Chapter 2
Harry se despertó con la cabeza palpitante, sus extremidades parecían hechas de plomo; abrió los ojos lentamente, la habitación era demasiado blanca y brillante. Tardo unos segundos antes de ajustar su vista.
Miro a su alrededor y noto que estaba en una sala privada, vio un goteo intravenoso que iba hasta su mano sana, acerco la otra mano para arrancárselo, su muñeca aún dolía, pero al menos podía moverla; con cuidado se paró de la cama, sus pies estaban bien, como si nada les hubiera pasado, el escozor de su mejilla y los cortes en sus brazos también habían desaparecido.
Tenía que salir de aquí, estaba lo suficientemente bien como para llevarlo por su cuenta en este momento, pero solo tenía la bata de hospital, no podía irse así; busco en el pequeño armario que estaba en una esquina y encontró su ropa en el cajón inferior, estaba rasgada y sucia, pero podía arreglarlos fácilmente. Luego de cambiarse y reparar su ropa, tomó su varita, listo para hacer una aparición en cualquier parte que Hermione y Ron pudieran estar.
No paso nada.
¿Qué?
Volvió a intentarlo, esta vez pensando en un lugar diferente.
Aún nada.
¿Pasa algo con el hechizo?
Estaba seguro de haber dicho las palabras correctas, estaba haciendo todo bien, pero por alguna razón el hechizo no estaba funcionando; bien, todo está bien, no puede perder la calma ahora, si no puede irse de aquí mediante la magia, tendrá que hacerlo a la antigua.
Abrió suavemente la puerta de la habitación, casi no había personas en el pasillo, trato de ser lo menos sospechoso posible, camino por el lugar sin mayores problemas, tal vez algunas miradas por su ropa sucia pero nada más.
Vio el ascensor no muy lejos y se acercó a él, presiono el botón y mientras esperaba su pie empezó a rebotar (cálmate, cálmate, ponerse ansioso ahora no servirá de nada).
Las puertas se abrieron y vio a una mujer con la mirada fija en su portapapeles, probablemente una doctora; se apresuró a entrar, pero no pudo evitar chocar con ella mientras iba de salida.
-Lo siento- se disculpó mirando a Harry -espera- la oyó decir mientras la perdía de vista, la mujer sostuvo una de las puertas antes de que se cerrara por completo y lo miró directamente a los ojos- eres el chico de la 403.
En serio, ¿por qué nada le sale bien hoy?
En menos de un segundo, Harry salió disparado del ascensor, necesitaba encontrar una ventana o escaleras; pudo escuchar a la mujer llamándolo y diciendo algo más que no pudo comprender, seguido de varios pasos.
Necesitaba encontrar una ventana o la escalera, lo que fuera más rápido; paso otras dos esquinas antes de que un guardia de seguridad se interpusiera en su camino.
Sin pensarlo, sacó su varita y lanzó un hechizo para alejar al hombre, sus ojos se abrieron; ahora si estaba en serios problemas, acababa de lanzar un hechizo a un muggle, no fue su intención, fue una acción refleja. Jamás intentaría lastimarlos.
Antes de sus pensamientos consumirán su mente, Harry pudo ver como si una barrera se formara frente al guardia, como un escudo que repelió su hechizo; sus ojos se abrieron de par a par, ¿era un brujo? No tuvo tiempo de pensar nada más antes de que el guardia cargara contra él, por suerte, logro esquivarlo, pero no pudo evitar tropezar con la pata de una de las sillas para visitantes del pasillo contiguo, cayendo torpemente en un montón en el suelo.
El guardia lo levantó y lo sostuvo fuerte, no lo suficiente como para lastimarlo, pero sí para que no volviera a salir corriendo. Un momento después vio a tres enfermeras seguidas de cerca por la doctora con la que se encontró antes.
Estaba hablando por teléfono con alguien.
Quizás los demás tenían razón, tal vez está maldito.
Shota estaba en medio de su clase cuando oyó el timbre de su celular, sus estudiantes estaban resolviendo una prueba que les acababa de dar, no iba a contestar, pero algo dentro de él le decía que tenía que hacerlo.
-Volveré en un momento- dijo saliendo de su saco de dormir y dirigiéndose hacia la puerta.
Era un número desconocido, dudó un segundo antes de contestar finalmente.
-Eraser- dijo una voz femenina del otro lado- tu chico está despierto- Shota sintió un peso levantarse de sus hombros al oír eso.
-¿Está bien?- pregunto rápidamente.
-Lo suficiente como para intentar huir- soltó un suspiro.
-Ve si puedes mantenerlo en el hospital hasta que termine aquí, iré lo más rápido que pueda- dijo con su mano masajeando sus ojos adoloridos, por supuesto que el niño intentaría irse.
-Lo haré, no te preocupes- dijo antes de colgar.
Tendrá que llamar a Tsukauchi para que también valla al hospital, necesitaban encontrar a los padres o a algún otro tutor del niño. Necesitaba saber que es lo que le paso para poder ayudarlo.
Volvió a la clase y se metió en su saco de dormir, miró atentamente a sus alumnos; el niño no era mucho mayor que ellos, tal vez solo uno o dos años de diferencia, no podía esperar para encontrar al bastardo que prácticamente torturo al pobre chico. Nadie se mete con los niños, en especial si están bajo la mira de Shota.
Respiró hondo antes de volver a cerrar los ojos y esperar a que todos terminaran la prueba.
No pasó mucho tiempo antes de que la jornada escolar acabara. Llamo a Tsukauchi mientras terminaba de organizar su papeleo y en este momento se estaba dirigiendo con su auto al hospital lo más rápido que podía.
Al llegar fue directamente a la habitación del chico, pero en el camino se encontró con la Dra. Naomi que lo salió y le pasó su portapapeles.
-El chico está bien ahora, logramos que se calmara y aceptara quedarse en el hospital hasta que llegaras- dijo viéndolo leer- no tienes que preocuparte por su salud física en este momento Shota, sino en su salud mental, el chico obviamente está traumatizado y, por sus reacciones, está claro que no es la primera vez que pasa algo así de grave.
Shota tenía la boca seca, ella solo lo llamaba por su nombre cuando estaba molesta, y era obvio el porqué, no estaba molesta con él, sino con quien quiera que allá dejado así al niño. La información que tenía en sus manos era bastante preocupante y reveladora, no solo hablaba de las lesiones con las que llegó al hospital, también enumeraba distintas lesiones pasadas; no estaba dispuesto a dejar que esta situación continuara, devolviendo el portapapeles a Naomi y agradeciéndole por su ayuda, entró a la habitación.
Tan pronto como la puerta se abrió, el niño lo miró fijamente, había algo en sus ojos, una emoción que no podía identificar, pero sabía que era el resultado de toda esta experiencia; antes de que tuviera la oportunidad de hablar, el niño sé paro de la cama y se dirigió hacia la puerta, Shota inmediatamente bloqueó su camino.
-¿Qué? Dijeron que podía irme una vez que llegaras, ahora estás aquí, eso significa que me voy- se movió hacia un lado para esquivarlo, pero Shota volvió a ponerse en frente de él- escucha, te agradezco por lo de anoche, pero necesito irme, tengo cosas que hacer.
-Aún no puedes irte, no estás en condiciones de irte por tu cuenta- dijo intentando que el niño vuelva a la cama- además, sé que esto probablemente no te agrade, pero necesito que me digas que fue lo que te paso- los ojos del niño no se apartaban de él- quiero ayudarte, pero para eso necesito que tú me ayudes.
-Lo se- dijo en un tono neutro- pero no puedes ayudarme y ya no necesito ayuda, estoy bien por mí mismo.
-Hace unas horas estabas tirado en medio de un callejón, lesionado y sin siquiera poder caminar, no pienso dejar que te vayas por tu cuenta- No le gustaba hablarle así, pero era la única forma de que entendiera que no iba a dejarlo irse así nada más.
El niño lo miró a los ojos buscando algo, no estaba seguro del que, pero soltó un gran suspiro y volvió a la cama; Shota estaba aliviado de que al menos estuviera de acuerdo en quedarse más tiempo.
-Escucha, sé que esto no va a gustarte, pero necesito que me digas qué fue lo que te pasó- Shota dijo más suavemente- no tienes que hacerlo ahora, estamos esperando a alguien que nos ayudará- el niño nunca dejo de mirarlo, estaba empezando a sentirse como si el que está por ser interrogado será él.
Antes de que pudiera seguir hablando, se oyó un golpe en la puerta y se dio la vuelta para poder abrir, del otro lado estaba Tsukauchi con sus portafolios, lo saludo rápidamente y lo dejo entrar; ambos tomaron las sillas que estaban en una esquina de la habitación y las llevaron junto a la cama.
-Hola, soy el detective Tsukauchi- dijo suavemente- voy a hacerte unas preguntas si no te importa.
-Por supuesto que me importa- dijo levantando una ceja.
Logro que entrara en razón, ahora debía lograr que coopere.