—Obviamente —dijo Blaise— Dámela, la quemaré y olvidaremos que siquiera sucedió.
—¡No! —dijo Harry, recuperando la carta— No, quiero decir… si Malfoy está tramando algo…
Blaise parecía alarmado.
—¿Planeando hacer algo? ¿Cómo qué?
—Nada —dijo Harry, hundiéndose en el suelo y levantando las rodillas hasta su pecho— ¿Puedes agregar leche en el té?
Blaise preparó el té, le entregó la taza a Harry y luego se hundió sigilosamente para sentarse a su lado.
—Escucha… —dijo, su voz inquietantemente sería— Yo… no puedes decirle a nadie, ¿De acuerdo?
—¿Sobre la broma?
—No, es… —Blaise tomó un sorbo del té de manera infeliz— A veces veo a Malfoy, ¿De acuerdo?
Harry estaba genuinamente curioso.
—¿Tú, eh, pensaste que no sabía eso?
—¿Sabías?
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Y aquí, por supuesto, estaba la parte incómoda. La razón por la que Harry supo a dónde iba Blaise cuando desaparecía. Tenía que ver con la Capa de Invisibilidad, la paranoia de posguerra de Harry y el enamoramiento extremadamente intenso que había tenido por Blaise en los primeros diez meses después de que se hicieron amigos.
Blaise, por cierto, era heterosexual. Se las había arreglado para transmitirle eso a Harry, de la manera única de Blaise, lanzando pistas sutiles y luego nada sutiles sobre su heterosexualidad. Había culminado con Harry inclinándose para un beso, y Blaise poniéndose de pie de un salto, diciendo:
—¿No es terrible que un hombre ya no puede acampar nada más? Simplemente un buen campamento, a la antigua usanza, donde solo me follo a mujeres que acampan, ¿Sabes a lo que me refiero? Oh, en realidad, creo que se suponía que debía estar en algún otro lugar ahora mismo. Con una chica. Una chica muy bonita me parece. ¡Entonces nos vemos, Harry!
Si no hubiera sido Blaise, probablemente habría sido fatalmente humillante. Incluso siendo Blaise, Harry todavía consideró a) Dedicar el resto de su vida a los estudios de los viajes en el tiempo para poder hacer que ese momento no sucediera, o b) Comprar todo el bloque de departamentos, desalojar a todos y quemar el edificio hasta los cimientos o c) Fingir que había sido secuestrado y que su secuestrador se había bebido Poción Multijugos para parecerse a él y trató de besar a Blaise Zabini sin que Harry lo supiera o lo aprobara de ninguna manera.
Pero era Blaise, quien nunca volvió a mencionarlo, nunca actuó como si algo hubiera cambiado y continuó con su política de organizar seis fiestas a la semana e invitar a Harry a todas. Pasaron muchas mañanas de resaca juntos. Harry se acostó con un par de hombres que había conocido a través de Blaise, poco a poco se dio cuenta de todas las formas en que Blaise no era adecuado para él y estableció una cómoda amistad… Y la más satisfactoria de su vida adulta, en muchos sentidos.
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Blaise lo miraba expectante. Harry no sabía cómo decir “Cuando tenía diecinueve años me gustabas mucho y estaba paranoico de que alguien te matara, así que te seguía para asegurarme de que estabas a salvo” sin que Blaise se riera de él. Él no estaría enojado, Harry no lo creía... Blaise nunca estaba enojado. Pero se reiría de él, y Harry no estaba de humor.
—Soy un Auror —dijo Harry— Sé cosas.
Blaise tenía el respeto reverente por los “Trabajos Reales” de los permanentemente desempleados. El asintió.
—Cierto, sí —dijo— Por supuesto. Bueno, el hecho es que Draco y yo hablamos de vez en cuando. Así que…
Blaise parecía extrañamente perdido por las palabras.
—¿Así que? —preguntó Harry.
—Si vas por ahí diciendo que él está tramando algo, podrías arruinar enormemente su vida —dijo Blaise— Y él no está tramando nada. Sé que es un pedazo de mierda, o lo que sea, pero no creo…
—Bueno, no puede ser un pedazo de mierda, si es tu amigo.
Blaise frunció el ceño.
—No dije que fuera mi amigo.
—Lo que sea —dijo Harry— Bien. Él no está tramando nada. ¿Qué hace? ¿A qué se dedica, entonces?
Pero Blaise se había cerrado.
—Ay, no lo sé. Apenas lo veo. ¿Te apetece un partido de hockey de aire?
Harry pensó en desafiar a Blaise… “Lo ves todo el tiempo, le envías mensajes de texto, hablas con él por teléfono”, pero le apetecía más un juego de hockey de aire. Regresaron al departamento de Harry (la mesa de hockey de aire no era realmente el estilo estético de Blaise) y jugaron tres partidas y Harry ganó dos de ellas.
—Tal vez debería devolverle la broma —dijo Harry, jadeando contra la mesa. Él y Blaise jugaban hockey de aire rudo.
—¿Bromear con quién?
—Malfoy —dijo Harry.
—¿Malfoy? ¿Malfoy quién? —dijo Blaise, Harry se dio por vencido.
Pero mucho más tarde esa noche, pensó en ello. ¡Esa maldita carta tan audaz! ¡La osadía! Harry no había visto a Draco en años. No desde que solía seguir a Blaise por todas partes y ver a Malfoy metiéndose en pubs arruinados, con los ojos saltando para comprobar que nadie lo había visto. El y Blaise se abrazaban y luego se hundían instantáneamente en la conversación. Harry nunca los escuchó, pero ya conocía bien a Blaise. Podía ver cómo los diversos encantos de Blaise se desvanecían en presencia de Malfoy, cómo se volvía serio y agradecido. Malfoy también se veía diferente de cómo había sido en la escuela. Más feliz. Mas amable.
Pero Malfoy no sabía que Harry había sido un acosador enloquecido, así que, desde su punto de vista, Harry no lo había visto desde el verano posterior a la guerra. Se habían encontrado unas cuantas veces entonces, en funerales o juicios, y una vez en la casa de Luna.
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—¿Eres amigo de él? —Ron le había preguntado a Luna con incredulidad.
—Él sólo quería hablar —había dicho Luna.
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Malfoy se había disculpado con todos ellos, como si con solo pestañear te lo fueras a perder.
—He querido decirte… —dijo, en el juicio de Dolohov. Draco ya había sido absuelto para entonces, pero fue a todos los juicios de Mortífagos. Ron dijo que «“Seguro quería saber qué pasaría con sus amigos”» —Tenía la intención de alcanzarte y decírtelo, pero has estado rodeado de reporteros, por supuesto.
—¿Decirme qué? —preguntó Harry.
—Uno pensaría que se cansarían de imprimir únicamente tu cara, sin parar, en cada revista, ¿No es así? Estoy cansado de eso.
—¿Decirme qué, Malfoy?
—Qué lo siento. Deberían publicar a Granger de vez en cuando, en serio. Todos sabemos que ella hizo el trabajo pesado. Y, francamente, tiene un rostro fotogénico. No digo que sea más fotogénica, solo que parece que ella no va pulverizar al fotógrafo en cada instante. Oh, mira, aquí vienen algunos reporteros más. Intenta no parecer tan furioso.
Y había desaparecido. Esa fue toda la disculpa que recibió Harry, y cuando Ron y Hermione le contaron sobre sus disculpas, sonaron muy parecidas: incoherentes, distraídas, incómodas.
Entonces, que Malfoy intentara hacerle una broma no estaba fuera de lugar, en realidad, y Harry estaba en todo su derecho de devolverle la broma.
Harry no tardó mucho en convencerse de ello. Era medianoche, pero tomó una pluma y pergamino.
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Malfoy:
Seguramente no puedes pensar que me casare contigo en 2 o 4 años si no nos conocemos. Con ese fin, responde a las siguientes preguntas enviando una lechuza.
- ¿Cuál es tu posición sexual favorita?
- ¿Cuál es tu recuerdo más vergonzoso?
- ¿Cómo te gusta que te llamen tus amantes durante el sexo?
Esperando nuestro largo y próspero matrimonio,
Harry Potter.
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La envió antes de que pudiera cuestionar qué demonios estaba haciendo.
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...CONTINUARÁ...