
Confesiones Sorpresivas
Se sentó con pesadez sobre su cama, codos sobre sus rodillas y manos en los laterales de su cabeza, casi arrancándose mechones de cabello. Su cabeza dolía por todos los pensamientos y escenarios que pasaban fugazmente por su mente, la había cagado y él lo sabía. Y no había sido una cagada pequeña, si es que existían cagadas pequeñas claro, había sido una grande muy grande que incluso podía decir que superaba por mucho la tremenda cagada de Pads el año pasado respecto al secreto que Moony mantenía.
No tenía previsto que todo eso acabase de aquella manera, ni por un solo milisegundo pasó aquella posibilidad en su cabeza hacía años. Según él, todo había estado fríamente calculado para que nadie saliera herido. Pero ahora, recién que su mente hacía click, había comprendido que no se libraría fácilmente de ese lío sin lágrimas y un corazón roto de por medio. O dos.
La había jodido.
Suspiró con fuerza a causa de la desesperación. Sus manos apretaron con fuerza los mechones de su cabello, causándole un pequeño dolor. Apretó los labios para evitar que sigan temblando como lo hacía su muslo izquierdo. Su respiración agitada, ojos nublados, las peores escenas siguieron pasando por su cabeza. Todos ello, siendo síntomas de la desesperación.
Al escuchar que la puerta se abrió, bajó las manos de su cabello, levantando la mirada hacia la entrada de la habitación que compartía junto a sus tres mejores amigos. Ahí estaba ella, con una expresión de preocupación y dolor en su rostro. La pelirroja abrió más la puerta, ingresando a la habitación. Sus ojos avellana se posaron en los verdes de ella cuando su todavía novia, cerró la puerta detrás de sí.
Sabía que le debía una explicación, ella lo merecía. Lo que no quería era perderla, no quería que ella se fuera. Y aunque en un inicio no la amaba, ahora sí lo hacía y sabía que si ella se iba sufriría tanto. Tal vez sonaba egoísta, pero el azabache era feliz junto a ella aunque no era totalmente feliz. Pero era mejor tener una felicidad a medias que una incompleta ¿verdad?
—James... ¿Qué fue eso?— la pelirroja se acercó a él y pudo notar que los ojos de la ojiverde tenían un brillo de tristeza. Él sabía que se lo debía explicar.
—Yo...mmm— su mirada se dirigió a la puerta de la habitación, asegurándose que nadie vaya a entrar. Aparentemente la pelirroja notó aquella preocupación porque habló:
—Le puse seguro a la puerta antes de entrar. Remus y Peter se llevaron a Sirius a no sé donde porque quería seguirme. Nadie va a entrar.— aseguró. —Si deseas lanzó un silencio.— la voz de la ojiverde sonaba triste con cada palabra que mencionaba. Él asintió despacio y escuchó a su novia murmurar el hechizo.
Tras unos segundos de silencio, volvió a hablar.
—Lo siento.— Se disculpó el azabache. Notó como la pelirroja se movió y tomó asiento en la misma cama que él, quedando a su lado.
—¿Sobre qué?— ella lo miró de reojo. ¿Sobre qué? Pues sobre todo. ¿Cómo se lo iba a explicar? —¿Por... no amarme?— la voz de la pelirroja se quebró. James volteó a verla.
—No. Lily... ¿porqué pensarías eso?— los ojos verdes de su novia se quedaron viendo un punto fijo delante de ella.
—Saliste corriendo cuando dije te amo.— la pelirroja sonrió con tristeza.
Aquello era totalmente cierto y también había sido su punto de quiebre, cuando se percató que la había jodido inmensamente. Habían estado en la sala común junto al resto de sus amigos, hablando y bromeando hasta que de un momento a otro, Lily le había susurrado al oído un te amo. La pelirroja nunca lo había dicho ya que cuando empezaron a salir ella le había asegurado que no lo amaba, pero lo intentaría y si no funcionaba quedarían como amigos.
En ese entonces había sonado bien, él tampoco estaba realmente enamorada de ella. Pero tras más de un año de conocerse, sentimientos por la pelirroja habían empezado a surgir. Solo que nunca creyó que Lily también terminaría enamorándose. Y aunque parte de su corazón le pertenecía a su novia, su corazón no latía solamente por ella...
Tras el te amo de Lily, subió las escaleras de la torre, ignorando sus llamados hasta encerrarse en su habitación de gryffindor. Debía decírselo, ella merecía saberlo. Lily tenía todo el derecho de saber que le había mentido, que todo había empezado como un juego luego que ella fuese totalmente sincera con él al iniciar su noviazgo.
—Pero eso no significa que no te ame.— la miró fijamente, Lily volteó a verlo. Sus rostros quedando frente a frente. —Porque te amo Lily... y mucho.— Sí, la amaba pero no era la única persona que James amaba.
—¿Entonces...?— la voz de su novia aún sonaba rota y triste, no quería hacerla sufrir más pero tampoco podía mentirle. Tomo aire, conteniéndolo por unos segundos para luego soltarlo.
—Es complicado.
—Explícame.— demandó la pelirroja con voz firme. —Tenemos tiempo. Tú explicas y yo escucho.— sus ojos verdes brillaron con firmeza.
—Bueno...— el azabache se levantó de la cama, caminando nervioso alrededor de la habitación.
—Merezco una explicación James, la necesito— la voz de la pelirroja volvió a quebrarse con la última palabra mencionada por ella.
—Solo prométeme escucharme hasta lo último que te tenga que decir. ¿Si?— volteó a ver a su novia, quien asintió despacio mirando en su dirección. —Y recuerda que te amo.— No quería perderla, no quería.
—¿Hay alguien más?— preguntó Lily antes que el azabache pudiera comenzar a explicar. James apretó los labios. La pelirroja, al no recibir una respuesta, miro el piso de la habitación y volvió a hablar. —Hay alguien más.— esta vez no preguntó, afirmó.
—No sé como llamarlo.— James dijo rápidamente, caminando en círculos por el centro de la habitación, nervioso. Sus piernas temblando. Supuestamente él iba a empezar a hablar.
—Después que me pidieras salir por años y que tengas una oportunidad, me sorprende.— la voz de la pelirroja sonó molesta, James quiso llorar así que detuvo sus pasos tomando una gran bocanada de aire. —¿Con quién se acostó el gran James Potter?— Lily colocó sus manos sobre sus rodillas.
—Lily...
—¿La conozco? Supongo que debe ser una digna sangrepura, digna de estar con un Potter como usted.— la voz de la su novia sonó con mucha ironía. Novia, ¿seguiría siendo su novia tras su confesión? Lo dudaba mucho.
—No es-
—Un sangrepura ¿entonces?— los ojos verdes de Lily se clavaron en los suyos, ahora los orbes esmeralda brillaban con enojo. —¿O simplemente un hombre cualquiera?— la pelirroja se levantó, quedando parada frente a él. James solo retrocedió un paso. —Me usaste como fachada.— declaró enojada a unos centímetros de sus rostro. Luego la pelirroja retrocedió, dándole la espalda.
—No me he acostado con nadie. Nadie.— habló James con voz firme para que la bruja pudiera oírlo. —Nunca caería tan bajo como para hacer eso.— Era cierto, muy cierto. Tuvo varias oportunidades de acercarse a esa otra persona, pero por respeto a Lily nunca lo hizo.
—James Potter, el mujeriego de Hogwarts...
—¡Escúchame!— Lily volteó indignada a verlo. —Prometiste escucharme. Hazlo.— el azabache bajó su mirada. Les iba a doler, a ambos, aquella confesión.
—Te escucho.— Lily volvió a tomar asiento, esta vez sobre la cama de Remus.
—Nunca te he sido infiel, nunca lo sería.— aclaró en primer lugar. —Y sí, hay una persona. Pero no de la manera que tu crees.— se apuró a decir cuando su novia movió la boca para decir algo. —Yo te amo y mucho. Pero no eres la única persona a la que amo.— declaró finalmente. Una lagrima se resbalo por su mejilla izquierda, enserio no quería perderla.
Los ojos de la pelirroja se nublaron y subió las piernas a la cama, abrazando sus rodillas. A James se le partió el corazón por verla así, verla tan rota, por su culpa. Quiso acercarse y abrazarla pero sabía que esta no se lo permitiría. Tras unos segundos de silencio, la pelirroja parecía pensante, seguramente procesando la información que él mismo le había dado.
—Pero... me amas ¿verdad?— El rostro de Lily subió hasta encontrarse con el suyo y esta vez pudo descifrar que el brillo de los ojos de Lily tenían algo de esperanza.
—Te amo y mucho.
—¿Más que a esa persona?— No podía mentirle, no debía mentirle.
—Lily, no voy a mentirte con esto. Te amo a ti y a esa persona con la misma intensidad, lo siento.— sus ojos avellana se posaron en sus pies.
—No te disculpes.— confundido, volvió a subir su mirada para toparse con las esmeraldas de su pelirroja. Lily palmeó el lado de la cama donde estaba sentada, él se acercó y tomó asiento junto a ella. La cabeza de su aún novia se poso en su hombro, él rodeo su cintura con su brazo.
—Te amo Lily, enserio lo hago. Pero no puedo dejar de amar a esa persona y no sé porqué.
—¿Empezaste a salir conmigo para olvidar a esa persona?— James soltó su cintura para voltear y tomar el rostro de su novia, ambos quedaron frente a frente. —Soportaré la verdad, no puedo culparte.—La mirada de la ojiverde bajó con... ¿culpa?
—Sí, fue la principal razón.— ambos quedaron en silencio, Lily mirando hacia abajo con la mirada perdida, él mirándola a ella. —Pero luego me di cuenta que también te amo y no quiero dejarte ir por más egoísta que suene. Pero si decides irte, no te obligaré a quedarte, por mas que yo no quiera hacerlo.— fue muy sincero con sus palabras. Le dolería si se iba, pero le iba a doler más verla infeliz.
—No me iré.— sus ojos volvieron a encontrarse. —Te amo y no me iré.— vio a Lily morderse ligeramente el labio y sabía que estaba pensando en algo, había aprendido a descifrarla hacía mucho. —Empecé a salir contigo por la misma razón.— confesó la pelirroja.
—Al menos espero que te haya funcionado y no haya sido un fracaso como yo.— intentó bromear para aligerar el ambiente, lo logró ya que Lily rió suavemente. Sonrisas cómplices aparecieron en sus rostros.
—Para mala suerte, estoy en tu misma situación.— Declaró Lily con voz culpable, dedicándole una sonrisa.
—Realmente no creí que esta conversación tomaría esta ruta.— ambos rieron. Lily se acostó sobre la cama viendo al techo y con los pies colgando. James, por su parte, se recostó sobre su mano derecha, viendo en dirección de la pelirroja para verla reír dulcemente.
—Las cosas que esperas, usualmente no son las que pasan.— recitó Lily.
—Creí que acabarías lanzándome almohadas y desordenando toda la habitación que yo mismo ordeno desde que Sirius le pegó la flojera a Remus.— ambos rieron. —Lo digo enserio. Pero estoy feliz de que no haya sucedido así.
—Yo igual.— Lily se apoyó en su brazo izquierdo para verlo. —Solo imagina que nos guste la misma persona, sería ¡wow!— El asintió, aquello sería... realmente no sabía si era bueno o malo, pero sonrió.
—¿Me dirás quién más te gusta?— James alzó una ceja divertido.
—Solo si tú, me dices primero.— Lily tocó con su dedo el pecho de James suavemente al decir tú. James rió y se acomodó en la cama viendo hacia arriba, pies colgando.
—Bueno señorita chismosa, pero debe prometerme que usted también me lo dirá.
—Lo prometo.— la pelirroja dio un beso volado dramáticamente, como signo de promesa. Luego James cambió a una expresión más seria.
—No te llevas bien con esa persona.— aclaró antes de dar algún nombre.
—Tu tampoco te llevas bien con mi persona. Así que solo dilo.— Lily miró hacia arriba, pensativa.
—Bueno... — tomó aire para poder continuar.—SeverusSnape.— habló rápidamente, esperando a que Lily no hubiera entendido. La pelirroja apreció encima de él, su cabellera roja sobre su cara. La ojiverde lo miraba con los ojos completamente abiertos.
—¿S-Severus?— la pelirroja parpadeó, el asintió despacio. ¿La había cagado? Lily volvió a su posición inicial, quedando a su derecha viendo hacia arriba.
—Sí, aquello no era esperado.— admitió James.
—¿D-desde c-cuando?— tartamudeó la bruja.
—Cuarto año. Bueno, creo que desde antes pero a penas lo noté ese año.— confesó. —Estaba celoso de que él tuviera tu atención...— admitió en voz baja. —Prácticamente fue mi culpa de que ya no sean amigos.— su voz tomó un tono de disculpas.
—¿Por eso la otra vez me preguntaste si había pensado en volverle a hablar?
—Sip.—James apretó los labios. —¿Me dirás... quien es tu persona?— preguntó con cautela tras unos segundos de un cómodo silencio.
—También es Severus.
—Wow. Gran coincidencia.
—Sí, gran coincidencia.
—¿Desde cuando?— se atrevió a preguntar James con cautela.
—Lo conozco desde antes de entrar a Hogwarts, pero creo que en cuarto año también. Lo extraño. —admitió la pelirroja.
—Deberías volver a hablarle. Al menos tú fuiste su amiga y no lo atormentaste desde primer año por unos putos celos. Tienes chance.
—¿De qué?
—De estar con él.
—No voy a dejarte. ¿Y no te has puesto a pensar que tú le puedes gustar?
—No lo creo, me odia.
—No importa lo que creas. Yo no creía que podría gustarte Severus y aquí estamos.— señaló Lily.
Ambos quedaron en silencio, James metido en sus pensamientos. Había sido una gran sorpresa, tan solo una coincidencia, que a ambos le gustase otra persona y que esta sea la misma. Una idea muy descabellada pasó por su mente.
—Sonará descabellado.— inició James. —Pero si le decimos lo que sentimos, ambos, tal vez podríamos superarlo y olvidarlo.—
—Tiene sentido. Pero si le gustas, intenta algo con él. ¿Sí?— suplicó la pelirroja.
—Y si le gustas tú, intentaras algo con él.
—Bueno. — ambos voltearon a verse entre sí y sonrieron. La pelirroja se acercó a él hasta que sus rostros estuvieron a milímetros de distancia. James tomó la nuca de la pelirroja y la atrajo hacía sí, saboreando sus labios, besándola. Lily quedó encima de él, continuaron besándose.
—¡PRONGS!— el gritó de Remus hizo que ambos se sobresaltaron y se separaran. —¿Porqué en mi cama?— Los novios que habían declarado sus secretos unos a otros, se miraron y rieron ignorando por completo a la cara de horror de Remus.
—Tal vez era momento de vengarme por las veces que Tú y Pads han estado en mi cama.— Su amigo negó haciendo un puchero.
Vio a Moony acercarse rápidamente a su cómoda para tomar un libro y luego salir rápidamente de la habitación, cerrando la puerta detrás de sí.
—Pensé que le habías puesto seguro.— James miró interrogativamente a la pelirroja de sus novia.
—Creí lo mismo.— admitió su novia con una sonrisa.
—Supongo que podemos usar este tiempo para preparar nuestra declaración.— Lily asintió entusiasmada, dando pequeños aplausos. Ambos sonrientes, empezaron a planear. De ser necesario, lo conquistarían.