
Lo menos esperado
Rodó los ojos mientras caminaba en dirección al lago con un libro en manos, tratando de ignorar la irritable y molesta compañía que lo seguía desde que salió de su sala común. Regulus podía ser mucho más pegajoso que un chicle y eso siempre era molesto, aunque no negaría que a veces agradecía la molesta compañía del menor. Regulus Black, la única persona que podría considerarse su amigo o un acosador si lo veías desde el punto de vista del mayor entre ambos Slytherin.
—¿Entonces vamos al lago?— la voz del menor de los Black se hizo escuchar.
—Voy, no vamos.— respondió Severus cortante.
—Eres el amigo que mejor me trata, ¿lo sabes?— Severus siguió caminando dándole la espalda a Regulus. —¡Sev!— escuchó los pasos apresurados del menor dirigiéndose hacia él y que luego estos se detenían bruscamente.
El de ojos ónix volteó para encarar a Regulus, solo quería un jodido momento de paz y sabía que en la biblioteca o su sala común no la iba a encontrar. Pero le tomó por sorpresa ver a su amigo a pasos metros de distancia mientras retenía a un Gryffindor que no podía verle el rostro.
—Hola, Sev.— una voz femenina sonó de repente a su lado. Giró la cabeza hacia la derecha y ahí la vio, hermosa como siempre y con una sonrisa en el rostro que hacía tiempo no era dirigida a él.
—Lily...— mencionó en un susurro.
—¿Podrías decirle al pequeño Black-
—¿Pequeño Black?— Severus frunció el ceño.
—Ya ves, el hermano menor de Sirius.— continuo la pelirroja. —Me preguntaba si podías decirle que suelte a James.— Lily señaló vfrente a ellos,
Ah, era eso. Por un momento Severus había creído que la pelirroja se había acercado a él para hablar como antes, cómo solían hacerlo antes de Hogwarts y al los inicios de sus estancia en la escuela. Vio a Regulus que se encontraba sujetando por la camisa a Potter y el gryffindor no hacía nada para soltarse del agarre. Se acercó a paso lento.
—Reg.— llamó Severus.
—¿Qué?— rugió furioso su amigo. ¿Porqué estaba molesto? Regulus siempre sería un enigma.
—Sueltalo.— señaló y escuchó a Lily susurrar por la bajo un "gracias".
—El maldito te estaba siguiendo.— Habló el menor soltando a Potter que cayó de espaldas al suelo y soltó un quejido.
—Solo quería hablar contigo.— habló Potter aún estando el suelo, la mirada avellana posada en la mirada ónix de Severus. Tragó grueso, había algo de esa mirada que llamaba la atención del Slytherin de séptimo año, solo que no estaba seguro de que.
—Bueno, queríamos hablar contigo.— escuchó a Lily decir aún estando a su lado.
Potter asintió mientras se sentaba sobre el cesped de las afueras del castillo.
—¿Podrías decirle a tu guardaespaldas que nos deje a solas?— preguntó Potter ya de pie y sacudiendo esa cabellera desastrosa que llamaba pelo.
—No soy su guardaespaldas.— se quejó el menor de los Slytherins, Severus suspiró. No quería pelear. —Además, yo también tengo algo que hablar con Severus.
—Regulus, luego podemos hablar.— las palabras de Severus sorprendieron a los otros tres a sí mismo. Su parte racional le decía que era pésima idea quedarse a hablar con Potter aunque Lily estuviese ahí, pero una sensación extraña en su pecho quería quedarse con la pelirroja y el azabache.
—Oh, así estamos Severus.— Regulus sacó el dedo medio y luego se dio la vuelta dirigiéndose hacia el castillo. Severus se limitó a apretarse el puente de la nariz.
Por un momento un silencio incómodo se interpuso entre Severus, Lily y Potter. El pelinegro, sin estar seguro de que hacer caminó en dirección al lago aún con su libro en mano. Solo quería algo de paz. Claramente, escuchó unos pasos siguiéndolo a la distancia y unos murmullos a su espalda. ¿Lily era capaz de ayudar a Potter en alguna estúpida broma? Aunque recordándolo, desde que su ex amiga había empezado a salir con el gryffindor esas bromas se habían detenido. Sirius Black era otro caso.
—¿Desde cuando hablas con el menor de los Black?— escuchó a Lily preguntar mientras esta se acercaba a Severus.
—Solo pasó.— se limitó a responder, sin querer dar detalles de que la razón por la que se había acercado a Regulus fue porque Sirius Black había hecho llorar una vez al menor. Solo había querido saber lo sucedido para tener algo con que chantajear al mayor de los Black aquella vez, pero extrañamente Regulus había empezado a seguirlo como perrito y constantemente repetía que Severus era el hermano mayor que siempre había querido.
—¿Sabes que es el hermano de Sirius?— Potter preguntó estúpidamente.
—Pensé que era el elfo, fíjate James.— Respondió Severus y continuó caminando hasta el lago sin voltear a ver a la pareja que iba detrás de él.
—Bueno, teníamos algo importante que decirte.— escuchó a Potter volver a hablar. —Pero antes que nada disculpa por todas las veces que te moleste y eso.— Severus se detuvo abruptamente, volteando. Algo dentro de él de revolvió al encontrarse con la sonrisa de Lily y la mirada arrepentida del novio de esta. ¿Qué mierda le estaba pasando?
—Potter, ¿estás enfermo?— Severus arrugó la frente.
—¿Por pedir disculpas?— Potter negó con la cabeza mientras se realizaba la pregunta. —Enserio lo siento.
¿Qué mierda se suponía que debía hacer con las disculpas de Potter? Era algo que Severus se preguntaba mentalmente. ¿Las aceptaba?
—Ok.— fue lo único que salió de su boca. Potter sonrió.
—Bueno, eso no es todo.— la voz de Lily sonó nerviosa y sus ojos verdes miraron alrededor. —Será raro, y solo queremos que no hagas un escandalo por esto.— pidió Lily.
—Nunca hago escándalos.— señaló.
—Bueno, es cierto.— concordó la pelirroja y dio un paso adelante, acercándose más hacia él. Lily tomó su mano.
Los sentimientos que había intentado ocultar por Lily desde que eran unos niños salieron a flote nuevamente y por un segundo tuvo esperanza, algo estúpido claro, porque era novia de Potter y este se encontraba a un lado de ambos.
Si pensó que eso ya era raro, pues no lo era. Potter posó su mano sobre hombro y le sonrió con mayor amplitud, si es que eso era posible. No era la primera vez que Potter le sonreía, sus últimos encuentros no incluían insultos ni hechizos de por medio, solo silencios y miradas extrañas de Potter dirigidas hacia él. Incluso Potter le había salvado la vida el año anterior.
—Nos gustas.— escuchó al unisonido. Voces provenientes de James Potter y Lily.
—No estoy para bromas.— Severus se soltó de los garres de ambos y les dio la espalda. Le gusta Lily y aquella jodida broma sí era dolorosa sabiendo que era novia de Potter.
—No es broma. —Lily habló antes que pudiera encaminarse hacia el lago nuevamente. —Me gustas, Severus. Forma romántica.— Su pecho se infló pero Severus estaba seguro que era una broma.
—Estás con Potter.— fue lo unico que mencionó hasta que Lily lo tomó del brazo y lo obligó a darse la vuelta.
—A mí también me gustas Severus.— Potter sonrió nervioso. Nervioso, nunca lo había visto así. —Y sé que todo te parece extraño pero te amo y a Lily también.— explicó el de lentes. —Entiendo que me odies.
—No te odio.— Maldita sea, se reprendió mentalmente. ¿Porqué había dicho eso? Potter lo atormentó por años, pero era cierto, no lo odiaba. Sentía algo que el mismo Severus no era capaz de explicar con palabras.
—La cuestión es que James y yo estuvimos hablando y nos percatamos que ambos nos amamos, pero que también te amamos a ti. —Los ojos verdes de Lily tenía un brillo que Severus no podía descifrar. —Nos gustas a los dos.— Lily ladeó la cabeza, señalando hacia Potter.
—Lily.— su voz sonó ronca. —Esto no es gracioso.
—No es una broma.— señaló Potter esta vez. Los orbes ónix se dirigieron hacia la mirada avellana del que era más bajo que él.
—Creíble.— habló irónicamente el pelinegro.
Un silencio se interpuso entre los tres hasta que un grito los sobresaltó.
—¡¿Molestando a quejicus sin mí?!
—¡Sirius!
—¡Míralos Remus!— Severus vio a los otros tres merodeadores caminando hacia donde Lily, James (¿desde cuando era James?) y él se encontraban.
—Basta Padfoot.— habló Potter con enojo.
—Diría que te gusta si no fuese porque estás loco por Lily.— habló Sirius Black aún dirigiéndose hacia ellos, pudo ver al licántropo rodar los ojos y a Pettigrew caminando con cansancio.
—Sirius, vete.— esta vez fue Lily la que habló. Black se paró delante de él y Severus retrocedió unos pasos.
—Pads, vámonos.— Lupin habló con firmeza, ocasionando que Black apretara los labios y retrocediera. —Muy bien, vámonos Pads.— Black soltó un gruñido, tal cual un perro y poso su mirada sobre Lily, Potter y luego sobre Severus nuevamente. —Sirius, no creo qye te gusten las consecuencias de no hacer caso.— Remus Lupin sonó muy demandante.
Y nuevamente, cómo un perro, Black le hizo caso a Lupin como si este fuera su dueño. Aquello comprobaba que Regulus no era el único Black con comportamiento perruno.
—Mierda.— escuchó farfullar a Potter cuando Black y compañía ya se habían ido.
—James, luego piensas en eso.— indicó Lily por lo bajo, pero Severus pudo escuchar con claridad.
—Mejor me voy.
—Severus.— Lily llamándolo por su nombre lo hizo detenerse. —Solo queremos una cita contigo.
—Acepta, porfavor.— suplicó Potter. —Estoy arriesgando mi amistad con Sirius al hacer esto, solo acepta.
—Que importante me siento.— soltó Severus con sarcasmo.
—Deberías.— Severus rodó los ojos, el ego de Potter seguía en lo alto a pesar de todo.
—Solo acepta.— insistió Lily esta vez.
—Lo pensaré.— Severus miró a ambos y se dirigió al castillo, creyendo que fuera de este tampoco encontraría un lugar adecuado para relajarse.
Todo había sido muy extraño.