
Que no salga la luna
Si hay alguien que aquí se oponga
Que no levante la voz (que no lo escuche la novia)
(que no salga la luna, que no tiene pa’ qué)
QUE NO SALGA LA LUNA- La Rosalia
Boda
Su prima Narcissa se casó con Malfoy, un alfa pura sangre, en el invierno de su doceavo cumpleaños.
Ella se veía hermosa, ella es hermosa. Una omega predilecta con joyas y un vestido blanco largo de encaje. La luna lo iluminó todo cuando las runas fueron marcadas en sus cuerpos.
Nunca le preguntó si eran compañeros. Si ella podía ver el blanco de su vestido y el azul del cielo.
Regulus no preguntó. Entregó a su prima, en nombre de Sirius que se había ido con los Potter esas vacaciones , y no preguntó nada.
La vio sonreír y había brillo en sus ojos. Tal vez sí podía ver los colores.
Regulus deseo poder conocer los colores.
Lo deseo con todo su corazón.
…
Regulus ha estado obsesionado con los colores desde niño. Con las almas gemelas. Su madre les resta importancia pero él desea y desea.
A su hermano también le dan igual los colores. Él dice que es mejor no pensar en ellos. Que ellos dejaron así a su madre. Regulus no cree en sus palabras. Piensa que Sirius tampoco cree en sí mismo.
Pero bueno, Regulus está obsesionado. Ve las notas en cada compra, las que exponen el color de las cosas y Regulus los imagina; morado, naranja, marrón, azul, verde, amarillo, amaneceres, plantas, árboles, troncos.
Todo. Todo debe ser deslumbrante. En sus sueños lo es, al menos.
Gris es lo único que ve, pero él desea más. Desea ver el mundo con color.
Desea, desea.
Cuando reza, desea ver el tono del piso donde se inca.
…
No le cuenta estas cosas a su hermano, Regulus sabe que lo hará preocuparse, porque pensar en esas cosas hace que mamá enfurezca.
Él se las guarda y le cuenta otras cosas. Le habla sobre los mitos alrededor de sus nombres. Sobre ángeles y magia de sangre. Sobre las hierbas. Sobre animales y aves. Le cuenta otras cosas.
Sirius sonríe y lo escucha. Él dice: También serás un buen alfa Reggie.
Regulus quiere creerle.
…
Regulus no se presenta, todos dicen que es un Beta. Su madre lo ignora así que asume que no es tan malo.
Sirius le sonríe, lo abraza. Regulus no puede olerlo, pero aprecia el calor reconfortante que su hermano le transmite.
Sirius es un alfa. Tal vez por eso su madre no estaba tan preocupada.
…
Regulus no ve ningún color. No va a Hogwarts con su hermano. En Francia la gente lo mira raro por su acento. Extraña a su hermano. Su hermano no escribe. Regulus no ve ningún color.
Él conoce la soledad en ese año.
…
Sirius puede ver los colores y no se lo contó, eso le duele, pero lo entiende, Regulus no es el mismo, no después de todo.
No después de ese año. No después del año que le siguió.
En Beauxbatons un niño le dijo que lucía como una perra omega. Regulus se asustó así que cambió y copió la personalidad de la persona más aterradora que conoce, esa es su madre. De esa forma ganó algo de respeto, pero ahora Sirius no confía en él.
Regulus se alegra por su hermano, lo felicita, Sirius luce impresionado, Regulus quiere abrazarlo, pero ya no puede. Su papel se lo impide.
En Beauxbatons nadie habla con él, no tiene amigos, es casi invisible.
Regulus extraña a su hermano más que a nada.
…
Pasan los años, su hermano se aleja más, va con los Potter cada que puede. Ninguno escribe. Su madre a veces le grita y lo maldice.
Regulus sigue obsesionado con los colores y sigue sin ver uno.
…
Es en la misma boda de su prima cuando ve algo. Algo que determina todo. Que lo hace comprender una realidad más en el mundo.
Algo además de la sangre y los colores.
Regulus no sabe cómo es que llega allí, pero llega. Es en una sala donde se encuentran un montón de hombres sobre un pequeño cuerpo. Sobre otro hombre.
Hay miembros. Y ruidos. Insultos. Saliva. Probablemente sangre. No puede ver la cara de él. Todo sigue siendo gris.
Sé una buena perra y tómalo. Dice uno de los hombres y mete su …
Regulus se va corriendo de allí. Regresa por el corredor y entra en otra sala completamente sola. Respira una y otra vez. Su corazón late muy fuerte. Todo es gris.
Gracias a dios es un beta. Un beta. Beta. Un beta.
…
Ella quiere que se una a ese hombre. Ese hombre que estuvo esa noche cuando todo cambió.
Ella quiere vender a su hermano a ese hombre, a una causa en la que ni siquiera Regulus cree.
Regulus es inteligente y a pesar de todo no es arrogante, es lógico, por ello piensa que el sistema de pureza es estupido y contradictorio. Regulus no cree en él ni en la guerra que se gesta desde la voz de su hogar.
Regulus sabe que su hermano piensa igual, que odia esa ideología, por sus amigos y su compañero. Y ella, ella lo matará, pero si, si tal vez la distrae con un error que le recuerde cosas, tal vez …
Así que usa eso y es arriesgado, pero es lo mejor. Si él dice que no ella lo matará, pero si descubre otra cosa primero lo castigará.
Así que eso hace. Regulus conoce a su madre. Conoce el sistema. Es inteligente y sabe leer a la gente.
Él le dice que Sirius puede ver los colores y ella casi lo mata, pero no lo hace, porque eso le recuerda lo que ella perdió.
Su madre deja a su hermano tirado en el piso del despacho y se va a buscar una botella de licor.
Regulus lo envía con los Potter. Toma el lugar de su hermano. Huele el humo del retrato quemado.
Para el amanecer solo queda un heredero en la casa Black.
…
Su madre lo odia. No hay duda de eso. Regulus es un beta y no es suficiente. Ella lo castiga y castiga.
Regulus recibe todo, trata de mostrarle que puede ser bueno para la casa a pesar de no ser un alfa.
Trata de demostrarle que es inteligente y un gran mago porque eso, eso debe de contar para algo ¿no?
…
Regulus desearía poder reírse de esto. Desearía que le de risa. Pero no le da. De hecho, Regulus piensa en suicidarse.
La muerte sería mejor que esto.
La sanadora le dice que es un omega tardío, Regulus no escucha lo demás.
Un beta, un beta. Se supone que era un beta.
Sirius, Sirius. Sirius no está.
Pasa su primer calor en Francia y obvio su madre se entera.
Ella ni siquiera le da opciones.
Los omegas masculinos no tienen voz en la sociedad. Esa era la gran verdad. Son una vergüenza.
Ella lo entrega a Lord Voldemort y Regulus no quiere nada más que la muerte.
…
Hay dos más, uno alto y otro más bajo. A ellos los tratan peor, a ellos sí los anudan.
Ni siquiera sabe si tienen nombres.
…
Se entera de su presunta muerte un día al azar. El tiempo es distinto en la mansión. Con tantas feromonas y sin marca, bueno, su mente vuela.
Regulus tiene algunos privilegios, pero no son muchos. No tiene varita, pero puede ver a su prima y ella le da una que otra noticia.
Ahora está embarazada. Regulus la envidia un poco. Ella le da un té de prevención. Él le da las gracias y vuelve a su recámara a esperar.
Un alfa llega. Luego otro. A veces Voldemort mismo.
Regulus ya no llora. Ya no piensa en los colores. Ni en su hermano. Ni en nada.
Ya no reza. Dios puede irse a la mierda para el caso.
…
Ellos no lo dejan morir. Ellos no lo dejan respirar. Ellos lo marcan y no como un mago. Ellos dicen:
Muy bien perra. Eso. Quédate quieto.
Golpe. Golpe. Intrusión. Golpe. Regulus está seco. No llora. No mira nada. No muere, o lo hace muy lento.
Al menos ninguno lo anuda.
…
Conoce a Pandora Rosier, una beta, en una noche muy mala. Ella es senadora al parecer, ella es muy joven también. Ella lo limpia y le da pociones. Ella ignora las lágrimas en sus ojos.
Ella no lo ve con lástima, pero tampoco lo ve como si lo mereciera. Eso es lo primero que llama la atención de Regulus. Eso es lo que lo hace confiar en ella. Eso es lo que lo hace perdonarla cuando lo salva en otra noche.
Ella le da algo para que las feromonas no lo noqueen y por fin, después de tres años, Regulus siente que sale de la niebla.
…
A veces, escucha cosas, pláticas.
Ellos dicen que meten a los muggles, traidores de la sangre y sangre sucia en la mansión Malfoy. Ellos dicen que lo siguiente es tomar el ministerio. Ellos hablan mucho, fuman, beben y follan. Voldemort les da pláticas. Le da a Bella y a Lucius dos cajas.
Ellos tiran a otros omegas en bolsas negras. Traen a más. Altos y bajos. Anchos y delgados.
Nadie ve a Regulus, él es especial, no todos pueden tocarlo. Al menos tiene eso, hasta entre las putas hay decoro dice Voldemort una noche.
Regulus lleva allí casi cuatro años.
…
Regulus a veces puede entrar a la biblioteca. Investiga. Nutre su mente.
Ellos tienen su cuerpo, pero jamás su mente. Se repite. Ya no la tienen. Eso le queda.
…
Pandora está allí porque sus padres le deben a Voldemort y ellos decidieron entregar a sus dos hijos betas. Su hermano se llama Evan, él nunca pasa por la casa. Ella le explica que esa casa es un regalo para los alfas y Voldemort de parte de los Lestrange. Ella le cuenta que ella solo está allí porque ellos son unos animales. Porque no hay tantos omegas masculinos para ignorar cadáver tras cadáver .
Ella le dice un día: Quisiera ayudarte, pero no puedo.
Regulus no la culpa. No es responsable del hilo dorado que la ata a la mansión. No es responsable de que él esté allí.
Ella dice otro día: Ganatelo, haz que confíe en ti. O que se le vaya el filtro cuando está contigo. Así son todos. Es parte de su naturaleza vil.
Ella llora después. Le pide perdón. Regulus le dice que no importa, que no llore. No tiene por qué. No debe de.
Ella dice: Eres precioso, lamento que tengas que usarlo, pero es la única forma.
Y Regulus la escucha, por fin puede pensar, Regulus ya no piensa en colores ni en familia. Regulus sobrevive.
Regulus le hace caso. Ya no le importa la dignidad o lo que sea. Trató de morir pero no lo dejaron, se lo negaron, así que ahora sobrevive, él se adueña de la imagen de su cuerpo. De la imagen de ese cuerpo que era suyo.
Del cuerpo donde habita su mente.
…
Se lo gana, Voldemort ya no lo comparte.
Descubre que su nombre es Tom. Descubre que ama la idea de la inmortalidad. Descubre que le gusta el pelo largo. Descubre que los alfas son unos idiotas cuando les das una buena mamada.
Regulus le ofrece a Kreacher cuando él lo pide.
…
—Es un horrocrux— dice Tom a su lado. Regulus no lo mira. No siente como lo toca. Trata de ignorar el asco.
Tom continúa regodeándose. Parece que ni siquiera habla con Regulus.
Al fin y al cabo, para él, Regulus no es más que otro mueble en esa casa.
…
Pandora lo ayuda a idear un plan. Le consigue una varita. Nadie sabe que él ya no está bajo el efecto de las feromonas. Nadie sospecha.
Él le dice a Kreacher que regrese y que le cuente todo. Eso hace, a pesar de todo el elfo aún lo ama, y Regulus siente ira por primera vez. Siente algo más que asco. Siente determinación. Deseo de venganza.
Su amigo Kreacher casi muere.
Pandora está encadenada.
Regulus ya no tiene cuerpo.
Y Voldemort está haciendo Horrocruxes, ahora es inmortal. El hijo de puta es inmortal.
Bueno, eso no pasará.
…
Le dice a Kreacher que regrese en dos días, cuando Voldemort no estará por las fiestas de navidad.
Quién diría que Lord Voldemort aprecia las tradiciones.
…
Pandora le desea suerte. Le desea feliz navidad. Ella dice: Un cuarzo, tócalo y sabré que estás vivo.
Lo baña en pociones y su olor se va. Ya no huele a omega, huele a otro beta más. A Regulus le gusta, si es que muere, estará feliz de morir fingiendo ser un beta.
Kreacher los lleva a la cueva.
…
Regulus corta su palma. Se sube a una balsa. Bebe una poción. Toma el relicario. La poción duele, quema, pero después no y él ya no está sobre una piedra con Kreacher gritando a su lado, no, él está en esa recámara y hay un montón de alfas ¿es un recuerdo? Hay saliva, sangre, está de rodillas. Ellos lo toman. Uno por detrás. Otro por delante. De rodillas. Su hermano sangra frente a él, Sirius se acerca, gotas negras caen por su piel. Todo es gris. Él se acerca y dice: te lo mereces.
En ese momento, Regulus siente como una mano lo jala al fondo del lago.
…
Está sangrando. Kreacher logró sacarlo. Hay agua en sus pulmones. Ojalá no lo hubiera logrado. Están frente a una casa. Todo es gris. Frente a una casa. Todo es gris. No siente su pecho, ni sus piernas. Ni sus manos. No siente nada. Todo es gris. Hay agua en todo su cuerpo. O es sangre. Todo es gris.
Alguien abre la puerta. Es una mujer. Lo apunta con la varita, pero algo la detiene. Allí está su hermano. Hay otro hombre detrás de él. Tiene lentes. Luce sorprendido. Su corazón late.
Regulus ve el café por primera vez.
…
Despierta en un cuarto oscuro. Su corazón late muy rápido. Hay vendas por todo su cuerpo y su olor a omega está en el aire.
Alguien abre la puerta, es una señora. Su corazón late. Esa señora tiene ojos negros. Negros. Negros. La colcha en su cama es azul. Azul, azul.
Ella dice: No te levantes.
Su voz es dulce. Ella es una omega, una buena omega. No es otro alfa. No es otro alfa.
Él no puede hablar.
“Llamaré a tu hermano”
Hermano, hermano.
“Espera”
Regulus no ve a su hermano, él vuelve a dormir.
…
La segunda vez que despierta ya no lo toma por sorpresa. Se acostumbra a los colores. Los absorbe. Los odia. Los ama.
Se levanta y sale al pasillo. El piso es café, las paredes blancas. Regulus se marea. Todo es luminoso. Escucha voces. “Tenemos que decirle a Dumbuldore” “Hay que interrogarlo” “No tiene ninguna marca en el brazo” “Y si es una trampa” “Un espía” “Es el compañero de mi hijo y el hermano de Sirius”
Una voz muy conocida dice: Tal vez ni siquiera es mi hermano.
Regulus baja las escaleras y las voces se callan. Llega al salón y los ve a todos. La mujer dulce está allí, a su lado hay un hombre viejo, un alfa, su compañero. Hay una omega pelirroja y un beta rubio. Su hermano está a lado de otro Alfa, su compañero. Regulus se da cuenta de que tienen los mismos ojos, el mismo tono de gris. Activamente decide ignorar al hombre de lentes.
Todos lo miran. Todos siguen en silencio. Regulus pasa de ellos, ve el café en el centro y se sirve un poco, hace mucho que no toma café, luego se sienta en una de las sillas alejado de todos pero aún a la vista.
Mira un punto alejado, mira una esquina.
—Bueno, antes de que me interroguen ¿Dónde está el relicario?— su voz sale pastosa, su garganta se siente seca, nadie responde—¿Mi ropa? ¿Mi varita?— alza una ceja.
—Te daremos tus cosas hasta que expliques algunas cosas— dice la pelirroja, Regulus la mira, sus ojos son verdes.
Regulus piensa en ignorarla, pero se siente cansado, ha estado cansado desde hace años. Ojalá Kreacher lo hubiera dejado en el lago. Hace una mueca y vuelve a hablar.
—Vale, bueno ¿Por donde empezar?— ve el verde de sus ojos, ella no retrocede—Primero: no soy un mortifago, las putas no merecemos ese honor, por eso no tengo marca— alguien jadea, la chica no dice nada, Regulus aparta la mirada— segundo: Mi nombre es Regulus Black, tengo 18 años, mi madre me entregó a Voldemort a los 14— el café es amargo, es más oscuro que el café de …— y la última vez que recordé tenía un hermano— su voz tiembla, vuelve a alzar la mirada y allí está, el gris.
Sirius no dice nada.
Regulus está enojado. Furioso. Quiere gritar.
Sigue viendo el gris, los ojos de su hermano. —Hace unas noches le robe algo al Señor Tenebroso, así que si ustedes dejan de ser una bola de imbeciles tal vez podamos concentrarnos en matar a Lord Voldemort y no en está mierda— grita—¡ Y alguien dígame dónde conseguir unos putos supresores y deme el puto relicario!— termina. Exhala, inhala.
La sala sigue en silencio. Nadie le cree. Huele a Canela, manzanas y … y … Lluvia de verano. Regulus quiere vomitar.
Se aleja más. Hay un lazo. Tiembla. Hay colores. Un hombre con lentes. Su hermano sigue sin decir nada. Nadie dice nada. Tal vez eso es todo. Otra cosa que merece.
Vuelve a ver los ojos de su hermano. Su hermano tiene el pelo largo y aretes. Su hermano que lo cuidaba, que lo protegía. Su puto héroe.
—Por favor Sirius, soy yo— Regulus ruega. Son solo ellos separados por una mesa en un salón.
Sirius no dice nada, él se levanta y Regulus piensa que es el fin. Es el fin. Sirius se va como siempre. Se aleja. Allí termina todo, por fin.
Pero no, su hermano se acerca y al inicio Regulus salta y su hermano luce desecho y duda, pero después Regulus se acerca, lo recibe, lo acepta y lo abraza. Escucha el latido de su corazón.
Sirius susurra: Reggie, Reggie, Reggie, mi hermanito, estás vivo, estás vivo. Y llora.
Regulus por fin regresa a casa.