
La visión de un postulante a héroe
El grito de Hermione se escuchó por toda la habitación despertando a todos sus habitantes: Harry, Ron, Neville, Dean y Seamus; los dos últimos, quienes la miraron con molestia y se volvieron a acostar tapándose con las sabanas.
De igual modo, Neville se volvió a dormir, pero no sin antes mandar un saludo y sonreír a lo mencionado, quien agradecida correspondió y dirigió su atención directamente a sus dos amigos.
Ron le lanzó una mirada cansada e ignorando su presencia, volvió a su posición original, cerrando las rojizas cortinas y acostándose a sus espaldas. Por su parte, Harry atinó a tratar de calmarla, temiendo que su poderosa voz despierte a todos sus demás compañeros.
—No me pides que me calme Harry, sabes que si no los despierto llegarán nuevamente tarde. —respondió molesta— Hoy nos toca clase de pociones a primera hora y el profesor Snape no nos tiene precisamente en un pedestal.
Harry se estremeció al escuchar la mención del profesor que parece odiarme fervientemente y disfruta ponerlo en ridículo más que otra cosa en el mundo, pero tomando valentía decidió contestar.
—Sí, lo se Herms pero…
—Pero nada Harry y tú —señala a Ron, acercándose a su alcoba— ¡RON DESPIERTA, FALTAN CINCO MINUTOS PARA LAS CLASES!!!—grita a todo pulmón. Y Harry puede apostar a que se escuchó por medio Hogwarts.
El audido se sobresalta cayendo de su cama y no es el único, ya que sus demás compañeros se levantan como disparados por proyecto para terminar en iguales condiciones. Con alumnos ya levantados y un sapo saltando por toda la habitación, Hermione, satisfecha por su logro, venta de la habitación, avisando espera a Harry y Ron en el comedor.
Los aludidos solo les queda resignarse y preparar sus túnicas para el comienzo de una nueva semana de clases.
En que llegar universo vamos tarde si todavía faltan 30 minutos— piensa Harry, pero no queriendo probar su suerte, se cambió y junto con Ron bajan hasta el comedor donde seguramente los estarán esperando su amiga.
—Aaah —bosteza Ron— Tengo tanta hambre que podría comer todo el bufet completo y seguiría lamentándome —menciona y Harry sonríe por sus ocurrencias.
—Realmente no entiendo como haces para levantarte los fines de semana, yo no podría —dice, aguantando otro bostezo.
—Tengo el privilegio que el mismísimo Oliver Wood me despierte con su armoniosa voz para las prácticas de Quidditch —responde Harry sarcásticamente, sacando un poco de su humor mañanero.
En consecuencia, ambos se ríen y entre conversaciones llegan hasta el comedor, donde prosiguen a sentarse al lado de Hermione. Ella los miró y entre pequeñas pausas se sirve el desayuno.
Harry hace lo mismo, degustando la comida o en caso de Ron, devorándola, siendo rápidamente reprendido. Dando como resultado una discusión sobre los modales en la mesa por parte de Hermione y un irritado Ron por ser interrumpido.
Así, viendo que esto iba a durar unos minutos más, Harry fija mi atención en mirar alrededor de las demás mesas, poniendo mayor énfasis en la de Slytherin. Aquí es donde nota un vacío extraño en su mesa y miradas consternadas y disimuladas en dirección a la entrada del comedor.
—Parece que Malfoy y sus amigos no asistieron —dice en voz baja, alegrándose por tener paz, al menos en el desayuno. Harry reanudó su desayuno distrayéndose con las conversaciones alegres de sus compañeros.
Al final, Malfoy no se presentó en la clase de pociones ni en ninguna otra clase, por lo que Harry pudo escuchar al pasar cerca de la mesa de Slytherin.
Ok, eso es extraño.
Así que ya sentado decide consultar con sus amigos, claro de manera sutil.
—Oigan, hoy tuvimos un día tranquilo, ¿no?
—Sí, hasta puede decir que ha sido uno de los mejores responde. —Ron— Obvio si Malfoy no estuvo para molestarnos.
—Esta vez concuerdo contigo Ron —afirma Hermione.
—Hablando de Malfoy…..no creen que sea sospechoso que haya faltado hoy —interviene Harry como quien no quiere la cosa.
—Me importa muy poco si Malfoy es tragado por el calamar gigante o secuestrado, o incluso si está tirado por allí -pronuncia Ron amargamente— Un día sin él y su séquito es como estar en el cielo —finaliza con una sonrisa.
—¡RON! —exclama Hermione escandalizada— No digas esas cosas a la ligera, —reprocha— nadie se merece eso ni siquiera Malfoy.
—Pero Hermione
—Pero nada Ron —responde ella y voltea a verlo.
—Harry, Malfoy seguro está enfermo, no creo que esté tramando nada —contesta
—Pero —Harry trata de objetar.
Ella solo le dirige una mirada. Fin de la discusión, concluye Harry para hablar de otros asuntos como averiguar sobre el contenido del paquete que tenía ese “perro” en su dominio, no cabe mencionar que fue uno de los mayores sustos que los tres junto con Neville se dieron al presenciarlo. Y así pasó el fin de semana con prácticas matutinas de Quidditch, visitas a la biblioteca a las que Harry y Ron fueron arrastrados por parte de Hermione para realizar los deberes, clases y más clases.
Creo que olvide mencionar que Malfoy y sus amigos no se vieron cerca…..menos mal.
Como resultado llegó el lunes; Hermione vino de nuevo a la habitación de los niños y como ya era costumbre, los levantó con un grito y procedió a retirarse, esperando a sus amigos en la entrada de la sala común.
Ron y Harry se cambiaron y junto con Hermione fueron al gran comedor. Ron se sirvió una gran porción de pollo y con sus manos empezó a comer, hecho que ocasiono un reproche por parte de Hermione, pero como siempre Ron la ignoro. Por su parte, Harry prefirió servirse tarta de melaza con jugo de calabaza.
Así trascurrió el desayuno y tocó dirigirse a su primera clase: pociones dobles con Slytherin.
Harry se sorprendió mucho, no solo llegar a tiempo, sino cinco minutos antes de iniciar la clase, tomando en cuenta que él y Ron tenían el récord de mayor tardanza en todo lo que va del primer año. Por supuesto sus compañeros y sobre todo el profesor Snape no cabían en su asombro, este último, sin embargo, se recompuso casi al instante y paso lista.
Como de costumbre, Harry tuvo de compañero a Ron; Hermione delante de ellos junto con un compañero que él no recuerda su nombre, al lado opuesto de Slytherin reunidos como siempre estaba Malfoy y su séquito recién aparecido. Harry no pudo evitar notar el comportamiento anormal de su irritante compañero.
Tan silencioso y tranquilo, solo conversando a susurros discretos con sus amigos y dando uno que otro vistazo por el rabillo del ojo al salón en general. Había algo diferente hasta en la manera en que miraba desinteresadamente el trabajo de mesa, no era como las otras veces, siempre confiado en lo que hacía, moviéndose con fluidez y alardeando de sus conocimientos con una sonrisa de superioridad. No, ahora esta vez, se encontraba sentado cómodamente en la silla, con uno de sus codos presionando la tabla de ingredientes mientras pasaba distraídamente uno de sus dedos sobre la etiqueta de diseño. Sus ojos parecían trasmitir curiosidad, inspeccionando el objeto como si fuera la primera vez que lo veía. A Harry le pareció sospechoso.
Ron le dio un codazo no tan disimulado cuando Snape empezó a caminar por el salón, analizando cada trabajo con ojo crítico y desdeñoso. Los maliciosos comentarios no se hicieron esperar, Harry optó por seguir cortando los ingredientes para su poción, el color amarillento no era un buen presagio, pero al menos esperaba poder convertirlo a un tono más azulino para el final de la sección.
No fue una rareza asumir que Neville explota un caldero por cada clase que dicta el profesor Snape. Esta vez su desafortunado compañero fue Seamus, quien al ser el más cercano fue el más afectado: su piel se llenó de quemadoras y tonalidades moradas. El caldero se convirtió en una cosa uniforme que botaba sustancias viscosas y ácidas por el salón, todos los que se encontraban cerca de la circunferencia del daño tuvieron que subirse a sus respectivas mesas para evitar el alcance, Harry, como era habitual, se ganó un regaño. de Snape antes que este gritara enojada sobre la incompetencia de Neville y le ordenará desde la enfermería.
La situación después no mejoró mucho, ya a pesar de las indicaciones de Hermione, Harry y Ron no consiguieron acabar con una poción aceptable, ya que termino adquiriendo un tono verdoso en vez de azul.
En su defensa no sabía que era necesario remover 5 veces la poción antes de servirla….Aaah, como Harry, odiaba las pociones.
Unas horas más tarde, ya en clase de trasformaciones con la profesora McGonagall, se pusieron a trasfigurar cerillas. Harry pudo concentrarse mejor, no hace falta decir que Hermione fue la primera en conseguirlo ganando 10 puntos para Gryffindor y una felicitación por parte de la profesora, diciendo ser la segunda persona más destacada en su clase.
Grande fue la sorpresa que se llevaron al enterarse del buen desempeño que mostró Malfoy, eso por supuesto a palabras de la misma profesora. A esto le siguieron diferentes halagos al mencionado en las siguientes clases por parte de los docentes; Harry se asombró que hasta el profesor Binns de Historia de la Magia lo pusiera como ejemplo, considerando que no tiene muy buena visión respecto al desempeño de sus estudiantes.
Después de finalizar las clases, Harry y sus amigos nos dirigimos al Gran comedor, sentándose y empezando a degustar los deliciosos platillos. Así, entre conversaciones, risas y anécdotas humorísticas por parte de los gemelos Fred y George Weasley acabaron la cena. Por lo que despidiéndose de Neville, los gemelos y Dean Thomas, que practicaba encantamientos que cambiaban el color de las tazas, se encaminaron hacia la salida. Ni siquiera habíamos atravesado la puerta cuando Harry, Ron y Hermione se toparon con Malfoy y sus compinches.
Automáticamente, Harry y Ron se pusieron en guardia esperando una insinuación de Malfoy para responder.
Harry lo estaba observando vez con más detenimiento. Malfoy pareció devolverle la mirada por unos segundos antes de caminar con aburrimiento hacia la salida. Sin embargo, sus acompañantes no lo siguieron.
Parkinson, la única otra niña del grupo reunido aparte de Hermione, los miró con una sonrisita de superioridad que a Harry le resultó irritante, pero fue Ron quien se adelantó.
— ¿Qué quieres Parkinson? —preguntó secamente.
Ella los observó con una animosidad contenida en sus ojos, Zabini a su lado, le susurró algo que hizo que su sonrisa desdeñosa se ensanchara.
—De ti nada, Weasley. No creo que tengas siguiera algo que ofrecer considerando tus antecedentes —respondió con su habitual tono pretencioso. Zabini se río por lo bajo.
—Ninguno de ellos tiene presencia, Pansy —hablo Zabini con una sonrisa complaciente— Un cuatro ojos, un traidor y un ratón de biblioteca, realmente son el trío perfecto.
—Al menos nosotros no fingimos ser algo que no somos —cortó Hermione con dureza, Ron avanzando fervientemente.
El comentario pareció divertir a Nott, quien se había mantenido al margen hasta ahora.
—Pansy, solo estar en presencia de ellos me enferma. —señalo distraídamente— Cuidado, no queremos contaminarnos.
—Los únicos que se van a contaminar son ustedes, con su lengua venenosa de víbora —exclamó Harry fríamente.
—Quítense del medio, idiotas —chilló Parkinson con molestia— que algunas personas con clase queremos pasar.
—¡Parkinson! —gritaron Harry y Ron viéndola con ojo.
—Chicos, cálmense —hablo Hermione, tratando de parar la discusión.
—Tú no hables sangre…. —expuso Zabini, pero fue interrumpido por el llamado de Malfoy.
Harry agradeció internamente porque no creía haber podido contener a Ron de lanzarse sobre el Slytherin.
—Blaise, Pansy, Theo, ¿Por qué aún están con ellos?, no me hagan esperar —la entonación salió más demandante de lo normal.
—Miren, Malfoy los está llamando, vamos, vayan corriendo donde su amo —se burló Ron, haciendo algunos sonidos de ladridos. Hermione lo miró con desaprobación.
Ahora era Zabini quien era contenido por Nott. Parkinson le dijo algo en voz baja que logró apaciguarlo, sin embargo, no quito el hecho que le diera una mirada de muerte a Ron, siendo correspondida por este.
—Nos vamos —anunció Nott y sin darle una segunda mirada a Harry o a sus amigos, arrastro a Parkinson y Zabini con él.
Esto como resultado ocasiono una discusión sobre si Malfoy defendió a Hermione o no para luego ir de vuelta a la sala común. Por su lado, Harry se sentía confundido acerca de la extraña actitud de su rival, pero mejor decidió, y por primera vez, concentrarse en las tareas que le dejaron hoy en clases.